Partida Rol por web

-Pues cuidado si te manda al castillo Agathon. Mi hermano tiene fama de ser un burro en la cama.-

-O siempre te puedes fugar con un apuesto campesino o cortesano.-

Inicio un baile al son de una música imaginaria, con la esperanza de que se olvide de contenerse y se abra a mi.

-O quizás con Piram ¿Quieres ser reina?-

Suelta una carcajada en cuanto te escucha.

-¿Ser la esposa de Piram?. Jamás. Además ya está casado con  una bruja de la Sorte, no me gustaría tener que enfrentarme a ella. Nos queda tu hermano, el campesino y el cortesano. Creo que a tu hermano lo descartaré. La primera vez que entre en la cama de un hombre, preferiría que  fuese con uno que no rebuznase. Un campesino tampoco, mi padre lo cazaría como a un animal. Sólo me queda en cortesano, pero al pobre desdichado lo obligarían a volver a la corte y casarse conmigo. Me temo que estoy atrapada.-

Extrañamente, no deja de sonreir, como si hubiese asumido que va a ser tratada como una mercancía hace mucho tiempo. Como si se limitase a disfrutar de una buena compañía y una gran conversación sin comentarios pretenciosos. Lo más asombroso de todo es que, con su atractivo, aún no haya probado ninguna cama. O, al  menos, eso dice ella.

-¿Virgen? No puede ser...- eso incluso me hace desearla más...

-Pobres cortesanos...¿Y si le presentas tú el candidato a tu padre? Podrías "cazar" y así sería de tu gusto.-

Lo digo sin ninguna intención, que ella piense lo que "quiera"

Le tienes frente a tí, entre tus brazos. No desprende el olor recargado de los perfumes de Montaigne, si no uno mucho más sutil. A pesar de lo juntos que estais, los metros de tela de su vestido os separan.

-Me temo que no escuchará, a no ser que se le haga una oferta mayor a la recibida, no puedo hacer nada.- dice mirándote con unos almendrados ojos azules. El color de los ojos hacen que parezcan transparentes, casi inocentes. Pero la forma que los rodea es casi felina, con una agresividad encubierta que parece espera a ser liberada.

Acerco mi cara lentamente a la suya, como si la fuera a besar, llevando mis labios a su oído en el último momento.

-Pues camélatelos bien, y quizás hagan esa oferta.-

Me separo y le tiendo mi brazo.

-¿Regresamos?-

-Poco a poco...si voy muy rápido quizá sea mala idea.-

Te mantiene la mirada, sinparecer intimidada ni nerviosa. No te contesta, se limita a cogerte del brazo y caminar contigo de regreso.

-¿Se va a quedar mucho tiempo por tierras avalonesas? ¿o tiene pensado volver pronto a Montaigne?.- pregunta con interes.

-Mi intención es quedarme, pero quién sabe lo que me depara el futuro. No hay nadie que me ate a ningún sitio, por lo que soy libre de ir y venir.-

Una vez lleguemos beso su mano como despedida.

-Encantado de conocerla, la velada ha sido maravillosa.-

De camino a mis habitaciones, ordeno vino y dos vasos. Cuando llegue, me quito la ropa para ponerme algo más cómodo, un pantalón más viejo y holgado con un batín de seda.

Anna se despide de tí con una sonrisa y una ligera inclisacion de cabeza, obviando la reverencia esta vez.

-Entonces, lo veré por la corte mientras se quede, John.- Tiene una forma curiosa de pronunciar tu nombre, alargando un poco la 'O', con un acento que no logras identificar. Se aleja de tí, dejando un rastro casi imperceptible de su ligero perfume.

El vino y las copas que has pedido llegan casi al momento, el criado te trae tambien algo de comer, un poco de carne fría, conservada en gelatina, y frutas de temportada.

Taylor llega poco después del anochecer. Ha dejado atrás el uniforme de doncella, llevando ahora un vestido simple de lino con una bata por encima.

-Mi señor.- dice agachándose.

La cojo de la barbilla, impidiendo que se agache.

-Por favor no me trates como a un superior, Taylor, solo soy Jonh.- la sonrío. Le indico la carne, para que coja lo que guste, y le sirvo un vaso de vino.

-De nuevo te recuerdo que no estás obligada a nada, no quiero que te sientas obligada a...agradecerme...algo que cualquier caballero hubiese hecho.-

Me siento en la cama, dejando la única silla para ella, que coma lo que desee.

Taylor toma la copa de vino, bebiendode ella. Ignora la carne, mirándote a los ojos.

-No es sólo una muestra de agradecimiento, es algo que me apetece hacer.- dice con una sonrisa pícara.

Viéndola bien, parece joven, muy joven. Y decidida. Se levanta de la silla, con un movimiento que hace uqe uno de sus pechos quede casi al descubierto. Te empuja suavemente hasta que estás tumbado sobre la cama. Baja por tu cuerpo, sin rozarte, mirándote a los ojos, hasta que llega a tu ingle. Baja tus pantalones con destreza, aplicando su boca a tu sexo. A pesar de su  juventud, su destreza es innegable.

Hundo mis dedos en su pelo mientras con la otra mano suelto la copa en la mesilla.

-Es buena joder...-

La dejo hacer hasta que sea casi demasiado tarde, momento en el que la hago parar, y la tumbo, para besarla mientras quito su vestido.

Paso de su boca a su cuello y hombros, para llegar a sus pechos y jugar con ellos, mi sexo roza el suyo, sin llegar a penetrarla, excitándola más y más.

Para finalmente penetrarla cuando esté apunto de desesperar, marcando un ritmo fácil de llevar, que aumenta poco a poco.

Muerdo su labio una última vez antes de separar ligeramente mi cabeza para mirarla a sus preciosos ojos azules.

Te mira con los ojos llenos de deseo. Acerca sus labios a los tuyos, besándote con fuerza, mientras mueve sus caderas marcándote un ritmo mucho más salvaje.

Levanta las piernas, rodeando con ellas tu cintura, dejándote entrar hasta lo más profundamente. La sensación es maravillosa. No es nada que no hubieses hecho antes, pero su forma de gemir te excita especialmente. No aguantas más y te dejas llevar, llegando al éxtasis los dos casi a la vez.

Dejándome caer a su lado, no paro de besar su cuello y sus labios, para llegar a un beso mucho más profundo. Una de mis manos baja a estimularla mientras me recupero, mientras la otra acaricia su pelo y su cara.

-¿Me deseas?-

-Te deseo.- susurra mientras se muerde el labio, arqueando la espalda entre sus caricias.

Notas como su cuerpo reacciona de nuevo, tal y como empieza a hacerlo el tuyo. Te sorprende gimiendo ante un nuevo orgasmo. Te mira con ojos llenos de deseo, arañando suavemente tu espalda. Empiezas a tener muy claro que es lo que le gusta. Se incorpora, poniéndose sobre tí. Esta vez te besa con firmeza, acariciando tus labios y tu lengua, mientras sus manos se deslizan por tu cuerpo, esperando a que estés listo de nuevo.

Pongo sus manos en mis cuello y las mías en su cintura, para comenzar de nuevo, creciendo en intensidad hasta llegar a un ritmo casi frenético. Mis ojos no se aparatan de los suyos excepto en los momento en que arquea su espalda de placer o nos besamos con pasión.

Antes de llegar al límite, la coloco sobre sus manos y rodillas, para penetrarla en esa posición, pegando mi espalda a la suya, para morder su hombro y cuello.

-Grita mi nombre Taylor...grítalo, muéstrame tu deseo.-

Estoy casi al límite, es magnífica.

Taylor baja la espalda para que, una vez más, puedas entrar profundamente. Notas como no para de gemir.

-Si, John, te deseo... oh...- gime en un orgasmo que parece prolongarse durante minutos, esperando a que tu tengas el tuyo.

Caeis rendidos en la cama. Pequeñas gotas de sudor salpican el cuerpo de tu amante, que tiene el peinado deshecho y las mejillas sonrojadas. Una rizada y espesa melena rubia se estiende a su alrededor, mientras ella te mira, intentando controlar su respiración.

-Ahora, ganatela.-

-Eres maravillosa...- jadeo, con el tono justo de deseo y sinceridad.

De nuevo mi mano baja a su sexo, mientras ala otra acaricia su cara, para besarla. Esta vez no es para recuperarme, sino para su disfrute, lo hago de tal manera que ella note eso.

Cuando pase su nuevo orgasmo la beso de nuevo, largamente, antes de tumbarnos para descansar, abrazándola.

-¿Puedo confiar en ti Taylor?-

Te mira con una sonrisa, acariciándote la mejilla.

-Esto es una corte, y yo una cortesana. Puedes confiar en mi.- dice en tono enigmático.

-¿Estás dispuesta a servir a Avalon? Me verás hacer cosas que no te gustarán, te pediré que hagas cosas que no te gustarán, pero todo será por Avalon. ¿Estás dispuesta? Me gustaría seguir viéndote..pero no querría que te sintieses engañada.-

Mis ojos muestran mi seriedad y mi sinceridad, mis manos acarician piel de su espalda, en recordatorio de lo que son capaces.

Recorre tus músculos con sus dedos, dibujando cada una de sus curvas.

-Ya sirvo a Avalon, todo lo que haga por mi pais, será poco.- dice con decisión.

Te mira con unos ojos azules que parecen sinceros,pero has visto demasiados así como para fiarte.