Partida Rol por web

Bueno...

Digamos que fue por lo que me capturaron.

Entonces yo no conocía a Hernandez, y me contrataron para un trabajito, junto con este COBARDE!! dice dirigiéndose a la habitación, esperando que Temüjin se de por aludido, Quieres hacer el favor de salir de una vez?!?

Teníamos que robar un cofrecito , y cuando la tuvimos, nos traicionaron...

Pero ya hablaremos de eso luego. supongo que tendrá que ver con algo de todo lo que ha pasado...

Venga... Haz el favor...

Estos son... duda un instante... de fiar... mas o menos.

Mas o menos??... Lo que faltaba... ahora desconfianza entre nosotros los buscados... La suerte juega con nosotros...

Y la cajita esa que contenía?? Por curiosidad...

Ya te lo contaré... Mas tarde...

La puerta se cerró tras ellos y el hyrcanio estaba justo detras. Un peligroso cuchillo Zhaivar estaba en su mano, listo para matar.

-¡Haced mas ruido si os veis capaces!.- Temujin los miró a todos y cada uno de ellos a los ojos.

Temujin iba vestido como un nomada del desierto, telas oscuras y botas  suaves. Sus armas estaban perfectamente pegadas a su cuerpo, para no hacer ningun ruido. Su arco estaba desmontado a su espalda, junto con el peligroso espadon Tulwar, conocido por su habilidad para cortar cabezas. Su petate era ligero como el propio hyrcanio, llevando solo lo indispensable. Sus ojos eran oscuros y rasgados, como su bigote, que caia en dos flecos junto a su boca. Su cabello de pelo liso estaba enfundado en un gorro de cuero oscuro. Sus antebrazos y pantorrillas estaban ajustados al cuerpo con telas para facilitar el movimiento en el combate y el sigilo.

-Y sabed que no podríais haber contado mas de vosotros y vuestras intenciones en tan poco tiempo.- Con agilidad se acercó a la ventana para observar la calle, oculto en las sombras. Despues comprobó la puerta y el pasillo. Cerró con cuidado y se volvió al resto. -Hablaste de venganza Vizarro, habla ahora.- Dijo tras agacharse y apollarse contra la pared.

Por fin Temüjin!

Esa manía tuya por esconderte no era necesaria ahora, pero será util esta noche.

Me costó encontrar esta casa, pensé que te habían matado ya, como mataron a tu hermano.

Vizarro se dirige a una silla con la intención de sentarse, pero viendo el estado de la silla y de la mugre que hay encima de ella, solo pasa un dedo por el respaldo, que queda untado en polvo y hollín, que se limpia con el fleco que cuelga de su camisa... finalmente, se queda de pie,

Bueno, tendremos tiempo de hablar de eso mas adelante.

Este es Domingo, un amigo mio de hace tiempo; y estos son amigos suyos, supongo.

El caso es que todos estamos hartos de lo que están haciendo en la ciudad Ramirez, Hernandez y  Villagro, y vamos a ponerle fin a muchas cosas. Todos tenemos nuestros motivos, y tu tienes el tuyo, pero eso no importa, el caso es que estamos todos del mismo lado

Se que llevas tiempo escondido pero es momento de hacer algo. Y esta noche vamos a darle un golpe a Villagro del que no se va a recuperar facilemente, y posiblemente, revanarle el cuello a Ramirez, y a cualquiera de sus hombres que se interponga por medio.

Pero ahora el tiempo apremia.

Te lo explicaremos todo en un lugar de confianza, "El Perro Mugriento". No nos encontrará nadie. Pero tenemos que partir ya, esta noche empieza todo. Y podrás vengar a tu hermano...

eran hermanos, no?? bueno, es igual...

Estás listo?

Pues Vámonos.

Wulferic se acerca a la mesa, que, nos vamos o que, mi carganta me pide una cerveza fria

-Primero quiero saber con quien me juego el cuello, antes de ir a beber. Yo soy Temujin, ladron y arquero. Pero tambien se acuchillar cuando la situacion lo requiere. ¿Quienes sois, rufianes?-

-Rufianes? Jajaja que lenguaje más curioso usa este tío. Exclama el zingaro.

-Yo soy Domingo Fernandez, un gran pirata. Extiende su mano hacia Temüjin.

Yo soy Wulferic, vengo del norte, y solamente por eso los guardianes me estan buscando para detenerme. Y quiero saber porque.

De pié, con el arco a modo de bastón.

Bien, pues yo soy Tauren, un comerciante nemedio... Solo estoy aquí por que me pesiguen los hombres de Villagro... No pienso dejarme cojer para que me hagan mitra sabe qué...

-Yo estoy con Wúlferic en esto, no se que demonios está pasando en esta ciudad, pero si alguien tiene problemas conmigo o los de mi raza, yo los tengo con él! Y por las barbas de Ymir que le retorceré el pescuezo con mis propias manos!

Bien, creo que ya ha habido algo de cháchara... Falta uno mas, que se reunirá luego, así que mejor no hablemos tanto ahora.

Los detalles los aclararemos luego...

Se un camino por el que no nos encontrará nadie, pero tener los ojos aviertos igualmente.

Seguidme.

Vizarro sale muy decidido por la puerta sin fijarse en quien le sigue y quien no.

Domingo sale sin vacilación tras Vizarro.

Tras caminar por las calles asoladas de Kordava, os dais cuenta que nadie se fija en vosotros. Ni os reconocen ni les importáis, incluso lo guardias de la ciudad os piden ayuda para apagar algún fuego o retirar cadáveres de los escombros o las calles. Ayudarlos o no es cosa vuestra, nadie os va a detener.

Ha sido una batalla intensa pero corta, y Kordava es una gran ciudad que ha soportado muchas guerras. Se recompondrá en unos días.

Es algo loable de los Zíngaros, la capacidad para salir adelante de las penurias y los momentos de crisis, aunque es un rasgo menos conocido que su afición por la traición y las puñaladas traperas.

Algunas personas lloran frente a los cadáveres de sus seres queridos o por la pérdida de sus pertenencias, pero también hay cadáveres que nadie reconoce.

Cuando pasáis por el dique os fijáis que las picas donde colgaban las cabezas de los familiares de los filibusteros que visteis el primer día ahora ya no están. Han sido taladas a golpe de hacha.

Unos minutos mas tarde Temüjin encuentra la casa de Cristina, no muy lejos de la suya.

La casa parece que ha salido bien parada, solo un poco chamuscada por la parte de arriba, por el fuego de otro edificio cercano. Simplemente tendrá goteras una temporada.

Al llamar a la puerta, una mujer castaña con el pelo rizado abre el madero y os mira.

Va vestida con ropas marrones, que aunque parecen viejas, marcan muy bien su cuerpo y dejan insinuar casi todas sus curvas con flecos y chorreras.

Su pelo y la cara están adornados con joyas de oro y pircings en varios sitios. Es muy atractiva aunque no está de muy buen humor ahora mismo.

-Quienes sois? Que queréis?

estamos buscando a una tal cristina, ya que hemos oido hablar de ella.

necesiariamos de sus servicios.

La joven, tan arisca como es normal en ella responde:

No habéis contestado ninguna de mis preguntas.

Y cierra la puerta de nuevo.

Temujin se acerca a la puerta para poder hablar bien bajo.

-Sabes de sobra quien soy, y quien es él. Tienes ojos en todas partes. Hay oro, y hay un servicio que necesita de brujerias. ¿Estas dispuesta?-

La puerta vuelve a abrirse.

Aaah! ya se quien eres... Eres el Hyrcano que siempre me mira cuando tiendo la ropa!

Pasad antes de que os vea alguien.

Entráis en la casa de la mujer. No es muy diferente al resto de casas de la zona, pequeña y simple. Bastante roñosa y no especialmente mas limpia que la de Temüjin.

La decoración es la típica de una casa Zíngara: poca, muebles simples, algún detalle, bordado en los manteles o similares.

La única diferencia es que aquí también hay extraños colgantes en las vigas del techo, cortinas echas con huesos pequeños, velas de diferentes colores...

Hay un pequeño lagarto en el respaldo de una de las sillas, en la cual se sienta Cristina y lo acaricia suavemente, el lagarto le devuelve la caricia levantando la cabeza para que la bruja le rasque debajo del cuello mientras emite un sonido muy extraño, como si fuera un mezcla entre el ronroneo de un gato y el ruido de un camello escupiendo una flema.