Partida Rol por web

Astérope

Binevo Astèropé

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14/06/2020, 21:14
Nikita Pontecorvo

Mientras Irene y el tipo del sombrero movían las mesas, Nikita observó a la chica de aire misterioso. No le había dado la sensación de que interrumpieran nada excesivamente personal, pero su compañera se había tomado demasiado en serio el tema de conocer gente sin preocuparse lo más mínimo de poder resultar invasiva.

Si con buen rollito y la vía de los hechos consumados pudieran conquistarse países, seríamos un imperio —advirtió a la chica del mechón blanco con un gesto divertido de circunstancias—. Encantado, Bediviere —dijo ya con otro tono, y le tendió la mano.

Una vez sentado de nuevo levantó la botella de vino blanco fresco para mostrársela primero a ella y luego al tipo de Atlaneva.

¿Os apetece un vaso?

- Tiradas (1)

Motivo: Imaginación + Empatizar

Tirada: 2d6

Resultado: 10(+3)=13 [5, 5]

Notas de juego

Dejo una tirada de Imaginación más Empatizar para tratar de ver cómo se está tomando la chica le irrupción de una panda de asteropeses. XD

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14/06/2020, 21:09
Bryony J. White

Cuando el tipo reconoció que sólo estaba poniéndola a prueba, Bryony se rió otra vez y dobló la pierna para ladearse en el asiento y poder mirarlo mejor.

—Pues has tenido suerte de que te quiero caer bien, porque si no te habría soltado un corte —dijo, divertida con el tipo que en un momento le confesaba que se había tirado a su madre y en el siguiente le ponía trampas para probar su carácter. Le hacía gracia la gente poco convencional, en ellos estaba la sangre que hacía latir el mundo. 

Se quedó un momento dándole vueltas a lo que decía de su hija. Sonaba como alguien interesante, con energía y carácter. Alguien a quien ya con ese simple comentario tenía ganas de conocer. Le había dado miedo que fuese una moñas aburrida, o una niñata pija e insulsa. Pero por lo que decía Remo iba a ser todo lo contrario. Le estaba prometiendo todo un torbellino emocional y a Bryony le encantaba galopar las olas de las relaciones. 

—¿Qué tipo de arte hace Frida? —preguntó entonces, con su mirada fija sobre él—. ¿Cómo lo definirías tú que lo ves desde fuera?

Su pie se bamboleaba con el ritmo de la música y una sonrisa llena de expectación se dibujaba en sus labios.

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14/06/2020, 22:03
Ingvild Hoem
Sólo para el director

Agradeciendo a Giulá por el cambio de idioma, aceptó la invitación de su nueva compañera.

—No te preocupes, el gusto es mío.

Inspecciono rápida y disimuladamente el interior de su nuevo apartamento. La primera impresión fue buena; la terraza era deliciosa, la vista inspiradora, y el tocadiscos parecía estar bien provisto. Sin embargo las bragas de Giulá opacaron todo lo demás.

—Sí, por favor. Estoy famélica. Pero sólo si pedimos o vamos a algún lado, no quiero abusar de tu hospitalidad. 

Se dirigió a las habitaciones que quedaban libres a efectos de comprobar cuál le sentaba mejor. Lo siguiente sería una inspección pormenorizada de la colección de vinilos.

—¡Me encanta este lugar! —el cumplido era sincero. El apartamento era acogedor y la joven parecía mantenerlo con buen gusto, sin mencionar la ubicación, que era inmejorable. Aunque también podría tratarse del efecto que el clima y la isla tenían sobre alguien que ha vivido en el norte de Europa durante demasiado tiempo. 

Ingvild suspiró, entre aliviada y satisfecha. Relaciones públicas internacionales era un epíteto peligroso. Por un momento temió ingresar a una cueva hippie en estado de dejadez, pero la joven que allí moraba parecía ser más sofisticada. 

Se acercó a la mesa del salón, donde la pila de libros abiertos acaparaba el espacio.

—Estudias Relaciones públicas internacionales, ¿verdad? ¿Qué tal lo llevas?

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15/06/2020, 01:43
Remo Farkas

—Poesía. Este año empieza los estudios de literatura y quiere dedicarse a la poesía, hace poesías con la web, a veces dice que hace versos con movimientos o ruidos de su cuerpo, o del mar, etc, etc...

Su forma de conducir era muy rápida pero no parecía peligrosa, al menos no daba esa sensación. Estuvo pensativo como un kilómetro. La carretera se adentraba en la marisma.

—¿Desde fuera? Desde fuera me parece que el mundo de Frida es... Superfluo. Tengo impresión de que se dice poetisa pero todavía no ha encontrado nada de lo que hablar. Ella es un alma inquieta, eso es verdad, pero tiene el don de atraer a charlatanes aduladores como la mierda a las moscas… Es una persona de demasiados recursos y la vida le es demasiado… fácil. No hay, no hay un centímetro de su experiencia que no esté lleno de artificio estético, de ruido… Se mantiene en una falsa comodidad que en realidad es una impostura que la aleja de aquello que busca. Le falta formación humana y valor para sufrir con humildad, y por eso se lanza a los brazos del nihilismo más light.

La miró a los ojos, estaba serio.

—Pero lo dicho, eso es lo que veo yo, desde fuera. Quizá sólo son mis miedos, mis prejuicios sobre el mundo del arte.

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15/06/2020, 02:02
Bediviere Lafayette

Bediviere observó aquel gesto con sorpresa evidente. Estaba claro para quien fuese medianamente observador que no era costumbre para ella el que las cosas se diesen de aquella manera tan improvisada. Tras rodar su silla para hacer hueco cruzó las manos, sobre la mesa, en una postura un tanto menos abierta que la que había mostrado hasta el momento, aunque no pareciese ofendida. Más bien, tenía la expresión confusa de quien se siente, de repente, fuera de lugar. 

Saludó, con un asentimiento, a los tres. Al menos, ninguno quiso saludarla dándole dos besos, se dijo. El comentario del chico de facciones eslavas, hizo que esbozase una sonrisa breve, cargada de sorna, fruto quizá de un comentario de un doble sentido entendido y compartido. Una sonrisa que desapareció inmediatamente después, para dar lugar a una expresión más neutra, más apacible, más propia de una persona que no debía ser precísamente efusiva- Encantada. -dijo, apretando su mano, respondiendo a su saludo de una manera que sí le resultaba familiar. 

Sí, un poco de vino blanco no estaría mal. -dijo, aproximando un poco su vaso a la botella que enseñaba Nikita, para facilitarle la tarea, quedando patente su ligero acento sureño al emplear una frase un poco más larga. 

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15/06/2020, 02:09
Bryony J. White

Al escuchar que la chica era poetisa Bryony alzó un poquito una ceja con interés. Había conocido algunos poetas, pero no demasiados. En la Slade no se impartían clases de artes escritas, sólo plásticas, así que su ambiente había estado más bien entre pintores, escultores o videoartistas. Le provocó una innegable curiosidad saber que la chica hacía poemas partiendo de sonidos, pero aún le llamó más la atención la elección de palabras de su padre: «dice que». Como si no creyese que ella lo hiciera en realidad. 

Cuando siguió hablando le pareció que con su discurso estaba desarrollando más ese punto de desconfianza que ya había apuntado. Se puso cómoda y apoyó el lateral de la cabeza en el asiento para escucharle. Se preguntó si la tal Frida sabría que su padre hablaba así de ella a alguien que acababa de conocer y si eso le molestaría, o le divertiría. Luego pasó a preguntarse qué tal le sentaría a ella si sus padres hablasen así de su arte. 

Al final Remo reculó un poquito. Al menos le concedía el beneficio de la duda. Bryony frunció los labios y enderezó la cabeza. 

—En el mundo del arte hay mucho farsante suelto, eso es así. Y también mucho lameculos. Lo he visto un montón de veces —sentenció, con un asentimiento—. Pero al final lo que importa es si una obra te hace sentir, si te revuelve por dentro. —Se encogió de hombros—. No conozco la poesía de tu hija todavía como para opinar, pero en la facultad se te bajan los humos. A mí me pasó en mi primer año, creía que ya lo sabía todo y me di cuenta de que no. Ahí te toca buscarte a ti misma hasta encontrar tu verdad y tu pasión. —Así como si nada había cambiado el tema hasta estar hablando de ella misma—. Yo pinto, pero me resulta más sencillo plasmar mi esencia en el videoarte. No sé qué te habrá contado mi madre.

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15/06/2020, 11:17
Adam Dyer

Literalmente flipando. Tras las gafas oscuras, los ojos de Adam, normalmente pequeños y acuosos, se abrían de par en par al ver el circo en el que estaba envuelto. Los pajarracos que cerraban el paso, la estúpida burocracia Asteropense que impedía que se les espantara (¿acaso eso supondría demasiado estress?), la tipa que quería ir de excursión hasta el Colegio mayor... ¡a más de 30km.! (¿cuántas millas serían eso? Una barbaridad, seguramente), el chulito de colegio privado que quería dárselas de Cicerone, la cantante melancólica... y ahora, un señor mayor en barca. ¿Qué sería lo próximo...? ¿Llegar a Hogwarts a través del Lago Negro?

Adam casi esperaba que en algún momento apareciese un presentador, alcachofa en mano, para anunciar que todo era una inocentada del April's Fool que en Europa se celebra en otra fecha completamente absurda. Pero no. Todo parecía muy real. Extrañamente real, a tenor de las reacciones de quienes le rodeaban que veían en todo aquello algo que, de tan cotidiano, podría hasta tildarse de monótono. Pero no... aquello no tenía nada de monotonía. Y eso era algo que excitaba al joven canadiense a la vez que le repelía. Todo lo nuevo le suponía una amenaza y, ahora que estaba envuelto en aquella aventura europea, era por fin consciente de que ya nada volvería a ser como antes.

De cualquier modo allí no hacían nada y el culo y las piernas de Adam empezaban a adormecerse tras casi veinte horas de viaje.

- Eh... - gritó al conductor desde su asiento. - ¿Podemos al menos bajar a estirar las piernas? Solo cinco minutos.

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15/06/2020, 20:31
Branwen Glyndwr

La perspectiva de treinta y pico kilómetros de caminata, o trote, no le causó ninguna inquietud a Branwen si no fuera por el hecho de haber compactado las brincadoras en las honduras de Titanic de su maleta de viaje. También le escamó la advertencia sobre el río. ¿Que no habría puente? Imaginó algún paso de pontones, lo que le incitó su curiosidad exploradora, pero enfriándola para más tarde.

Gracias - gratificó el aviso con naturalidad, a la chica de delante, devolviéndole la sonrisa y luego, enfocó de soslayo al figurín, antes de verlo enredado en la abstrusa dinámica que se llevaba con la pelirroja. Los observó con el chip curtido, la pauta de verlas venir y sonreír amablemente, con la que afrontaba a los turistas, en general Saes, en general parejas, pero con el hormigueo de que había aquí diferente.

Aceptó con moderación la aseveración de la chica, con gestos afirmativos que arrastraban sus rizos, pero siguió trasteando en su mochila mientras reflexionaba en voz alta que no estridente - Ja. En mi opinión hay pocas cosas que no sean una gilipollez - expresó, en parte aviniéndose al meollo de lo dicho, pero no secundando el fondo de porque creía que la pelirroja lo había hecho - andar...correr...Ajaja - exclamó triunfante sacando su mechero y la pitillera de peltre para inmediatamente después señalar como un buen añadido a su planteamiento -...fumar.

- Pero al final lo importante es ser consciente y valiente cuando estas siendo una gilipollas.

Miró al chico con sincera disculpa - Lo siento, Tronco. Pensaba en unos pocos kilómetros y no en mitad y cuarto de una maratón. Dentro de ese traje al llegar al final me acabarías odiando - se encogió de hombros afablemente - Pero... eh. Gracias por el ofrecimiento, Dwt!!* - cabeceó veraz.

- Por cierto soy Branwen - se presentó levantando y pasando amigablemente la mirada por todos ellos, incluido, el chaval de los cascos al que alcanzó, estirando la cabeza y poniéndose de  puntillas para superar los obstáculos, mientras en ese momento él preguntaba a buena voz si podían bajar a tomarse un descanso.

Eso - ratifico para dar más impulso a la petición en la cabeza del autobusero, cuando valorará en su cabeza los pros y los contras entre la bandada de aves y la de estudiantes revoltosos.

Luego, en tono más comedido, pareció sacarse como el que se sacude un picor la siguiente pregunta - Buenos deben ser los Ibis esos para que prefieran estresarnos a nosotros en vez de a ellos. ¿Cual es su historia?

Preguntó ofreciendo la posibilidad de respuesta a cualquiera, como si no midiera ya arbitrariedad o monomanía que le obstaculizase poder atender a todos.

Notas de juego

*Nano

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16/06/2020, 01:26
Julietta Solé "Giulá"

—Bueno, la verdad es que lo que parecía un pupurri de derecho, psicología de la comunicación, idiomas, política, economía y protocolo, una carrera superflua para legitimar el oficio de los vendehumos de los lobbys y las multinacionales, conforme avanzas resulta que la exigencia aumenta y parece que te están preparando para formar parte de una élite de asalariados de la corte de un emperador especialmente caprichoso y cruel.

Luego está mi problema... Me extravío con facilidad. Hace diez horas empecé a consultar unas dudas sobre cierta grafía en algunos textos protocolarios en árabe que no tenía clara y he acabado leyendo una tesis sobre la obra de la primera poetisa en utilizar el verso libre en ese idioma.

Se pasó la mano por la nuca y tiró aire por la nariz.

—No te preocupes, tengo un montón de comida en la nevera. Espérame en la terraza y voy preparando algo. Luego ya me ducho y recojo un poco esto mientras te instalas...

Al cuarto de hora* Giulá apareció tirando de uno de esos carros que antes se usaban para transportar la comida desde la cocina al salón. Puso sobre la mesa de teka una barra de pan, unos tomates partidos por la mitad con queso tierno y aceite de oliva, unas tostadas de sardinas en aceite con mermelada por encima, un bol con ensalada de aguacate y nueces, zumo de naranja, cerveza con limón y agua.

Los vasos eran pequeños, le sirvió a Ingvild y preguntó.

—Entonces tú… ¿Empiezas en la Facultad de Estudios Esotéricos! Suena super-interesante.

Una gata tricolor muy bizca apareció por allí saltando desde el canalón del tejado.

Notas de juego

(*) Puedes declarar lo que hace tu personaje durante ese cuarto de hora en el que Giulá trastea en la cocina

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16/06/2020, 21:25
Ingvild Hoem
Sólo para el director

Giulá no parecía otorgar mucho mérito a la carrera que seguía, y, a decir verdad, no podía culparle. No dijo nada, por educación. Más adelante procuraría sonsacarle la causa de aquella extraña elección académica; por el momento, creía adivinar algún padre o familiar bien posicionado en el mundo diplomático, tal vez incluso un embajador, que pretendía asegurar el futuro de su hija.

—Oh, ¡gracias! —suspiró antes de agregar— La verdad es que no quería salir tan pronto —admitió con una sonrisa— Lo que tengas en la nevera estará bien.

Ingvild salió a la terraza y se regocijó con la vista y la suave brisa del mar. Siempre se había considerado afortunada, pero la perspectiva de haber encontrado lugar en Astérope, y las buenas impresiones de aquel día, intensificaron aquella sensación.

Pasados unos minutos decidió que era una excelente oportunidad para revisar la colección de vinilos de su inquilina. De esta manera, si los gustos musicales no coincidían, podía disimular con mayor naturalidad su decepción. Y es que cuando compartes apartamento con alguien, aquello no era una circunstancia menor.

Sin embargo, eran varios discos los que se apilaban en el salón. Así la encontró Giulá, de cuclillas sobre el piso, descalza —un hábito que había desarrollado desde pequeña, como toda buena noruega que evita ensuciar de barro y nieve el interior— y analizando detenidamente los vinilos de la mujer.

Ingvild devoró todo lo que le pusieron sobre la mesa, pero tuvo buen tacto para hacerlo con parsimonia, como quien disfruta de la comida sin prisas aunque sin pausas. Agradeciendo a la joven, replicó con entusiasmo a su pregunta.

—Sí, estudios esotéricos. ¿Raro, no? La palabra, quiero decir. Esotérico. ¿Cómo puede una universidad decidir impartir un curso al que titula de manera indirecta como incomprensible?

Se encogió de hombros. Lo que Ingvild hacía era arte, y ciencia. Acaso lo esotérico no fuera más que la unión de ambas disciplinas. 

Se rió ante su propia reflexión.

 —Disculpa, parece que la fumada soy yo. Ha sido un viaje más largo de lo previsto y desvarío. Voy a estudiar esa carrera, pero mi verdadera afición es el arte. La pintura, en concreto. Por cierto, me encantaría retratarte uno de estos días. Cuanto tengas tiempo, claro. —añadió rápidamente, algo turbada. La invitación había escapado de sus labios espontáneamente.

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17/06/2020, 01:49
Minibús

Cuando Branwen preguntó sobre los ibis, tras un silencio de un par de segundos, contestó el chico que había empezado a hablar sobre ellos.

—Yo soy Victor y —señaló a la peliroja— ella es Azia. Lo de parar el autobús no es por capricho. Son una bandada de animales en alto peligro de extinción, y si se confunden pueden desorientarse y morir. Causar daños a una especie en extinción en Astérope es motivo de cárcel, y las cárceles asteropenses están llenas de amantes de los animales.

Y si él o alguien sabía algo más sobre esos animales, no añadió nada y si lo que decía el chico era broma, o medio broma, nadie rió. Azia menos que nadie. Ella soltó un bufido, hacia la ventana.

Sólo bajaron cinco: Azia, Victor, el que había pedido estirar las piernas, Branwen y un oriental que vestía de negro, un poco estilo siniestro pero quizá muy moderno, esto es: pelo raro, largo pero peinado con un tupé y rapado a los lados, lo que podría ser una gabardina a la que le hubieran cortado las mangas y pantalones bombachos que resaltaban las botas militares.

El conductor, antes de abrirles la puerta, insistió en que se quedaran en la cuneta y no molestaran a ningún animal.

Víctor paró a Branwen nada más bajar del autobús para pedirle algo.

El chico de negro se quedó por ahí de cuclillas. Miraba alguna planta, el reflejo del agua, o algo.

Azia, huyendo de Víctor, parecía seguir al chico que había pedido salir a estirar las piernas.

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1 de 2

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17/06/2020, 01:53
Victor Andreani

Primero parecía que caminaba delante pero paró frenando a Branwen y se acercó a ella, asaltando su espacio de seguridad.

—¡Los comienzos son una mierda! Dame un cigarro, anda. Que menudos añitos me esperan… Compadéceme... Con que treinta y pico kilómetros andando… Qué eres… ¿Un hobbit?

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17/06/2020, 01:54
Comportero

Cuando Adam pisó la cuneta se dio cuenta de que la laguna llegaba casi a ras de la carretera. Caminó y vio que Azia iba tras él, pero como ella también llevaba gafas de sol no podía estar seguro de le estuviera mirando a él. No sonreía, ni hizo un gesto de saludar, ni nada.

Mientras tanto el hombre de la barca había saltado al fango y tras dejar la balsa atada a una caña ridículamente enclenque se puso a andar hacia el autobús.

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17/06/2020, 09:25
Kosmos

El dueño del local cantó la carta de pequeños bocadillos salados -a los que llamaban "zeccas"-, conservas del mar, que se servían en platos, y ensaladas, con distintos tipos de tomates y frutos secos.

Se notaba que era colega de Sento.

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17/06/2020, 09:26
Sharif Karamani

Sharif estaba callado y sonriente. Bebía y comía con delicadeza y tenía como una manera dulce de mirar característica que Nikita reconoció muy bien.

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2 de 4

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17/06/2020, 09:28
Irene Castellini

Irene contó que ella acababa de llegar hoy a Sassanova, que era de un pueblecito cavernícola veinte kilómetros al norte de Erythrai.

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3 de 4

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17/06/2020, 09:28
Sento

Sento le siguió la broma diciendo que los hombres de las cavernas de Erythrai habían sido contactados por el mundo moderno hace apenas cuatro o cinco años.

Todos reían con eso.

Sento preguntó a Irene qué había venido a estudiar una cavernícola en la Universidad de Atlanova y ella contestó que Bellas Artes, que como bien dijo Picasso, "después de Altamira todo es decadencia".

Irene le preguntó a Sento si eran estudiantes y éste le contestó que él trabajaba de arqueólogo, en las marismas. Lo dijo con una sonrisa que no dejaba dilucidar si era cierto o estaba estirando la broma.

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4 de 4

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17/06/2020, 10:06
Remo Farkas

—Tu madre dice que utilizas el arte para explayarte pero que cuando madures quizá logres ser una verdadera artista.

Sonrió, divertido. En realidad no le quitaba ojo a la carretera.

—Si lo piensas es una manera de animarte a seguir con tu camino.

Adelantó a un Ferrari Testarossa rojo conducido por una señora elegante, vestida de blanco y de pómulos perfectos.

—El peligro que tiene plasmar la esencia de uno son los vampiros que buscan almas jóvenes y pasionales para consumirlas. Pero te veo fuerte y dudo mucho que llegues a sufrir por eso.

Miró un momento a la mujer por el retrovisor.

—En cuanto tenga ocasión buscaré alguno de tus trabajos en Internet… ¿Me das alguna dirección web o algo así?

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17/06/2020, 11:05
Nikita Pontecorvo

Nikita llenó los vasos de sus nuevos compañeros y ofreció luego la mano a Sento a quien, francamente, había olvidado presentarse antes como era debido.

Observó el rostro de aquel hombre. Tenía algo difícil y armonioso a un tiempo, como si al trazarlo un artista se debatiera entre seguir el canon naturalista o darle un aire más cubista. Cuando Irene habló de Picasso sonrió pensando si habría imaginado lo mismo, y tras dar un sorbo cayó en la cuenta que su piso olería en breve irremediablemente a aguarrás. Ahora la brisa del mar entraba a pulsos por la ventana aliviando el calor y moviendo levemente el pelo de Bediviere quien era evidente que no estaba acostumbrada a la espontaneidad arrolladora de Astérope pero aún así no parecía en modo alguno intimidada, solo alguien más bien circunspecto y probablemente reflexivo. No le resultaba difícil imaginarla paseando pensativa cerca de los pantanos de Louisiana.

Miró con interés a Sento cuando habló de su trabajo en la marisma. A pesar de su tono jocoso no le pareció que fuera una broma. Aún así esperó a que él mismo contara algo más al respecto o si no podría preguntarle en otro momento. Le pareció que no sería difícil encontrarle allí por la familiaridad con que trataba al tal Kosmos desde que había puesto un pie en el bar.

Miró a Sharif queriendo adivinar si se disponía a hacer la pregunta que correspondía en aquel momento, pero lo encontró observando a las chicas con esa mirada suya a la que su amigo llamaba "bambino eyes". Se suponía debía tener un efecto a medias entre enternecedor y misterioso, subyugador, había llegado a decir una vez y habían estado riéndose de eso una buena temporada. El chico dio un sorbo más para cubrir su gesto al borde de la risa. Cómo lo iba a echar de menos.

Volviéndose de nuevo hacia Bediviere preguntó:

Y a ti, ¿qué te ha traído a Astérope?

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17/06/2020, 11:14
Julietta Solé "Giulá"

Había mucho Jazz, autores clásicos como Bill Evans, Nina Simone, Chet Baker o John Coltrane y otros más modernos y desconocidos al ajeno al género, con tendencia a la fusión con música tradicional, como Ibrahim Maalouf o Dhafer Yousef. También habían discos más "indie" como The Blue Moods of Spain o el Grace de Jeff Buckley y algo del trip hop electrónico de los dos mil como el Mezzanine de Massive Attac, algunos de Portishead y el Out of Seassons de Beth Gibbons.

Salvo algunos álbumes de jazz muy actual, la mayoría eran discos de hace veinte años y más antiguos como el I'm Your Man de Leonard Cohen o el Abraxas de Carlos Santana.

También se topó con un par de vinilos de canzone de los años setenta, solistas femeninas asteropenses versioneando canciones románticas en italiano.

Giulá le contó que algunos de esos discos se los había robado a su padre, que se había hecho adicto al streaming y que sólo oía música en el coche y le invitó a que pinchara ella misma el que quisiera.

Luego, durante el almuerzo, después de comentar que a ella lo de esotérico le sonaba más bien a "sólo accesible para unos pocos iniciados", lo que no dejaba de ser contradictorio con unos estudios universitarios públicos y con título homologado, rio ante la disculpa de su nueva compañera de piso.

—Claro que me puedes pintar, cuando quieras. Espera… antes que se me olvide…

Volvió dentro y tras un par de minutos le ofreció tres llaves en un llavero de cuero en el que había bordado un balón de rugby con un escudo en su centro formado por dos columnas y un sol naciente, bajo el que se podía leer "UE New Atlantós".