Partida Rol por web

Os encontrais ante unas largas escalinatas de piedra coronadas con símbolos y grabados arcanos que no entendéis. Los peldaños conducen a un gran arco adornado con símbolos que brillan con una luz intermitente. A través del arco puede verse un paisaje de verde vegetación. Una especie de paredes formadas a base de ramas, de hojas de color verde oliva entrelazadas, que brotan de árboles que crecen casi horizontalmente, enmarcan ambos lados, dejando una especie de pasillo natural hacia la foresta. Una leve brisa mueven las ramas de altos árboles: orgullosos robles, maderadiques con sus brillantes hojas de color marrón y gigantescos sombraaltos. Casi podéis sentir esa brisa y oler el fresco verdor del bosque.

Dagast os ha conducido a través de una intrincada red de pasillos hasta descender a las oscuras alcantarillas donde se halla ese arco extraño. Ahora estáis al pie de las escalinatas y el Mago de Guerra os invita a subir.

- Id, apresuraos - os dice enarcando las cejas - recordad que se trata de descubrir que trama nuestro sopechoso y conocer sus planes de antemano. No haceros el héroe, necesitamos testigos vivos para obtener información.

Hace un gesto para que subais las escaleras. Se dirige hacia Enghir:

- Detrás de ese Portal se halla el Bosque del Rey. Lo conoces como tu palma de la mano, maestro Enghir. Llévalos al Castillo Perdido. En el camino os encontrareis con el paladín de Tempus, esperamos. - comenta deirigiendose al resto - Si el paladín va acompañado, sólo él sabe todo esto que os he contado, el resto debe creer que se trata de una cacería de trasgos. Buena suerte.

 El joven sacerdote despide al consejero con un gesto de la mano y una breve bendición.

 - Que el Guardián vele por vos, maese Dagast.

 Tras despedirle mira a los presentes y tras un carraspeo se presenta formalmente y alarga su mano para estrechar las de los señores Yenian y Hengir.

 - Ya que vamos a compartir fatigas, será bueno conocernos un poco, por lo menos los nombre. Empezaré yo, mi nombre es De la Cruz, Lorenzo De la Cruz. Orgulloso servidor de Helmo, el Guardián.

Ya está bien avanzado el día cuando salís de la Posada del Perro Loco guiado por Derek el Glorioso y os adentrais en la foresta dejando la seguridad de Dhédluk. Una leve brisa mueven las ramas de altos árboles: orgullosos robles, maderadiques con sus brillantes hojas de color marrón y gigantescos sombraaltos. También podeis ver algunos abedules y abetos. 

Derek, sin mencionar palabra os hace desviaros hacia el sureste. Podeís oir el chapoteo de aguas y os dais cuenta que estáis cerca del río del Bosque del Rey. 

- Si queréis hacemos un descanso para comer.

Comenta mientras se sienta. Os ha llevado hasta el curso del río.

- A partir de aquí - anuncia Derek - seguiremos el sendero río arriba hasta las colinas.

Un gusto conocerte señor , toda ayuda para mi señora siempre es bienvenida . Mi nombre es Enghir Herradur cuidador de caballos en las cuadras de mi señora , seguidme por ahora por la importancia de nuestra misión con los nombres sera bastante hay que ir por la misión y intentar descubrir las intenciones de los posibles sublebados lo antes posible.

Para darle mas enfasis a mis palabras comienzo a caminar hacia donde necesitamos ir para comenzar nuestra mision.

-Un honor como siempre Dagas
Mientras se dirige con los demás. Estos comienzan a presentarse y Yenian no iba a ser maleducado.

-Mi nombre es Yenian , sin más. Soy mago del colegio real., Un placer teneros al lado ahora que seremos camaradas, en esta correría.

Tras decir esto comienza a seguir a Enghir que ya habia comenzado el recorrido y encabezaba la marcha.

Enghir camina por la especie de pasillo natural formada por las paredes de ramas. Los árboles crecen casi a raz del suelo, y el intrincado entremezclado de ramas hace imposible el pasar a través de él. El único camino es el túnel, no parece haber salida. Cuando avanzais unos 50 metros, siempre con Enghir a la cabeza, llegais al final del pasillo que se interrumpe de forma abrupta en otra pared de ramas, pero esta es menos frondosa. Pensais que podeis atravesarlo.

Será mejor que descansemos pero me parece raro no haber visto ningun enemigo ni nada sospechoso por aqui- se acerca Derak- a cuanto tiempo estamos del castillo, el filo de mi espada esta sedienta de sangre trasga.

- No os confieis -  contesta Derek dejando al lado su gran espadón - Este sendero es muy conocido, pero sólo los locos y desesperados pasan por aquí.

Derek rebusca en su peuqeña bolsa de viaje unos pedazos de pan.

- Este es el mejor camino para acceder a las colinas donde están las ruinas -  señala río arriba -  a un par de kilómetros hay una pequeña casa en ruinas que puede servirnos de refugio para pasar de noche y podéis estar preparados para combatir pues de noche esos trasgoides son más activos.

¿Trasgoides? Ni siquiera son trasgos de los de pura cepa... esto ya no es lo que era...

-Entonces lo mejor sera que preparemos la casa, quiza una pequeña trinchera unas estacas para evitar que caigan sobre nosotros, y a la mañana siguiente ir a por ellos.

Antes de esperar a que me den su aprobacion lo doy por echo y me siento en el suelo empezando a afilar una rama para clavarla como estaca en el suelo cuando lleguemos a la casa

Reconoces que hay algo de magia en el ambiente. Reconoces esos árboles como Suzh, una especie que sólo crece muy al sur, mucho más al sur, por lo que te parece extraño que crezca en el Bosque del Rey. Además, algo mágico hay en ese entramado de ramas, sabes que no ha crecido de forma natural.

Mientras caminas, piensas que quizás es una protección de origen mágico que camufla la entrada o salida del Portal. No te cabe la menor duda cuando atraviesas la pared al final del pasillo y cuando miras atrás no ves ni rastro de los árboles. Te rascas los ojos para asegurarte que no son imaginaciones tuya. 

Salís del entramado de ramas cuyos árboles reconoces. Se trata de Suzt, un tipo de árbol autóctono de las tierras del sur, en Khult para ser exacto que crecen casi horizontalmente y entrelazan sus ramas. Allí donde hay estos entramado de ramas de ojas color oliva es terreno impasable debido a la espesura.  Te preguntas cómo han podido crecer esos árboles.

Ahora lo importante es llegar al Castillo Perdido pronto pues el día está tocando su fin y debéis descansar en un refugio seguro.

Dejáis atrás ese entramado de ramas de hojas verde oliva cuando el día está bastante avanzado. Observáis con sopresa como al dejar dicho entramado no hay señal alguno ni evidencia alguna de que hayan existido, ni los árboles nudosos y retorcidos, ni el Portal.  

Enghir os guía a través del Bosque, al principio se paraba con cada paso, como si se tratara de orientarse, pero luego parece haber tomado bien la ruta y va avanzando con decisión. El viento mece suavemente las hojas de los árboles. El paseo parece agradable y os preguntáis si está lejos del Castillo.

Al principio te quedas desconcertado. No sabes dónde te encuentras. Los árboles extraños que ocultaban el Portal ha desaparecido y has tenido la impresión de estar en otro lugar. Un leve mareo y una sensación de desorientación ha sacudido la mente. Al poco rato has tratado de caminar tratando de orientarte, hasta que la sesación ha desaparecido y, caminando un poco más hacia el noreste, has notado en el aire el frescor del Río del Bosque. Si te dirijes en esa dirección, te toparás con él.

Allí hay un sendero que sigue el curso del río. Si los llevas hasta allí al caer la noche quizás puedas llegar a una casa ruinosa dónde pasar la noche, en realidad se mantiene una parte de los muros, pero puede servir de parapeto a un ataque de trasgos. Debéis apresuraros. Aumentas el paso

Después de descansar un rato, Derek os apremia para continuar el sendero río arriba. El día está empezando a desvanecerse, pronto el sol sangrará el horizonte y el día tocará a su fin. Ascéndeis unos cuantos kilómetros, el sendero asciende y pronto la marcha será forzada.

Al cabo de un rato, Derek se detiene tras un recodo, clava una pierna y fija la vista a los cuantos metros hacia adelante, en el lugar en que el sendero asciende unos 5 metros por encima de ellos y hace una curva.

- ¿Qué ocurre, cara niña?

Pregunta el gigantón dirigiéndose hacia el paladín. Éste hace un gesto con la mano para aceros callar.