Partida Rol por web

La cosa iba bastante bien. Ya eran 4 días desde el descanso con ovípara cena...Ya quedaba menos para llegar a nuestro destino, pero nos escaseaba un poco la comida a esas alturas, así que hubo que racionalizar la que teníamos...

En un momento dado, algunos del grupo se percataron de algo que no parecía natural, y que por algún extraño motivo, no vimos de subida... Lo cual me hacía temer que nos hubiéramos extraviado, pero estaba casi seguro de que reconocí bien el camino a tomar...

Quizás estábamos en algún lugar encantado por los grandes poderes de la Dama Galadriel? Unas piedras de buen tamaño parecian dispuestas de una forma que no dejaba duda a que no era algo natural... En mis viajes me hablaron de las leyendas sobre el  Bosque Druadan, con sus nativos hombres de piedra, aunque nunca estuve por allí ni los había visto, suponiendo que fueran reales y no cuentos para distraer al personal...

Cuidado Fosco, No vayan a ser piedras Sagradas y que las toques pueda ser peligroso

Aegon. Éxito.
Allister. Fallo.
Baldred. Falta.
Caleb. Falta.
Ceorl. Éxito.
Dastar. Éxito.
Fosco. Fallo.

Aegon. Éxito.
Allister. Fallo.
Baldred. Fallo. PNJ
Caleb. Éxito. PNJ, PJ.
Ceorl. Éxito.
Dastar. Éxito.
Fosco. Fallo.

Con los últimos rayos de sol, una acogedora imagen se muestra en tonos dorados.

   Con el sol poniente, los rayos resplandecen y se reflejan en las rocas, mostrando tonos dorado al reflejarse la luz moribunda. Está claro que estos contornos son de antiguas edificaciones y que en el pasado aquí hubo un asentamiento. Es probable que de los elfos o de los antiguos hombres. Aún queda un rastro majestuoso de tiempos mejores.

   Es un lugar hermoso, con el agradable murmullo del agua en la lejanía, tras haber recorrido los áridos terrenos salvajes días atrás. Las copas de los árboles se mecen con suavidad al viento y el lugar forma un refugio natural. Es a la vez, una visión tranquilizadora y vigorizante. Esta noche descansáis con comodidad y al día siguiente partís renovados y con las fuerzas recuperadas.

Las palabras de mi compañero penetraron por un oído y salieron por el otro, mientras me afanaba en quitar el musgo que cubría la piedra.

Caleb se habia pasado en silencio gran parte del viaje.

Estuvo pensando en el futuro y en el pasado. Miraba a Urko y lo veia cansado y algo delgado.
Sus fallos mágicos casi le habían costado algun disgusto al grupo, y eso le hacia reflexionar.
¿Quizás debería volver a buscar a Gandalf? ¿Debía volver a entrenar sus capacidades y mejorar?

Cual seria su destino después de este viaje.

Es inútil Allister, los hobbits son curiosos, y la posibilidad de un tesoro o una buena comida nublan sus sentidos

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   A la mañana siguiente estáis listos para partir, con el ánimo alegre y el espíritu renovado. Con buena fortuna y el corazón más alegre, os preparáis para el viaje. Quedan ya pocos días ¿dos? ¿quizás tres? y habréis vuelto al punto de origen con el testamento y vuestro aventura habrá terminado.

   El viaje, está a punto de concluir, pero no hay que precipitarse. Aún en estos senderos algo más amigables.

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Nada estaba interponiéndose en que tuvieran un viaje tranquilo, pero ya era hora de regresar a terminar la misión. Khemed preparó todo para continuar animado por recibir la recompensa y conseguir, por que no, otro encargo que pudiera realizar en la misma compañía de tan avezados aventureros. Eran un número considerable con lo que podrían llevar a cabo misiones de gran complejidad y por ende bien reconocidas tanto en fama come en riquezas.

Bajo el musgo no había ninguna extraña inscripción, pero sí unas ruinas más allá, escondidas entre el sotobosque. Un buen refugio para pasar la noche entre algunas paredes que corten el aire. Sonreí ante tal visión. ¡La suerte nos acompañaba!

-"¡Mirad, allí" Les grité a los demás.

Empecé a acercarme a las ruinas, yendo de aquí para allá, desapareciendo tras unas rocas y apareciendo en los restos de una casa unos metros más allá. Pasamos la noche tranquilamente y a la mañana siguiente partimos hacia nuestro origen. El punto donde había empezado todo, y donde esperaba mi amigo Báin. Tenía tantas cosas que contarle...

Bueno, veo que no hay magia ni antiguos poderes que hagan recapacitar a un osado hobbit. 

El grupo estaba bien, y encontramos un refugio que nos permitió descansar mucho más tranquilos.

Al día siguiente, la mayoría al menos, gozaban de un aire renovado, mas alegres inclusive... Felices quizás por ver que estábamos a punto de conseguir acabar con éxito la misión encomendada...

Pero en el caso de Allister, era distinto... el sentía aun el peso de la responsabilidad. Tenía la preocupación de elegir el mejor camino, y un error suyo podría afectar a toda la compañía... Cierto desasosiego y desesperanza abrazaban al noble Vallense. Intentó concentrarse en sus tareas y se dispuso a seguir marcando la senda.

 El día siguiente me desperté fresco y renovado. Silbando una alegre canción élfica del bosque negro, recogí mis pertenencias y me uní con los demás en el camino, esperando llegar a nuestro destino pronto.

 Mientras caminaba, el recuerdo de las ruinas todavía me acompañaba. Era triste la gran cantidad de maravillas que el tiempo había hecho caer en el olvido y la desolación.

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   Pasan dos días más, donde le bosques se hace cada vez más alegre, es un bosque agradable, las cercanías del reino élfico imprime paz y sosiego. Y porqué no, un punto de tensión, ya que nunca se sabe cuando algún elfo se extralimita en la protección del reino y cruza el río al otro lado. Río que se oye y ve a intervalos regulares.

   Hasta ahora, salvo el festín, las raciones han sido escasas, pero ya en este par de días se soluciona, la caza si bien no abundante es más que suficiente y hay fruta comestible, lo cual alegra vuestros sentidos y sobre todo, vuestro estómago. Es media tarde y los rayos de sol se cuelan por los árboles. Mañana habréis vuelto a vuestro patrón con el testamento.

   Entonces se ve a lo lejos algo que no os suena haber visto en vuestro viaje de ida.

   El vigía del grupo, se aproxima con cuidado y echa un vistazo antes de que os acerquéis.

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Ya casi estábamos llegando al punto de partida, aquel del que nos despedimos de mi amigo Bror y donde terminaría esta extraordinaria aventura. Pero los hados no querían que aún llegáramos sin tener otra posible aventura en nuestro haber. Sin quererlo, habíamos llegado a un punto ya conocido del camino donde había algo más allá de la espesura. Los alegres pajarillos canturreaban alrededor y hacían de este día que fuera magnífico para pasear e investigar lo que quiera que hubiera allí delante...

Nos estábamos acercando al punto de partida. No estaríamos a mas de una jornada o jornada y media de donde dejamos a Bron y el campamento enano, hacia ya una semana o algo más... Volvíamos con las tareas hechas, el objetivo conseguido, alguna recompensa hallada por el camino y las horas compartidas con todos los compañeros...

Se pasaron momentos de apuro, momentos donde la comida escaseo en demasía, y momentos donde la alegría volvió, mientras el hambre desaparecía entre sonrisas, tras conseguir una buena pieza que nos ofreció un buen banquete... Sin duda Oromë, El Cazador, nos había bendecido.

Ahora parecía que un nuevo desafio nos asaltaba en el camino.

Caleb, esta con Urko pensando en el fin de su misión
cuando se ve sorprendido por una empalizada
a la que se acerca, para examinarla y avisar a sus compañeros.

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   Según os acercáis, con cierta precaución, Caleb vislumbra algo más, es una figura que está sentada a un lado del "camino". Claro que la senda por la que camináis no es ningún camino realmente, ni una senda, pero es un espacio abierto que puede calificarse como tal, posiblemente en su día lo fue, aunque ahora sólo se use por animales y viajeros ocasionales como vosotros mismos.

   Puede ver, y así os lo indica Caleb, que es un anciano, vestido con ropajes grises, que se levanta cuando os acercáis, se apoya en un bastón. Se gira hacia a vosotros y se queda quieto, esperando.

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La figura os suena familiar, no es la primera vez que la veis y una imangen os viene a la cabeza.

 Miré cautelosamente al anciano antes de decir:

 - ¿Maestro Saruman?. ¿Qué hacéis aquí, si puedo preguntar?.

 Me sorprendió mucho encontrarme en este lugar con mi antiguo maestro. Esperaba que fuera solo una extraña coincidencia y no quisiera pedirme explicaciones por mi marcha repentina de la torre.

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   El viejo camina hacia vosotros. Al acercarse se ve con más claridad que lleva una túnica gastada y capa de viaje de color gris, pero debajo viste ropajes blancos. Camina apoyándose en un bastón y se acerca hasta vosotros. A unos pocos metros se detiene y se sienta en una roca.

   - ¿Por qué no debería? Hace un buen día para pasear y dar una vuelta. -

   Sonríe y pregunta mirándoos.

   - ¿Y qué os trae a vosotros por aquí? -

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