Partida Rol por web

Las decisiones tardaron en llegar pero finalmente el grupo había decidido dividirse, el nosferatu había elegido tomar el camino de la derecha, lo que dejaba a Helena, al Ventrue y su ghoul el camino de la izquierda.

Se internaron cada uno en la oscuridad del túnel, el primer grupo encontró un lugar donde pasar el día. Sus cuerpos agotados descansaron en un cómodo recoveco de concreto.

Helena y Julien, anduvieron en la oscuridad unos tramos hasta que Francois extrajo una linterna y tras revisar los otros pasillos que se entretejían dentro, sugirió un lugar para que su amo y la extraña vampiresa pasaran el día.

La noche volvió a llegar y con ella las consecuencias de la decisión que habían tomado.

Se encontraban los tres solos y la oscuridad solo estaba siendo controlada por la luz que la linterna de Francoise aún brindaba. Como era natural Julien fue el primero en despertar, su cuerpo entumecido por el frío no parecía haber sufrido ningún otro tipo de daño, inclusive su ropa solo necesitó una pequeña sacudida para quedar aceptable.

El cuerpo de Helena, yacía tendido sobre el cemento, desde esa perspectiva parecía realmente inerte. Las heridas parecían haber sanado al menos de manera superficial. Estaba cubierta por una chaqueta de cuero que pertenecía a tu ghoul.

Él te miraba expectante con el arma arriba y el seguro libre.

Su mirada serena se encontró con la tuya.

- Los he movido durante el día un par de veces, me pareció ver que algo se movía en la oscuridad pero no ha sucedido nada. Tal vez solo fuera una impresión por el cansancio.-puso el seguro en el arma y la guardó- He inspeccionado algunos de los túneles pero parecen alejarse y llevar a otros lados. No me he aventurado a hacer mucho ya que me quedé cuidando sus cuerpos como me indicó.

Hablo en voz baja dirigiéndome al hombre y procurando no despertar a la mujer que aún duerme - Si es que duerme... Una Malkavian nunca es de fiar en ese aspecto, además tienen oídos siempre atentos en todas partes, casi como los nosferatu... - Bueno François, ha sido un buen trabajo. Digno de lo que me tienes acostumbrado, sin duda. Tengo una profunda consternación por el hecho de haberte tenido que tratar con severidad ayer, pero es importante que no te inmiscuyas demasiado en mi relación con estas personas, ya que pueden resultar peligrosas, tanto para ti como para mi.

Ahora bien, me preocupa que ayer desaparecieras en un momento que resultó ser crítico, y aunque me consta que en cuanto descubriste el peligro quisiste venir a socorrerme, lo cierto es que llegabas con retraso, y si no llega a estar cerca esta señorita que ahora yace junto a nosotros, hubiera tenido que llegar a encargarme personalmente de aquello para lo que te necesito. - Utilizo mi encanto natural y mi poder sobrenatural para que mis palabras calen hondo en los sentimientos del muchacho. Quiero que se sienta valorado y su fidelidad por mi crezca, así que le doy al resto de conversación un tono de respeto y genero en mi interlocutor una necesidad de aprobación gracias a Presencia. Acompaño este deseo de satisfacerme de un velado recordatorio de cuál es su función - No creas que no hubiese sido capaz, sin embargo, no soy un experto como tú, y hubiera tenido mayores dificultades. Espero que, en adelante, permanezcas más atento, puesto que eres mis ojos y oídos en materia de mi propia seguridad, François, dependo de ti y de tu experimentado instinto.

Con todo, no estoy defraudado contigo. He de reconocer que ayer me sentí algo frustrado, pero sé cuál es tu valía, y ruego que sepas perdonarme si ayer no supe valorarte con justicia.

Por último, después de - rebajarme - haber preparado a mi interlocutor para lo que en realidad necesito de él, es decir, información, muevo peón: Fijo mi mirada en la suya mientras pronuncio las siguientes palabras y, aunque su tono es de súplica, utilizo mis dones de dominación de las mentes inferiores para garantizar que obtengo de sus palabras todo lo que necesito.

Ahora bien, François, necesitaría que me contases que ocurrió cuando desapareciste con el hombre que se hace llamar Jarl. ¿Qué visteis? ¿Descubrió él algo en el lugar? ¿Alguna pista? ¿Algún comentario?. Por favor, necesito que me digas aquello que recuerdes... Cuéntame todos los detalles

Su rostro primero se suaviza de pronto termina de bajar el arma por completo y guardarla en la funda de la pistolera que viste. Su atención se concentra enteramente en ti, tus palabras llegan a el consideradas, interesantes tan melifluas como de pronto el tono de tu voz se tornara.

Su mente fresca adquiere un adormecimiento agradable y cuando menos se da cuenta está revisando en su memoria cosas que ni siquiera le habían parecido importantes en su momento y que a lo mejor ahora era tan útiles para la persona más importante que tenía delante suyo.

- Nno -titubeó- No tiene que explicarse conmigo Señor. Es mi deber y estoy dispuesto a servirlo lo mejor que puedo. Mantiene la mirada sobre ti e intenta atrapar otra vez esos recuerdos que han aparecido con tanta claridad dentro de su mente la noche anterior.

- El sujeto del que habla estaba tan frio como estos túneles. Cuando vio que los estaban atacando me ordenó no moverme, asocié que la orden era por puro sentido estratégico de atacar al enemigo por la retaguardia sin que ellos lo notaran. Pero llegué a pensar de que se tardaba demasiado, incluso al punto de casi perder la ventaja que teníamos al estar escondidos y al final decidí salir en su auxilio yo mismo.

Se lleva una de sus manos a la cabeza y quita la mirada de ti, camina hacia una de las paredes se apoya contra ella con el brazo libre y cierra los ojos como si tuviera algo en la punta de la lengua que se resiste a salir.

- Antes de que pasara todo, lo vi mantener la mirada sobre esta mujer -señala a Helena- como si estuviera esperando alguna traición, que ella hiciera alguna cosa. Eso hizo que equivocadamente me atreviera a asumir esa precaución como mía. El sujeto no habló mucho, tiró una especie de hilacha manchada que sacó de su bolsillo y dijo algo como: Tinta a casa y que parecía que había una espada o que la espada estaba aquí, como una sospecha, pero yo no vi a nadie ni tampoco celular alguno. Mucho menos ningún sable.

Volteó pero no te miró, sino a la negrura del túnel.

-Esto sonará loco pero creo que escuché un tintineo como una especie de campanilla justo después de eso.

Miro inquieto a la vampiro que yace aún presintiendo que el momento de su despertar se acercaba cada vez más.

Casi no queda tiempo. De todos modos, ella es de fiar. Siempre lo ha sido ¿no es así?... ¿Es en verdad de fiar?.

Tinta es, seguro, un roedor o algún otro tipo de animalejo que utiliza como informador y lo habrá enviado a casa a informar... ¿pero a informar a quién?

Françoise, un gran trabajo, sin duda.

No obstante, ¿serías capaz de recordar las palabras exactas del hombre? Es importante. ¿Qué dijo exactamente sobre la espada? Haz memoria, por favor. Puede ser algo tremendamente importante.

En realidad, no espero obtener más del muchacho. Ya he obtenido más o menos lo que esperaba.

Francoise se cruzó de brazos y te dio la espalda, su profundo afecto y necesidad por satisfacer cualquier capricho que se te ocurriese lo obligó a mirar aún más adentro de su mente.

- Si, dijo exactamente "Que la espada de alguien estaba en la ciudad" no recuerdo el nombre Señor. Por más que lo intento, no recuerdo exactamente esas palabras porque susurro muy bajo, pero sonaba como el nombre de alguien, me preció aguerrido y poco común, lo sé porque me puse a pensar en ello.

Se quedo callado cuando Helena empezo a removerse en su sueño.

Me quedo mirando la escena, el humano esta hablando algo con Julien pero se calla en el momento en que nota que he despertado. 

Deberíamos darle un bocado

no podemos, no debemos, no nos pertenece

Eso no nos detuvo antes

pero nos detendrá ahora

Aburrida

Me levanto con todavia algo adolorida por la herida que no he terminado de sanar Mon Amie atraigo su atención ¿Dónde estamos? miro a mi alrededor, se perfectamente que no ha sido el lugar en donde me había recostado la noche anterior y lanzo una mirada profunda al humano ¿Ha sido él? luego miro a Julien de manera más comprensiva ¿O has sido tú? pero no digo nada.

Me aliso la ropa y trato de orientarme en medio de la oscuridad de los recovecos. Empiezo a mirar de un lado a otro buscando el camino correcto.

Tengo un secreto que no dije en voz alta

Buenas noches, Principesa - digo imitando el acento italiano de Benigni, después recupero mi habitual acento francés - Me alegra tenerte de vuelta. ¿Has podido descansar? Esas heridas no pintaban bien anoche. 

No te preocupes por dónde estamos. Seguimos en el mismo laberinto de túneles. Tan solo fue necesario tomar algunas medidas de seguridad. Pero ahora estamos a salvo y solos... salvo por las sombras que tienen ojos, las paredes que tienen oídos y los animales, que tienen dueños... - Esgrimo una sonrisa amistosa - Au fin! Todo lo solos que se puede estar.

Deberíamos ponernos en marcha, pero antes, hablemos un poco. ¿Qué opinas del grupo con el que nos hemos juntado? Una chiquilla perdida, un vástago con ligeros problemas de arrogancia (no sé de que me extraño, tratándose de un Toreador) y, el que quizás sea más interesante de todos ellos, un Nosferatu con las ideas bastante claras de qué hace aquí... Todo lo contrario que yo, dicho sea de paso... Dime Cherie ¿Crees que Jarl es de confianza?... - Hago una pequeña pausa pero acto seguido me respondo a mi mismo - ¡Qué tontería de pregunta! ¡Pues claro que lo crees!, de lo contrario no le habrías entregado los objetos que ayer pudiste recoger. Por cierto, ¿qué eran? ¿acaso tenían relación con Monique o con el botánico James?... ¿o quizás tenían que ver con la espada? Ya sabes... la espada que buscan los Nosferatu y cuya existencia a estas alturas ya conocen los titiriteros de nuestro Jarl.

La sonrisa no había desaparecido del rostro de Julien, pero sus palabras dejaban entrever mucho entre líneas. Empezaba a estar molesto por el lugar al que le habían dirigido. No le sentaba especialmente bien despertarse lejos de su confort y seguridad. Es evidente que no olvidaba que fue la Malkavian quién le había traído hasta aquí, también es evidente que cree que aún no se le ha dicho toda la verdad sobre lo que está ocurriendo y qué pintan en ello tanto la Malkavian como él mismo. También su tono de sospecha parece esconder que empieza a entrever que los jugadores y la propia partida son más relevantes de lo que en un primer momento había supuesto.

Por otro lado, también es evidente que en sus sonrisas, en su entonación y en sus palabras había algo más que mera cordialidad. Un voto de confianza conseguido tiempo atrás, tal vez, o quizá no fuese más que una estrategia manipuladora propia de su clan. No sabrías decirlo con seguridad.

Sea como sea, una de dos, o sus palabras incluían una invitación clara: ¿Qué está ocurriendo aquí?, o incluían una oportunidad para que la malkavian expresara por su propia boca lo que el Ventrue parecía haber descubierto ya.

Una gran, larga y enorme sonrisa se dibuja de oreja a oreja en mi rostro ante el saludo de Julien.

Algo se trama

¿Tú crees? El es siempre así

Nunca me equivoco

Puede ser

Lo miro de reojo

¿Por qué ha dicho tantas veces la palabra solos? Es divertido Julien, como un cachorrito perdido

Hay que comérnoslo

No, no, es de confianza.

¿De confianza dices tú? Nosotras solo confiamos en nosotras

Eso no es verdad

Lo hacemos por EL

Si, estoy bien. Puedo defenderme si eso es lo que te tiene preocupado, Mon amie. Sonrió juguetonamente ahora si dices tantas veces solos en una misma oración Julien, no puedo prometer controlarme la última palabra me sale como ronroneo No juegues así con una chica

Me rio y miro otra vez el camino

¿Opino? pero si intenté advertirte cariño mío. Estoy estudiando a donde va con todo esto Salma parece un conejo a punto de ser degollado ¿seguro que es así? hizo que Sergei se matara por ella, ha hecho que Jarl se vuelva su segundo protector ¿Cómo? hago una pausa Elliot es quizás uno de los más peligrosos, se deja llevar por sus instintos, su fama le precede, es fiero, algo bruto pero no hace nada sin haber pensado como cambia eso las reglas de juego. Hay que ir con cuidado con el lo tomo de las manos y entrelazo mis dedos con los suyos, acerco mis labios a los de el, si respirásemos podría ahora mismo inspirar su aliento ¿Confiar en Jarl? ¿Son celos? susurro y sonrío, sigo el rastro de su pómulo acariciando su piel con mi nariz hasta llegar a uno de sus oídos ¿Le entregué esos objetos de verdad Mon amour? mis dedos recorren a través de su ropa, por la zona de sus costillas, paso mi lengua sobre mis labios ¿no me conoces? sonrío.

Pego mi cuerpo contra el suyo y vuelvo a acercar mi rostro contra el de él, nariz rozando contra nariz, labios apenas rozando los otros, miradas una sobre la otra, hago la mímica de expirar ¿Que piensas?  Introduzco una de mis piernas entre las suyas, cerrando esa cercanía, ese acorralamiento, como un candado lo hace sobre una puerta Dímelo claramente Mon amour digo despacio y susurrando.

Existe tensión en el ambiente, una tensión de una naturaleza que seguramente al mortal le gustaría presenciar.

háblame de la espada, de por qué la buscan los nosferatu y de que pinta en todo esto la vampiro desaparecida.
Le digo claramente.

Este asunto se está volviendo más grande de lo que me gustaría teniendo en cuenta la información inicial con la que contaba. Y más grande significa más arriesgado si no se dispone de la información adecuada... No me gusta ser yo el títere.
Hablo claro y sin mostrar ni el más mínimo interés ni la más mínima reacción de rechazo. Sencillamente no parezco reaccionar en modo alguno salvo con indiferencia al juego de insinuaciones y directas de la Malkavian. Queda claro que su paciencia se va agotando y no por el juego, sino por la falta de comunicación.

scheiße digo entre dientes respondiéndole, la planta de mi mano golpea la pared detrás de él donde lo tengo acorralado contra mi cuerpo. Miro su cabello perfectamente peinado a pesar de lo agitada de la noche anterior, veo su frente, su nariz y subo a sus ojos de hielo Tú estabas ahí, mientras alababas a Waldburg, seguí a Jarl después de intentar librarme de Oswald. Entraron a una habitación apartada y custodiada, pero vi llegar al antiguo Nosferatu e ingresar ladeo mi cabeza y por el rabillo de los ojos veo a la izquierda y a la derecha pero pareces confuso ¿acaso no te lo dije todo en tu casa Meine liebe? uno de mis dedos juguetea con el botón de su camisa Monique es una vástago que tiene menos de 50 años en esta zona de Berlín. Oswald me mandó seguirla según él vería algo divertido y si que vi algo divertido amigo mío tiene que ver con esa espada que dices. Del otro sujeto... se algo, no mucho. Tenía algunas noches en la ciudad... las uñas de la otra mano se incrustan ligeramente en las costillas del Ventrue 

Yo dije que tú eras la excepción a mis reglas y tú dijiste que el muro caería... retrocedo un paso hacia atrás claramente le tienes más cariño a tus juguetes de carne, Meine Liebe. ¿Me pregunto si realmente los ves bien? Puedo sacar lo mejor de cada ser humano y vástago. Lo he hecho desde los primeros escombros de Berlín mis manos se juntan y hacen el clásico ademán de la toma de un marco, pulgar de la mano derecha con el índice de la mano izquierda y viceversa. Un rectángulo perfecto con mi perfecta mirada oscura, sobre Julien y luego sobre Francoise, con un halo de genialidad secreta en ellos. Lástima que no estuviera su otra mascota Verenice. Haría una película perfecta, quitaría la nubosidad de sus ojos. La nubosidad que no le permitía ver a Meine Liebe la verdad detrás de sus propias palabras ¡scheiße¡ digo con una nota de desilusión retrocedo otro paso hacia atrás  Eres un tonto. Alzo la voz y le apunto con uno de mis dedos llegando a esa conclusión de pronto, luego dejo caer mis manos con una expresión entre diversión y derrota.

¡Dios ha muerto, viva el hombre, que lo ha matado, Gott ist tot! murmuro.

Avanzo hacia Julien nuevamente, mis labios besan una de sus mejillas y luego muerdo apenas el costado de su mandíbula

Me alejo tres pasos con la misma rapidez, lo miro, largamente, me rio, lo miro, sonrío, lo miro, parpadeo despacio, lo miro

Dime Julien, ¿Que clase de espada busca un príncipe cuando ocurren explosiones y atentados como el Yaams? ¿de que clase de espada murmurarían los nosferatu sin querer que el resto se entere? ¿no lo sabes? Amor mío 

Retrocedo tres pasos manos y rodeo a Francoise con uno de mis brazos, pero le sigo hablando a Julien

Frente a tus ojos soy como la Dama de las Camelias, como un amor en los tiempos de cólera. 

Yo no lo sé a ciencia cierta, pero lo intuyen mis entrañas. Le doy un beso en el cuello al humano y lo suelto.

¡Soy Helena! no he sobrevivido tanto tiempo para esto. La noche es corta y el día vendrá rápido no tenemos tiempo para esto ¡Atrápame si puedes! 

Y en el mismo momento en que termino de hablar, desaparezco alejándome de ellos y fusionandome con la oscuridad del alcantarillado.

Pongo los ojos en blanco verdaderamente exasperado por la Malkavian y su comportamiento. Sus palabras so tan crípticas como cabe esperar de cualquiera de su clan. Hablan sin hablar. Dicen mucho con una palabra y una auténtica verborrea inútil con las 10 que la acompañan... Toneladas de arena para unas pocas pepitas... Exclamo molesto en voz alta para que la vampiro pueda oírme. Si bien yo no puedo verla y si no fuera por sus sonidos, hasta probablemente me costaría recordar como algo distinto de un sueño que ella estuvo allí hace tan sólo unos segundos, sé que ella si puede oírme a mi. ¿Dónde habré dejado el cedazo? Miro a François, que esta ampliamente desconcertado y en realidad no me extraña, ya que yo también lo estoy bastante. A un paso estrecho de la más pura cólera, lucho por tranquilizarme. ¿Qué clase de espada busca un príncipe cuándo ocurren explosiones y ataques como el Yaams..? Debo pensar en ello. ¿Una espada de carne o de acero? Respiro profundamente y tomo una decisión Ma cherie, empieza a temer porque Julien no se convenza de que él tampoco ha vivido demasiado tiempo para aguantar esto... digo en poco más que un susurro. A un paso de la cólera, sí, pero un paso que hoy no daré. Au fin, c'est la vie ! Me acerco al humano. pongámonos en marcha. Hoy tenemos un destino que visitar

El ghoul mira perplejo la escena, otra vez aquella mujer sobre el Señor Lefebvre, no era que fuera inmune a los avances de la mujer sobre su señor. Era el carácter tan subido de tono en un lugar como eso lo que lo hacía todo tétrico y sin embargo Francoise no quito la vista de la escena.

Una gota de sudor cayó por un lado de su rostro, aún preguntándose como su Señor hacía para no sucumbir a tan directas insinuaciones de esa connotación. Pero todo el tono cambia y la rigidez de su cuerpo se quita de pronto, desenfunda su arma disimuladamente, no está muy seguro de lo que dice la Señora pero pareciera que habla de él, de la Dama Verenice y de los siervos de la Casa Lefebvre.

No supo ni cuando ni como la Señora Helena logró colocarse tan rápido detrás de él, pero cuando sus labios fríos se posaron sobre su cuello, todo su cuerpo reaccionó positivamente al roce de la mujer. Su mente imaginó todo lo que su Amo había pasado y de pronto fue como si con aquel beso, Helena estuviera sobre él mismo.

Francoise se agitó y al principio le costó reaccionar pero disparó justo cuando la Señora Helena pronunció el "Atrápame", fue una reacción rápida, un disparo no orientado a ningún lugar específico, puro instinto.

Al estallar la bala, sintió que había dado en el blanco, pero aún así luego se quedó mirando la penumbra. Confundido en esa oscuridad, sus manos le temblaron levemente, saco la linterna sin saber que estaba haciendo antes y porqué había disparado su arma al vacío.

- ¿Se encuentra bien Señor? - se acerca olvidándose de su propia confusión y centrándose en aquello que mejor sabe hacer: Proteger al Señor Lefebvre.

Aunque no supiera exactamente de qué.

- Si, en marcha -dice finalmente avanzando junto a el en la negrura. Muy atento por los ruidos que vienen delante.

Tras la inesperada detonación, me dirijo como una exhalación a mi ghoul. Y le quito el arma con furia. La acción del humano termina por atraer la furia y frustración de Julien.
¡Por el amor de Dios!, ¿que demonios te crees que estás haciendo? ¡¿Disparas a una mujer a la que se te ha ordenado proteger?! ¿y lo haces inmediatamente después de que me haya visto obligado a ordenarte directamente que no te inmiscuyas en mi relación con estas personas? ¿Acaso viste un peligro inmediato en la situación? Porque de no ser así ¡no tienes ni la más mínima idea de lo que puedes ocasionar con estos arrebatos!
Permíteme que te explique: si bien la situación era tensa, no pasaba de una mera discusión, se dicen cosas, se profieren amenazas incluso, y las acciones futuras deciden la importancia de la discusión. Ahora tu acabas de incluir a la discusión entre dos superiores, una agresión directa. Es más, permíteme que re explique que en esta sociedad, tus acciones son responsabilidad mía. Yo te he traído aquí. No, corrijo, yo te he elegido digo destacando la importancia de estas últimas palabras para traerte aquí demostrando ante esta sociedad que te considero la persona más adecuada para este trabajo. Todo lo que hagas y digas, incluso todo lo que no hagas o no digas es responsabilidad mía. Para esta sociedad y para la buena amiga a la que acabas de disparar por ende, será como si esas palabras o acciones las hubiera hecho yo mismo.
Ahora dime, humano, no sólo es la primera vez que me dirijo de esta forma a él, sino que demuestra, junto con el tono de voz y los gestos, el nivel de enfado que tengo ¿por qué debería yo hacerme responsable de tu agresión? ¿por qué debería evitar que las sombras de éstos túneles se ciernan sobre ti y destruyan tu triste existencia en este instante? ¿por qué no debería castigarte yo mismo por esa estupidez que acabas de hacer?
Doto a mis siguientes palabras del peso de una orden emitida con el poder de la dominación.
Responde rápido, humano.

La perplejidad con la que te miro el hombre fue amplia - Señor Lefebvre... -se quedo en silencio mirando el alcantarillado y luego mirandote a ti- Perdón ¿De qué mujer me habla que tengo que proteger? -se deja quitar el arma por ti, que más da, eres su empleador, su amo- Pido disculpas si mis acciones lo han agraviado Señor, pero si me permite... -intervino dejando de dudar pero sin mirarte a los ojos- soy el responsable de su seguridad, si dejo que uno de los suyos lo ataque sin que yo lo prevenga, luego sucederán estos reproches y castigos -abrió los brazos por la frustración -como antes, como me hizo antes por lo del ataque al lado del río -señaló el camino que habían pasado- Si mi experiencia deduce que hay un peligro, estoy entrenado para combatir ese peligro, Mi señor Lefebvre -entonó la última palabra con desazón. Comete el error de mirarte, se lleva las manos a la cabeza, siente el peso de todo el poder que demasiado a menudo has elegido usar, empieza a sudar frío, el miedo lo corroe, sus manos tiemblan ajenos a responder a su propia mente- lo... -susurro débilmente, aplastado por el poder de la sangre y rehuyendo tu mirada- lo siento mucho señor, no debe usted cargar con mis errores. Castígueme según vea conveniente. Ordeneme lo que tengo que hacer y tras ello no dijo mas, paso ambas manos apretando su propia cara y exhaló dejando escapar como pudo la frustración, tristeza y sensación de incompetencia que estaba abordándolo.

Veo la reacción del soldado y empiezo a enfriar la furia. 

¡Maldita sea, muchacho! - Exclamo con un tono de fatiga más que la rabia o el disgusto anteriores - ¡Debes medir tus acciones! Debes ser consciente de que otro acto así puede ocasionarnos muy serios problemas. Tan solo espero ser capaz de arreglarlo...

Exhalo un suspiro.

Como por culpa de sus acciones le ocurra algo a Verenice, yo mismo acabaré con él... por valioso que sea.

Termino de calmarme. La acción de François puede resultar mucho más peligrosa que incluso la falta de reacción del día anterior... El chico es bueno en su trabajo, pero no tiene dos puñeteros dedos de frente... Suavizo algo el tono para añadir:

Movámonos de una vez... A ver si soy capaz de seguir las risas o el rastro de Helena... Cuando volvamos a casa, hablaremos con más calma.

Los ecos de mis pasos sonaban a través de la penumbra, algunas veces pisaba algún charco adrede por temor de que el Ventrue pudiera no seguirme el paso.

Suelto una risita. ¡Ha sido un piquete de nada Julien! me alejo algunos pasos más Francoise tiene buena puntería ¿Entonces ya pensaste cuál es? Los ecos de mi voz rebotaban entre cada esquina de aquel húmedo lugar  Me refiero a... bajo la voz hasta un susurro viperino ¿La espada de la que nadie quiere hablar en voz alta en Berlín?

Detengo mis pasos cuando siento que avanzo muy rápido, paso por detrás del mortal sin que lo note y vuelvo a adelantarme ¿Au fin, c'est la vie? parrafraseo las palabras de Julien ¿Tu y yo somos amigos, no? Estoy sensible hoy, he sentido tu suspicacia sobre mi nuca. Pensé que las bombas del Fuhrer habían terminado con eso.  

Soy yo quien te debe disculpas. Sabes que me estreso mucho cuando no alcanzo a comprender qué ocurre a mi alrededor, y más en situaciones de tensión. En cualquier caso, mi suspicacia no era desconfianza hacia ti, sino incomprensión hacia la situación.

Una vez pedidas las disculpas, y sinceramente aliviado por que François no haua herido de gravedad a Helena, me giro hacia él para recordar la orden de proteger también a la mujer. Esto es necesario por la exitosa desaparición de Helena y sus efectos sobre la mente mortal.

François, por favor, extiende tu protección hasta nuestra amiga.

Después continúo conversando con Helena.

Por supuesto, no dudes de mi amistad. El nuestro es un fuego que no se apagará por un leve chubasco. En cuanto a la espada, tus palabras, aunque crípticas acabaron por abrirme los ojos a lo obvio: la espada de Caín

Una cosa más. Antes de continuar. He esperado a estar solos totalmente pero el desenlace de la anterior conversación ha impedido que te lo pudiera mostrar antes.

Le enseño el papel que obtuve del cuerpo del atacante:

Cita:

La fecha es pasada, pero entiendo que G.W. es Grunewald... Supongo que Monique tenía que trasladarse en secreto a oriente por algo tan importante que dejaba en segundo lugar que se incumpla la tregua con los lupinos. Amén del peligro que suponía para ella atravesar el muro especialmente por esa zona...

Lo que no tengo idea es de qué estaba haciendo Monique, ni de que relación guarda con el Sabbat o con el recién llegado, ya puestos