Partida Rol por web

Intento ocultarme tras la maquinaria, lento y silencioso como un gato... como un gato tirando una cubeta con clavos...

Eleanor avanza sigilosamente hacia la zona de las batisferas. Su destino está cerca y no puede evitar sentirse algo nerviosa. Sería tan fácil, sólo tendría que coger una máquina, la misma máquina que la llevó a aquella ciudad bautizada Rapture. La misma máquina que la mantuvo encerrada sería ahora su liberación.

Sin embargo, los nervios le juegan una mala pasada. Aquella zona está llena de pequeñas piezas de metal sueltas y es precisamente eso lo que la mujer pisa. El metal rueda y un sonido metálico suena cuando éste choca contra el suelo. Sea quien sea lo que ha llegado a la ciudad la ha oído y ya sabe que Eleanor acecha.

Quizás éste sea un buen momento para replantearse su postura.

Marco se acerca hacia la batisfera haciendo un gran esfuerzo por sortear la multitud de pequeñas cañerías y tuberías que pueblan aquella zona. Es una tarea verdaderamente desquiciante, pues cualquier pisada mal efectuada podría revelar su posición, y en Rapture aquello podía suponer la diferencia entre estar vivo o muerto.

El chico se impacienta. Un poco más, sólo unos pocos pasos le separan de su objetivo, si pudiera verlo...

Pero hoy no es su día de suerte. Marco apoya la mano en una tubería demasiado caliente y no puede contener un pequeño grito. La quemadura no ha sido nada grave, ni siquiera ha dejado marca, pero si ha sido muy molesta, lo suficiente como para que el chico haya tenido que revelar su posición.

Sea lo que sea lo que ha llegado a la ciudad ya sabe que Marco acecha.

Quizás sea un buen momento para replantearse su posición.

Lorraine observa la dantesca escena. Delante de ella se encuentra el océano y sólo los separa lo que a la mujer se le antoja un pequeño cristal del cual surgen un par de grietas por las que se cuela el agua.

Pero eso no es lo mas preocupante. Algo se oye, un grito y metal cayendo, y ese algo está lo suficientemente cerca de ella como para suponer una amenaza.

¿De donde ha venido eso? Lorraine mira a izquierda y derecha. A su izquierda hay unas escaleras que ascienden hacia una habitación desconocida, y a su derecha no hay nada, a parte de un pequeño conducto en la parte media de la pared. Parecen las cañerías, y tienen el tamaño justo para que una persona pueda desplazarse por ellas. Si, los sonidos vienen de ambas partes, izquierda y derecha.

Ese lugar respira muerte, y algo se está acercando. ¿Que podía hacer la mujer en aquel sitio desconocido? Estaba completamente indefensa, sólo podía esconderse y...

Lorraine bajó la mirada. A unos cuantos metros de ella reposaba una pequeña llave inglesa.

Quizás eso le sirviera...

Mierda - dice Elanor entre susurro y pensamiento, mientras maldice las ruinas y desechos de lo que antaño fue una ciudad de esplendor. Por su experiencia, sabe que los splices tienen buen oido y seguramente ... bueno.. más que seguramente le han oido y atraerá su atención. Elanor decide jugarsela a todo o nada. coge un objeto del suelo, sin mirar (quiza una roca, pieza o cualquier desperdicio), se asegura de la solidez del mismo y lo lanza hacia otra parte de la estancia. decide no tirar el objeto por en medio, no sea que se dieran cuenta, sino a unos metros de ella, hacia su derecha.
Permanece callada y quieta a la espera de ver lo que ocurre.

Lorraine no se lo pensó: de acto reflejo tomó esa llave del suelo. Era mejor que nada, y en el aterrizaje forzoso había perdido su arma. Y en el fondo del mar no parecía tener acceso de vuelta al exterior, o al menos no había tiempo de analizar las capsulas raras esas por ahora. Como un relámpago, subió las escaleras buscando cobertura para observar sin ser vista.

Lorraine se abalanzó hacia la llave inglesa. Estaba helada, y pesaba bastante más de lo que la mujer podría haber llegado a imaginarse, pero por lo menos ya no tenía las manos vacías y podía defenderse con algo.

Allí, completamente quieta, pudo escuchar como algo había chocado contra el suelo de la puerta de la izquierda. El sonido era muy parecido a cuando una piedra choca contra el suelo de un pasillo con eco. No había ninguna duda, junto con ella había alguien más.

O algo...

Durante un instante que pareció eterno la piedra voló perezosamente por el aire, casi como si no quisiera o no pudiera caer. Finalmente tocó el suelo y rodó por el pasillo con un sonido monotono y vibrante. Allí, donde ella se encontraba, no había más que dos posibilidades, avanzar y llegar a la zona de las batisferas, o retroceder por el pasillo en el que se encontraba y volver al salón de fiestas por el que había avanzado.

Durante su viaje no se había topado con ningún splicer, ni siquiera con algún Big Daddy rezagado, todo había estado muy en calma, quizás demasiado. Sin embargo, los años de experiencia le habían enseñado que aquellos humanos, aquellas...cosas, podían salir casi de cualquier lado, lo que no tranquilizaba demasiado.

¿Que haría Eleanor? ¿Se atrevería a avanzar hacia la zona de las batisferas, con los riesgos que aquello conllevaba? ¿Se quedaría esperando a oír algo más, confiando en que no había sido descubierta? ¿Desandaría el camino que había echo, buscando una oportunidad mejor para salir de Rapture?

La decisión estaba en sus manos.

Marco permaneció estático en la zona de las cañerías. Desde su posición no podía ver gran cosa mas que unas cuantas ratas hambrientas y cientos de tuberías, grandes y pequeñas que, de una forma u otra, ayudaban al correcto funcionamiento de Rapture.

Algunas de ellas estaban rotas, dejando salir un goteo constante de agua o una pequeña nube de vapor, otras oxidadas y otras cubiertas de sangre.

En cualquier caso, además de ver, Marco pudo oír algo. El sonido de una piedra chocando contra el suelo y el eco que ésta producía. No provenía de su posición, sino que parecía ascender desde la zona de las batisferas.

¿Que podría haberlo producido? ¿Se atrevería a investigar más?

Repito mentalmente el camino que me lleva a terreno seguro. Bien podrías ser la mercancia, bien podría ser un Splicer, o... algo peor.

Sin embargo, la curiosidad puede mas, así que me avanzo y estiro mi cuerpo para intentar ver algo.

De su boca casi había salido un ¿Hola? Pero instintivamente se calló. Se acercó muy lentamente a la puerta, maldiciendo el peso de la llave. Estaba segura de que en el avion tenía algun arma con silenciador, pero ni tiempo de ir a buscarla (ni sabia si esas capsulas podían hacerle volver).

Se acerco MUY lentamente para no hacer ningun ruido a esa puerta, buscando echar un vistazo por la mirilla.