Partida Rol por web

La ciudad de las nubes era conocida por ser el bastión de los pueblos libres del cielo. Su ubicación se encontraba en constante movimiento y la hacía difícil de atacar, potentes motores de vapor, más de un millar de globos de aire caliente y hélices del tamaño de navíos enteros la mantenían a flote a buena distancia del peligroso nivel del suelo. 

Gentes de todas las razas y orígenes se paseaba y comerciaba entre sus calles. Además muchos adinerados mecenas aprovechaban para contratar allí mercenarios y aventureros a los que enviar a diversas misiones peligrosas y desafiantes.

De hecho por aquellos días un grupo se estaba reuniendo en una taberna local porque se rumoraba que Lord Ghilinos, un hombre extremadamente rico, tenía algo entre manos y estaba a punto de contratar una tripulación. Se había juntado una gran cantidad de gente de distintas razas y la taberna se encontraba atestada. A tal punto que la pobre camarera iba corriendo de un lado al otro tan apurada que en un punto perdió el equilibrio y derramó todas la cerveza sobre uno de los clientes. 

La chica era una jovencita de cabellos oscuros de tono azulado y dos grandes orbes en sus ojos de la misma tonalidad. Vestía con cuero y ropas de tonos esmeralda. Además podía apreciarse a simple vista que tenía una gran personalidad que intentaba escapar de su ajustada camisa.

- ¿Cómo piensas pagar esto...? - Exclamó el cliente afectado, poniéndose de pie frente a la muchacha que se deshacía en palabras de disculpa. - No me vale que pidas perdón, es tela traída de la tierra muy difícil de conseguir... 

La ciudad de las nubes era un lugar apasionante. Lleno de rarezas. De oportunidades. De camino a la taberna Suzu se había desviado de su ruta no menos de doce veces siguiendo alguna nimiedad que había captado su atención. Un metal que no había reconocido a simple vista, el brocado de una chaqueta especialmente intrincando, un acento que se deleitaba en las palatales de un modo único... daba igual lo que fuese, si algo captaba su interés podía perder horas preguntando acerca de ello o estudiando al respecto.

No fue extraño, para cualquiera que la conociese al menos, que cuando aquel hombre aseguró que su camisa procedía del nivel de tierra sus ojos centelleasen con curiosidad, se secara los labios con el dorso de la mano, dejase la copa de vino que estaba paladeando y se acerca hasta el tipo y comenzara a manosear la tela.

—¿Estás seguro? ¿Cuanto te ha costado? El tacto no parece nada especial... yo diría que es una factura muy similar a la que podrías encontrar en la calle de los sastres... oh, sí... sin duda... oh, mira, una etiqueta... ¿Gerard Dubouis trabaja con materiales del suelo? La última vez que estuve en su tienda... —la muchacha sigue soltando datos haciendo caso omiso de la tensa situación entre la camarera y aquel tipo.

La ciudad podía ser cómoda para los pilotos que tan acostumbrados estaban a estar en movimiento siempre, aunque a veces podía hartar también y pisar algo firme lo centraba a uno. De alguna manera se sentía vaporoso en aquella taberna tan llena, quizá era por su bebida o por que no le gustaba estar ocupado, quizá debía buscar hablar con alguien aunque de momento no se atrevía, no hasta que un incidente pasó y no pasó de ser percibido para él.

Galante como se ve así mismo, se ve compelido por su naturaleza a actuar ante la injusticia que se planteaba en el bar. Se levanta de su asiento en la barra moviendo su humanidad a paso firme y presuroso para interponerse entre el hombre y la señorita camarera. Ve a Suzu y la escucha soltar dato tras dato que hasta a él podrían abrumar, entonces intenta poner un freno al asunto.

-Fue un accidente, estoy seguro que la taberna le invitará el siguiente trago a cuenta de la casa.- 

Decidió no darle la razón a Suzu aunque parecía tenerla, pues mostrarse neutral para calmar esto se le hizo mejor plan. Mantiene la mirada sobre el hombre, era su misdirection o distracción; mientras sostenía la mirada del hombre con su otra mano metía la mano al bolsillo para tomar una moneda, sacarla y ofrecérsela a la joven camarera para pagar una nueva jarra para el hombre. Si al estirar su mano hacia atrás para darle la moneda a la camarera, sin ver por que sostiene la mirada del hombre, rosa su pecho de inmediato aparta la mano y en sus mejillas morenas se nota una leve tonalidad carmesí. "Lo siento." Mascullaría.

La ciudad en la nubes era un lugar de lo mas interesante. Siempre que vengo para acá algo interesante termina ocurriendo por alguna razón, y como de costumbre, llegue, y lo primero que me entere fue de que un tal Lord Ghilinos esta montando una tripulación para salir a una misión interesante.

Como dije, algo siempre termina pasando por aquí, y la mayoría de las veces son cosas buenas si puedo agregar, así que la verdad no necesitaba mas razones de las que ya tenia para ir a la taberna donde todos esos aventureros, mecánicos, pilotos, mercenarios y hombres de los cielos se estaban reuniendo. También se puede decir que fui porque tenia curiosidad de ver que era lo que este Lord estaba planeando, lo cual simplemente fue como la cereza sobre el pastel.

Muchos de los presentes en la taberna se percataron de mi llegada, pues mi manera de abrir las puertas fue poco decorosa y bastante llamativa. Abriéndolas con fuerza de par en par para anunciar la inminente llegada de la Doncella de Hierro (osea, yo) al establecimiento con una sonrisa llena de confianza. Si, ese definitivamente era mi estilo.

Una vez entre, ignore las miradas de todos aquellos quienes se fijaron en mi, y fui directamente a pedir algo para beber. Evidentemente, pues busque a la camarera del lugar para que me atendiera, pero justo cuando la encontré y me estaba acercando a ella, la chica termino tropezándose, lo que causo que derramara cerveza sobre uno de los clientes. Evidentemente la pobre camarera se metió en problemas por su pequeño accidente. Mira que la gente de este lugar si que no tiene paciencia.

En efecto, mi primer impulso fue ir a ayudar a una chica tan guapa y con tal “personalidad” para sacarla de el apuro en que se habia metido, pero, antes de que pudiese llegar, una chica bastante peculiar y un chico se me adelantaron.

A juzgar por lo que veía, aquellos dos parecían ser operadores de una embarcación de vapor. He visto a suficientes personas en esa área laboral, así que se reconocer a gente que trabaja en ese campo al verlos. El chico estaba claramente tratando de ayudar a la camarera, mientras que la chica parecía estar en otra onda completamente distinta.

La situación me llamo mucho la atención. ¿Un par de maquinistas parándose frente a un rudo mercenario con pinta de gorila? Eso no es algo que se ve todos los días. La verdad me dio tanta curiosidad, que decidí mantenerme al margen y esperar a ver que ocurría… Aunque claro, si la situación se le salia de las manos a los maquinistas, una experto tendría que entrar a ayudarlos ¿no?

La intervención de Suzu llego justo a tiempo para distraer al enfadado cliente y la posterior aparición de Bennet apaciguó las aguas. Quizá fuera porque la chica de cabello morado estaba toqueteando su ropa o por mera suerte, pero el robo de Bennet fue ingenioso y pasó desadvertido por el sujeto. 

La chica de la taberna tomo la monedas algo confusa, pero entonces cayó en la cuenta de lo que sucedía y ase apresuró a ponerla a resguardo. - ¡Le traeré una jarra enseguida, invita la casa! 

Desapareció un momento, para ir detrás de la barra mientras que la taberna volvía a su cause normal. El sujeto del accidente se sentó aun malhumorado, pero más calmado. 

- Significa que... Ese Gerard Dubois me las va a pagar - Respondió el beodo al dato que le daba Suzu. Se sacudió la chaqueta y aguardó a que la camarera volviera con la jarra de cerveza, la cual no tardó en aparecer frente a el. 

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Pasado el asunto la chica camarera se acercó a Suzu y Bennet - Quería agradeceros por vuestra intervención. Si hay algo que pueda hacer por ustedes, por favor hacedmelo saber. 

Realizó una pequeña reverencia, algo avergonzada. 

La situación dio un rápido giro cuando Bennet intervino y Suzu se quedó mirando como la camarera se largaba a toda prisa. 

—¿Entonces... cuanto costó a camisa? —pregunta con una curiosidad que a estas alturas es difícil saber si es genuina mientras el hombre se aleja enfadado rezongando acerca del sastre que le ha timado. La mecánica esboza una sonrisa divertida y parpadea sorprendida cuando la camarera regresa para darles las gracias.

—¿Qué intervención? —pregunta con candidez y un encogimiento de hombros— Yo solo quería examinar una camisa tan valiosa. —haciendo una mueca se rascó la tirita sobre la nariz y miró a la chica.

—Pero ya que te ofreces... ¿sabes algo de ese asunto de Lord Ghilinos? Seguro que tu has oído algo acerca de ello, me vendría bien algo de trabajo. El último barco donde estuve... no, no me apetece volver a trabajar allí. No aprecian una aproximación creativa a la ingeniería.

La muchacha niega con la cabeza y cruza los brazos mientras parece estar rememorando algunas cosas y murmura entre dientes cosas como "payasos" y "funcionaba bien hasta que lo tocaron".

El hombre se distrae y finamente se apacigua, parece que hizo buena combinación con la chica de cabellos morados "Suzu" creyó recordar el nombre de alguna vez que trabajaron juntos. La camarera linda como ella es, agradece y ofrece algo a cambio. Ni corto ni perezoso Bennet sonríe de lado y mira a la joven -Pues, con el nombre de tan bella damisela bastaría por ahora...- se toma la visera del sombrero y tira de ella a la vez que asiente con la cabeza como saludo o reverencia.

Con el nombre de la camarera o sin él, se percata en esa tranquilidad y sin prisas que efectivamente quien había hostigado al hombre con preguntas y sus palabras de tal manera que él pudo quitarle una moneda era Callum, le sonríe al reconocerle y saluda con un gesto de la mano -Hola, señorita Callum.- a lo que seguidamente se queda tanto a la respuesta a la pregunta que le hizo a la camarera -Es cierto, yo también estoy interesado.- Escucha y ve de reojo a la mecánica mascullar y ríe un poco.

Sorprendentemente, la situación se movió de buena manera para los maquinistas. El gorila tomó el dinero e inteligentemente decidió sentarse de nuevo sin necesidad de golpear a nadie. No se que tuvo de especial la forma el chico engatuso al mercenario, pero me llamó mucho la atención que lo halla logrado con tan pocas palabras y solo una moneda que ni siquiera era suya. Su plan resulto ser sorprendentemente efectivo.

Ya que la situación con el mercenario se acabó, pues decidí acercarme a la camarera a pedir el trago que venia buscando.Y de paso, también puedo aprovechar y hablar un poco con esta interesante gente.

- Eso estuvo cerca, ¿no? -Dije entrando en escena apoyándome descaradamente sobre el hombro de la camarera- Muy interesante de su parte muchachos, de verdad que si. Digo, ese tipo pudo haberte sacado la mandíbula de haber querido. -Dije señalando brevemente al chico- Tengo que admitir que hacen un buen duo. Ah, Cariño, traeme una cerveza si puedes -Le dije ahora a la camarera aun estando apoyada en su hombro- Claro, después de contestar a la pregunta que te hicieron, que yo también estoy interesada en la respuesta.

El hombretón se alejó de las incómodas preguntas de Suzu y hasta incluso se fue de la taberna, con lo cual pudieron tener ese instante para conversar con la muchachita cantinera. 

- Soy Ailin - Primero respondió a la pregunta de Bennet, pero enseguida los colores se le subieron por el rostro al verle y se cubrió un poco con la bandeja con la que llevaba las cervezas.

Aunque esto no logró más que exponer los delicados muslos, ligeramente apretados por las medias blancas con tirantes y de un tono de piel rosado y seductor.

Entonces la llegada de Victoria hizo más vergonzosa la situación al rodearla con un brazo, la chica era algo pequeña al lado de la mercenaria, pues en su caso apenas rondaba el metro cincuenta y cinco.

- V-Vale, os lo diré porque me ayudaron, pero se supone que es un secreto... No podéis decirle al dueña de la taberna que os lo dije - Susurró acercándose un poco más al grupo para conservar la discresión. 

- Lord Ghilinos se está alojando en una habitación arriba desde hace cinco días.

Ha dicho que solo recibirá a los mercenarios que valgan la pena, pero aun no nos ha informado para dejemos pasar a nadie en particular.

Realmente no se lo que espera. - Terminó de confesar y finalmente miró a Victoria. - Iré por su cerveza señorita. 

En caso de no requerir más de su presencia la jovencita se alejaría, dejando la mesa del hombre que se había retirado completamente para vosotros. 

Suzu parece un tanto sorprendida por las apreciaciones de Victoria al respecto del encuentro con aquel hombre. Haciendo una mueca y poniendo un dedo sobre sus labios, la mecánica se muestra pensativa mientras la mujer habla con la camarera.

—¿Entonces... fue peligroso? —masculló entre dientes.

La joven no dejaba de darle vueltas en la cabeza a la situación buscando un peligro que para ella no había sido obvio en absoluto y solo entonces palidece un poco, al reconocer que ciertamente el hombre podría haber optado por la violencia al sentirse humillado o manipulado.

—¡¿Podría haberme pegado?! —exclama abrumada interrumpiendo a la camarera que estaba explicándoles algo en confianza— Ah... perdona, perdona... sigue, por favor... —Suzu da un largo trago a su copa de vino, buscando calmarse los nervios. ¡Menudo despropósito, pegarle a ella por examinar su camisa! El mundo se estaba volviendo loco.

Al parecer el hombre estaba hospedado en el lugar, como decían los rumores, pero no quería ver a nadie. ¿No les consideraba lo bastante hábiles?

—Es ridículo, no puede saber si somos lo bastante buenos si no nos conoce o accede a vernos para valorar nuestro talento... es una paradoja de lo más fácil de resolver si se tiene la voluntad de hacerlo pero imposible si no cede en su terquedad.

Haciendo un mohín se cruzó de brazos. No le gustaba en absoluto cuando la gente actuaba de una forma tan irracional incomodando sus planes.

-Que adorable...- su voz escapa entre sus carnosos labios morenos, sus ojos ámbar seguirían sobre Ailin agasajándose la vista con más que su figura curvilínea: muslos y pechos, más que su rostro adorable y bello, sino también con esa actitud que resultaba tan tierna y hasta apetecible. Pero toca apartar la vista y seguir la conversación o se desconocería del galante caballero que era para intentar seducir a la camarera.

La llegada de Victoria con sus palabras le hace reír -Jajajaja, me subestima. Pero sí, usualmente no soy tan audaz...- mira a la camarera buscando hacer contacto visual -...digamos que estaba motivado.- le guiña el ojo con complicidad dejando más evidente sus intenciones de cortejarla, su tono de voz al pronunciar esas palabras también se volvieron más dulce.

"Para mi sí..." piensa Bennet ante la primera pregunta de Suzu, ya que él estaba al frente.

Se asomó para escuchar el secreto y no dejarlo expuesto con facilidad, además que la proximidad con tanta belleza nunca podría sentar mal. Escucha con atención y se le van ocurriendo un par de cosas. Entonces Suzu alza la voz y casi le hace brincar del susto pues no se lo esperaba -Eh...- Tocaba despedirse de la camarera, entonces le tiende la mano para estrechar pero tan pronto le confía su fina mano tira de esta con delicadeza, inclina su torso y cabeza para besarle el dorso de su mano, seguramente sintiendo algo de gotas de cerveza que derramó en sus idas y vueltas pero tras ello la sensación de su suave piel -¿Me dices a qué hora terminas tu turno de trabajo?- ya con la respuesta se despediría de Ailin momentaneamente.

Igual Suzu no le recordaba pues no devuelve el saludo, así que tras la ofensa decide sentarse a la mesa sin preguntar -Bueno, ciertamente es una paradoja pero de solución fácil.- guiña un ojo y alza un dedo para explicar y de paso admirar esa peculiar manera de ser de la mecánica para ignorar y saber mucho a la vez. -Pues puede ser una prueba, solo los más capaces sabrán donde está. Debemos ir a verle por nuestra cuenta.- Mira a Victoria y le invita a sentarse también, parecía una mercenaria capaz y necesitaban algo de músculo.

La reacción de la chica maquinista me llamó la atención. ¿En serio no se habia dado cuenta de que se había metido en un problema? En el momento no pude evitar reírme a carcajadas cuando ella termino de hablar.

- ¡Jajajajaja! -Deje salir mi risa sin moderación alguna- Si, pudo haberte pegado. -le dije a la chica aun entre risas.

Entonces el chico comenzó a hablar, y sin esperar mas de un segundo, a coquetear agresivamente con la camarera que yo aun tenia bajo el brazo, lo cual me hizo poner los ojos en blanco por un instante. Definitivamente, pararse frente a un mercenario de esa forma e inmediatamente tratar de seducir a la camarera una vez resolvió ese asunto… Este chico, o bien es un completo descarado, o tiene mas valor de que aparenta… Bueno, sea cual sea el caso, parece que me tope con un par un tanto interesante.

Como sea, después de que que el chico tratara de engatusar a la camarera, la chica del bar comenzó a explicar la particular situación en que se encontraba este tal lord Ghilinos, confirmando mi teoría de que en esta ciudad siempre pasan cosas interesantes.

- Solo los que valgan la pena ¿eh? -Dije al escuchar la explicación con una sonrisa en mi cara- Bueno, señorita Ailín, gracias por la información. Ahora si puedes traerme mi bebida... Aunque por favor trata de no dejarla caer sobre alguien esta vez. -Al terminar de hablar, baje mi brazo de ella, dejándola libre nuevamente.

Ya con la camarera en su camino, me llevé una mano a la cintura mientras inspeccionaba el lugar con la mirada, buscando un lugar donde sentarme para esperar mi cerveza. Pero fue entonces cuando noté que el chico del espectáculo me estaba ofreciendo una silla en la mesa donde el y la otra maquinista se estaban sentando.

Alce una ceja al ver el gesto del chico. Nuestra interacción fue simplemente circunstancial, y muy bien podría quedarse hasta aquí y no volvernos a ver nunca, al fin y al cabo, yo simplemente me acerque a ellos por curiosidad y por que quería escuchar la información que les dio la camarera. Yo no vine aquí para hacer amigos con nadie.

Ahora, habiendo dicho eso, tengo que admitir que aun siento curiosidad por lo que estos dos tienen pensado hacer ahora que tienen esta información… Ademas, todas las demas mesas que vi están ocupadas, así que la verdad, no le veo lado negativo a sentarme con ellos, así que termine por sentarme mientras escuchaba lo que el chico deducía sobre la situación.

- Vamos a ver muchachos. -Dije cruzando las piernas en mi silla- Tengo que admitir que me llamaron la atención, así que voy a hacerles un par de preguntas. Ya saben donde está este Lord Ghilinos, y también que es muy probable que el tipo esté allá arriba esperando a que alguien que “valga la pena” se abra paso hasta su escondite. Entonces, ¿Que tienen pensado hacer para encontrarlo?

La verdad, solamente estoy preguntando por mera curiosidad.

Tras rumiar la situación unos instantes con el ceño fruncido las palabras de Bennet y Victoria comienzan a calar en la mente consciente de Suzu. Con un poco de suerte se quedarían allí más de los dos segundos habituales y lograría articular una respuesta a las preguntas que le estaban haciendo.

—La apreciación del señor Conrad es, como siempre, certera. —por sus palabras parece que Suzu sí que le recuerda de algo, sencillamente no había valorado necesario hacer mención de ello. O puede que sencillamente creyera que ya lo había hecho.

—Sí solo las personas adecuadas pueden verle, una vez que le veamos seremos, de facto, las personas adecuadas para el trabajo. Acceder a la planta superior puede requerir abrirnos paso por la fuerza, con discreción o mediante la astucia, hasta el lugar. Como es obvio que mi fuerte no son los dos primeros puntos me centraré en el tercero, donde también resulta obvio que estoy dotada de sobra. —la joven lo dijo sin asomo de ironía o prepotencia, se limitaba a constatar el hecho.

—No sería difícil crear una pequeña distracción bloqueando las salidas de vapor del edificio, he visto los respiraderos y todo indica que su caldera e instalación son modelos anticuados... —la joven garabatea unas notas en un cuadernito haciendo cálculos— puedo causar una pequeña crisis... sin explosiones, casi seguro que no habrá explosiones, creo... haciendo ajustes en las válvulas y bloqueando los respiraderos... Sí, seguro que no habrá explosiones. Ninguna grande al menos. Y cuando eso ocurra todo indica que el camino hasta la habitación del Lord quedará mucho más despejada. Para las posibles contingencias, cuento con vuestra intervención. ¿Alguna duda, mis fieles compinches? —preguntó con una sonrisa satisfecha.

Bennet mira y examina a Victoria, imaginó que no se haría de rogar para unírseles pero parecía pretender hacerles un favor ¡Ja! Se llevó la información sin hacer nada, aunque había que darle el crédito por estar al pendiente, y quién sabe quizá le hubiera ayudado en el peor de los casos. Imaginando haber recibido el golpe del tío grande, Bennet se acaricia el mentón pero sonríe imaginando a Ailín atendiendo le las heridas. 

Casi se pierde en las melodías caricias de una fantasía par acuando la señorita Callum planteaba sus ideas.

Estiraría el cuello para intentar ver lo que dibuja -Por favor, que no haya explosiones, seguro que nos quita puntos.- pide enmascarando con broma sus verdaderas ganas que tiene de evitar muertes innecesarias.

-Podrias poner un temporizador?- pregunta , luego agregaría -y si bajamos del techo a su ventana mientras ocurre la distracción? - en tierra no tendría mucho que aportar.

OK… Menos mal y decidí detenerme a hablar con estos dos. Seria un peligro para todo el bar dejarlos solos. Al escuchar las palabras de la chica, abrí los ojos de par en par. ¿De verdad esta hablando de reventar este lugar solo para ir a hablar con el noble? ¿¡Esta loca o que!? ¡Así no es como se hacen las cosas!

- Un segundo chicos. Paren el carro. -Dije extendiendo una mano hacia la chica para indicarle que se detuviese- No creo que sea una buena idea planear un pseudo-ataque terrorista solo para ir a ver a este noble. Se pueden meter en problemas serios y peor aun, alguien puede salir herido si esa jugarreta suya sale mal y el lugar termina explotando de verdad… Ademas, ni siquiera saben que hay allí arriba. Dudo mucho que este Lord Ghilinos tenga un ejercito privado aquí, así que lo mas probable es que ni siquiera haga falta hacer tanto desastre para crear una distracción. Con suerte y allí arriba hay unos 3 o 4 tipos mas nada, o es incluso posible que no halla absolutamente nadie... Y también hay otras formas mucho menos peligrosas de hacer una distracción. -Digo para luego dejar salir un suspiro. Dios mio, esta gente es un peligro.

-Ademas, tampoco saben donde está este lord. Digamos que hacen esa locura y suben hasta el piso de arriba. ¿Entonces que? ¿Van a buscar todas y cada una de las habitaciones hasta encontrar al lord? ¿Y que si el lord escapa creyendo que esa jugarreta suya se trata de un ataque de verdad? O peor aun, ¿Y si manda a alguien a Matarlos por hacer una locura como esa? Si eso pasa allí si van a estar jodidos. -Expliqué tratando de hacer que entendiesen los riesgos que conllevaba esa locura de plan que estaban pensando.

- ¿Quieren una recomendación? Primero investiguen el piso de arriba a ver a que se están enfrentando antes de pensar en explotar el bar completo… Ademas, si yo fuese ese lord, y veo la gente que me llega es capaz de poner todo el bar en peligro solo para verme, los mandaría a la cárcel por locos. Piensen mejor en lo que están haciendo o alguien puede salir herido.

Se que yo soy la que dije que cosas interesantes siempre pasaban en esta ciudad, pero estos dos simplemente están exagerando.

Suzu mira sin entender nada de lo que Victoria está diciendo.

—No puedo responsabilizarme de asunciones mal calibradas o de temores sin fundamento. ¿Quién podría confundir un fallo de presión con un ataque terrorista? Si mi intención fuese aparentar un ataque terrorista no atacaría la caldera, lo más apropiado sería situar un artefacto explosivo con metralla en esta misma sala, la más concurrida del lugar. En cambio la caldera está en una sala apartada donde raramente hay nadie, y los sistemas compartimentados de seguridad limitan el riesgo facilmente...

La chica parece que puede perder un buen rato elucubrando como crear el mejor ataque terrorista pero se detinene de repente.

—No me gusta la gente que dice a los demás lo que tiene que hacer y se queda sentada para recoger el beneficio. —dice haciendo una mohín con los labios.

La ingeniera se recuesta en su silla con su copa de vino y parece sumirse en sus propios pensamientos.

A medida que pasan los minutos la taberna comienza a llenarse más y más. Es una fortuna que pudieran quedarse la mesa de aquel mercenario, pues pronto comienzan a escasear. Hacer tramas conspirativas se vuelve un poco más complicado conforme la gente queda más apretujada, y va pasando de un lado al otro. 

En el único sitio que no parece haber gente es en las escaleras que guían al piso superior. Aunque el dueño de la taberna se esfuerza en repetirle a uno y otro cliente que intenta pasar la noche ahí, que todas las habitaciones ya fueron reservadas y no tienen ninguna libre. 

La camarera llega como puede hasta la mesa y deja las jarras y bebidas que pidieron. - La casa invita. - Les dice antes de alejarse. Pero incluso un instante antes de eso deja apresuradamente una notita frente a Bennet luego desaparece con el rostro cual tomate. 

- Mi turno termina a las 11 - 

La caligrafía el sutil y estilizada, pero no dice demasiado. 

-Bueno bueno, la señorita tiene un punto... quizá no tengamos que hacer la gran cosa.- Intenta mediar entre la personalidad cautelosa (aparentemente) de Victoria y lo intrépida que se ponía Suzu. -Quizá podríamos subir y causar una distracción en el mismo piso para librarnos de algunos guardias...- mira a Victoria -A no todos se nos da lo de pelear.- se encoge de hombros, claro él prefería amar. -No a puños o con armas cuerpo a cuerpo al menos.- ah, pero dirigiendo una Albatros D.V. Homa modificado con ametralladoras en la punta, seguro que sería otra la historia.

Estaba entre eso cuando la gente ya se notaba llegar cada vez más, entonces pasa Ailín haciendo un esfuerzo por llevarles cervezas y una carta, Bennet la toma de inmediato y aunque la chica ya se había marchado se gira a ver si llega a cruzar la mirada si quiera unos momentos. Abre la carta y ve, se muerde el labio y se queda sonriente, de inmediato la guarda en su pecho, en el bolsillo interior de su chaqueta como un tesoro que quiere mantener cerca, y se queda alegre distrayéndose unos momentos de la misión.

Necesitaría ser atizado, llamado o que siquiera truenen unos dedos frente a su rostro para que salga del trance, entonces sigue con lo que iba a decir -No es necesario ser tan fatalista, señorita , el señor está esperando ser impresionado. - Mira alrededor -Supongo que otra opción sería esperar aquí a ver que pasa.- le da un sorbo a su bebida.

Bueno, por lo menos evite que estos dos hicieran algo peligroso. Pero aun queda la cuestión de que van a hacer para subir al piso de arriba… ¿Será que los acompaño? Aun no he cambiado de opinión en eso de moverme sola, sobretodo en una situación de este tipo. Pero no se… Hay algo que me hace pensar que podría terminar siendo una buena idea irme con estos dos, por lo menos por un rato. Digo, el plan de la caldera era una total locura, pero tengo que admitir que no todo el mundo piensa en algo como eso, esta chica es bastante creativa y en otra situación, ese plan pudo haber sido perfecto... El chico también tiene agallas, lo cual de cierta forma hace que me parezca mas confiable que la mayoría de gente que hay en este bar… Ademas, yo tampoco soy esas que van en plan “Loba solitaria” ni nada por el estilo… Tendré que pensarlo un poco mas.

- No te estaba diciendo que hacer. -Le conteste a la chica después de que ella hablase- Solamente te estaba recomendando que pensaras mejor las cosas. Pero bueno, parece que entendiste a lo que me refería.

Ignoré su comentario de “Y se queda sentada a recoger el beneficio” porque, bueno, tampoco estaba muy equivocada que digamos. Una tiene que aprender a sobrevivir en este mundo, sobre todo en una linea de trabajo como la miá donde todo se vale. Así que aprender a aprovecharse de los demas era algo que tenia que hacer si quería mantenerme viva.

Como sea, después de un rato, la camarera regreso con nuestras bebidas.

- Muchas gracias preciosa. -Le digo a la camarera con una sonrisa cuando esta llega con las bebidas.

Esta vez no le preste atención a lo que este chico pretendía hacer con la chica. No es mi problema, así que no tengo porque decir nada. Lo que si ocurrió, fue que el chico se quedo engatusado mirando ese papel que la chica le dio y se quedo callado aun cuando estábamos a mitad de definir el plan. Así que estiré la mano y chasqueé los dedos frente a el para traerlo a la realidad de nuevo.

- ¡Oye! -Hable en voz alta para llamar su atención- Cantinera después, trabajo ahora.

Entonces, el siguió hablando y presentando posibles opciones para lidiar con esta situación. Todo bien, pero luego dijo eso de esperar a ver que pasa, lo cual inmediatamente causo que yo negara con la cabeza y chasqueara la lengua para indicarle que estaba equivocado.

- Tsk tsk tsk... No. Esperar no es una opción. -Le dije al chico- Yo les recomiendo esto: Subamos, vemos, y resolvemos las cosas en la marcha. ¿Simple, no? -Deje salir una sonrisa- La mayoría de las veces un plan sencillo es mejor que uno complicado. En esos, si algo sale mal, todo se viene abajo, mientras que con uno sencillo, hay muchas menos cosas que pueden jodernos a la larga. Solo hay que ser creativos y todo saldrá bien. -Explique con confianza- Ademas, aquí no tenemos suficiente información como para planear algo grande. Como dije, ni siquiera sabemos si es que en el piso de arriba hay gente que nos va a atacar… Y si algo así llegara a pasar, no creo que sea nada de lo que yo no me pueda encargar.

A veces la gente dice que soy muy arrogante, pero es que una no se gana un nombre como “La doncella de hierro” por nada. Esas pistolas que cargo en mi cintura no son de adorno.

—"Subir e improvisar" no es un plan. No es ni siquiera un esbozo de plan. Es una acción. Y no una muy buena. Llamar plan sencillo a actuar sin un plan es un eufemismo propio de aquellos incapaces de trazar un plan. Solo escucho excusas, pero no hay nada para respaldarlas detrás. —respondió Suzu que había permanecido callada todo el tiempo, sin importarle nada el intercambio de notas o el flirteo que Bennet intentaba poner en práctica.

—Por otro lado... ¿por qué habríamos de actuar en conjunto contigo? Para empezar ni siquiera conozco tu nombre, solo te has sentado aquí e intentado mangonearnos.

Era obvio que Victoria no le había caído en gracia tras cuestionar su "distracción" de esa manera.