Partida Rol por web

Los bandidos se queman frente a mí entre intensas llamaradas pero no tengo tiempo para la piedad ni para horrorizarme por el olor de la sangre quemada.

Uno de mis enemigos ha caído justo frente a mí, demasiado cerca para mi gusto, por lo que reuno nuevamente las energías de mi magia y lanzo una nueva ola de fuego contra los tres enemigos que quedan en fila justo delante mía mientras grito -Hermano, ven aquí y cúbreme.

En pocos segundos el grupo se aseguro la victoria, la trampa fue un éxito y la oleada de ataques causó un gran daño. - Aún queda uno en pie y varios quedan vivos. No debo confiarme, debo seguir atacando. Haguen estará por aquí, estoy segura -

¡Están muy cerca de Vargad! -  Ciara ataca al enemigo próximo a Vargad, si no está vivo para cuando me toque ataco al que se encuentra aún a caballo.

Entusiasmada por el golpe anterior, recogió una flecha dibujando una sonrisa provocada por la emoción del combate y el regocijo de sentenciar bandidos. ¡Vamos! ¡Ya son nuestros! En un alarde de elevar la moral del grupo, tensó aquella flecha con fuerza y se mantuvo en calma unos segundos. Confiaba en que el mago descargaría de nuevo el fuego sobre los bandidos, a pesar de quedar expuesto, por lo que le animó a retirarse mientras aguardaba otorgar la potencia al mundano proyectil. Vamos Vargard, sal de ahí, no les daré oportunidad... Tras meditarlo, añadió otra flecha más y volvió a tensar la cuerda, descargando el disparo tras ver los estragos que causaba el fuego. No le costó asestar el golpe sobre dos bandidos, habían quedado a merced de los mercenarios encerrados en aquella fosa.

La emboscada estaba saliendo bien, tan solo uno de los bandidos había logrado no caer en las estacas, con mis compañeros seguían atacándoles sin cuartel y los bandidos prácticamente sin poder reaccionar.

Aun así, mejor no confiarse- me dije mientras colocaba una flecha en mi arco y apuntaba al único bandido que seguía en pie -Si alguno escapa y trae refuerzos tendremos problemas- me dije, y conforme salía la flecha del arco, coloqué otra flecha en él, listo ya para volver a disparar.

El fuego y los proyectil caigan sobre los bandidos que sin poder reaccionar lanzaban alaridos de dolor al ser alcanzados. Desde mi posición eran perfectamente audible sus gritos, pero no sentía la mas mínima pena, estamos haciendo justicia.

Todo mi cuerpo se quedo inmóvil para asegurar el siguiente disparo, dirigido contra los dos bandidos que luchaban contra el fuego y las estacas muy cerca el uno del otro. Apunte al que se encontraba mas cercano a mi posición y solté el proyectil, colocando rápidamente uno nuevo en su lugar.

Tres de los bandidos habían ya caído fulminados, sobre todo tras los contundentes ataques del mago Vargad. Los legionarios tenían ya rodeados a los bandidos sobrevivientes y se aprestaban par dar el golpe final.
Sin embargo los bandidos restantes ya se habían rehecho saliendo de los huecos donde habían caído y sin duda lucharían por sus vidas. Aun así, los legionarios sabían que el caos reinaba en contra de estos.
Pero no todo parecía sencillo; el bandido que se les había escapado de caer en la trampa, intentaba ahora escapar y llevándose un cuerno a la boca estaba enviando una clara señal a Waldric y el resto de los bandidos bajo su mando.

El maldito bandido al que le impacté con mi poder ahora está huyendo hacia la retaguardia mientras hace sonar un cuerno que de seguro que traerá al resto de los bandidos y probablemente al mismo Waldric. El desgraciado se aleja demasiado de mi rango, pero se acerca a las trampas posteriores y a Magányos, por lo que dejo al explorador el trabajo que inicié.

Me concentro en uno de los bandidos que están incorporándose y le lanzo una descarga de magia para acabar con él antes de que se vuelva una amenaza. Le lanzo mi poder con la intención de matarle rápidamente ya que está herido por las trampas que habíamos puesto. Es solo terminar el trabajo que iniciamos todos con duro trabajo.

Maldición- me dije al ver que el bandido al que no había acertado a dar empezaba a huir y a avisar al resto de bandidos.

Que no escape- grite a mis compañeros -Acabad con él antes de que pueda avisar al resto- añadí, mientras tensaba al máximo la cuerda, buscando un hueco en la armadura... sabía que debía detenerlo cuanto antes, no podía dejar que avisase a los demás.

Cuando la flecha salió de mi arco supe que le daría, por lo que mientras cogía otra flecha y la ponía en el arco, observé cómo se estaba desarrollando el combate, buscando mi próximo objetivo.

Vagad, contente, necesitaremos tus hechizos si viene más- le dije, rezando para que no fuese necesario.

-Magányos acaba con el. Grite a mi compañero, aunque sabia que haría todo lo posible para detenerlo. Si ese bandido seguía haciendo sonar ese cuerno o lograba escapar, seria fácil para el resto de sus compinches encontrarnos.

Confiaba en la habilidad de mi compañero y además los bandidos en el camino comenzaban a organizarse, listos para combatir, debíamos acabar con ellos rápido.

Dispare al bandido mas cercano a nuestra posición para enviar un mensaje a sus compañeros y rapidamente cargue mi arma para el siguiente disparo.

-No lograreis llegar hasta nosotros, estais muertos. Dije gritando, dejandome llevar completamente por la tensión del combate.

Tras ver a mis enemigos caer ante mi fuego me tomo un segundo para dar un vistazo a todo lo que acontece en el campo de batalla.

Mis compañeros no han avanzado, necesito a Erackand protegiéndome. Maldición.

Doy varios pasos hacia atrás, buscando que mis compañeros me dejen pasar, mientras preparo una lanza arcana -¡Apartaos, dejadme volver arriba! Aquí estoy desprotegido.

En cuanto Gareth ordenó eliminar a tan cobarde retaguardia, sus pasos le llevaron veloz al montículo para obtener una buena línea de disparo con el jinete. La flecha se dirigió con suma potencia, temiendo no haber conseguido compensar adecuadamente la dirección. ¡No escaparás! imploró con rabia deseando tener la oportunidad de atravesarle con otro proyectil, aunque la idea de una segunda oleada de víctimas animara su ansia de sangre.

¡Carajo! ¡El enano no puede pasar! No me había dado cuenta. Debo ser más cuidadosa y mirar a mis compañeros. - La balanza cada vez más se inclina en nuestro favor. - Espero que esto sume puntos con nuestro examinador - Ciara trata de dejar camino libre para que su compañero puedo pasar lo más fácilmente posible. Luego de confirmar que el enano pase vuelve a descargar un ataque mágico contra los enemigos restantes.

¡Mierda! - ¡Se escapa uno!

Las cosas van demasiado rápido quizá para el enano que ve que de repente uno de los enemigos toca un cuerno llamando por refuerzos. El enemigo que atacaba a Vargad cae y la elección se torna clara, sobre todo después de las indicaciones de Gareth.

Sin embargo se le enredó la cuerda entre los dedos en el último momento y la flecha salió desviada.

El maldito bandido iba a escapar.

¡A él, a ese! Gritó a Maganyos indicándole al enemigo que iba a escapar.

Observando al último bandido en su intento por salvar su vida, los legionarios respiraron profundamente ante la sobresaliente victoria. Sin embargo sabían que lo peor aun no había pasado. Habían enfrentado solamente a un puñado de los bandidos y con la señal del cuerno el resto no tardarían en aparecer. A la par de que no podían dejar escapar al bandido fugitivo, también debían prepararse para una nueva emboscada.

El combate había terminado. Aunque en realidad solo había sido una ejecución. En ningún momento esos pobres infelices tuvieron la mas mínima oportunidad de luchar.
Mis ojos se clavaron en mi ultima victima. Yacía en el suelo boca arriba con un virote atravesando su pecho.  El desgraciado  trataba de decir algo, pero de su boca solo emanaba sangre. Me quede hay mirado como su vida se apagaba y entonces repare en que aun quedaba uno.

Rápidamente me coloco junto a Gareth. Desde ahí tendría mejor angulo para detener a ese cobarde.

-Gareth acabemos con él, que no escape. La situación requería celeridad así que en cuanto creí tenerlo a tiro accione el mecanismo de la ballesta.

¡Rápido! ¡Si no escapa podemos rearmar la emboscada! - Con la esperanza de que el último bandido no alerte a la próxima oleada sobre la emboscada Ciara lo intenta rematar persiguiéndolo una distancia prudente.

Luego de golpear/dejar ir al último bandido Ciara habla alegre a sus compañeros - Eso salió bastante bien - aunque la tranquilidad y felicidad de la elfa se ven opacadas con la siguiente sentencia - Seguro están llegando más, la llamada ha de haberlos alertado... ¿Podríamos rearmar la emboscada? ¿Mover los cadáveres unos cuántos metros a los costados del camino? La verdad no sé que tan realista es mi plan... ¿Gareth? - Seguramente él sepa mejor qué hacer ahora...

Mi disparo fue certero, y la flecha voló hacia el bandido, que se disponía a volverá a hacer sonar el cuerno cuando la flecha lo alcanzó, convirtiendo su llamada en un débil gorjeo al atravesar su cuello, derribándolo del caballo y matándolo casi en el acto. Y en cuanto al resto del combate, por lo que vi, había ido bien, pues todos los bandidos menos uno estaban muertos, y el que quedaba huía presa del pánico.

Lástima que no tengamos tiempo de tomarlo como prisionero- pensé mientras apuntaba con cuidado al bandido que escapaba, pues seguramente, el cuerno haría que viniesen más hacia aquí, por lo que con eso en mente, disparé.

Rápido, antes de que vengan más, volvamos a montar la emboscada- les dije a mis compañeros -Magányos, alcánzame el cuerno y ve a vigilar- le indiqué a este, mientras volvía a montar la emboscada.