El ascensor se encontraba en el Hall de aquel museo, pasando el coche estrellado y los trozos de cristales de aquella nueva cristalera. Realmente este sitio no parecía haber recibido mucho amor en muuuucho tiempo, pese a ello, ahí estaba, como símbolo de que los de Sakurami City no eran todos unos catetos, principalmente porque a algunos les gustaba aparentar lo contrario.
Llamando al ascensor, Jilliam Wustice parecía decidido de hacer un buen trabajo en aquel lugar. De hecho su mirada decidida indicaba lo serio que tomaba su trabajo de ayudar y defender al indefenso a la par que atrapaba a los malvados que hacían semejantes actos delictivos.
-¡Mucha suerte en tu búsqueda!. -Dijo a Mamoru Ai Yastis con una sonrisa sincera- ¡Tened cuidado!.
Mientras Mamoru Ai Yastis caminaba junto al Jefe de todos, el Jefazo, el Jefatrón 3.000... este fue vilmente asaltado por la amabilidad, la preocupación y los buenos deseos de Jilliam Wustice. Semejante acto de cordialidad no iba a salir impune mientras Mamoru Ai Yastis estuviera de servicio.
-¡Que te den Jilliam!. -Comentó haciéndole una peineta con su mano derecha, mientras que con la izquierda buscaba cualquier cosa en la mesa de recepción para lanzárselo a Jilliam- ¡Muerete!.
La bola de papel arrugado y marrón salió volando de la mano de Mamoru Ai Yastis y... falló en dar a su objetivo. Terminando por entrar al interior del ascensor cuyas puertas acababan de abrirse. Enfadado por haber fallado en su lanzamiento, este se dirigió directamente al Ala Oeste junto al Jefazo a la par que Jilliam y el resto entraban al interior del ascensor para iniciar con su parte de la investigación.
Una vez que todos entraron al interior de aquel Ascensor, este empezó a moverse y... ascender hasta el último piso. Por desgracia las malas noticias no tardarían también en llegar, de hecho, estas llegaron incluso antes que ellos mismos llegaran al piso correspondiente: El ascensor se detuvo.
ESTABAN ATRAPADOS
El ascensor tenía un panel para introducir un código.
Entramos al ascensor después de la escenita de esos dos, empezamos a subir pero quedó parado. Sin mucho que hacer mientras pensaba me agache a por la bola de papel y la abrí
Mientras el ascensor subía se terminaría su Beagle y se tomaría su café.
- Cómo están todos?... eh?
El ascensor no abre se da cuenta.
- Sería muy simple si fuera 000, no? Le digo a Chieko