Partida Rol por web

Astérope

Incoming Students Atlaneva F.E.E.

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02/08/2020, 02:34
Bryony J. White

El discurso con el que el anciano empezó a responder a las preguntas que se habían ido lanzando, dejó a Bryony con los ojos brillantes. De toda la explicación científica sólo había entendido parte, lo justo para preguntarse si toda esa ciencia no tendría algo que ver con el entusiasmo de su madre. Pero toda la parte emocional sobre la hija del investigador y el misterio que debía rodear al egipcio abandonado... era suficiente para estimular su curiosidad. 

Escuchando hablar ya al decano apartó su mirada de él para intercambiar un gesto cómplice con Ingvild, alzando las cejas. Se la encontró dibujando y eso ensanchó su sonrisa. No intentó ver qué era lo que andaba haciendo, pero la curiosidad fue innegable, no por el motivo del dibujo en sí, sino más por comprobar si tenía talento suficiente para dibujar de verdad o sólo estaba haciendo garabatos. 

Al final, cuando Colberto habló sobre la vocación, Bryony tuvo que apretar los labios para contener un acceso de risa. Eso era lo que debían decir siempre en todas las carreras. No se imaginaba al decano de la facultad de Química diciendo al terminar su discurso de bienvenida «Y esta es una carrera en la que nos la suda si tenéis vocación, ¡al laboratorio todo el mundo!». Pero además es que le pareció más gracioso aún, porque ella sabía bien que no había nada en el mundo más vocacional que el arte. ¿Cómo podía haberlo si el arte transpiraba desde la piel? 

Se puso en pie y cargó su mochila al hombro, lista para sumergirse en la marea de estudiantes que querían salir de allí para ver qué era lo siguiente, con la emoción del primer día mordiéndoles los talones. Llegó al pasillo y consultó el tablón, pero no se fijó mucho en las listas porque antes de ir al aula que le correspondía necesitaba encontrar una máquina de café. Así que sólo comprobó dónde tenía que ir y salió disparada de ahí en busca de algo que la ayudase a mantener los ojos abiertos durante toda la mañana. 

Entró la última por culpa de eso, pero no parecía que le importase demasiado, a juzgar por la seguridad con la que pisaba siempre. Su mirada recorrió los rostros de los que iban a ser sus compañeros y se alegró de ver que estaban allí las dos chicas con las que había estado hablando. Les hizo un gesto de saludo con la mano y escaneó los asientos que quedaban libres. También estaba esa mujer que parecía un enigma en sí misma, aunque estar hablando con un chico le quitaba cierto encanto a su aire solitario. En general, estaba encantada. En esa aula había tanta gente que se podría calificar como rara, que incluso de haber alguien «normal» —aburrido— habría parecido peculiar por ese mismo hecho. Se fue fijando en las caras, aún sin nombre la mayoría, mientras caminaba hacia el fondo y al ver el gesto que le dedicaba un chico, se rió y se llevó dos dedos a la frente como queriendo decir «¡a mandar!».

Se instaló donde encontró el hueco libre más cercano a Ingvild y, viendo que aún no había llegado el profesor, dejó la mochila en el asiento y se fue hacia el chico ese. 

¡Hola! Soy Bryony —dijo, con esa sonrisa expectante que curvaba sus labios en las comisuras—. Cuéntame algo rápido de ti antes de que llegue el profesor. 

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02/08/2020, 12:30
Idris Faiek

Levantó ambas cejas, y contestó a Bryony tras unos segundos de indecisión.

—Me llamo Idris, soy cairota y juego al rugby. Soy, no sé… mejor de lo que parezco… ¡Te toca!

La chica había conseguido su café y llevaba el vasito de cartón en la mano.

Notas de juego

1 de 3

Edito: me faltaba contestar a lo del café.

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02/08/2020, 12:31
Katerina Gogolos

Los mensajes de Katerina aparecieron seguidos en el móvil de Nikita.

Fumar está prohibido en todos los edificios del campus, incluso en las terrazas al aire libre de los bares. En los jardines sí.

Y en la terraza del patio interior de la Facultad de Filosofía. Café +1

allí fuman

Dl Pacheco: bigotón. Majo.

¿Estatuillas?

=%

Ambos usaban abreviaturas y emoticonos de su panda de Morrysley:

Notas de juego

2 de 3

Edito: de nuevo olvido de contestar a lo del café (necesito uno). :-P

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02/08/2020, 12:34
Dominique Doisneau

Cuando Adam entró en el aula había suficiente gente posicionada como para que fuera imposible no sentarse cerca de alguien. Sólo había un punto de la clase que estaba a la vez a tres filas de distancia de la chica de los imperdibles, la chica misteriosa del mechón claro y la pandilla a la que había increpado.

El chico del pelo rosa que había en esa zona le sonrió y le saludó con el brazo.

Notas de juego

3 de 3

Ya podéis postear.

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02/08/2020, 13:12
Director

 <! significaba porros, Dl era el título del distribuidor de drogas (como Dj era el que pinchaba los discos) y =% quería decir literalmente "estoy en ascuas"

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02/08/2020, 21:26
Adam Dyer

Adam entró en la clase ligeramente azorado por la carrera que había dado desde el hall y su aislamiento hasta el aula. Casi todos ya estaban ubicados en sus sitios y él, de no haberse entretenido probablemente habría elegido otro asiento. Alguno cerca de la salida y lo más lejos posible de la gente. Lo cierto era que la ubicación de las sillas resultaba caótica. Y eso, si bien por un lado perturbaba ligeramente al chico, por otro hacía que cualquier lugar tuviera casi equidistancia al resto. Al menos una equidistancia emocional. Como que daba la sensación de que las sillas no se iban a quedar así, sino que más bien era habitual que se fueran moviendo en función de subgrupos de trabajo. 

- Estoy perdido... - pensó Adam para sí.

La cuestión es que entró a paso rápido hacia una silla que le pareció adecuada. Se sentó mirando al suelo procurando evitar el contacto visual con nadie más. Sobretodo con el "clan de las féminas asalta canadienses" como había bautizado a las chicas con las que se había topado antes. Era perfectamente sabedor de lo maleducado que había sido y, aunque por un lado no quería propiciar un nuevo encuentro, por otro tampoco pensaba acercarse para ofrecer una disculpa. Pero, ¿Cómo hacer? Hasta cierto tiempo uno podía estar mirándose los zapatos pero llegado el caso habría que alzar los ojos para no parecer imbécil o neurótico. Si bien Adam no estaba del todo seguro de que no fuese alguna de esas dos cosas (o quizá una combinación de ambas) no quería que se le notase tan pronto. Así que poco a poco fue alzando los ojos intentando esquivar el lado de la clase en el que se encontraban ellas... hasta que se topó con la mirada de aquel chico con... ¡¿el pelo rosa?!

Adam ofreció una sonrisa algo forzada. ¿Había visto bien? El pelo de aquel chico era rosa y Adam no sabía si le horripilaba o le parecía maravillosamente atrevido. ¡Qué pueblerino resultaba para un chico de menos de veinte años sorprenderse porque un chico se tiñera el pelo de rosa! Y aún así...

Adam se quitó las gafas de sol y volvió a echar un vistazo. ¿Y si no era rosa y sus gafas tamizaban de algún modo el color verdadero? Volvió a mirar y... pues no, era rosa. Rosa rosa. ¡Rosa chicle!

- Adam... - acabó por decir parcamente a modo de escueta presentación. La sonrisa volvió a ensancharse ahora de forma sincera. - Perdona que te mire tan descaradamente pero me ha llamado la atención tu pelo. Es muy...

Varios miles de años se desgranaron en el reloj sin que el canadiense fuese capaz de acabar esa frase con un calificativo que no le enemistase con más miembros de la clase.

- ...rosa. - concluyó.

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02/08/2020, 23:14
Branwen Glyndwr

En medio de su distracción Branwen se percató de la entrada de Bryony (más pronunciada) y de Adam. Vió a la primera abordar a su vecino de pupitre y lo contempló con la cara ladeada y la actitud de la bien acostumbrada y, al final fan, del descaro.

Diferente fue el contacto con el chico canadiense. Lo miró pero midió muy mucho el toque personal de los ojos. Le mandó una sonrisa de disculpa, exprimida, si había suficiente talento expresivo en sus venas, con la máxima sinceridad que le fue posible sin ser agresiva o apabuyante. Lo acompañó con un gesto con la mano, de esos que quitan importancia a las cosas y dan pie a volver a empezar.

Como no deseaba importurnarlo más, todo fue muy breve. Apenas después se volvió a ajustar las gafas, y retroceder hacia la capsula de pensamiento desplegándose en la pantalla. Retorno a la base cruda de los números y las expresiones algebraicas domando su concentración en su dirección.

En clase siempre había sido así de aburrida pero no había habido otro camino para que florecieran sus logros académicos que separar lo de fuera y lo de dentro.

Poco a poco destiló una tensión que le reclamaba un parón para una colilla, y deseó que la primera clase no se demorara mucho, antes de fumarse por dentro.

Notas de juego

Editado: Añadido puntualización en la Última frase. Y tildes aquí y allá.

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02/08/2020, 23:45
Ingvild Hoem

Ingvild ahogó la risa justo a tiempo para evitar llamar la atención de Adam. Rosa. Aquel chico era terriblemente peculiar, incluso cuando no hacía más que expresar lo evidente, una habilidad común a las abuelas y a las vecinas del primer piso que otean los eventos del día con estoica disciplina. Pese al comportamiento brusco que Adam había mostrado, en particular hacia la irlandesa, aquel exabrupto de honestidad, de decir todo lo que se piensa, le causó simpatía.

Lamentablemente la tentativa de Ingvild por dominar las ganas de reírse acabó potencialmente con llamar la atención sobre sí misma, cuando un acceso de tos y de papeles desperdigados por el salón se levantó en la mesa de la joven como si un repentino torbellino se alzara sobre aquel espacio geográfico de no más de un metro cuadrado.

Algo avergonzada, comenzó a levantar con premura los papeles, gateando, esquivando patas de sillas, zapatillas desgastadas y algún que otro chicle pegado subrepticiamente a la parte inferior de las mesas, sin prejuicio alguno de sus sorprendidos ocupantes. Por fin, tras una breve circunvalación por el salón, volvió a donde había empezado. Una metáfora de mi vida, pensó Ingvild con las mejillas encendidas.

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03/08/2020, 10:03
Nikita Pontecorvo

Al ver la rapidez con que llegaba la respuesta, una sonrisa asomó al rostro de Nikita. El tono le pareció muy diferente al del mensaje que había leído al despertar y una risilla como un pequeño bufido salió de su nariz al ver toda aquella información sintetizada.

Ok… —su mirada pasaba del teléfono a Bediviere—. En los jardines se puede fumar pero no en las terrazas de las cafeterías y… Tenemos suerte porque el café de Filosofía al parecer es bueno… La gente fuma de todo en un patio interior de esa facultad… Imagino que se tolerará, más o menos… —aclaró encogiéndose de hombros. Respecto a tener también el nombre de quien pasaba droga no dijo nada a Bediviere. Su sonrisa se amplió al ver el último signo y con él cumplido su objetivo de intrigar a Katerina.

De pronto vio un papel caer al suelo y se levantó a recogerlo. Moviéndolo en el aire quiso llamar la atención de la chica morena que, bastante azorada, iba buscando un montón de ellos agachada entre las sillas. Se acercó para ofrecérselo con un "toma" y una sonrisa.

De vuelta en su silla, comenzó a escribir:

(carita boca abajo) Te cuento todo cuando nos veamos

Deliberadamente no propuso cuándo. Aún le escocía el "nos vemos por allí" de ella y no quería dar nada por sentado.

Un arqueólogo tb me ha hablado d un descubrimiento en la marisma

No perdía nada tratando de intrigarla un poco más.

Tal vez la armadura que encontró Sento proyectaría algo interesante en la Yumeko —comentó a Bediviere sin darse cuenta que mezclaba pensamientos de distintas conversaciones.

¿Y el anillo que había visto? ¿Proyectaría algo?

Por un momento se quedó en blanco preparado para escribir un último mensaje sin saber qué decir. Respiró hondo. Con el último pensamiento el temor que había sentido durante la charla de Miravessi volvió a cosquillear en su nuca.

De pronto se sintió cansado de andar con pies de plomo con Katerina. O no era eso. Tal vez era aquel temor y la necesidad que sentía de expresarlo de algún modo, que ella pudiera intuir que querría decir mucho más en su mensaje. O seguramente era puro egoísmo y quería dejarla pensando —si es que tenía aún algún poder para hacer que pensara en él.

gzm!* Αικατερíνη

Esta vez le dio a enviar antes de permitirse borrarlo.

Notas de juego

*gzm (del italiano) grazie mille.

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03/08/2020, 11:16
Bediviere Lafayette

La sonrisa de Nikita al leer la pantalla radiante del teléfono le dijo a Bediviere más de lo que el chico podría haberle contado en una fase tan temprana de contacto interpersonal, y provocó que esbozase una media sonrisa, al recordarse a si misma en la facultad de medicina. No tenía un teléfono movil con tantas prestaciones pero había también mensajes. Mensajes que la hacían sonreír de la misma manera que sonreía Nikita- Vaya. Quien sea que te haya dado esa información me ha salvado la vida. Gracias.-dijo, encogiéndose de hombros, y enarcando un tanto la ceja al observar cómo una de las chicas del trío en el que se había fijado antes gateaba sobre el suelo, recogiendo papeles.

Suspiró, sin comprender, y miró de nuevo alrededor. Se sintió un tanto fuera de lugar. ¿Cuál era la media de edad en aquel aula? La media sonrisa que había aparecido en su rostro se esfumó, a medida que su expresión se tornaba ligeramente hastiada. Al menos hasta que el chico a su lado mencionó la armadura de Sento- No estoy segura de si la palabra es interesante. Creo que será aterrador. Y que si logramos ser lo suficientemente objetivos y nos desprendemos de lo humano y lo natural, entonces, será interesante.-comentó, sin que pareciese bromear en absoluto.

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03/08/2020, 13:29
Nikita Pontecorvo

Las palabras de Bediviere encontraron a Nikita con un ánimo diferente, mucho más sombrío que hacía tan solo un instante. Se limitó a asentir no muy seguro de si quería reprenderlo o se trataba de una reflexión general sobre la que había meditado antes. Pero ella no tenía forma de saber hasta qué punto podía entenderlo.

"Quitad lo sobrenatural y lo que queda es lo antinatural" —citó de pronto—. Es de Chesterton. Me la dijeron una vez y se me quedó grabada —aclaró. Con un pequeño suspiro miró una última vez el teléfono antes de devolverlo al interior de su mochila.

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04/08/2020, 04:08
Bryony J. White

—Mejor de lo que pareces, ¿eh? —Bry dejó ir una risa ligera y argentina—. Muy buena esa. Me has intrigado, Idris —lo reconoció con naturalidad y descaro.

Le dio un sorbo a su café y fingió pensarse la respuesta durante un momento antes de seguir hablando. Entonces vio que Ingvild tenía problemas con una rebelión de papeles y se agachó para recoger algunos y tendérselos con una sonrisa. Después volvió a mirar al chico. 

—Yo soy de Londres y me alimento de arte y de café. No soy ni mejor ni peor. Sólo soy lo que ves. —Se encogió de hombros con gracia y agregó algo más—. ¡Ah! Y lo más importante de todo. —Hizo una pequeña pausa, sólo por darle drama al asunto—. Estoy organizando una fiesta el sábado en mi casa. Te apuntas, ¿verdad? —Señaló con la cabeza a Branwell y a Ingvild—. Ellas también vienen.

Seguramente antes de que llegase ese día ya habría invitado a todos los que asistían a esa clase y algunos de las otras. Además de los invitados que pudiera llevar Frida. Y los invitados que llevasen los invitados. Sólo de pensar en la pedazo de fiesta que iban a montar le brillaban los ojos. 

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04/08/2020, 11:24
Dominique Doisneau

Branwen fue incapaz de establecer contacto con el chico canadiense, su gesto con la mano fue al aire, sin que nadie lo percibiera*.

El chico del pelo rosa miró hacia la ventana y luego otra vez a Adam, directamente a los ojos…

—Perdona, no sé si te he confundido con otro… ¿Estuviste anoche en la playa? ¿Tan flipante te parece mi pelo? ¿De dónde has salido?

La chica del pelo con las puntas azul verdoso soltó un conciliador "a que mola" ante lo que el chico aludido, tras tamborilear con sus dedos en la pala de su silla añadió:

—Si quieres te lo corto y te lo tiño. Si te enrollas te dejo elegir el color.

Notas de juego

(*) De acuerdo con lo declarado por Fígaro:

Se sentó mirando al suelo procurando evitar el contacto visual con nadie más. Sobre todo con el "clan de las féminas asalta canadienses" como había bautizado a las chicas con las que se había topado antes.

1 de 4

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04/08/2020, 11:26
Aldo Sturzo

El chico delgado y expresivo se acercó a Branwen y cuando ella reparó en él no disimuló que estaba curioseando sus esbozos de ecuaciones.

—¿Qué eres, un robot?

Notas de juego

2 de 4

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04/08/2020, 11:26
Idris Faiek

Idris le dijo a Bryony que podría iniciar un grupo de WhatsApp de la clase para organizar la fiesta y tras soltar una carcajada apuntilló:

—Pues si eres lo que veo, no estás nada mal.

Notas de juego

3 de 4

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04/08/2020, 11:29
Chiba Mori

El chico oriental -que ya había colgado su sombrero- se acercó a Ingvild con el dibujo que había hecho ella en el salón de actos en la mano.

Se lo entregó ofreciendo una sutilísima resistencia y le dijo, casi entre dientes:

—¿Tú sabes lo que estás haciendo?

Notas de juego

4 de 4

Ya podéis postear.

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04/08/2020, 13:45
Adam Dyer

Adam se limitó a reír nervioso. Aquel "si quieres te lo corto y te lo tiño" había sonado a amenaza. Como si alguien quisiera practicar una intervención quirúrjica con él. 

- Uy... no... no, que va. Yo... yo solo...

Con el nerviosismo en las manos y el cuerpo, Adam rebuscó entre sus cosas sin buscar nada en concreto. Abrió de nuevo el cuaderno como si tuviera que empezar a tomar notas de una clase que aún no había comenzado. Allí seguía su frase inconclusa...

- Richmond... - acabó por articular. - Soy de Richmond, cerca de Vancouver. Canadá. Y, no... anoche no estuve en la playa. Iba a ir con mis compañeros del colegio mayor: Nebo, Etna y Concetta pero... pero, al final... me quedé dormido. Supongo.

Una sonrisa triste se instaló en el rostro del chico. Se arrepentía de no haber acudido a la cita. Se preguntaba qué habrían pensado de él al declinar la invitación pero, sobretodo, era perfectamente conocedor de que su noche habría sido más divertida de lo que había sido en su cuarto si hubiese estado en la playa. Astérope parecía el lugar perfecto para empezar a intentar ser otra persona. Pero su yo oscuro y triste le acompañaba como una sombra. El problema no era Canadá. El problema era él.

- ¿Y vosotros... de dónde sois? - preguntó intentando que se dejase de hablar de él.

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04/08/2020, 17:44
Branwen Glyndwr

Hay veces en que la disposición de los eventos rompe con la voluntad y si alguien lo ha había estudiado a fondo era Branwen, o bien lo intentaba. Tener la visión del asunto y vivirlo es algo distinto. Como representaba la quincuagesimo segunda vez en el computo historico o ¿Era la quincuagesimo tercera? Tendria que revisarlo.

Solo era una intuición al respecto, como una idea extraviada en el limbo, relativa a su intención con Adam, pero dados los antecedentes no se atrevió a ir más lejos.

Entonces de simpaticamente errada pasaría rapidamente a loca molesta y redomada.

Lo dejó que pasara y más por qué, el caos alrededor la embriagaba como una pócima suculenta, de tal magnitud, que casi la abrazaba con inspiración.

Echaba vistazos de vez en cuando (puestos al mínimo con Adam) por que el grupo humano era difícil de obviar y, podría haberse enganchado a curiosear si hubiera puesto una buena porción de empeño, pero aun con el freno de mano muy echado, se ensimismó con el vigor de un mono prolongado de tres semanas sin conversación con su vieja amiga. Agudizado por no poder fumar.

No tuvo consciencia total de la presencia del chaval hasta que no la abordó con la pregunta.

—¿Qué eres, un robot?

Despegó la mente de la pantalla y lo observó y, aun arrastrando vestigios de su concentracion pasional, apenas se demoró en contestar.

¿Eh?... No. No lo soy - había una pausa en su enunciación pero era de grata sorpresa - Si acaso sería un androide. Y de Nexus Nueve no bajo.

Tendiendole la mano limpia de accesorios y pequeña se presentó - Soy Branwen. Encantada. ¿Bien o que?...Um... ¿Por qué creías que soy un robot?... ¿Es por esto? - apuntó a su ordenador - ¿Te interesa la Ergódica? - se paró, sonriendo con mueca cómplice, de esas que te ladean divertida levemente el rostro y te achinan los ojos - ¿O era por como se me ha puesto la cara?  Solo una vez entre un millón no es por como me pongo de concentrada. Pero ya sabes. Si de verdad es una vez entre un millón...

En el ínterin desde su primera palabra camino hasta la última, estudió otra vez con pequeña mayor atención. Le agradó el estandarte del apunte de sonrisa franca del muchacho aunque no viniera abierta en toda su extensión y apreció, se podía equivocar, que era de los que sus gestos van en armonía con su persona. 

Saludó su mirada con la propia y se ajustó en la silla relajada.

- Tiradas (1)

Motivo: per+reac

Tirada: 2d6

Dificultad: 11+

Resultado: 3(+3)=6 (Fracaso) [2, 1]

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05/08/2020, 21:03
Ingvild Hoem

Avanzaba como un panzer entre piernas y rodillas, pero en vez de recibir patadas se había ganado varias sonrisas —la despampanante Bryony que continuaba armando la fiesta, lo cual emocionaba a Ingvild, Branwen, con sus rulos dignos de un Da Vinci, y por último un chico desconocido cuyo rostro por alguna razón le había inspirado confianza— hasta que por fin emergió del mar de piernas pensando que en aquel breve paseo accidentado había cosechado más muestras de afecto que en todas las interacciones anteriores. Pero no, se equivocaba, no todo era color de rosas. Dando un rodeo por el pupitre de Adam, de forma de evitar una posible patada del chico canadiense, se encontró con otro chico, de aspecto asiático, que la miraba como con cierto reproche.

—Estemm... yo... pues, recojo mis pertenencias, creo. 

Contestó también entre dientes, no sabía por qué, a veces hacía eso, alguien se rascaba una oreja y ella hacía lo mismo, y entonces una ceja levantada se transformaba en una especie de bostezo contagioso que terminaba por convertirse en un arqueo de ceja en la propia Ingvild, pero en realidad era el mismo levantamiento de ceja que el del prójimo, una especie de comunicación telepática entre dos cuerpos. Recordó que una vez le había confiado aquello a una amiga tras imitar la forma en que esta se pasaba la mano por el pelo, pero su amiga se había reído, le había dicho que era una bebé y que los bebes no se contagiaban los bostezos. Con espíritu científico había decidido comprobar aquella teoría, que resulto ser una vil mentira, como pudo verificar en el baby shower de una de sus amigas noruegas, Linn, tras una infructuosa hora de bostezos unilaterales frente a la criatura. Cuando por fin el crío hizo lo propio, por alguna razón Ingvild se había asustado, como si le hubiera robado la infancia o algo así. Entonces se mandó a mudar a la primera oportunidad, igual que el bebé había hecho pocos minutos antes su partida. En todas aquellas ocasiones la chica solía estar algo drogada, por supuesto, pero no era el caso en aquella prometedora jornada.

Sin embargo, había algo más en la reprimenda del chico, en la forma que mantuvo sujeto su dibujo antes de cederlo a su legítima dueña.

—¿Lo... sabes? ¿Quién eres?

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06/08/2020, 00:15
Bediviere Lafayette

No lo conocía.-admitió, un tanto intrigada por su cambio de actitud, preguntándose si algo, en sus propias palabras, o en su forma de hablar, lo había disgustado. Suspiró- La verdad es que, me he imaginado lo que yo podría proyectar en la Yumeko. Y me ha amedrentado pensarlo.-confesó, encogiéndose de hombros- Necesito fumar. Necesito café. -añadió- Necesito que llegue quien sea que venga a darnos clase. -comentó, negando y riéndose por lo bajo, acto seguido- No está siendo un buen día. Y lo cierto es que tampoco soy la persona más extrovertida de la sala. Ni la más joven, en absoluto.