Partida Rol por web

Una isla maravillosa, con largas playas de arena blanca, arrecifes, millas y millas de selva virgen, ruinas antiquísimas... Y lo mejor, sangre y ron para dar y tomar.

La isla de Tortuga siempre ha sido el refugio perfecto para cientos de piratas que asolan las costas del mar occidental, así como el hogar de algunas tribus de Pictos salvajes.

La única ley que hay aquí es la del capitán mas fuerte y en el puerto se puede encontrar casi cualquier cosa.

Observa el lugar con cierta repugnancia dibujada en el rostro. Aquello era demasiado, incluso para un bárbaro salvaje del norte. Estaba claro que no podía fiarse de nadie, y menos aún en un lugar como aquel. A partir de ese momento debía vigilar su espalda con más detenimiento.

- Este lugar está condenado - Examina las mesas cercanas mientras se sienta junto al Cimmerio

Si algo se podía decir de Valenso es que no se escondía. Sin disimular una mueca de cívico desagrado al ver tanta violencia desatada (a Valenso le gustaba una violencia más fina, más zingaria, por así decirlo), el noble avanzó junto a Amra hasta llegar a la mesa y una vez allí tomó asiento. Valenso observaba todo con curiosidad, a pesar de su pretendido aspaviento.

No todos los días uno estaba en la guarida de los enemigos ancestrales de tu pueblo. De uno de los enemigos ancestrales de tu pueblo, mas bien.

- Me gusta la idea de para después - reconoció con una medio sonrisa inquietantemente elegante y predadora- Pero decidme, Amra, ¿cual es vuestro plan?

Ha sido un viaje ajetreado, pero por fin habéis llegado.

El ajetreo del puerto ha facilitado que os hagáis con un pequeño bote con vela. es mas que nada una cáscara de nuez, en la que apenas cabéis los dos.

Temüjin nunca ha sido un hombre de mar y decide quedarse con los demás, en "Las Nueve Espadas"

No es una buena idea que dos Filibusteros conocidos y fanfarrones como Mariano y Julián aparezcan por esa isla, y menos en su estado.

La pequeña barca apenas logra aguantar el oleaje del océano, y los últimos dos metros hasta llegar al muelle debéis hacerlos nadando, o pegando un salto. Vuestro pequeño barquito ahora descansa en el fondo de ese puerto de cristalinas aguas, solo manchado por algún que otro cadaver de pirata, que ha muerto ahogado por intentar nadar demasiado borracho, o al que hayan apuñalado por un par de monedas.

Ante vuestra vista, una enorme isla casi paradisíaca de montañas irregulares cubiertas de espesa vegetación tropical o selvática, con playas larguísimas de arena blanca y fina, o con abruptas extensiones de piedra negra volcánica y acantilados.

Vosotros os encontráis atracados en lo que parece un puerto natural, protegido por acantilados bajos a ambos lados, donde se ha construído una escueta ciudad portuaria, con una docena mas de barcos atracados en ella.

La ciudad es entre hermosa y salvaje. Con cientos de pequeñas casitas de madera con pasarelas que las unen unas a otras, calles de tierra, burdeles, tabernas de mala muerte de las que salen y entran borrachos, sin tener ninguna preferencia horaria. También hay una pequeña plaza, con una casa bastante grande, aunque hecha de madera también, y una estatua en el centro.

En ella, comerciantes y bribones comercian con sus botines o venden a buen precio las provisiones que traen desde tierra firme.

Está claro que esto es un nido de piratas. Y por si fuera poco, piratas Barachanos. Su aspecto y atuendo los delata tanto como su burdo y basto Argoseo, idioma que parece que es el que rige en esta isla.

Vuestra llegada no pasa desapercibida, pero parece que a nadie le importa.

Vosotros diréis por donde empezáis.

El negro que venía en el barco con Amra llega a la mesa con una botella de ron en cada mano y las pone sobre la mesa.

-Bebed.

Dice bruscamente, se nota que no domina la lengua demasiado bien.

Capitán. Los hombres están cansados y heridos. Planifiquemos bien el siguiente paso.

Caballeros, hoy hemos dado un gran paso para derrocar a mi padre.

Hernandez era un tipo muy peligroso no solo para nosotros sino también para ellos. Pero no hemos acabado con esto.

Ramirez.

Ramirez es un grandísimo cabrón. Durante la guerra estuvo del lado que mas le convenía e hizo auténticas masacres con nuestra gente.

Ahora sirve a mi padre, y todos su hombres son totalmente fieles.

Estoy segura de que si le hacemos desaparecer, no será capaz de mantener a todo el ejército unido.

Valenso asintió a las palabras de Sancha, pero observó pensativo a Amra.

- Sigo sin entender cual es el propósito de los dos en todo esto. Es cierto que Ramirez y tu padre no son de mi agrado, y es cierto que deseo derrocarlos antes de que puedan matar a más zongarios. Pero no olvido que tus hombres, Amra, son barachanos. Y los barachanos nos odian. ¿Puedes prometerme que no planeas destruir Zingaria, ni apoderarte de ella, ni ayudar a los barachanos a hacer alguna de las dos cosas? - pregunto mirando a los ojos del bárbaro

JAJAJAJA.

De donde has sacado eso, "Jovencito"??

Yo no tengo nada que ver con este puñado de perros.

Dice al tiempo que pega un gran trago a la botella.

Yo voy por mi cuenta, y mis hombres, con migo.

No quiero ver como Zíngara está bajo el mando de un loco. Y menos bajo la corona de otro.

Mi padre pretende reinstaurar la monarquía que tanta sangre costó derrocar, y los Aquilonios también vienen a por la corona, solo que para ponerla en la cabeza de un títere que muevan a su antojo.

Simplemente no vamos a permitirlo.

Echa un trago de una de las botellas sintiendo como rasga su garganta. Nada mejor que algo de alcohol para olvidar el dolor de las heridas.

- No os ofendáis, pero a mi me importan poco vuestras ciudades, y menos aún las aburridas intrigas palaciegas. Sólo quiero vengarme de esos malnacidos, y cuando lo haga, me marcharé de este lugar infecto.

Viendo mi estado fisico, y las heridas que aun tengo curandoe en el pecho, busco con mi mirada alguna curandera o parecido que me pueda ayudar. y de paso le podria preguntar algo de informacion sobre la isla.

No se tu, pèro yo sigo herido por la visita a la catacumbas, y no me iria mal una curandera. comento a domingo

 Domingo asiente con una mueca. Había prestado tanta atención al resto, que ni se había acordado de curarse. "Maldita sea, como pille algo, esos hijos de estigio se van a enterar!"

Asegurándose de que tapa la mayor parte que puede de su cuerpo, Domingo sigue al grandullón en busca de algún sanador o curandero.

Podrás vengarte si es lo qe quieres. No tengo ningún interés en que mi padre viva.

Por lo que sabemos, Ramirez es poco mas que un putero. Un putero muy cabrón con mucho poder de convicción y una grandiligencia con sus hombres, pero como todos los soldados, un putero al fin y al cabo.

La idea es pillarlo cuando esté con los pantalones bajados y clavarle una buena puñalada

Ya me entendéis, jejej

Hace una pausa esperando que su broma haga algo de gracia, aunque tampoco le dá ninguna importancia a que riáis o no.

Pero es mejor que esperemos unas días y descansemos tanto las heridas como los ánimos. Ahora la ciudad sera un cáos y no creo que visite mucho el burdel.

Domingo se para pensativo un instante. Ha escuchado una conversación de un par de bribones borrachuzos y unas palabras le han resultado familiares. "El Mono Borracho? De que me sonará eso?.... ah espera!"

 -Hey grandullón, llama a wulferic vayamos al Mono Borracho ese. Creo que por allí se consigue bastante información. Quizá encontremos alguna indicación de donde podemos pasar la noche y ya de paso informarnos de como está el estado de los prisioneros en la isla.

- ¿Entonces la idea es atacar con vuestros hombres mientras un grupo pequeño se encaga de Ramirez?

Bien, vayamos. responde el norteño, aqui estamos en tu territorio, rodeados de piratas y malhechores. dice riendose entre dientes

 -No te equivoques, grandullón, esto es territorio MUY hostil para mi. Le comento de camino.

-Esta isla está controlada por asquerosos perros barachanos. Si no fuera porque tengo un gran autocontrol y porque tenemos una misión, me pondría a cortar cabezas ahora mismo... 

tranquilo amigo mio, cortaremos esas cabezas, y nos mearemos en ellos, digo mientras le doy un golpe amistoso en el hombro. busquemos a halgar y los demas y quememos la isla