Partida Rol por web

Me encogí de hombros cuando dijo aquello.

- Para mí sola no necesito mucho espacio. Con que tenga un sitio para dormir, para colocar el ordenador y para ducharme... - Sí, no pedía demasiado. - Además, no es que tenga demasiada pasta hasta que encuentre un trabajo decente.

No me importaba reconocer que aquel no era el mejor momento de mi vida, sobretodo, cuando encima se me complicaba más debido a esto de los poderes.

- ¿Crees que en Google necesitarán becarias? - Pregunté en forma de chiste.

Al decir aquello sobre bailar y darme cuenta de cómo me estaba mirando me sentí un poco tímida y eso que no lo era en absoluto, pero claro, me daba la sensación de que me estaba echando fichas y como era mayor que yo me sentía un poco cohibida. Aquello era un hombre y no un chico como los que conocía. Tampoco es que fuera una mojigata, que también me gustaba pasármelo bien.

- ¿Con ojos llamativos te refieres a fluorescentes? - La verdad es que a mí me gustaban, pero había tenido que comprarme unas lentillas para no tener que ir a todos los sitios con gafas de sol. - Cuando haga sol hablamos sobre estos ojos.

Después de la noche que habíamos tenido no me parecía mal divertirme un poco y bueno, me acerqué a él un poco.

- No sé bailar demasiado. - Era cierto, era cantante y me movía por el escenario a mi rollo, pero bailar con alguien era diferente.

Como no habíamos puesto música ninguna, hice gala de mi buena voz para ponerme a cantar una canción lenta que pudiéramos bailar.

El hombre no tardó en rodearte con sus brazos, bastante fuertes y sin cortarse al entrar en contacto contigo.

- Si vas a Google seguro que triunfas. Y si te dedicas a eso de las monedas de bits* me imagino que también.

A lo mejor parecía que quería iniciar una conversación sobre tu futuro informático, pero no era el caso, porque Tom mientras escuchaba tu canción acercó sus labios a tus hombros y besó con suavidad, todavía sobre la ropa.

- No te había escuchado cantar. Me gusta que lo hagas, suena muy bien, además es sensual escucharte.

Tom acarició suavemente tu cintura mientras realizábais un pequeño baile pegados. No se estaba cortando aunque avanzaba despacio.

- Seguro que tus gemidos suenan muy dulces también.

Tampoco parecía haber mucho tiempo pues dependía todo de si Anthony despertaba. Y tu acompañante no parecía que fuera a conformarse con un mero baile.

Se le notaba a leguas que me estaba siguiendo la conversación, pero en aquel momento no tenía muchas ganas de hablar precisamente y yo ya me había dado cuenta. La verdad es que estaba intentando superar mi timidez al tener un hombre así intentando meterse entre mis piernas, pues estaba segura de que aquello no era como estar con cualquiera de los chicos con los que había estado.

La verdad es que sentía curiosidad y bueno hacía tiempo que no estaba con nadie, así que la idea tampoco me parecía nada mala.

¿Contigo todo termina sonando a sexo? - Estaba bromeando y al decir aquello sonaba de forma jocosa. - ¿Sabes lo que me ha pasado hoy? - Al decir aquello me puse algo roja. - Pues tenía a alguien inconsciente en el suelo y para que no lo mataran he tenido que bajarme el escote y dejar que me tocaran como distracción.

Tom parecía encantado de poder posar sus labios sobre tus hombros y el cuello. Sin duda el baile podía llegar a convertirse en algo mucho más íntimo. Pegó su cuerpo al tuyo para que notaras su firmeza, pero a continuación comentaste el detalle del hombre inconsciente y un momento después detuvo su avance.

- Eso... eso suena muy mal. De verdad que lo siento.

El hombre acarició tu cabello en lugar de centrarse en tu piel.

- Yo no te tocaría sin tu consentimiento y si ese hombre te jodió, yo le voy a joder más como lo vuelva a ver.

Parecía que tu acompañante había cedido levemente a la agresividad, aunque debió de preferir acercarse a ti.

- Me puedes soltar un buen bofetón si crees que me lo merezco. Pero si no...

Tom pasó de acariciar tu pelo a besarlo, bastante más prudente que antes en realidad, aunque parecía querer volver al momento anterior.

No conocía apenas a Tom, pero le creía cuando me decía que no me tocaría sin mi consentimiento. De todas formas, yo misma sabía que iba a darle mi consentimiento no tardando demasiado, pues era un hombre atractivo y bueno, en aquel momento me atraía como una abeja a la miel.

- ¿Si no...?

Le puse claramente ojillos al responderle a sus palabras con una pregunta, pero estaba claro que le estaba provocando para que continuara. Eso no quería decir que yo fuer a ser del tipo de mujer que dejaba que el hombre lo hiciera todo y yo me pensara quedar quieta, sino que prefería que fuera él quien comenzara aquello y luego, ya veríamos.

Escuchando tu traviesa frase, el hombre no tardó en desviarse hasta alcanzar tu cuello con su boca y besarlo, atrapando la piel entre sus labios.

- Jesús, Kelsey.

Tras decir aquello condujo sus manos a tus pechos, pues empezó a pensar que era justo lo que deseabas que hiciera. Los acarició despacio primero y después los apretó. Tom fue a buscar tu boca para besarla, mientras fijaba sus pupilas en las tuyas de manera intensa. Su mirada parecía volverse la de un depredador.

- Tienes algo que me vuelve loco y no sé lo que es.

El hombre volvió a besarte con más avidez. Sus manos buscaron liberarte de la parte superior de tu ropa, la cual apartó y dejó sobre una de las sillas de la cocina. Una vez tus pechos fueron totalmente libres, te atrajo para poder besar los pezones, envolviéndolos y lamiendo con la lengua.

- Son una delicia, los quiero los dos.

Tom volvió a mirarte y volvió a devorar el pezón que tenía más cerca, el derecho. Lo mordisqueó suavemente mientras sus manos recorrían tu vientre y la cintura, con suavidad para que las sensaciones invadieran tu cuerpo.

- Qué piel tan blanca.

Estaba recorriendo todo tu cuerpo con las manos, pero un par de minutos después habían convergido en tus pantalones y sus dedos ahora se movían por tus muslos, por fuera, después por el interior. Tu ropa aun estaba protegiéndote de sus avances pero ya tu cuerpo comenzaba a ardar por el cúmulo de caricias y besos.

Puso su boca en mi cuello y eso me hizo estremecerme, aunque las sensaciones aún se intensificaron más cuando agarró mis pechos.

- ¡Ummmm! - Me fui imposible no jadear.

Para cuando sus labios se separaron de los míos, me di cuenta de que observaba mis ojos con atención, los cuales, como bien ya sabía, se habían vuelto anaranjados cuando todo esto comenzó.

- Tendrás que averiguarlo. - Provoqué, sabiendo que Tom era de los que aceptaban un reto fácilmente.

Pronto me dejó sin ropa de cintura para arriba, dejando al descubierto unos pechos bien grandes, sobretodo, si los comparabas con mi cintura, que era muy estrecha. Estaba conforme con lo que me había tocado de serie, para qué negarlo.

- ¡Aaahhhh! - Gemí en cuanto comenzó a lamer mis pezones y sentí cómo crecía la humedad entre mis piernas.

Me gustaba aquella forma en la que me estaba mirando, como si quisiera devorarme, como si fuera un depredador tratando de hacerse con su presa, así que continuando el juego, yo misma me quité los pantalones, dejando a la vista un minúsculo tanga negro que era poco más que una tira.

- ¿Ves algo que te guste? - Pregunté cuando me miró tras tirar por ahí los pantalones que acababa de quitarme.

Ante la pregunta el hombre emitió un gemido apropiado al de una persona siendo provocada.

- Mmm. Ya te digo...

Tom se incorporó para poder llegar hasta los labios de Kelsey y se aproximó mientras miraba a la hermosa joven, fundiéndose en un apasionado beso. Solo que entonces la mujer constató que aquello era una estrategia para entretenerla, porque una mano se posó en la zona de su pubis y traicioneramente se deslizó bajo el slip y alcanzó los otros labios, ahora húmedos y receptivos. El hecho de no poder ver lo que el hombre hacía convertía las sensaciones en inesperadas y su cuerpo ardió conforme los dedos separaban los pliegues vaginales. Tom tenía la clara de intención de tocar todo su sexo, explorarlo mientras mantenía el beso.

Los dedos se deslizaron por la vagina, hacia arriba y abajo con suavidad. Luego despegó su boca de ella y la miró agachando un poco el mentón.

- Te estás mojando mucho. Me pone muy caliente.

Para rematarlo, sus dedos ascendieron y comenzó a rodear el clítoris, realizando movimientos circulares que lanzaban sacudidas de placer.

- ¿A tus vecinos les molesta que grites? Porque voy a hacer que grites como una salvaje.

Preguntó añadiendo un deje de socarronería, seguro al parecer de que iba a excitarte como nunca.

Sus dedos ya se paseaban por mi sexo cuando dijo aquello de que le ponía caliente que me estuviera mojando mucho, pero era obra suya toda esa humedad.

- ¡Ummmm! - Mi respuesta fue una especie de ronroneo, pues su mano acarició mi clítoris y yo perdí la capacidad de articular palabra durante unos instantes. Estaba más que claro que sabía como hacer que una mujer se volviera loca.

- Nunca se han quejado. - Respondí como si fuera muy habitual eso de que gritara cuando tenía sexo. - pero como tengo que mudarme en breve... ¡Que se jodan!

Me había dado cuenta de que se había quitado la ropa interior, pero no había podido observar su cuerpo porque había venido rápidamente a besar mi boca. Llevé mi mano a acariciar su vientre, en el que pude tocar unos abdominales bien marcados que hicieron las delicias de mi tacto y luego seguí bajando hacia abajo. Quería sentir la dureza de su miembro en mi mano, pues sabía que no iba a tardar demasiado en estar dentro de mí.

El hombre atendía el sexo de la exuberante mujer. Tom tenía claro que era la chica más guapa con la que había estado nunca y eso le influía mucho. La iba a hacer sentir muy bien.

Tom sacó su miembro y lo llevó hasta la mano de Kelsey. Se encontraba duro y era un buen especimen. Su contacto era cálido, firme, pero él por lo pronto no parecía apuntarlo hasta el sexo de ella. En lugar de eso, aumentó la velocidad de sus dedos y combinó aquello con un largo beso en los labios de la mujer que pareció atraparla momentáneamente. Acabó con él y buscó la oreja de la joven para mordisquearla. En ese momento, un dedo se introdujo en el sexo de Kelsey.

- Qué quieres hacer con mi polla...

Siguió lanzando sacudidas de placer en su sexo.

- Quizá lo quieres tener en tu boca mientras te follo con los dedos.

Tom miró con intensidad a la pelirroja y mientras hacía eso la quiso tender en el suelo. Seguían en la cocina pero el lugar era lo menos importante. La tendió y él aproximó su falo a su boca, introduciéndolo entre sus labios. A la vez, los dedos del hombre penetraban el sexo. Agarrando el cabello de la joven aunque sin llegar a tirar de él, lo que hizo fue mirarla a los ojos de nuevo y empujar suavemente su polla dentro. Las piernas de Kelsey se estaban humedeciendo y los fluídos se deslizaban por sus muslos. El hombre la trataba de conducir con sus gestos y sus miradas, mientras la llenaba de lujuria.

Tom no era precisamente de los que se hacían de rogar y pronto tuve su miembro en mi mano, acariciándolo y sintiendo lo duro y caliente que estaba. Si no le hubiera visto con aquellas garras hubiera sacado igualmente que tenía una especie de magnetismo salvaje con el que seguro que podía volver loca a cualquier mujer. Era como saber que te estabas metiendo en un juego peligroso y exótico y no importarte lo más mínimo.

Al preguntarme que qué quería hacer con aquella parte de su cuerpo me descolocó totalmente.

- ¿Qué quiero hacer? - Definitivamente, a pesar de lo excitada que estaba, aquel hombre me cohibía bastante. Eso sí, antes de que pudiera articular palabra alguna me estaba recostando en el suelo y yo, como una buena chica me dejé hacer, incluso abrí la boca cuando prácticamente "me obligó" a hacerlo y eso, que mis mejillas de habían puesto coloradas, lo que con mi color de piel era casi como si llevara una especie de semáforo en la cara.

- ¡Joooder!! - Me gustaba que fuera tan rudo conmigo, aquello lo hacía aún más excitante.

A estas alturas yo tampoco me iba a hacer de rogar, mientras mi sexo ya estaba muy húmedo y tenía los pezones tan duros que incluso era consciente de que estaban ahí, cosa que no suele pasar muy a menudo.

- ¡Ummm! - Claramente comencé a darle todo el placer que pude moviendo mi cabeza, usando mi boca... Sí, puede que estuviera un poco cortada, pero aquello me apetecía tantísimo como a él y no pensaba desaprovechar la oportunidad de pasármelo bien.

El hombre había introducido su duro miembro en la boca de aquella deliciosa mujer. Verla comerse su miembro viril casi le nublaba la razón. No había visto nunca una joven tan atractiva como ella e iba a intentar que ella disfrutara, así como él.

Por lo pronto, Tom no dejaba que Kelsey le chupara demasiado rápido mientras que por el contrario, sus dedos se introducían rápidamente en el sexo de ella.

- Mira qué mojada estás.

Kelsey no podía ver más que el cuerpo del hombre, su mirada fija en ella y el rabo, que llenaba su boca de un fuerte sabor. Tom introdujo tres dedos en el chumino y con eso podía volverla totalmente loca. Todo indicaba que la iba a llevar hasta el máximo de placer.

- Lo notas, ¿verdad? Cómo arde tu coño.

La joven se percató de que aquello era una dulce tortura, con el falo entre los labios mientras penetraba con rapidez la vagina y los fluídos se deslizaban por uno de los muslos.

- ¿Te gusta así, o quieres un hombre dulce?

Tom separó su polla de los labios de la mujer para que pudiera hablar. Por la forma en la que había entonado la pregunta todo indicaba que era una trampa y que esperaba que Kelsey contestara que le gustaba la forma salvaje en la que el hombre se conducía.

Sus dedos volvieron a lo que estaban haciendo momentos antes, aunque yo estaba demasiado ocupada en aquel momento con lo que había metido en mi boca. Lo peor de todo, era que me estaba encantando y que no podía dejar de chupársela mientras sus dedos me atormentaban. Todo mi cuerpo había reaccionado de la misma manera que él estaba haciendo todo aquello. Era la primera vez que alguien conseguía excitarme tantísimo en cuestión de unos pocos minutos y eso, que tampoco iba a decir que mis otras veces hubieran estado mal. Eso sí, sin duda habían sido bastante más suaves conmigo. 

- ¡Ummmm! 

Era imposible no querer gemir dándome la caña que me estaba dando. ¿Cuántos dedos tenía dentro de mí? Pero claro, mis gemidos estaban ahogados y mi lengua e incluso un poco mis dientes, estabas ocupados en otra tarea. Quería que disfrutara tanto como me estaba haciendo disfrutar a mí. 

En cuanto apartó su miembro cogí aire de manera apurada y después moví mi cabeza queriendo llegar de nuevo a su miembro. 

- Me gusta... - Dije acariciando su miembro con mi lengua ya. - Más, Tom, por favor... 

Llevé una de mis manos a sus testículos y comencé a acariciarlo. Sí, estaba suplicando más, pero a su vez, estaba dispuesta a coger lo que necesitaba. 

Tom parecía satisfecho con la respuesta de la joven, le sonrió conforme con aquello y sujetándola del cabello volvió a aproximar su polla a la boca de ella y empujó hacia dentro. Él no iba a marcar el ritmo de la mamada, tan sólo le impediría que fuera demasiado rápido, porque lo importante era que su chocho ardiera debido a lo que estaban haciendo los dedos. El trío de dedos estaba follando el coñito a una excelente velocidad.

- Tu chochito necesita algo duro. Algo que llegue muy dentro tuyo y que luego lo llene de leche.

Sonaba también a tortura porque el hombre no tenía intención de penetrarla todavía, en realidad separó un momento los dedos para darle una palmada en los increíbles pechos de Kelsey. Después los insertó de nuevo. Se mantuvo un tiempo en aquella postura, separó los dedos y repitió la operación, palmeando las tetas de la mujer para entonces volver a penetrarla.

El sexo de la mujer estaba ardiendo debido a aquello y de continuar de aquella manera, terminaría explotando. Tom parecía decidido a ello, como demostraba manteniendo el ritmo todo el tiempo que fuera necesario.

La verdad es que a estas alturas, en las que él no me daba tregua y eso que no llevaríamos demasiado tiempo con aquello, hubiera abierto las piernas sin pensármelo y prácticamente le hubiera suplicado que me follara, casi hubiera podido saltar encima suyo y hacerlo tomado yo a él, pero el muy cabrito parecía querer alargar aquello y mi cuerpo... 

- ¡Jodeeer! - No entendía cómo podía ser tan bruto y cómo podía gustarme tanto que lo fuera. 

Así, continuó torturándome con aquellos dedos, hasta que mi cuerpo dijo que aquello era una pasada y que quería un orgasmo pero ya, a lo que tuve que sacar su miembro de mi boca para poder hablarle. 

- Si no paraaaaaghhhhhs.. me voy a correr ya, joder... ¡AAHHHH! - Definitivamente, si me conseguía hacer gemir así con los dedos, los vecinos iban a terminar escuchándome tal y como él había dicho. 

Aquel maldito hombre sabía cómo tenía que tocarme para hacer que me volviera loca y por mucho que me fastidiara esa sonrisilla que ponía de superioridad, iba a tener que darle algo así como la razón y decirle que nunca me habían tocado como me estaba tocando él. 

Tom podía notar la excitación de la joven, el modo en el que dificultosamente respiraba y su forma de arder enloquecida. Terminó por apartar la polla de su boca para decirle que iba a orgasmar. El hombre la miró intensamente y decidió entonces cambiar de postura. Ella ya estaba tumbada así que fue él quien se movió y separando las piernas de la mujer la penetró con avidez. Su miembro se introdujo mientras él se movía con velocidad pero sin penetrarla todavía del todo, buscando que se corriera ahora con su polla dentro.

- Vamos, grita Lesley. Me dijiste que no te importaba.

Con el rabo dentro las sensaciones habían cambiado y él ahora empujaba tratando de introducirse más, con un ritmo rápido que buscaba volverla loca.

Tom se encontraba arrodillado en el suelo y erguido mientras penetraba con lujuria a la pelirroja acostada. Teniendo las manos libres, palmeó otra vez sus pechos.

- Mgggg.

Empezó a gemir de placer mientras aumentaba la velocidad y se concentraba en hacerla orgasmar. Tom la miró a los ojos deseando que cediera a la lujuria por completo, que orgasmara y gritara, todo ello en lo que había sido un tiempo recórd. La mujer nunca había alcanzado un estado tan alto de sensaciones en tan poco tiempo.

Todo iba perfectamente bien, era más, mi cuerpo reaccionaba a todo lo que él hacía y bueno, estaba dispuesta a rendirme a él y disfrutar todo lo que pudiera y más, hasta que abrió la boca. 

Casi como un acto reflejo me aparté de él, colocando una rodilla en su pecho, para que sacar los dedos donde los tenía metidos y no le di una patada en la cara porque me contuve. En ese mismo momento incluso la luz parpadeó de la mala hostia que tenía en el cuerpo y me teleporté hasta la otra esquina de la cocina. 

- ¡Eres un imbécil! No te vuelvas a acercar a mí... - En aquel momento, en la oscuridad de la cocina, posiblemente lo único que se veía bien era mis ojos naranjas como si fueran llamas ardiendo. Estaba tan cabreada que podía hacerle dado una paliza incluso sabiendo lo que podía hacer. 

Busqué mi ropa por la cocina y salí de allí, hasta encerrarme en el baño. 

- ¿Lesley? - Menudo payaso. La culpa era mí por haber dejado que me pusiera las manos encima. 

Entre el calentón que llevaba encima y que me iba a tener que aguantar, pues había estado a las puertas de correrme y el cabreo que llevaba encima, ya no sabía si estaba en estado sólido en aquel baño o era una bruma de sombras. Eso sí, hasta que no fui a ponerme la ropa interior no me di cuenta de que verdaderamente no era sólida. 

Traté de centrarme y poder volver a ser yo antes de salir de aquel baño y echar a ese imbécil de mi casa. 

Tom se sorprendió ante el giro en los acontecimientos. De repente la joven se había vuelto agresiva y habiendo cortado aquél momento tan intenso no llegó a comprender lo que había pasado hasta unos segundos después.

- Kelsey, se me cruzaron los cables.

El hombre no pudo sino levantarse y coger los pantalones. Por la reacción de ella aquello podía terminar bastante mal. Se dedicó a colocárselos.

- Escucha, no conozco a ninguna mujer importante que se llame así, es sólo que estaba muy excitado y perdí el control. Eres una persona fabulosa y no quería hacerte sentir mal. Lo siento.

Tom ya vestido y sin saber dónde se encontraba ella, quizá ni estaba en casa, salió al pasillo y se apoyó en la pared. Era preferible quedarse a la espera y simplemente dejar pasar el tiempo hasta que ella volviera a aparecer.

Escuché sus palabras pero me daba igual que no estuviera poniéndome el nombre de ninguna otra, el caso era que tenía incluso mis dudas de que tuviera claro mi nombre. 

Tardé como cinco minutos en poder vestirme, pues seguía siendo una sombra en mi propio baño y cuando al fin lo hice, mi mala leche se convirtió en frustración y se me saltaron las lágrimas. Aquello había sido lo más humillante que me había pasado en la vida y se me sumó a todo lo que me había caído encima con aquello de haber dejado de ser normal, así que me hundí en un mar de lágrimas. 

Para cuando al fin conseguí dejar de llorar estaba hecha un desastre, tenía la nariz roja, los ojos hinchados y estaba totalmente abatida, así que no iba a darle el gusto de verme de aquella manera, por lo que me teleporté fuera de casa, hasta un parque cercano y allí, me senté en un banco, haciendo que la farola que había al lado se apagara. 

Sumida en un estado de ánimo muy bajo, llorando incluso en ocasiones, el tiempo pasaba de forma agria. Los minutos se alargaron mientras la escena trataba de retornar a los pensamientos de Kelsey. Cuando pasó una hora, la mujer advirtió que el teléfono había estado vibrando pero ella no lo había advertido. Al mirar, habían mensajes de varias personas.

Su compañero de banda, John, preguntando si le parecía bien practicar. Tom disculpándose mediante mensaje por haberse equivocado y asegurando que no volvería a suceder. Anthony también había escrito, preguntando dónde estaba y que iba a volver al hospital a ver la situación.

Para sorpresa de Kelsey, un coche de policía había aparcado al otro lado del parque y el detective Donovan salió de él, con bastante calma, dirigiéndose probablemente hacia el edificio de la joven. No la había visto lo que permitía que pudiera seguir allí sentada, pensando en lo sucedido y en lo que podía estar sucediendo ahora mismo en otros lugares.