Partida Rol por web

Astérope

La Ciudad de los Muertos

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15/09/2021, 22:56
Sirizne

Si no es una molestia para ti, tal vez podríamos aprovechar el rato hasta nuestra audiencia aprendiendo de tus conocimientos. Yo estaría encantada de saber mucho más sobre nuestra anfitriona, su historia y lo que sabes sobre esta herencia fascinante que me ha sido desvelada.

Sirizne se inclinó levemente, en un gesto de reconocimiento hacia Bryony, y después asintió, sonriente, casi se podría decir que ilusionada.

¿Acaso la señora del mar de Plíaco ha oído hablar de mí? Me sorprende que me conozcas, es todo un honor.

Ante esas palabras de Bediviere los ojos de Sirizne comenzaron a oscurecerse. Miró la mano de Nikita en el hombro de la rusalka con una ternura agria y cuando Ingvild retrocedió apenas un pasito, ella avanzó, con la misma sutileza.

Supongo... supongo que decepcionada - encogió un ápice el gesto - Esto es Glamour pero... ¿Para qué? ¿Para montar Arriba y Abajo? - señaló con una mueca amarga de través. Luego de soslayo lo miró a los ojos - Ojalá hubiera traído una sartén... Una buena de hierro... Me haría sentirme más segura tanteando su peso en la mano. Aunque sea por una frikada mía y no sirviera de nada - quiso sonreír, burlándose de sí misma, antes de abrir los ojos y suspirar cuando la presentaron - Allá vamos. Un poco más - alentadora, le apretó la mano.

Bendiga esta casa, y a los que la habitan, vuestra bienvenida.

Claro que Sirizne estaba atenta, su atención era, de hecho, insana. Invasiva, como su voz. Branwen se dio cuenta, demasiado tarde, de que tratar de hablar de soslayo frente a ella había sido un gran error y la mirada de la ninfa, ahora de una oscuridad infinita, así se lo decía, a gritos.

Mariam resopló, muy poco, como encogiéndose de hombros, desviando la atención de Sirizne que apartó su negra mirada de Branwen para posarla sobre ella. Luego se giró hacia Bryony, cambiando el gesto a otro, amistoso.

—Ardo en deseos de charlar contigo, Bryony. Intuyo que este es el comienzo de una amistad duradera… Y tenemos infinitas cosas que decirnos.

Volvió a mirar a Branwen. El sonido de su voz escapaba a la razón. Era como una brea escurriéndose hasta filtrarse en el interior de la mente.

—Aunque siento haber defraudado a la aspirante al trono de Neptuno. Me aflige el desdén, más viniendo de alguien tan inocente, que todavía lo desconoce casi todo de aquello que desprecia.

Luego le tendió la mano a Bediviere, hablándole a ésta con una dulzura y severidad que mezcladas se retroalimentaban la una a la otra, como un eco.

—Hija de Zeus. Ven. Necesitas saber, más que nadie aquí.

Y se dirigió a los demás.

—Os la devolveré en un momento. Doy permiso a mis criados de hablar sinceramente con vosotros de todo cuánto queráis.

Bryan buscó la mirada de Bediviere, pidiéndole serenidad, y luego indicó a los invitados que le siguieran hacia el interior de la casa, dejando a su compañera sola con Sirizne.

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15/09/2021, 22:56
Branwen Glyndwr

Parpadeó y cerró y abrió los ojos despacio buscando con premura donde la habia cagado y sintió que se merecia una disculpa.

- Siento el agravio, de verdad, mi Señora - dijo con sinceridad, sin miedo pero si consternacion - Cierto, eso no se puede negar que mia es la acción, pero no la intención. No esta en mi el desprecio, por vos o por vuestra casa. Quizas me falló como expresarlo - moduló en autentica apertura su confesión - Señora la realidad me decepciona muchas veces. Pero no la desprecio. La sigo apreciando. Por que considero que siempre el fallo esta en mi y re-mirar merece volver a intentarlo. Asi he encontrado los mejores regalos de la vida.

- Pero entiendo vuestra testimonio ante mi sinceridad - no habia nada de acritud ni altaneria en sus planabras. Solo llaneza - Es justo que os sintais decepcionada de mi. Mi empeño, y el de mi disculpa, es que no vuelva a pasar.

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15/09/2021, 22:57
Sirizne

—Silencio.

La palabra de Sirizne pasó como una onda expansiva que arrastró con ella, durante un segundo, todos los sonidos del ambiente. Ya habían echado a caminar los criados cuando volvió a oírse el curso del agua. Y Branwen comenzó a darse cuenta de que su voz no volvía.

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15/09/2021, 22:57
Bryan

Con cierta consternación, o miedo, los criados los guiaron hasta una estancia enorme, con ventanas pequeñas y muy altas por las que la luz entraba como los focos de los conciertos, haciendo brillar las paredes opuestas, que tenían adornos geométricos en pan de oro. Cuando entraron todos —incluídas Carme y Farhiya— Bryan cerró las puertas, quedándose también dentro.

En el centro había una piscina rectangular, con joyas y monedas sumergidas en su fondo, que a veces brillaban caprichosamente según le diera la luz al atravesar el agua.

En aquella semioscuridad, además de sensación de humedad, hacía más fresco. Había bancos de mármol, helechos y asientos de madera con las patas iguales que las de cabras. Un pavo real caminaba tranquilo.

Allí la galesa pudo estar segura: la bruja de las profundidades le había robado la voz, como hace tiempo había hecho con el oído de Nikita.

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15/09/2021, 22:58
Sirizne

Sirizne tiró de la mano de Bediviere, hacia el pozo. Cuando llegaron la ninfa movió la losa que lo tapaba dejándola en el suelo sin esfuerzo.

De las profundidades salió el olor de los pantanos de Nueva Orleans. Era como estar en su casa, sobre el agua, el día del Katrina.

—De entre todas las ninfas, mi hermana Láveda es la que más quiero. Ella es tu madre, y este pozo conduce a tu hogar.

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15/09/2021, 22:58
Branwen Glyndwr

Contó hasta veinte después, lo que se dio cuenta de que no era muy congruente. Los lastres de la violenta transgresión de la Russalka en su cerebro compartían con sus redaños bajada de marea y el eco de la última exteriorización de la Ninfa. En su fuero interior sabia que había pasado algo y fue, lentamente, que se dio cuenta de que era su voz.

¡Oh vaya!. ¿De verdad? Así es como se las gastan. ¿um?. Bien... Pues la compadezco. Hasta ahora le bastaba con largarse para no tener mi voz en los oídos. Si se la ha llevado ahora la va a tener todo el rato rondando, y sin mí al timón.

Un gesto a Adam señalándose la boca, haciendo el esfuerzo de gritar y negando después fue su intento de indicarle que no podía hablar.

Sentía una punta de irritación haciendo por destacar, pero en vez de enfurruñarse y perder oremus se centró en lo manejable y más calmado. Le añadió un gesto de paciencia a Adam y un último intento de prueba de uno, dos, tres, con resultado infructuoso.

El gusano de la indignación se desperezó, pero solo lo puso en la mano para tenerlo mentalmente a la vista y no olvidarlo, pero tampoco dejarlo campar a su aire. Si es verdad que el bicho le llegó a susurrar un par de venganzas escatológicamente pueriles, que al menos le sonsacaron una media sonrisa.

Con ella entró a la siguiente estancia, arrastrando los pensamientos hasta darse cuenta de la sensación en el otro extremo del efecto del que era víctima. Sirizne no había tomado si no robado y esa diferencia de matiz desdibujó su humor trayendo de nuevo la seriedad.

El gusano era ahora más gordo y sanguinolento, pero aun así levanto su otra mano mental y lo equilibró con el aire al respirar despacio y concienzudamente. No la libraba de un gesto ligero de negación, pero volvió a de esos limones hacer limonada.

Con la pausa de quien no tiene práctica de hacerlo les explicó a los demás su recién adquirida lacra acompañándolo de sus más explícitos gestos de petición de calma. Incluso sintiendo la atribulada faz de Bryan, aun con la poca familiaridad que poseían, le mando más de media luz de expresión serena. A Adam le miró con esa elocuencia que remarca que estas cosas pasan (en los dos sentidos) mientras tanteo si alguien de los presentes tenía algo para escribir.

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15/09/2021, 22:59
Nikita Pontecorvo

A pesar del miedo que le provocaba su voz, Nikita estuvo atento a cada palabra, cada gesto e inflexión en el tono de Sirizne, que se le imponía como si todo lo demás no fueran más que ecos. Entendió que el resoplido de Mariam había evitado que la rabia de la ninfa hacia Branwen estallara en aquel mismo instante y la gentileza complacida con que trataba a Bryony parecía contribuir a calmar las aguas. Sin embargo, cuando su atención se posó sobre Bediviere, sus ojos comenzaron a oscurecerse. Y a pesar de ello y de que sin duda algún recelo guardaría hacia ella, cuando le indicó que la siguiera anunciando que debía saber, Nikita retiró despacio la mano de su hombro, no sin antes apretarle con fuerza. Sentía cómo el corazón se le helaba de horror solo de pensar en perderla de vista. Pero era cierto y Bediviere también lo sabía: había algo que debía saber. La mirada de Nikita viró sobre Bryan quien alentaba a Bediviere a no asustarse, y se movió inquieta entre él y la chica. Pero entonces Branwen volvió a hablar y esta vez Nikita se volvió hacia Mariam con los ojos muy abiertos, como si esperara que ella pudiera detener de nuevo lo que en realidad ya nada parecía poder detener.

La voz de Sirizne barrió la sala como un vendaval. En un primer momento Nikita pensó que se había vuelto a quedar sordo. Miró a su alrededor no sabiendo muy bien si esperaba que alguien hubiera caído fulminado o se hubiera convertido en piedra, tal era el espanto que le había producido la orden de la rusalka. Sin embargo todos parecían de una pieza. Imaginó que nadie más se atrevería a replicar.

Antes de moverse —sentía las piernas rígidas y pesadas como si se hubiera quedado clavado al suelo—, Nikita buscó de nuevo la mirada de Bediviere y dibujó con su dedo índice una cruz sobre su corazón. Y supo que Sirizne iba a hacerle daño. Iba a herirla con la verdad.

La misma sensación que tuvo al dejarla en su piso con Bryan y marcharse al búnker, empezó a reptar entonces por todo su cuerpo. Le daba la impresión de estar perdiendo realidad, como si fuera un fantasma o como si nada de lo que le rodeaba pudiera ser en verdad real. Cada fibra de su ser le pedía quedarse con ella aunque supiera que en aquel momento debían estar a solas, y la imagen de Bediviere caminando hacia la oscuridad del mar la noche de la striga, volvió a sus pensamientos. Pero no debía pensar así. No importaba lo que pudiera pasar, estaban conectados. Aunque algo ocurriera, lo que fuera, la volvería a encontrar. Y así se lo hizo saber con la última mirada que intercambiaron antes de marcharse tras los demás.

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15/09/2021, 22:59
Bediviere Lafayette

La mano de Nikita, sobre su hombro, la contenía y la sostenía al mismo tiempo. Suspiró, al notar su contacto, y lo miró, brevemente desde su posición. Su expresión estaba tan llena de matices que sentía que se perdía. 

La ninfa se refería a Branwen tras haberla escuchado, y Bediviere extendía un brazo, hacia el lado en el que se encontraba la galesa, como si con ello pudiese protegerla, de algún modo. Pero no esperaba que la voz de Sirizne pudiera convertirse en fuego. En un infierno. En algo que encogiese el corazón de tal forma que pudiese dejar de latir. 

Se refirió acto seguido a ella, después. Hija de Zeus. ¿Por qué hija de Zeus? Se preguntó, sin poder evitarlo, mientras veía cómo se acercaba, tal como lo habría hecho una víbora hipnotizadora, y tomaba su mano, de tacto exacerbado. 

Retrocedió muy ligeramente, ante su contacto. Su cuerpo le gritaba a la vez que huyese, y que la enfrentase. La mirada de Bryan se encontró con la suya. Él la animaba a enfrentar la situación. A enfrentarla, con la misma calma con la que él solía enfrentarlo todo. Ella le devolvió el gesto, posando sus pupilas negras como la noche sobre él, llenas de un ruego que no era capaz ni de vocalizar. 

Tembló, como una hoja, en cuanto sintió que Nikita dejaba de sostenerla. Asentía, casi más para si misma que para el resto, pero dando muestra de asumir que tenía que quedarse a solas con ella. A solas con una verdad que no conocía. La mano de Sirizne apremiaba. 

Vio a Nikita dibujar aquella cruz sobre su corazón, y ella hizo un gesto gemelo. No tenía que decir que estaba asustada, porque su cara lo gritaba. Y finalmente se dio la vuelta, sin querer verlo marchar, a él y a sus compañeros. 

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15/09/2021, 22:59
Nikita Pontecorvo

En cuanto Bryan cerró las puertas tras de sí, Nikita se plantó frente a él. De espaldas a la nueva sala y tan inquieto como estaba, no se percató de ninguno de los gestos de Branwen. Buscó primero en los ojos del chico, como si pudiera leer en ellos lo que necesitaba saber sin tener siquiera que preguntar. La rusalka había dicho que serían sinceros; ahora comprobaría si aquello era verdad.

¿Por qué estás en casa de Sirizne? —preguntó algo bruscamente. Tal vez a sus amigos les extrañara la facilidad con que le hablaba, pero no era la primera vez que lo hacía. Y ahora, además, todo había cambiado—. ¿Quién es Láveda y por qué le perteneces a ella y no a los Señores de los Muertos?

Todo aquel plan suyo para liberar a Bryan ya no tenía sentido, y aunque nada fuera culpa del chico, daba la impresión de que quisiera desahogarse con él. Pero antes siquiera de que le llegara a contestar, Nikita se cubrió la cara con las manos y permaneció así unos segundos, tratando de respirar hondo mientras buscaba atemperar sus latidos. Lo tomó después por los hombros, mirándolo muy fijamente a los ojos con una lástima infinita.

Mierda, Bryan, ¡dímelo! ¿Es eso, verdad? ¿Fue… —no se atrevía a decir su nombre en aquel contexto— ella?

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15/09/2021, 23:00
Bediviere Lafayette

Siguió a Sirizne hacia el pozo, lívida, ligeramente encogida ahora que Nikita, Bryan, y el resto de sus compañeros, estaban lejos. El olor de los pantanos de Luisiana llegaba a su nariz, familiar, y lleno de melancolía. Pensó en su abuela, en el propio Bryan. En la pérgola abandonada y hermosa a la que solía ir para perderse o encontrarse, dependiendo de la situación. 

Una añoranza afilada como una daga se le clavó en el corazón, mientras escuchaba hablar a Sirizne. Quería odiarla. Deseaba odiarla, pero su voz era tan dulce que daba náuseas. 

Lo que decía, la dejaba sin palabras, durante lo que pudo ser un instante, o una eternidad. Luego se atascaron en su garganta, y se agolparon en sus ojos negros, como lágrimas calientes, rabiosas y llenas de tristeza. Y cuando finalmente fluyeron por su cara, pudieron salir también de su boca.

Láveda...-repitió, llevándose los dedos a los labios, mientras contemplaba el pozo- Cuando dices que Láveda es tu hermana, ¿te refieres a tu hermana de sangre? ¿Tenéis el mismo padre o la misma madre? ¿O es una hermandad más bien sentida, la manera en la que suelen tratarse las ninfas entre si?-preguntó, tratando de que no le temblase la voz

Hay mucho que no sé. Demasiado. Y no sé si puedo atravesar ese pozo sin antes saber ¿Por qué Láveda...-me abandonó- me dejó en manos de unos humanos? ¿Qué le pasó a la cría por la que me intercambió? -cuestionó, con visible dificultad.

Por favor. Necesito saberlo. Llevo demasiado tiempo sin saber quién soy, o por qué mi vida ha sido como ha sido.

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16/09/2021, 01:41
Ingvild Hoem

Ingvild cogió a Bry por su flaco antebrazo al escuchar sobre las infinitas cosas que Sirizne afirmaba debían compartir, infinitas palabras requieren de un tiempo infinito y temía que su amiga, dueña de una curiosidad desbordante, decidiera que aquel era el momento adecuado para iniciar las confidencias, algo que su primera consejera desaconsejaba de plano. Por suerte aquello no pasó a mayores pues la ninfa volcó su atención en Branwen, aspirante al trono de Neptuno, lo cual sonaba mucho más cool que el calificativo de hija de Zeus que le asignaba a Bediviere,  dios del trueno que en su promiscuidad abrahámica había dado al mundo tantos hijos como estrellas en el cielo. Todo parecía ir viento en popa (considerando las circunstancias) hasta que Branwen la cagaba de manera no del todo distinta a como ella (Ingvild) lo había hecho con la Gran Dama, lo cual le resultaba un tanto curioso pues aquello había sido también culpa de Branwen (en parte) (en una efímera parte) (ok, no), sin embargo al margen de aquella extraña bofetada verbal no se advertían mayores consecuencias.

B. se disponía a acompañar a la otra rusalka por lo que I. se colocó detrás de N. y estaba por empujarlo con el hombro, indignada ante lo que consideraba como una cobardía sólo comparable con la del cuervo del chico cuando fue testigo del semblante resignado pero firme de la americana. Contemplar el miedo en su rostro habitualmente sereno y decidido le produjo aún más congoja, por lo que se quedó inmóvil en su lugar, intentando asentir en una vana tentativa por infundirle ánimos.

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16/09/2021, 01:41
Ingvild Hoem

Pero Ingvild no podía hacer más que temblar de indignación y de miedo, así que siguió en silencio al resto de la comitiva encabezada por Bryan. Branwen parecía tener arcadas. Era curioso ver como la galesa abría la boca y se agitaba con aquel bonito cuerno sobre su cabeza, como un toro debatiéndose ante un torero o los gatos cuando tragan una bola de pelo. Esperó que pudiera contenerse,  si vomitaba estaba segura que ella no tardaría en ser la siguiente.

Ok, Branwen no tenía arcadas sino que la bruja chiflada del agua le había robado, literalmente, la voz, literal, y sintió como la furia estaba por abrirle el pecho, pero logró contenerse lo suficiente para negar con la cabeza ante el pedido de algo con lo que escribir.

—No traigo móvil —admitió con una mueca, mirando esperanzada en la dirección de Bry y Adam, pues Nikita estaba demasiado ocupado encarándose con su antecesor y aunque tal vez debía interceder estaba demasiado sobrepasada por la situación

—Tenemos que esperar a B. y salir pitando de aquí. Ha sido un error venir, esto es una puñetera trampa —dijo antes de sentarse sobre uno de esos bancos con patas de cabra y tomarse la cabeza con ambas manos.

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16/09/2021, 04:07
Bryony J. White

Bryony estaba sonriendo, complacida al ver que su nueva incursión en la diplomacia de las hadas estaba yendo de maravilla, y no prestó demasiada atención a lo que susurraban Adam y Branwen más allá. Pero siguió la mirada de la ninfa hacia ellos y no fue difícil notar que no le había gustado demasiado que hablasen en voz baja. O, tal vez, le había molestado algo de lo que habían dicho.

Pestañeó, algo confusa ante los cambios bruscos en la actitud de Sirizne y le sonrió en respuesta a su sonrisa. Sus palabras le parecieron una promesa de respuestas y Bry tenía preguntas como para construir un dique si las pusiera una encima de otra. Aunque hubo un detalle en aquel comentario que resonaba con algo que venía pensando desde antes con todo aquel asunto de las embajadas. Notó la mano de Ingvild en su brazo y le sonrió, tranquilizadora, guardándose esa inquietud para ella misma. No era por generosidad, sino porque tenía la sensación de que compartirla la haría más real y por el momento prefería ignorarla sin más. Bryony era una experta en el arte de la negación. 

Miró a Bediviere cuando la ninfa pidió llevársela. Pero como la vio dispuesta a quedarse a solas con ella, no le dio mayor importancia. Ella misma, en su inconsciencia habitual, se quedaría con Sirizne sin temor, así que tampoco vio nada de malo en que lo hiciera la rusalka, Entre acuáticas seguro que tenían muchas cosas que hablar. 

Luego le pareció que Bran se estaba haciendo un lío ella misma con su disculpa-no disculpa, y apretó los labios, conteniendo una mueca de «uh-oh». Valoró si interceder, con la Gran Dama e Ingvild había salido más que bien, pero en lo que se lo pensaba, la ninfa apagó todos los sonidos y Bryony contuvo el aliento con los labios entreabiertos. 

Durante un instante, todo fue silencio. Su piel se erizó con la sensación más sorda que jamás había sentido y sus pupilas se dilataron con aquella nueva impresión. Una parte de su cabeza ya empezaba a pensar en cómo podría convertir esa sensación en arte, mientras que otra se alarmaba al haber perdido uno de sus sentidos, pero tan pronto como se había ido el sonido, volvió, y vació los pulmones en un suspiro largo y suave. 

—Guau —murmuró, mirando a Ingvild con los ojos bien abiertos. 

Y de ella, su mirada se fue a Nikita, preguntándose si así era el mundo siempre para él. Un remanso de silencio que exacerbaba el resto de sentidos. Así hizo el camino tras los criados y al llegar a la siguiente estancia se paseó por ella, alternando la contemplación de sus rincones con miradas hacia sus compañeros. Pero... ¿qué hacía Bran?

—Buah, ¿estás bien? —le preguntó, viendo sus extraños gestos—. ¿Bran? ¿Qué te pasa? ¿No puedes hablar? 

Alucinó por un momento y al escuchar a la noruega, metió la mano en el bolsillo para sacar su iPhone. 

—Yo sí tengo el mío. Toma, escribe ahí —dijo, tendiéndoselo a Branwen. Y de paso, se fijó en si había cobertura en ese lugar.

Miró a Nikita, que increpaba al criado por algo, y luego a Branwen, a la espera de ver si estaba de broma o aquello era en serio, pero las palabras de Ingvild atrajeron su mirada de inmediato. 

—¿Qué dices? No podemos irnos, ni hablar —declaró con seguridad—. Si lo hacemos lo tomarán como una declaración de guerra, ¿recuerdas? Es lo que nos faltaba. No, tenemos que quedarnos y ver qué quieren. Pero tenemos que ser más listos y no cabrearlos. —Y dijo lo obvio, mirando a la galesa—. Ellos saben usar sus poderes de hada mejor que nosotros. 

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16/09/2021, 12:06
Adam Dyer

¡Esa puta de mierda me va a comer mi polla negra! —chilló Adam con la rabia reventándole la garganta cuando, tras cerrar las puertas de aquella nueva estancia de la piscina interior, pudo comprobar que aquella demostración de poder, aquel "mirar lo grande que la tengo", había dejado muda a Branwen. No había más paciencia.... ni autocontrol, ni estrategia, ni diplomacia, ni ganas de tener nada de lo anterior. Literalmente, Adam había llegado a su límite y poco le importó que aquella zorra submarina tuviese oídos allí o que, de hecho, sus criados estuviesen presentes. Esa hija de la gran puta era poderosa... mucho, y podía acabar con ellos en un pestañeo. Pero si se había prestado a hacer de embajadora, de ofrecer casa para que tuviera el encuentro entre el/los señor/es de los Muertos (¿cuántos eran? ¿a quién esperaban realmente?) era poco probable que se liara a matar a los mindundis (¿o tal vez no lo eran?) que los dignatarios de la Parca quería entrevistar. Lo que no quitaba que alguno de ellos, primero Branwen y, a buen seguro le seguiría su consorte el caballero de Derl, llegasen "tocados" al encuentro. 

Pero así era. Había tocado fondo y ya no había vuelta atrás.

Vale que mientras Branwen hablaba, los ojos de Adam se habían abierto con una expresión de "¿pero qué dices, majadera?", cargada de amor y apoyo... pero también de prudencia y temor. Vale que incluso en la segunda intervención de su paqueña draconiana incluso había lanzado un par de apretoncitos a la mano sujeta que compartían para intentar frenar aquella verborrea tan graciosa de la galesa y que la ninfa había encontrado tan impertinente. Vale que Adam era consciente de los riesgos y de las posibles circunstancias. Pero cuando la irracionalidad le invadió ya no supo controlarse.

Podéis hablar con sinceridad, ¿verdad? —preguntó capciosamente mientras abrazaba y mecía a su Branwen malherida cual sirenita a quién la malvada Úrsula había robado... oh, sí, robado... la voz. —Pues responded... la señora de la casa es así de hija de la gran puta siempre o está hoy intentando conseguir algún tipo de récord?

Luego siguió farfullando maldiciones entre dientes. Tanto le daba que le oyese quién le oyese. Más ya no se podía decir.

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16/09/2021, 14:13
Nikita Pontecorvo

Director:

Bryan le iba a responder a Nikita cuando se impusieron los gritos de Adam. No tuvo que hablar. Su mirada aterrorizada era un "sí".

Adam vio fugazmente, por el rabillo del ojo a Mariam, con la certeza de que iba a recibir, de ella, un tortazo mayúsculo. Pero entonces la criada muerta de piel blanquecina se le acercó y esa sensación de inminencia se esfumó.

—¿Me has visto bien? ¿No responde nuestra presencia a tu pregunta? Sirizne está muy lejos de ser humana…, y si te ve así te ahogará en tu propia sangre, y luego serás como yo ¿Quieres eso? ¿Eh? Sé que no…

Se separó de Adam y miró a todos.

¿Sabéis lo que significa ofender a una criatura así en su propia casa? Por favor, os ruego que valoréis lo que podéis perder y os calméis. O os digo por experiencia propia que será peor que la muerte… ¿Vale? Esto puede empeorar mucho… Mucho.

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16/09/2021, 14:13
Nikita Pontecorvo

Era extraño atender a algo y al mismo tiempo escuchar con claridad lo que pasaba a la espalda de uno. Nikita oyó a Ingvild y Bry hablar, pero no fue muy consciente de sus palabras, si acaso más de sus tonos de voz que daban prácticamente la misma información. Sus ojos no se movieron de las pupilas de Bryan, ni siquiera cuando Adam comenzó a maldecir. Sus manos solo aflojaron el agarre de los hombros del chico cuando pudo leer con toda claridad la respuesta en sus ojos.

De hecho los brazos de Nikita quedaron colgando después a ambos lados de su cuerpo como si hubiera perdido repentinamente las fuerzas que lo mantenían en tensión. Tomó aire en un par de tiempos incapaz de llenar por completo sus pulmones. Se giró entonces hacia su espalda para contemplar la escena y atender a las palabras de Billie, y volvió de nuevo sobre Bryan como si le estuviera costando entender todas las implicaciones de lo que acababa de responder. Porque por mucho que hubiera sido una sospecha no había querido o sabido enfrentarse a lo que vendría después si se confirmaba así.

Miró al suelo y se llevó las manos al pecho, topándose con el reloj de su abuelo que pendía allí de su cadena. Y sintió a su contacto el retorno de parte de sus fuerzas y la claridad mental que Sirizne le arrebataba. No podía flojear, no allí y menos en ese momento. No solo Bediviere le iba a necesitar, sino todos y cada uno, allí se lo jugaban todo.

Se volvió hacia Adam.

Tío, escúchala, sabe muy bien de qué habla. No nos han invitado a un resort del que podamos sentirnos defraudados. Nos han obligado a venir bajo amenaza de aniquilación –porque esa fue la palabra, aniquilación-, y estamos en la casa de un monstruo. De alguien que ahoga niños de siete años si se encapricha con ellos, ¿qué esperabais? —preguntó igualmente a Branwen. Todavía no se había enterado de que la chica no podía hablar—. Haced caso a Mariam y a Bry: tenemos que ser listos, nuestra misión aquí es sobrevivir y ser capaces de volver. Y de paso comprender en qué nuevo mundo vivimos y a qué nos enfrentamos.

Su tono era serio y directo, pero no había enfado en él. Tampoco levantó la voz.

Joder, tío, tú mismo lo has dicho antes, en el patio, y tenías toda la razón. No tenemos ninguna sartén por el mango, estamos dentro de la sartén.

»Si nos hubiera invitado mi tío, el capo del puerto, ¿no pasaría algo parecido? ¿No entenderíamos que no podemos faltarle al respeto, sea lo que sea lo que entendiera él por respeto, sin que tuviéramos que pagar por ello? Y ojo, ni se os ocurra pensar que yo la justifico o algo así. Solo describo a qué nos enfrentamos. Haceros a la idea de que estamos en el cubil de un dragón.

Miró hacia la puerta de entrada y luego a los demás, concentrándose en Ingvild para hablar. Trató de que su tono sonara calmo, pero le tembló la voz.

No le va a hacer daño a Bediviere, no como pensáis. Hay cosas que tiene que saber y Sirizne se las va a contar.

Por último se dirigió a Bryan de nuevo. Le volvía a costar mirarlo a los ojos.

Si le perteneces a ella averiguaremos como liberarte. No te vamos a abandonar aquí en este… limbo. Haré todo lo que esté en mi mano, te lo prometo.

Ya no volvió a tocarlo pero asintió para rubricar su  intención.

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16/09/2021, 20:56
Branwen Glyndwr

Aprovechó la proximidad de la reacción abrazil de Adam para volver a insistirle con gestos de calma. A veces era más gales que ella misma y le recalentaba el corazón al mismo tiempo que se lo ponía en un puño. Pobre, hoy he sido yo la galesa.

Con gestos rápidos le dijo, señalándole allá abajo que lo de allí lo guardara para ella. El baile de dedos también aprovechó para señalar la respuesta de Billie, con intención de apuntar atención a ella, aunque no sabía bien si enmudecida, podía solo con los ojos abarcar todo lo quería remarcar en ello. Que mirara lo que decía, pero también quien lo decía y porque lo decía. Sin suspicacia. Con mente objetiva.

La aparición en sus manos del rico Iphone  de Bry le iluminó el rostro con agradecimiento y una sonrisa liberada. Dudó un momento y le hizo ademán con el rostro, la cabeza y las manos de si estaba segura, y de lo mucho que se lo reconocía que la ayudara prestándole su tesoro.

Era verdad que le daba las gracias. La función fonadora de su ladrillo no era tan buena como la del suyo.  Le dio tableteado de dedos a la pantalla unos largos segundos mientras se le concentraba el ceño y escuchaba alrededor.

Entendió lo que decía  Nikita aunque era normal que hubiera en ello puntos oscuros. Lo miró, lo miró bien para entender mejor lo que le estaba agobiando (Y no solo que Bediviere estuviera a solas con un Gusano - Dragón era demasiada categoría para su anfitriona). Lo tuvo en cuenta para no destilar mucho de lo que pesaba en su diestra mental y fluyera más ecuánime. Hablar con el deje de Siri igual ayudaba, igual no. Escribió y probó.

- No - dijo desde la caja - No. La Vida no es un resort, amigo Pontecorvo - acompaño la frase con el gesto abatido de la experiencia y añadió - Tú lo sabes bien igual que yo.

Luego cruzando la lengua a un lado de la boca dictó y escuchó - Yo espero que ella sea fiel a su palabra - asintió - 'serviros en lo que necesitéis.'  Necesitas tus oídos de vuelta - miro a Mariam - si es posible y vienen gratis. Igual yo lo tengo más difícil con lo mío.

Arrugó los labios antes de proseguir como si bregara con que decir y que no y se dio cuenta de que lo mejor era con la verdad de sus sentimientos por delante - No os preocupéis por mí - dirigió una mirada tierna a Adam - Mil formas de cagarla, recordar. Así estamos alerta. Con la letra de la ley tan puntillosa podría haber sido ser cualquier cosa arbitraria. Incluso un pensamiento - hizo un gesto de así son las cosas - Ese es el juego. Yo puedo hacerte lo que quiera porque puedo. Mi error es no haber visto cuando empezaba - se paró antes de mirarlos a todos - Pero que no os acongoje. Ese es su poder. Acogotar. No sé si este es el entrenamiento entre el miedo y el respeto (y aquí va un tono didáctico sin ínfula ni proselitismo).

Se rascó la cabeza y sonrió candorosa - La verdadera catástrofe hubiera sido que le quitara la voz a Ingvild - confesó mientras se sonrojaba ligeramente y se disculpaba con Adam con la mirada.

Se detuvo. Había un punto de inflexión en ella que había surgido en la otra sala. Una cuestión con dejarse arrastrar y lo que estaba decidiendo al respecto. Lo puso en movimiento como todo lo que hacía con importancia, concienzudamente y a fuego lento. Compartió con Adam un brillo en los ojos que decía Paciencia de una forma densa y profunda. Con bagaje hacia el futuro.

- Nikita confió en tu juicio con Bediviere - como un robot declamó volviendo hasta el Asteropes tratándole de dar el matiz de sinceridad con la mirada y ánimo que se le insuflara de ella a él. Y lo fue repartiendo sin restricción, incluso o más, con Billie y Bryan (¡Vaya! Si a la Ninfa resultaba que lo que le gustaban eran los nombres con B estaban jodidas)  - Bryan cuenta conmigo también.

Dejó remolonear su subida de humor hacia Bry. No era una sonrisa tonta, había suficiente base de dolor, no solo de ahora, para evitar pensarlo. Era una sonrisa agradecida, con gradas y un escenario para expresarse y  que volvió a acompañar con el resto del cuerpo y el espíritu.

- Gracias Mil Bry - señaló el aparato, viendo que se iba quedando sin batería se lo devolvió junto a un powerbank. Con gestos le indico que no quería agotárselo. Solo dudo un segundo y tecleo un mensaje, pero no le puso voz.

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16/09/2021, 20:58
Branwen Glyndwr

Bry, Única Reina de Hadas que reverenció. Que me diría a mí que me encariñaría de una Inglesa.

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16/09/2021, 23:48
Ingvild Hoem

Ingvild no sabe si están dentro de una sartén o en el cubil de un dragón, pero no hay dudas de que la temperatura es uterina, 100°C, fácil (ok, tal vez un útero de dragón,  si bien éstos ponen huevos y ahí I. ya se da por vencida pues no tiene idea si dicho órgano es aún necesario). Al menos Bry procuraba calmarla, lo cual ayudaba a reducirle la ansiedad, no tanto por la objetividad de sus palabras sino por la certeza de que su amiga estaba en control de la situación. Tranquilidad que el exabrupto absolutamente fundado de Adam amenazó con volver a hacer añicos, exteriorizando de manera bastante aproximada lo que ella misma opinaba y llevándola a pensar que tal vez el espíritu revolucionario de su hermano corría en la sangre de la familia. Billie intentó con un camino alternativo, el camino del terror,  y sus palabras la impresionaron aún más que cualquiera de las cosas que dijeron Nikita o Branwen a continuación.

Excepto que Branwen hacía aquel comentario sobre su voz, una voz con matices masculinos, como suele suceder entre las escandinavas, lo cual ocasionaba que Ingvild le devolviera una tímida sonrisa de mejillas igualmente encendidas, sorprendida de que alguien con una cadencia y acento tan mágico como el de su nombre y país de origen hallara placer en sus cuerdas vocales (las de Ingvild).

Inspiró un par de veces, lentamente. En realidad nada de aquello importaba siempre que Bediviere regresara en una pieza, como Nikita afirmaba con seguridad, y siempre que Branwen y Nikita recobraran sus sentidos, y tal vez en ésto último debían concentrarse mientras esperaban. Se incorporó, acariciando la mano de Bry a la pasada y se aproximó a la fuente, rebuscando algo en la cartera.

—Tal vez una ofrenda sirva como disculpa —dijo, revelando una de las monedas de oro que le había regalado la Gran Dama. Cerró los ojos, pidiendo un deseo por la voz de la galesa, antes de dejar caer la moneda dentro de la fuente, en compañía de tantas otras— ¿Podemos hacer algo más para recuperar la voz de Branwen y el oído de Niks? —preguntó abarcando con la mirada tanto a Mariam como a Billie y Bryan.

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19/09/2021, 09:37
Sirizne

A lo primero no respondió, centrándose en la muerte de Bryan.

—Somos así… Sí, tu ira lo cubrió, y lo mató. Y ahora te pertenece hasta que su imagen se borre de nuestro mundo. Los primeros años podrá ser tangible y parecer vivo con sangre, pero luego ésta no será suficiente y se convertirá en un despojo sintiente pero inerte y acabará como el eco de una mente disuelta en el agua de tu guarida.