Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad 6: Almas Primitivas (Preludio)

[3.5 PRINCIPAL-PRELUDIO] Parte 1-Libertad

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09/04/2020, 09:40
[Narrador]

El Peso de la Libertad

Mientras el navío se alejaba con los supervivientes, el cuerpo de una súcubo a la que todos conocían con temor y llamaban Daxherina se mantenía por un hilo de vida a punto de romperse. Habían destrozado sus planes tanto como su rostro y su cuerpo. Con los dientes saltados, la mitad del rostro hundido y ennegrecido por el puño de un forjado, un ojo perdido a fuerza de picotazos por un águila gigante, logró arrastrarse hasta lo único que pudo encontrar. El cuerpo sin vida pero aún caliente de un hombre malvado. No podía hablar, pero no hacía falta. Destilaba odio por todos los poros de su piel y tenía algo, alguien en quien descargarlo. Como demonio experto en seducir y corromper, podía otorgar virtudes, belleza, fuerza, poder... podía satisfacer deseos a costa de almas. -Te haré un regalo-

Mancilló el cadáver de hombre con su cuerpo destrozado, manchándolo de sangre, y exhaló en su boca parte de su aliento, dándole más que un nuevo despertar, más que una nueva oportunidad. Ligó a él almas que lo mantendrían en este mundo durante mucho más tiempo que aquellos que habían sobrevivido injustamente, que habían roto sus planes pero, sobre todo, que lo habían humillado a él y a ella dejándolos atrás en aquel lugar alejado de la mano de los dioses. El hombre despertó, parpadeó, pero ya no era un solo ser. Se sintió extraño pues no estaba vivo y, al mismo tiempo, se movía, percibía con sus sentidos, se sentía poderoso. Su aspecto era lamentable, cubierto de una sustancia sanguinolenta -lo que quedó de la súcubo Daxherina después de perecer y ser condenada de regreso al Abismo por una larga temporada-. No veía a nadie con él y, pese a todo, no estaba solo.

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09/04/2020, 09:41
-Milina Esvel'Duelik-

-¡Oscuridad y Cáos!- el primer pensamiento de esta conciencia siempre era para su diosa. Se trataba de una elfa de rasgos afilados, piel oscuro, cabellos blancos y una rosa de los vientos con forma de tela de araña tatuada en su frente.

La elfa se movió incómoda en aquella estancia negra y sin forma. Sentía que había pasado mucho, muchísimo tiempo dormida pero sus recuerdos no tardaron en llegar cargándola de confusión. -Los ojos, el pacto, la muerte...- y una profunda sensación imperiosa -Aún queda mucho por hacer-

Su conciencia despejaba lo esencial de lo superficial y su nombre es hizo fuerte: Milina Esvel'Duelik.

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09/04/2020, 09:43
-Yhujias-

Otro ser despertó en la mente del hombre malvado. Su conciencia, muy diferente de la emocional elfa de piel negra, estaba basada en el razonamiento y la lógica en estado puro. Recordó la soledad y la desesperación. Sentimientos que le hacen a uno ser irracional y errático. Desgraciadamente lo entendió después de recurrir al poder fácil que, muchísimos años atrás, la demonio Daxherina le ofreció. Tan errático e irracional como el miedo a la muerte una vez se ha experimentado. Lo que él necesitaba era tiempo y eso es exáctamente lo que le prometió. Ahora tenía todo el tiempo del mundo, sólo tenía eso, y se sentía despierto. Su imagen era la de una gran cabeza bulbosa de rasgos duros y mandíbula formaba exclusivamente por muchos tentáculos que se retorcían.

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09/04/2020, 09:46
† Leandro Davenrost †

-¡Cervezas, chicas, fiestas!- otra alma humana, mucho más diletante, cobró presencia en la mente del hombre malvado. Se lamentaba por cuantas cosas había perdido. Pero aún estaba, no sabía si vivo o muerto, "despierto" las posibilidades volvían a estar ahí, sólo debía alzar la mano y cogerlas. -¡Oh!- exclamó al entender que su cuerpo hacía años que se había desintegrado y que compartía la extraña habitación oscura con más gente de una forma cierta e indivisible que lo llenaba de inquietud.

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09/04/2020, 09:47
[Narrador]

El hombre malvado, Pain, fue ahora consciente de que Daxherina vomitó las almas en un recipiente carnal sin orden ni jerarquía. Presencias evocadas al colapso o la eterna lucha a no ser que encontraran alguna forma de equilibrio. Si bien, había uno que tenía el control del cuerpo -por ahora-, a Yhujias no le costaría nada arrebatárselo. Pero no había motivo para hostilidades. Todos ellos compartían recuerdos, todos eran conscientes de las vidas pasadas del resto.

Milina Esvel'Duelik drow sacerdotisa suprema de Lolth durante 237 años en los que se mantuvo en el poder con maquinaciones, traiciones y asesinatos tanto de enemigos como de aliados que se descontrolaban. Una existencia que demostraba una buena navegación en el río del caos que imperaba en los dominios de la diosa araña.

Yhujias, un explorador ilita enviado junto a su hermano a la mítica ciudad humana Arkhania en tiempos remotos. Un estudioso de mente y conductas de otras razas más que un ser de acción. Antes de aquello fue consejero con excelentes dotes estratégicas.

Leandro Davenrost humano que destacó durante toda su vida en el ámbito social y político de Arkhania. Un tipo inteligente, diplomático, edonista, cautivador, estafador y ladrón. La persuasión, el chantaje y saber disfrutar de la vida son sus principales virtudes. Fue el único que no buscaba poder de Daxherina sino el éxtasis del placer que ella podría darle.

Pain... 

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09/04/2020, 10:06
† Iraide †

Mientras el hombre malvado estaba sumergido en su maraña de conciencias, alguien externo habló desde el hueco de arriba. Una mujer miraba hacia abajo y él alzó la vista, cruzó las ocho miradas que eran una. Ella lo miraba a él fijamente y el de múltiples conciencias sintió cierta afinidad.

Ella presentaba un aspecto realmente lamentable. Sus ropas estaban chamuscadas, su piel quemada, como parte de su cabeza de pelo derretido, aunque no mostraba signos de dolor Pain podía ver parte del hueso temporal ennegrecido.

-¿Podrías decirme por qué he despertado en una celda ardiendo y con mi madre, la reina de Azur, muerta a mis pies?-

La piel cubrió el cráneo, regenerándose rápidamente ante los ojos de Pain. Ambos habían muerto, ambos son ahora el fruto de los excesos y los abusos más lascivos, obscenos y egoístas de la magia. Ambos son libres de prisiones, libres de las ataduras de la vida, libres de cualquier gobernante... por ahora.

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02/05/2020, 19:53
[Narrador]

 

El Peso de la Libertad

La pasarela del navío volador Despeñapresos cayó pesadamente sobre la balaustrada de mármol destrozada y los escombros crujieron bajo su peso. Para los ocupantes del navío fue un alivio observar la bóveda celeste, pese a estar cruzada por columnas de humo de todas las tonalidades del negro al blanco, era una visión más esperanzadora que la rosada tranquilidad del cielo de Gehenna.

En su último aliento, La Armadura, imbuhida con el alma de Eliannha, os llevó de regreso a la superficie agotando sus reservas para, por fin, descansar en paz.

A bordo, con la cubierta inclinada por el deteriorado estado del navío, Hazir estaba de pie, mirando la lona que usaron para cubrir el cuerpo sin vida de la soldado de la Orden Roja de Arkhania. Aquella con la que yació en la armería de este mismo barco. Se dió cuenta de quién era cuando apartaron a Nickar, aún inconsciente, de entre los muertos.

Justo después de que trozos de metal impactaran dolorosamente contra el cuerpecito de la tiflin sin vida, ésta volvió a respirar levemente y reactivaron el corazón maltrecho. Pero no dudaría mucho. La tiflin aún no había despertado pero en su rostro y su cuerpo convulsionado se apreciaba que sufría gran dolor. Estaba en algún punto entre este mundo y el otro. Lythrai permanecía junto a ella y a Hazir. En silencio. Sócar y Diraknian observaban también el panorama.

Habían regresado a la superficie porque aún había una posibilidad de restaurar la ira que la Dama Blanca Unrir había descargado en ellos y esa posibilidad era el lago de la superficie.

Daebius estaba demasiado cansado para proferir palabra y, Hans, que muchas veces imaginó el día de su libertad, guardaba silencio sintiendo casi la misma conmoción que sufría Greta Davenrost al ver Arkhania destrozada.

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03/05/2020, 16:30
[Narrador]

Temblores, explosiones y derrumbamientos de lo poco que quedaba eran las constantes que ahora vivía Arkhania. La que antaño fuera ciudad de esplendor se consumía víctima de los abusos e ineptitud de gobernantes para mantener y tratar una ciudad que era, al mismo tiempo, plano y portal.

La Universidad, que antaño gobernaba los cielos en forma de imponentes prismas de hormigón, era escombros hundidos en el lago de La Encantada, cuyas aguas antes cristalinas ahora eran una masa espesa de fango marrón y gris cruzado por regueros de sangre.

La Orden de Caballeros de Arkhania brillaba por su ausencia, quizá en signo de vergüenza por su monumental fracaso.

El grupo estaba reunido, libre por fin del yugo de la prisión que yacía sepultada, por la ira del volcán Liadom, junto con todos los presos que no consiguieron salir.

En el fondo de sus corazones, todos sentís cómo el plano material vuelve a ser vuestro lugar, vuestro sitio, vuestro hogar. Aunque el panorama que divisáis dista mucho de ser alentador.

El viento frío proveniente del Norte cesó abruptamente cuando la versión glacial del plano material, donde los gigantes de la escarcha y el hielo gobernaban, volvió a su lugar. El fuego incesante del Volcán Liadóm se enfrió cuando éste regresó al plano Elemental del Fuego. Así, cada punto cardinal cambió con la reorganización de planos. Las fronteras entre los mismos se alzaron de nuevo volviendo a cambiar el mundo.

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03/05/2020, 16:34
[Narrador]

Podías sentirlo. Cuando cerrabas los ojos era como si estuvieras en la superficie, viendo el dolor, el desastre, el miedo...

La imagen se acerca al lago que ahora es lodo y escombros. Se sumerge y puedes ver bajo el agua como si sólo tuvieras un velo traslúcido, gris, delante de los ojos. Ahí, en el fondo, distingues una estructura laberíntica que una parte de ti -un alma en ti- reconoce como la verdadera guardia de Yurik, el mago. Cuerpos de arcilla de su misma apariencia se deshacían, se diluían en las aguas farragosas que se filtraban por los conductos que la Universidad aplastó en su derrumbe. Ahí, más abajo en el centro de esa misma estructura ahora inservible, que coincide con el centro de la ciudad, hay un manantial de agua clara que contrasta con el agua farragosa que lo rodea. Esta agua clara se filtra moviéndose como si tuviera esencia propia... -el alma de la ciudad- al entender de qué se trata se despierta en ti un hambre voraz que no puedes contener. Tu compañera parece captar algo en ti. No sabe qué te sucede pero le resulta interesante y divertido.

Casi sin poder controlar realmente tu cuerpo, dejándote llevar por el ansia, corres por la arena y rápidamente te elevas en el aire. No sabías cómo pero levitas. Asciendes lenta, pero constantemente, a la abertura que os unía con la prisión y que, ahora, está parcialmente sepultada por lava solidificada. Pero no importa. Te arrastras, levitas, corres, te arrastras...

Aquella agua seguía filtrándose hacia abajo como un alimento suculento que te llamaba. Cuanto más cerca estaba, más consciente eras de su descenso por las grietas y más fuerte se hacía tu ascenso sin importar dolores, cansancio o heridas.

Al no existir ya el plano de la prisión, la zona de lava queda abrúptamente cortada revelando una suerte de cavernas y pasadizos de construcción enana con múltiples esqueletos de esta raza esparcidos. Con la disolución de Arkham el espeluznante secreto que guardaba salió a la luz. Necrópolis tampoco existe. Lo que te da una idea de la magnitud de la ciudad enana que allí sepultaron entre capas de dimensiones, mentiras y muerte.

Sabías qué camino debías escoger. Con los pies y las manos en carne viva, te detienes en un punto concreto, aparentemente al azar de aquella gruta descomunal de techos altos perdidos en la oscuridad. Pero allí sientes ese icor, esa sustancia. Alzas el mentón y aguardas. El agua clara sigue deslizándose. Pese al polvo no a perdido ni un ápice de su esencia, de su transparencia. Coge un reguero natural, se filtra por los antiguos conductos del hierro fundido de los enanos, traspasa una fisura y se acumula al filo de una grieta, como intentando evitar caer.

Finalmente la tensión del agua clara se rompe, unas gotas se precipitan. La primera da en la frente de Pain, la segunda, en la mejilla de Yhujias, la cuarta se escurre por el cuello de leandro, la quinta golpea sonoramente contra el mentón de Milina y, finalmente, un primer chorro cae en la boca de Shikon y éste traga vorazmente. Finalmente, el segundo chorro se precipita desde lo alto, abres la boca y...

Notas de juego

...continuamos aquí.

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05/05/2020, 18:53
[Narrador]

Todos os reunís en una balconada blanca, llena de escombros y cristales rotos. Vuestro aspecto es lamentable y todos sentís el peso del cansancio sobre vuestros hombros.

Pese a que aún quedaba mucho por hacer, la ausencia del yugo de la prisión dejó tras de sí hambre y sed como nunca antes habíais sentido.

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05/05/2020, 18:53
[Narrador]

Puedes ver el cansancio en los demás de una forma mucho más evidente que antes y pronto entendiste que, al desaparecer el yugo de la prisión ellos sintieron sueño, hambre y sed.

Por tu parte, percibías la conmoción mágica en los nodos de la red arcana que rodeaba el mundo. La magia allí se había vuelto inestable y tú también sentías hambre, a tu manera. Percibías las fuerzas mágicas que fluctuaban, aumentando y disminuyendo arbitrariamente, todas salvo una que permanecía inmóvil como un faro en la oscuridad.

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05/05/2020, 18:53
[Narrador]

Intranquilo pero saciado te incorporas. La mujer sigue contigo pero parece distraída mirándose las manos. Distingues que aún te encuentras en la bóveda, en el complejo de cavernas construida años atrás por los enanos y que ahora se mantenía en silencio, como una gran tumba.

Es el momento de mantener una conversación con tus "yo interior"

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05/05/2020, 19:01
[Narrador]

El cadáver de Miraria ya está frío y Nickar no dudará mucho en ese estado... ni vosotros tampoco si no conseguíais reponer vuestras fuerzas y eliminar la Ira Blanca de Unrir.

La Armadura os reveló en qué punto de la ciudad la magia fluía de forma distinta, como el nacimiento de un río, y para que todo vuestro sufrimiento y esfuerzo no fuera en vano, decidió sacrificarse y trasladar en su último aliento, todo el Despeñapresos a la superficie. Ahora sabéis que ese lugar se orienta hacia el Noreste de la ciudad, un punto hacia el que Socar mira de vez en cuando, un punto llamado Parque Ruina de Viajero.

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05/05/2020, 19:04
[Narrador]

Cuando el yugo de la prisión desaparece lo vuelves a sentir dentro de ti. La Bestia. Parece que Sobek dejó más de lo que te hubiera gustado. Afortunadamente estás tan cansado, exhausto, que antes caes dormido sobre el mismo suelo lleno de escombros que se produce el cambio.

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07/05/2020, 20:04
-Nickar-

"PU-PUM" todo se distorsionaba en una mirada ciega, ¿Estarían siquiera sus pupilas donde debían? Lo sabía, la tiflin notaba que había muerto "PU-PUM", su esfuerzo siempre fue el máximo posible, su esfuerzo por reinar y prevalecer eterna como diosa nunca mengüó ni un ápice "PU-PUM", sentía que ni el dolor frenaba, ¿Porque si estaba muerta? Debería sucumbir aquélla sensación de fatiga y desesperación. Ni siquiera podía pensar en nada "PU-PUM" - maldición dejadme descansar en paz de una vez.

No sabía que era, su piel seguía ardiendo, su pelo parecía más duro de lo que nunca fue, sus alas... Solían como si le estuvieran arrancando pedazos pequeños sin descanso, se queman o sangran, o alguien intenta decorarlas y olvidó afilar sus colmillos.

De vez en cuando sentía calma, y nada dolía, se esfumaba como nubes después de la lluvia, y cuando una mental sonrisa de reposo alcanzaba su cabeza "PU-PUM" de nuevo ese punzante dolor absoluto, una corriente masiva que dolía más que la patética tortura que Pain le hizo pasar y que no logró asesinarla, peor que aquella calcinación que de no ser por el despreciable monstruo de 1000 personas le hubiera dejado un aspecto de hueso y carne deformada. Era casi como si alguien no le quisiera dejar descansar en paz.

- he hecho todo lo que podía, aspiré más alto que nadie, y obtuve más de lo que nadie hubiera creído que conseguiría alguien como yo... He sentido a mi sacerdotisa por un momento, yo misma la vi muerta, está claro que eso quiere decir que me espera en el lago de los muertos, me arrastrará al fondo del lago porque no fui capaz de vengaría... La jefa de los elfos negros me pondrá grilletes en el fondo para atarme y me asfixie eternamente pues no pude liberarlos, daebius creará un aparato de succión que me impida separarme de la grava arañánsome eternamente porque no le pude proporcionar diversión... De verdad quería que viera a Kusanagi... Quería ver sonreír a ese amable cascarrabias, mi buen portero dimensional... Lo siento, no te pude rescatar, espero que por lo menos puedas ver a tu sacerdotisa, a quien tampoco pude salvar,... Seguro que mis buenos generales se olvidan pronto de mí tras torturarme bajo las aguas hasta dejarme irreconocible. Incluso Cisco, mirará y se reirá de mí por haber sido incapaz de superarme... Lo se "PU-PUM" nunca tuve el poder de salvar a nadie, les di esperanzas y les fallé a todos, todos deben estar muertos a estas alturas, maldita Unrir te enfadaste con la persona equivocada, tu inspiración no me alcanzó a mí, eres un fracaso, vencimos nosotros a quien tú fuiste incapaz e hiciste sellar, los dioses no eran lo que debías sellar, al final solo tú fuiste una inútil, incluso una tiflin patética como yo inspiró más a muchos que tú y toda tu omnipotencia. Yo muero aquí, tras las torturas de todos a los que fallé, pero tú moriste hace mucho, en vez de inspirar y disfrutar de tu obra fallaste a todos, ya que no supiste utilizar tu don en pro a hacer un mundo más divertido....

Mientras los pensamientos de una derrotada proseguían despidiéndose de quienes había conocido, pensando que aquel dolor interminable era el castigo que todos ellos le otorgaban, todos muertos en su pensamiento, y aunque muchos posiblemente sí habrían caído, tal vez pocos le culparían, seguramente le culparían los Tannaruks a los que ridiculizó, tumbando a su líder con una hermosa explosión ígnea, pero otros como su fiel y eterno Cisco, debían estar ya, brindando junto a su dios, contando moralejas y anécdotas de como se ganó el derecho a compartir unas copas con Kurtulmak. Pues si alguna vez un kobold fue digno de ello, ese era su mano derecha.

Quizás si en vez de a Kusanagi hubiera escogido otro colgante habría podido ganar, pero el pecho de Nickar latía cada compulsión que le impedía irse pensando que no cambiaría a "su montón de tuercas" por nadie, estaba orgullosa de él, incluso cuando los dioses huyeron de Unrir él permaneció sin temor a la verdad, y esa era, que solo esa diosa falló, el era un guardián, y como tal, ayudó a eliminar a quien estaba sellado y suponía un peligro, ¿Que hizo esa diosa? Solo coger una rabieta de niña mimada y malcriada "jeje" por un instante el cuerpo de Nickar pareció reírse escupiendo un coágulo de sangre antes de volver a sentir esa corriente mortecina que le torturaba.

Su cuerpo reaccionaba por décimas de segundo, aunque nunca de forma consciente. Un parpadeo, un atisbo de tomar aire frustrado, un pálpito, signos de que su eterno sufrimiento se mantenía, pero su rostro pese a afligido, no mostraba arrepentimiento, más allá de dejar tantas promesas a medias que habría querido cumplir.

- Loki me hubiera gustado conocerte ¿Eatarás libre? Espero que si, al menos sería una persona menos que me torture en este camino al fondo de mi lago.

"El lago" era para Nickar lo equivalente a su purgatorio, arder duele, pero desde su punto de vista, una asfixia sin reposo, ofrecía una tortura mayor, la presión del agua dolería más que mil llamas, y la sensación de falta de aire torruraría su mente con desesperación. Arañazos de gravilla y grilletes para que atomizada en una perdida de sangre continua sin cura posible. Cada quien ve el infierno a su modo, y si las llamas se pueden apagar, no puedes secarte si no puedes salir de una martirizante jaula de agua.

Notas de juego

No sabía a quien añadir, así que marcó a todos menos a Pain xD

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08/05/2020, 00:40
-Socar-

    Tras su escape precipitado del navío volador en el último instante antes de que este desapareciese Socar se aseguro de soltar en zona segura a aquellos que había arrastrado consigo, Ysbila y Daebius habían logrado sobrevivir al final de la guerra. Aquella palabra resonó en su mente, el peso que traía consigo le llevó a un recuerdo fantasma, como si se tratara del sueño recurrente robado a un hombre muerto, cuánto más seguirían aferrándose a lo que ahora era su ser aquellos retales, si es que alguna vez en verdad había sido aquel humano estaba claro que hacía tiempo que dejó de serlo.

    El reducido grupo abrió su marcha lentamente sin un rumbo demasiado claro, habían salvado la vida de los inocentes al coste de dejar vivos también a sus tiranos, aunque eso no le hizo arrepentirse, no le cabía duda de que detener los planes de la sucubo había sido la decisión correcta. Fue entonces cuando percibió el crepitar que anunciaba apertura de la brecha, casi como movido por el instinto, una vez más arrastró con él a la humano y al gnomo tratándolos de llevar a zona segura.

    El impacto de gran violencia hizo resquebrajarse el suelo provocando una temible sacudida acompañada por una nube de polvo y escombros que nublo la vista para todos los presentes hasta que Socar avanzó decidido a atravesarla en busca de comprender lo sucedido. El Despeñapresos había regresado y esta vez con un pasaje de viejos conocidos, su Comandante entre ellos, ignorando el riesgo de que la estructura de madera pudiera colapsarse, la armadura ascendió por una de las secciones quebradas del casco hasta llegar a la cubierta principal.

    Allí la encontró, inerte, desplomada en el suelo, debido al modo en el que ahora percibía la realidad apenas le sirvió un vistazo para tener la certeza de que Eliannha había dejado atrás únicamente aquel cascarón vacío. Se aproximó hasta él y se arrodilló para alzarla entre sus brazos. 

    -Finalmente lograste encontrarlos.- La ausencia de tonalidad de su voz no hacía sencillo acertar si las palabras iban para el cuerpo metálico que sostenía o si por el contrario se dirigía Lythrai, pues ahora, los orbes rojos que le servían de ojos se encontraban centrados en ella. Los humanos parecían agotados e incluso heridos, algo que tal vez se encontrase acentuado por la perdida del vínculo con la prisión. 

    -Mi Comandante, Ysbila y Daebius se encuentran abajo.- Señaló mediante un leve giro de cabeza que pudiera indicar la dirección por la que seguir, al parecer ya ellos no eran los únicos que se encontraban en el lugar poco a poco otros pequeños grupos comenzaron a llegar. -Si podéis bajar por vuestro propio pie, abandonemos el barco antes de que termine de venirse abajo por si mismo.- Su tono de voz seguía siendo igual de frío que siempre aunque parecía que el forjado estaba algo más distante de lo habitual.

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09/05/2020, 03:13
-Lythrai Fonn'Aster-

Aquella otra chica, la mercenaria, la que siempre estaba sonriendo, con los ojos siempre abiertos, observándolo todo como si lo viera todo por primera vez... Lythrai, apenas podía ahora mantenerse en pie. Había liberado a una Diosa. Había combatido con y como una Diosa, junto a otros dioses, desafiando a la mismísima Unrir, la Divinidad Patrona de Arkhania. Juntos, Nickar, Hazir y Lyth, habían conseguido escapar de allí abajo también... Cisco no tuvo tanta suerte... y casi perdieron a Nickar. De hecho, aunque les hubieran rescatado en el Despeñapresos, aunque se hubieran podido reunir con Diraknian y Socar... Aunque hubieran recuperado la auténtica libertad, librándose del collar y las cadenas de perros de Arkhania, del yugo de la prisión de Arokham y su sistema de 'conquistadores'... A pesar de todo aquello Lythrai Fonn'Aster no sonreía.

Sus fuerzas se desvanecían. La garganta estaba sequísima, el estómago dolía pero no tenía energías ni fuerzas ni ganas de comer nada. Tenía hambre y sed de muchas cosas. El calor de una buena comida en buena compañía. El calor de la amistad, la camaradería. Habían vuelto al principio, al Despeñapresos, habiendo perdido a muchos muy buenos compañeros por el camino, pero también conocido a unos nuevos como al caballero forjado Socar, y el aún mucho más recién conocido y misterioso Diraknian. Sólo pudo saludarlos con la mano al subir, antes de caerse al suelo del barco perdiendo el equilibrio. Le fallaban las fuerzas. La garganta tan seca que ni podía hablar. Sentía una especie de migraña por todo el cuerpo... una de origen sobrenatural. La ira de Unrir... habían escapado... ¿pero de verdad habían ganado? Lythrai tenía hambre y sed de muchas cosas. Venganza contra Pain. Victoria contra Unrir. Un reencuentro en condiciones con Socar, Diraknian y Nickar, esta última aún más afectada por la ira de Unrir que ella... ...por poco tiempo, seguro. Sí, el calor una comida, de la venganza, de la victoria, de la amistad y el honor... ...El calor de volver a abrazar a Hazir. También esa era un hambre y una sed añadidas, diferentes, otro tipo de sed no del cuerpo ni de la mente, sino del corazón. Y en cuanto a su alma, también ésta, naturalmente, tenía hambre y sed de su Diosa.

Sí. Tenía hambre y sed de muchas cosas, pero no tenía energía ni fuerzas para ninguna de ellas. Apenas podía mantenerse en pie. Apenas entendía qué tipo de aflicción, qué divina maldición la afectaba...

- Tiradas (1)

Motivo: Saber (Religión) Ira de Unrir

Tirada: 1d20

Resultado: 2(+14)=16 [2]

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09/05/2020, 09:18
-Diraknian-

Todo estaba sucediendo muy rápido, ¿Había terminado? no, no podía ser todo, las fronteras de los mundos se desvanecían a nuestro alrededor, la ciudad volvía al plano material, y nosotros con ella... y eso trajo nuevamente todo el sufrimiento y dolor acumulado, sentía los tirones del hambre más fuertes que nunca, me faltaban las fuerzas y la sed secaba mi garganta como el corrosivo aliento de un dragón intentando salir, pero lo agradecí, todo aquel dolor y sufrimiento solo significaban una sola cosa, aún estaba vivo, y mientras viviera había esperanza, sonreí y miré el cielo matizado con diversos colores, ¿Hacía cuanto que no sentía el abrazo del viento en mi cara? no loo sabía, pero no era el momento de disfrutar de eso, un quejido me sacó de mis fantasías, no estaba solo, cerca estaban Lythray, y Hazir... en un estado igual de lamentable y lastimero que el mío, pero, lo que más me desconcertó fue ver a aquella Tyflin, realmente parecía un cadáver, pero los cadáveres no escupen coágulos de sangre ni se convulsionan en agonía... me costó un poco reunir la energía necesaria para poder utilizar el reloj de la muerte, debía comprobarlo... en efecto, estaba viva, tenía que ayudarla.

Avancé dando tropezones sobre el piso hasta llegar hacia ella, mis manos temblorosas revisaron sus signos vitales, parecía haber sufrido varias heridas, y al igual que nosotros, también los estragos del hambre, la sed y el cansancio -Despierta... ya llegaste muy lejos, no puedes morir tan cerca de la libertad...- no conocía el nombre de aquella chica, pero más por instinto que por otra cosa mis manos se movieron para cerrar sus heridas, podía sentir la energía divina pasar de mis manos a su cuerpo lentamente... aún mi Deidad me observaba, aún conservaba su favor -Aún tienes que vivir para pelear otro día...-

- Tiradas (1)

Motivo: Sanar-estabilizar a Nickar

Tirada: 1d20

Resultado: 10(+19)=29 [10]

Notas de juego

Gasto 1 punto de imposición de manos y curo 5 HP a Nickar, por si acaso

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11/05/2020, 12:37
-Shikon-

La vida me había abandonado, pero ahí estaba, mi cuerpo se movía. ¿Era yo? ¿Era realmente yo? Que difícil era saberlo. ¿Qué era ser yo? ¿Quién era?

¿Un nombre? Había tenido muchos. ¿Un rostro? El mío era una máscara. ¿Un alma? ¡Ja! Pensar que seguía teniendo la mía era un chiste. En mi vida me la había ido arrancando poco a poco, pedazo a pedazo, incluso Cyric se había llevado una parte. El resto había ardido en el fuego blanco, purificador, de esa diosa vengativa. Unrir. Si, me acordaba de ella, como olvidar a quien me había consumido, a quien me había asesinado.

No, no a mi. A Pain. También le recordaba; un asesino, un hombre roto que disfrutaba haciendo sufrir a otros. ¿Había sido él feliz? Primero tendría que saber que era la felicidad, en qué consistía. ¿Era solo la ausencia de dolor? Si era así, entonces la respuesta era clara: No. ¿Cómo iba a serlo? ¿Cómo podía nadie? Ah, ahora lo entendía. Pain había sido un recordatorio para el mundo, una advertencia. Tarde o temprano, el dolor siempre llegaba, siempre volvía. La paz era un momento pasajero, un instante fugaz. Al final, la soga siempre se cerraba en torno al cuello, y cuanto más se movía uno, cuanto más luchara, más tardaba en llegar el descanso.

Pero eso era cosa de él, su cruzada. De nuevo... ¿Quién era yo? ¿Qué errático camino era el mío y a qué oscuro rincón me llevaría? ¿Estaba destinado a seguir los mismos pasos de mi antecesor? ¿Quién soy? Eres yo (mi antiguo ser). Y yo (Milina). Yo (Yhujias). ¡Y no te olvides de mi! (Leandro). Ecos distantes, palabras susurradas, al oído, en mi mente. La carne se había vuelto polvo hacía mucho, muchísimo tiempo, pero las mentes seguían despiertas. Almas en un cuerpo maltrecho. Recuerdos, decenas, cientos, miles de ellos. Esencias mancilladas, existencias truncadas, cuatro almas que habían hallado un recipiente corrupto, uno que ya debería estar pudriéndose, pero que se negaba a desaparecer. Y él, todos habían encontrado consuelo, todos habían encontrado su lugar.

—¿Quién soy?

—Soy Milina Esvel...

—No. ¿Quién soy?

—Soy Yhuj...

—NO. ¿QUIÉN SOY?

—¿Leandro?

—¡NO! DIME QUIEN SOY.

—¡Pain! ¡Eres...!

—¡NO! ¡NO! ¡NO! ¿Quiénes somos?

—Shi...kon.

—Si. Eso somos. Repítemelo.

—Shi...kon.

—Una vez más. Todos.

—Shikon.

—Eso es.

Ninguno tomaría el control, porque éramos uno solo. Ninguno lucharía contra el resto, porque era luchar contra si mismo. No había distinción, ya no. Hablábamos con una sola voz, teníamos un solo pensamiento, nos movíamos con un solo destino. Disfrutaríamos de la vida, aplastaríamos al resto, alcanzaríamos el poder y nos mantendríamos en la cúspide. Retaríamos a los dioses si era necesario, nos convertiríamos en uno. Uno había saboreado la dulzura de la divinidad y ahora todos la conocían.

—¿Por dónde empezamos?

—Arkhania aún guarda secretos. Hay poder aquí. Aún debe haber algo. Hagamos memoria.

—¿Y ella? —Cuatro pares de ojos observaron a la mujer que tenía al lado, indecisos.

—Ella nos ayudará. ¿Por qué no? La usaremos. Aprenderemos. Experimentaremos. Veremos hasta dónde aguanta hasta romperse. Luego nos desharemos de ella.

—Si. Por supuesto. Claro que si. Nos acompañará a encontrar los tesoros que esconde esta ciudad moribunda.

—¿Y luego? 

—Luego ajustaremos cuentas.

—Bien, bien. ¿Qué recordamos?

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11/05/2020, 19:24
-Hazir Al-Tamsa-

Hazir, en circunstancias normales, tenía una energía inagotable, arrasadora, como un fuego que devora un bosque, sin parar, sin cansarse, solo volviéndose más y más virulento cada vez que consume un árbol o un arbusto. Nunca parecía cansado, siempre estaba en movimiento, siempre hacia delante. 

Pero, sin duda, aquellas no eran circunstancias normales. Haber viajado entre planos, sobrevivido a gusanos púrpura, a demonios de Gehena, a perros desplazadores, haber estado en el cubil de una diosa de la maldad, haber sido atravesado de parte a parte por una espada, haber estado dentro de un dios, haber combatido contra un hecatónquiro, haber sobrevivido a la explosión de Unrir y a la traición de Pain... no, definitivamente había sido una locura de día. Ni siquiera estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, con los viajes entre planos y dimensiones. Además, estaba machacado físicamente: la caída no había sido precisamente blanda, y estaba seguro de que tenía un mínimo de dos costillas rotas, entre otras cosas. 

Hazir dio un paso adelante, admirando por un momento el sencillo pero gran placer de volver a tener el cielo sobre su cabeza y el mundo abierto a sus pies, y también el placer algo perverso de ver la esplendorosa ciudad en llamas, destruida, destrozada. Todos aquellos orgullosos seres, todos aquellos que les habían encerrado y que habían jugado con ellos, estaban ahora bajo las ruinas de su propia incompetencia. 

Le puso una mano en el hombro acorazado a la mercenaria mientras Dirkanian se ocupaba de Nickar. Habría sido una pena que la tiflin muriera tras todo aquello, y se alegró de que el caballero pudiera salvarla, porque él no habría tenido manera. 

-Parece que lo hemos hecho, Layldara, por todas las arenas. Gracias, Dirkanian. 

Encontró las fuerzas para sonreír, una de esas salvajes sonrisas de loco que le caracterizaban, y después cayó más que se sentó, sobre el suelo. Con las piernas cruzadas, dejó que la vista se le perdiera en el hermoso espectáculo de Arkania en llamas. Suspiró, con el silbido de un pulmón casi aplastado, y notó rugir las tripas. Tenía más hambre que nunca en su vida, y eso era ya mucho decir. Se habría comido hasta el gusano púrpura que el Despeñapresos había partido por la mitad, pero no había nada por allí que pudiera comerse, como no mordiese los maderos del barco. Tenía tanta hambre que no sonaba ni descabellado ya. 

Por desgracia, Socar apareció y les dijo que deberían bajar del barco. Hazir estuvo a punto de responder que casi prefería la idea de ser aplastado por dos toneladas de madera, hierro y tela que la idea de tener que moverse de nuevo, pero al final encontró algo de su energía dispersa, la suficiente para levantarse lastimosamente. 

-Socar, por todos los dioses, me alegro de que hayas salido de esta. ¿Esos... esos golpes de puño del cadáver de la súcubo eran los tuyos? -rió un poco, medio tosiendo- Maravilloso. Me alegro de que alguien le diese su merecido. 

Hazir cogió a Lythrai del brazo, y tiró de ella con delicadeza. 

-Vamos, Layldara. Nos esperan. Tenemos que bajar. 

Con la otra mano, cogió a Nickar, a pesar de lo cansado que estaba, su pequeño cuerpo pesaba como una pluma. Parecía estar ya fuera de peligro, pero no parecía estar bien para caminar. Hazir habría matado por un par de pociones, una de curación y una de las que eliminaban la fatiga. Y por comida... por comida no sabía ni lo que había hecho.