Tras despediros del Baron y de Lord Kaerin recogeis parte de vuestras cosas (ya que si lo deseais podeis pernoctar en la mansión) y os dirigis con calma hacia el pueblo de Penhaligon que se encuentra a una hora de viaje a pie a un ritmo descansado. A medio camino Erren se decide a hablar.
- La misión es arriesgada aunque la recompensa merece la pena. Lo que no se es si quereis que os acompañemos o preferis que nosotras sigamos nuestro camino despues de llegar al pueblo -
Es un buen momento para hablar con Duncan si quieres
Cuando salimos aprovecho un momento para acercarme al ladrón sin que me escuchen los demás
-Duncan, ya tuvimos una charla sobre la iniciativa propia a la hora de recuperar cosas por tu cuenta y sin contar con el grupo, ni conmigo, sobretodo conmigo. Yo aprecio la iniciativa, y por esta vez lo voy a dejar pasar, pero será mejor que no me tomes por tonto. Por tu bien-
Lanzo una mirada a un lado por si alguien se a acercado y ya que no es así sigo -ese colgante nuevo tuyo tiene un aura mágica de nigromancia. Tal vez sea tan solo de protección, o tal vez no-
-Interesante, la verdad es que lo estaba estudiando para luego dárselo al que mas lo necesitara. Es un poco faena pero supongo que me lo tendré quitar hasta saber algo mas.-Y con una amplia reverencia y una sonrisa le digo: Gracias.-
Al poco rato de seguir caminando en esta agradable mañana de primavera divisais a los lejos la villa de Penhaligon, de quizas unos tres o cuatro mil habitantes contando con las granjas de los alrededores, rodeado por una alta muralla y con el castillo de Lady Arteris en lo alto del peñasco que domina el pueblo.
Segun os acercais más tambien os llama la atencion un edificio de grandes columnas que se eleva por encima de la muralla, probablemente un templo, y tambien una torre bastante alta que se encuentra al norte de la villa. ¿quizas el hogar de un poderoso mago?.
Finalmente llegais hasta las puertas abieras de la que entran y salen mercaderes, campesinos y algun que otro jinete solitario y a los que un par de soldados observan con aspecto aburrido.
Tras sopesar un momento el amuleto se lo devuelvo a Duncan
-como dije yo aprecio la iniciativa, conservalo ya que seguramente servirá de protección a alguna clase de magia nigromántica. Tal vez mas tarde pueda determinar mejor su naturaleza. Solo recuerda que es mejor si me comentas esta clase de descubrimientos-
Sin darle mas importancia acelero un poco el paso para juntarme con el grueso del grupo según nos acercamos a la ciudad
Al fin la ciudad de Penhaligon, me ha costado algo mas de lo que pensaba llegar aquí
Con paso decidido me adelanto al grupo y me acerco a los guardias preguntándoles imperativo
-eh, vosotros. ¿es esa la torre de Magnus Nelaine? tengo asuntos que resolver con el-
Los soldados miran en la dirección que indica Raangar. - Asi es, alli tiene su morada el mago - asiente el de aspecto mas curtido de los dos - Y antes de que pregunteis, el edificio de las grandes columnas es el gran templo de Petra, lo digo por si necesitais algun tipo de ayuda espiritual. - despues os observa con detenimiento - Por lo que veo sois aventureros. Los de vuestra clase son bienvenidos dentro de nuestras murallas pero habeis de saber que la guardia es bastante contundente con aquellos que causan problemas. Asi que disfrutad de nuestra hospitalidad e intentad no meteros en lios. Y ahora adelante que hay mas gente que quiere pasar estas puertas - os indica echandose a un lado y haciendo un gesto para que avanceis y entreis en el pueblo.
-Sois muy amable al acentuar ese dato soldado.-Duncan pasa a su lado sonriendo.-Somos pacíficos in extremis.-
Acercándose a Erren mientras sus compañeros departen con el guardia, Ataulfo pregunta - ¿y cuáles son esos asuntos que querías aclarar? Si es por mí, me parece que aún podéis ser de utilidad, así que en vosotras está el quedaros o el iros - comenta ante la pregunta anterior de ésta.
- Pues esa misma era la cuestión. Por mi parte estoy mas que dispuesta a acompañaros, y creo que Sarrah tambien, y la recompensa me parece muy jugosa. Especialmente lo de convertirme en Lady - y sonrie - Suena bien eso de Lady Erren, y ademas seguro que me puede abrir muchas puertas que actualmente tenia que abrir de otras....maneras.-
-En vez de utilizar ganzúas tendrás que utilizar el coño.-Pensó Duncan al oír los comentarios de Erren. No le gustaba lo mas mínimo hacerse lord, ni señor, ni siquiera bufón real. Era libre y así quería vivir siempre, entre tejados y callejones oscuros.
-¿Puede indicarnos una posada donde den bien de comer y beber amable soldado?.-
El hombre os mira con cara de no creerse nada de vosotros pero responde con educación a la pregunta de Duncan.
- Claro caballero. Una de las miejores posadas de Penhaligon es El Descanso del Mercader, que esta en la plaza del homenaje, justo antes de la subida hacia el castillo de Lady Arteris. Pero sus precios son bastante elevados asi que quizas prefirais acercaros a La Sombra del Dragon, es mas asequible y suele ser un lugar de reunión de aventureros. Y ademas esta aqui cerca, en la calle del mercado. -
Segun te responde el soldado recuerdas que en Stallanford te habian hablado de un lugar llamado La Casa del Placer, una casa de baños y masajes, ademas de contar con un sala de actuaciones tanto musicales como de teatro.
Romualdo caminó junto al resto de sus compañeros en silencio, en parte por la presencia de las dos mujeres y en parte por la recompensa ofrecida, el joven no se imaginaba siendo todo un noble.
- Bueno Siriel, que te parece lo que nos ha deparado el destino?- le preguntó al siempre jovial Halfling.
Lo tengo apuntado. Regentada por madam Alicia, pero no puedo llevar a Sarrah a una casa del placer por las buenas :)
Es famosa por todos sus servicios: masajes, baños publicos, actuaciones ademas de por los de "acompañamiento". Digamos que es un "music hall" medieval - fantastico.
Una aventura digna de héroes como nosotros..... el pequeño Siriel comenzó a dar pequeños saltos mientras daba palmas con sus manos.
Sir Siriel, qué bien suena.... mi madre y mi tío estarían muy orgullosos.
De repente se detuvo en seco y agarró por la camisa a su amigo Rom, deteniendo el paso y separándose ligeramente del resto.
Pero sigo sin fiarme de de estas dos. Creo que formaban parte del grupo que estaba en el sótano del mago. Tú piénsalo, un sitio que se supone que está repleto de trampas. Nosotros tenemos a Duncan, ¿y ellos?
Romualdo le revolvió el pelo al halfling con una sonrisa antes de acercarse a su oido.
- No se te escapa una amigo, nadie ha dicho que tengamos que fiarnos de ellas, mejor no las perdamos de vista-le susurró al oido para incorporarse de inmediato.