Partida Rol por web

- Isaac... -Lucy entró, pero su rostro reflejaba cierta reticencia- nunca había escuchado de un caso tan grave... preguntaré a mi médico.

La joven se fue hacia la cocina y dejó los churros, como Isaac le había mandado. 

-En realidad esperaba que pudiéramos desayunar juntos... tengo muchas cosas que contarte... y que preguntarte -dijo.

Isaac, sin embargo, continuaba inflexible. Cuando le dio dos besos, Lucy se estremeció. Sin embargo, era una mujer fuerte, por eso había llegado a donde estaba, así que no se dio por vencida. Superando la extraña sensación que había tenido cuando cuando Isaac había rozado su piel, la secretaria lo adelantó rápidamente y se plantó delante de él, bloqueando el acceso del hombre hacia su habitación.

-No voy a quedarme en tu casa todo el día esperando a que te despiertes... también tengo una vida ¿sabes? -dijo, algo enojada- de hecho, he perdido varios días de mi vida ayudándote sin hacer preguntas, cumpliendo tus extraños encargos y sin poder verte ni un minuto, ni recibir una sola explicación... así, sin más... ¿no crees que me la debes, aunque sólo sea por nuestra historia? -entonces su tono se suavizó un poco- vamos, sólo te pido unos minutos, luego me tengo que ir a trabajar, pero habla conmigo unos minutos; si llevas toda la noche despierto, seguro que puedes aguantar un poco más. Tengo noticias que contarte y tú tienes que explicarme varias cosas. 

Mientras hablaban, llegaron a una habitación bastante amplia al final del pasillo.* De decoración más bien sobria, al fondo se veía un sillón de respaldo alto, a modo de trono, sobre un escalón. A ambos lados había varios asientos donde vieron gente reunida** y varias puertas, unas abiertas, otras cerradas. 

"Ya hemos llegado" escucháis ambos en vuestra cabeza la voz de la niña "Verónica, estás en tu casa; Rafa, espera aquí, buscaré a la Príncipe".

-Y tú -le dijo a Diego en voz alta, con una expresión en su rostro que recriminaba algo- espera también...

Azara, al ver al grupo reunido al fondo, salió corriendo en su dirección.

-¡Rafael! -gritó nada más verlo- ¡Eileen!

Los interpelados se dieron la vuelta al escuchar sus nombres y recibieron a la joven con una sonrisa. Enseguida se pusieron todos a hablar de sus asuntos. Un hombre alto, moreno y de ojos claros, al mirar en la dirección en que venía Azara, vio a los recién llegados y, entonces, lo siguiente ocurrió muy deprisa. De pronto, ya no estaba allí, estaba justo a su lado y Diego salía disparado hacia detrás, sujetándose la nariz con una mano. 

-¡¿A qué ha venido eso, joder?! -Diego, ahora ya al tanto, esquivó el siguiente puñetazo que se le aproximaba con facilidad y trató de asestar él mismo uno.

Sin embargo, con una agilidad pasmosa incluso para un cainita, el otro bloqueó su puño y, con el mismo movimiento, lo inmovilizó de rodillas, con la mano que le estaba sujetando a la espalda. 

-Sabes perfectamente a qué ha venido -respondió, sin alzar la voz, en un tono gélido; luego se agachó y, en un murmullo lo suficientemente alto como para que los dos nuevos lo escuchasen, añadió-: no vuelvas a hacer una cosa así. 

Entonces lo soltó.

-¡Vale! -respondió Diego al fin, más alto de lo necesario- lo siento, joder... pero por otro lado -añadió, señalando a Rafa con el pulgar para desviar la atención hacia otra persona-, he traído a mi neonato.

- Lucy, ya se que todo esto te resulta extraño, pero tienes que confiar en mi. De momento es mejor que sepas de lo que me está pasando únicamente lo justo, creeme que es mejor para ti.

- A efectos prácticos es como si estuviera enfermo. Nada de luz solar, ni un poco siquiera. Realmente podría ser incluso mortal para mi. No te molestes en llamar al médico, aquí es donde necesito tu confianza, no lo llames. La piel fría es un efecto secundario.

- Este efecto hace que solo pueda actuar de noche, de día me es prácticamente imposible hacer nada y me entra un cansancio que no es normal. Es por eso por lo que necesito tu ayuda y hubo que reacondicionar el apartamento.

- Es, además, posible que, en un momento dado, te ordene que te marches de mi lado. En ese momento deberás hacerlo. Yo siempre estaré a tu lado, pero habrá momentos en los que tengamos que separarnos.

- Te prometo que más adelante te daré detalles y una explicación más completa, no quiero ponerte en peligro.

- Confía en mi.

Isaac acaricia lentamente el pelo de Lucy, siempre ha sido más que una secretaria aunque nunca su amante. Hay una relación de cariño entre los dos que se ha ido incrementando con el paso del tiempo. Isaac teme el día que esa relación pueda ser algo más ya que hasta ahora ha sido siempre un bala perdida con las mujeres y Lucy no merece eso.

- Y ahora cuéntame tú. - Sonrío - ¿Qué me he perdido?

Sólo entonces Aarón pareció darse cuenta de que había más gente a su alrededor. Se quedó un momento mirando a la joven.

-Verónica ¿no? -dijo al final- bienvenida de nuevo. Y tú eres... -entonces se volvió al fin hacia Rafa- bueno, seas quien seas supongo que mi estudiante te las habrá hecho pasar canutas... como siempre. 

-Para tu información, le he salvado la vida, sheriff -lo interrumpió Diego, que llevaba demasiado tiempo sin reclamar atención- se llama Rafa y voy a presentárselo a la Príncipe en cuanto Ángela la traiga.  

-Maravilloso -respondió después de un rato, sin expresión alguna en el rostro. No era que tuviera expresión de aburrimiento o algo así, sino que, simplemente, no expresaba nada; tenía la capacidad de hacer eso cuando quería. Entonces se volvió de nuevo hacia el joven-; bienvenido tú también, Rafa.

Y dicho lo cual, se volvió de nuevo y regresó a la conversación que había dejado a medias con los del fondo. 

Durante todo el altercado, nadie se había molestado en mirar, siquiera girar la cabeza, como si aquello allí fuera perfectamente normal. 

Lucy escuchó sus palabras con el ceño fruncido. No pareció quedarse muy convencida, pero no preguntó más. Entonces, en un arrebato, cogió un churro y comenzó a comérselo. 

-Me ha re-contratado -no hacía falta decir nombres, ambos sabían a quién se refería-; cree que me cae bien, me tira los tejos. Dice que puedo seguir siendo la secretaria personal del director de la compañía, o sea, él. Ahora se piensa que soy su confidente. 

En ese momento los ojos de Isaac se cerraban, pero -aunque a duras penas- aún conseguía aguantar, aunque no sabía por cuánto tiempo lo iba a lograr. El Sopor empezaba a aferrarse a su cuerpo con demasiada insistencia. Si hubiera podido bostezar como hacía cuando era humano, habría tenido que reprimir el bostezo para que la secretaria no pensase que lo estaba aburriendo pero, por suerte o por desgracia, ahora ya no era humano. 

Tras escuchar la historia de Lola John se encuentra un poco sorprendido por los gestos de humanidad que esta despliega, me alegro que ellos hayan llegado a tiempo, que bueno que están a salvo, tras la petición de Victoria me dirijo a la nevera y lleno el vaso con agua, luego regreso y lo entrego, tienes hambre le pregunto? que te gustaría cenar?

Si necesitas tomar un baño tengo uno acá y algo de ropa para ambas... Quieres algo en especial?

-Estoy bien, gracias -respondió la pequeña educadamente, pero sólo después de beberse de un trago el vaso. 

-Gracias, John, cualquier cosa nos servirá -respondio Lola cuando la niña negó con la cabeza, sonriendo sinceramente- voy a ducharla y a acostarla. Después, si aguanto, quizá me duche yo... tú tienes que estar ya durmiéndote también...

Mientras ella le decía eso, John se percató de que, efectivamente, los párpados se le cerraban y no era capaz de aguantar mucho más. El Sopor había hecho presa de él y no iba a dejarlo escapar. 

John le dice a Lola, tengo sueño y se va a dormir....

- Lucy, no se de verdad como agradecerte que estés aquí conmigo. Ahora mismo lo único que puedo ofrecerte es peligro y ni siquiera te puedo contar toda la verdad - Le tomo de la mano - Gracias por estar siempre a mi lado.

- En principio me interesa saber quien me traicionó. Está claro que fue alguien a sus órdenes, algún empleado que ahora, de pronto, veas que recibe sin motivo una promoción dentro de la empresa. Si te puedes enterar sin exponerte te lo agradecería. Necesitaría saber por donde vive e incluso sus costumbres.

Veo que la pobre Lucy se pone muy nerviosa. Ya no soy el de antes y se nota mucho. La verdad es que no se porqué busco la venganza, en mi nueva vida debería estar por encima de esas cosas. Pero la verdad es que no puedo dejar las cosas así. Me siento traicionado y ahora tengo un poder que antes hubiera sido un sueño poseer. Ahora puedo llevar a cabo mi venganza.

- Debes volver al trabajo y realizar tu vida normal. Mi casa siempre está abierta para ti, pero recuerda: con mi nueva enfermedad el sol realmente es letal para mi, de día sólo podremos vernos aquí dentro.

He llegado a mi límite, intento aguantar un poco más por si Lucy tiene algo que decir antes de irse pero necesito descansar y esperar a la noche. He de recordar de estar siempre a tope de sangre en casa para no poner en peligro a Lucy

No había visto al tipo moverse de un lado a otro. ¿Se había teletransportado? ¿podían hacer eso los vampiros? no estaba muy seguro, le venían a la cabeza historias, leyendas, libros y cómics sobre vampiros que había leído. ¿Sería verdad? ¿qué había de verdad y qué de leyenda?

Quizás fuese que se había movido tan rápido que el ojo de Rafa no había sido capaz de seguirle, pero claro, por otro lado, Rafa ahora era un vampiro. Se suponía que su ojo era un super ojo que debería ver esas cosas.

- Gracias -dijo mirando al que parecía ser un jefe. Entonces se dirigió a Diego -tengo muchas preguntas... maestro -lo de maestro lo dijo por seguir un poco el rollo, no porque pensase que aquel hombre tuviese algo que enseñarle más allá del mundo vampírico claro.

-Vale... te ayudaré, pero... -entonces se soltó de Isaac y retrocedió un poco, en dirección al fondo de la cocina porque él se encontraba (para su fortuna o infortunio) entre ella y la puerta- ...pero no haré nada por ti hasta que me lo expliques todo -terminó, con un hilo de voz que pretendía aparentar fortaleza.

La fortaleza estaba en su rostro, más que en su voz, pero era real, Lucy no se iría de allí hasta obtener una respuesta que le satisficiera, eso estaba claro. 

-¿Cómo que sólo me traes peligro?... entonces no quiero volver a verte... ¿a qué te refieres con que no me puedes contar toda la verdad? ¿En qué estás metido, Isaac? ¿Qué ha pasado? -entonces, haciendo acopio de todo su valor, se acercó y, suavemente, le posó una mano en el brazo, delicada y cariñosa- puedes contármelo, sea lo que sea, te ayudaré, te lo prometo...