Partida Rol por web

Él puso cara de sorpresa cuando vio lo que podía hacer, aunque sirvió para que se abriera a nosotros. Por mi parte, lo que puse fue cara de horror cuando me dijo que estaban experimentando con él.

- ¿Le dejas experimentar contigo o te está obligando a ello porque tu cuerpo está en el hospital?

Claro, a mí sólo de pensar que querían usarme de cobaya en alguna parte de me ponía la carne de gallina y se me revolvía el estómago.

- Podemos ayudarte. Buscaremos la forma de sacarte de aquí y ponerte a salvo.

Me volví a mirar a Anthony a ver si aquello le parecía bien. A mí desde luego, lo que me horrorizaba era lo del doctor.

El hombre observó tu reacción pero al decirle que podríais sacarle de ahí negó.

- Eso no es fácil aunque consigas acercarte. Tiene unos simios con él que ha clonado. No sé si decir si son simios, parecen una mezcla de persona y mono. Además un tipo en plan mastodonte que parece un luchador de pressing catch.

Subió ligeramente las manos hacia arriba como si fuera algo difícil.

- Yo le diría algo a la poli pero no me van a creer. Lo único que se me ocurre, veréis, es esperar a que estén durmiendo.

El hombre se cruzó de brazos y suspiró.

- Yo puedo acostarme en la camilla mientras os lleváis mi cuerpo verdadero de aquí. ¿Qué os parece?

Ladeé un poco la cabeza, con una de esas posturas que casi vienen a explicar sin que digas nada, que estás pensando y escuchando a la vez.

- Si no me ven, sí que puedo hacerlo. Supongo que es cuestión de entretenerlos en otro lado.

En aquel momento me volví hacia Anthony.

- El otro día hice otro amigo como nosotros. Tengo su teléfono y creo que nos ayudará si se lo pedimos. Si hay bestias con ganas de pelea seguro que nos viene bien tenerlo al lado.

Lo mejor era trazar un plan.

- Salgamos de aquí y busquemos un lugar en el que hablar. Tenemos que buscar la mejor manera de hacer esto.

Anthony escuchando tus propuestas no tardó en estar de acuerdo.

- Si conoces a alguien más... y quiere venir, sería estupendo.

Era de imaginar que había supuesto correctamente que te referías a alguien con poderes.

- Vayamos abajo y hagamos esos planes. Tú amigo, te va a tocar que volvamos con más caballería.

El otro curvó medio labio hacia arriba.

- No me voy a mover de aquí. Estoy inconsciente al fin y al cabo. Pero me esconderé, pienso yo. No me gusta mucho la idea de que uno de esos monos me encuentre. Para qué voy a negarlo, pensaba que esto era un sueño, un mal sueño, pero cuanto más tiempo pasa más me extraña que sea tan vívido y algunas cosas acaban siendo demasiado coherentes. Si os vais a ir, sólo espero que volváis pronto. Y si es necesario avisad a la policía. Por cierto mi nombre es Andrew.

Explicó aprovechando que parecían ser vuestros últimos momentos allí.

- No te vamos a dejar aquí sin pelear. - Respondí al hombre, que sin duda no se merecía que lo estuvieran usando de cobaya.

En aquel momento pensé en que podíamos denunciar aquello a la policía, pero no me fiaba de que no estuviera alguno al tanto de todo eso, por lo que casi era mejor hacerlo nosotros.

- Él es Anthony y yo soy Kelsey. - Nos presenté con una sonrisa en los labios.

Era el momento de irse antes de que nos encontraran ahí.

- Ten cuidado. Intentaremos ser lo más rápidos posible trazando algún plan.

Levanté la mano como diciendo adiós a Andrew y después me encaminé con premura hacia afuera. Cuanto menos estuviéramos allí, menos problemas tendríamos.

Hubísteis de despediros de ese hombre teóricamente en coma. Abandonando la planta superior y llegando hasta abajo. Todo había ido bien en el sentido de que nadie os había descubierto. Allí abajo sin embargo seguían habiendo algunos policías. En algún lado incluso debía estar el detective que habías visto en la entrada.

En cuanto te alejaste un poco pudiste marcar el número de teléfono de Tom. Unos tonos después alguien lo cogió.

- Hola preciosa, ¿va todo bien? Espero que me llames para algo divertido.

Comentó buscando bromear un poco.

- Por supuesto que es algo divertido. - Respondí a sus palabras.

En realidad no tenía del todo claro que fuera divertido, pero seguro que a él se lo parecía. Tenía pinta de que le gustaba la acción más que a mí.

- Creemos que hay un médico experimentando con un hombre que hay en coma, pero que tiene alguna clase de poder y puede pasearse por el hospital mientras su otro yo está en la cama. Y parece que hay algunos monos o lo que sea con los que ha experimentado y seguro que quieren arrancarnos la cabeza si interrumpimos. Deduzco que no serán monos normales tampoco.

Dejé unos instantes para que asimilara lo que le estaba contando.

- ¿Te apuntas?

Si me decía que sí, lo mejor sería quedar en un sitio tranquilo, como en una cafetería o así para hacer planes. Quizás, incluso en mi casa, a fin de cuentas, ya sabían los dos dónde vivía.

El hombre pareció quedarse un par de segundos pensativo.

- Parece divertido, sí. Y un poco macabro también. Pero voy contigo, ¿dónde estás?

Tras la pregunta escuchaste el sonido de una motocicleta arrancando y no te cabía duda de que iba a ponerse en marcha cuanto antes.

- Después hablamos de la noche de sexo que me deberás.

Parecía que a Tom le gustaba sacar el tema sexual de vez en cuando.

- Sólo lo digo por redondear un poco los planes.

Ya parecía haber comenzado a conducir mientras trataba de saber dónde estabas y de convencerte de eso otro.

- Sabía yo que te ibas a apuntar sólo por ver si podías pelearte con un mono dopado. - Respondí al teléfono tan tranquilamente.

Solté una carcajada cuando dijo lo de deberle una noche de sexo.

- ¿No crees que estás un poco mayor para mí? - No sabía cuántos años tenía pero mínimo le echaba treinta y cinco, como poco, y eso que yo era muy mala echando años y vamos, yo aún tenía veinticuatro.

Sabía que esa pregunta le iba a provocar un poco, aunque no lo conocía lo suficiente todavía. De todas maneras, me parecía que sólo estaba jugando un poco.

- Estamos en la entrada del hospital, pero es mejor que vayamos a alguna cafetería que esté a un par de manzanas o algo para evitar que nos puedan ver. No sabemos tampoco quién es el doctor en cuestión... En cuanto encontremos un starbucks en condiciones te mando la ubicación al móvil. - Mi vena de informática no desaparecía.

Carraspeó afirmativamente con aquello de apuntarse sin embargo el siguiente comentario le alteró un poco.

- La que te espera. Te voy a hacer disfrutar como nunca, princesita.

Dijo con calma, tratando de no sonar soez. No estaba muy claro cómo le había afectado y si realmente pensaba aquello o sólo trataba de vacilar.

- Sí, de acuerdo, el hospital. El starbuck no me gusta mucho pero consideraré que buscas un lugar neutral en el que no te pueda meter mano. Eres muy retorcida, Kelsey.

La frase iba adoptando un tono más bien bromista. Al final recuperó la compostura.

- Voy para allá.

Estando tú cerca y como él iba en moto, ninguno tardaría demasiado en llegar. Enseguida Anthony y tú habíais encontrado una cafetería y pudísteis sentaros. Tampoco era hora punta.

- He estado pensando que yo puedo intentar alejar a esos monos. Seguro que les puedo entretener pero el problema es que en cuanto salga fuera la gente me vería. Mira que lo más probable es que pueda cruzar las azoteas a zancadas y trepar mucho mejor que ellos. En fin. Es una forma que se me ocurre de ayudar.

Tom aún no había llegado pero no le debía de quedar mucho.

Me tuve que echar a reír al escuchar aquellas palabras. La verdad es que había estado con algunos chicos, pero no me parecía que fuera ninguna experta en estas cosas, por no decir, que a Tom lo veía demasiado experimentado para cosa buena y seguro que me merendaba con patatas.

- Me has pillado. - Respondí a aquello del lugar neutral y sí, bueno, el hecho de que no fuera a intentar meterme mano en público también me parecía una estupenda idea.

Anthony y yo llegamos en seguida y tras pedir un café, en mi caso un frappuccino, pues estaba viciada a esas cosas, nos sentamos en una mesa alejándonos un poco de la gente, que por suerte, a esas horas no era demasiada.

- Espera que llegue Tom y luego pensamos un plan. Seguro que de verdad le hace ilusión pegarse con esos monos. Espera a conocerlo.

Sólo esperaba que no se fueran a llevar mal, porque Tom me parecía que era todo bromas y mala leche y por su parte Anthony me parecía el tío más serio y responsable del planeta. De todas maneras, estas conclusiones seguro que cambiarían en cuanto los conociera un poco más.

Todo iba bien y enseguida en el starbucks se juntaron tus dos amigos. Tom parecía haber preferido que vinieras sóla pero pronto se presentó a Anthony. Se estrecharon las manos.

- Ya estoy aquí, princesa. Entonces, ¿qué es eso que hablas de unos monos experimentales? No tengo muy claro si te refieres a que quieren conquistar el mundo o esparcir una enfermedad mortal. O las dos cosas.

Comentaba refiriéndose a los tópicos del cine.

- Yo te ayudo si luego tú me ayudas con mi propio objetivo.

Sonrió metiéndote en el otro ajo y porque parecía gustarle meterte en apuros. Después se dirigió a Anthony.

- Tú eres el contacto en el hospital, ¿verdad? Es posible que necesitemos a alguien que agarre a ese hombre con el que hacen experimentos y se lo lleve.

Enarcó una ceja mientras lo miraba, como tratando de evaluar a Anthony. Parecía estar poniendolo a prueba. El sanitario por su parte asintió.

- Claro, pero había pensado que podía alejar unos monos de allí. Lo de sacar al paciente, pues hablémoslo porque las dos cosas no lo voy a poder hacer. El caso también es que si han subido a Andrew arriba será con permiso del director, así que es posible que esté enfangado, cosa que no habíamos pensado antes.

Me tuve que reír cuando lo primero que dijo fue lo de los monos. Apenas habíamos coincidido la noche anterior y ya sabía que eso era lo que más le iba a llamar la atención.

- Igual sólo buscan a otro ser peludo, nunca se sabe. - Le respondí como diciéndole que podía hacerle cariñitos a los monos y que a mí me dejara en paz.

Miedo me dio la frase esa de su propio objetivo.

- Ya hablaremos de cual es ese objetivo y entonces me lo pienso. Yo te he dicho que iba de unos monos al menos antes de hacerte venir... - Sonreí divertida.

Al escuchar lo de sacar de allí al hombre a mí me entraron una serie de dudas.

- ¿Y podemos sacar así sin más a alguien que está en coma? ¿No necesita estar enganchado a algunas máquinas para vivir? ¿A dónde lo vamos a llevar? - A mí esas cosas me parecían más importantes de primeras.

Yo iba a necesitar un mejor plan que lo que estaba diciendo Tom para animarme a hacer algo.

Tom negó lentamente y elevando un poco las cejas como incrédulo porque le ponías pegas. En todo caso, parecía estar de guasa porque después esbozó una sonrisa.

- Sólo hay dos opciones, entramos en sigilo tu y yo y acabamos con esos experimentos, o entramos en sigilo a hacer fotos y le dejamos el asunto a la policía. Solo que al final lo tendremos que resolver igualmente porque los polis lo mismo ni pueden con los monos.

Anthony alzó las cejas.

- Yo puedo hacer algo. Puedo llevarme a los monos. Es decir, con mis poderes los puedo alejar. Ya lo he estado probando y para trepar soy único.

Esa afirmación hizo que Tom entrecerrara los ojos.

- Así que poderes para trepar. Eso es bastante útil porque puedes llevarte a alguien contigo y luego dejarlo caer. 

Ante aquello Anthony lo miró un poco espantado, porque la idea de hacer daño a otros no parecía haber pasado por su cabeza en ningún momento.

Los dos hombres se quedaron mirando, hasta que Tom siguió.

- Sí, dejarlos caer. Total están justo al lado del hospital.

Dijo con un poco de sorna, entonces Anthony te miró.

- Me puedo intentar llevar a los monos pero ya después trataré de darles esquinazo.

Casi puse los ojos en blanco cuando dijo aquello de dejárselo a la policía.

- Si les llegamos a dejar a los de anoche a la policía, hubiera habido unos cuantos policías muertos... - Yo tampoco era de las que estaba encantada con ayudar a todo el mundo, que tenía más vida que hacer eso y necesitaba trabajar para comer, pero tampoco podría olvidarme de todo el tema aunque quisiera.

- Son monos con los que como poco han experimentado - le dije a Anthony cuando puso aquella cara de susto. - A mí tampoco me parece mal deshacernos de ellos aunque sea haciéndolos volar por una ventana. - Seguro que Greenpeace tendría ganas de arrancarme la lengua por escucharme decir aquello.

Me parecía que el de la ambulancia no estaba por la labor de hacer daño a una mosca.

- Yo le he visto estirarse como si fuera un chicle. - Le expliqué a Tom.

Tom no pareció muy impresionado con el poder de estirarse como un chicle y se guardó de hacer comentarios, sin embargo en su rostro ya se advertía su opinión.

- Está bien pues que los distraiga mientras nosotros hacemos el resto.

El hombre se te quedó observando.

- Vamos entonces, hemos de entrar en ese hospital, llegar hasta arriba y dar con ese doctor. Dejaremos que Anthony vaya delante.

Le estaba dando tragos al café del starbuck pero no le se estaba interesando en absoluto su sabor. De hecho iba a un ritmo tan lento que parecía no tener intención de terminarlo.

- Pero nos falta un detalle. Y es cómo vamos a escapar de allí, porque acabarán dando un aviso a la policía. Tú puedes sacarnos de allí, ¿no Kelsey?

Tom no te había visto usar todos tus poderes pero debía de haber atado cabos porque durante la incursión al edificio abandonado lograste sacar a la muchacha.

Me quedé mirando unos segundos a Tom y fruncí el ceño. La verdad es que así de primeras estaba siendo un poco rancio con Anthony y no sabía muy bien por qué.

- Ven Tom, tío, que tenemos que ser un equipo para que esto salga bien... - Le dije como pidiéndole por favor que se comportara.

Asentí con lo de entrar al hospital y subir hasta la planta en cuestión.

- Vale, yo si hace falta puedo intentar desactivar las cámaras de seguridad. - Dije añadiendo aquello al plan. - Así no sabrán que estamos subiendo ni entrando donde no debemos. Pero también aviso de que nunca lo he intentado con un circuito tan complicado y no sé si me va a salir.

De nuevo asentí cuando Tom mencionó lo de salir de allí.

- Sí, pero entonces es mejor que sea de noche. Sólo puedo teleportarme entre sombras.

Claro que a mí me quedaba la duda de qué íbamos a hacer con el cuerpo en coma.

- Anthony, a mí me preocupa lo de qué hacer con el cuerpo del hombre, el que sigue en coma. No nos lo podemos llevar a casa y meterlo en una cama por el resto de la vida.

Ante tus preocupaciones Anthony meneó suavemente la cabeza de un lado a otro.

- Yo puedo pinchar algo a alguno de los ordenadores. Me imagino que con eso te puedo facilitar esa incursión. Pero lo otro... quizá si sacas el historial y de dónde ha venido la orden de cambiar de lugar a Andrew, el paciente, porque tiene que haber sido alguien con poder: el director o alguien cercano. Es muy extraño porque tiene que haber alguna orden de traslado pero a otro sitio que no fuera la planta en cuarentena. Andrew tiene que estar destinado a otro lugar pero no ha llegado. Alguien se tendría que haber dado cuenta de eso.

El sanitario lo meditó un momento.

- O simplemente emitieron una orden en falso. Yo me temo que el director está metido en esto.

Tom se dedicaba a observaros divertido.

- Bien, pues ese tipo te puede despedir con mover un dedo. Si hay que pillarlo habrá que hacerlo rápido.

El hombre te miró y acabó sonriendo pero de un modo irónico.

- Puedes intentar sacar información a tu manera y si falla ya lo engancho yo y le pregunto amablemente.

Anthony tenía razón en eso de que podíamos mirar a ver quién había dado aquella orden y a dónde había que llevar al pobre hombre en coma. No sé, a mí me parecía que era un pobre hombre porque estaba pegado allí a aquella cama, aunque había que reconocer que gracias a aquellos poderes que tenía ahora podía seguir viviendo de alguna manera ¿no? Sin duda, era la historia más curiosa que había escuchado en mi vida. Tendría que preguntar más a Andrew cuando le sacáramos de allí.

- Bueno, revisamos los papeles y luego jodemos las cámaras. - Sonreí divertida. - No sólo soy mutante, que conste que me acabo de terminar la carrera de informático. - Bromeé divertida con aquello.

Tom siempre estaba dispuesto a dar palizas a quien fuera necesario. Era todo un caso.

- Siempre sacando las garras... Eres tan arisco como un gato. - A mí me caía simpático y me hacía reír, pero seguro que si se topaba con alguien con mucho carácter iba a ser como ver chocar a dos trenes de mercancías.

Era el momento de ponerse en marcha ahora que lo teníamos todo atado, aunque al final, tantas vueltas a eso de dónde lo íbamos a llevar que no me había dado cuenta de lo de la hora.

- ¿Esperamos a que anochezca entonces?

Sí, era una preguntona, pero es que me gustaba dejar las cosas bien atadas.