Partida Rol por web

El Daidoji también se pone en posición y se dispone a ganar el último duelo si los Kami así lo desean.

Esta vez la templanza te falla y te vuelves a adelantar. El Daidoji sonríe cuando se dispone a golpearte, pero más por alivio que por otra cosa. Comenzabas a notar como su concentración comenzaba a romperse, pero sin duda debes mejorar algo más.

Vuelve a darte y, una vez mñas, vuelve a detenerse justo en el último momento. Ya tienes dos hermosos moratones en el cuello, recuerdo de tu duelo.

Llamo a las armas a los hombres para estar preparados y salgo a ver que ocurre en el exterior, en cubierta. Tengo en mi cinto mi daisho y en mano mi yari. No se que demonios ha podido ser la alarma pero voy organizando a mis hombres en la medida de lo posible pues el mar esta lleno de peligros y mas de piratas.

Todos atentos y sigamos las ordenes establecidas. Por el honor de los ancestros y la grulla.

Costa de la Grulla. Hora de Hida.

Te acercas al lado del barco al que señalan los vigías y ves a dos barcos que se acerca a vosotros. No ves enseña alguna por lo que deduces que pueden ser piratas. Sin duda intentarán asaltar vuestro barco, probablemente rodeándoos.

Es tu primera pelea en el mar y no estás segura de cómo puede terminar esto. En cualquier caso, sabes que debes sobrevivir, el futuro del Imperio también está en vuestras manos. Quizás vuestra ayuda en la Muralla pueda ser determinante para la victoria.

Aprietas los dientes y te preparas. En unos pocos minutos la sangre comenzará a correr por cubierta.

Kyuden Doji. Hora de Akodo.

Satisfecho con tus poemas, comienzas a recitarlos en voz alta, mientras terminas el ramen de pollo. La sonoridad es bastante buena y crees que tendrán bastante éxito. El orgullo hincha tu pecho. Sabes que nada puede salir mal.

Terminas de comer, ya más tranquilo. Aún te queda algo de tiempo para la recepción. Tienes los poemas escritos, el kimono y la tripa llena. ¿Qué más se puede pedir?

Con parsimonia, sales de tu habitación, dejando los poemas y el bol del ramen para que lo recojan los sirvientes. El día es excelente y piensas en dar un pequeño paseo por la ciudad.

El sol acaricia tus delicadas facciones, que cuidas con interés, al fin y al cabo eres un cortesano y la imagen es algo importante.

¿A dónde voy? Te preguntas.

 Veo los dos golpes, tratando de analizar mis errores y recordar no volver a cometerlos en el futuro.

 - Bueno, esto ha sido muy instructivo, creo que ahora podemos seguir con la lucha normal. - Dije tranquilamente, como si yo hubiera sido el ganador, ya que así había sido al poder apreciar mis limitaciones para poder superarlas.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora del Sol.

Masao se adelanta y os felicita a ambos por vuestro combate.

-Felicidades a ambos por vuestro esfuerzo.

Tras ello, os vuelve a dejar a solas para que combatáis.

Suspiro y respiro profundamente, escucho a mi superior y me preparo a dar las ordenes pertinentes.

Cargar los yumis y prepararos para soltar una salva chicos, despues armaros con los Yaris para ensartar a todo aquel que intente entrar en nuestro alcance por ultimo, las katanas. Tenemos que sobrevivir el cangrejo y el imperio nos necesitan. Somos parte de la grulla.

Me fijo en el resto de mis compañeros si estan listos o no.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora del Sol.

Tu ataque es veloz, pero no coge por sorpresa a tu oponente. Éste aprovecha el impulso para intentar golpearte, pero falla.

Tras los dos ataques infructuosos, os movéis de nuevo uno alrededor del otro, en una rápida sucesión de fintas y quiebros. Finalmente, es el Daidoji quien queda en mejor posición y el que lanza su ataque. Esta vez consigue impactarte. 1-0 para él.

Volvéis a vuestras posiciones iniciales para volver a intentarlo.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora del Sol.

Con un rápido gesto, el Daidoji se adelanta a ti y se dispone a golpearte. Su intento anterior falló la primera vez, pero pudo impactarte la segunda. Te has notado algo lento en los últimos días, tal vez debieras de mejorar tu capacidad de anticipación y tu movimiento de piés para no ser sorprendido y ser tú quien sorprende.

El Daidoji se adjudica el combate con el segundo punto.

Se acerca a ti y se cuadra, antes de doblarse en un gesto de respeto. El combate ha sido hermoso, y como en otras ocasiones has aprendido una buena lección.

Tras ello, Masao se despide de ti y te manda a la enfermería para que vean tus golpes.

Una vez allí, te tratan de los impactos, que no son en absoluto graves. Con un poco de descanso se curarán sin mayor problema. Un moretón te aparece en el cuello por el duelo de Iaijutsu. Deberás taparlo en el futuro hasta que desaparezca.

 Decido ir a descansar a mi cuarto un rato, para recuperarme. También debo de buscar en mi vestuario alguna prenda para ocultar el moratón en mi cuello.

 Por el camino, voy recordando mi duelo y los frustrante que ha sido el no haber ganado ninguno de los enfrentamientos... Cada vez pongo más en duda mi capacidad y mi sueño de ser un gran espadachín se va desvaneciendo...

Castillo del Cruce de Caminos. Hora del Sol.

Llegas a tu cuarto, cuando te encuentras a tu padre en la misma posición en la que le dejaste. Entras intentando ser lo más sigiloso posible, haciendo que tu presencia pase inadvertida, pero aún así tu padre levanta la cabeza.

Te mira con una ligera sonrisa.

-Me ha llegado al oído la información de que la comitiva Escorpión se acerca. ¿Has oído tú algo?

Costa de la Grulla. Hora de Hida.

Los bajeles piratas se van acercando y todos los miembros de tu embarcación están listos para el combate. Vuestro lider se sube a la parte más alta de cubierta para dirigir el combate que se prevee sangriento.

Tal y como esperabas, las dos naves piratas se acercan por ambos lados, con la clara intención de haceros una maniobra de pinza. Poco después ambas embarcaciones están a ambos lados y comienzan a acercarse. Algunas salvas de flechas son lanzadas de barco a barco, aunque en la mayoría de los casos los resultados son fallidos. Pocos hombres caen en ambos bandos por estas flechas, pero el abordaje es inminente.

Con un ágil movimiento, vuestro barco embiste a uno de los bajeles piratas y os ponéis en ventaja. La sangre teñirá las cubiertas prontamente.

 Negué con la cabeza, por razones obvias:

 - Me temo que no, he estado todo el tiempo en el Dojo, practicando. ¿Se sabe ya quien la dirige?.

Sentía curiosidad por saber si se trataba finalmente de los dirigentes del clan del Escorpión quien la dirigía, ya que quería saber si la dama Bayushi Kachiko era tan hermosa como decían o si solo era una exageración.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora del Sol.

-Pensaba que, dado que ya es una conversación recurrente en el castillo, te habrías enterado ya. Al parecer la comitiva del Escorpión, con su daimyo, el honorable Bayushi Shoju, a la cabeza llegarán en un día o así a este Castillo.

Sin duda, la voz de tu padre mezcla la emoción de la importancia del evento, como la preocupación por las mismas razones. Momentos agridulces, supones.

 Miré a mi padre y le expresé lo que pensaba:

 - ¿Hay algo que te preocupa, padre?. Ya sabes que puedes contarme cualquier cosa que te perturbe...

Ojala pudiera quitarle todas sus preocupaciones.

Sabiendo que con lo escrito no puedo fallar en la recepción, solo me falta asegurar mi posiciòn frente Katsumoto con un presente material, como la pluma en la que pense inicialmente, por lo que a lomos de mi corcel y con mi sequito me dirijo a la ciudad tranquilamente para encontrar una pluma digna de alguien como Katsumoto. Pero no solo reparo en ella sino que me voy fijando en otros utensilios que puedan sustituir a la pluma en caso de no encontrarla.

Al llegar a la ciudad desmonto y prosigo paseando, vigilante de la hora para no llegar indecorosamente tarde.