Se levantaba la noche en Montpellier, la noche anterior se os había informado de que debíais ir a Barcelona como grupo especial para su liberación. Desde su caída no se tenían noticias. Su caída fue una masacre, todos cayeron, solo sobrevivió Joan para su desgracia dejado libre por uno de ellos.
El lugar al que llegais era un antiguo palacio el cual nunca habíais estado. El edificio era muy antiguo pero se veía que tenía bastantes partes reformadas.
Al entrar veis a un hombre vestido de mayordomo que os abre las puertas.
Buenas noches señores, mi señor os está esperando en la sala de reuniones, subir por la escalera y al final del pasillo.
Tras lo cual seguiis sus instrucciones y lleg.ais al lugar. Una gran sala decorada con pinturas a los lados y dos grandes estatuas de soldados de la edad media. En el centro una gran mesa presidida por una única criatura, la cual os hace un gesto para que tomeis asiento.
Joan toma asiento sin mucha educación, aunque aun de momento no pone los pies sobre la mesa.
Entro detrás de Joan, busco entre las sillas una que tenga un cojín o seá más alta. Cuando la encuentro me siento en ella con algo de esfuerzo...
-Por lo menos me han puesto un cojín...
"La Mujer" acude a la reunión, vestida de forma discreta... discreta la ropa... por su casi ausencia. Su llegada la anuncian sus tacones, y las veloces pulsaciones sobre el teclado de su teléfono móvil, ¡todavía con blackberry! que cosas...
Siempre te tienen que interrumpir en el peor momento.... no se respeta ni el trabajo, ¡así va la crisis!
- Buenas noches, disculpad el retraso - si existe tal retraso, no será por más de un minuto... o dos.
Entré con cautela, el último de la comitiva, después de todo estaba en una ciudad desconocida, con un anfitrión desconocido, y con varios compañeros desconocidos, a decir verdad, si no fuera por "La Mujer" no sabría que pintaba allí.
Llevaba un abrigo negro muy largo con el interior forrado en granate. Tan largo era que rozaba el suelo y las moquetas, tan largo que casi parecía una capa española.
En lugar de coger el bastón por el pomo lo llevaba cogido por la parte central con la mano izquierda.
Una vez en el interior de la sala de nuestro anfitrión, cuando nos ofreció asiento primeramente di una pequeña vuelta a la sala y finalmente dije -- No gracias, prefiero estar depie -- y me quedé en una esquina apoyado en la pared con los brazos cruzados sobre el pecho, apretando los puños sobre el bastón y haciendo crujir los guates de cuero.
Observo como todos van tomando asiento excepto el tipo que no sabía bien quien era, solo que "La mujer" quería que fuese con el y así fue concebido.
Bien, como prefiera. Digo al hombre de pie.
Ya saben por que están aquí, van a partir a Barcelona para averiguar las debilidades del Sabbat y si es posible, hacer el trabajo ustedes mismos.
Me levanto y voy mirando a cada uno a la cara, seriamente, imponente.
Espero que no defrauden a la Camarilla.
Miré al desconocido inclinando un poco la cabeza -- ¿Y usted es? -- pregunté bastante serio.
Si creía que su numerito me amedrentaba no se podría haber equivocado más.
Miro al hombre con una cara completamente seria, aun que a ultima instancia, se me escapa una sonrisa por su osadía o estupidez.
Arconte Jean Pierre Drouart
-- Señor Drouart, a ver si lo he entendido bien, ¿quiere que nosotros cuatro -- dije señalando con el bastón a los presentes -- vayamos a Barcelona, una ciudad Sabbat desde hace decadas, descubramos sus puntos debiles y...lo expulsemos de Barcelona nosotros solos? ¿Es eso?
Queremos que evaluen sus posiciones, la conquista por parte de ustedes es opciones si se pudiera llevar a cabo, si esto no fuese posible, se tomarán las medidas que se crean oportunas en el momento.
Me muevo a la derecha e izquierda de mi posición.
Además contarán con mi apoyo logístico, ya que su misión está bajo mi supervisión.
Me paro finalmente delante de mi silla.
Además, si la misma fuese conseguida por ustedes, tendrán el derecho de reclamar su dominio por encima de cualquier otro vástago.
Cuando escucha la parte de reclamar el dominio, parece de lo más colaboradora.
- Esos Sabbat tendrán la mano dura que necesitan - asegura, de muy buena gana
Asiento con la cabeza ante las palabras de "La mujer".
-- ¿Que información tenemos para comenzar el trabajo?
Vuelvo a sentarme en mi silla tranquilamente tras la pregunta.
La que tenemos tras la batalla que nos proporcionó el señor Guasch. Digo señalando con la mano a Joan.
Fue un ataque a gran escala, aun que esta vez no eran cabezas de pala, como ellos llaman, no... todos eran guerreros experimentados, sabían lo que hacían, fue demasiado extraño pero eficaz. El rostro de me torna tenso al relatarlo.
Al menos atacaron 10 manadas de Sabbat, Montoya envió un informa de situación antes de morir en la que había acabado con más de una docena de ellos, así que dudo mucho que se haya asentado una cantidad tan grande, pero no dudo que haya almenos 4 o 5 manadas, ya que el control de la ciudad por tamaño es complicado.
Lo único que creemos seguro es que el líder de ellos probablemente sea un Lasombra, ya que según el señor Guasch destacaba en poder muy por encima del resto de sus tropas. Además los disturbios durante estos años no han sido escandalosos, así que no será un joven irresponsable el que lo dirija todo.
Miré al hombre rubio que se había sentado cómo Pedro por su casa.
-- ¿Sabemos el nombre de ese...Lasombra? -- pregunté al Arconte. -- Y ¿Sabemos si aún sigue en la ciudad o si solo vino para tomarla?
Victor Mesas, es todo cuanto sabemos, ya que es el nombre que le dio al señor Guasch, al menos podrán intentar empezar por ahí, pero sean cuidadosos, pasar desapercibidos es su mayor ventaja.
Me volvi hacia Guasch -- ¿Asi que usted hablo con el lider del enemigo? ¿Y como es eso?-- pregunté intrigado.
Observo a mis acompañantes con cuidado mientras ellos se acomodan y hablan.
-Así que él hombre que ha llegado el primero estuvo en la caída y habló con el líder del Sabbat... Interesante, veamos que información aporta.
Pienso mientras me aliso la falda del vestido azul que he elegido para esta noche, uno de mis favoritos, y me dispongo a escuchar.
Ya que estamos con la ropa... O no ropa
Joan aprieta los puños con fuerza, incluso se oye el crujir de alguno de los nudillos de sus manos.
- Nos cogieron desapercibidos, no pude hacer nada por salvarlos... mataron a mi chiquillo ante mi... maldigo a todos los Lasombra - dice apretando los dientes - pero juro por la memoria de JJ que lo mataré con mis propias manos.
-- Ese...Lasombra -- casi parecía que me dolía pronunciar esa palabra --ese tal Víctor Mesas, ¿hablo con usted? ¿Porque, que le dijo? ¿Pudo verlo? Una descripción lo mas detallada posible de sus aspecto físico no facilitaría la labor de encontrarlo.