Partida Rol por web

Frontera del León. Hora de Doji.

Tus palabras cogen por sorpresa a la samurái que durante unos segundos te mira con los ojos como platos. Disculpad... ¿cómo decís?

Su mente trabaja con rapidez y enseguida contesta, aunque el tono de su voz, fuerte y profundo, te hace pensar en lo equivocado de la pregunta. Aunque correcta, Taka no parece feliz de hablar de su pasado de forma tan repentina. Jin-san, creo que no es un buen momento para hablar del pasado.

-Yo respondere por vos, Jin, si y no, Guren-san, el castillo del enemigo no existe, por lo cual, no es esta por aqui, obviamente, pero se que os referis con palabras equivocadas al hecho correcto. El castillo al que nos dirigimos esta cerca, pero no es del enemigo, es mio y de ningun otro, no vamos a robar nada, estamos en camino para recuperar mi honor y mi hogar y tanto Jin y su señora, como yo, ademas, buscamos justa venganza.

Los kami son testigos de que la verdad nos asiste.

El castillo, mi castillo, esta a un dia mas adelante siguiendo este camino. Avanzaremos hoy hasta el anochecer, descansaremos reunidos con los tejones, que nos contaran lo que hayan descubierto y mañana avistaremos el castillo. Con los datos que averiguemos en las manos, sera el momento de la sangre.

Necesito vuestro consejo Taka-san.-Le dijo rápidamente Jin a Taka.-Siento algo por alguien...y bueno.-Pausó y suspiró mientras le susurraba a la mujer, mientras de forma imperceptible buscó con la mirada a Noriko.-Yo...me siento confuso, somos amigos...nos conocemos desde hace mucho, pero..-Las palabras se le trababan, aunque no era dificil ver lo que le ocurría al joven Ronin.

Frontera del León. Hora de Doji.

Entiendo. Contesta Guren de forma solemne. Mi maestro y yo haremos lo que esté en nuestras manos para devolveros lo que legitimamente os corresponde.

Observas a Taka y Jin hablando algo apartados del grupo. Parecen hablar de cosas privadas, pero al menos no parecen ralentizar la marcha del grupo.

Poco tiempo después, ves el humo que sale de algunas chimeneas. La aldea de las chimeneas parece estar aún lejos. Si Ryuken ha seguido tus indicaciones correctamente, debería de estar allí.

Frontera del León. Hora de Doji.

Una ligera sonrisa surge de los labios de Taka por primera vez desde que la conoces. Su enfado, parece haber desaparecido por arte de magia.

¿Amáis a vuestra señora, verdad?

Taka se mantiene unos segundos en silencio. Su rostro parece volver a cambiar, esta vez pasa a ser más profundo. Cierta tristeza se puede leer en sus ojos, quizás debido a eventos de su pasado. Quizás no...

Estoy segura de que ella también siente algo por vos. Lo sé por cómo os mira. Sin embargo, sois de un estatus muy diferente. Mientras ella es la hija de un hatamoto, vos no sois más que un simple samurái. Ahora un ronin. No os ofendáis, Jin-san, pero os habéis acercado a mi pidiendo franqueza y eso os estoy dando.

Jin bajó la mirada.-Así es...siento mucho hacia ella desde nuestra infancia...-Le confesó con triste timidez a la ronin mientras entornaba la mirada al frente, tragó el dolor y dejó caer una única lagrima.-Entonces no está en mi destino amarla...hice bien en planear mi muerte cuando vengara su honor...-Susurró antes de hacer avanzar el caballo con su voluntad renovada.

- ¿Cual es el plan? - Preguntó a su compañero Tejón en cuanto fueron dejados a solas un momento - ¿Esperaremos aquí esta noche o continuamos cabalgando tras la cena?

Si bien ambas posibilidades eran factibles, aún no conseguía fiarse de los lugares nuevos y pensaba en hacer turnos para dormir en el caso de que se quedasen esa noche.

-Nos acercamos a la aldea. Ahora necesitamos silencio y apariencia marcial. Actuad con naturalidad, como si estubieseis en campaña, serenos, pero observando y aseguramos por si acaso que las armas esten listas si nos acen falta.

Nobunaga, predico con el ejemplo, tiro levemente de la empuñadura de su espada, la hoja apenas vio la luz del sol, pero sintio que el acero fluia suavemente por el cuello de la vaina. Su espada no lo defraudaria. Quisieran los Kami que sus enemigos probaran pronto el frio beso de su espada.

Frontera del León. Hora de Doji.

La hora de Doji estaba cerca de terminar, cuando el grupo por fin llegó hasta las inmediaciones de la aldea.

Multitud de aldeanos miran al grupo, curiosos, pero con la lección de humildad bien aprendida y ninguno os mira por encima de los tobillos. Tal y como debe ser.

Los campos de arroz rodean a la pequeña aldea, con algunos bosques en las inmediaciones.

Jin permaneció en silencio mientras se acercaban a la aldea, sumido en a saber que pensamientos funestos por lo que se podía adivinar en su expresión.-claro está...-Susurró mientras mantenía la cabeza gacha a lomos del caballo oculta por el sombrero de paja que ocultaba sus facciones mientras sus ojos escudriñaban lo que lo rodeaba

Campesinos, solo campesinos, ni rastro de los Tejones. No obstante, han tenido que pasar por aqui o deben estar por aqui. Es una pequeña aldea, asi que tendra casas bajas y de poco volumen. Entre ellas se puede ver una casa mas grande, una taberna quizas o la casa del jefe del pueblo.

Nobunaga se pone de pie sobre los estribos, detiene su caballo y observa el suelo buscando huellas de un par de caballos. Para aventurar en que direccion han ido en la aldea. Asi mismo, inspecciona los rostros de los aldeanos, buscando temor o nerviosismo especial, como si ocultaran algo.

Frontera del León. Hora de Doji.

No tardáis mucho en dar con huellas de caballos y con rastros que son evidentemente de vuestros compañeros. Las huellas parecen recientes. Si han pasado por el poblado, no hace mucho que ha debido de ser.

Jin dirigió una significativa mirada hacia Nobunaga, cargada con muchos sentimientos oscuros e indescifrables a excepción de la duda.-Tu mandas en este campo de batalla amigo.-Pensó mientras le sonreía a medias de forma cansada. Imperceptiblemente su mirada se cruzó con la de Noriko lo que le provocó un intenso dolor en el pecho y sin poder evitarlo agachó la mirada y apartó los ojos anegados en lagrimas de la mujer, se limpió los ojos con disimulo y prosiguió cabalgando.

-Atentos, ojo avizor. Si esto fuera un emboscada, cabalgaremos a traves del enemigo, sin pararnos a pelear, no conviene pelear donde el enemigo dispone que se haga, elegiremos un lugar mejor si es que debemos pelear hoy. Me avanzare unos pasos respecto al grupo. Con suerte, vere a los tejones ahi delante.

Esta bien...ten cuidado.-Comenta mientras fija la mirada en los alrededores, observando a campesinos y etas por igual con curiosidad en la mirada y una mano apoyada en el daisho de forma tranquila e informal.

Frontera del León. Hora de Doji.

Antes de que el otro tejón conteste a Ryuken, éste puede ver a Nobunaga con aire de sospecha acercándose por la calle. Poco después, los tres están uno enfrente del otro.

El Tejón no saludó familiarmente a Nobunaga. Quería mantener su coartada pese a todo.

- Buenos días buen samurai. Parece que las fortunas han colmado de visitantes a esta aldea en el día de hoy.

-Buen dia.

¿Habeis encontrado algun rastro de patrullas enemigas o presencia enemiga en las inmediaciones?

¿Que habeis visto?

- No comprendo, buen señor - Dijo el Tejón aún en su papel - No hemos encontrado bandidos ni enemigos para el imperio parecidos en las inmediaciones. Hemos decidido descansar aquí, pero sin abusar de la hospitalidad de los aldeanos. Mañana mismo partiremos...

-Entiendo. ¿Algun lugar recomendable para pasar la noche señor?