Partida Rol por web

-Que tremendo...yo me quería comer un hongo.-Se lleva las manos detrás de la cabeza y comienza a caminar en círculos-

Mierda...ahora tenemos que hacer lo que el vago nos dice. Bajón. Pero bueno, no queda otra.

Pero bueno, no queda otra. -Le dice a Shibaba- Pero si decís que da luz del sol...me re prendo. ¿Queda re lejos?

De todas formas, me parece que estando en el estado que estás vos y tu otro compañero -te dice- lo mejor sería que reposen durante un día o dos, y consuman la flor curativa que estabas consumiendo hoy, que acelera la recuperación de tu cuerpo.
Tampoco hay tanto apuro. -concluyó.

Mientras decía estas palabras, se levantó y fue a buscar un instrumento. Volvió, se sentó y se puso a tocar*.

-Ya. Recuperarnos es lo mejor que podemos hacer. Pero que horrible. No me gusta estar quieto. ¿Qué vamos a hacer durante estos dos días? -Le pregunta a Shibaba.

Dios mío, me voy a re cagar del embole. Pero por lo menos me voy a curar.

Y el tiempo pasó y boludearon mientras te recuperabas. Yargat practicó con el machete y Shibaba tocaba sus instrumentos. Raka volvió después de unas horas. Te contó lo genial que era la araña de Shibaba, y se puso denso al rato.

Pasó el tiempo. En un corte saliste de la casa con una antorcha a ver que onda. Viste el exterior. La casa estaba en lo alto de un árbol enorme (8 metros) petrificado. Te pareció distinguir otro árbol petrificado a una veintena de metros, pero estaba muy oscuro como para estar seguro. Supusiste que era como un bosque subterráneo de árboles petrificado. Algo muy loco y extraño.

Te preguntaste cómo habían hecho para trepar ese enorme árbol hasta la casa de Shibaba. Más tarde te diste cuenta de que había dos escaleritas en lo oscuro que ni se veían.

Mientras te recuperabas, Shibaba te contó que el tiene otra casa en un bosque que está dentro de la montaña, en una especie de cráter que le da el sol. (Es como de 2km cuadrados). Su casa fue tomada por criaturas, y el lugar en sí es peligroso, por eso necesita ayuda.

Luego de dos días...

Estaban listos.
Bajaron el árbol y abajo estaba la araña* de Shibaba. Al principio ni le coparon los otros goblins, pero al rato se acostumbró.
Abajo del gran árbol había tierra muy seca, agrietada y polvorienta.
En el lugar se escuhaban ruidos de bichos y se escuchaban movimientos inquietantes todo el tiempo. La oscuridad, fuera de la luz de las antorchas, era absoluta.

Caminaron detrás de Shibaba montado en su araña durante lo que les pareció una eternidad. A lo largo del trayecto la luz fue tomando terreno y comenzaron a ver vegetación, y los árboles gigantes desaparecieron.
Luego de subir por una cuevita se encontraron con el exterior.

Se incandilaron como nunca en su puta vida.

Era de día y el sol pegaba fuerte.
Cuando pasó el flashazo de la luz, viste a lo lejos una especie de bosque tropical, casi húmedo** donde hacía un calor importante. Era como que el bosque estaba dentro de un cráter en la montaña. No podías trepar por la pared del mismo, y medía unos 10 metros de altura.

se encontraron con muy poca vegetación, estaban como adentro de un cráter que estaba en la montaña. Más crater adentro empezaba el bosque, y empezaba a hacerse frondoso. Probablemente la lluvia caía hacia el centro del cráter.

Mi casa está cerca del centro del cráter.. -dice Shibaba.

A unos veinte metros de ustedes, había un jabalí gigante durmiendo. Era como tres veces más grande que un jabalí común.

Por suerte ya había pasado el período de recuperación y densitud arañil de Yargat. Estaba fascinado con el bosque petrificado; hizo cambiar mi opinión de los espacios cerrados al mostrarme un nuevo mundo de posibilidades subterráneas.
Hasta viviría un tiempo acá, capaz.

Aunque supe que me habían subido por una escalera, jamás sabre como hicieron para cargarme por ella. Quizás habían usado una cuerda. Capaz que no. Qué se yo. Hay cosas que mejor no saberlas.

Luego de dos días...

Qué zarpada que esta la araña, me hace acordar mucho a Cusifatinga. Esta es menos copada igual. La mía era verde y roja. Y más grande.

Bajé del árbol que probablemente no volvería a ver y levanté el polvo de la tierra con mi caída. Miré a mi alrededor, solamente para tratar en vano de confirmar con mis ojos lo que oía. Que bajón, no se veía un sorete.

Me tocó caminar. Que voy a hacer. Lo próximo que practique y aprenda es a viajar sobre algo levitante, como un disco, por ejemplo.

-¡ARrrrghT! – Es lo único que pude decirle al padre sol mío que estaba en el cielo. Era un bajón verlo después de tanta negrura. En realidad no tanto. Me ponía un poco contento-

Imaginé que iba a poder encontrar algún método para trepar, pero inútilmente creé esperanzas. Que importa, ya fue. Algo iba a surgir más adelante. Estoy seguro. Me pareció muy rara el degradado de vegetación que creaba la humedad (o su falta) en e cráter, pero terminó chapándome un huevo cuando vi al jabalí.
 

-Mirá como lo comemos en un ratito- Susurré bien bajito antes de salir en su caza -

...O capaz que no 

Eso fue lo último que pensé.

Te fuiste acercando bastante sigiloso, dentro de todo, con la espada desenvainada. Ya casi estabas ahí, casi lo tenías. Cuando estabas a unos cinco metros, viste como sus dos ojosse abrieron y al instante te observaron. Durante un segundo se te congeló la sangre.

Andá a saber si fue por que el animal se sentía amenazado, o entendió cuales eran tus intenciones con la espada, o simplemente era un animal muy bardero. La cuestión es que se levantó del "desvegetado" suelo y corrió hacia vos con lo que te pareció que era un entrecejo fruncido. Además hacía ruidos horribles de jabalí en el proceso.

No te dió el tiempo a correr o hacer demasiado. Antes de que puedas reaccionar, el jabalí estaba al lado tuyo moviendo la cabeza. Te levantó en la verga. Por lo menos ya estabas acostumbrado a volar por el aire. En esta ocasión volaste y caiste como a dos metros de la bestia. Tu espada cayó al lado tuyo.
Te hizo concha el bicho.

Yargat corrió a salvarte el ojete, como ya estaba acostumbrado a hacer. En la carrera hacia el jabalí sacó el machete de manera muy cinematográfica y saltó, empuñando el machete con las dos manos, para asesinar al jabalí tremendo. El animal demostró ser más ágil de lo que aparentaba y se corrió en el momento indicado.
Mierda. -dice en tono de queja, sin llegar a ser con signos de exclamación.

Lareputam...
 

Es todo lo que llegué a decir antes de volar por segunda vez en tres días. No fue en vano. Me calenté demasiado, al punto de que a pesar de estar hecho mierda, poder tomar mi espada y partirsela por la cabeza al bicho de mierda.

-Waaaarggghh- Le grito con los ojos saltados al tiempo que revoleo con poca técnica el pedazo de acero filoso y choto al que llamo espada.

Raka, que seguía con una especie de yeso en el brazo, no parecía sentir algún tipo de dolor cuando agitaba sus brazos de manera "amenazante". Corrió lo más rápido que le pintó y sacó sus dagas al grito de
¡HAY QUE ASARLO! ¡HAY QUE ASARLOOO! -moviendo la cabeza hacia los lados.

Justo antes de que Raka llegue al jabalí, le clavaste la espada al jabalí, pero apenas. Tenía la piel muy dura, y el espadazo fue tipo corte. El bicho era muy grande y resistente, tu espada y fuerza, pequeñas.

Raka comenzó a agitar sus dagas contra el jabalí, pero no le hacían mucho daño.

La araña de Shibaba, incluso con Shibaba sobre ella, se desplazó hasta el jabalí a una velocidad difícil de creer. En el par de segundos que le tardó a la araña llegar al jabalí, Shibaba desenrrolló de atrás de su espalda un látigo grandísimo y verde, que parecía de calidad.
La araña paró de moverse cuando estaba cerca del jabalí, y Shibaba empezó a darle látigo. A aplicarle látigo. Dulce látigo.
Al jabalí no le dolieron demasiado. Pero fueron varios latigazos, le molestaron mucho.

Mierda..-sentenció Shibaba.

El jabalí parecía altamente alterado y furioso.

En un corte que miraste al jabalí, flasheaste que un poco lo entendías igual.
El jabalí estaba prácticamente rodeado por tres locos goblins y una puta araña gigante. Para colmo lo estaban haciendo mierda a él, que era un jabalí grandísimo. Eso lo enfurecía. Se notaba. Estaba todo herido y sangrando, pero aún así seguía en pie y listo para darle rosca por lo menos a uno antes de morir.
Lo vió a Raka. Sus gritos eran insoportables. Debía morir. Iba a morir.

Lo levantó en la guasca a Raka con sus colmillos y Raka cayó otra vez sobre sus colmillos. El jabalí lo tiró al piso y lo pisoteó entero. Lo hizo totalmente mierda.

Raka tenía todos los ojos saltones y una cara de sorpresa en la cara. Le brotaba sangre de la boca.
Yo... Aah...
Todos lo contemplaron tirado en el piso, totalmente hecho mierda.
Levantó un brazo hacia el sol, con la mano abierta, lentamente.
Me...quemo... Me... incinero... -un segundo más, y el brazo cayó inerte. Su cara quedó con esa expresión de asombro y ojos saltones.

Yargat vió cómo moría Raka y todo mal con eso.
Hasta acá llegaste. -lo dijo tranquilo, pero en el siguiente segundo saltó y se subió al jabalí, y empezó a clavarle el machete con las dos manos. El jabalí empezó a correr, pero al final cayó. Yargat bajó y le cortó la cabeza.

Listo.

Al ver que murió el jabalí, pude caminar tranquilo hasta donde estaba Raka. Me inclino un segundo para cerrar sus ojos y tomo sus dagas. Las guardo a los costados de mi cadera. Sin decir nada, lo miro un momento mas y me retiro hasta donde estaba el cadáver del cerdo gigante. Le doy una fuerte patada en la panza, antes de decir:

-¿Qué hacemos ahora? Este lugar capaz es un poco peligroso para comer. -Miro la boca del jabalí, tomo una daga y con el mango rompo uno de sus dos grandes colmillos. Lo guardo- De última podemos tomar un pedazo grandote  de carne cada uno, para comer en los próximos dos almuerzos.

Shibaba, al ver como le cabió a Raka de touch, se bajó de la araña y se acercó al cadáver del goblin. Mirándolo, dijo:
Yo puedo llevar un pedazo bastante grande atado a la araña.
Si liberamos mi casa, podemos comer un buen asado de jabalí. Ahí tenés un incentivo para ayudarme.
Pasame una daga. -le pasaste una daga y empezó a cortar el cuero del jabalí.
Yargat empezó a cortar carne con su machete.
El sol seguía ahí, observando la escena y rompiendo las bolas con su calor.

-¿Estamos muy lejos de tu rancho todavía? -Le pregunto a Shibaba, mientras veo como corta la carne y hago lo mismo con mi otra daga.

Mará, parece re baquiano en esto de rajar al chancho

Debemos estar como a un kilómetro. Mi cabaña está bastante bosque adentro. Voy a tener que dejar a mi araña en el línde.

Y así hizo. Caminaron hacia el bosque y cuando llegaron al linde, Shibaba ató la araña a un árbol y la acarició un toque.
Cuando entraron al bosque, sólo había árboles distanciados entre sí, y pasto, bastante seco. A medida que fueron entrando más profundo, acercandose más al centro del cráter, el bosque se hizo bastante frondoso.
Vamos a tener que ir medio escondidos... -comentó Shibaba- Quién sabe qué se puede encontrar uno por acá hoy en día.

Llegaron a la cabaña. Ustedes estaban atrás de un arbusto bastante espeso, como de metro y medio de alto, agachados. La cabaña estaba a unos cuarenta metros, en un claro bastante grande.
Miraron. Afuera de la cabaña había como un banquito hecho de madera. Sentada en él había una criatura humanoide pequeña, de constitución robusta y parecía como blindado con gruesas capas dermales. Estaba sentado ahí simplemente. Parecía tener toda la paciencia del mundo.

Mmm.

-Hey. Escuchenme. -Les digo en voz baja- Tengo un plan. Voy a rodear el claro desde adentro del bosque con  vos, Yargat. Shibaba, quedate acá. Cuando estemos en la parte de atrás de la casa, intentamos entrar en el claro cuerpo a tierra y nos metemos abajo de la cabaña, esta levantada a un metro del suelo. El bicho ahí no nos va a ver, pero vos sí. -Le digo a Shibaba- Entonces salís al claro, y cuando el bicho salga del banco para atacarte o huir, lo agarramos desde atrás entre Yargat y yo. -Termino giñando un ojo y mostrando los colmillos, con cara maliciosa.
 

Desde la perspectiva en que ustedes veían a la cabaña, no se veía demasiado el interior de la misma. Osea que no estaban seguros de si había más de uno. Había ventanas en la cabaña, pero como estos bichos eran bajitos, ni se verían capaz.

Bueno, hagamos eso. -asiente Shibaba- Pero cuidado, porque la última vez eran varios.

Se alejaron de Shibaba cubiertos por la vegetación, sin demasiada prisa, y rodearon la cabaña. Del otro lado del claro tampoco estaba ni el loro. Entraron al claro medio cuerpo a tierra y vieron que en la parte de atrás de la cabaña había una ventana. Contra la ventana había lo que parecía ser una cabeza, probablemente de una criatura como la que viste. Estaba mirando para el lado de la entrada (osea el lado contrario al de ustedes).
Si querían meterse abajo de la cabaña tendrían que ser sigilosos. Había vegetación botona que podía hacer ruido y esa cabeza estaba muy cerca (quién sabe cuán bueno es el oido de estos bichos de todos modos).