Partida Rol por web

Bum bum miró a los matones que se desvanecían a toda prisa. Por un lado le fastidiaba no acabar con ellos, por otro...

-Oye Big, yo creo que deberíamos hacer como estos y largarnos a toda leche...- conectó el comunicador mientras entraba en la sala principal del local -A ver conciencias astrales e informáticas, se nos vienen unos tipos duros encima, mejor nos abrimos de aquí. ¡Ya!- repasó el local buscando una salida trasera mientras hablaba.

[COMMLINK] ¿Sería mucho pedir que capturaseis a esos hackers vivos? Uno de ellos fue el que intentó saltarse mi seguridad. Voy a ver si averiguo cual...

— Muy bien pajarito... ¿quién eres? Pito, pito gorgorito...

En cuanto estuviese identificado Loky74 se encargaría de señalarle el objetivo a sus colegas con la esperanza de que no lo rompiesen en demasiado pedazos.

—Sí, mejor vámonos de aquí. Que cuando llega esta gente, no se cansan de venir. Y eso acaba aburriendo cuando te has cargado a más de una docena... —y diciendo esto, el troll se encaminó a la puerta del Big Rhino. Porque salir corriendo, cuando eres un troll, no es una opción...

Aquello era demasiado hasta para el gran Magosto. Muchos guardianes, muchas barreras... Y algo le decía que si empezaba a repartir tollinas astrales iban a ponerse las cosas aún más feas.

Allí se tenía que entrar con el músculo que había traído. Se fijó en el espacio astral alrededor del rastro. Aunque el mundo astral era distinto que el mundo material, no dejaba de ser un reflejo. Tenía que encontrar referencias que le llevaran al acceso a los subterraneos desde el mundo material.

Se le dibujó una sonrisa a su yo astral al pensar en lo cool que quedaría cuando mostrara a los chicos el acceso al rastro de la piedra Morel.

Una vez memorizado todo lo necesario, volvió a su vieja y cascada carcasa mortal. No quería atraer la atención de los guardianes sobre él, y era hora de ver como coño les iba a sus colegas cromados.

Loky tenía claro quien era el hacker que le había atacado. Tenía su icono localizado en la Matriz y podría freírlo desde ahí. Pero por otro lado estaban esos Caballero Errante.

¿Qué iba a hacer Loky?

Magosto volvió a su cuerpo justo para ver como varios coches del Caballero Errante aparcaban frente al Big Rhino. Un agente orco visiblemente armado bajó del coche apuntando al cuerpo inconsciente de Loky. Otro de ellos apuntaba directamente hacia Magosto y otros pocos lo estaban haciendo hacia las figuras de Bum bum y Big que entraban en el local.

Otro coche se lanzó a la persecución de los pandilleros que habían iniciado la pelea.

Big y Bum bum vieron como uno de los tres coches del Caballero Errante aparcaró frente al Big Rhino. Un agente orco bajó con su arma en la mano y se acercó hacia el cuerpo inconsciente de Spike, mientras otro apuntaba directamente hacia un Magosto que parecía recobrar la consciencia.

Los coches se lanzaran en persecución de los pandilleros restantes. No tardaron mucho en controlarlos.

Desde el exterior escucharon una voz, amplificada por algún altavoz.

—No tan deprisa, amigos —dijo dirigiéndose a la pareja que entraba al Big Rhino—. Si tenemos que entrar será peor para vosotros.

En el interior varios orcos los miraban con cara de pocos amigos.

El pobre mago levantó las manos y le dedicó su mejor sonrisa al agente.

Menos mal que han llegado. No dispare.

No había tiempo para juegos. El aviso de Bum Bum le había alarmado lo suficiente como para desconectarse de la matriz para ubicarse de nuevo en el mundo real.

- Ok, ya pillaré a ese cabrón. ¿Qué pasa chicos? ¿Nos vamos de aquí?

No preguntó más. Ver preocupados por algo a Matisse y Big Cojones. Usando su terminal, pero sin entrar en la RV, intentaba ganar algo de tiempo.

- A ver si puedo entretener un poco al Caballero Errante. Intentaré marcar a los fugitivos como terroristas corporativos de máximo rango, con una buena recompensa por sus cabezas...

Como respuesta a Loky, Matisse señaló a los parroquianos orcos que miraban con cara de pocos amigos al grupo. -Aquí un decker, aquí la clientela del local.- dijo en voz baja a su colega...

De detrás de un contenedor salió Magosto con las manos en alto.

—Menos mal que han llegado. No dispare —dijo.

El orco que parecía estar al mando de la operación se acercó a Magosto y le cogió de los hombros.

—Tranquilo, no voy a dispararle abuelo. ¿Qué hace usted mezclado con esos pandilleros? —dijo mientras le ponía unas esposas.

El otro policía se acercaba al cuerpo, todavía inconsciente, de Spike.

Dentro del Big Rhino estaban Matisse, Big Cojones y un Loky que parecía haber recobrado la consciencia. El coche que perseguía a los Hackers varió su rumbo y volvió a la carretera. Magosto pudo ver como el orco que le estaba poniendo las esposas susurraba órdenes a micrófono subvocal² que del que fue consciente en ese momento.

—Último aviso —dijo otra vez la megafonía—, salgan antes de que tengamos que actuar.

Tal vez otro se hubiese achantado ante la presencia del Caballero Errante. Pero no Big. Y es que, cuando eres un imponente troll hasta arriba de cromo, la vida se ve de otra manera. Y si tienes pocas luces, mejor. Todo es más sencillo.

Mirando a Matisse, y arrugando la cara, le dijo—. Vamos a ver de qué pasta están hechos estos gringos —y mientras decía esto, con su hacha en mano, salió con gesto desafiante, mirando fíjamente hacia el tipo que fuese su líder, para después mirar uno a uno a los otros policías.

—Vale, ya estoy fuera. ¿Y ahora qué? —amenazó mientras se golpeaba rítmicamente en la palma con el mango del hacha—. ¿Cuánto creéis que tardaría en acabar con todos vosotros? ¿Estáis seguros que llegarían los refuerzos a tiempo? ¿Tanto vale vuestra vida para darla por una compañía? Mirad como está todo... Y eran bastantes más que vosotros.

—Os diré lo que haremos. Vosotros os iréis por donde habéis venido, y nosotros seguiremos con nuestra vida. Es un trato justo. Y si no... Seréis mi almuerzo. Y no os gustará que os arranque la cabeza...

Bumbum se encogió de hombros. No era la mejor idea del mundo pero, ¡qué coño! Así que soltó una carcajada de loco y salió al exterior con las manos a la vista, aunque cerca de sus armas que estaban bajo el abrigo.

—Mire, esos tipejos nos dispararon y casi se cargan a nuestros colegas— señaló a Magosto y a Spike —Y no nos íbamos a dejar matar tontamente.— señaló a Big —La pregunta es: ¿y ustedes? ¿Van a dejarse matar tontamente?

El orco es jodidamente rápido con las esposas y antes de que pueda balbucear una excusa ya lo ha esposado. Las autoridades ordenan a los de dentro que salgan y van saliendo. Primero el troll chalado y luego su amigo negrito. Parece que se va a liar, y aún más después de lo que dice Bum Bum.

- ¿Pero qué coño dice?- Piensa un perplejo Magosto. 

- No, no. No se alarme, agente. Sin duda está alterado por el tiroteo. Estos hombres son mi protección.- Se disculpa el mago. - Veníamos al Big Rhino por su fama mágica y... Oh! Por Dios! No imaginaba que este sitio era tan violento, agente! Sólo nos hemos defendido de ese grupo terrorista.

Explica, para atraer la atención del orco uniformado. No sabe qué coño van a hacer el negro loco y el troll carnicero, pero si deciden acabar con los agentes de la ley, mejor darles algo de ventaja si el uniformado le mira a él, o quizás con suerte hasta decide que ellos no son el problema.

- Nosotros no somos el problema, agente. El problema son gente como ese grupo que ha atacado ese local. 

Loky74 permanecía dentro del local, levantándose de detrás de una mesa donde, como el resto de los asustados clientes, se había ocultado del tiroteo comenzado por aquellos individuos que estaban totalmente locos. O al menos eso pretendía que pensasen los del Caballero Errante. No había pegado ni un tiro e igual, si había suerte, no habían consultado todavía el registro de cámaras para ver si el decker había llegado con ellos o estaba en medio de aquel fuego cruzado¹.

—Tranquilo abuelo, ahora nos dará todas las explicaciones que quiera —dijo en tono apaciguador el orco.

Nuevamente susurró algo y entregó a Magosto esposado a un compañero. El compañero le dijo algo al oído, que Magosto pudo escuchar.

—Son los últimos.

El policía acompañó a Magosto al coche patrulla¹. El jefe echó mano a su cintura y sacó una pistola Taser y dio la indicación a su compañero. Avanzó unos pasos hacia la posición de Big Cojones. Estaba todavía a 10 o 15 pasos de él y se dirigió al enorme troll apuntando con la pistola mientras que su compañero hacía lo mismo con Bum bum.

—¿Crees que estás en disposición de amenazarme? Verás, hoy estoy de buen humor y no tengo nada contra vosotros. Es algo rutinario, venís conmigo os tomo declaración y, si es verdad lo que decís, estáis libres en menos de 24h

El jefe y su compañero apuntaban con sus Taser a los runners mientras esperaban su respuesta.

Loky74 se mantenía dentro del local, con perfil bajo, como si fuera un cliente más que se viera sorprendido en el fuego cruzado. Sin embargo a través del comunicador le susurró a sus compañeros:

- Dejaos detener, por el Dios de Silicio, dejaos detener y no la arméis más gorda. Yo os intentaré sacar hackeando los datos de lo sucedido o pagando la fianza si hace falta. Después de todo que os carguéis a unos pandilla de mamones es una cosa pero si os enfrentáis al Caballero Errante tendremos una diana pintada en nuestros culos.

Mientras decía esto intentaba, usando su habilidad de decker, revisar el informe de actuación del Caballero Errante para ver como solucionar este desaguisado. Quizás si bajaba la prioridad del asunto y marcaba como sospechosos principales a los hackers...

- ¿Son los últimos? ¿Los últimos de qué?.- Aquella frase puso en guardia al mago. Además, todo aquello de ir a declarar era perder el tiempo, y el tiempo era el recurso más valioso que tenian. ¿Pero qué podía hacer? En aquel instante envidió los músculos hiperdesarrollados del troll. Con algo como eso podía reventar las esposas y la cabeza del uniformado. Pero no.

Siguió dócil al poli, pensando opciones. Correr esposado sería cómico, y quizás ganaba algo de ventaja mientras el orco se meaba de risa, al ver al viejales dejarse el alma mientras huía, pero no iba a ser así como se podía escapar.

- Agente... Ir a declarar ahora me supone un grave inconveniente. Tengo un trabajo pendiente, unos plazos que cumplir, y cualquier retraso es malo para el negocio... Entiendo, por eso, su situación, créame.- Le explica.- No he hecho nada. Ya lo han visto. Declarar como testigo, no tengo problema. ¿Qué tal si toma mis datos y me paso a declarar más tarde? Por supuesto, entiendo que se ha de incentivar la flexibilidad de los empleados. No sé si me explico.- Pide el mago.- Un detalle para regalarle algo bonito a su mujer, agente. Lo que usted crea oportuno.- Remata, ya al lado del vehículo policial, antes de entrar. Por supuesto no iba a resistirse. Sólo iba a conseguir un porrazo en los riñones.

En cualquier caso aprovechó el trayecto para observar con detenimiento al poli. De golpe tenía una sospecha extraña. Todo parecía en orden, pero no sabía si en aquel puto agujero la poli no trabajaba para terceros, o si eran jodidos polis de verdad.