Partida Rol por web

—¿Ha probado estas peras señor Conrad? —Suzu pone una pera en la mano de Bennet con una amplia sonrisa.

—¡Es increíblemente dulce! —asiente con la cabeza repetidamente muy satisfecha de su hallazgo.

Sus palabras fueron ignoradas, ahora el incómodo resultaba él. Frunciendo el ceño pero sin completar un gesto de enojo o resentimiento. -Hmm... supongo que probaré una, no suelo comerlas tanto como quisiera.- La toma y la deja a un lado de su plato.

-Por cierto, si mañana vamos a partir temprano ¿Nos encontraríamos en el puerto? ¿Cuál sería nuestra nave?-

- Adelante, adelante. Invitad a vuestra amiga. Las amigas de mis amigos son mis amigas Nyah - Confirmó el noble antes de alejarse a disfrutar de la compañía de sus mininas. 

Estas últimas se mantenían algo alejadas de vosotros por obvias razones. En sus mentes aun permanecía el recuerdo de los disparos. Y a vosotros aun os llegaba, de lejos y totalmente inofensivo a aquella distancia, el afrodisíaco perfume de las muchachas de atributos felinos. 

La fiesta se extiende bastantes horas y cuando la noche oscurece las ventanas en el exterior muchas de las mininas y el propio lord parecen haber bebido lo suficiente para estar más "relajados". Pues una vez más pueden ver que cuando terminan de comer proceden a la otra actividad predilecta de las nekos, besarse entre ellas.

También pueden ver que el noble está acomodado en unos sillones del fondo y dos gatitas tienen las cebezas entre los pantalones de Lord gato. Entonces una de las chicas se acerca al grupito. 

- El lord envía a deciros que ha liberado dos habitaciones para que podáis disponer de ellas esta noche. Aquí tenéis las llaves. - Os entrega dos llaves con tarjetas que indican el número de cada habitación. El aroma de la chica se hace más fuerte, pero ella no intenta nada más con vosotros. 

Ni corto ni perezoso Bennet toma una de las llaves, había que ser ágil para algunas cosas, esta sería una de ellas; además ya se imaginaba que Victoria buscaría colarse en la habitación en la que estuviera Suzu o que una de las dos se quedaría con la gatas.

El moreno piloto había sido muy caballeroso y servicial (un poco más de lo que le hubieran conocido, pero tampoco se conocían demasiado en un contexto tan formal como una cena) especialmente desde que se fue a traer a Ailón. Había intentado ser servicial con ella pues imaginaba que no solía ser atendida por su trabajo, intentaría ser romántico en su aproximación y generoso en miradas a sus profundos ojos infinitos como el cielo, en vez de a esas prominentes curvas.

Cuando llego la hora que se despidieran, Bennet propuso a Ailín subir, pero la sorpresa estaría en que no irían a su habitación, sino que quería llevarla al techo para que siguieran conversando y viendo las estrellas, recién entonces tras conocerse saber si había la química suficiente para desatar sus pasiones juntos, entonces aprovechar la llave del cuarto y no darse tregua hasta que amanezca de ser posible.

Despues de cenar y beber copiosamente no quedaba mucho por hacer asi que cuando les dieron llaves para sus habitaciones Suzu se retiró sin dar explicaciones a nadie más para descansar.