Partida Rol por web

Bien, la situación es la siguiente.

Ross, Vince y Tales están en la sala de control. Richard se encuentra con ellos, pero dentro del tubo. El botiquín lo ha cogido la médico, y Richard se ha hecho con los botellines de bourbon, metiéndose al cuerpo uno de ellos. Está un poco borracho. El panel que frena el tren está destrozado, y la única forma de arreglarlo es con unas piezas de repuesto que están al otro lado de la única puerta de la sala, atrancada con una silla. Podéis apartar la silla, abrir la puerta, y exponeros a lo que pudiera haber al otro lado para llegar a las piezas. Podéis escuchar, entornar la puerta o intentar averiguar lo que pudiera haber de alguna manera. O podéis valorar vuestro pellejo y dejar que el tren llegue a su destino, metiéndoos en el conducto de nuevo.

Por otra parte, Lisa, Freeman, Smile y Blind, (en ese orden), están metidos en el tubo, bastante más adelante, tras una buena carrera a cuatro patas. Lisa se ha asomado a una sala de calderas pequeña, en la que Hammer está esperando un ascensor de mantenimiento que baja lentamente, pegado a la pared. Lisa tiene que decidir qué va a hacer con él, porque el hombre parece dispuesto a volarle la cabeza.

Cuando comenzaba a pensar que el conducto no iba a terminar jamás, que mis rodillas y manos se desollarían incluso antes de poder salir, la luz al final del túnel hace acto de presencia. Suelto un ligero suspiro de alivio, aunque nunca me caractericé por miedos irracionales a los lugares cerrados y estrechos, la verdad es que llevar tanto rato gateando por el conducto comenzaba a ponerme nerviosa y paranoica. 

Y, sin embargo, cuando llego al final casi casi me arrepiento de haberme puesto la primera en la comitiva. Ver al gigantón amenazando con la pistola hace que tenga ganas de sacar mi arma y hacerle comer plomo hasta en la tarjeta de identificación, sin embargo, antes ya me había dado cuenta de que prácticamente tenía las tetas fuera, por lo que por mi cabeza pasan posibles modos de actuar que, aunque ninguna me convence, no es momento de desaprovechar.

- Cubridme sin que os vea -Susurro, sin girarme, en el momento en que me dejo caer del conducto. Retiro los brazos de mi cuerpo, para que pueda ver que no llevo arma alguna en la mano y, de paso, dejar mayor vista hacia mis pechos.

- Sólo vengo yo, los demás se quedaron atrás -Le informo, con cara de puro miedo ante la idea de un disparo rápido-. Antes de que me dispares, no sé qué crees que pretendo, pero solo quiero acompañarte y ayudarte, con suerte escapar de aquí ilesos. Pareces un hombre fuerte -Le lanzo una descarada mirada de reconocimiento a los músculos, casi comiéndomelo con la vista- y de seguro tengo más posibilidades sobreviviendo con un hombretón que con una panda de viejos y niñitas, además... -Me muerdo el labio inferior- sé disparar y soy muy buena compañía.

La voz de puta que me sale en la última frase me descoloca incluso a mí, aunque finjo rápido y sigo mirando su musculado cuerpo, esperando que mis armas de mujer hagan mejor efecto que nuestras armas de fuego. Un derramamiento de sangre y balas no es lo mejor, por ahora.

Sigo con los brazos extendidos, sin dar ningún paso y esperando a su reacción antes de poder acercarme a él aunque sean dos o tres pasos. Ni siquiera he tenido tiempo de mirar a mi alrededor en busca de un posible escondite en caso de que me dispare, por lo que confío que a las malas alguien de los que me seguían saque su arma en el momento justo y le pegue un tiro... si hace falta.

- ¿Por favor?

John aprovecha el momento que le da Lisa para tirarse encima de la abertura del tubo y disparar. No consigue apuntar demasiado bien y su disparo rebota a unos 30 centimetros del ladron, en la pared de atras.

La proxima disparo a matar, tira el arma!

John espera que el ladron se acojone, aunque entre que esta tirado en un conducto con el traje todo manchado, que ha disparado de pena y que no esta en la mejor posicion para pedir una rendicion incondicional, supone que el otro tipo no le va a hacer ni puto caso.

John, joder, tenias que haber hecho caso a tu fisioterapeuta. Estas demasiado gordo para estos movimientos tan rapidos...

Vince sabe bien que no podra arreglar eso, esta demasiado quemado y derretido. Pero, a pesar del terrible daño, se puede cambiar un par de piezas y funcionaria... en teoria. Ve la puerta atrancada, no debe estar asi porque queda mas bonita. Algo bastante feo debe esperar del otro lado. Ross le pasa una caja de balas, el no tiene ningun arma asi que pasa las balas a Richard que esta arriba. Con cautela se acerca a la puerta y escucha a travez de ella. Se soma por la cerradura, por debajo de ella. Trata de ver que hay del otro lado.

-Dentro de quince minutos el tren llegara a la estacion- dice mientras se saca su ropa de trabajo-. Desatara todo el infierno. Merda. Las piezas estan del otro lado, para detenerlo, ire a buscarlas, pero necesito que esten atentos para cuando vuelva. Doctora, no confio en Tales para que abra la puerta, asi que dejo eso es sus manos, Tales, vendras conmigo y llevaras las piezas. Creeme, no te gustara salir afuera y encontrarte con miles de zombis como vecinos, por eso debemos detener el condenado tren- una vez que termina de quitarse su ropa, se puede ver que viste bastante bien. Usa el uniforme como escudo envolviendoselo en el brazo izquierdo.

Por un instante habia tenido miedo por si mismo, pero ahora se daba cuenta que era estupido, esperaba hacer algo bueno, que si moria iria al cielo donde lo esperarian muchisimas mujeres hermosas. Esperaba que el sexo estuviera permitido en el cielo. Antes de meterse de lleno a lo que sera su muerte, piensa hacer algo, pero por el momento solo espera que esten de acuerdo con su plan.

Richard desciende de un salto al pequeño habitáculo de control y se mete las dos botellitas de whisky una en cada bolsillo de su pantalón. Queda aparatoso, desprolijo, pero los bolsillos de su pantalón de vestir son amplios y ciertamente han ocultado cosas más grande anteriormente.
El gigantón se pone entonces a buscar, ya con las manos libres, abriendo cajones y registrando a un lado de la puerta y bajo los escritorios...Sin embargo, al no encontrar ni un puto matafuegos (que por cierto, debiera haber existido reglamentariamente), saca con cuidado la silla colocada en diagonal para permitirle a Vince espiar tras la puerta, y con uso de su gran fuerza le arranca una pata de madera lustrada.

http://www.solostocks.com/img/patas-de-madera-para...

Sujetando el madero con ambas manos, se asoma por encima de la cabeza de Vince, y juntos espían al otro lado de la puerta.
Hic...rumia un hipo mientras se frota los ojos con el reverso de una mano...No veo ningún zombie cerca verdad?...pero si quieres te cubro.
Tales. Camina a mi izquierda...y no te alejes. le ordena al fofo...

Turno 16. Integrantes del grupo: John, Lisa, Richard, Vince, Ray Blind, Tales, Ross y el Agente Smile.

En la sala de control, Vince empieza a intentar averiguar qué es lo que sucede al otro lado de la puerta atrancada. Ross se coloca a su lado, y tras colgarse el botiquín del asa que tiene, saca del bolsillo una pequeña pistolita con dos balas. Mientras, Tales permanece lo más alejado posible de la puerta, y no parece muy dispuesto a pasar por ella.

A pesar del ruido que está montando Richard, que acaba de bajar del tubo y está revolviendo la sala en busca de un arma, Mazzaro consigue escuchar algo al otro lado de la puerta; pasos lentos, torpes. Cuando mira a través del ojo de la cerradura, descubre un pasillo iluminado por fluorescentes, con un par de cuadros cubistas más malos que pegarle a un padre, una puerta abierta al fondo y otra cerrada a la izquierda, de metal, y con el rótulo de "Mantenimiento".

Es en ésta donde están las piezas de repuesto, pero en el pasillo hay tres zombies pululando. El de delante, un ejecutivo con un color cerúleo que muestra toda su dentadura, está dándose cabezazos contra la pared.

(Sigue...)

Doctora, no confio en Tales para que abra la puerta, asi que dejo eso es sus manos...

Ross asiente con la mano en la pistolita, y lleva la izquierda al pomo de la puerta. "Te cubro... nunca he disparado sobre nadie, pero tienes razón... tenemos que detener ese tren, si no no habrá mundo al que volver, ese virus o lo que sea es una mierda muy agresiva...".

(Sigue...)

Tales, vendras conmigo y llevaras las piezas.

El corpulento representante no parece tan ansioso como la médico a la hora de salir, y se acerca un poco a la puerta con una mueca de miedo y juntando las manos en el pecho. "Sí, claro... uh... bueno, a mí nadie me escucha, pero yo creo que deberíamos seguir por el tubo... es una tontería intentar detener el tren, ya se encargará la guardia nacional de arreglar las cosas...", tartamudea.

(Sigue...)

Richard, mientras tanto, no ha tenido mucha suerte buscando un arma. Al final termina volteando la mesa, un mueble funcional construído con patas de aluminio y superficie plástica, y de un empujón arranca una de los cuatro apoyos redondeados, rompiendo el punto de unión con la tabla.

Richard puede apuntarse "Pata de mesa de aluminio con pedazo de plástico", que causa 1d6 daños.

Tales. Camina a mi izquierda...y no te alejes.

El fofito representante asiente asustado; está claro que no quiere participar en la empresa que estais a punto de emprender, pero su nariz hinchada y la sangre que cubre su camisa le recuerda el golpetazo que recibió de Richard, y no quiere repetir la experiencia.

(Sigue...)

Más allá, por el conducto adelante, Lisa salta a través de la salida hacia la diminuta sala de calderas, con las manos arriba y habiéndose abierto más todavía la camisa, mostrando su torso desnudo y su sostén deportivo.

Sólo vengo yo, los demás...

Desgraciadamente no le da tiempo a decir nada más; el saboteador, que parece más nervioso que Rippley en la película de Alien, alza el arma sin pensar lo más mínimo, y sin ver si la chica que ha salido del tubo es peligrosa o no lo es. Afortunadamente, Freeman estaba preparado detrás de Lisa, y aparece a través del agujero como el cuco de un reloj, sacando su brazo y disparando un tiro que resuena en todo el lugar. (Réstese una bala, Sr. Freeman).

El disparo alcanza con muy buena puntería una tubería que se encuentra detrás del matón, que empieza a sisear y a soltar un chorrito de vapor de agua, pero desgraciadamente no tiene más consecuencias. El arma del matón dispara contra Lisa, y la bala la alcanza rozándola en un lado de la cabeza; la joven cae de culo al suelo, y la combinación de dolor por la culada, (recordemos que tiene el culo amoratado), junto al trauma del disparo en la sien izquierda, le producen un total de dos (2) daños, amén de la agitación del tembloroso escote, que hace asomar vergonzosamente un rosado y pequeño pezón izquierdo por encima del sostén.

Al saboteador ya no le importan los pezones ni las chicas atractivas, sin embargo. Con el arma en ristre, se lía a disparar mientras el elevador desciende hacia él. Todavía tenéis un asalto para agujerearlo un poco, (o para ser agujereados), antes de que alcance el suelo y Hammer pueda montarse en él.

(Sigue...)

Volvamos de vuelta a la sala de control. En el momento en el que la joven del pelo corto abre la puerta, dos disparos resuenan a través del conducto de ventilación. "¡Mierda!", dice la médico nerviosa. Pero ellos también tienen sus propios problemas; el primero de los zombies, que estaba tranquilamente clavando un clavo en la pared con la cabeza, decide que es más inteligente morderle la oreja a Vince.

Ross alza el arma y dispara a quemarropa la pequeña pistola contra el grisáceo zombie, pero la bala pasa junto a sus dientes amarillentos y sus labios contraídos, y se estrella contra uno de los espantosos cuadros que el director de marketing compró a su sobrino a un precio exorbitado, destrozando el cristal y haciéndolo caer al suelo.

Tanto el zombie de cabeza como los otros dos, (un señor gordo con unas gafas descolocadas y una mujer de unos cincuenta años de color verde con un traje de ejecutiva), se lanzan gimiendo agresivamente en la habitación. ¡Afortunadamente todos vosotros vais antes que ellos, así que podéis derribarlos evitando que os coman los higadillos!.

Tales, por su parte, utiliza la valiente estrategia de salir corriendo y meterse en el balcón desde el que se puede observar el andén de llegada del tren, lanzando gritos varoniles con su voz aguda del estilo de "Vamos a moriiiiiir", y chillidos que recuerdan a una colegiala de doce años viendo cómo le han quedado los brackets.

(Sigue...)

Bien... la situación es complicada, y viene a ser la siguiente;

En la sala de calderas, Lisa está sentada contra la pared, medio desnuda y con un tipo histérico disparando en todas direcciones. Freeman, desde el conducto, asoma la cabeza y un brazo pegando tiros, mientras el agente Smile y el viejo Blind están atrapados en el tubo y no pueden hacer nada útil. Tanto el empresario de armas como la joven guardia pueden disparar contra el matón; también pueden hacer otras cosas, como recitar poesía, pero como director aconsejo que actúen de forma contundente antes de que alguien les meta una bala en el cuerpo. Si lo desea, Lisa puede levantarse y golpear a Hammer en lugar de dispararle. Freeman no puede hacer éso porque está metido en un tubo y no es spiderman.

Y ahora nos dirigiremos a la sala de control, donde Ross acaba de fallar su disparo. Los tres zombies del pasillo están dispuestos a entrar en la habitación y comenzar a mordisquear alegremente, así que tanto Richard como Vince pueden atacarles, el primero con la terrible arma que ha conseguido y el segundo a base de patadas, puñetazos, escupitajos e insultos. Si Mazzaro quiere sortear a los zombies y llegar a la puerta de mantenimiento, (o salir del pasillo por la puerta abierta del otro lado), tendrá que realizar una tirada de "Reflejos" para esquivar las ávidas garras de los no muertos.

Hasta la semana que viene, a la misma bat-hora y en el mismo bat-canal!

John dispara de nuevo, un poco al tun tun y sale del tubo cayendo pesadamente en el suelo diciendo

Deje de disparar o le mato! Ni un movimiento!

El pobre tiene una pinta un tanto comica con el traje todo arrugado y lanzando imrpoperios desde el suelo como una tortuga asi que no impresiona a nadie

¡Aaah! ¡Que dispara!

Me tiro rápidamente al suelo, ocultándome tras varios objetos de gran tamaño y una caldera, apoyando mi espalda en la pared hasta lograr calmar mi hiperventilada respiración. Ni siquiera me doy cuenta de que voy con una teta al aire, me importa mucho más el hecho de que ahora podría tener los sesos esparcidos por la sala. Me llevo una mano a la sien y, en efecto, sangre. Por suerte, parece que sólo ha sido un roce y sin embargo... au... escuece y quema. Para postres, también me duele el culo como si una gran herramienta hubiese entrado con violencia. Y pensar que llevo meses en el dique seco...

- Hijo de puta sin cerebro -Gruño, desenfundando la pistola y apareciendo justo en el momento en que uno de los disparos del grandullón impacta lo más lejos posible de mí. Casi como si fuese algo mecánico y fácil, es tenerlo a la vista y, sin apenas apuntar, disparar. Directo al muslo de la pierna derecha, provocándole la caída. Me acerco rápidamente y, de una patada, alejo la pistola de él y me siento a horcajadas sobre su estómago, con el cañón de la pistola en su frente.

- Muévete, va, te reto -Gruño, fuera de mí-. Comprobaremos si los psicólogos de Sunshade se equivocaban o no respecto a mi moralidad.

Vince suspira, no iba a ser facil pasar por ahi y tal vez no sobreviviera, pero si podia parar ese tren estaria satisfecho. Antes de que Ross abriera la puerta, el italiano aprovecha su ultima oportunidad de hacer algo que le hiciera sentir vivo.

-No me dispares- pidio a la doctora para luego besarla con rapidez-. Tocar el cielo solo una vez es lo que queria.

Luego se mete de lleno en el pasillo, trata de empujar a uno de los zombis, el mas cercano, pero este es como un peso muerto, cae sobre el con mas fuerza de la que parece y su golpe no hace el menor daño. Tales grita algo por lo que Vince tratando de no ser mordido grita:

-Tales, gordo cobarde, busca las piezas o ayuda en algo. Yaaa!!!- si usaran la mesa que rompio Richard podrian atraparlos en un rincon... debio haber pensado en eso antes...

Con la puerta abierta de par en par, Ross es la primera (y única) en abrir fuego contra los tres zombificados. Sin embargo su valiente intento no hace más que desperdiciar una de las pocas balas y alertar a los tres desafortunados empleados, quienes torpemente comienzan a acercarse a la sala de control con la idea de "compartir su mala suerte"

Vince trata también de ayudar y empuja al gordo de gafas descolocadas, pero no logra más que quitarle las gafas que impactan contra el suelo...

Sin embargo, tres zombies es "mucho zombie" y a pesar de los intentos de la doctora y del tano, las criaturas logran llegar hasta la puerta sin un rasguño!
El hombre gordo, ya sin lentes, llega primero e intenta morderle un brazo a Vince pero antes siquiera de dar una dentellada recibe un palazo entre ceja y ceja, hundiéndole el blando cráneo hasta donde se ve la huella sobre la pútrida nariz, de tantos años usando gafas.
El zombie sin embargo, a pesar del duro golpe que Richard logra acertarle, cae al piso ante el suspiro de alivio de Mazzaro, pero continua moviéndose...luchando por ponerse en pie!

¡¡REVENTALO TANITO!!!! Le grita a Vince señalando al gordo despatarrado que ha caído a sus pies, convenientemente con la cabeza relajada contra el ángulo entre el suelo y la pared...
Mientras tanto, el ricachón alza la vista nuevamente, preparando el improvisado bate para aplastar a uno de los otros dos cadáveres que se abalanzan ahora contra él y el italiano.

La doctora alza la pistola y Richard se coloca contra la pared opuesta a la de Vince, dejando un corredor a modo de sala de tiro, y con los nudillos blancos de tanta fuerza.

¡VENGAN ACÁ MALDITOS! Grita asintiendo ante la mirada agradecida del mecánico...y las miradas sin vida del cabeceador de clavos y de la ejecutiva de piel verdosa...

Tras el respiro ganado por haber logrado tumbar al primero de los muertos, la risita histérica de Tales llega haciendo eco contra los vidrios de la cabina.
Richard se toma el tiempo para girar su gorda cabeza sonriente, y escupiendo un gargajo de pus y sangre con olor a whisky, le grita e insulta alzando el palo ensangrentado..

TAAA-LEESSSS! HIJOPUTA! SI NO VIENES ACÁ AHORA MISMO TE JURO QUE TE MATO YO MISMO! Le amenaza con voz ronca.
VENÍ PARA ACÁ GORDO PUTO! Y ABRÍ ESA PUERTA MIENTRAS REVENTAMOS A ESTOS INFECTADOS!!! le insulta ahora, totalmente sacado...haciendo girar el palo sobre su cabeza.

John se pone de pie rapidamente cuando ve al hombre caer al suelo. Dandose cuenta que lleva una especie de microfono, anda hacia el y se lo quita, poniendoselo. Despues de dar una palmadita a Lisa por el buen trabajo (mirandola unica y exclusivamente a la cara, que es un gentleman), intenta que parezca que no han neutralizado al ladron

Todo esta bajo control - dice a traves del microfono - La situacion es normal. He sufrido un desperfecto en el arma - Tartamudea y dice un poco nervioso - Ya no hay problemas. Estoy bien gracias. Y ustedes?

Al no ver respuesta y suspirando porque eso no se lo iba a creer nadie dice

Con quien hablo?

Aún jadeando y con el dedo puesto en el gatillo, me levanto y me aparto un par de pasos del grandullón. Sigo apuntándolo, mirándola con la cara de quien realmente está dispuesto a disparar sin pestañear. En éstos momentos, la verdadera vocación de servir y proteger a la gente me sirve una mierda. Él es un terrorista, no hay nada que proteger y servir.

- Muévete y lo de la pierna te parecerá de risa -Gruño, justo en el momento que comienzo a utilizar mi mano libre para recolocar las cosas en su sitio. Me sonrojo irremediablemente al ver que estaba casi enseñándolo todo, preguntándome cuánto habría visto el viejo empresario-. Ahora dime, ¿qué estabas haciendo y por qué has puesto en marcha el tren? ¿Quién te lo ha ordenado?

Turno 16. Integrantes del grupo: John, Lisa, Richard, Vince, Ray Blind, Tales, Ross, Hammer y el Agente Smile.

El Sr. Freeman lleva a cabo una maniobra infinitamente cómica;

Deje de disparar o le mato! Ni un movimiento!

Exclama mientras se arrastra fuera del agujero, intentando fijar a Hammer como objetivo. Sin embargo, quien mucho abarca poco aprieta, así que el esfuerzo por caer en pie y a la vez acertar su blanco termina convirtiéndose en una caída de cabeza contra el suelo bastante descontrolada. Tras un picado digno de cualquier nadador de trampolín, el cuello de Freeman hace un sonido bastante desagradable cuando su cráneo se dobla contra el hombro, boca abajo, contra el cemento sucio del suelo. (3 daños).

Durante un momento se queda en esa situación tan desagradable, patas arriba, hasta que por fin cae de culo, sentado contra la pared, y confundiendo a Hammer con uno de los nanómetros de los tubos que se agolpan en la pared, dispara volando el medidor de presión por los aires.

(Sigue...)

Afortunadamente, la despechugada guardia de seguridad consigue recuperarse. La sala es diáfana, y no hay cobertura posible; sólo montones de tuberías, y algunas calderas planas, con aspecto de radiadores, pegadas a la pared. Tina consigue apuntar con bastante acierto, eso sí, y tras una detonación potente que resuena en toda la sala, (y más allá), una bala atraviesa el muslo de Hammer cubriendo de salpicaduras rojizas la pared del fondo.

(Sigue...)