Partida Rol por web

Fue de agradecer el gesto de despertarle de su ensueño.

Tuvo que compartir suspicacias con Suzu, al escuchar el plan ( o la falta de este) de Victoria. -Uh... Puede que sea fácil para ti slair librada de un combate abierto, pero no todos llevamos armadura.- Sin contar el entrenamiento...  

Se toma unos instantes pensando, finalmente sus ojos ámbar miran a las chicas con las que comparte mesa. -¿Por qué no juntamos los planes o maneras d ellos tres? - su sonrisa se muestra una vez más. -​​​​​​-Subimos los tres, Suzu prepara algo rápido que genere distracción solo en el piso de arriba, algún calefactor podría ser comprometido sin arriesgar mas que alguna alfombra. Buscamos colarnos dentro de la habitación y si cualquier cosa sale mal: brincamos por la ventana con mi planeador, no prometo que sea un paseo con el peso de tres personas pero será mejor que solo brincar.- 

De alguna manera orgulloso concluye pegado en la mesa con el dedo -Creo que es suficientemente planeado...- mira a Suzu, luego a Victoria -​​​​​​Y suficientemente improvisado a la vez... El punto medio, el punto dulce.- 

Esta chica no parece entender muy bien como es que funciona la mente de una maestra en la acción como yo. ¡Enfrentarte a las cosas de frente sin tener un plan siempre es la mejor opción! A mi nunca me ha fallado, y ya llevo sobreviviendo varios años llenos hasta el techo de una infinidad de problemas en los que fácilmente pude haber muerto. Claro, siempre es bueno tener una idea general de lo que se debe hacer, pero en mi experiencia, planear de mas nunca a resultado en nada bueno.

- El nombre es Victoria. Victoria Rosenberg. -Dije mi nombre con bastante orgullo- También me conocen como “La Doncella de Hierro”. Tal vez hallan escuchado hablar de mi. -Hable mientras pasaba una mano por debajo de mi cabello con estilo.- Y la razón por la que ustedes quieren actuar conmigo, cariño, es porque yo tengo toda la experiencia que ustedes no.

Esta a punto de seguir hablando para explicarle a la chica porque mi plan maestro era infalible, pero fue entonces cuando el Don Juan sentado en la mesa hizo su propuesta. Entonces me quede callada por un instante, pensando un poco en lo que acababa de decir y… Bueno, para ser sincera, su plan no sonó tan descabellado… Aunque algo que si me llamo la atención fue que menciono que yo llevaba armadura… No se que clase de armaduras el a visto a lo largo de su vida para que llegase a considerar que mi vestido es una armadura. Pero bueno, detalles a los que no es importante prestarles atención.

- Oye… Eso no suena tan mal. -Le dije al chico- Ademas, me gustan las cosas dulces. Yo voto porque hagamos eso, ¿Que dices tu? -Le hable a la mecánico- Aunque si no estas de acuerdo, somos dos contra una, así que tampoco es como que si pudieses cambiar algo. -Dije bromeando un poco.

—El número no les proporciona la razón ni ninguna autoridad sobre mi. Aunque supongo que pensar de ese modo es lo que hace la gente... como tú. Lo que sí te aseguro que ahora mismo los motivos por los que yo podría querer asociarme contigo son exactamente cero.

Suzu se encogió de hombros. Le importaba bien poco la fama que aquella mujer creía tener, era obvio que no tenía ni idea de lo que hablaba. Bennet sugiere que hagan algo moderado pero no le queda muy claro como espera que ella haga eso sin acceder al sistema general, tal como ella había propuesto.

—Crear una distracción es exactamente lo que propuse en un principio, y si eso es lo que desea, señor Conrad, eso es lo que puedo hacer.

Encogiéndose de hombros echó un vistazo en derredor, tratando de identificar algunas de las tuberías de calefacción que se dirijan a la planta superior para ver si es posible manipularlas tal como ha sugerido Bennet.

"La doncella de hierro..." repite en su cabeza mientras afila los ojos unos momentos intentando recordar pero solo logra recordar una nave llamada así. Pero más apremiante para tener un grupo saludable y que se pudieran llevar bien era presentarse también. 

-Soy Bennet Conrad y ella es Suzu Callum una de las mejores ingenieras.- modesto no alardearía de sus capacidades de piloto, además parecía más necesario que se valorasen entre ellas si es que quería sacar lo mejor de su equipo.

-Bueno todos tenemos campos distintos de experticia, de alguna manera nos complementamos. - "La fuerza, la inteligencia y la velocidad" Sonríe contento al haber llegado a una especia de consenso entre los tres -Muchas gracias, Callum.- se toca la visera del sombrero nuevamente.

Da otro toque en la mesa y se va poniendo de pie acomodándose su gabardina -Bien entonces está decidido.- se gira a ver las escaleras, el acceso hacia arriba ¿Había seguridad ahí también o solo era el tabernero que intentaba contener a la gente?

Bueno, me imagino que hemos llegado a un acuerdo. ¿Quien diría que terminaría trabajando con un par de novatos? Bueno, a veces la vida da giros que nadie pudo haber siquiera imaginado. De todas formas no tengo problema de cooperar con quien sea siempre y cuando puedan hacer bien sus partes en el trabajo. Eso es lo único que pido en una situación como esta.

Como sea. Mientras la chica se sigue quejando, y el chico hace los honores de presentar a ambos, yo aproveche para pegarle un trago a la cerveza que me habían traído, y me aseguré de que fuera uno grande, porque no creo que tenga la oportunidad de terminarla justo ahora.

- Ahhhh... Esta bien buena esta cosa. -Exclamé cuando me separé la jarra de la boca- Bueno, será un placer trabajar con ustedes, señor Conrad y señorita Callum. Tengo ciertos términos de trabajo que normalmente me gusta discutir con mis compañeros, pero vamos a dejar eso para después. -Mientras hablaba, me levante de mi silla para estirar los brazos hacia el techo. Preparándome para entrar en acción- Por ahora, manos a la obra ¿no?

Entonces, dejando la jarra sobre la mesa, comencé a caminar hacia las escaleras.

Vamos a ver como sale esto.

Finalmente tras conocerse el grupo llega a la conclusión de que lo mejor que pueden hacer es ir hacia el piso superior sin causar mucho escándalo ni explotar calderas. Lo cual podría ser una lástima para Suzu, pero seguramente los dueños de la taberna estarían aliviados. 

Encaran hacia las escaleras y el mayor obstáculo con el que se cruzan es navegar entre el mar de clientes que atestan la taberna. Y, más de uno está lo suficientemente ebrio para estirar sus manos de forma behemente hacia los tres héroes. Suzu y Victoria reciben alguna palmeada en el trasero, cobardes que desaparecen entre la multitud, y Bennet podría jurar que al pasar una chica acarició su entre pierna de forma poco casual.

El caso es que finalmente llegan a las escaleras y parece ser una visión límpida de tranquilidad. Pues si bien es cierto que algunos beodos ante la insuficiencia de mesas utilizaron el pasillo escalonado como sus asientos, metros por delante no hay nadie. Así llegan al piso superior y se encuentran con un pasillo completamente vacío.

Hay cuatro puertas equidistantes y enfrentadas a cada lado del pasillo, lo que hace un total de ocho habitaciones por investigar, pero ya habían sido alertados por Ailin que el Lord se había encargado de reservar todas las habitaciones para su uso personal.

Y buen uso parecía estar dándoles porque sin importar que puerta abrieran (Ya sea por la fuerza o golpeando y pidiendo permiso)  en la habitación siempre os recibían multitud de chicas neko o de otras razas mitad animal. Casi todas vestían trajes de sirvienta provocativos o directamente una fina lencería que solo podría permitírsela siendo las empleadas de alguien importante y rico.

- ¿Habéis venido a jugar con nosotras, chicos? - Dice una de ellas, especialmente traviesa, que tintinea al andar por un colgante con cascabel.

Moverse en el abarrotado local supone no solo un esfuerzo sino una pugna constante por apartar a manotazos a babosos tratando de aprovecharse. Con un suspiro resignado la ingeniera cubre un par de escalones por fin poniendose a salvo del manosea.

—Es increible lo poco que se respeta el consentimiento en este lugar. —masculla para si misma dandose tirones de la ropa para recolocarsela ahora que por fin está fuera del gentío. Dejó que los demás tomaran la delantera en las escaleras, por si había problemas, pero lo cierto es que no había problemas. De hecho, no había nada. No esperaba un ejercito pero tampoco la absoluta ausencia de guardias. Aunque tampoco esperaba que tras cada puerta hubiera chicas medio desnudas en una especie de orgía lésbica.

Suzu no puede evitar levantar una ceja ante la oferta de la chica con el cascabel. Carraspeó, mirando a sus "compañeros" mientras se sonrojaba ligeramente.

—Es una oferta que me encantaría aceptar en otras circunstancias pero andamos buscando a Lord Ghilinos, ¿sabéis donde podemos encontrarle?

Este lugar se lleno mucho mas de lo que yo esperaba en un abrir y cerrar de ojos. Al parecer hay mucha gente interesada en este trabajo del lord este. Pero bueno, no puedo evitar pensar en que nosotros tenemos la ventaja sobre toda esta gente,. Nosotros no estamos esperando a que alguien se nos aparezca a diferencia de esta gente.

Movernos por un mar de gente como este siempre es una molestia. Es incomodo moverme con mi vestido en circunstancias como esta, pero de alguna forma lo logré. Aunque claro, nunca falta el imbécil que hace las cosas mas difíciles por andar de loco. Una de las veces que me trataron de agarrar el trasero me di cuenta a tiempo y pude agarrarle un dedo a quien sea que fuera y se lo torcí con fuerza hasta doblarlo de una forma en la que se supone que un dedo no debería estar. Hubiese querido hacerle lo mismo a todos lo que lo intentaron, pero bueno… Una tampoco evitarlas todas.

A pesar de los indecentes haciendo de las suyas, terminamos de llegar al piso de arriba mas temprano que tarde.

- No creo que conozcan ese concepto. -Le conteste a Suzu.

Como sea. Después de subir las escaleras, llegamos a un pasillo con puertas… Bueno, la verdad no se que estaba esperando, pero tengo que admitir que me sentí un poco desilusionada al ver que allí arriba no habia nada… Y mira que hasta yo ya tenia mi revolver en la mano.

- Ni siquiera un solo mercenario o guardaespaldas. -Dije decepcionada- ¿Es que este lord no sabe como hacer una buena bienvenida?

Mientras hablaba, aun con el revolver en mano me dirigí hacia una de las puertas y la abrí sin pensarlo dos veces para ver que habia al otro lado de la puerta y… Bueno, digamos que mi ultimo comentario quedo obsoleto mucho mas rápido de lo que pude haber imaginado.

Abrí los ojos como platos al ver la escena que apareció tras esa puerta. ¡Pero que carajo es esto! ¡Este lord si que sabe hacer una buena bienvenida!

- Y tu que querías reventar el lugar. -le dije a Suzu para luego voltear a ver a las chicas de la habitación con una sonrisa- ¿Nos estaban esperando preciosas? Que lindo… Pero lo lamento. Justo ahora estamos trabajando… Aunque, saben, si alguna de ustedes chicas puede echarnos una manito por aquí, podría tomarme un tiempo para divertirme con ustedes.

Muy hermoso el paisaje y todo lo que tu quieras, pero trabajo es trabajo… Aunque tengo que admitir que la idea de dejar todo eso de lado por un rato no suena para nada mal cuando estoy frente a un grupo de chicas preciosas como estas.

El camino hacia las escaleras sería más tortuoso de lo que esperaba, al ver que sus compañeras eran manoseadas un caballero como él no podría quedarse ajeno a ello. Victoria parecía poderle torcer los dedos a algunos pero Suzu estaba más expuesta, Bennet intenta ir más cerca a ella y protegerla un poco con su cuerpo pero entonces sientes que también lo toman a él. Asustado de que no fueran ninguna de sus compañeras o la camarera pues no estaba cerca se alarma y preocupa por ella... si ellos estaban pasando por esto ¿por qué clase de tormento estaría pasando Ailín?...  Suspira y decide no pensarlo demasiado, solo le traería malas sensaciones.

Una vez arriba por fin habría un respiro de tanta gente, miraría con curiosidad que no habían guardias a la vista -Vaya... no me esperaba esto...- comenta rascándose la cabeza por debajo del sombrero. Escucha las palabras de Victoria sobre la incapacidad del Lord de hacer una bienvenida y aunque no comentaría nada, luego vería como se tendría que tragar esas palabras.

Bennet se para del lado opuesto de la puerta por donde abriría Victoria, con su pistola en mano, entonces se topa con esa vista que asombra a los tres pues ninguno se lo esperaba.

-Ahora YO quiero reventar el lugar... o a ellas...- comenta por lo bajo Bennet sin darse cuenta que exteriorizó verbalmente su voluntad.

No había mucho que agregar a lo que sus compañeras dijeron aunque las ganas de llamar la atención estaban ahí. Al menos por ahora Bennet solo se quitaría el gorro y se echaría aire con este, claramente acalorado y sonrojado intenta no verle demasiado las curvas a la chicas gato o sus intenciones tomarían forma bajo sus pantalones y eso sería algo incómodo, ya con las caricias estaba algo turbado.

-Sí, por favor, buscamos a Lord Ghilinos.-

El grupo se adentró en una de las habitaciones encontrando aquella libidinosa escena. Más parecía que algo se había activado en las pequeñas nekos del lugar, una raza que en general vivía algo aislada por lo que era curioso verlas allí en la capital. Ellas se acercaron al grupo y por su espalda aparecieron otras jovencitas, desde la habitación contigua.

- No seais tímidas - Insistieron, colocándose a la espalda de Victoria y Suzu, abrazandoles ligera y amistosamente para tratar de convencerles de entrar en la habitación y quedarse un rato con ellas. Por detras de Vicky era una jovencita neko de cablello largo y dorado mientras que al lado de Suzu estaba otra chica gata con una alegre y larga cola de tono oscuro como todo su pelo.

Y frente a Bennet se acercaría otra muchachita de pelaje albino, algo más tapada que sus seductoras compañeras, pero de pecho más bien grandes que apoyó sobre el torso de del piloto. Tras un saludo de rostro sonrosajo y mirada tímida bajó la mano hasta el cinturón del chico para tirar sutilmente de él. 

El perfume de las chicas es cautivador, y teniéndoles tan cerca parece que su aroma os vuelve locos, incluso hasta el punto de comenzar a sentir calor entre vuestras piernas y una sensación lujuriosa que os va dominando a medida que las chicas juegan e insisten cada vez más atrevidas.- Si jugáis con nosotras os llevaremos con Lord Ghilinos.

Solo Suzu es capaz de percatarse de que aquel delicioso aroma se trata de la fragancia de una especie de droga, la cual no afecta demasiado a la raza de las nekos y otros seres mitad bestia, pero en los humanos es increíblemente afrodisiaca hasta el punto que algunos terminan perdiendo totalmente el control tras exponerse demasiado tiempo a ella.

Quizá evidenciar lo que buscaban no hubiera sido lo mejor entre espías, pero ninguno de nosotros era uno. Ahora ellas prometían lo que buscábamos, no habría mejor excusa para ceder a las tentaciones. La deliciosa fragancia de la chica gato frente a él, la de cabellos canos, cala en Bennet, su proximidad, el leve tirón de su cinturón y esa figura le ponen en serios aprietos. Y serían aprietos de manera literal pues su virilidad presiona contra su ropa interior y pantalones empujando palpitante desde abajo marcándose de manera evidente sobre la tela.

-Eh... bueno... si es que nos ayudarán...- se va excusando algo en él sabía que no podía ser tan afortunado. -¿Pero no podemos hacerlo al revés? ... primero llévennos y luego... volvemos aquí...- aunque intentaba tirar hacia su lado, guardó su pistola en su estuche y llevó sus manos a acariciar los brazos de la chica gato frente a él, baja su mirada a verle el escote, sus dedos aprietan levemente sus brazos y suben, claramente estaba tentando de acariciarle.

Hace un esfuerzo por apartar la vista de su figura y verle a esos grandes ojos verdes. -¿Se podría?...- 

La situación les tomó a todos de improviso, la verdad, era difícil que se hubiesen preparado para algo así de antemano pero lo cierto es que tampoco se habían preparado para nada.

Las chicas se les acercaron muy dispuestas y afectuosas e incluso Suzu aún disgustada por lo que había pasado en la planta baja, les devolvió una sonrisa agradable. Al fin y al cabo, solo estaban haciendo su trabajo. El lugar era muy agradable y olía muy bien, así que tomó unos pasos hacia el interior, guiada por la adorable chica gato.

—No podemos quedarnos mucho... —comenzó a decirle a la chica que se colgaba de su brazo cuando reconoció el olor. La apartó de sí con un empujón y buscó un pañuelo en su bolsillo para cubrirse la cara.

—¡Está habitación apesta a droga afrodisíaca! ¡Es una trampa!

Suzu se giró hacia sus compañeros y se acercó a Bennet, echándose encima de él, su pecho chocó contra el del piloto mientras su mano se golpeaba contra su cadera al coger la pistola que acababa de guardar en su cinto y girarse, con el arma alzada, abriendo fuego contra la ventana, para romper el cristal y liberar la mayor parte posible de gas.

Tengo que admitirlo, lo que veía me gustaba y mucho. Un montón de chicas Neko semi-desnudas tratándonos tan bien y ofreciéndonos un poco de diversión era un espectáculo digno de apreciar en su máxima gloria, y curiosamente, la idea de dejar el trabajo de lado para quedarme aquí con ellas, cosa que normal mente no haría, sonaba cada vez mejor cuando la repetía en mi cabeza, pero sin duda, cuando vi llegar a esa gatita de cabello largo que se puso tan cariñosa conmigo la idea en cuestión que rondaba en mi cabeza salio del departamento de “posibilidades” y fue aprobada para convertirse en el plan de acción.

- ¿Saben que? -Le dije a las Neko- Tal vez si pueda pasar un rato aquí con ustedes antes de seguir.

Entonces, con una sonrisa en la cara, puse mi mano a descansar en el hombro de la preciosa Neko y deje que mi guiara hacia la habitación en la que me iba a olvidar de todas mis preocupaciones por un buen rato rodeada por un montón de bellezas intoxicantes como este ejercito de gatitas.

Yo definitivamente me estaba dejando llevar por la situación, incluso pensando por adelantado a quien le iba a quitar la ropa primero, pero entonces, escuche unos gritos tras de mi. ¿Era Suzu? Si sonaba como ella, aun estaba medio tonta mientras pensaba en ello cuando, de la nada, escuche el sonido de un disparo.

Inmediatamente reaccione. La adrenalina se disparo por todo mi cuerpo y recuperé la lucidez en cuestión de un parpadeo. Con una mano aparté a la chica gato, mientras con la otra sacaba uno de mis revólveres. Me di la vuelta y apunte hacia donde escuche el disparo, y lo que encontré fue a Suzu con una pistola disparando como loca. ¿¡Que demonios estaba haciendo!?

Podía notar a mil leguas que ella no sabia usar esa cosa. Corrí hacia ella y le agarre la mano para dirigir sus disparos hacia el techo.

- ¿¡Que carajo crees que haces!? -Le grité- Si no sabes como usar un arma no le pongas ni un dedo encima. Puedes herir a alguien, o algo aun peor. -Miré a la chica a los ojos seriamente, nada de bromas, nada de relajo. Entonces, jale el arma en su mano con fuerza para hacer que la soltara y me quede mirando a Suzu a los ojos por un instante antes de que una pequeña sonrisa apareciera en mi cara- Deja que te enseñe como se hace.

Con la pistola que le quite a Suzu en mano y mi revolver en la otra, me di la vuelta y comencé a dispararle a todas las ventanas de la habitación. Si habia escuchado lo que la mecánico habia dicho sobre el afrodisíaco, y gracias a el disparo, recobre la cordura suficiente como para actuar en consecuencia. Teníamos que salir de esa habitación antes de que vuelva a hacer efecto.

Los disparos tuvieron que haber alterado a las Neko, así que mientras ellas se escandalizan, yo hago mi movimiento. Jalo a la chica gato que estaba tratando de seducir a Suzu y la lanzo hacia atrás para apartarla de nosotras y entonces salí corriendo hacia la albina que estaba con Conrad y le pongo un brazo alrededor del cuello.

- Con permiso. -Le dije al chico que estaba completamente perdido en los aromas de las Neko.

Entonces, sin detenerme seguí corriendo con la chica gato atrapada y salí de la habitación.

- ¡Suzu! -Grite- ¡Sal de allí y cierra la puerta!

La situación se vuelve caótica. ¿Quién habría predicho que disparar era tan complicado? Solo había que tirar del gatillo ¿verdad? ¡Pero esa cosa se sacudía en sus manos como si estuviera viva! Sin saber muy bien como la estúpida mercenaria estaba gritandole, mientras ella se sujetaba la tela frente a la cara y apenas podía pensar en nada le arrebató la pistola y comenzó a disparar en todas direcciones. Suzu se agachó poniendose en cuclillas y tapandose los oídos, abrumada, más que asustada, por la situación.

Su cuerpo reaccionó cuando Victoria agarró a la chica y poniendose en pie le grita.

—¡No, no las toqueeeess, lo tienen por encima! ¡Es el perfume, lo tienen por todo sus preciosos cuerpoooos! —espera, ¿preciosos cuerpos? Aghhh, estaba haciendo efecto. ¿y por qué parece que va volando?

Mientras esperaba la respuesta del monumento de mujer felina que tenía en frente, Suzu y Victoria hicieron de las suyas pero sin duda el actuar de Suzu impactaría más por distintas razones.

Quizá más tarde la mecánico se daría cuenta de ese frotamiento contra Bennet y lo que conllevó, pero Bennet y estaba alterado. -woah! suzu yo no te veía... así - tarde se da cuenta que no era un ataque de celos, sino un hurto para intentar salvarles del engaño.

Los disparos lograron romper el encanto por el ruido y la clara amenaza. Luego de que Victoria se mueva y le quite el arma antes que él, la ve agachada, cómo iban de salida y ya tenían a una de ellas como para hacerle preguntas, Bennet toma a Suzu y la saca d ela habitación. Para cerrar tras que su grupo completo salga de la habitación.

¡¡KYAAAAHAHHH!!

El primer disparo hizo que las nekos se pusieran alerta y comenzaran a gritar, pero cuando Victoria comenzó un verdadero tiroteo todas comenzaron a huir con las manos en la cabeza, llorando y buscando refugio dónde podían, armarios, detrás de los muebles o debajo de la cama. 

¡Llamen a la policía! ¡Kyaah! ¡Llamen a los bomberos!

De pronto se empezaron a oir sonidos desde el piso inferior pues el tiroteo por supuesto que no pasó desapercibido. Mientras se escabullían por el pasillo dejando las nekos encerradas se dieron cuenta que en todas las habitaciones era igual, solo les faltaba revisar una ultima habitación al final del pasillo cuando oyeron una voz autoritaria. Al ver hacia las escaleras vieron media docena de rifles apuntandoles. 

- ¡Alto! ¡Deponed las armas y entregaros! - Los hombres de azul que los portaban evidentemente eran la ley. Por la velocidad con la que se habían apersonado en el lugar era evidente que estaban acostumbrados a ese tipo de altercados, no obstante eso os daba un indicio de la puntería que debían tener para derribar insurrectos.  

Pronto se enfrentaban a las armas de la autoridad, Conrad se queda quieto de inmediato solo atinando a decirle a Suzu me voz baja y lo más tranquila de la que era capaz en esta situación, demostrando su temple. -Su... No hagas ningún movimiento violento...- Va soltando a la ingeniera y alzando las manos lentamente.

-Señores, aseguro que es un malentendido. Nosotros nos vimos afectados involuntariamente por una sustancia y solo escapamos - No veía posibilidad de mentir, el calor de la armada disparada aún se sentía.

​​​​

De algún modo la policía estaba allí casi antes de que se les enfriaran los cañones y no parecía que pudieran hacer nada. Con un encogimiento de hombros alzó las manos sobre la cabeza.

—Si me hubierais dejado provocar una explosión ahora no estaríamos en un lío —sentenció desde detrás de sus "compañeros" en un susurro sin poder evitar recordarles que su plan, sin lugar a dudas, era mejor.

—¡No se nada de esto, yo ni siquiera voy armada! —mintió con descaro— ¡Yo solo estaba aquí, eh... ¿por las fulanas y las drogas? —acabó la frase sin demasiada convicción. Torció la cabeza a un lado, procesando su propia mentira. No, eso no sonaba nada bien, no debería decirlo... pero un momento— ¿Oh, vaya, ya lo he dicho, a que sí?

La policia en este lugar si que es efectiva. Llegaron mucho mas rápido de lo que hubiese esperado. Esto se esta convirtiendo en un desastre. Tal vez haber disparado como loca no fue la mejor opción después de detener a Suzu... Pero por lo menos puedo decir que gracias al afrodisíaco no estaba pensando bien así que no fue mi culpa.

De todas formas, ahora tenemos que lidiar con todo este embrollo en el que nos metimos... Y tengo una idea formándose en mi cabeza.

- ¡Gracias a dios y llegaron! -Le dije a los policías- ¡Una jauría de Nekos calientes nos acaba de intentar violar! Tuvieron que haberlo visto. Eran mas de una docena de gatas semi-desnudas buscando alguien con quien acostarse, ¡Dijeron que lo harían con cualquiera y se nos tiraron encima! Ellas estaban muy necesitadas de algún hombre fuerte y viril que las atendiera o tal vez un grupo completo... Yo simplemente disparé a el techo para asustarlas tratando de escapar y logramos salir de esa increíble habitación llena de sexo y lujuria. ¡Por favor hagan algo con esas Nekos! ¡Si alguien no las atiende rápido podrían escapar y hacer un desastre con todos los hombres de el pueblo! Miren, ¡esta es una de esas preciosas criaturas sedientas de sexo! -Al decir eso, empuje un poco a la Neko que saque de la habitación hacia los policías.

Normalmente algo como esto no funcionaria ni por el carajo, pero, si contamos con que el afrodisíaco que tiene la gata esta que saque de la habitación me esta afectando hasta mi, tal vez afecte aunque sea un poco a los policías y los haga sentir aunque sea un poco de curiosidad por revisar esa habitación...

La gatita que había sido empujada por Victoria hacia los guardias enseguida se arrojó en brazos del oficial superior, sollozando. - Esa gente horrible entró en nuestra habitación con intenciones de asaltarnos y comenzaron a disparar. Nosotras solo nos estabamos divirtiendo. Nadie los invitó a subir aquí. - Su tono meloso y el aroma afrodisíaco de su perfume fueron más que suficientes para convencer al guarida.

El soldado miró a las indefensas nekos y luego al grupo armado. Se limitó a hacer un gesto a sus hombres. - Victoria Rosenberg, tus fechorías son conocidas desde aquí hasta la última base aérea. Saquenlos de aquí, los quiero tras las rejas. Una noche en el calabozo les enseñará. 

Claro, se refería al grupo de tres aventureros que en un instante se vieron rodeados de rifles apuntandoles y un grupo de fornidos matones. Minutos más tarde, habiendo rellenado formularios con sus descripciones (Salvo Victoria de quien ya disponían hasta de sus medidas), se encontraban en una oscura celda.

Parecía que tendrían que pasar todo el día allí, pero de pronto escuchan el sonido de llaves y la puerta se abre - Alguien ha pagado vuestra fianza. Sois libres.

Os dejaron marchar tras devolveros vuestras pertenencias y al salir os encontrasteis con vuestro benefactor: Una peluda y pequeña criatura gatuna que os observaba con una enorme sonrisa.