Partida Rol por web

(La playa estaba bastante tranquilita, poca gente, agua en calma, arena limpia, y un pqueño chiringito de madera muy típico de japón con el banderín de helados artesanales al viento).

Me voy sumergiendo a medida que voy andando, el frescor del agua alivia mi tensión y el calor que sentía dentro del coche- ¡Eh, niña traviesa! -le digo al sentir el agua, veía venir una jugada así por su parte, pero aún así no me niego a ello ni me molesta. La salpico yo también, aunque sin muchas ganas de darle- Hemos venido a eso en concreto, a divertirnos un poco y desahogarnos... -pero por más que lo intento no logro quitarmelo de la mente, creo que ella confía en mi y podría pedirselo ya- Si fuera menos inconsciente lo haría en mi misma primero, pero teniendola a ella, no es necesario -una vez que ya el agua me cubre hasta el cuello, empiezo a nadar con tranquilidad, hacia el mar. Doy unas cuantas brazadas, no alejandome mucho de la costa, lo justo para sentir que he dado algo de movimiento al cuerpo. Cuando regreso, me acerco hasta Aya y la abrazo, dejando de mover mi cuerpo. Ella no podrá con las dos a la vez, y nuestro peso hará el resto para sumergirnos. Cuando siento que ambas estamos bajo el agua, contengo el asco que me da el sabor del agua salada y le planto mis labios en los suyos apenas un instante- Seguro que esto hará que no se enfade por intentar ahogarla -la suelto despues y vuelvo a subir a la superficie, para reir un poco a su costa.

Aya se puso un poco colorada después de respirar en la superfície chapoteando de forma torpe.

- ¡Avisa de esas cosas! Me has dado un buen susto, pensaba que me iba a ahogar. Su reproche duró bien poco ya que al momento sonreia.- Pero me ha gustado, no voy a negarlo. Dijo mordiendose la lengua. " Quieres jugar pues vas a ver, soy una bichita.."

- ¿Ey has visto a ese chico guapo de los pectorales de hierro? Señaló a un grupo lejano que nadaba, realmente era una familia y el hombre tenía michelines. Cuando Aoki se giró Aya de forma rápida le dió un tirón y le quitó la parte de arriba del bañador.

- ¡Jajaja picaste! Se alejaba nadando con la prenda en su mano en dirección a la orilla. Confiaba dejar atrás a su profesora de gimnasia.

Al girarme a mirar, siento como me agarra y se afana en quitarme la prenda, no puedo nadar y nos hundimos, y pronto veo sus intenciones- Que obstinada es, con lo dificil que ya habría sido quitarmela en tierra firme... -en principio no me resisto demasiado, puesto que no quiero que nos ahogemos, ademas, me ha dado una idea más atrevida- Si quieres quitarme una prenda, adelante, yo te quitaré otra a cambio -practicamente sumergida, apenas la veo que está empezando a darse la vuelta y nadar, agarro sus caderas, y tiro de la parte inferior de su bikini, deslizandolo por sus piernas- Esto sale mucho mejor que cualquier sostén -y no me molesto en huir, me mantengo en la superficie. Ahora cada una con nuestro troféo en sus manos, yo le muestro el mío, mientras la miro satisfecha- Puedes usar el mio de taparrabos, y yo lo tuyo de gorro de piscina mientras hago topless -me río, entretenida, y entonces tengo otra idea aún mejor- Quitate lo demás y te la devolveré, hagamos topless las dos y atraigamos a chicos con pectorales de hierro de verdad ¿Te atreves?

Aya notó como se quedaba desnuda de cintura para abajo. Era una sensación agradable al estar en el mar.

- !Que haces, dame mis braguitas! Dijo sin alzar la voz mientras nadaba hasta ella. Esta bien pero devuelveme eso, no quiero que me vean asi.

Aya se quitó la parte superior del bikini quedando totalmente desnuda.- Va venga dame la ropita. Se acercó pegandose a su espalda tratando de recuperarla.- Que conste que me da bastante corte pero...lo haré, siempre se me había pasado por la cabeza pero me daba un no se que hacerlo sola

- ¿Porque no? Yo te he visto así, estás preciosa, afeitadita y "rosadita" -me río, apartando la prenda de su alcance por unos instantes, hasta que me aseguro de que se quita el resto de su bikini, entonces, teniendola desnuda, la tiento, pasando mi mano entre sus piernas, bajo el agua- A lo mejor debería arrojar esto al fondo del mar y dejarte así, los chicos abdominales de hierro me lo agradecerían, y sus bañadores marcados serán la prueba -la mantengo con la incertidumbre un segundo más, dejando que se sienta desnuda por unos instantes- ¿Porque me gusta tanto tenerla a mi merced? Ojala se me ocurran más maneras de avergonzarla, incluso... humillarla, sin llegar a dañarla, o quizás... solo un poquito -le devuelvo la prenda y tomo la mía, aunque no me la pongo, me quedo en topless- Venga, venga, vayamos a la orilla y veamos si te bronceas esa piel pálida o te pones roja -aprovecho mientras se pone otra vez la prenda para tirale un poco de agua a la cara, despues la empujo hacia la orilla, para que empiece a nadar. Al llegar a una zona en la que podamos hacer pié, dejo de nadar y sigo andando, sujetandola a ella con mi mano por detras de sus hombros- A mi tampoco me resulta cómodo esto, aunque si que me excita, atraer alguna mirada... pero no reconoceré que me avergüenza, si lo hago, ella también lo hará, diremos que es una tontería, nos volveremos a tapar... nada, nada, aquí las dos a lucirse, ya se nos pasarán los colores al cabo de un rato -arrimada a Aya, le doy un beso en la mejilla al salir del agua- Me apetece un helado, ¿Quien invitó la última vez?

- ¡Ni se te ocurra! Deja de jugar que al final me verá alguien ...La sensación de incertidumbre y temor le gustaba, era como hacer algo prohibido, saltarse las reglas.

Al llegar a la orilla y caminar notando la arena mojada entre los deditos de sus pies tuvo que desviar la mirada de aquellos que la contemplaban a ella y a Aoki. Intentó no ruborizarse, como si fuera la cosa mas normal del mundo.

" Si los chicos van con los pectorales al aire nosotras porque no..." Se dijo para animarse y sacar valentía mientras se cruzaba con bañistas.

- Que fresquito esta, me estaba achicharrando..Aya se refrescó al pasarse el helado de hielo y limon por su cuello hasta llegar a su barbilla, donde le dió un mordisco. El contraste de frio calor hizo que se le erizaran los pezones ligeramente sin percatarse de ello.

Sonrío contagiandome de su buen humor, pasando una mano por su espalda para acariciarla, mientras con la otra tomo mi helado- Eres una exagerada, o quizás yo que soy más morenita lo note menos, y tú, tan palida... No me creo que seas tan delicada, aunque... estoy segura que no quieres parecer fuerte, para que así me entren ganas de cuidarte -le digo, medio bromeando, y antes de quitarle mi mano de encima, bajo por su espalda y le doy un pellizco en el culete- Aún falta para que lleguemos a esa confianza, sin presiones, ya te lo dije, pero... podría funcionar, lo creo -volvemos hasta donde dejamos las cosas, en la orilla, tras refrescarnos, no veo que sea un mal momento para sacar el tema- Aya, estuve probando a hacer algunas cosas, como las que el pervertido ese hace, funcionan de verdad, y quiero probar una contigo... Nada obsceno, lo prometo. Te provocaría un ligero maréo, creo, y lo haría desaparecer enseguida. La idea es saber si puede resistirse el efecto, ya sabes, no me apetecía ir a ver a Kaito y decirle "Eh, prueba eso conmigo, seguro que si no lo resisto, no me harás nada" -lo digo como un chiste, pero se que es algo serio de lo que hablo, y mi tono cambia- Si lo utilizo con cualquiera, lo más probable es que funcione, pero si lo uso contigo, poniendote sobre aviso ¿Lo resistirás? Eso es lo que quiero averiguar -sigo lamiendo mi helado, apartando la mirada- ¿Crees... que es una idea estúpida? Yo no se de estas cosas, estoy empezando a interesarme y, pense que juntas podriamos... ayudarnos, quizás, afrontarlo juntas. Se me hace tan irreal estar hablando de esto, y al mismo tiempo, lo he visto con mis propios ojos -suspiro, y vuelvo a mirarla, con una sonrisa- En mis propias carnes, he sentido lo que se puede llegar a hacer, aunque no quiero rememorar eso. No queremos -si Aya no propone algo diferente, extendemos las toallas y nos sentamos un rato para hablar juntas- En fin, ese es el "experimento" que quiero hacer... ya desvelé el misterio ¿Contenta? Se que siendo periodista por dentro estabas tirandote de los pelos por saberlo, contartelo es un acto de compasión -vuelvo a bromear y reirme, intentando devolverle la sonrisa y que discutir esto sea agradable para ambas.

Aya remojaba sus pies cada vez que una ola hacia llegar el agua salada hasta donde estaba sentada junto a la oriya.

- Preferiría no hablarlo aquí, recuerda que llamamos la atención y pueden haber gente escuchando. Hizo un gesto encogiendo sus hombros que hizo que sus pechos se contonearan ligeramente.

- Pero te adelanto que no funcionará, no eres la única que ha estado "indagando" en estas cosas. Cuando lleguemos a casa te explicaré todo mejor. Se puso un poco sería, no esperaba hablar de ello pero viendo que Aoki había sacado el tema y mostrado interés parecía el mejor momento. Se tumbó boca arriba sobre la toalla escuchando lo que le decía.

- ¿Me pones un poco de cremita? Si no creo que me acabaré quemando.

- Si, supongo... que tienes razón -me acabo de tumbar junto a Aya, cuando esta me pide que le ponga protector solar- Claro, dejamelo a mi -le respondo, con picardía. Me incorporo y busco entre nuestras cosas la crema, despues la tomo por el brazo con suavidad y le hago quedar sentada sobre la toalla, conmigo arrodillada a su espalda. Le aparto sus largos cabellos para depejar su espalda y hunto algo de la fría crema en mis manos, llevandolas despues a sus hombros y acariciandolos- Estar juntas en esto... y poder contar contigo, Aya, es lo que quiero. Así que... gracias, por estar aquí -bajo las manos por su espalda- Aunque es dificil confiar en ella ahora, sabiendo que me oculto cosas... quizás hacer el esfuerzo me merezca la pena, por ella -y la recorro desde el cuello hasta la rabadilla, con calma. Tras esto, me muevo arrodillada por la toalla hasta su lado, le pongo una mano sobre el pecho para tumbarla de nuevo, y me sitúo junto a sus piernas. Agarro una y hago lo esperado, pasar mis manos huntadas en crema por su extensión, apretando sus muslos, mientras muerdo mi labio conteniendo mis ganas de jugar con la única parte de su cuerpo que aún está cubierta- ...si tan solo estuviesemos a solas... -me pongo a horcajadas sobre sus caderas, con el bote de crema a un lado, no tolerando ninguna imposición o negativa por su parte. Esta vez tomo sus brazos para aplicarles el protector, despues su cuello, sus mejillas y su frente, apenas con una pasada, y despues, bajando, empiezo colocando mis manos en su vientre, ascendiendo con movimientos circulares a medida que asciendo, poco a poco; así, hasta llegar a sus pechos, los cuales masajeo, aprovechando la lubricación de la crema solar- ¿Así está bien? -le quito las manos de encima- No te habré incomodado tocandote así, ¿Verdad? -le pregunto con malicia- ¡Estoy tan excitada! ...que no me importaría recorrerme a mi misma ahora con las manos aún aceitosas, provocarla con mi cuerpo, terminar de desnudarme, y a ella también, y... y restregar mi piel contra la suya... -me sonrojo con mis propios pensamientos y me quito de encima suyo, antes de que por alguna locura se me ocurra hacer realidad mis fantasias. Agarro el protector solar, y se lo extiendo- ¿Me devuelves el favor? -pregunto, claramente seductora, mientras me tumbo en mi toalla.

Aya se sonrojo por un momento al notar ese suave masaje por todo su cuerpo con el aceite. Le hubiera gustado que siguiera y que recorriera con sus manos el monte prohibido de su sexo. Se giró sobre la toalla colocándose boca abajo acercándose al oido de Aoki quien esperaba su turno para que le pusiera crema.

- ¿Incomodarme? Me has puesto muy cachonda..si no estuvieramos en medio de la playa me tendrías que aliviar este calentón que tengo...Un chorro de crema fría golpeó la espalda sin previo aviso. Aya se incorporó para extender por el arco de su columna masajeando a su paso hasta los hombros. Miró de no manchar la melena larga retirando esta a un lado. Después sus manos bajaron mas de la cuenta hasta sus generosos pechos donde se recreó mas de lo que debiera en su frega. Bajo a sus piernas con mimo llegando hasta la linea del bikini. Con gusto cruzaría esa linea que la tela se ocupaba de crear como frontera de lo permitido.

La dejo que termine de aplicarme el protector solar y se regodee con mis curvas, emitiendo un ligero gemidito que ahogo, al sentir como se entretiene con mis pechos- Es un alivio que no siga más, por poco no me aguanto las ganas... y me podría haber escuchado alguien, eso si que sería vergonzoso ahora, aunque, excitante a la vez. De seguro ya estamos dando un buen espectaculo para la vista a alguien, y sin embargo me da igual, sentirla, y el como me toca, me hacen estar tan cómoda... -cuando noto que ha terminado, me volteó para quedar boca arriba, y me incorporo un poco para darle un tierno besito en la mejilla- Si me dices eso me entran ganas de llevarte a donde no puedan vernos, Aya -le susurro- Asi que deja de torturarme con esa tentación y tu cuerpo, y tumbate tú también, que sean los chicos guapos los que sufran viendote, preciosidad.

Aun de pie mientras Aoki se tumbaba boca arriba Aya sonrió con picardía.

- ¿Yo? No te torturo, soy una chica buena. ¿Por cierto has visto? Se me comienza con el moreno a marcar la raya del bañador. 

Se giró un poco y se bajó ligeramente la parte inferior del bikini, lo justo para que pudiera ver que tenía razón y mostrando el comienzo de sus nalgas.

-  Un sitio donde no nos viera nadie. ¿ Has pensado llevarme entre las rocas? Rió divertida ya tumbada sobre la toalla.

La miro sin disumulo cuando me muestra un poco más de su cuerpo- Se que lo estás haciendo a drede, te veo las orejas, loba, aunque es a mi a quien se le ponen los dientes largos ¡Le daría un mordisquito en ese pedacito de piel blanquita que le queda! -me arrimo a ella para hablar más bajo, ya cuando se ha tumbado en la toalla- Me fío de lo que digas, si sabes que no va a funcionar, nos ahorramos hacerte pruebas, y ya me contarás luego lo que sepas. Ademas, entre las rocas o donde sea, si te llevo ahora a un sitio donde no nos vean, tengo claro lo que te haría -le saco la lengua, y me vuelvo a tumbar derecha en mi toalla- Puedo esperar a que volvamos a tu casa, entonces podremos hablar y... lo que nos apetezca. Disfrutemos un rato del sol hasta entonces -paso mis manos por encima de mi cabeza, y me quedo tumbada, a tostarme un poco más- Que envidia, yo tengo que estar un buen rato para que se me note la piel más bronceada, ya soy morenita de por si -en silencio.

Aya sonrió divertida ante el comentario de Aoki acerca de lo que le haría si estuvieran a solas. Se podía hacer una idea ya que creía conocerla bien después de todo ese tiempo quedando con ella.

- ¿ Lo tienes claro? Yo no tanto..Siguió provocándola con la mirada perdida en las pocas nubes que surcaban lentamente el cielo azul.

- Creo que cerraré los ojos un poquito, se siente tan bien una así. ¿Pero no dejes que me duerma eh? No me gustaría quemarme. 

- Si, lo tengo claro, y si cambio de idea, puedo esperar a cualquier otro momento para usarte como quiera, seguro que eso te encantaría -me río bajito, con la vista distraida entre la gente a nuestro alrededor, curioseando, viendo a las familias tomar el sol, jugar a la pelota, y a los bañistas- No te preocupes, no te quemarás, yo te echo un vistazo de vez en cuando. Blanquita, poco hecha; rosada, bien; roja, al volver jugamos a los médicos -y me quedo ahí tumbada junto a ella, a ponerme morena- ¡Más! -pendiente a ratos de que blancanieves no se derrita, hasta que nos apetezca marchar.

Aya llegó un momento que buscó la sombra de su sombrilla, sentada con los brazos en jarras rodeando sus rodillas mientras los deditos de sus pies jugueteaban con la fina arena.

- Creo que me daré el último bañito y ya por mi te diría que nos fueramos a comer. Me gustaría darme una ducha en casa para quitarme la crema. Me noto un poco pringosa. Se volvíó a recoger el pelo en una larga cola que se entretuvo en alisar sobre uno de sus hombros.

Acompaño a Aya hasta el agua otra vez, aunque solo sea para refrescarme el cuerpo un poco, y despues, juntas, recogemos la toalla y lo demás, para cargarlo otra vez en el coche y regresar a su casa. Durante el viaje de vuelta, ahora que estamos solas y sin nadie que pueda escucharnos, intento sacar otra vez el tema- ¿Que tienes que contarme entonces? -la miro de reojo, solo un instante, para no apartar la vista de la carretera- No me ocultes nada, no otra vez, por favor -le pido, o más bien le advierto, pero con calma.

El camino se iba dibujando poco a poco en el horizonte mientras Aya tenía la vista puesta en el.

- Lo que me preguntaste en la playa, recuerdas? Sabía como funcionaba porque yo se algo de magia. Si quieres te puedo enseñar. Fue una de las cosas que le saqué a Kaito. Hizo una pausa para que asimilara sus palabras mientras llegaban a casa.

El perro ladró en el patio dándolas la bienvenida contento mientras entraban. Aya dejó las cosas en la entrada junto al salón y se quedó en bikini mientras iba a la nevera a coger alguna bebida fresca.

- Mira, aquí no habrá peligro. Recitó unas extrañas palabras, como si fueran en latín y el paño de cocina prendió en llamas en el interior de la pica. Aya se apresuró a abrir el grifo y pronto el agua hizo su trabajo apagando las llamas.

- ¿Que le sacaste a Kaito? -pregunto con extrañeza- No se si quiero saberlo... -aunque dejo el tema para cuando llegamos a su casa. Entonces veo como Aya provoca que un trapo arda, así sin más- Eso está más lejos de lo que yo he probado hasta ahora, ¿Porque yo no aprendí a hacer eso? -al principio abro los ojos sorprendida, luego frunzo el ceño, aceptando la realidad- Es mejor que yo en esto, o quizás es que ha estudiado de esta... "magia" o lo que sea -la vuelvo a mirar a ella- En ese caso, será mejor que no tengamos riñas de parejita, o me quedaré sin pelo -sonrío, un poco forzada, y me acerco a ella para abrazarla- Esto es peor de lo que pensaba, si ella puede hacer esto, no quiero ni imaginar que hará Kaito, y otros, para los que trabaja ese pervertido, serán aún peores -le planto un beso en la mejilla- No puedo decirle que estoy asustada, aunque así sea, tengo que mostrarme fuerte para ella. Quiero que cuente conmigo en esto -y si no noto que le incomode, me quedo abrazada a ella un poquito más- Aunque se que acabare en peligro, no puedo evitarlo... quiero llegar al final de todo esto, contigo -me separo, y le dejo espacio- Es lo que tú también quieres, espero -suspiro, y me llevo las manos a las caderas- Así que me enseñarás magia... ¿Eres una profesora estricta? -le pregunto, en tono bromista, y algo sugerente- Nada de juegos, tranquila, te prometo que me lo tomaré en serio -le aclaro, y así será.