Partida Rol por web

Vamonos ya entonces, y así John empieza a caminar por la dirección que señala Isaac.

-Buenas noches, muchachos -se les acercó una voz ya familiar por detrás mientras caminaban- ¿cómo estamos hoy? No quiero alarmaros pero... va a empezar a clarear en un par de horas, deberíais ir a algún refugio a descansar pronto. 

Entonces pareció que se iba pero, de repente, se dio la vuelta y añadió.

-Por supuesto el Elíseo sigue estando disponible para vosotros, pero... no sé, no creo que Ángela quiera teneros ahí permanentemente, aunque tampoco supongo que os vaya a echar ya... le habéis caído bien, no sé por qué exactamente... 

Yo al escuchar las palabras de Alex digo, Yo ire a mi casa, si no tienen donde venir mi hogar esta a su orden...

- Tengo el coche aquí al lado, te llevo a tu casa pero yo prefiero ir a la mía. Verónica, puedes elegir o me dices a donde te llevo, mi casa está a tu disposición.

Vamos al coche e inicio la marcha hacia casa de John, esperando a que Verónica tome una decisión.

Me parece bien... Gracias...

Si no tienes que dar mucha vuelta prefiero irme al Eliseo Verónica aún tenía algunas dudas y en el Eliseo podría encontrar a Carlos o a otro vampiro que pudiera darle alguna explicación. Y ya de paso nos cuentas por el camino lo que nos tenías que explicar antes, se dirige a Isaac recordándole el comentario que les había dicho hace pocos minutos cuando les pidió que confiaran en él.

Issac conducía por medio de Madrid sin problemas. Esa noche no había un tráfico especialmente pesado una vez habían dejado el distrito universitario.

- No quería poneros nerviosos - comenté mientras conducía - Simplemente había visto a Alex en un extremo del callejon, pero no pude identificarle, se ve que tienen algún tipo de protección. El chico me pareció una persona normal y, si no ibamos a atacarle, era la opción más segura para salir del callejón.

Miro a John

- Al final no has podido alimentarte, ¿podrás aguantar a mañana?

Y comento a Verónica pero de forma que John lo oiga

- Habrás visto que, de alguna manera, no podíamos alimentarnos del chico. Verás, en mi caso no creo que me sea posible ni siquiera pensar en alimentarme de gente muy joven. - Me pongo muy serio - Ni creo que fuera capaz de consentir que otro lo haga.

No es mucho lo que hay que recorrer y en unos minutos habré dejado a cada uno en su sitio y me habré ido a mi apartamento. No va a tardar mucho en salir el sol.

John escucha a las palabras de Isaac, presta especial atención a la negativa de este de alimentarse de personas jovenes y agrega Yo tampoco, no puedo imaginar alimentarme o ver a alguien alimentarse igual que tu, es decir, hay muchas opciones antes de personas inocentes.

Tras escuchar a Verónica y de su retorno al Elíseo le dice, si logras ver a Lola dile por favor que estoy bien, y que estoy en mi casa, espero verla pronto y que este bien pensó para sí.

Tras indicar la dirección John se baja del auto y se despide hasta el siguiente anochecer.

Dejo a John en su casa y me dirijo al Elíseo donde dejo a Verónica-

- Dile a Linda que estaré en mi apartamento, ella ya sabe dónde es. Al anochecer si no hay instrucciones en contra me acercaré de nuevo aquí. - Le doy un papel - Es el teléfono del apartamento, dáselo a Linda, aunque no se si le hará alguna falta - Sonrío.

Una vez dejo a Verónica voy hasta mi apartamento. La plaza de aparcamiento es subterránea y desde ella por ascensor llego directamente a mi casa.

Isaac llegó a casa sin complicaciones después de dejar a los demás en sus respectivos lugares. Dejó el coche en su plaza de garaje subterráneo y subió a su apartamento. Estaba vacío y los cristales completamente opacos, como los había dejado al marcharse. Tendría que acostumbrarse a aquella nueva vida pero al menos, su casa, con todas las medidas de seguridad, se había convertido en su pequeño y secreto refugio, allí, al menos, podría descansar. 

Sintió cómo, a medida que pasaban los minutos, un sueño soporífero pugnaba por tomar el control de su cuerpo, cada vez le era más difícil aguantar. Poco a poco se dejó llevar; sin embargo, cuando ya casi estaba dormido, un pitido estridente llamó su atención, el teléfonillo estaba sonando.