Partida Rol por web

Sondra chasqueó la lengua, molesta.

Ten cuidado, Cassandra, he oido algo en el bosque. No estamos solas. Y no hablo de ese pomposo sir.

Durante unos momentos barajó la idea de adentrarse en el bosque para buscarlo pero rechazo el pensamiento. Ella no era ninguna especialista, el hombre no le caia bien y tenia que buscar leña. Decidio contárselo a Gareth cuando hubiera encontrado leña.

Estaré por aquí cerca. Aulla como un lobo si ves algo.

Y dicho eso continuo buscando leña.

Me situo tras Erackand, en posición de combate y hago un gesto para que Gareth y el resto se percaten de que al lugar al que estoy mirando no es el lugar donde se encuentra Sondra.

Asiento a las palabras de Erackand y le susurro-Prepárate amigo. Lanzo una pequeña bola de fuego a las sombras del bosque, un fuego incapaz de hacer daño a nada pero lo suficiente como para ver durante unos instantes en la oscuridad.

La reaccion de Vargad y los demas me cogio por sorpresa. ¿Que habian visto en el bosque para lanzar un ataque sin mas? Me quede quieta y atenta, tratando de ver contra que luchaban mis compañeros.

¿Que es lo que ocurre? ¿Atacan los engendros?

Esa era la unica explicacion que se me ocurria pues de lo contrario ¿porque atacaban directamente contra algo que podria ser un viajero o incluso uno de los nuestros?

Lamentando tener que desvelar su cómoda y aventajada posición, intentó calmar el pánico que se había creado tan deprisa. CHSS Calmaos, susurró lo más fuerte y discreto posible, aunque para entonces el truquito de Vargad provocaría la emboscada o su huída, esperando que fueran bandidos del valle, posiblemente fuera un golpe de suerte y pudieran sacar provecho, pues de otra forma se verían envueltos en una confusa y embarazosa situación con inocentes. Señaló con velocidad hacia un lado, Magányos, a otro, Sir Haugen, y desenfundó con suavidad su cuchillo señalando hacia donde debían preocuparse. Su otra mano indicó los hombres que su forzada vista había conseguido percibir, tres. Necesitarían confirmar sus intenciones, por lo que se mantuvo atenta, para ver cómo reaccionaban, confiando que aún no conocían su posición y poder emboscarles desde arriba antes de que consiguieran emboscar ellos primero.

Su oído debía haberse atrofiado con la humedad pues no conseguía identificar al instigador de aquél sonido. Inmóvil como se encontraba decidió esperar hasta que el ruido se alejara y una vez fue así procedió a poner rumbo hacia el campamento con sigiloso paso procurando así evitar un encuentro que resultara desagradable.

Todos vieron moverse algo entre las sombras hasta la posición de Cassandra, algunos no estaban seguros de que era, y fue hasta que esta figura se descubrió entre la noche para hablar con Cassandra que todos se dieron cuenta de que era Sondra. Esta parecía estar preocupada por algo y susurraba algo que no alcanzaban a escuchar con su compañera trepada en las alturas.
Acto seguido volvió a su sigilo en la oscuridad al tiempo que Cassandra les intentaba indicar a señas la posición de cada compañero; había visto a Magányos hacia el este, a Sir Haguen hacia el sur, pero hacia el sureste había visto a 3 personas mas.

Magányos avanzaba lentamente hacia el campamento, aquel sonido se había perdido prácticamente. Tras avanzar un corto rato por fin pudo ver el campamento a lo lejos, por un momento creyó que todos miraban hacia el que estaba al este del campamento, pero pronto se dio cuenta que no, miraban algo mas al sur. Lo preocupante era que por algún motivo Cassandra estaba trepada a un árbol y Sondra aun no había aparecido.

La escena a primera vista parecía normal, un grupo de gente que al percatarse de la llegada de un miembro más de su grupo giraban sus atenciones por un segundo hacia él. Pero no era así. Sus miradas se mantenían fijas en un punto que iba más allá de la posición de Magányos, y por reflejo ésta desvió la vista en aquella dirección que tanto interesaba al resto del grupo. No había manera de saber de qué se trataba todo pues la distancia aún jugaba un papel primordial en la situación no obstante al verse advertido y habiendo contemplado un esbozo de la posible circunstancia, avanzó con el mayor silencio que le fue posible hacia las lindes de aquél claro donde se encontraban los demás, sin abandonar la protección de los árboles. Sus sigilosos pasos no daban paso al sonido sin embargo la naturaleza podía jugar malas pasadas por muy acostumbrado que estuviera a pasar desapercibido, por ello su atención se concentró en esto, dejando junto a las raíces de un árbol los troncos que en sus brazos había llevado la mayor parte del camino de regreso. Prefería pecar de cuidadoso y no acabar con una flecha entre ceja y ceja, así que se mantuvo fuera de la vista del resto mientras observaba la situación, para así idear alguna manera más certera de ser de ayuda en el dado caso de que esto fuera necesario.

Completamente escondido entre la oscuridad que le proporcionaba la noche Magányos se movía en dirección al claro sigilosamente. Podía observar ya a la perfección a sus compañeros quienes extrañamente parecían estarse poniendo de acuerdo acerca de algo, el enano había sacado un hacha arrojadiza y junto a Gareth se había puesto al frente de los magos. Arriba de aquel árbol en los bordes del claro Cassandra le hacia señales a sus compañeros, Magányos entendió muy poco lo que decía e intentaba decir, pero algunas cosas le fueron muy claras. Al parecer la elfa había divisado a Sir Haguen hacia el sur, a el propio Magányos hacia el este y a 3 personas mas hacia el sureste. Justo cuando Magányos pensó instintivamente en dirigir la mirada hacia el sur de su ubicación para divisar la posible amenaza se topo con la mirada de Cassandra sobre él. Pero no, estaba errado, la elfa no lo había divisado, mas bien, lo había perdido de vista.

Trato de divisir a aquellos que se ocultan en las sombras mientras trato de colocarme en la mejor posición posible, tras todos mis compañeros armados pero sin que ninguno de ellos me cubra, preparado pues para lanzar mis hechizos sin posibilidad de dañar a mis compañeros.

Susurro a mis compañeros -Gareth, Erackand, estoy a vuestras órdenes. Puedo usar mi magia para derribar a aquellos que se ocultan y que los cojais desprevenidos, así no tendremos que matarles si no son enemigos.

Sondra había vuelto ya, y Cassandra había visto a Magányos y a Sir Haguen, por lo que suspire aliviado y me tranquilice un poco, aunque apenas duro un instante, el tiempo que tardo Cassandra en advertirnos que se acercaba alguien, por lo que mire en la dirección que señalaba, intentando distinguirlos.

Espera Vargad, esperemos mejor ha saber sus intenciones, si son aldeanos y atacamos se pondrán en nuestra contra en el pueblo aunque no los dañemos,- le dije susurrando a Vargad -y si son bandidos, no esperaran que haya un mago, así que los sorprenderemos cuando intenten atacarnos.- Luego me gire hacia Cassandra, que seguía en el árbol -Cassandra, si nos atacan, cúbrenos con el arco.

Tras esto me coloque un metro a la derecha de Erackand para que no nos estorbásemos en caso de ataque, un par de metros delante del árbol donde estaba Cassandra, con intención de impedir que nadie llegase hasta ella o hasta Vargad, que se había colocado detrás de mía y de Erackand.

El enano asintió ante las palabras de su líder. Parecía que por fin el grupo comenzaba a comportarse como tal. Aunque de modo confuso unos comenzaban a tomar en cuenta las acciones e intenciones de los demás e intentaban coordinarse. Quizá, si seguían así, consiguiesen cumplir la misión. Saber por sus compañeros que eran tres figuras las que parecían acercarse no le tranquilizó. Podían ser una avanzadilla u otras muchas tretas que les pusiesen en aprietos. Debían seguir alerta, como bien decía Gareth. Tampoco podían arriesgarse a atacar a alguien inocente. Erackand vigilaba la zona intentando distinguir las figuras al tiempo que con el rabillo del ojo buscaba nuevas sorpresas. Tres enemigos eran pocos si querían doblegarlos.

Al escuchar a Cassandra y a mis otros compañeros, me pongo de pie con la vara en la mano y miro atentamente a la zona desde la que se supone vienen hombres extraños. Estoy tranquilo, hasta casi emocionado por comenzar a ejercer en estos actos que son muy difíciles de efectuar en el Circulo, pero que es costumbre para la Legión de Trueno. Definitivamente, a pesar de ser un mago, soy un hombre de acción que prefiere la emoción de las sensaciones al conocimiento de los libros.

Me mantengo atento, atrás de los guerreros y a un lado de Vargad, presto para el momento en que se revelen realmente la identidad y las intenciones de nuestros "invitados".

Asintió a la orden de su líder, conteniendo nuevamente las ganas de hablar, pero aquellos extraños parecían avanazar con determinación. ¡Han desenfundado, que alguien les de el alto! susurró con la esperanza de que se mantuviera su cobertura. No obstante si por ella fuera, no dudaría un segundo en atacarles, para ella ya habían demostrado ser más que hostiles, pero no le tocaba decidir qué hacer con ellos, se reservaba el cómo para su cuchillo empuñado. El entusiasmo del combate fluía en su sangre, acompañado de una oscura intuición, era fácil saber que se trataba de un grupo numeroso, por qué aventurarse sólo tres. Debían de ser más, no se lo pondrían tan fácil, pero por el momento, no les quedaba otra que concentrarse en esos tres asaltantes.

Extraña situación ante sus ojos. Magányos no estaba seguro de cuál debía ser su manera de proceder, por esta razón prefirió mantenerse fuera de la vista tanto de sus compañeros como de cualquier posible extraño que se acercaba. Intentó sacar algo más en claro mediante la interacción de sus compañeros con Casandro, y de la actitud que tomaban respecto a los desconocidos que se estaban acercando, sin embargo aquél no era exactamente un momento de charla para ellos y optó por volcar su atención hacia los nuevos, agudizando la vista y manteniéndose aún cautamente escondido.

Magányos lo vio claro en ese instante, mientras Cassandra preocupada se apuraba a indicarles algo suma importancia a sus demás compañeros y que el propio Magányos no lograba a entender, este mismo muy cerca de él observaba a un hombre que espada en mano avanzaba hacia el campamento. En ese momento recordó algo que había visto entre los gestos de Cassandra momentos atrás, “tres”.