Partida Rol por web

Una sonrisa apareció en la cara de Ryuken, probablemente ella pudiera protegerlo a él si quisiera. Sea como fuere, tomó algo de líquido y guardó sus pensamientos para él.

Aunque no pudo evitar fijarse en Aiko, para ver sus reacciones. Aún no sabía si era bushi, shugenja o cortesana...

Otosan Uchi. Hora de la Luna.

Justamente al llegar a la puerta, la mujer se gira y con voz dulce, a pesar de que sus ojos muestran cierto desdén, comenta:

-No será necesario, Nobunaga-san. Sé defenderme sola. -Sonríe mínimanente mientras sus dedos acarician su daisho, aunque un rayo de ira cruza sus ojos. Tras ello sale de la posada con paso decidido.

La ira en los ojos de la mujer no paso desapercibida, pero Nobunaga era un samurai practico, se encogio de hombros y penso, la proxima vez no sere cortes con la señora Taka, no le interesa mi cortesia y no merece la pena hacer esfuerzos inutiles.

El joven bushi Gorrión observó al resto de samurai reunidos en la posada. Había tensión en el ambiente. Decidido a no contribuir más a dicha tensión y viendo que la dama Noriko estaba suficientemente protegida dirigió una breve reverencia a los samurai presentes, mientras se retiraba - si me disculpáis, samurais-sama, mientras esperamos a que Taka-san haga sus averiguaciones, no quiero desaprovechar la oportunidad de estar en la Capital Imperial sin visitarla un poco y hacerle saber a mi familia que me encuentro bien. Si me necesitáis, estaré en la Casa de Guía de los Clanes Menores.

Tras recoger el daisho de la pequeña capilla, sale de la posada con paso lento pero decidido.

-Amigos, mi maestro estaba enseñandome las sutilezas del sogi, pero no llege a alcanzar su habilidad, mi juego es mediocre y desearia poder remidiarlo, entonces, estaba mas ocupado perfeccionando mi tecnica con la espada, ahora que las cosas empiezan a encauzarse, he pensado que quizas me ayudaria a perfeccionar mi habilidad en el sogi alguno de los presentes, para ocupar el tiempo en lago productivo, mi maestro decia que ejercitar la mente es el deber de todo buen general, cuando esta en paz.

- Gorrion-sama, por favor - Llamó el Tejón la atención del samurai - dejadme que os acompañe.

Se levantó agradecido de estirar las piernas y esperó a que el Suzume le diese permiso para ir con él. La verdad se estaba aburriendo con la conversación hasta ahora.

Por supuesto, Ichiro Ryuken-san, será un placer compartir el camino con vos - dice mientras le espera brevemente en la puerta.

Suzume Guren caminaba asombrado por las calles de Otosan Uchi. No conocía la ciudad y su tamaño se le antojaba imposible. Ni siquiera las ricas ciudades comerciales de los Grulla eran comparables en superficie y bullicio. El Palacio Imperial era visible por encima de las altas murallas blancas que separaban la Ciudad Interior del resto de la urbe. Era reconfortante pensar que allí dentro, estaría el Emperador y que éste velaba por el bien del Imperio. En contraposición, la muralla exterior, que se visulmbraba entre la gran cantidad de casas y comercios, presentaba un estado mucho más descuidado incluso faltando algunas partes.

En la Casa de Guía de los Clanes Menores podría mandar un mensaje a su familia contándoles en qué temeraria empresa se había involucrado. Aunque Jin le había hecho prometer que le ayudaría antes de contarle de qué se trataba, no había dicho que no pudiera contárselo a nadie y Guren le debía lealtad primero al Clan, al sensei y a su padre, por ese orden.

También podría preguntar acerca de la historia de Daidoji Noriko, si bien era poco probable que los representantes del Gorrión en la Capital Imperial conociesen a la posible hija de un daimyo menor de la Grulla...

- Creo que es un buen momento para ser sinceros, Suzume-sama - Aunque él había dado permiso a todos para ser nombrado san, no había recibido permiso para la inversa - ¿Crees que estamos inmersos en un viaje incoherente? Me temo que a mi me lo hacen pensar aquellos a los que hemos dejado atrás. No digo que no vaya a seguir en la misión, pero se reconocer una ardua tarea cuando la veo.

La zona de los clanes menores era claramente menos vistosa que aquella destinada para los clanes mayores, en su mayor parte por que la de estos últimos se adecentaba con detalles y fondos sacados de los propios clanes. Los menores difícilmente tenían para ellos, como para gastar en adornos o limpieza diaria de calles.

- Pienso que tanto reconquistar un puesto perdido con ayuda de Escorpiones como vengar a un alguien de un León... A mi me hace falta el dinero, ¿cual es vuestra motivación?

Si nunguno desea ayudarme con mi habilidad en el sogi, jugare contra mi mismo, penso Nobunaga.

Os acompañaría gustosamente en el arte del juego estrategico,pero la estrategia no es mi fuerte...por ello si deseais vencerme preferiría que fuese mas tarde,antes tengo el deseo de encontrar fortuna por esta gran ciudad de oportunidades...-Jin despidió con un gesto de cabeza a los samurais a medida que estos abandonaban la sala.-y quisiera que me acompañarais vos y las mujeres,tal vez visitar los comercios o buscar torneos vigentes en nuestras competencias no dé algo de fortuna.-Jin se levantó no sin un pequeño esfuerzo y esperó la decisión del león.-Señora,deseáis acompañarnos?.-Dijo con una leve inclinación a Noriko y akiko.

¨Necesito costearme los gastos de un sensei para Noriko¨

-Es cierto eso que oigo, torneos, ¿De iaijutsu por ejemplo? Me gustaria participar a mi tambien, pero como nunca estube antes en una ciudad de este calibre no pense que puediese encontrar algo asi, si me aceptais en vuestro paseo buscando fortuna, os acompañare gustoso.

Suzume Guren, un poco sorprendido por la honestidad del Tejón trata de responder con delicadeza - Ichiro Ryuken-san, me honráis con vuestras palabras, pero estamos entre primos de Clanes Menores y no puedo considerarme superior a vos - dice a modo de agradecimiento por el sufijo respetuoso.

Si queréis que os sea sincero, no me siento el mismo que cuando comprometí mi palabra con Daidoji Noriko-sama. Ahora lo recuerdo como si otro hubiera pronunciado las palabras por mí. En mi caso me encontraba en la Capital Imperial con la intención de aprender algo más de historia, sirviendo de yojimo de algún samurai de mejor cuna para costearme la estancia y la de mi sensei cuando nuestros caminos se cruzaron. El resto ya lo conocéis.

Sin duda la empresa que nos espera no puede ser más desesperada. Un grupo de 7 samurai, dos de ellos de Clanes menores y el resto probablemente ronin contra un Daimyo León. Un cortesano Escorpión cuya implicación en el asunto e influencia desconocemos. Los únicos testimonios son los de una joven que afirma ser la hija de un Daimyo tan poco importante que su propio Clan no le ha dado apoyo en su Feudo de Sangre y de su joven guardaespaldas deshonrado. Además, ella ni siquiera lo recuerda de primera mano sino que se lo han contado.

Sólo podemos confiar en que el presagio que motivó a Jin a esta búsqueda sea acertado y que las Fortunas estén de nuestro lado.

Otosan Uchi. Hora de la Luna.

La joven dama mira a Aiko y con una sonrisa tímida, tras el asentimiento lleno de felicidad de la chiquilla, dice:

-Claro, Jin-kun, os acompañaremos encantadas. Aunque antes me gustaría advertir al tabernero, para que en caso de que Taka-sama vuelva sepa que dónde estaremos.

Tras ello, se dirige con elegancia donde el tabernero que, respetuoso, se inclina ante la señora. Tras ello, vuelve con vosotros y os hace indicaciones para marchar cuando lo deseéis.

-Abrid la marcha, Jin-san. Os sigo. ¿Que zona de la ciudad podriamos visitar, la zona central, quizas, no la zona del mercado, supongo.

Jin se irguió cuan alto era y miró a los presentes que esperaban sus palabras.-caminemos por el mercado así Noriko-san y akiko-san podrán agradar su vista con los objetos del mercado y nosotros conversar y escuchar las palabras de la plebe y los samurais allí reunidos en nuestro camino a la zona centro...-comenzó a caminar y recogió sus espadas con una reverencia por el cuidado de estas.-y así escuchar cosas sobre torneos en la zona¿os parece bien?.-Jin se giró tras introducir ambas espadas en el obi.

-Si por mis ganas fuera, ya estariamos alli Jin-san.

Afirmo Nobunaga con su caracteristica media sonrisa.

Tras sincerarse con su primo Tejón, Suzume Guren entró en la Casa de Guía de los Clanes Menores. Como bien había advertido el Ichiro, su interior era diverso aunque bastante pobre. En este entorno algunas piezas con motivos marítimos, claramente de origen Mantis, destacaban por su ostentación más siquiera de lo que hubieran hecho normalmente. Los Zorro, actuales representantes de los clanes menores en el Tribunal Sentaku tenían un lugar de honor al fondo de la sala común. Había multitud de pequeñas salas, unas daban cobijo a emisarios de casi todos los clanes menores otras estaban vacías y otras las ocupaba un atareado servicio de mensajeros que

Si me disculpáis, Ichiro Ryuken-san, debo escribir un mensaje a mi familia. Será sólo un momento - tras estas palabras y una cortés reverencia, Suzume Guren se dirige a una de las pequeñas salas vacías, saca uno de sus pocas y preciadas hojas de papel, despliega su modesto set de escritura y comienza a escribir con una precisa aunque inexperta caligrafía un corto y honesto relato de lo que le ha ocurrido desde que llegó a la Capital Imperial y la empresa en la que se ha embarcado. Al terminarla, hace otra copia, pero esta vez de manera algo menos formal.

Tras entregar las dos copias de la misiva al representante de su clan e indicarle que por favor las haga llegar a su daimyo y a su padre, respectivamente, vuelve a la sala común con Ichiro Ryuken. Acto seguido, busca a algún samurai que parezca ocioso y le aborda con delicadeza.

Samurai-sama, mi nombre es Suzume Guren y prácticamente acabo de llegar a ésta la Resplandeciente Joya del Imperio. Me preguntaba si seríais tan amable de ayudar a un recién llegado a orientarse en esta enorme urbe - si acepta ayudarle y tras preguntarle cómo llegar a los templos de las Siete Fortunas Mayores, alguna bilbioteca y un jardín tranquilo donde meditar, le aborda con la pregunta realmente importante - la verdad es que Otosan Uchi vibra con las historias contenidas en su interior. No hace mucho escuché una incompleta acerca de un daimyo menor de la Grulla cuyo castillo fue tomado por un daimyo León, Ikoma Tsunemon-sama. Me preguntaba quién sería el daimyo Grulla, estoy convencido que luchó honorablemente y su nombre no debería quedar en el olvido...

Ichiro no parecía tener más que decir, había escuchado lo que su compañero Suzume tenía que decir y se apartó para dejarle espacio personal para sus asuntos. Aprovechó ese tiempo para realizar labores de higiene personal, y una vez volvió parecía que su compañero había acabado.

- Me preocupa la facilidad que poseen aquellos con los que vamos para describir una tarea tan ardua - Dijo tras haberlo meditado mucho - y me preocupa que esta hazaña pueda durar demasiado, si debemos obtener aliados.

Si bien no decía nada nuevo, esperaba con estas palabras compartir su modo de ver con el Gorrión.

- ¿Hay algo que os apetezca hacer Guren-san?

Otosan Uchi. Hora de la Luna.

El hombre al que preguntas, que por su aspecto parece isleño, tras disculparse en un par de ocasiones, esgrime una triste sonrisa para decirte que no ha oído nada del asunto al que te refieres, a pesar de la cercanía de las tierras en litigio de las que hablas. No obstante, te dice que si tienes la amabilidad de esperar un poco preguntará a algunos de sus compañeros que quizás sepan algo.

Tras agradecerle el gesto, vuelves donde tu compañero Ichiro que te hace una pregunta.