Partida Rol por web

El momento ha llegado...

En aquella noche un tanto fría, las nubes del cielo se abrían con la llegada de los barcos voladores del clan Exceed. Eran el transporte elegido para traer a todos los seleccionados desde distintas partes del reino, saliendo a diferentes horas desde diferentes puntos, pero manteniendo un muy bien planeado viaje con el fin de que todos llegasen al mismo tiempo, y así fue...

A lo lejos todos podían observar aquel inmenso castillo, unido a dos puentes que dividían un enorme y hermoso mar de un profundo y oscuro abismo sin fondo. Ese seria la "escuela" y el nuevo hogar de todos los estudiantes.

Los barcos no tardaron en bajar apenas recortaron distancia, decendiendo al precipicio hasta llegar al nivel del puente, siendo que todos los barcos se colocaron en el puente derecho que seria la entrada para todos. Aquellos transportes desplegaron unos tablones para conectarse al puente y así permitir a los estudiantes bajar.

El movimiento era constante, y ha pesar de que se les pedía a todos no detenerse para evitar frenar la enorme fila, uno que otro estudiante se perdía mirando el hermoso paisaje nocturno o la profundidad oscura que había junto al castillo.

Si bien nada mas entrar al castillo este se veía mas grande por dentro que por fuera, se les indicó y guió a los estudiantes para que fuesen directamente hasta el comedor, lugar donde se daría toda la información que necesitarían, ademas de que probablemente se les diese una cena, pero no olía a comida.

Mis dedos tamborileaban sobre la baranda mientras mis ojos se clavaban en todo aquello que teníamos abajo. Parecía que finalmente habíamos llegado y las vistas eran sorprendentes, lo suficiente como para que durante un momento me olvidara del nerviosismo que había tenido durante todo el viaje. Dicha sensación solo se mantuvo hasta que el barco empezó a virar ligeramente para descender.

Mis dedos pararon de bailar para sujetarse, no era necesario preguntármelo para saber que no tener los pies en tierra firme no era algo que llegara a agradarme. Veia aquellos barcos voladores útiles, eso no lo negaba, pero no dejaban de hacerme sentir una incomodidad y nerviosismo al no poder encargarme yo misma de lo que pudiera ocurrir.

Finalmente el barco empezó a estabilizarse y una pasarela se extendió hasta el puente de piedra que hacia de camino entre la escuela y donde estaba. El mar a un lado y el abismo al otro. Me quede pensando si aquello era un símil sobre como nos encontraríamos a partir de ese momento. Podríamos ver toda la inmensidad que nos rodea pero podíamos caer en cualquier momento al abismo. Caminando entre el todo y la nada.

Sonreí ligeramente, quizá fueran imaginaciones mías pero, si no lo eran las lecciones ya habían empezado a impartirse. Mire a mi alrededor al resto de gente que se estaba postulando para lo mismo que yo. Habia todo tipo de personas, desde faunos como yo, hasta celestiales pasando por los comunes humanos.

Aquello había comenzado. Aspirantes al alto mando, si quería cambiar todo lo que quería no me podía dejar vencer por ninguna de aquellas personas que me rodeaban aunque, por otra parte, era probable que fueran a ser compañeros de enseñanza durante bastante tiempo conmigo. Mi mano derecha se elevo y se coloco cuidadosamente bajo mi boca, con el pulgar en el mentón mientras caminaba. Pensativa me quede mirando al resto. Si bien era cierto que iban a ser compañeros primero se tendrían que ganar mi respeto, por alguna razón imaginaba que muchos allí no estuvieran para hacer cosas justas, si no para beneficiarse consiguiendo poder.

Baje la mano tranquila, aquello ya lo averiguaría, de momento, según las indicaciones que acababan de dar, había que marchar hacia el comedor. Veríamos que era lo que nos esperaba allí, venia con cierta cantidad de hambre y la palabra comedor fue lo primero que había escuchado, mi ilusión se licuo un poco al escuchar que nos darían información, pero rápidamente volvió al escuchar que también servirían la cena. Si bien lo habían dicho no había olor a comida por ningún lado lo cual me decepcionaba ligeramente.

Aquel día antes de salir se había encargado de desmontar la pistola, limpiarla y volver a armarla. También ajustó más o menos su dedo utilizando conocimientos propios y ayuda de sus padres y afiló la espada. Finalmente hizo las maletas cargándola de cosas que usaría  y como siempre tenía pésimo sentido de la moda, entonces puso varios colores escasos en combinaciones, prendas desgastadas y antiguas, entre otros accesorios de bajo sexappeal.

Preparado, Sato evaluó la posibilidad de llevar algo de comida y agua previendo un recorrido largo. Además, por haber sido incapaz de dormir durante la noche anterior vio correcto intentar dormitar sobre el barco. En consecuencia, manteniendo tales ideas en la cabeza, metió los bocadillos y cantimploras dentro del morral de viaje cedido de abuelo a progenitor. Se trataba de una bolsa común y corriente con algunos parches, cuya textura era seca, poseía señales de antigüedad y diversos recuerdos de diferentes partes del mundo impresos en frases, estampas cosidas y dibujos. Sin dudas parecía esas reliquias "de la suerte" típicas y si bien los Sujin ostentaban espíritu escéptico, veían agradable hacer apelación a determinada tradición.

Habiéndose despedido de ambos consanguíneos, marchó al puerto de Islas Pegasus y de ahí partió rumbo a donde debería aprender a ser Heraldo.
En el vuelo pretendió descansar varias veces, mas el bullicio de la ansiedad generalizada y el insomnio le impidieron concretar cualquier interés de siesta. Esto último lo obligó a buscar divertimento y aprovechó el rato muerto para leer algo relacionado a la teoría de los implantes y diversos ensayos profesionales de la materia.

Pero llegado a cierto punto, a su vez le aburrió la lectura y decidió realizarle el mantenimiento al cañón de nuevo. No obstante, carecía de preparación mental a la hora de enterarse de lo peor: las dos armas yacían olvidadas en casa, ¿qué haría desarmado? Maldiciendo de forma introvertida, bufó sentándose luego de verificar bien la mochila y cerró los ojos deseando meditar variables.

[...]

Transcurrido el tiempo de traslado suficiente, salió del interior del navío volador y llevó consigo el bolso de mano, pues las maletas estaban en dominio de la institución. Después recorrió la rampa directo a la fortaleza y en el camino vio a la fauno negra, de la cual conocía las características raciales tenidas y pese al racismo infundado frente a ellos él sintió curiosidad.

Sea como fuere, avanzó al comedor ideando sentarse junto a la fémina.

Por fin era el dia. Tras el rumor de hace varios años, seguido de la reciente confirmacion de retiro del Heraldo, la escuela acepta a nuevos candidatos a Capitanes y el barco parte alli con rumbo directo, conmigo a bordo. No se puede decir que "es el dia mas feliz de mi vida", pero bien seguro que estan en el top 10.

Miro a mi alrededor. Cazo algunas miradas captando mi persona, como cabria esperar. Soy bastante alto, le saco una cabeza a la mayoria de los presentes, tengo una figura ancha de hombros, que hace que casi valga por dos personas y ademas oculto mi rostro; no llamar la atencion seria lo raro. 

Sin prestar mucha atencion a la gente que me rodea, me acerco a la proa del barco con el objetivo de ver el lugar que sera nuestro hogar durante el aprendizaje. Un bello monumento a la arquitectura se alzaba ante mis ojos, me gustaria poder tener mas adelante un permiso para poder copiar dicha maravilla en un lienzo.

Y llegamos al Castillo. Fue un viaje mas breve de lo que esperaba, supongo que perderme en mis pensamientos viendo el paisaje habra tenido la culpa. Llaman al comedor y nos dicen que nos sentemos. Suspirando un poco, tanta compañia no me agrada mucho, trato de buscar un lugar tranquilo y sin mucha gente alrededor, probablemente una esquina o similar, o puede que me quede alejado y use mi maleta como silla improvisada para no tener que acercarme mucho... aunque creo que eso llamará mas la atencion, si cabe, mejor un extremo de la mesa y a incomodar a mis vecinos con mi presencia

Probablemente mas adelante los estudiantes tendrían libertad para recorrer el castillo, pero ahora todos fueron llevados a aquel gran comedor. Habían seis mesas largas hechas de madera de caoba oscura, cada una con sus sillas a los lados, dandole un poco de espació a cada estudiante; Algo a destacar, es que ha pesar de haber platos en las mesas, no había nada de comida. Al fondo del comedor se podían apreciar cuatro tronos: Eran rojos con detalles y posa brazos de oro, típicos tronos de reyes; Tres de estos tronos estaban colocados adelante, mientras que el cuartó estaba mas atrás, pero colocado en una elevación que lo hacía estar sobre los otros.

Los estudiantes se sentaron en las mesas mientras se miraban unos a otros. Gran mayoría no se conocía, y es que siendo de distintas partes del reino sería raro que todos supiesen quien es el otro. Igualmente, no parecía haber incomodidad entre nadie. Si se podía decir que alguien destacaba era aquel gran hombre que cubría su rostro con un pañuelo, pero nadie hacia ningún comentario.

Una vez todos los estudiantes entraron al comedor y tomaron asiento, una voz recorrió toda la sala, llamando la atención de todos los presentes a la entrada.

-Bienvenidos al castillo.- Dijo aquella amable voz de un joven chico. Ha pesar de no haber gritado o alzado la voz, todos pudieron escucharlo perfectamente, como si tuvieran al narrador al lado.

Parado en la entrada de aquel comedor se encontraba un chico rubio, de unos trece o catorce años como mucho, o al menos eso aparentaba. Su ropa no era mas que un short suelto que le llegaba casi hasta las rodillas y una capa blanca, ni siquiera llevaba zapatos.

-Soy Ishmagata, pero pueden llamarme Ishi.- Tras su breve presentación, hace una leve reverencia para después re-incorporarse y comenzar a caminar a los tronos, mirando a los estudiantes mientras lo hacía.-Soy el encargado del castillo, y seré vuestro guía en el camino a volverse parte del alto mando.

Si bien era un desconocido para todos, su manera de hablar y llamar la atención dejaban en claro que era bueno en su trabajo. No fue hasta que llego a los tronos que continuó con la bienvenida, dando la vuelta para ver a todos los presentes.

-En esta sala están todos los que aprobaron para ser estudiantes. Ese fue el primer paso. Ahora deberán demostrar lo que valen y así ganarse un puesto en el alto mando. Para eso tendrán que asistir a las clases de veteranos del reino que harán de profesores, los cuales presentaré luego. Ahora disfruten de la cena, y aprendanse las caras de todos los presentes: Tal vez hagan grandes compañeros aquí.-

Ishi hablaba de disfrutar la cena, pero todos estaban seguros de que las mesas estaban vacías. Al menos, lo estaban hasta que volvieron a mirar. De la nada, todas las mesas estaban repletas de comida, siendo un banquete digno de reyes.

-En unos minutos se les asignara una habitación la cual tendrán que compartir con otros tres estudiantes, así que por el momento dejen toda preocupación y por favor: Disfruten de la primera noche en el castillo.-

Al llegar al comedor tome asiento cerca del comienzo de una de las grandes mesas, o quizá el final de esta, dependía de como se mirase. Estaba mirando con decepción los platos vacios de la mesa cuando entro en la sala lo que, por los cuernos que portaba parecía un fauno. Tenia su rostro tapado bajo una tela y junto a esto y el volumen de su tamaño no era extraño que llamara la atención.

Tenia la mirada fija en esta persona cuando una voz sonó en el comedor. Gire el cuello para ver al muchacho que estaba hablándonos. Mis ojos se agudizaron un poco, por su aspecto podría ser un adolescente humano, pero por el tono de voz, los movimientos preparados y la educación al hablar apostaría por que era un Jhinum.

Para haber aprobado para ser estudiantes éramos muchos, sobre todo sabiendo que solo tres seriamos elegidos. Mire a mi alrededor pensando en que, aunque bien podrían ser grandes compañeros, también podríamos encontrar algún que otro enemigo.

Mi mente dejo de pensar en esa clase de minucias cuando vio en la mesa la comida y si bien tenia hambre y tan pronto como había visto la comida había tomado algo para comer hice un pequeño sonido parecido a un gruñido cuando mi vista se poso en el individuo que cubría su rostro con una tela.

Deje la educación a un lado, dependía de lo que ocurriera tendría algunos problemas, peor aquello poco me importaba. Mientras le señalaba con el tenedor le increpe.- Tú, ¿Eres un fauno cierto? ¿Tan arrepentido estas de ser lo que eres que no descubres tu rostro?.- Si bien era cierto que me sacaba altura y corpulencia no soportaba a aquellos que parecían mas inclinados a el pensamiento sumiso y vergonzoso únicamente por ser faunos. A mi manera de pensar tenia allí a uno de esos y, si no era capaz de mostrar su rostro, no pensaba que fuera a ser una buena candidatura para el alto mando.

Caminando cerca de la tigresa, el miró la cola en algunas ocasiones sin poder evitarlo, pues rara vez daba con faunos en su vida de encierro y tendía a verlos bastante interesantes, sobre todo después de aprender la historia de la guerra. Sea como fuere, a riesgo de pecar de acosador dejó de prestar tanta atención y avanzó vestido de forma pésima como siempre. Debajo llevaba bermudas estilo "cargo", zapatillas desgastadas de cuero marrón y encima un chaleco verde y debajo de esta camisa blanca corta.

En cuanto los recibieron, sufrió cierto ligero sobresalto dado esa manera de comunicarse que tenía el chico y pasado el primer disgusto, lo analizó de pies a cabeza preguntándose por qué iba tan sugerente, ¿quizá así acostumbraban a andar en ese sitio? Obvio, la moda le importaba tres pepinos, pero le dio curiosidad sana detallar al jhinum.

La pequeña reunión duró más bien poco y dispuesto a conseguirse espacio en la mesa, acomodó el culo frente a la silla de la morena. Luego desde ahí oyó las explicaciones y parpadeando levemente mientras analizaba la aparición de la comida, cogió la cubertería y se preparó para zampar en grandes cantidades. En consecuencia sirvió diferentes tipos de alimentos y segundos antes de llenarse la boca estiró el cuerpo bostezando.
Finalizados los rituales, también cargó el vaso cercano de jugo de frutas y silencioso comenzó a comer.

Durante la cena atestiguó las increpancias de Liara al hombre tapado e intercaló la vista adormecida entre ambos.

Distraido por el discurso, seguido de un viaje a mis pensamientos, no me percato de la chica que me habla hasta que veo algo moverse delante de mi cara.

-Kuhaku-digo mientras apoyo mi mano en mi pecho-Mi nombre es Kuhaku, no es el mas bonito del mundo, pero suena mejor que un "tu". -miro a traves de la tela a mi interlocura. No se muy bien como juzgar las edades de los demas, pero creo que es menor que yo-Y ahora que me he presentado, lo correcto seria hacerlo tu tambien ¿Como te llamas? O mejor dicho, ¿Como quieres que me dirija a ti? Hay gente que no le gusta su nombre y prefiere usar apodos, no me importaria usar alguno que tengas, incluso puedo darte yo uno si asi lo deseas

Me cruzo de brazos. Los apodos suene tener relacion con la persona, asi que suelen resaltar alguna cualidad del portador. Observo con cuidado a la chica que tengo delante, evaluando cual podria ser un buen apodo

-Dorados... Dorada... ada... ¿Que te parece Feari? Dado que tienes los ojos dorados y actuas de una forma muy directa, una combinacion entre Fiero y Fairy, hada-me quedo callado, esperando su opinion

-Que pretendes ser, ¿Formal y educado? ¿Y te permites responder a una pregunta con otra?.-Comento con cierta sorna ante sus respuestas, aunque s puede notar cierto tono molesto en mi voz.

-Si quieres llamarme de alguna forma que sea Li.- Dije calmándome mientras dejaba deslizar el tenedor para que se colocase apuntando hacia la mesa.- Ahora, ¿Te tengo que volver a hacer la misma pregunta que antes? Si tanto te importan los nombres para saber quienes están hablando, tampoco es bonito ocultarse el rostro.-Dije en tono serio. En ese momento ya me importaba poco lo que cubriera aquella tela, estaba intentando volver al motivo inicial de la conversación para comprobar algo.

Se mantuvo en silencio espiando a ambos faunos conversar y siguió comiendo grandes cantidades de alimento, pues tenía hambre del viaje y además estaba muy falto de sueño, lo cual le acrecentaba esa sensación de fatiga que debía matar a través de comida momentáneamente antes de volver a sufrir la necesidad de acostarse a dormir producto de la digestión.
A simple vista parecían congeniar, así que no iba a meterse todavía, pero le suscitaban curiosidad y la saciaría de alguna forma.

En cualquier caso continuó a lo suyo meditabundo.

Miro discretamente a mi alrededor. Parece que muchos ojos y oidos se han parado en este curioso dialogo

-Sinceramente, no me interesan mucho los nombres, es cuestion de sonidos-explico a la chica-Llamar "tu" a otra persona suena como hostil, como si mas que mantener una conversacion quisiera incitar una pelea, cosa que en lo personal detesto. Me considero una entidad pacifica, por eso me he presentado, era una muestra de buena voluntad por mi parte, y por eso tambien he preguntado tu nombre, no me interesa crear conflictos llamandote accidentalmente con algo que consideres digno de ser catalogado como "hostil".

Suspiro. Sabia que tendria problemas tarde o temprano, pero esta rapida respuesta supera mis expectativas

-Por otro lado ¿Le dirias a alguien con gafas que se las quitara? ¿O unas muletas? Si una persona lleva un complemento inusual, ¿ha de quitarselo para no destacar entre la masa? Tal vez dicha persona tenga algun problema y necesite de dicho complemento para poder sobrellevarlo ¿Lo habias pensado siquiera? -mi tono es tranquilo, como si fuera un profesor impartiendo una clase- El ser de una raza no te obliga a presuponer que todos los de dicha raza pensarán como tu, cada persona, ya sea humana, jhinum, fauno, cyborg, celeste o robot, tiene su propia mentalidad e ideas, tal vez un fauno quiera presumir de su raza embelleciendo sus rasgos mas llamativos o tal vez otro fauno piense que todos somos iguales y que lo que importa es el interior de cada uno, ocultado su rostro, su rasgo mas caracteristico, para mostrar su decision de tratar a todo el mundo como un igual. 

Finalmente la respuesta de aquel individuo llega, tal y como esperaba, razonable y lógica. Dejo que durante unos momentos el silencio entre os dos se cree haciendo el momento mas dramático hasta que finalmente mi rostro muestra una sonrisa y suelto una carcajada.- ¡Me gustas! No eres como los otros que se dejan pisotear ante el mínimo conflicto.- Digo mientras me vuelvo a sentar en la silla y apoyo la espalda en el respaldo.

En mi rostro aun no ha desaparecido la sonrisa felina, toda actitud hostil que había tenido hasta ese momento parecía haber desaparecidos.- Como tu dices cada uno tiene motivos para actuar como quiera, lo que no me gusta son aquellas personas que actúan debido a algo que hicieron nuestros padres y abuelos. Dejarse pisar por la gente para demostrar que no eres como piensan es una estupidez.- Digo mientras empiezo ahora si a servirme en el plato algunas viandas y relleno una de las copas cercanas con la primera jarra que cojo.

-Si te hubieras destapado el rostro o disculpado por taparlo me habría sentido decepcionada. Veo que no estas aquí únicamente por tu porte.- Le explico de forma tranquila.- Actúa como pienses que es correcto, pero no te disculpes por lo que hicieron tus antepasados.- Le digo mientras giño un ojo. Mi manera de actuar había cambiado casi drásticamente de hace un momento a ahora.- Por cierto, perdón si te hice sentir incomodo, necesitaba saber que clase de gente habían traído aquí.

El de cara tapada hablaba demasiado al punto de que a veces Sato perdía el hilo de la conversación. De hecho en un momento le pareció que iban a darse de hostias, entonces desconcertado ladeó la cabeza ante la carcajada y halagos de la felina. Eso le pasaba por meterse en líos de faunos, pero la curiosidad era más fuerte.

Sea como fuere, continuó comiendo sin aportar demasiado a la ecuación, sentado justo frente a la gata.

Como había explicado, Ishi dio varios minutos a los estudiantes para que pudiesen comer y hablar un poco entre ellos, pero era momento de asignar las habitaciones que compartirían a partir de ahora.

-Por favor, presten atención. - Pidió amablemente el chico cuya voz resonó en toda la sala a pesar de no haber gritado. Tenía una curiosa habilidad para comunicarse.-Ahora me dispondré a decir a cada uno la habitación que les tocara, pero antes debo explicarles nuestro método de organización: Las habitaciones tienen tres dígitos; El primero es el número de habitación; El segundo dígito es el número de pasillo; Y el tercer dígito es piso, siendo solamente tres pisos de habitaciones, aunque el tercero esta reservado para personal del castillo.- Hizo una pequeña pausa para luego continuar.-En caso de que les toque la habitación 241, entonces seria la Segunda habitación del Cuarto pasillo en Primer piso.

Esperaba que todos los estudiantes entendiesen la organización de habitaciones, pues no era tan difícil realmente.

-Ahora, asignaré las habitaciones. Queda decir que no hay cambios ni peticiones. Las habitaciones fueron repartidas luego de que fueron seleccionados, así que es definitivo.-

Ishi frotó sus manos mientras tomaba algo de aire, luego comenzó a soltarlo suavemente. Lo mágico vino cuando un viento ligero pero notable(como mucho mueve un poco el cabello y tal vez la ropa si es muy larga) hizo presencia en el comedor, recorriendolo al completo de rincón a rincón. Todos pudieron sentir aquella brisa que al pasar por los oídos ensordecía, momento en el cual todos escucharon un susurró del Jhinum que se encontraba parado frente a los tronos(Ishi). Si bien el viento no tardó mas de unos segundos en salir del comedor, todos los estudiantes tuvieron tiempo de escuchar la habitación que les había tocado.

-Bien, ya todos conocen su habitación.- Con una sonrisa, Ishi caminó hasta la entrada del comedor y se quedo parado junto a la puerta.-Tienen libertad para explorar el castillo, aunque realmente no hay mucho que hacer ahora. Lo recomendable es que busquen la habitación y descansen, pues mañana sera el día donde se presentarán los profesores. Si tienen alguna duda, que no sea si pueden preguntarme algo, pues siempre estaré al servició de todos.- Amablemente, Ishi terminó la presentación y permitió a los estudiantes continuar la noche.

Los alumnos ya tenían libertad, y se pudo notar por como la gran cantidad de estudiantes se comenzó a dividir: Algunos comenzaron a salir del comedor para explorar un poco el castillo o buscar la habitación; Otros se levantaban para acercarse a Ishi y resolver dudas, causando que rápidamente el Jhinum se perdiese entre el gran montón de gente. Ahora se podían tomar distintos caminos, o unirse y seguir uno.

En el momento en el que aquella brisa paso cerca de ti, ensordeciendote de todo el sonido que pudiesen hacer los alumnos a tu alrededor, escuchaste aquel suave susurro que no podría ser confundido de ninguna forma.

_-111-

En el momento en el que aquella brisa paso cerca de ti, ensordeciendote de todo el sonido que pudiesen hacer los alumnos a tu alrededor, escuchaste aquel suave susurro que no podría ser confundido de ninguna forma.

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En el momento en el que aquella brisa paso cerca de ti, ensordeciendote de todo el sonido que pudiesen hacer los alumnos a tu alrededor, escuchaste aquel suave susurro que no podría ser confundido de ninguna forma.

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La reaccion de la chica me deja perplejo, sin saber, por primera vez en mucho tiempo, que decir o hacer. Por suerte, el chico que hablo antes acude, inconsciente, a mi rescate, dando la direccion de nuestra morada.

-¿Tres habitaciones por planta?-murmuro para mi, aunque suficiente alto como para que las personas cercanas me escuchen-O bien son unos pisos muy pequeños, o las habitaciones muy grandes, dando incluso la opcion de que varios alumnos acaben en la misma ubicacion... y si son las listas definitivas, si tocan pareja de diferente sexo, seguro que habra rumores...

Cuando me percato que hay gente que me mira debido a mis comentarios, hago una ligera reverencia en señal de disculpa y me retiro, la curiosidad de saber como seran las famosas habitaciones es algo que me dara dolor de cabeza si no lo averiguo pronto.

Primera en todo.- Digo en voz alta cuando recibo el numero de mi habitación. En mi tono se puede notar algo de sorna.- Bueno, al menos es fácil de recordar.- Comento mientras termino de dar los últimos bocados de lo que hay en mi plato..

Cuando escucho al individuo con el que había estado hablando sobre las habitaciones con diferente sexo me rio.- Oh, vamos, no creo que seas de los que se preocupan por ese tipo de rumores. Aunque la verdad, tengo curiosidad por saber que criterio habrán usado.- Digo mientras me levanto con la copa llena de bebida en la mano. Mi intención era llevármela para acabármela por el camino, ya pensaría después que hacer con ella.

Ya caminando hacia donde pudiera encontrar las escaleras al piso uno me quede pensando que algo andaba mal con esos números.  Podía haber una habitación 933 pero no la habitación 119. Lo lógico habría haber colocado el numero de habitación en las unidades, el del pasillo en decenas y el del piso en centenas, así tendríamos 399 números que, aun habiendo que restar los números con un 0 en sus dígitos se podría listar mas fácilmente. Me encogí de hombros, ese no era mi asunto, alguna razón habría.

Me quede parada un momento. ¿El piso uno… era en el que estaba o en el que estaba se consideraba bajo? Bah, subiría las escaleras y vería que encontraba. Tenia curiosidad por saber como serian las habitaciones. No esperaba nada del otro mundo pero si por alguna razón había una chimenea en la habitación creo que me pasaría una gran cantidad de tiempo en ella.

Cuando llegó el momento de las explicaciones Sato siguió comiendo mientras mantenía los párpados caídos. Había arribado hambriento e iba a saciarlo sea como fuere; incluso si debía quedarse solo en el salón lo haría.

Esperadamente, todo estaba organizado de forma entendible e incluso para él que solía distraerse mucho comprendió el procedimiento a seguir en pos de hallar la dichosa habitación. Además, al parecer podría explorar el castillo a voluntad, lo cual le garantizaba matar el tiempo en algo.

Pero sin verlo venir, el susurro de Ishi lo hizo sobresaltarse y casi tira un puré de patatas al suelo. De reojo controló a la gente cercana y suspiró bajando el calorcito adrenalínico de su pecho de manera paulatina. ¿Qué necesidad de acosarlos así? En cualquier caso, iba a aprovechar lo de sacarse dudas con el chico.

Ni bien la fauna afirmó lo de ser primera, pensó en el pasillo uno.
—¿Te ha...
Debió interrumpir la pregunta y le permitió marchar, pues se veía apresurada. Acto siguiente irguió el torso y caminó al jhinum. Deseaba consultar acerca de las armas.