Partida Rol por web

Un nuevo caso... pero no uno cualquiera. Mientras os dirigís hacia la dirección señalada, consultáis la información de la ficha y también lo cotejáis con lo que ya conocéis.

SintFood no es cualquier empresa. Es una de las corporaciones más importantes del país y se espera que se logre erradicar el hambre en las próximas décadas gracias a los experimentos que están llevando a cabo y a las mejoras genéticas en los alimentos.

Lo que sabéis según la ficha es que el hombre muerto, Anthony Bishop, era uno de sus accionistas estrella. Ex-combatiente en Corea del Norte, pudo dedicarse a la política pero decidió centrar sus esfuerzos y conocimientos en mejorar la vida del planeta, entrando a formar parte de la nueva empresa fundada por dos visionarios, Bruce Lentwood y Edward Solomon. El consejo de dirección está formado, además de por sus dos fundadores, por el difunto Bishop, William Simonson, Robert Largo III y Leyla Sanders.

Por lo demás, Bishop fue encontrado muerto por su Cortesana, Sora, al volver de hacer las compras. Las cortesanas forman parte de los incentivos que tienen los altos ejecutivos. Aquellos que no están casados, o incluso los que lo están, pueden solicitar a nombre de las empresas la contratación de hombres y/o mujeres que convivan en el domicilio y cuyo único objetivo sea satisfacer sexualmente a los miembros de la familia que lo deseen. 

Su cuerpo presentaba múltiples golpes efectuados con algún objeto contundente y nada más se sabe, a excepción del misterioso dedo que se encontró junto al cuerpo.

- A priori el tal Bishop, dejando de lado los beneficios económicos que le deben reportar sus estudios en el campo de la genética, parece un filántropo... - Dejó caer Joy. - Sin embargo, de ser así, un alma bienintencionada... ¿Quién desearía su muerte? Alguien que quisiera robarle y no parece el caso. ¿Un perturbado? - O puede que no todo lo que reluce es oro. Tendremos que estudiar bien sus negocios. Puede que vaya por ahí. - Hizo una breve pausa. - Otra cosa que se me ocurre es que estuviera utilizando su empresa no sólo para alcanzar sus objetivos públicos, sino para avanzar en el tema de la ingeniería genética armamentística. Son sólo elucubraciones, pero desde siempre se ha ligado el estudio genético por tal de crear armas tan potentes que podrían destruir a la humanidad. Mi raza es el principal ejemplo... - Levantó la mirada de los documentos que tenía entre manos. - ¿Qué opinas tú, Richard Willis?

De nuevo en el vehículo y camino del lugar del crimen comenzamos a comentar las posibles causas del asesinato.

-Por ahí puede ir el tema, la genética abarca un campo demasiado extenso y aunque en la superficie su objetivo sea erradicar el hambre en el mundo, es muy posible que baso esa fachada de altruismo puedan esconderse unos intereses más oscuros-fruncí el ceño pensativo-no es la primera vez que ocurre Joy. Durante décadas muchas personas influyentes que parecían tener buenas intenciones en el fondo escondían unos intereses totalmente diferentes, armas, drogas, trata de blancas...un abaníco tan amplio de crimen como el de la genética-me detuve un instante cabilando-El por qué es el problema y que haya aparecido aquel dedo de un replicante es lo que más me intriga-miré a la N4-Parece totalmente intencionado, a mi si me cortan un dedo intentaría conservarlo y no dejarlo ahí tirado como si fuese un chicle usado...-me detuve un instante mirando fijamente a Joy.

-En fín cuando lleguemos espero que demos con alguna pista y por el amor del cielo Joy, deja de llamarme por mi nombre completo ¿no puedes llamarme simplemente Richard? si quieres parecer más humana, tienes que dejar de llamar así a la gente-mascullé ligeramente irritado, sería más avanzada y fuerte que yo, pero lo de usar solo mi nombre le costaba un triunfo...

- Sin duda alguna, la aparición del dedo no es producto de un combate ni nada parecido. - Respondió Joy. - Es posiblemente una señal o una advertencia. Puede que sea de alguien de la competencia, si es que la tiene o bien podría ser de algún grupo que esté en contra de la investigación genética. - Mantuvo el silencio durante unos momentos. - Puede haber muchas hipótesis, pero hasta que no estemos allí... - Negó con la cabeza. - Hay que examinar meticulosamente la escena del crimen. Puede que haya pruebas que hayan pasado por alto a los investigadores.

En fín cuando lleguemos espero que demos con alguna pista y por el amor del cielo Joy, deja de llamarme por mi nombre completo ¿no puedes llamarme simplemente Richard? si quieres parecer más humana, tienes que dejar de llamar así a la gente.

Joy Blessing miró extrañada a Richard Willis. ¿No era acaso ese su nombre? Parecía molesto con que le llamara por el mismo. Podía ser que su apellido Willis, le trajera recuerdos que no deseaba evocar. ¿Su padre se había portado mal con él? Fuera como fuera, había hablado en plural. Hablaba en general cuando decía que debía dejar de llamar por el nombre completo a las personas. ¿Si tenían nombre y apellido, por qué usar sólo uno? La respuesta era obvia. Posiblemente el apellido era solo un método de distinción entre los diferentes humanos. Podía haber muchos Richards, pero no tantos Richard Willis. Ahora lo entendía.

- Entiendo, Richard. - Respondió entonces con un tono bastante serio. - Te llamaré solo Richard a partir de ahora.

Finalmente, llegasteis al lugar del crimen. Los Apartamentos Windsor eran de los más lujosos de toda la ciudad, así que solo con eso ya teníais un problema bien gordo, puesto que no había demasiada gente que pudiera entrar allí sin ser visto. Había cámaras, un recepcionista, y todas las viviendas disponían de una alarma particular.

Cuando llegasteis, el recepcionista os recibió con nerviosismo y os dejó pasar sin decir nada. Una vez arriba, visteis que el lugar era algo fuera de lo común. Espacioso y lujoso, no estabais acostumbrados a algo así.

Cuando entrasteis, os recibió un agente de policía con aspecto indiferente.

-Soy Vance. Estaba esperándoos. El cuerpo estaba ahí en medio, en el salón, junto al sofá, y caído boca abajo. Alguien le golpeó, parece que primero por delante y después le machacó la cabeza cuando estaba caído. Por lo visto era todo un soldadito, y logró cortarle el dedo a su agresor con un cuchillo.

Levantó la mano y dentro de una bolsa había un dedo mecánico limpiamente cercenado.

-Qué sepamos no hay testigos. La última persona en hablar con Bishop fue su puta, Sora. Ella fue también quien encontró el cadáver. Esta ahí esperandoos.

Al giraros la visteis de pie, algo apartada del resto.

- Encantada, Vance... - Dijo la replicante y justo después lanzó una mirada furtiva hacia su compañero. Seguro que estaría orgulloso de ella por haber utilizado aquel inútil formalismo a la hora de empezar la conversación con aquel agente. - Antes de pasar a hablar con la mujer, la prostituta... - Miró hacia el lugar donde Vance había indicado que se encontraba el cadáver. - Tengo dos preguntas. La primera es acerca del arma del crimen. ¿Se sabe con que golpeó a la víctima o lo mató simplemente a golpes? ¿Dónde está el cuerpo? ¿Lo ha examinado ya un forense? - Hizo una pausa. - Perdone, no son dos preguntas sino cuatro. ¿Se ha localizado el cuchillo con el que la víctima se defendió y cercenó el dedo de su agresor?

Vance sonrió. Aquel nexus era muy preguntó para su gusto. Como no solía tolerar demasiado a los "hojalatas", respondió a sus preguntas, pero mirando a Richard Willis en su lugar.

-El arma del crimen no se ha encontrado así que pensamos que pudo haberlo hecho golpeándolo con sus propias manos. El forense está al llegar. En cuanto al cuchillo...

Vance sacó de alguna parte otra bolsa, en la cual había un cuchillo ensangrentado, sin duda, el causante de haber cortado aquel dedo. Era un cuchillo de combate de grandes dimensiones y bastante afilado.

-Propiedad del difunto señor Bishop. Un recuerdo de sus tiempos de guerra. Supongo que el asesino no se lo esperaría y que perdió el dedo precisamente al verse sorprendido.

Saludé al guardia con un leve movimiento de mi barbilla-Hola Vance-dije escueto mientras comenzaba a recorrer la pequeña zona mientras escuchaba su relato de lo sucedido-Ya veo...-musité mirando el sofá y la amplia mancha de sangre que había en el suelo-¿Machacado dices?-me giré mirando al guardia y luego a Joy-Eso es ensañamiento, por lo tanto era algo personal, no ha sido un acto hecho con frialdad sino algo visceral y profundo-fruncí el ceño acercandome a Vance mostrándonos el enorme cuchillo, cogí la bolsa e inpeccioné el arma de filo, justo después de que Joyce comenzase con su batería de preguntas son descanso. La pobre no podía evitarlo y una pequeña mueca de "eso me toca sufrirlo todos los días" apareció en mi rostro mientras terminaba de obversar el cuchillo y devolvérselo al guardia-Menuda navaja...con eso se podría destripar un elefante sin despeinarse-dije enarcando las cejas.

-Muchas gracias por la información Vance, ahora vayamos a ver a Sora, quizás tengamos suerte y ella nos pueda dar algo más de información-miré a Joyce en concreto yendo en la dirección donde ella se encontraba esperando.

Una vez Richard y Joy dejaron atrás a Vance para ir a entrevistarse con la señorita Sora, la replicante aprovechó para soltarle algo al oído de su compañero.

- ¿Quién tiene encima un cuchillo de tales dimensiones? - Le susurró a su compañero. - Hay algo que no cuadra... Es como si quisieran culpabilizar a los Nexus. ¿Crees que podría ser un caso de intereses políticos? Me refiero a... ¿Podría ser que alguien quisiera hacer creer que el asesinato ha sido cometido por un replicante sin ser así?

Se podría haber dicho de Joy Blessing que había mirado muchas películas de misterio sobre asesinatos, pero lo cierto era que no. Realmente había visto muy pocas películas completas en su vida. Si decía aquello era porque realmente pensaba que algo no cuadraba. En su corta experiencia vital, si es que a su existencia de le podía considerar vida, había aprendido que nadie lleva veinticuatro horas al día un cuchillo militar encima y menos en la seguridad de su morada. Sí aquel hombre había sido atacado de forma sorpresiva, no tenía sentido que lo llevase encima. Quizás conocía al replicante que acabó con su vida, pero eso tampoco explicaría lo del cuchillo.

- Joy Blessing. - Le tendió la mano a la furcia. - Tenemos algunas preguntas para usted, señorita. - Acto seguido y tras las presentaciones comenzó con las preguntas. - ¿Conocía o frecuentaba la víctima, compañías replicantes? - Le hubiera gustado proseguir con más preguntas, pero recordó la cara de su compañero cuando en ocasiones anteriores avasallaba a preguntas a diferentes testigos y sospechosos y de reprimió.

La joven se estremeció ligeramente al estrechar la mano de Joy. No estaba acostumbrada al tacto de un Nexus. Su temperatura estaba simulada artificialmente y a todos los efectos era una humana, pero saber que no era así, que en su interior había algo distinto... le llenó de inquietud.

Después miró a su compañero, humano, y se tranquilizó.

Joy Blessing. Tenemos algunas preguntas para usted, señorita. ¿Conocía o frecuentaba la víctima, compañías replicantes?

-N-no, no. No hay nexus en estos apartamentos y que yo sepa, Anthony no trabajaba con Nexus. No le parecía demasiado bien que las formas de vida artificial sustituyesen a los humanos.

- Entiendo... - Se tomó unos segundos para apuntar mentalmente aquel dato. - ¿Reconoce esta arma? - Preguntó mostrando el cuchillo militar con el que presuntamente la víctima cercenó el dedo de su asesino.

Miré con atención a la mujer mientras contestaba a Joy, sin duda estaba afectada .

-Señorita, siento su... pérdida- comenté en voz baja estrechándole la mano. Aunque fuese una puta no significaba que no tuviese sentimientos, de hecho más de una vez un hombre había retirado a una de ellas por enamorarse, aunque esté no parecía el caso.

-¿Tiene idea de si tenía enemigos? Quizás con usted haya hablado algo, muchas veces os utilizan como paño de lágrimas o desahogo sentimental y puede que le haya contado algo que a otras personas no-al fin y al cabo el muerto la pagaba por ello y si se iba de la lengua perdería dinero.

-¿Vió a alguien sospechoso salir del lugar cuando usted volvía? Cualquier cosa que recuerde podría ser de ayuda, alguna cara que no le resultase familiar, lo que sea-dije con libreta en mano listo para apuntar cualquier detalle.

El replicante empezó a hacerle a Sora una pregunta tras otra, como si se tratara de un concurso o un cuestionario automatizado. Se notaba que la joven no se encontraba demasiado cómoda hablando con él, pero a pesar de todo, hizo todo lo que pudo para ayudarle.

-La verdad es que... sí, sí la reconozco. Anthony me la enseñó en alguna ocasión. Solía llevarla siempre consigo, como arma de defensa personal. Me contó una vez que gracias a ese cuchillo salvó su vida en la guerra y que a pesar de saber que no era necesario, se sentía más seguro con ella. Por eso siempre la tenía en su cinturón, aunque fuera de la visión de los demás. Únicamente la dejaba para dormir.

Aquella confesión no tenía nada de extraordinaria, pero no por ello hizo que Sora se sintiese mejor. No le gustaba hablar de sus clientes.

En ese momento se acercó el humano a cogerle la mano. Al contrario que el replicante, se mostró cálido en su voz, cercano y preocupado.

-Señorita, siento su... pérdida.

-Gracias. Yo... apreciaba a Anthony. Cuando pasamos tanto tiempo con alguien, llegamos a quererlo, a nuestra manera. Entre nosotros dos había una comprensión y respeto mutuos que no espero que ustedes entiendan, pero que hacía que fuese más que un trabajo. Éramos... amigos.

Sora ahogó unas lágrimas.

-¿Tiene idea de si tenía enemigos? Quizás con usted haya hablado algo, muchas veces os utilizan como paño de lágrimas o desahogo sentimental y puede que le haya contado algo que a otras personas no.

-No, no me dijo nada. En realidad, no solía hablarme del trabajo. Decía que se había vuelto difícil y desagradable y que deseaba olvidarse de ello cuando llegaba a casa. Pero últimamente se le notaba más preocupado de lo normal. Yo... sabía que ocurría algo, pero nunca me explicó de qué se trataba.

-¿Vió a alguien sospechoso salir del lugar cuando usted volvía? Cualquier cosa que recuerde podría ser de ayuda, alguna cara que no le resultase familiar, lo que sea.

Sora negó con la cabeza.

-No, no vi a nadie. Me marché con William... Simonson, uno de sus socios y amigos, dejándolo solo. A mí me dijo que me fuera de compras, que me lo había ganado. A William... que lo vería a la mañana siguiente. Todo... parecía normal.

Finalmente, la joven no pudo soportarlo más y empezó a llorar. La visión del cuerpo de Bishop tapado por una lona era superior a sus fuerzas.

-Pe-perdonen -se excusó, sentándose en un sofá cercano y sacando un pañuelo para retirarse las lágrimas.

- ¿Frecuentaba algunas compañías nuevas el señor Bishop? - Le preguntó entonces Joy. - ¿Algún negocio en marcha, algo que le preocupara últimamente más de lo habitual?

No tenía demasiado con aquellas respuestas. Le seguía extrañando que alguien, todavía dentro de su casa, portara encima en todo momento un cuchillo como aquel. Eso indiciaba sin duda alguna que tenía miedo de que un final precipitado como aquel pudiera llegarle en cualquier momento. No estaba segura de si aquella pista les llevaría a algún lado o no, podía ser que aquel hombre fuera simplemente un paranoico, pero Joy creía firmemente, que aquella muerte tenía mucho que ver con algún tema del que la víctima tenía conocimiento previamente.

- Tendríamos que entrevistarnos también con el consejo de administración de la empresa... puede que sepan algo aunque difícilmente lo dirán. - Le susurró a su compañero. - ¿Dónde podemos encontrar a William Simonson? ¿Tiene su teléfono? Nos gustaría hacerle algunas preguntas.

N-no, no salía mucho. Qué yo supiera, solo le preocupaba su trabajo. Era de lo único que hablaba... y nunca demasiado -explicón Sora, aún llorando, aunque tímidamente.

¿Dónde podemos encontrar a William Simonson? ¿Tiene su teléfono? Nos gustaría hacerle algunas preguntas.

-Hay... una agenda por algún lado. Allí está su dirección y teléfono.

-Eso no será necesario. Yo soy Simonson.

Un hombre joven y elegantemente vestido apareció en la entrada del apartamento y caminó hacia vosotros con paso decidido, pero el rostro compungido.

Aunque la mujer no parecía estar para muchos trotes con aquella batería de preguntas que le estábamos haciendo, las aguantaba estoicamente, ya que Joy seguía intentando sacarle más información. Pero como la mujer decía, ella era su distracción y evitaba hablar de su trabajo a toda costa, poco más podríamos sacar de ella...

El consejo de Joy fue muy acertado y cuando Sora nombró a Simonson un nuevo abanico de preguntas aparecía, un nuevo sospechoso que seguramente tendría mucho más que ocultar que una simple prostituta.

-Hablando del rey de Roma..-dije mirando al hombre que se acercaba y se presentaba como el mismo Simonson.-Señor Simonson, siento lo de su socio, pero el tiempo apremia y tenemos que hacerle unas preguntas-le estreché la mano y fruncí el ceño escrutando su mirada, en efecto parecía afectado, pero ¿Hasta que punto?.

-Dígame ¿Eran muy amigos? ¿Tenía algún problema personal o quizás alguna amenaza por parte de alguna empresa rival?- pregunté con interés-¿Conocía algún problema serio que tuviese con los Replicantes?-

Simonson os miró a ambos con los ojos muy abiertos y adoptó gesto de enfado.

-Entiendo -respondió ante tu comentario acerca del tiempo -. Sé que han de hacer su trabajo, pero presionar tanto a esta joven no me parece lo más adecuado.

Simonson se acercó a Sora para consolarla. Se sentó a su lado y le pasó un brazo alrededor de los hombros.

-Dígame ¿Eran muy amigos? ¿Tenía algún problema personal o quizás alguna amenaza por parte de alguna empresa rival?

-Agente, en los negocios, siempre hay enemigos. Cuando trabajas tanto tiempo con alguien, sobre todo intentando sacar adelante una empresa como esta, que intenta paliar los efectos del hambre en el mundo, terminas por establecer inevitablemente lazos. Sí, éramos amigos. Peleamos juntos en muchas reuniones de accionistas y pasábamos bastante tiempo hablando de muchas cosas. Actualmente, la empresa con la que tenemos más problemas es la  Wallace Corporation, pero estamos muy por delante de ellos.

¿Conocía algún problema serio que tuviese con los Replicantes?

-No. No somos partidarios de usar replicantes. Lo siento mucho -dijo, mirando a Joy.

- No se preocupe... - Dijo Joy Blessing ante el comentario de aquel hombre. - No me afecta para nada su opinión al respecto. - Le lanzó una sonrisa artificial, que más que una sonrisa fue una mueca algo desagradable. Lo hizo a posta, pues sabía hacerlo mejor. - Estoy aquí para cumplir con la labor para la cual fui creada y nada más.