Partida Rol por web

Aventuras en la Tercera Edad.

Khanmur, Capitan Pirata de Umbar.

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18/01/2011, 17:37
Director

Escenario para la aventura de Pelendur.

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18/01/2011, 18:32
Director

Año 2977 de la Tercera Edad

Las olas rompian contra el casco del navio. Hacian seis dias que partieron de Pelargir, para escoltar un buque de mercancias que se dirigia a Tolfalas. Mercancias del Senescal de Gondor.
Pelendur, era uno de los oficiales del barco. Y por fortuna y desgracia, el trayecto habia sido de lo mas tranquilo. Sin ningun altibajo, haciendo que los dias, fueran de lo mas monotonos. No habian avistado nada. Por exagerar de lo tranquilo del viaje, añadire, que ni las gaviotas de las costas, les molestaron con algun excremento.
El puerto de Pelargir, estaba proximo, apenas unas horas para desembarcar y los soldados, ya bromeaban sobre cuales eran sus planes, cuando pisaran tierra firme.
Cerveza y canciones, el cortejo y el juego, eran las ideas mas compartidas. Solo unos pocos, a los que se les habian asignado tareas, eran los que no podian elegir cual seria su diversion.

- Señor - un marinero, rompió los pensamientos del soldado -  El capitan, quiere verle - dijo tras saludarle, como lo hacia él, con sus superiores.

 

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18/01/2011, 21:13
Pelendur

Con la mar en relativa calma, y un suave viento soplando desde el sur, avanzaba en su singladura una de las naves de guerra de Gondor. Con la misión de escolta cumplida, el navío retornaba a su puerto base, Pelargir, a buen ritmo.

Me hallaba yo en proa, apoyado en la amura de babor mirando al frente ansioso ya por avistar la desembocadura del gran Anduin cuando, uno de los hombre de la tripulación, me dirigió la palabra.

Tras girarme y responder a su saludo, me encamino hacia la popa de la Nao pues en su castillo, se halla el camarote del capitán. Una vez ya frente a la puerta del mismo, tras golpear un par de veces la puerta con los nudillos, recibo el permiso para entrar. Y tras cuadrarme ante mi oficial al mando, digo.

A sus ordenes señor. ¿Alguna tarea en particular que necesite encomendarme?.

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20/01/2011, 16:04
Director

- Descanse, soldado - le dijo el Capitan que seguia perdido entre los informes que aun le quedaban por terminar. Cogio algunas hojas de pergamino y las cambio de sitio. Volvio a hacer lo mismo al poco tiempo. Cambiaba sin cesar hojas de un lado a otro, mas bien parecia estar perdido en la montañas de hojas, que estar ordenando algo.

- Maldita sea - refunfuño mientras seguia buscando, teniendo al soldado enfrente esperando alguna orden- - ¡Maldicion! no lo encuentro - termino diciendo al tirar todos los papeles, sobre el escritorio del camarote - Si - dijo respondiendo a la pregunta que le habia hecho un rato antes - tengo algo que encomendarte. Tendras que prepararte para partir nada mas desembarques. Tienes que llevar un informe - rebusco con la mirada el dichoso papel - si es que logro encontrarlo. Como odio todo este papeleo - se levanto malhumorado de la mesa y al mirarte, su ira se calmo.  - Hay que hacer llegar un mensaje al Senescal. Y tu seras el mensajero. Cuando desembarquemos, tomaras un caballo y partiras con ese documento a Minas Tirith. Alli se lo entregaras a los administradores del reino. Luego tendras unos dias de descanso, hasta que volvamos a encontranos. Eso es todo. Puedes retirarte - le despidio mientras volvia al asalto de tratar de ordenar aquel caos.

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20/01/2011, 19:24
Pelendur

Permanezco en posición de descanso mientras mi capitán me dirige la palabra. Parece algo ocupado el hombre. Por tanto, no le interrumpo pues además, las instrucciones están claras.

Haré de mensajero con la torre Blanca en cuanto arribemos a Pelargir. Contengo un suspiro pues por la borda se van mis esperanzas de visitar a cierta camarera en cierta taberna del barrio del mercado antiguo.

Cuando el capitán termina de darme instrucciones, me cuadro de nuevo y respondo.

Entendido señor. Nada mas desembarque, galopare hasta la torre de la guardia a entregar el mensaje en cuestión. Con vuestra venia, si no soy necesario para nada mas, solicito permiso para retirarme.

Dicho esto, permanezco por unos instantes en el camarote esperando una respuesta de mi capitán.Y cuando recibo su permiso, abandono el lugar cerrando la puerta tras de mi.

Ya de nuevo sobre la cubierta principal de la Nao de combate, me encamino hacia la base del palo mayor. Y al llegar hasta el, alzo la cabeza y miro en dirección a la cofa del vigía. Alzando la voz para que pueda oírme, digo.

¡Atento ese vigía!. ¿Se avistan ya las bocas del Anduin?.

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24/01/2011, 12:16
Director

- ¡Pronto arribaremos!- le grito desde lo mas alto el vigia.

No tardo en ver las costas y no mucho mas en apreciar las formas de la ciudad portuaria. En poco mas de tres horas, estaban atracando el barco en la ciudad.

Tan pronto como deslizaron la pasarela. El capitan asomo la cabeza, con un pergamino en la mano. Tenia en el rostro una mirada relajada, como solo la puede tener, quien siente que acaba de salvar su trasero.

- Tome soldado - le dijo extendiendo el pergamino - luego miro como terminaban de asegurar el barco y asintio satisfecho de su segundo al mando - que la buena suerte te acompañe y disftruta de esos dias de descanso. -  luego sin perder tiempo, empezo a dar ordenes a los demas marinos.

En el establo del cuartel, te esperaba el caballo serviria de trasnporte - se llama Ghural, descendiente de los grandes caballos de Rohan - le habia dicho el mozo y en verdad, asi lo parecia. Alto y fuerte, orgulloso, de temible relincho. Un verdadero caballo de guerra entre la gente de Lebennin, mas acostumbrada a los animales de monta, salvo, quizas, los caballeros de Dol Amroth.

Con las riendas en una mano y el equipo de viaje en la otra. Salio a las calles de Pelargir, tomando direccion norte, a la ciudadela.

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24/01/2011, 13:37
Pelendur

 

Finalmente la nao vira y cabecea cuando enfrentamos la fuerte corriente del Anduin en su desmbocadura. Ante la nave, se abren las numerosas bocas  del gran río de Gondor.

Con pericia y con el capitán al timón, penetramos al fin dejando las aguas de la bahía de Bel Falas atrás. Y durante unas horas, ayudados por remeros, subimos rió arriba hasta que, ante nosotros, aparece, en medio de la bruma, la alta torre de los señores del mar.

No tardamos en divisar las impresionantes murallas triangulares que cercan el delta del Sirith. Viramos finalmente a babor y entramos en la ensenada, base principal de la armada de Gondor. Y hasta nosotros, llega el ruido y el ajetreo producido por los cientos de hombres que trabajan en los muelles desde el amanecer. No tardamos en aproximarnos a uno de los muelles, vació, situado al sur de la isla central sobre la que se eleva, orgullosa e invicta, la alta torre del almirantazgo.

Y tras las consabidas maniobras de atraque, en las que ayudo desde la amura de estribor, al fin quedamos detenidos. Ahora al ajetreo se suma el de nuestros propios hombres. Los cuales, comienzan a descargar la nave. Y es en ese momento cuando mi capitán se me aproxima.

Tras cuadrarme y escuchar sus palabras, asiento y respondo.

Entendido señor. No se preocupe que este informe, llegara hasta la torre blanco sin dilación.

El capitán asiente ante mis palabras. Yo saludo y al fin, dando media vuelta, alcanzo la pasarela de desembarco de un salto.

Voy ligero de equipaje pues tan solo llevo mis pertrechos de combate y una mochila a la espalda, al lado de mi broquel, en donde porto únicamente el equipo mínimo.

Ya sobre el muelle de tierra, doy media vuelta y alzo la diestra en señal de despedida. Sonrío cuando me contestan y escucho algún que otro comentario jocoso sobre cierto asunto que llevo entre manos con cierta camarera y que habrá de esperar. Y una vez que me he despedido. Doy otra media vuelta y avanzo aprisa por entre las calles el muelle de la armada.

Con prisa me dirijo al cuartel general de la armada de Gondor. Y ya ante sus puertas, me identifico ante uno de los guardias. Este asiente. Mi llegada es esperada. Junto con el guardia y un mozo de caballerizas que se nos une, acabo llegando ante una de las cuadras en donde, de pronto, retumba un relincho fuerte y poderoso. Y yo sonrio al ver al gran caballo de guerra de pelaje enteramente marrón, que sera mi montura.

Me aproximo y tras acariciarle el morro digo.

Saludos. Mi nombre es Pelendur. Y ya se que te llamas Ghural. Tenemos una misión que cumplir para la torre de Guardia.

Y entre el guardia que me ha acompañado y el mozo de caballerizas, colocamos sus arneses al caballo. No dudo en montar y entre tanto, el mozo abre las puerta de la cuadra. Hago un leve gesto de despedida al guardia y al mozo y digo.

Hora de partir. Diria que los informes que llevo, son esperados por la corte en Minas Tirith.

Y tan solo necesito un leve golpe en los hijares de Ghural con los tacones de mis botas, para que este relinche de nuevo y salga al galope. Cabalgo por el gran bulevar de los nobles, frente al almirantazgo y dejo atrás la escuela de navegacion. Continuo con un galppe que no parece molestar a Ghural en absoluto atravesando el gran puente que une la isla con la ciudad exterior. Sigo por la gran avenida hasta llegar a las puertas de la gran muralla de Tarannon y cruzo el bastión de la puerta norte.

Sin necesidad de azuzar a Ghural, este aumenta entonces el ritmo de su galopada como si lo estuviera deseando y yo, sujetando con firmeza las riendas, digo sonriendo.

Como quieras amigo mio. Veo que tienes fuerzas mas que sobradas para cabalgar sin interrupción los doscientos kilómetros que nos separan de las puertas e la Torre de la Guardia. Espero estar a la altura pues se supone que soy yo el jinete.

Y nuevamente retumba en mis oídos un relincho que, en esta ocasión, casi parece una carcajada.

 

 

Notas de juego

Con permiso, un tochillo y tal. Je,je,je. ¿No te habías dado cuenta?. Soy un poco friki yo del asunto.  Escribiendo estoy.

Ademas. Estamos solos tu y yo por aqui. Espero que no te importe si desencuadro un poco el texto. Solo un poco eh.

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25/01/2011, 18:22
Director

El caballero tardo dos dias antes de ver a lo lejos la Ciudadela del Senescal. El trayecto no le era del todo desconocido, asi pues no se desvio lo mas minimo, tomando el camino principal que comunicaban ambas poblaciones.
El tiempo, acompaño al viajero en todo momento, siendo unos buenos dias primaverales, con un sol que calentaba sin llegar a sofocar y unas nubes que daban sombra, cuando el descanso era necesario.

A media mañana del tercer dia, el caballero cruzo el umbral de Minas Tirith. Acudio a entregar los documentos y por orden de los Ministros academicos, aguardo, por si debia de volver a Pelargir con otro mensaje.

Durante el tiempo que tuvo que esperar, los ciudadanos le acompañaron hasta los barracones, donde pudo tomar algo para comer. La tarde le alcanzo y aun no le habian dado respuesta alguna. Los barracones se hicieron pesado y dando el aviso, salió a pasear por las calles de la ciudad blanca.
Acabo tomando una cerveza en una posada, llamada "La perla Cerverillenta" donde los comerciantes de Gondor solian hacer un alto para descansar antes de partir de nuevo.
Paso el dia y no le habian ido a buscar. Resignado a pasar la noche, le dieron una cama en el barracon, donde dormir. Al amanecer, por fin le hicieron llamar. Cuando llego a la sala de audiencias de los ministros, ellos estaban alli, los tres miembros de la camara que le habian atendido el dia anterior, pero ademas, junto a ellos, estaba un hombre de los bosques, al menos asi lo parecia, pues vestia ropas pardas, para confundirle con el follaje de la naturaleza.

Nadie dijo nada.

Notas de juego

No, no me molesta que "estires" la historia, para darle mas color. Al menos, no de momento, que estamos solos. Con los otros quizas te tengas que contener un poco, por no abrumarlos xD
 

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25/01/2011, 19:30
Pelendur

Tras haber llegado a Minas tirith en cumplimiento de mi misión, me he dedicado a estar a la espera. En la jornada anterior, una vez asegurado el adecuado trato de mi montura, Ghural, y habiendo tomado un ligero tentenpie, baje hasta el primer cinturón amurallado en donde se hallaban los barrios de mercaderes y las posadas de la ciudad.

Grato fue el tiempo transcurrido en el local la Perla Cervillerenta, en donde escanciaban una cerveza digna del mas exigente paladar enano. Allí preste oídos a las distintas conversaciones y también, intervine yo en algunas. Pues mas de un parroquiano de la taberna, sentía curiosidad por los asuntos de la mar de la armada de Gondor.

Finalmenmte, el tiempo transcurrió y puesto que no había recibido nuevas instrucciones, subí hasta el sexto nivel, en donde se hallaban las caballerizas y las estancias de los mensajeros, para pasarla noche.

Y con las primeras luces del alba, uno de los hombres de la guarnición de la ciudad, pregunto por mi.

No tarde ni un instante en saltar de catre y equiparme. Y de camino al ultimo nivel de la ciudad, tome a modo de desayuno, una manzana y un trago de agua de una de las fuentes.

Ahora ante mi apareció La puerta del séptimo nivel amurallado protegida por miembros de la guardia del Árbol Blanco. Y una vez cruzada las puertas, me encamine hacia el palacio de la ciudad. Alce la vista un momento para deleitarme con las visión de la alta Torre Blanca en donde, según algunos rumores, se custodiaba una de las ultimas piedras videntes. Y tras una mirada, apure el paso.

Atrás quedo el patio ante el palacio en donde, en silenciosa guardia, otros dos hombres de la guarnición vigilaban el árbol de Gondor. Marchito quizá, pero símbolo de nuestra herencia incuestionable.

Las puertas de la antesala del trono se hallaban abiertas. No dude en cruzarlas y en avanzar bajo las adustas miradas de las estatuas de los antiguos reyes de la dinastía de Anarion. Y al fin, me detengo.

Pues he llegado hasta la sala del trono, y he aquí que otras personas ya están en el lugar.

A la manera de Gondor inclino levemente la cabeza a modo de saludo con la mano en el pecho. Y finalmente, digo.

Saludos. Soy Pelendur de Pelargir. Soldado de la armada de Gondor. Estoy aquí en calidad de mensajero. Si soy el ultimo en llegar espero no haberos hecho esperar demasiado a ninguno de los presentes.

 

Notas de juego

Je,je,je. Entendido. Si lo comprendo perfectamente hombre. No te apures, tratare de mantener el control cuando estemos todos.

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27/01/2011, 16:26
Director

No prestaron atencion a las palabras de Pelendur o si lo hicieron, no comentaron nada.
Alli estaban los tres miembros del consejo del Senescal, el Montaraz y Pelendur. El senescal no estaba presente. El que hablo era un hombre de avanzada edad, ya envejecido por el paso de los años. Su pelo canoso, parecia un manto de lana, perfectamente estirado sobre su cabeza, terminando en sus hombros. A su lado, estaba otro hombre, mas alto y mas sereno, tambien mas joven. Su mirada era penetrante, su rostro era el reflejo de los reyes de antaño. Por ultimo, junto a ellos, estaba el tercer hombre, mas menudo, si esto es aplicable a las nobles gentes de Gondor. Tomaba notas sin parar y ojeaba diversos pergaminos de manera intermitente, no con el descuidado caos, como habia echo su Capitan, si no buscando cosas rapidamente de unas a otras. El Montaraz aguardo en silencio.

- Bien - dijo el anciano - ya estamos todos. No tardaremos en informaros y daros el deber que hemos acordado - el mas alto de los tres, asintio en silencio - Pelendur, de Pelargir, imagino que no conoces las noticias que traes desde Tolfalas. Bien, ahora lo sabras - respondio casi sin esperar la respuesta del marino - Khanmur, un corsario del sur, se ha fortificado en el lado sur de la isla. Si bien no sabemos como lo ha hecho, lo cierto, es que se ha encontrado su escondite. No muy grande, pero un peligro de igual manera.
El secretario seguia trabajando en sus cartas.
- No sabemos cuanto lleva alli, ni de que fuerzas goza, tampoco si tiene alianza alguna con aquel a quien no nombramos o no. Pero sea cual sea su ambicion, es un peligro que debemos de subsanar lo antes posible.
- Sin duda apreciara mas, a sus compatriotas que a la armada de Gondor y si hay guerra, no podremos fiarnos de contarlos entre nuestros aliados - dijo el alto y mas sabio de los tres.
- Asi es - reafirmo el anciano - volveras a Pelargir - le dijo a Pelendur  - y llevaras contigo una carta y una mision.
- Aqui la tienen - dijo el secretario - ya esta cumplimentada y sellada.
- Capitan Melendil - dijo el anciano, esta vez dirigiendose hacia el montaraz - tomaras a tus hombres y partireis tan pronto como sea posible, hacia Pelargir. Alli, Pelendur, tendra un navio y tropas listas para acabar con este ser, antes de que sea una verdadera amenaza.

Dicho todo esto, los tres aguardaron por si tenian alguna duda que pudieran resolver.

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27/01/2011, 18:42
Pelendur

¡Ah!. Una mision de combate. Por un segundo, mi rostro muestra una sonrisa que mas parece la mueca de un tiburon a punto de lanzarse sobre su presa.

Escucho totalmente atento las instrucciones del consejero del trono y una vez que este termina de hablar, doy un paso al frente para recoger la misiva sellada que, indudablemente, ha de contener las instrucciones pertinentes.

Con la carta en mis manos, termino de escuchar al consejero y solo entonces, carraspeo para pedir la palabra. Todo giran sus cabezas en mi dirección y lo primero que suelto, pero vamos, sin un ápice siquiera de duda en la voz, es.

¿Como quiere las cabezas de la escoria Mornumedain, el consejo de la Torre de la Guardia?. ¿Ensartadas en sendas lanzas?. ¿O quizá prefiera que reservemos a alguno vivo para desllorarlo como si fuera un marrajo en el interrogatorio adecuado?.

Y tras mis palabras, ahora recibo toda una serie de miradas algo extrañas, por definirlas suavemente. Vuelvo a carraspear y ya con mayor seriedad, aunque hay que tener en cuenta que soy hombre del mar, añado.

El extremo sur de Tol Falas, es un cabo azotado por fuertes vientos y numerosas tormentas. No sera fácil para una escuadra enemiga, encontrar cobijo allí. Para mi, por tanto, la rapidez en nuestra reacción, es vital. Pues no hemos de darles tiempo a prepararse.

Por tanto, propongo disponer de un par de un par de navíos.

Uno de ellos ha de ser una poderosa galera de combate que sirva como buque de transporte para la compañía de Meneldil. Esta nave, puede transportar al contingente de tropas hasta Gobel, mi ciudad natal en Tol Falas. Allí, puede encontrar excelentes guias para moverse por el interior de la isla sin ser detectados por esos perros de sangre traidora.

Por mi parte, pediría un segundo navío, mas rápido y ágil que una galera de combate. Una Nao, por ejemplo, para partir directamente desde Pelargir y bloquear a nuestros enemigos desde el mar. Impidiendo la llegada de refuerzos y aislándolos de su base matriz, Umbar.

Y llegado el momento del ataque, podremos coordinarnos para embestir tanto desde tierra como desde mar, atrapando a estos perros de sangre traidora entre el martillo y el yunque. Sera fácil lograr esa coordinación. Cualquier pescador de Gobel, esta mas que capacitado para navegar y encontrarme con la fecha y la hora que designe el Capitan aqui presente para el ataque.

Una vez expuesto este plan general, callo a la espera de que se pronuncien tanto el Capitán Meneldil como el consejero del Trono.

Notas de juego

Je,je,je.

Salvaje. Esto va a ser salvaje. Mira que se me cruzan los cables. Y como se me crucen, a saber luego cuando vuelven a la normalidad.

Je,je,je.

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01/02/2011, 16:28
Director

Las palabras de muerte y arrogancia de las que habia hecho gala el marino, no fueron bien tomadas. El rostro de algunos de ellos y la mirada de todos, asi lo reflejaron. Rapidamente, para quitarle hierro al asunto Pelendur, esbozo un primer plan.

- Eso nos da que pensar ¿no crees? - dijo el mas sabio de los tres - Si bien dices, que no es tierra en la que asentarse ¿que oscuro proposito traera ese pirata? - dejando la respuesta en el aire, se giró hacia el secretario y este entendiendo su peticion, aun antes de que hablara, comenzo a redactar un nuevo escrito.

- Asi sea - dijo mirando al secretario, luego se volvio con la carta en la mano y se la entrego en persona a Pelendur - seras Capitan de un nuevo navio, se pondran en tus manos la resolucion de esta mision, con los medios que has mencionado ¿es mucho para ti? - Ambos sabian la respuesta.

- Tengo que partir - interrumpio el Capitan Montaraz - mis tropas estan dispersas, haciendo guardias y en misiones de exploracion, para conocer bien los planes del enemigo. Yo partire a reunirlas, en diez dias, estaremos en Pelargir. Nos veremos alli entonces - saludo a los presentes y abandono la habitacion. Pelendur, no tardaria en hacerlo.

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01/02/2011, 18:54
Pelendur

Tras recibir el beneplacito y las instrucciones selladas del consejero del trono, y habiendo escuchado la despedida del Capitan Meneldil, me llega de nuevo el turno de hablar. Asiento en silencio ordenando mis pensamientos y digo.

Diez dias tardara el buen Capitan en llegar a Pelargir. Tiempo mas que suficiente para seleccionar y equipar las naves necesarias para la mision. En cuanto a mi capacidad para estar a la altura de lo que la mision exige, solo dire que espero cumplirla o morir en el intento. No, no habra ni dudas ni piedad en las que puedan ampararse nuestros hermanos oscuros.

Y al mencionarlos, nuevamente un relampago de colera, cruza mi mirada.

Me cuadro entonces y una vez hecho el pertinente saludo al consejero del trono, añado.

Con vuestra venia, señor, solicito permiso para paryir de vuelta a Pelargir. He de llevar estas instrucciones al Almirantazgo y disponer de todo lo necesario para la mision.

Tras estas palabras, quedo a la espera de recibir el permiso para marchar. Pues ya estoy impaciente por reunirme con mi montura y partir al galope.

Notas de juego

En cuanto quieras master, meto el texto de vuelta a Pelargir.

Y un dato por si no lo sabes. Mornumedain. Hombres de la oscuridad. Del mismo modo que existen los Dunedain, los hombres del oeste. Este termino, Dunedain, hace referencia a los Numenoreanos que permanecieron fieles a los Valar Al final de la segunda edad.

Pero Mornumedain, hombres de la oscuridad, hace referencia a los hombres del Rey. Aquellos que renegaron de la lealtad a Valinor y, con su rey Ar Parazhon a la cabeza, acabaron intentando invadir la tierra de los Valar nada menos.

Pues bien, desde el 2750 Segunda Edad, mas o menos, que es la fecha de la fundacion de Pelargir, unos y otros van asentándose en la Tierra Media, Los Dunedain desde Pelargir y los Mornumedain desde Umbar.

Je,je,je. Solo tienes que echarle un ojo a las numerosas guerras entre unos y otros a lo largo de la tercera edad.

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01/02/2011, 19:32
Director

De buen gusto le dieron el permiso. Su firme decision habia satisfecho cualquier duda de los magistrados del Gondor. Asi pues, Pelendur, tomó su montura y partió de vuelta a su tierra, con las cartas que le daban via libre y permisos para actuar contra aquella creciente amenaza.

 

Notas de juego

No, no lo sabia, siempre les he dado el nombre de Numenoreanos negros. De hecho, no he encontrado casi nada de ese nombre xD.

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01/02/2011, 20:19
Pelendur

Y habiendo recibido el permiso del Trono, taconeo, doy media vuelta y con paso apresurado, abandono la sala del Trono de la Torre de Guardia. Apenas tardo unos instantes en estar de vuelta en el patio del Arbol Blanco. Avanzo decidido, aunque no puedo evitar volver a echarle una mirada y desear la ansiada resurrección del mismo.

Pero pronto, dejo esos pensamientos atrás pues he de centrarme en la misión que me ha sido encomendada. Por mi mente, mientras me dirijo a las cuadras del sexto nivel, pasa un listado de navíos que podrían ser mas que aptos para esta misión.

Y ya ante las cuadras, llamo la atención de un mozo de las mismas y digo.

Tengo una Misión que cumplir para la Torre de la Guardia.

Dicho esto, enseño el sobre lacrado con el emblema de Gondor.

Necesito que mi montura este lista para partir de inmediato así como Provisiones para el viaje. Con agua y raciones de campaña ha de bastar. Pues no quiero retrasar la partida mas de lo imprescindible.

El mozo asiente y parte a la carrera. No tarda en presentarse ante mi un segundo mozo portando unas alforjas. Aprovecho ese instante para tomar un buen trago de agua y me permito lamentar, por un segundo tan solo, no tener tiempo para un buen trago de vino antes de mi marcha.

Entretanto, el otro mozo aparece a través de las puertas de las caballerizas llevando a Ghural por la brida. Me alegra ver a mi montura y observo que la han cuidado a conciencia. Ya lleva puestos los arneses y no parece mostrar signo alguno de fatiga de la cabalgada anterior. Me aproximo a mi caballo y agarro las riendas que me ofrece el mozo. Y antes de montar, digo.

Amigo mio, si durante nuestra venida necesite de tu velocidad, ahora la necesitare aun mas. Hemos de volver rápidos como el viento a Pelargir.

Un relincho que suena a desafío es la respuesta que obtengo. Y sin mas preámbulos y con una leve sonrisa, monto de un salto y Ghural y yo salimos disparados al galope.

Atras van quedando unos tras otro, los niveles de la torre de la Guardia. Y al fin, cruzo las enormes puertas del primer cinturón amurallado y cabalgo por los campos del Pelennor.

¡Ahora amigo mio!. ¡Enseñame de lo que eres capaz!.

Y aunque no parecía posible, Ghural redobla su galope mientras tomo el camino del sur, que me llevara, paralelo al Gran Anduin, hasta Pelargir. Al atardecer del segundo día, cubiertos por el polvo del camino, Ghural y yo atravesamos la puerta norte de la Muralla de Tarannon siendo saludados desde los puestos de guardia por los hombres que las custodian y, desde el aire, por el chillido de las gaviotas.

Al fin retengo algo a Ghural para que avance al trote por la abarrotada avenida occidental y prosigo mi camino hasta llegar al cuartel general de la armada en donde me despido al fin de mi compañero cuadrupedo.

Camino entonces apresuradamente hasta los muelles de la ciudad central y ya allí, fleto una chalupa a cambio de unas monedas de cobre para ir a la isla de los señores del mar.

Es al fin cuando me permito relajarme un poco y disfrutar del paseo en el esquife. Mientras avanzo a través de las aguas de la ensenada, dejando que el par de remeros hagan su trabajo, paso revista a las docenas de naves de combate amarradas en sus respectivos muelles. No, no faltan precisamente, navíos capacitados para la misión.

Finalmente, arribamos hasta uno de los desembarcaderos de la isla de la ensenada y tras despedirme del par de remeros, vuelvo a tierra firme de un salto. Y puesto que mi llegada ha sido advertida, un par de guardias se hallan esperándome en el propio desembarcadero.

Muestro el sobre lacado, como ya hice al partir de Minas Tirtith y digo.

Saludos, solicito audiencia en el Almirantazgo ante los Señores del Mar. Traigo ordenes de la mismísima torre de la Guardia.

Y sin ninguna dilacion, soy escoltado hasta la escalinata de marmol blanco por la que se accede a la gran torre de los Señores.

 

 

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01/02/2011, 20:51
Pelendur

Notas de juego

Hum, mejor en un post aparte. Asi no me lio.

Para transporte, sugiero algo asi.

Aunque esto, es un Dromon bizantino, algo asi, solo que un poco mas pequeño, seriviria muy bien como nave corsaria.

Para la otra nave, algo asi.

Vamos. Esta, es que no tiene perdida. Es la Nao Santa Maria, la de Colon. Usala como arquetipo por que todas eran mas o menos así. No confundir con una carabela.

Si te fijas, he puesto barcos del siglo XV como máximo. Para mi, es lo mas común. Digamos que suelo detener la evolucion naval en la Tierra Media, en este tipo de barcos.

Los grandes galeones de transporte, los suelo enfocar como barcos Numenoreanos. Y por aquello de la lenta pero constante decadencia, su uso y construccion, se ha ido perdiendo.

Pero claro, si te apetece sacar un galeón, por mi sin problemas hombre.

 

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02/02/2011, 14:38
Director

Notas de juego

No te marees tanto con eso de lo naval. Te va a durar dos o tres post xD

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02/02/2011, 14:56
Pelendur

Notas de juego

¡No importa hombre!. Para mi es divertido. Si realmente te puse imagenes para evitar soltar un tocho técnico. Que me parece a mi, que me estoy empezando a pasar con los tochos. Je,je,je.

Pero no te preocupes. Si nos acabamos reuniendo todos, seré mas escueto. Je,je,je.

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03/02/2011, 17:40
Director

Los preparativos fueron rapidos. Al mediodia del siguiente dia., ya tenian la embarcacion lista y la tripulacion escogida. Le acababan de presentar a su segundo de a bordo, Bergil, se llamaba y parecia un hombre afable y querido por sus tropas.
Durante los siguientes dias, hicieron algunas salidas, para ir conociendose y cuidadon de todos los detalles menores. Prepararon las armas, las provisiones... y cuanto hiciera falta. Trazaron planes y recibieron noticias. De todas ellas, la mas destacable fue esta:

" Desde los espias en las tierras Sureñas, nos llega el aviso de que varios barcos de los puertos de Umbar, han partido. Algunos viajan hasta Tolfalas, pero no todos tienen ese destino. Tememos que las costas esten en peligro y que una nueva cruzada se este gestando en vuestras fronteras"

Este mensaje, segun le dijo el mensajero, fue entregado a las autoridades de Pelargir, pero no le dieron mucha importancia, sosteniendo que era una treta de los mismos piratas que habrian descubierto al espia y permitiendole salvar la vida - "No nos han llegado mas noticias parecidas y son muchos los espias que podrian informarnos sobre algo asi" eso me dijeron - Dijo el mensajero - "Pero no es incauto avisar a todos los que van a salir a la mar y mas con asuntos que les llegan tan de cerca, ve y dile que vaya con cuidado, que no se confie" fue lo ultimo que me dijeron antes de venir a verle - concluyó el mensajero antes de marcharse.

Pasada la semana, Meneldil llego con sus tropas. Terminaron los ultimos arreglos antes de partir. En una de esas charlas Meneldil le dijo - Mis hombres aseguran que desde la tierra Oscura, ha partido un ejercito Orco. Dicen que es posible que esten viajando al Sur ¿a Umbar?- pregunto casi retoricamente. - Debemos de avanzar con cuidado.

Tras concluir la charla, poniendose al dia de los movimientos del enemigo y de los pasos a seguir. Las naves partieron a la mar.

Notas de juego

Los tochos no me preocupan, cada uno que escriba lo que le apetezca ;) pero me sabia mal, que te tomaras tantas molestias en algo que aun es la intro de la aventura xD.

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03/02/2011, 19:30
Pelendur

Tras una semana de intensos preparativos, el amanecer nos halla a todos los miembros del destacamento asignado a la misión, reunidos en el muelle en donde se hallan amarradas nuestras naves.

A mi izquierda, se halla mi segundo al mando, Bergil, veterano en el servicio a Gondor y conocido por todos los marinos presentes.

A mi izquierda, esta Meneldil, capitán de la compañía de Montaraces, todos ellos hombres curtidos en la defensa de Gondor. A su izquierda, esta el segundo al mando de Meneldil, hombre de rostro severo y alta talla.

Y yo, me deleito por unos instantes en la vista que hay frente a nosotros.

En perfecta formacion, sin mover ni un músculo, en cuatro hileras de cincuenta hombres, esta la compañía de Meneldil. Y no menos marciales, flanqueando la formacion central, están los hombres de las tripulaciones que nos han asignado. En total, trecientos cincuenta veteranos del ejercito y la armada de Gondor forman ante nosotros con orgullo y gallardía.

Ante todos, esta el hombre designado como porta estandarte de la compañía de montaraces, manteniendo erguida la lanza en donde ondea, el árbol blanco de Gondor. Y por mi mente, ante esta visión, pasa un pensamiento. Un pensamiento que, posiblemente, se refleje en mi cara.

Perros miserables al servicio de la oscuridad, bastardos engendrados en las entrañas de Utumno, ojala que el árbol pudiera revivir regándolo con vuestra sangre. Pues os juro, que no iban a faltar ríos de vuestra sangre para lograrlo.

Resoplo entonces y cruzando una mirada con Meneldil, digo.

¿Algunas palabras antes de la partida?.

El capitán niega con la cabeza y yo, dando un paso al frente, me limito a decir.

¡Soldados de Gondor, el deber nos reclama!. ¡Se nos ha encomendado na misión de combate y se que todos y cada uno de los aquí presentes, cumplira con lo que quiera el deber exigir!. ¡Romped filas y embarcad!.

Y en todo el muelle, resuena el taconeo simultaneo de los hombres antes de romper filas. Instantes tan solo, tardan en subir por las pasarelas de las naves. El Capitán y su segundo se despiden de mi y marchan a embarcar en el Dromon asignado como nave de transporte. Y yo, al lado de Bergil, contemplo nuestra Nao, de nombre la Indomable y finalmente, mientras los cabos que la amarran al muelle son liberados, acabamos por embarcar.

Las pasarelas son retiradas, ambas naves ya son libres y yo, desde el castillo de popa, con Bergil al timón de la Indomable, doy las ordenes pertinentes para encarar la bocana de la Ensenada.

Minutos mas tardes, todos podemos notar el empuje de la corriente del gran Anduin ya en aguas libres, es entonces cuando el velamen es izado y a un ritmo constante, emprendemos viaje río abajo hasta llegar a las bocas de la desembocadura del gran río de Gondor.

Los bajios son dejados atrás sin ningún impedimento y al atardecer, las olas que rompen contra las proas de nuestras naves, nos indican que la corriente ha cambiado. La linea de costa queda atrás y ponemos rumbo sue, en direccion a Tol Falas.

Y así avanzamos por la bahía de Belfalas, con los vigías de las cofas de nuestras naves, atentos a cualquier avistamiento. Pues se que el enemigo, dispone de tantos espias como nosotros en estos dias oscuros. Y bien pueden haber sido advertido, nuestro objetivo, de nuestra partida.

Notas de juego

Cuando tu quieras llegamos a Gobel. Corto en la salida a alta mar por si quisieras meter algo mas.