Partida Rol por web

Despues de la visita al CIC y el saludo a su padre, Lee se marchó a prepararse para su parte de la ceremonia. Cuando le dijeron que volaria en el antiguo Viper de su padre se emocionó. Pasara lo que pasara entre ellos, ambos eran pilotos. Y había sensaciones que sólo podían compartir quienes habían estado a los mandos de un caza de combate.

En la demostración lo dio todo de sí, y deseó que su padre lo viera y no estuviera aburrido mirando algún que otro informe o datos que le hubieran pasado a última hora. Fue una sensación agradable.

Mientras aterrizaba junto a los demás pilotos mantuvo las comunicaciones encendidas para poder escuchar el discurso. Realmente tenía curiosidad por saber qué diría. Le sorprendió lo apasionado que era, había esperado algo más serio y formal. También escuchó los aplausos. Eran aplausos sinceros, de admiración.
Definitivamente conocia a su padre menos que aquellas personas que estaban allí. Quería creer que la culpa habái sido de su padre,pero en su interior se preguntaba si no podría haber hecho algo. Despues de todo, sin Zack, era toda la familia que le quedaba.

Finalmente se decidió a verle al final del homenaje y tratar de hablar con él. Despues de todo era su padre, y se lo debía.

Cottle, sentado en un rincón, sonrió cómplice después de escuchar las palabras de Adama. Cuando el público irrumpió con aplausos, el doctor se limitó a asentir con la cabeza, y recostarse en su asiento.

Aquellos chicos eran jóvenes, pero eran buenos chicos. Sacó un cigarrillo de su bolsillo, con parsimonia y lo encendió. Aspiró lentamente el humo, observando como al expulsarlo se elevaba y se perdía por encima de su cabeza. Con aire nostálgico, miró el cigarrillo que sujetaba en su mano derecha. Tal vez fuera el último que se fumara en aquel lugar.

El improvisado discurso de Adama le siguió una estruendosa salva de aplausos. Tigh, con una media sonrisa, le comentó algo al oído del viejo cuando este se retiró del estrado. Poco a poco la gente empezó a levantarse y volver a sus quehaceres. Adama y Tigh bajaron de la palestra mientras los restantes miembros de la tripulación de Galáctica se acercaban al comandante. Entre ellos Apolo, que acababa de regresar del vuelo de prueba y se notaba impaciente por comentarle algo a su padre.

Entonces la secretaria de educación apareció acompañada de un joven alto y de buena planta.

-Comandante Adama. Soy Laura Roslin, secretaria de educación -dijo tendiéndole la mano-. Este es mi ayudante, Billy Keikeya. Ha sido un discurso muy... espontáneo -comentó sonriente, sin ningún tipo de malicia.

- Comandante Adama, es un honor conocerle - dije ofreciendole mi mano - Me ha parecido un discurso muy sincero - hice una pausa durante unos segundos para cambiar de tema - Bueno, ahora si les parece podrian situarse frente a las camaras para permitir que los medios hagan su trabajo. Si puede situarse frente a la señora Secretaria...

Pedi a Adama que se situase frente a Laura para las fotos, y a Tight que se situase detras del Comandante. Despues procuro que no haya nadie en medio, y en definitiva trato de hacer mi trabajo.

William se quitó las gafas mientras andaba de nuevo hacia su sitio. El comentario de Tigh no hizo sino conseguir que su ceja se levantara en clara indicación de que le resultaba incluso graciosa su reacción.

Entonces la gente aplaudió. Él no se inmutó, permaneció callado mirando hacia adelante, mientras Tigh se ofendía por las cosas del pasado.

- Tranquilo, viejo amigo, después de hoy, todo será diferente. - Miró a su alrededor - Echaré de menos este navío.

Cuando la secretaria de Educación se le acercó, Adama miró al coronel.

- Bien,... la burocracia llama a mis puertas de nuevo.

Se levantó y fue a estrecharle la mano a Laura Rosling y a su ayudante, el Sr. Keikeya. Les miraba con expresión fría. Nunca le habían gustado los políticos. Consideraba que no veían el lado real de las cosas y que pasaban demasiado tiempo tras un escritorio, gobernando de forma etérea sobre su pueblo, pero sin saber realmente lo que estaba pasando. Tomando las decisiones en función de informes que no siempre eran fiables. Qué poco sabían, su hubiesen pasado parte de su vida a bordo de un crucero de batalla, incluso en tiempos de paz, sabrían lo que era realmente importante.

- Señora Rosling. Sr Keikeya. - Les estrechó la mano con fuerza - Gracias, secretaria. Los mensajes que salen del corazón son siempre los más sinceros. Ya que finalmente me jubilo, no quería irme sin saber que la gente que queda estará alerta. No debemos de fiarnos de nuestros enemigos, ni olvidar por qué razón existen.

Adama hubiera dicho varias cosas más a la Secretaria, cosas sobre políticos, sobre mentiras, corrupción, indefensa, ceguez y seguramente sobreconfianza. Pero él ostentaba un puesto de responsabilidad y tenía que dar ejemplo, ser el nexo de unión entre sus dos mundos tan diferentes.

Adama se hizo la foto. En todas salía muy serio, no sonreía nada. Su rostro mostraba perfectamente el paso de los años. Estaba cansado. Después de la agotadora sesión, y de atender a unas cuantas personas más, Adama se encaminó a sus aposentos. Ya había cumplido y ahora podría leer un poco antes de tener que enfrentarse con su verdadero problema del día... Apolo...

Tras la marcha del Comandante me mantuve junto a Laura recordandole sin que se notase quienes eran las personas que se acercaban y en algún caso indicandole si tenían familia o cualquier otro dato que sirviese para iniciar una conversación con algo mas de cercanía. Era consciente de que esta era la parte de la política que menos agradaba a Laura, pero precisamente por esa razón yo estaba allí, sirviendole de apoyo en todo momento. Cuando la situación comenzó a despejarse y la gente empezó a dejar el lugar espere ha que la Secretaria estuviese al fin sola para dirigirme a ella.

- Me temo que al Comandante no le agrada la idea de retirarse, del servicio quiero decir. - hice una pausa rememorando la velada y añadí - Tampoco parece una persona con inclinaciones hacia las relaciones publicas, sinceramente. Creo que eso es una virtud en un militar.

Escuchó su breve conversación con la ministra de educación y el muchacho que la acompañaba, su secretario. Lo hizo de pie detrás del viejo, con las manos a la espalda, con aire algo ausente, pero escuchando la conversación. No le parecía más que una politicastra y un chaval que le hacía falta un hervor, o dos, por lo que no prestó mucha atención a sus palabras, ni las tuvo en demasiada consideración.

Cuando se retiraron, vió que Adama miraba hacia su hijo, y le quedó más que claro que necesitaba algo de privacidad. No se llevaban muy bien, y no sabía por que demonios le había llamado allí, para rendir honores a la vieja estrella de combate con un vuelo de viper. No era su nave, y aquello debía haber recaido en el CAG.

Carraspeó, atrayendo la atención del comandante. Se cuadró.

-Todavía es demasiado temprano como para emborracharse... Así que solicito permiso para ir al CIC y supervisar lo del raptor de exploración a la estación armisticio.

Quedaban un par de actos más, pero no le apetecía asistir. Nunca le habían gustado las despedidas.

- Asi sea, coronel - dijo antes de salir por la puerta, parecía mucho más cansado ahora que su jubilación estaba más cerca - Hágame el favor de decirle a Dualla que me gustaría que Apolo se presentara en mis aposentos en cuanto termine el vuelo con el Viper.

Aunque eran buenos amigos, debian mantener las formas y respetar los rangos cuando estaban delante de todo el mundo. Adama sabía los problemas de Tigh con la bebida y no le gustó demasiado su comentario al respecto. Se cuadró de hombros, hizo el saludo militar y se fue por la puerta.

Estoy ya mayor para estos trotes...

Cottle vio retirarse al comandante entre el tumulto. Otra persona hubiera ido a saludar a su comandante y a ofrecer cierto grado de peloteo insano, pero el doctor tenía un carácter muy especial, y no era persona de perder el tiempo con banalidades. Si alguien quería algo de él, sabían donde encontrarlo.

Había servido durante muchos años en Galáctica, y respetaba mucho al comandante, justo por eso, no creyó oportuno molestarle en aquel amargo momento. Pues él mismo sentía una especie de vacío ante la perspectiva de tener que jubilar la vieja estrella de combate.

Sonrió mientras se encendía otro cigarrillo, y se dedicó a saludar a los jóvenes que se encontraban junto a él.

Que ganas tenía de volver a su enfermería.

Poco a poco el Hangar fue vaciándose. Tigh y Gaeta regresaron al CIC mientras que ambos Adama enfilaban hacia los aposentos del comandante. Laura Roslin paseó junto con Billy por el hangar admirando los expositores del futuro museo y saludando a las pocas personas que quedaban: el jefe Tyrol, el soldado "Crashdow", el doctor Cottle y varios mecánicos y personal de apoyo.

Cita: 

-¿Eso crees, Billy? -preguntó con sorpresa Laura-. No sé qué decirte. Pienso que incluso los militares deben tener ciertas habilidades en el trato social. Si no, únicamente serían unos autómatas diseñados exclusivamente para hacer la guerra... como los cylons -terminó la frase en voz más baja.

- En realidad yo me refería a falta de interés en los medios de comunicación, pero estoy de acuerdo en su observación, aunque creo que este hombre debe ser un buen comunicador con los hombres bajo su mando, al menos por el respeto que me ha parcido ver en algunos de ellos. - me quede en silencio mientras paseaba junto a Laura, pensando en que nos quedaba algo de tiempo antes de regresar a Caprica - Tenemos aun un rato antes de regresar al Colonial, señora Secretaria. Si lo desea podría pedir que nos enseñaran la nave, pues realmente apenas hemos tenido tiempo de ver nada. No tenemos otro compromiso, pero si lo prefiere podemos revisar y preparar sus propias citas en el Colonial.

Para cuando Lee salió del viper y llegó al hangar que había servido de sala de actos, su padre ya se estaba marchando. Se había hecho unas fotos con la que supuso sería la representante del gobierno. Incluso creyó que le había mirado un momento. Pero en cuanto acabó la sesión de fotos el coronel Tigh se le acercó. No sabe de que hablaron, pero seguramente sería algo sobre la nave.
Su padre no dejaría de ser el que era ni en su jubilación. Le hubiese gustado poder hablar con él. Pero seguramente había demasiada gente y no sería un buen momento, por si las cosas se encendían.

Decidió irse de allí, tampoco tenía nada que hacer. Seguramente su padre lo mandaría llamar luego. Así se aseguraba de tener el control de la situación. Como siempre.

En cuanto el capitán Apolo aterrizo la nave y se dirigió hacia la zona de representantes y políticos, mando a mis hombres encargarse de revisar el Viper Mark II que había pilotado. Parecía que la cosa había ido bien, y me gustaría comentar aspectos de la nave con el capitán Adama, como solía hacer con todos los pilotos de Vipers, aunque algunos, - la teniente Starbuck principalmente - pienso para mis adentros, fueran difíciles de tratar

Pero estaba claro que Apolo no estaba para cuestiones técnicas. Así que me acerqué a mi gente para darles algunas instrucciones. El trabajo en el hangar nunca termina...

Una vez el hangar se fue vaciando de personal, el Dr. Cottle echó un vistazo a las personas que aun quedaban allí. Todas tenían cosas que hacer, y él, estaba de más en aquel lugar.

La verdad es que se encontraba algo incómodo fuera de la enfermería, así que se dispuso a dirigirse hacia allí. No creía que lo necesitaran, no en aquel día, pero no quería que dijeran que el doctor no estaba en su puesto el último día de servicio del Galáctica.

- Tengo cosas que hacer. Murmuró, algo malhumorado, ente dientes, y se fue.

Laura estaba algo cansada, pero no le apetecía volver aún a la Colonial para organizar su agenda y aceptó la propuesta de su ayudante como un soplo de aire fresco antes de volver a sus asuntos. No tenía la cabeza donde debería tenerla y necesitaba despejarse.

- De acuerdo, Billy- le dijo con aire un poco ausente- veamos si puedes encontrar a alguien que nos haga de guia por esta nave. ¿Quizá algún mecánico?- preguntó con una suave sonrisa y dirigiendo la mirada al grupo de mecánicos que estaba en el hangar.

Sonrio ante la respuesta de Laura, pues tambien a mi me apetece conocer un poco mas la nave, y me acerco hacia el grupo de mecanicos mientras dejo a la Secretaria Roslin esperando. Me acerco al que parece que da instrucciones a los demas y le digo:

- Disculpe, supongo que usted es el jefe aqui - digo con tono amable - Vera, siento importunarle, pero la recepcion ha terminado antes de tiempo, y a la señora Secretaria le gustaria que nos enseñara la nave. Estoy seguro de que nadie mas indicado que usted si puede dedicarnos unos minutos. - con una sonrisa me quedo esperando su respuesta.

Tyrol estaba tirado en el suelo, debajo del Viper Mark II que acaba de llevar el capitán Adama. Todo había salido perfecto, pero aun así, le gustaba revisarlo todo, más con una nave como aquella, rescatada de la chatarrería y puesta a punto para este día.

Cuando salió, con alguna que otra mancha de grasa en el mono de trabajo naranja, vió como la burócrata que había venido como representante del gobierno y su ayudante se acercaban. ¿Que podría llevar a gente que siempre lleva traje y zapatos caros a acercarse a un hangar?

Tratando de mostrar una sonrisa amigable, Tyrol se puso en pie, limpió sus manos en un trapo, y se adelantó a la mujer y el muchacho que le acompañaban.