Partida Rol por web

Bloody London (+18)

Crystal Palace Park

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30/09/2018, 04:49
Horelk

Marzo

Existen secretos que se vuelven chismes, chismes que se vuelven historias e historias que se vuelven leyendas, y quizá, solo quizá, esta era una de esas pocas historias capaces de convertirse en algo más, ya que todo inicio como un posible comentario y ahora mismo ese mismo comentario era lo que estaba haciendo mover las extensas filas que recorren varias partes del mundo, desde Islandia hasta África, quizá fue un mensaje espiritual, un fantasma pícaro soltando una broma o un correo electrónico adornado con firmas hechas por Photoshop.

Las probabilidades eran infinitas, así como los pensamientos mezclados en ese punto exacto y en ese horario preciso.

Te necesitamos en Londres para el 3 de marzo, es urgente que vengas; reúnete con nosotros en Crystal Palace Park, a las 6:30 pm.

Era todo el contenido del mensaje, corto, preciso y enigmático, aunque eso no disminuía toda la seriedad de un asunto aún desconocido para ti.

3 de Marzo

6:30 PM

Luna Llena

Llego el día y la hora, el parque estaba cerrado y resguardado por varios guardias que hacían su recorrido con linternas ya que el padre Helios ya se había ido a descansar en esa parte del mundo.

Al parecer, los guardias no eran otra cosa que parentela o criados de los Corax, ya que hacían caso omiso a la llegada de esos visitantes, que debían ingresar por cualquiera de los diez portones especializados para dar acceso a aquel verde lugar bañado con la gracia de una Gaia que parecía tan apacible en esos momentos.

Si se ingresa por el sur, se debe pasar por una serie de lagunas que hacen a su vez hogar de unas estatuas que representan una visión arcaica y poco exacta de los dinosaurios imaginados en la época victoriana; si en cambio se ingresa por el este, se debe pasar por la zona de juegos de los niños, con hamacas metálicas y otras atracciones dignas para los ojos infantiles; por otra parte, si se ingresa por el oeste, se debe cruzar frente al museo del parque, así como el busto de Joseph Paxton, fundador del parque.

Cualquiera sea la raza de cambiaformas y cualquiera sea la entrada que se haya escogido para ingresar, se puede percibir un boun un tanto…particular por llamarlo así, con una leve sensación de tener la influencia de la Tejedora, quizá solo era una mala interpretación o quizá era algo más complejo a entender.

El consejo se iba reuniendo casi en el punto más lejano del norte del parque, en una zona conocida como el Fishing Lake, reconocido por ser completamente privado y solo accesible para miembros especiales de la sociedad, es decir, los Corax del Consejo.

El lago era de un tamaño más bien pequeño, casi como si de un tajamar se tratar, el corazón del túmulo se percibía en este lugar así como  la presencia de algunos miembros del Consejo, entre ellos dos Corax muy reconocidos en toda Londres: Yuki y Brandon, la chica de obvio origen asiático, iba con su teléfono móvil en mano, casi sin atender a su alrededor, Brandon sin embargo estaba más centrado en los invitados, era un hombre bastante joven, de piel morena y cabello rapado, iba vestido con una chaqueta no acorde al frio clima londinense.

YukiBrandon

También había otro hombre de notables características que indicaban pertenecer a la Camada de Fenris y un par de lupus que iban juntos cuyos pelajes se matizaban en un blanco y negro respectivamente.

Alrededor del lago, se levantaban varios árboles de distintas especies, cuyas ramas de pronto habían albergado una decena de cuervos que miraban atentos hacia los invitados.

Yuki y Brandon se acercaron al lago y lanzaron una moneda, al rato los cuervos revolotearon y comenzaron a tocar la superficie liquida para rápidamente volver a sus ramas.

- Por favor, saluden al túmulo lanzando una moneda o bebiendo del lago – la voz de Yuki se hizo escuchar para anunciar lo que parecía ser un extraño Rito del Consejo, pero la ley garou dictaminaba ser respetada y todos los presentes debían de cumplirla –

Los lupus se acercaron a beber, el Fenris lanzo una moneda y no paraba de analizar cada rostro.

- Vaya, tiranos, vagabundos y animales…el motivo debe ser realmente bueno para que estemos todos aquí – bufo el Fenris –

- ¡Ivan Hijo de Jørn-Diente-de-Hierro, exijo respeto a cada uno de los presentes! – exclamo Brandon con una voz que se asemejaba a un trueno resonando con toda fuerza –

- No me malinterpretes muchacho, pero veo aquí extranjeros… – señala a los Simbas – …errabundos… - señala al Roehuesos - …y, por último, pero no menos importante, un par de animales que no son nada más que perros ladrando muy fuerte… - esta vez señala a los lupus negro y blanco que lo miran con desdén e incluso comienzan a gruñir en señal de hostilidad –

- Recuerdo las historias sobre Diente-de-Hierro, me toco ir por Islandia en ese tiempo y quede maravillada ante tantas hazañas juntas pero lo que más me llenaba de asombro fue la muerte de Grok-huk Piel´ierro, Primer Troll del Wyrm a manos de una manada liderada por el poderoso Jørn…y hoy veo a su hijo, regodeándose en un absurdo orgullo que solo lo llevara a estar aislado de toda su tribu e incluso nación por no saber comportarse como se debe, que triste – Yuki lo miraba de manera muy concentrada, sin dejar de lado su móvil que le alumbraba levemente el rostro –

La sonrisa de Ivan se mantuvo en una boca que prefirió guardar silencio mientras realizaba un ademan sarcástico de falsa cordialidad con una mano exageradamente ladeada.

- Hermanos y hermanas…que Gaia los sonría y los proteja a cada uno de ustedes, estamos reunidos aquí porque hemos recibido un regalo precioso pero indigno para nosotros…contamos con nosotros a la memoria viviente de Gaia, un ser tan antiguo como la Tierra misma y hemos solicitado este consejo a modo de invitar a todos los presentes, señores Ahtro de sus manadas a que nos den una mano para proteger este preciado objeto ya que sabemos que los Danzantes han estado enterados de este descubrimiento y no tardaran mucho en intentar hacerse con él ya que, como decíamos, es un regalo antiquísimo de la misma Gaia, es… - calla como buscando un silencio dramático para presentar susodicho regalo - …contamos con un Rey Lagarto en este lago –

Cuchicheos, gruñidos, incluso risas se acrecentaron.

- ¿En pocas palabras tienen a un dinosaurio vivo aquí no? – pregunto burlonamente Ivan –

- Así es señor Fenris –

- Por favor Brandon, mi hogar queda lejos y no conozco la forma de crear portales lunares como para volver ahora mismo, esto ha sido una verdadera pérdida de tiempo –

Del agua comienza a escucharse chapoteos que indicaban que alguien estaba saliendo, no era el Rey Lagarto, era un fantasma, de un antiguo guerrero quien residía en la Umbra.

- Créelo… - su voz era lejana, como un eco que resonaba en una profunda cueva, en sus brazos llevaba una protuberancia rocosa y circular que al parecer era el Rey Lagarto que había mencionado Brandon - …aún no ha nacido, por lo que en este estado no es otra cosa más que un blanco aún más fácil para nuestros enemigos – el fantasma contaba con una importante musculatura, de pelaje ocre, quizá fue un guerrero fianna caído quien había decidido proteger al túmulo Corax a pesar de pertenecer a otra raza de cambiaformas –

- Tan solo imaginen…todas las posibilidades que se nos abren con la sola idea de contar a un Rey Lagarto de nuestro lado, cuantos dones, cuantos espíritus desconocidos podrán acceder a nuestro llamado para la lucha en contra del Wyrm, es simplemente fascinante…y preocupante – la voz de Yuki inicio con mucho entusiasmo, pero fue rápidamente cortado por una valida inquietud ante la situación – si dejamos que este ser caiga en manos de los Danzantes, todas las posibilidades se tornaran en nuestra contra y tendremos aún menos peso a nuestro favor en una balanza que de por si se inclina más hacia las monstruosidades del caos, en verdad, nos gustaría contar con cada uno de los presentes para formar una cuadrilla defensora solo hasta que nazca y una vez ahí decidir qué hacer con el –

- Dejenmelo llevarlo a mis tierras, lo protegeré con mi vida – entono uno de los Garras Rojas que contaba con el pelaje negro –

- No sabemos mucho de la naturaleza de este ser Rrot-del-Viento, si se ha permanecido vivo en este estado por tanto tiempo, para repentinamente dar señales de vida es porque creemos que es este el lugar al que pertenece y quizá el factor humedad y temperatura son los más adecuados para su desarrollo –

El viento silba y las ramas de los arboles bailotean con los cuervos atentos a las palabras de los presentes.

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30/09/2018, 12:02
Sólo para el director

 Viajaba en el Tube(1) cuando mi celular vibró; al principio pensé ignorarlo pues suponía que se trataba de un mensaje insultante remitido por la chica a quien acababa de dejar plantada. No es mi culpa que los espíritus de la Piccadilly Line estén inquietos hoy.. Pero al observar que el vibrante dispositivo no era el que usaba para mantener la fachada de soltero empedernido, comprendí que debía tratarse de algo importante.

Te necesitamos en Londres para el 3 de marzo, es urgente que vengas; reúnete con nosotros en Crystal Palace Park, a las 6:30 pm.

 No era la primera vez que recibía correos de remitentes ocultos ni tampoco era algo que me preocupase pues, generalmente, sólo necesitaba de un simple programa de rastreo para obtener la identidad del remitente; más el hecho de que el aviso llegase con tan poca anticipación resultaba intrigante y, dado que creía conocer todos los secretos de la ciudad (mi ciudad), preferí respetar el anonimato. Así será más divertido..

 Quizá parezca que actué con imprudencia pero si se considera que desde el momento de mi Primer Cambio había resultado notorio que mis capacidades estaban por encima de la norma, se comprende que en realidad actué movido por la férrea confianza que tengo en mí mismo.

 Sonriendo, guardé el celular pues me acercaba al lugar donde debía bajarme; no necesité comprobar el mapa que decoraba las paredes del vagón pues las voces de los espíritus se percibían con fuerza. Es hora de trabajar..

 Una hora después abordé nuevamente el tren dispuesto a regresar a casa para descansar, pero luego de pensarlo un poco decidí recompensarme y buscar compañía, no resultaría difícil convencer a la chica de darme una segunda oportunidad. Es lo menos que merezco luego de evitar que ese siervo del Wyrm sabotease el circuito eléctrico del sistema de transporte.. Luego de llamarla y acordar vernos en un elegante pub de modo (y convenientemente cercano a mi apartamento) me aseguré de anotar en mi agenda digital "180303CPP1830", no es que necesita recordatorios para mis citas, simplemente disfrutaba llevando un registro de ellas.

Notas de juego

1: Tube es la forma en que los londinenses llaman al subterráneo (metro).

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30/09/2018, 18:36
Balthasar Baker
Sólo para el director

 

1 de Marzo; 09:43 AM

Me encontraba en uno de esos períodos sin apenas actividad, temporadas en que no me encontraba tras la pista de ningún misterio concreto, realizando trabajo rutinario en el museo, documentación para futuras búsquedas, o bien aprovechando para descansar la mente y entrenar el cuerpo, cazando por las noches junto a Asha. Aquella mañana me había levantado temprano, a la hora exacta para darme una ducha y preparar el desayuno para la tropa. Pasar tiempo con mi familia era un deber con el que cumplía gustoso cada vez que mis deberes para con la Gran Familia y la Tribu me lo permitían. Me ocupé de levantar a los pequeños, de hacerlos desayunar, y acerqué  Charlize al museo antes de llevar a Adeline y Aaron a la escuela. Y entonces regresé a casa, dispuesto a descansar el resto del día como sólo un león era capaz de hacer.

Pero mis planes no se iban a cumplir.

Al entrar por la puerta, descubrí un sobre en el suelo, que alguien había introducido por la ranura del correo. Un primer vistazo bastó para descartar publicidad o facturas, debido al tradicional entramado del papel. Lo tomé entre mis manos, lo abrí y leí la sencilla misiva, frunciendo inmediatamente el ceño. Aquello era un asunto serio, pues se tratase de quien se tratase conocía mi dirección, y por tanto tenía acceso a mi familia. No podía ignorarlo. Tenía que poner a Asha al corriente, si es que ella misma no había recibido una igual. También tenía algo de tiempo para preparar el siguiente paso, analizar el terreno, y prepararme para acudir.

Porque, desde luego, iba a presentarme allí. Se tratase de lo que se tratase, no podía dejarlo correr. Un león no se escondía, un león rugía y exigía respeto.

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30/09/2018, 19:18
Balthasar Baker

 

3 de Marzo; 6:30 PM

Finalmente había llegado el día y la hora de la cita. La noche anterior, Asha y yo habíamos renunciado a salir de caza, y la había invitado a cenar en casa con Charlize y los pequeños. Cena casera, una botella de vino,  era una noche de preparación mental y descanso, cosas que a Asha no le gustaban demasiado. Era una guerrera, una mujer de acción, una auténtica kirii. Necesitaba el fragor del combate. Yo, en cambio, era capaz de disfrutar con él, pero lo que realmente necesitaba era el control. Un mundo controlado, en orden, funcionando correctamente. A veces, era necesario el caos más absoluto de la guerra para alcanzarlo, pero la guerra nunca era un objetivo, sino una herramienta.

De modo que cuando llegamos al Crystal Palace Park, unos minutos antes de la hora acordada, estábamos descansados y listos para afrontar lo que fuera necesario. Lo habríamos estado igualmente, pues el cansancio no habría hecho mella en nosotros tan fácilmente, pero no quería arriesgarme a que un encuentro desafortunado la noche anterior nos hiciera acudir a la cita con lastre alguno. Llegamos a través del acceso sur, atravesando con paso firme las lagunas, y caminando junto a aquellas horribles representaciones de antiguos reptiles tan burdamente representados. No hizo falta dar la más mínima instrucción a mi kirii, durante el trayecto ni antes de comenzarlo. Asha caminaba ligeramente por detrás de mí, atenta a cuanto nos rodeaba, como una guardaespaldas letal, mientras yo encabezaba con porte distinguido, presidiendo la comitiva de nuestro pueblo que, según teníamos entendido, era más que probable que tan sólo estuviera representado por nosotros dos. Como mínimo, los grandes felinos locales que conocíamos no habían dado muestras de tener una cita aquella noche.

Aquello se me daba bien, era lo que se esperaba de un auténtico mtolo, incluso lejos de nuestras tierras tribales. Cada uno de mis pasos reverberaba en el suelo con el poder de los reyes luminosos, líderes y reyes, en ocasiones tiranos, pero siempre en lo más alto. No dudé en recurrir a aquella herencia para atraer la atención de todos los presentes cuando llegamos al lago, a su concurrida orilla, donde hombres y lobos se reunían y daban la bienvenida a sus invitados. Pero realmente no eran los lobos los anfitriones, al parecer, sino los malditos cuervos. No pude disimular mi desagrado al verlos, habida cuenta de la animadversión que los felinos manteníamos con aquellos cotillas parlanchines que se empeñaban en desvelar todos los secretos del mundo. Éramos demasiado celosos de nuestros asuntos como para sentirnos cómodos en su presencia.

Toma. -Indiqué a Asha, tendiéndole una de las dos monedas que saqué del bolsillo antes de acercarme a la orilla del lago, siguiendo las instrucciones que nos brindaban. Con gran gracia, arrojé mi moneda a las cristalinas aguas, haciéndola girar en el aire con destellos del fulgor de la luna llena reflejando en su superficie en movimiento. Cuando se sumergió en la superficie del agua, hice ondear mi desgastado abrigo de cuero hacia atrás y me acuclillé junto al agua, introduciendo una mano en la misma y llevándome un sorbo a los labios. Sacudí la mano y di un paso atrás, haciendo guardia mientras hacía tiempo para que Asha cumpliera con el protocolo.

Un perro deslenguado comenzó a escupir estupideces, incluso cuando le fue exigido el debido respeto hacia los invitados. La forma en que dijo la palabra "tiranos" no me gustó, pero el término "extranjeros" resultó incluso más ofensiva, haciéndome entrecerrar los ojos con molestia. Mantuve mi mirada en él unos largos instantes, pero otros se encargaron de hacerle callar, de modo que me ahorré la respuesta que merecía. Nuestra patria tribal estaba muy lejos, al sur; pero la de aquel vikingo estaba muy lejos también, al norte. Tal vez se hubiera olvidado de eso, de que su tribu era también extranjera en Londres. Yo había nacido allí, era inglés. A saber si él podía decir lo mismo.

Finalmente, con excesiva pompa para mi gusto, se desveló la verdadera naturaleza de aquella convocatoria. Muchos éramos los que habíamos sido invitados, y no era sino para solicitar nuestra ayuda. Enarqué una ceja ante la primera referencia, un aviso de la verdad que sería revelada. ¿Memoria viviente de Gaia? ¿De verdad hablaba de...? Sí, finalmente lo confesó, y torcí mi rostro para comprobar la expresión de Asha. Un Rey Lagarto, un dinosaurio del Pueblo Dragón, un auténtico Mokolé. ¿Allí, en Londres? Era un hecho insólito, sin duda. Y lo que solicitaban era nuestra ayuda en su protección, pues los odiosos lobos del Deshacedor ya eran conscientes de su existencia.

Mal asunto... -Murmuré entre dientes, buscando de nuevo la mirada de Asha.

Cuando devolví mi atención al frente, todos giraban sus miradas a un punto del lago, de donde surgía una figura fantasmal, la de un perro en su forma de batalla que ofrecía mayores detalles del asunto. La presencia de espíritus me era ajena, pues el mundo que no es físico me estaba vedado. Aquello se escapaba a mi coto de caza, y quizás por ello me puse a la defensiva. Sin embargo, el fantasma decía cosas con sentido. Un Mokolé suponía el contacto con espíritus esquivos, acceso a dones perdidos, incluso la memoria de la localización de fetiches extraviados. Además, no podía obviar las historias de los muchos pactos de mi pueblo con el pueblo dragón. Tal vez mi tribu tuviera un deber hacia los grandes reptiles, antiguos pactos. Pero yo tenía, ante todo, un deber hacia mi propia tribu, antiguas costumbres.

¡MI NOMBRE...! -Alcé mi voz entre la multitud, con el poder de un auténtico rugido. Mi voz siempre había tenido una gran fuerza, la capacidad de influir en los demás para bien y para mal, atemorizando como un poderoso rugido o calmando como un tranquilo ronroneo. Era una voz grave, poderosa, pero sobre todo carismática. La voz de un auténtico líder, que era lo que yo había nacido para ser, un rey- ...es Balthasar Rugido-del-Sol Baker, representante de la Gran Familia felina, mtolo del pueblo león. -Me presenté, bajando ligeramente la voz al haber obtenido ya la atención de la concurrencia- He presentado mis respetos al túmulo cuyo suelo pisan mis botas, y ahora los presento a mis anfitriones. -Indiqué, con firmeza- En efecto, las noticias que habéis compartido son importantes, y antiguos son los pactos que unen a mi pueblo con los Reyes Lagarto. Sin embargo, esos pactos son exactamente eso: antiguos. Si queréis la ayuda de los grandes felinos, será necesario sellar nuevos pactos. Los espíritus, dones y secretos que ese ser, memoria vívida de Gaia, podrá ofrecer cuando sea adulto, son promesas vacías de un futuro lejano. Mis garras no esperarán a ese futuro para desgarrar a sus enemigos ni los vuestros, y mi sangre no esperará a ser derramada en ese futuro como sacrificio. -Y es que, una de las máximas de los Reyes Luminosos era, precisamente, que no desaprovechaban una ocasión de obtener poder para la tribu- Los leones cazarán, patrullarán y combatirán, como siempre han hecho, pero ¿qué obtendrán ellos a cambio? -Pregunté, inflexible, aguardando una respuesta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Majestad: Al activar el don se obtiene la atención de todo el mundo durante un turno. Además, el don reduce la dificultad de las tiradas de sociedad en 1 por cada éxito (7) durante el resto de la escena.

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30/09/2018, 23:37

Desde su penthouse en Kensington, una de las zonas más exclusivas de la ciudad, la vida a la merced de la Tejedora no parecía tan mala. Gustaba de mantener algunos toques de "naturaleza" dentro de su hogar, pero sin ser obsesivo. Dejaba tales empresas para los agricultores de su Tribu, con quienes, a decir verdad, poco compartía. Su función dentro del Clan y dentro de los suyos propios, lo habían forzado a distanciarse un poco de los demás. 

Eran apenas las 10:35 p. m. cuando llegó a su casa. No usaba llaves, pues la cerradura de su puerta era electrónica, y estaba conectada a su móvil. Se destrancaba pulsando una combinación de números desde una aplicación de su celular. De inmediato se sirvió un trago de whisky y encendió un cigarrillo, y comió algo rápido para cenar de su nevera. Había reunión del Consejo y no deseaba llegar tarde, por lo que tomó un par de cosas y se dispuso a salir. Le detuvo la pantalla de su computador personal, que en su escritorio, se iluminó de repente. Un gesto de confusión se dibujó en su rostro, y no tardó en averiguar de qué se trataba. Pero su sorpresa - y su gesto - fue mayor cuando descubrió el motivo de su asombro.

Una ventana pop-up con un mensaje dirigido a su dirección encriptada de e-mail, pertenecientes a la red de los Moradores del Cristal, con ubicaciones tan secretas que no tenía nada que envidiarle a la misteriosa Schercknet de los sucios Nosferatu, salvo quizá en su extensión.

From: a friend.
To: h.w.@glass.wa

Text: Te necesitamos en Londres para el 3 de marzo, es urgente que vengas; reúnete con nosotros en Crystal Palace Park, a las 6:30 pm.

Terminó de un sorbo su vaso de whisky, tomó su chaqueta y salió de su apartamento. Después del Consejo de hoy tendría que averiguar qué, por todas las Umbras, querrían los Cuervos con él.

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01/10/2018, 03:36

3 de marzo, a las 6:30 p. m.

La evidente influencia que ejercía la luna en su total plenitud era palpable hasta para él, que no había nacido bajo su auspicio. Conducía un Porsche Carrera S de manera agresiva por la A214 de Londres, adelantando los coches frente a él y haciendo rugir el poderoso motor de 430 caballos de fuerza, aunque atravesó con calma el puente sobre el Támesis, apreciando para sí toda su inmensidad. Seguía las indicaciones que le daba el GPS de su móvil, que estaba sujeto al portacelulares de su propio auto. Sonaba Highway to Hell, de AC/DC en el reproductor, una irónica coincidencia dado el destino al que se dirigía a toda marcha.

Hizo una llamada con sus manos libres a Credence, una de sus asistentes en la compañía y Pariente de su Tribu. - No podré llegar a tiempo a la reunión de esta noche. Ha surgido algo en el camino. Te lo haré saber cuando pueda, adiós. - Le cortó cuando se aparcaba en uno de los estacionamientos en la entrada oeste del Parque. Comprobó una vez más la dirección en el GPS de su móvil antes de guardarlo, y a juzgar por la geolocalización de su punto de encuentro, le daba una ligera impresión de saber qué debía esperar.

Entró caminando por una de las grandes puertas del lugar, y de inmediato sintió la sensación de estar ingresando a un lugar sagrado. Los guardias decidieron, convenientemente ignorarlo, lo que verdaderamente hacía gala a la mala fama de chismosos que tenían los Cuervos que se habían apropiado de este sitio tan codiciado por todos. Y es que el Parque era una comunión casi perfecta entre lo bello de la naturaleza y lo construido por el hombre, lástima que estuviera en manos de seres que no serían capaces de protegerlos sin nuestra ayuda. Pero no sería él quien había de juzgar eso.

Contrario a las costumbres que el resto de la Nación atribuía a los suyos, su código de vestimenta era más bien sobrio. Llevaba un traje negro de dos botones, con una camisa de algodón blanca y una corbata negra también, lo que posiblemente desencajara un poco en la situación. Aunque todo lobo presente que supiera cual es su lugar conocía, más o menos su reputación, por lo que difícilmente se atreverían a reprocharle algo. Era alguien que exudaba autoridad y confianza, y cualquier Garou que asistiera regularmente a los Consejos sabría que su palabra es, siempre, definitiva e implacable para los asuntos que se ponen a su arbitrio. Nadie se atrevería a cuestionar alguno de los Castigos que se había visto obligado a imponer a quienes trasgredían las leyes de la gran Nación, o realizado ofensas graves contra el Clan.

Al llegar comprobó la identidad de los presentes, y una mirada fugaz posó sobre cada uno de los integrantes de la reunión. Una sonrisa mordaz se dibujó en su rostro cuando descubrió que no eran solamente lobos los invitados de los Cuervos, sino que habían metido también gatos en su jaula. Una movida temeraria, si no fuese porque seguramente sus vidas dependan de ello. Pagó el debido tributo que exigían los espíritus del Parque y del Lago como exigía La Letanía. Tomó una moneda de una libra esterlina y la hizo girar en el aire para tirarla al río, aunque sólo arena sus ojos en el turbio fondo vieron al caer, se inclinó ante el lago y llenó de agua una petaca que traía consigo que tenía grabada en plata su nombre tribal, tanto en su propia Lengua Elevada como en lenguaje binario, de la que bebió antes de guardarla.

Observó a los que se apresuraron demasiado en hablar, y hablaban demasiado. Los comentarios vacíos sobre los forasteros y las demás Tribus no le hacían demasiada gracia, casi lo hacía la actitud de quien los profería. En un Consejo del Clan, tales cosas se decidían con un desafío, pues dada la animadversión de los Garou a resolver las cosas pacíficamente, un insulto era una clara invitación a un duelo. Aunque este no era el lugar para ello, e intervendría duramente si alguno de los suyos proponía tal estupidez, pues aún para un Ragabash las bromas tenían un límite. Afortunadamente fue una de los Cuervos quien le puso fin al asunto.

El tiempo, para él, era oro. Así que en parte agradeció que develaran con rapidez de qué se trataba todo aquello, aunque casi hubiese preferido que no lo hicieran. Un Rey Lagarto despertando en la mitad de Londres no era una buena noticia para nadie, mucho menos para los Garou. Todos recuerdan, pero ninguno lo recuerda como ellos. Pero en la balanza, proteger a una criatura de Gaia para que no caiga en las manos del Wyrm pesaba mucho más que ocultar los tristes recuerdos de un pasado todavía más triste. La presencia de los Danzantes en Londres era constante, pero de esto nadie tenía la más mínima duda. Poner sus sucias garras en algo así así sería, para ellos, un objetivo realizable y los auparía a confrontaciones más directas. No es de extrañar que los Cuervos hayan decidido propagar esta información a los presentes, pues ahora no es solo problema de ellos, sino que también es problema nuestro. Poco le importaban los Dones o los espíritus antiguos que el Mokolé les podría ayudar a encontrar, pero para él era vital que los hijos del Deshacedor no se hicieran con él.

El espíritu del Lago era reverenciado por casi todos en el lugar, salvo quizá los felinos, quienes no compartían lazos tan arraigados con el mundo espiritual. Un gesto de respeto se manifestó involuntariamente en él, inclinando ligeramente la cabeza. Entonces dirigió su atención de nuevo a los presentes en el mundo físico. Los Corax siempre tan ávidos de conocimiento, los Garras Rojas siempre tan propensos a la Gloria visceral. Parece que el pueblo felino no desea irse de aquí sin la parte que les corresponde.

Era difícil ignorar el rugido de un león, y menos cuando venía de uno tan avezado como el que acababa de hablar. Era de esperarse que un león buscara, cuando menos, beneficiarse de la situación en la que todos ya nos encontrábamos, aunque también era difícil saber si estaban en posición de negociar algo con los Cuervos o con el espíritu del Lago.

- Debería ser el Rey Lagarto el que decida que hacer con su destino, una vez que nazca, ¿no creen? - preguntó con sorna, mientras una sonrisa mordaz adornaba su rostro, llamando la atención de todos con su estilo característico. - Proteger una criatura que se dice sagrada por Gaia sólo porque podemos exprimirla en nuestro beneficio es casi mezquino - dirigió una mirada fulminante hacia los Cuervos y al resto de sus pares Garou, por si alguno se olvidaba de su lugar en la Creación -, ¿no les parece? Por mi nombre me conocéis, Harvey William Blake, "H.W.", Philodox de los Moradores del Cristal, athro entre los míos. - Dice con firmeza. - Lucharemos, como siempre, contra el Wyrm allá donde more y críe porque así lo exige nuestra Ley, pero no tomaré parte en la subyugación de otra criatura de Gaia por sus poderes. No contéis conmigo para extraer los dones y la memoria de otro Pueblo, porque no es deber del mío conocerlos, sino protegerlos. Solo así prestaré mis garras a los Cuervos, pero también deben saber de una vez que no es por vuestra gracia, sino por la del Ancestro caído que os ayudaré - concluye, mirando al espíritu del Garou que decidió proteger un túmulo de otra raza -, aunque los míos hace tiempo que no atienden las llamadas. - Finalizó lapidariamente su intervención, para que cualquiera con dos dedos de frente supiera que los Moradores no se regocijan en contemplar el pasado, los misterios no son suyos para descubrir y que cualquiera alianza sería, en todo caso, temporal.

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02/10/2018, 07:01
Sólo para el director

Cuervo parecía bastante nervioso el último día de Febrero. Tenía un mensaje, decía. Una invitación. Los otros Cuervos de carne, los Corax, invitaban a muchos cambiaformas experimentados a su Túmulo, al Crystal Palace, en una semana de tiempo.
Quizás se revelará por fin el secreto que habían estado guardando. Siempre supe que no podrían guardarlo por mucho tiempo. Sus picos no saben estar cerrados.
No tenía nada mejor que hacer, como todos los días, y la curiosidad me impediría perdérmelo.

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02/10/2018, 07:25

3 de marzo, a las 6:23 p.m.

Llegué hasta Milestone Road empujando mi carrito atestado de cosas. Atravesé el camino para peatones que había entre las casas y que daba enfrente del museo del Crystal Palace en el sur. Allí, en Milestone Road, aun quedaba una parcela con frondosos árboles. Sería un buen sitio para dejar mi carrito si los cuervos se ponían tiquismiquis con mis cosas.

Seguí empujándolo hasta cruzar la calle. ¿Por qué habrían de ponerse tiquismiquis? Eran mis cosas y no ensuciaban nada. Quizás entre ellas habría algo útil para lo que fuera que nos hubieran llamado. Quizás incluso habría alguna cosa brillante que quisieran quedarse.

 

3 de marzo, a las 6:26 p.m.

Los guardias me ignoraron, pero no le di mayor importancia. Dada mi condición la mayoría de los humanos me ignoraban sin más, incluso sin necesidad de usar mis Dones; cuando los usaba era extremadamente raro que se percataran siquiera de mi presencia.

Llegué empujando el carrito hasta el centro del Túmulo donde nos habían convocado. Lo dejé aparcado a un lado. Tampoco es que el carrito necesitara un asiento de primera fila para ver lo que fuera que fuese a ocurrir.

 

El Fenrir como siempre hizo gala de una bocaza deslenguada que ofendía los sensibles oídos de los demás presentes.

- Solo un necio se enfadaría porque le dijeran lo que es… - mascullé más para mí que para los demás, aunque tampoco tenía intención de que no me oyeran – Como mínimo ha acertado en dos de tres jejejeje – me reí por lo bajo para mí, aun sin esforzarme en que no me oyeran.

 

Me acerqué hasta el lago donde introduje mi mano y bebí un poco del agua. No tiré ninguna moneda. Regresé hasta donde estaba preguntándome si el león y el pijo tendrían un problema de oído o de comprensión, o sencillamente no les explicaron nunca la diferencia entre las conjunciones.

- jejejejejeje – me reí para mí con mi chiste personal.

 

Se nos presentó en seguida el motivo de la llamada. Un Rey Lagarto. Algo realmente excepcional que justificaba el haber convocado a tantos Athros.

 

El león fue el primero en hablar exigiendo la parte del león, como no podía ser de otra forma. Jodidos gatos egoístas que no sabían pensar más que en sí mismos y no veían más allá de la próxima comida. Estaba dispuesto a decírselo a la cara y veríamos que pasaba entonces, pero su presencia era imponente, impresionante, lo suficientemente como para que mi instinto dominara a mi bocaza y lograra mantenerla cerrada para que no saliera más que un refunfuño de mis labios.

- grffprpfgmfmmpfff… - refunfuñé.

 

Asentí a las palabras del pijo. Al menos tenía sentido lo que este decía.

- grfffppmmfffpfff… - comencé aún atrancándome por la presencia del león – El ejecutivo tiene razón – logré mascullar al final.

 

Me giré a los cuervos evitando la mirada del león. Por mucho que quisiera seguramente no seria capaz de aguantarla.

- Apuntadme en el grupo de niñeras del lagarto para hacer turnos. Luego me decís en que rincón me puedo instalar. – señalando con la cabeza levemente a mi carrito y los cartones que había dentro.

 

Luego me volví a los demás, evitando una vez más mirar directamente al león, lo mejor sería disimular como si no existiera. Jodidos gatos.

- Por si alguien no me conoce, soy Chris “Flea Market” Walker, Athro Ragabash de los Roehuesos y – señalando con la cabeza a su carrito – esas son mís cosas.

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03/10/2018, 00:17
Asha Appleby
Sólo para el director

MARZO

El invierno aún estaba muy presente, pero aquello no impediría que llevara a cabo el ritual que cada mes realizaba para pedir perdón a Imamu. Una parte de mi me decía que aquello no era necesario, pues seguramente él no me culparía de lo sucedido, pero era mucho más poderoso el lado que me convertía en la responsable de su muerte. Puede que no hubiera sido yo quien le arrebató la vida, pero no había podido impedirlo.

Me adentré en el bosque con el coche, llevándolo hasta un lugar por el que sabía que nadie pasaba. Lo aparqué y bajé de este, dejando el abrigo sobre el asiento del copiloto. Si pasaba frío, tanto mejor. En seguida noté la humedad calándome los huesos, sensación que se acrecentó cuando me tumbé sobre la tierra. Comencé entonces con el Rito de Contrición, arrastrándome hacia delante mientras gimoteaba, implorando perdón.

El ritual duró varios minutos, terminando por sentir cómo la lluvia comenzaba a caer sobre mí. Terminé poniéndome en pie y sacudí mi ropa, dirigiéndome al coche. Entré y cerré la puerta, aumentando entonces la velocidad de aquellas gotas de lluvia, al mismo tiempo que mis ojos se encharcaban. Y lloré. Lloré la tristeza y la rabia que me comían por dentro. La impotencia, la desesperación. Lloré en soledad como hacía cada mes, siendo aquella la única ocasión en la que me permitía hacerlo.

Me frotaba los ojos, tratando de aclarar mi vista para volver a casa, cuando vi algo en la ventanilla. Los cristales del coche estaban empañados, y despacio, algo empezó a dibujarse en la ventana del conductor. No se trataba de una imagen, eran letras, palabras que terminaron formando un claro mensaje.

Agarrada al volante, leí estupefacta este varias veces. No tenía ni idea de qué se trataba, pero debía ser algo importante. Finalmente arranqué el coche y puse rumbo a la ciudad, tenía que compartir con Bal aquella información y descubrir de qué iba todo aquello.

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03/10/2018, 01:04
Asha Appleby

3 de Marzo; 6:30 PM

No me gustó tener que renunciar a salir de caza el día anterior a aquel misterioso encuentro, pero comprendía la conveniencia de ello. Si había algo a lo que tuviéramos que hacerle frente, más valía que nos encontráramos al cien por cien y sin arrastrar las consecuencias de algún posible percance. Además, al llegar a casa de Bal y Charlize y encontrarme con sus pequeños, me olvidé por unos instantes de aquella necesidad de combatir que habitualmente sentía, y que se había acrecentado tras recibir aquel mensaje.

El día acordado, nos dirigimos a Crystal Lake Park, accediendo por la entrada sur; donde volví a ver aquellas feas estatuas de dinosaurios que ya conocía. Caminaba tras mi mtolo sin perder detalle de cuanto nos rodeaba, consciente de que nos adentrábamos en terreno hostil, por mucho que hubiéramos sido invitados.

Nuestros pasos terminaron llevándonos hasta Fishing Lake, donde varios curiosos personajes aguardaban alrededor, así como unos cuantos cuervos que vigilaban desde las ramas.

Corax...

Estos parecían ser los anfitriones, cosa que no me agradó, y es que no había ser que despreciara más los secretos que los malditos cuervos. Invoqué uno de los dones de mi pueblo con la intención de que todos los asistentes repararan en mi presencia, que fueran conscientes de que aquellos que verdaderamente habían sido destinados a guiar a los cambiaformas habían llegado.

Cuando Balthasar me ofreció aquella moneda la cogí y la tiré al lago, respetando las tradiciones de los anfitriones, cumpliendo también con la costumbre de beber de aquel lago. Terminaba de erguirme cuando comencé a escuchar una sarta se sandeces que agitó mi rabia. Aquel perro no tenía respeto por nada ni por nadie, y es que se metía hasta con sus propios hermanos. Mis puños se cerraron con fuerza, tensándose mi mandíbula, mientras miraba con ira a aquel hombre lobo.

Los anfitriones trataron de poner orden, tras lo que por fin se nos reveló de qué iba todo aquello. No pude ocultar mi sorpresa cuando insinuaron que allí había un Mokolé, mirando a Bal de inmediato, volviéndose a cruzar nuestras miradas cuando se nos hizo partícipes del papel de los perros del Deshacedor.

- Muy mal asunto. - concordé con Balthasar.

Un espíritu hizo también acto de presencia, añadiendo información a lo ya relatado, y destacando lo que contar con un Rey Lagarto podía suponer. Sin duda, este poseería conocimientos perdidos que podrían ser de mucha utilidad.

Mi mtolo se presentó cuando los anfitriones terminaron, dirigiéndose a los presentes como el gran líder que era. Manifestó su respeto y puso las cartas sobre la mesa, queriendo saber qué ganábamos los Simba colaborando en aquella labor.

Lancé una fulminante mirada al perro vagabundo al escucharle refunfuñar ante la intervención de Bal. Si tenía algo que decir, que lo dijera. Maldito saco de pulgas...

Otro de los perros habló después, aunque mucho más respetuoso que el que se había pronunciado en un inicio. Declaró que protegería a la criatura, pero que no participaría en lo que llamó subyugación. Tras él se pronunció el vagabundo, y se le unió, advirtiendo después sobre sus cosas.

Esto parece una broma...

Me crucé de brazos, esperando la respuesta a la cuestión formulada por Bal. No tenía nada que decir hasta entonces.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Majestad: Al activar el don se obtiene la atención de todo el mundo durante un turno. Además, el don reduce la dificultad de las tiradas de sociedad en 1 por cada éxito (2) durante el resto de la escena.

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03/10/2018, 06:44

 Aunque era un individuo que miraba hacia el futuro, debía reconocer que hubiese querido conocer el Palacio de Cristal, por desgracia esa síntesis arquitectónica de la Revolución Industrial había dejado de existir en noviembre de1936. Elegí acceder desde Crystal Palace Station, precisamente para contemplar el museo. Para llegar al Fishing Lake debía recorrer el camino central, lo que además me permitiría deleitarme con las vistas lejanas del estadio y el auditorio. La presencia de la Tejedora en el parque era evidente para cualquier garou pero para mí lo era aún más, pues incluso entre los míos yo tenía un fuerte lazo con ella. Si tan sólo pudiesen ver las cosas como son en realidad y no estuviesen cegados por su orgullo y adherencia al pasado..

 Selene brillaba con fuerza y el frío viento de marzo sacudía los frondosos árboles circundantes, aún faltaban dos semanas para el equinoccio pero ya podían percibirse los cambios de estación; las noches eran cada vez más cálidas y los días más largos. Pronto la ciudad se llenaría de visitantes ansiosos de conocer las maravillas que mi ciudad ofrece; inundarían sus calles cargados de vida, nutriendo, sin saber, al espíritu cosmopolita del Padre Ciudad con sus sueños y temores.

 Avancé con el paso firme y seguro de quien se sabe a salvo, no porque ingresaba al territorio bajo invitación, sino porque estaba dentro de los límites de Londres y por mucho que otras razas o tribus reclamasen poderío sobre sus terrenos, la verdad era que la ciudad sólo rendía cuentas ante sí misma. Y para mi fortuna los Moradores contamos con su favor..

 Luego de mi estimulante caminata llegué al pequeño lago de los Corax, debido a los talentos de mi auspicio podía percibir con facilidad a los espíritus que allí moraban y era a ellos, más que a los seres materiales, a quienes mejor comprendía. Sin necesidad de observar los botones, escribí un rápido texto a la líder cuervo (“Buenas noches, Yuki.”) antes de arrojar una moneda al estanque mientras murmuraba. -Que tu superficie refleje siempre los rostros de Selene y Helios, brillando alternadamente con destellos plateados y dorados.

   Permanecí tranquilo ante la intervención del Fenris, consciente de pedirle moderación una pérdida de tiempo, más considerando que eran los cuervos quienes presidían la reunión. Se llama Ivan y es hijo de Jørn-Diente-de-Hierro.. También guardé silencio mientras los cuervos desplegaban la escena; sólo cuando el Anciano espíritu se manifestó portando el tesoro mi rostro mostró señales de sorpresa. Así que eso era lo que ocultaban los cuervos.. Para ser una raza de chismosos, habían logrado guardar durante mucho tiempo el secreto. De eso se trata todo, tienen miedo..

 Sólo unos instantes después el león rugió, y los lobos aullaron. Cada uno exponía y defendía con vehemencia sus creencias en cuanto que debía hacerse con el mokolé, y cuando se hizo un momento de silencio aproveché para expresarme también. -Espíritu Ancestral, es un honor estar ante ti. Los Moradores, incluso aquellos que mediamos ante los espíritus, raramente tenemos la oportunidad de interactuar con ancestros de nuestra tribu o cualquier otra. Luego de presentar mis respetos continué, mirando en esa ocasión al resto de los presentes. -Soy Benedict Vasilis, Theurge Morador del Cristal. No consideré necesario incluir mis apodos o títulos porque para mí eran más importantes las acciones presentes y futuras que las pasadas. -Y es mi deber recordarles que las decisiones tomadas hoy no deben ser impulsadas por venganza, codicia ni egoísmo. Poco me atraen los secretos que el Rey Lagarto puede guardar pues prefiero mirar hacia adelante, pero eso no implica que dejaré que sea usado ni esclavizado, por los Danzantes ni nadie. Una mirada directa a los leones, tal vez a causa de sus llamativas presencias o producto de mis conocimientos históricos.

 -¿Qué pide a cambio de su apoyo, Balthasar Rugido-del-Sol Baker, representante de la Gran Familia felina, mtolo del pueblo león? Mi tono era el de alguien acostumbrado a negociar, respetuoso pero firme.

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03/10/2018, 19:42
Balthasar Baker

Una vez declaré la posición que mantendría en aquella negociación, pues nadie con dos dedos de frente sería capaz de engañarse asumiendo que aquella reunión era otra cosa, aguardé en silencio la respuesta de los cuervos. No era mi intención prestar la más mínima atención a lo que cualquiera de los lobos dijera, e incluso estaba preparado para permanecer tan estoico como cada árbol de la inmensa sabana bajo el sol abrasador cuando se mostrasen contrarios a mis pretensiones. No tenían nada que enseñarme, ni legitimidad moral para hacerlo. Pero sí que había sobradas demostraciones de su limitada visión a lo largo de la historia, y de las graves consecuencias que ésta había supuesto, para ellos, para el resto, incluso para su amada Gaia.

Sin embargo, la primera voz que alcanzó mis oídos me resultó conocida, y me giré para descubrir un rostro familiar. Allí estaba Harvey William, el único lobo de Londres con el que había tenido alguna relación, al menos en buenos términos. De hecho, y tras una presentación ciertamente accidentada, nuestras colaboraciones habían sido frecuentes, habiéndose ganado un respeto que ni mucho menos podía extender a todo su pueblo. Incliné levemente mi cabeza cuando su mirada se cruzó con la mía, especialmente ante su primera aseveración. En efecto, el dragón nonato sería dueño de su destino, y ese era precisamente el motivo por el que no aceptaría que todo mi esfuerzo y sacrificio, y el de los míos, fuera compensado únicamente con promesas de un futuro que no pertenecía a quienes solicitaban mi alianza. Sin embargo, el lobo comenzó a manipular las palabras para llevar la visión del asunto a su propio terreno, lo que me llevó a esbozar una mordaz sonrisa de medio lado, en que mis blancos dientes brillaron durante un instante entre mis oscuros labios. Y seguramente la elección de palabras llevase a muchos a posicionarse a su lado, cosa que no me importaba. Llamar árbol a una brizna de hierba no permitía ocultarse del sol bajo ella. Exprimir implicaba arrebatar, destruir el todo para extraer una parte. No era de eso de lo que se estaba hablando, ni nadie habría a buen seguro pensado en algo así. Se hablaba de colaboración, de compartir recursos, no de arrebatarlos. ¿Mezquindad? Era sorprendente cuántos empleaban esa palabra cuando les interesaba. La historia de los perros estaba llena de mezquindad, mezquindad real con graves consecuencias. Entre la mezquindad y el altruismo había un término medio, y en ese punto trataba de moverme. Se le llamaba "intercambio justo", y no había visto ni oído aún nada que me llevase a pensar que se había tratado otro tema diferente en aquella reunión. Los cuervos pedían ayuda a cambio de la ayuda que el dragón ofrecería a la causa en el futuro. Pero la causa de los lobos y los cuervos no era la mía, como su devoción por Gaia no era la mía. Nosotros los leones éramos devotos de Selene, no de Gaia, y aunque en ocasiones combatíamos a los mismos enemigos, nuestro deber sagrado era otro. Combatir demonios, proteger nuestros territorios, era una elección personal. Y nadie podía garantizar que ese Rey Reptil respondiera a mi ayuda actual con una ayuda futura a MI causa.

No, no era un intercambio justo.

Por supuesto, William aceptó gustosa y honorablemente la petición de los Corax, como también lo hizo apenas un instante después un tal Walker, un andrajoso indigente en apariencia que se había dedicado a mascullar y reír por lo bajo todo el tiempo. Un tipo molesto, sin duda, casi tanto como los propios cuervos, a quien intentaría evitar en adelante. Asha permanecía en silencio, pero no me cabía duda de que todo aquello no le gustaba. Nos encontrábamos entre cuervos y lobos, dos de los seres que los grandes felinos más despreciábamos en el mundo. Tal vez el motivo por el que éramos los únicos grandes gatos que habíamos acudido era precisamente que los demás habían descubierto la naturaleza de la convocatoria y habían rehusado acudir en presencia de esa gente. Nadie se lo reprocharía. Pero también era posible que sólo se nos hubiera convocado a nosotros. Después de todo, en Londres prácticamente sólo había Ceilicanos, aparte de nosotros dos, salvo alguna excepción temporal cuando algún miembro de otras tribus estaba de paso. Y los gatos monteses no destacaban precisamente por su habilidad para combatir a sus enemigos. Más bien, para volver locos a sus aliados. Aún así, estaba seguro de que mi kirii aprobaría dedicar buena parte de nuestro tiempo a combatir a la prole de Cahlash, y sabría valorar en su justa medida la negociación que acababa de iniciar.

Otro lobo tomó la palabra, y aunque era mi decisión permanecer con la mirada impertérrita puesta en los cuervos, a la espera de su respuesta a mis exigencias, algo en la actitud de aquel hombre atrajo mi atención, a tiempo de ver cómo arrojaba una directa mirada hacia nosotros. ¿Esclavizar? ¿En serio? Los lobos eran aún más obtusos de lo que había llegado a imaginar... Ponían la venda antes de la herida, en previsión o temor a recibirla, y la apretaban tan fuerte que cortaba el riego sanguíneo. Sin embargo, el tal Vasilis se mostró dispuesto a escuchar mis peticiones, y en sus maneras creí detectar la costumbre de moverse en ese tipo de cuestiones, a pesar de sus deslices anteriores. Tal vez, sólo tal vez, aún había esperanza que depositar entre los perros. Aunque no era con ellos con quienes yo estaba negociando.

A los lobos absolutamente nada. -Respondí tajante, con voz atronadora, devolviendo mi mirada al frente, a los representantes de aquel túmulo- Son nuestros anfitriones quienes han solicitado mi ayuda, y son ellos quienes deberán responder a la misma. -Indiqué con firmeza- En cualquier caso, no soy un necio como para confiar en la palabra de la Nación Garou. Los lobos masacraron a mi pueblo y a otros pueblos por su mezquindad y orgullo. Algunos no sobrevivieron al exterminio. Guerrearon entre ellos en la edad oscura del hombre, en lugar de combatir a un debilitado Deshacedor que era vulnerable. Los leones no estábamos allí para verlo, pero nuestros primos los gatos observaron vuestras guerras y rieron. Nunca comprendí su sentido del humor. -Expuse con un deje de desprecio. Los Ceilicanos nunca me habían gustado demasiado- Abandonaron tierras que debían proteger, y nosotros los leones tuvimos que hacer su trabajo por toda África, además del que era nuestro deber sagrado. Y cuando decidieron regresar al continente negro, lo hicieron para repetir sus abominables actos de la Guerra de la Rabia sobre nuestro pueblo. ¿Debería confiar en que los lobos han cambiado su naturaleza? Uno acaba de llamarnos extranjeros, pese a ser nacidos en Inglaterra. Uno cuya patria tribal está, como la nuestra, fuera de las islas británicas. -Mis labios se movieron hasta dibujar una sonrisa lacónica- No todos los lobos son iguales, es cierto. Como no todos los leones somos iguales. Nosotros arrastramos tristes ejemplos como el de Colmillo-Negro, que no fue sino un loco genocida y nos llena de vergüenza. Y puedo decir que conozco el respeto hacia algún lobo, que incluso se encuentra presente entre nosotros. Pero mucho van a tener que demostrarme otros, antes de que pueda depositar confianza alguna en el conjunto de su pueblo, y creer en una promesa que les implique a todos.

Guardé silencio durante unos instantes, carraspeando mientras daba un paso al frente, acercándome más a los representantes del clan Corax. Ni siquiera sabía que los cuervos se organizaban en clanes, aquel era un detalle nuevo para mí. Siempre había asumido que iban en solitario u organizados en bandadas errantes. La idea de que protegieran un túmulo me resultaba... extraña. ¿Qué capacidad tenían para proteger nada?

Como he dicho antes, los leones no somos ajenos a los pactos. A lo largo de la historia, nos hemos asociado con otras tribus de la Gran Familia, hemos pactado con otros pueblos cambiantes, y hemos protegido a quienes requerían de nuestro poder. Ahora mismo, aquí, no tenemos pacto alguno, ni promesas ni deberes. Somos libres, y también vosotros. Podríamos marcharnos y seguir con nuestras vidas, y vosotros con las vuestras. -Aquella era una presentación adecuada para comenzar. Afianzaba nuestras posiciones, y regulaba el equilibrio entre las necesidades de ambas partes. Dejaba claro, sin sonar descarado en exceso, que eran ellos quienes nos necesitaban, y no al revés. Quizás no tanto como podría haber sido, habida cuenta de que los lobos ya les habían dado su apoyo, pero sin conocer las fuerzas de su enemigo no sería sencillo para ellos prescindir de aliados como nosotros- Toda alianza se basa en la confianza. Habéis contactado conmigo, sabíais quién era y lo que era, conocíais mi dirección, y eso significa que conocéis también mis parentescos. Me habéis estado espiando. -Sentencié, con dureza- Eso debe terminar. Entiendo que forma parte de vuestra naturaleza, pero también forma parte de la nuestra ser muy celosos de nuestros asuntos. No quiero cuervos siguiendo mis pasos, ni los de ninguno de los míos. Además, llegará el día en que cimiente mi propia guarida en esta ciudad, un territorio que llamaré reino. Ningún cuervo deberá poder acceder al mismo sin permiso expreso. -Exigí de forma tajante- Por supuesto, tal condición es recíproca. Éste es vuestro túmulo, y vosotros decidís cuándo, cómo y hasta dónde los leones podremos gozar de permiso para acceder. -Añadí en un tono más respetuoso- Los leones ofrecemos nuestras garras y nuestros colmillos, ofrecemos nuestra fuerza. A cambio, queremos conocimiento.-Porque el conocimiento es poder- Cuando estemos listos para ello, esperamos que el pueblo cuervo comparta con nosotros algunos de sus secretos, de sus dones, y que nos sirvan de guía cuando comience nuestro camino hacia el mundo espiritual. El veto que nos impide cruzar al otro lado nos sitúa en desventaja en muchos aspectos, algo que debe ser corregido a la mayor brevedad. -Indiqué con severidad, irguiéndome de forma ligeramente altiva- Esa es mi propuesta, cuervos. Os escucho.

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04/10/2018, 01:50
Horelk

Todos comienzan a dar sus opiniones y sus posturas con respecto al Rey Lagarto, era de esperarse, más aún en un túmulo de cuervos y muchísimo más en una reunión con tantos Athros de distintas tribus y cambiaformas.

- Acércate gran Mtolo… - la voz de ultratumba del espíritu quien se había mantenido sentado sobre una roca no muy lejos del agua, con el Rey Lagarto en sus brazos - …dame la mano por favor –

El espíritu aguarda a que el orgulloso Simba le haga caso, a lo que este fornido hombre acepta con recelo. El antaño Fianna le guía hasta la corteza de la rocosa superficie del Mokolé no nato a lo que al rato surgen imágenes caóticas de una antigua suerte.

Gritos

Miedo

Rabia

Orgullo

Ancianos protegiendo niños

Fuego del cielo

Impacto

Ruido

Silencio

Frio

Cada imagen golpea a la mente del Simba, repercutiendo por todo su cuerpo, de no ser por la fuerza del Mtolo, quizá estaría arrodillado e incluso desvanecido.

Al poco rato una imagen más nítida le aparece como si de un recuerdo propio se tratara:

…y vio seres antaño poderosos con un terror inmenso y una confusión eterna, vio como seres impíos atacaron sus nidos y destruyeron sus guerreros, eran seres gigantes y tremebundos, algunos eran pequeños pero llenos de malicia…ni los espíritus, ni los reyes lagartos, ni siquiera el wyrm pudo contra el fuego del cielo…Gaia llora ante la catástrofe, Kaos se ve difusa, La Tejedora pierde el rumbo, el Wyrm tiembla…

Balthasar se aleja tambaleando, todos los miraban extrañados, el espíritu lo observa muy tranquilo.

- Las imágenes son claras señor León, las rivalidades quedan vacuas ante lo que se acerca, no sabemos cómo luchar contra tan horrible fuerza y necesitamos mantener a salvo a este último sobreviviente de una era que fue diezmada por seres que desconocemos…lo que antaño creíamos que fue un meteorito que extinguió una seres de reyes con una fuerza inimaginable, está volviendo y quizá…solo quizá, la única forma que tenemos de adelantarnos a ella es este mokolé, ahora diga lo que vio a sus compañeros, antes que sea demasiado tarde –

Los corax miran confusos a Balthasar, pero en mayor medida, preocupados, incluso Brandon se le acerca y le posa una mano en el hombro derecho.

- ¿Esta bien Mtolo? -

Notas de juego

Out: le guía hasta la corteza de la rocosa superficie del Mokolé no nato

Dios! Como me costo encontrar las palabras correctas para evitar escribir: "le guio con la mano para que toque el huevo"...si, si, tengo 27 años y me sigo riendo por ese tipo de boludeces xD

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04/10/2018, 11:20
Sólo para el director

El pequeño apartamento de una habitación que se podía permitir en Hackney era quizás un lugar no apropiado para Lev, pero ahora mismo el precio de los alquileres en Londres es prohibitivo. Llovía. También llovía ayer. Y llovería mañana. No llovía las 24 horas pero no había día en el que no lloviera alguna gota por pequeña que fuera. Era un barrio que en el pasado había sido pobre pero estaba de moda entre los niños pijos...el que hubiera elegido este es porque el colegio de Lev estaba cerca, ahora vivían en el 33 St Phillip's Rd... un barrio aburrido con construcciones de la época victoriana de mala calidad.

Escuchó revolotear en la ventana superior y el Señor de las Sombras se acercó para descubrir a través del reflejo de la ventana la pequeña figura de un cuervo con los ojos amarillentos de energía eléctrica. La imagen duró pocos segundos. 

Suspiró, era un cuervo de la tormenta, seguramente un mensaje importante. Se reflejó en la ventana y atravesó la celosía para llegar a la penumbra, la cual era bastante parecida al plano material, ya que la zona era vieja y llena de vida espiritual; casi todo tenía un reflejo.

El pequeño Cuervo lo saludó

Tifón de Metal,

Te necesitamos en Londres para el 3 de marzo, es urgente que vengas; reúnete con nosotros en Crystal Palace Park, a las 6:30 pm.

El  Cuervo de la Tempestad esperó respuesta del Señor de la Sombra:

-Iré, muchas gracias por la entrega. -dijo a sabiendas de lo afines que eran con el Abuelo, había que mostrarse agradecido.

El Cuervo pareció sonreír satisfecho y se marchó... Viktor también se marchó y volvió a su apartamento. Era esa misma tarde-noche. Decidió llevarse a Lev, con tan poca antelación no tenía con quien dejarlo. Además el chico tenía que ir presentándose en sociedad.... eso se decía el Ahroun a sí mismo, pero realmente lo que no quería era dejarlo solo.

 

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04/10/2018, 14:43
Balthasar Baker

Aún estaba esperando la respuesta de los Corax. Sus reticencias, su contraoferta o, menos probablemente, su aceptación de mis términos. Una negociación nunca salía adelante con la primera oferta de una e las partes, o de lo contrario una de las partes lo habría hecho soberanamente mal. O bien la que había aceptado la primera oferta sin rechistar, o bien quien había lanzado esa oferta y que podía haber pedido más.

Sin embargo, los parlanchines cuervos no tuvieron tiempo de pronunciarse. El espíritu fue quien me habló, haciendo una curiosa petición. ¿Mi mano? Miré de reojo a Asha, durante un instante. No me fiaba de los lobos, y no me fiaba de los espíritus. No tenía suficiente trato con ellos, a excepción claro estaba de mi guía espiritual, el gran león, el rey entre todas las bestias. Pero él era mi amigo, y entre ambos había un pacto sagrado. Aquel espíritu de hombre lobo era un desconocido con intenciones inciertas.

No obstante, acepté. Balthasar Baker no era ningún cobarde.

El espíritu me guió hasta el cascarón del dragón no nacido, e hizo que posase mi mano sobre su superficie. Inmediatamente sufrí un espasmo, quedando rígido con mi mano sobre aquel embrión, pero con la vista y el oído en otro lugar, en otro tiempo. Apenas fueron unos instantes, pero sentí cómo mi mandíbula se tensaba, apretando los dientes. La tensión era tan fuerte que creía que algo dentro de mí iba a explotar. Montones de sentimientos me abordaban, sacudiéndome con fuerza desmedida. Y entonces todo comenzó a aclararse, y pude ver. Y lo que vi fue casi más duro.

Cuando aparté, con gran esfuerzo, la mano del cascarón, sentí mis piernas flaquear. Di un par de pasos tambaleantes hacia atrás, apretando los puños, tratando de recuperar un aliento exhausto, y todo el dolor que había sentido en mis entrañas terminó saliendo por mi poderosa garganta en un intenso grito, un rugido poderoso lanzado al cielo nocturno. Era un rey, un rey entre los hombres y las bestias, no podía permitirme la más mínima muestra de debilidad. Pero había visto caer algo más que un reino. Había visto caer una civilización entera. Había visto el pasado...

...Y el futuro.

Me giré bruscamente hacia el espíritu. Según él, aquello no era sólo el pasado sobre la faz de Gaia. Era una advertencia de lo que estaba por venir. Eso... iba a suceder, a repetirse. Miré a mi alrededor, contemplando casi sin ver los rostros de los presentes, lobos y cuervos, pero mis ojos iban mucho más allá. Desconcertado, veía cada rostro que había conocido en mi vida. Terminé mirando a Asha, mi Kirii, y junto a ella vi el rostro de mi esposa, y las caras de mis hijos. Tan sólo esos cuatro rostros tenían un espacio en mi corazón. Pero muchos más, incluso seres sin rostro en mi cabeza, tenían un espacio en mi deber. Mi reino, todos los reinos, iban a ser destruidos.

He visto... No se lo que he visto. -Admití, mirando al suelo mientras trataba de recuperar el aliento y la compostura- He visto la destrucción del mundo. -Sentencié finalmente, alzando la voz con seriedad y firmeza- He sido testigo de un tiempo anterior a la guerra del exterminio, anterior incluso a los tiempos en que felinos y lobos nos extendimos por el mundo. He visto cómo aquel mundo se convertía en cenizas. -Alcé la mirada, frunciendo el ceño. Mi poderosa voz no temblaba, como sí palpitaba mi corazón a gran velocidad- Algo ajeno a la Tríada, que hacía temblar incluso a la prole de Cahlash... ese al que llamáis Wyrm, cayó del cielo para destruirlo todo. Pero hacía su obra, a pesar de destruir a sus otros hijos, tal destrucción sólo pudo ser obra del Deshacedor. -Aquello era una conjetura, pero sólo eso encajaba en el mundo tal como lo conocía- No era el Apocalipsis del que tanto os gusta hablar, o de lo contrario Gaia no habría sobrevivido. O tal vez sí lo era, pero logró evitarse al final. -Negué con la cabeza, cerrando los ojos un instante- Eso es lo que he visto.

Así lo compartí con todos, dedicando una breve mirada al cuervo de piel negra, Brandon, agradeciendo educadamente su interés en mi estado, y el uso de mi título entre los míos. Me giré hacia él, alzándome en toda mi extensión. Aquella revelación lo cambiaba todo.

Ahora más que nunca, las alianzas son necesarias. Sólo entre todos, trabajando juntos, lograremos hacer frente a este funesto destino que se abre ante nosotros. -Indiqué mirando a Brandon, pero hablando para todos los presentes, pues mi voz podía oírse y sentirse a gran distancia, tal era su fuerza- Guardaos vuestros dones. No los queremos, y no los necesitamos. No nos serán más apropiados para la guerra que nos espera que los que nos corresponden como raza. Respetad nuestra privacidad, y sed nuestros guías cuando aprendamos a viajar al otro mundo. Hasta entonces, que los lobos se hagan cargo de la umbra. -Sugerí, sin mirarles- Los leones estamos dispuestos a compartir información, con cuervos y lobos, y a coordinar movimientos en lo que nos aguarda. Harvey William puede servir de enlace entre nosotros. -Propuse, torciendo el gesto para dedicar una mirada significativa hacia el Philodox- Los leones iremos a la guerra. -Sentencié alzando aún más la voz, que retumbaba en el lugar- Buscaremos y cazaremos a esos lobos de Cahlash, haremos que sientan el terror en sus carnes. Tambores de guerra se oirán por todo Londres, columnas de humo señalarán los fuegos con que los consumiremos, y el Támesis se teñirá con su sangre. No volverán a tener descanso en este mundo, pues sabrán que los reyes luminosos estarán tras sus pasos. -Señalé con vehemencia. Aquello iba mucho más allá de lo que había desencadenado la guerra con los Ajaba, más incluso de lo que había obligado a la creación del Ahadi. En aquella ciudad se iba a librar una guerra por el destino del mundo- Esa es la palabra de Balthasar Rugido-del-Sol. Hablad ahora vosotros.

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04/10/2018, 15:26

 

Viktor llegó por el Este. estaba acompañado de un niño a su lado paseando en su camino por lo que antaño fue un gran lugar pero ahora al menos quedaban restos de paz. La llamada era ineludible para él, con un alto sentido del deber haberla ignorado era inaceptable para el Ahroun. Su sobrino le susurró por el camino un par de cosas sobre los árboles y aprovechó para contarle sobre los Hijos del Calvero

El olor a tejedora era importante, aunque lo ignoró..toda la ciudad huele a fastfood, demasiado bien olía el parque. Escuchó en silencio tras tirar la moneda al lago.

No había intervenido hasta ahora. Tampoco había necesidad..Escuchó con atención y preocupación. Tenía otras necesidades y otros intereses en Londres, pero ignorar a un Cuervo de la Tormenta era algo arriesgado que no quería asumir; y claro, también estaba la obligación. Tenía buena opinión de los Corax, era gente eficiente y eficaz, pero dudaba que pudieran defender al Rey Lagarto y no dejaban de ser aliados.

Sin duda el gato tenía un porte majestuoso pero pecaba en opinión del curtido Ahroun de mucha soberbia, de la que duele, de la que proviene de viejas heridas. La propia tribu del Ahroun había sido especialmente cruel y minuciosa exterminando otros cambiantes... probablemente si estuviera en la piel del león sentiría algo parecido. Pero lo que hay es lo que hay.

Se adelantó tras la descripción de la visión funesta del propio León para decir:

-Soy Viktor, Tifón de Metal, Athro Ahroun de los Señores de la Sombra, es un honor haber recibido este mensaje y atenderé esta llamada con el sentido del deber requerido, como todos, imagino -dijo con un leve acento ruso.

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05/10/2018, 15:15

La reunión transcurrió justo como debía hacerlo. Las viejas rencillas salían a flote porque eran heridas tan antiguas que hoy en día eran imposibles de sanar. Quienes las tuvieran o bien debían aprender a vivir con ellas, o apartarse para siempre del mundo que habitamos. Algunos, lamentablemente, jamás aprenderán a vivir con ellas. Otros, viven con nosotros mientras aún las relamen. Nuestros hermanos de las Tribus Puras son ejemplos de ello.

Las peticiones de Balthasar eran las correctas para su pueblo, y no pudo evitar sonreír de medio lado mientras las escuchaba. Sintió la imperiosa necesidad de encender un cigarrillo para destensar sus músculos, pero en su lugar decidió comer una menta. - Es mucho lo que pides, y es poco lo que los Cuervos están dispuestos a dar... - pensó para sí mismo.

Las palabras del otro Morador eran sensatas también, aunque a él lo conocía más por la cháchara espiritual que hablaba el noventa por ciento de las veces. Sinsentido dirían algunos, creo que si nueve personas están de acuerdo en que algo sea cierto y una décima persona defiende lo contrario, hay que estar preparados para el evento contrario. Vasilis era siempre la décima persona, y no le extrañaba que prefiriese aislarse de los demás. Pero pasar mucho tiempo con seres inmateriales también te vuelve inmaterial, y debía tener cuidado con eso.

El espíritu del lago no tardó en hacer notar su presencia. Los Cuervos, tan habladores e impertinentes, apenas si habían tenido oportunidad para hablar sobre su posición en el conflicto. ¿Observarían, lucharían, defenderían? Qué capacidad tendrían ellos para nada, si solo saben hablar.

Para su sorpresa, el Ancestro le pidió a Balthasar que se acercara. ¿Estaba a punto de mostrarle algo? Había un Theurge entre nosotros, más acostumbrado al contacto espiritual, algo a lo que estaría acostumbrado. Para un gran león, una experiencia así no ha de ser agradable. Y no lo fue. Observó cuando su mano tocó el cascarón que contenía al Rey Lagarto y por primera vez en todos los años de conocerlo, le vio flaquear. Los ojos de Harvey se abrieron como platos ante esa extraña visión, no todos los días se veía algo así. 

Entonces lo supo. Lo que el Ancestro le mostró, se lo mostró a él por una razón. Era el empujón que todos necesitábamos para emprender la tarea que se nos había encomendado. A falta de un Galliard que los inspirara a todos, bastó el rugido de un león que los estremeciera. De estar vivo, el Ancestro habría ganado Sabiduría por eso. Se deben contar con los dedos de una mano a los Garou que hayan logrado convencer a uno de los llamados reyes luminosos a colaborar desinteresadamente. Sonrió por lo bajo, y se comió otra menta.

- Necesitaremos a un Galliard para que cuente nuestra historia. - Dice con tranquilidad, para aliviar la tensión. Aunque todos sabían lo que significaba: ir a la guerra costaba vidas, y si la amenaza era tan grande como el espíritu anticipó, cobraría las nuestras de seguro. - Porque esta será una que se contará por generaciones. - Afirmó con seriedad. Por ser un Philodox no estaba dado a las grandilocuencias, pero era necesario dejar firme la posición de los Garou que representaba. - Los Garou estaremos de primeros en el campo de batalla, porque ese es nuestro lugar. Por la batalla vivimos y por la batalla morimos, de eso no hay ninguna duda. Perseguiremos a los hijos de la Espiral en la Umbra, en las calles, en los puentes, en los ríos y en los mares de ser necesario. Protegeremos a la Criatura que yace dormida hasta que nazca y pueda luchar por sí misma contra los peligros que buscan acabar con ella. Deberá luchar con nosotros también, pues necesitaremos de su poder para triunfar. El peligro que ha anticipado nuestro Ancestro es mucho mayor del que nos podíamos imaginar y va más allá de escaramuzas con los Danzantes, o la típica pelea en la Umbra con una Perdición desquiciada. Estamos hablando de enfrentar al propio Wyrm en su morada, y en verdad os digo, nos estará esperando. Como esperaba con paciencia que los Aulladores en su sed de Gloria fuesen directo a sus redes. - Su tono era como el de un instructor militar. - No cometeremos el mismo error. Llevaremos la guerra hacia ellos, los sacaremos de sus guaridas, les obligaremos a confesar en contra de El Corruptor para que nos digan dónde mora y cría, para destruirlo sin piedad. No espero de los míos menos que eso. La Rabia fluye por nosotros porque así lo ha querido Selene que brilla a plenitud en el cielo. El Clan de los Moradores del Cristal respetará vuestros acuerdos y vuestros territorios, si hacéis lo mismo con los nuestros. Brindaremos la hospitalidad debida, porque así son nuestros son lugares de poder y pondremos al servicio de esta guerra nuestros recursos y conocimientos. Los encontraremos. Esa es mi palabra. - Respondió con tenacidad, y esperaba por la intervención del resto de sus hermanos Garou.

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06/10/2018, 00:51

Ahí teníamos la lista de deseos… y los reproches y los blablablá ¿Pedirle a los cuervos que no te espíen? Prfff, era como pedirle a un gato que no se lamiera las pelotas… ¿Montar su propio reino? ¿Sin pretender hablarlo antes con el resto de clanes de la ciudad? Prfff, podía oler la sangre ya…

Ahhh… pedir secretos y dones… claro, que a ellos no los espíen, pero a los demás sí y luego se lo cuenten. Claro. Que otros le hagan el trabajo sucio. Así él podrá seguir creyéndose mejor que aquellos a los que necesita para el trabajo sucio. No parecía que hubiera tanta diferencia entre los leones y las Tribus.

Y sin embargo… y sin embargo no podía dejar de admirar su majestuosidad, esa pose, esa voz… Joder, no podía más que mascullar mis ideas sin poder abrir la boca.

 

El espíritu le pide su mano y cuando el león al fin toca al lagarto pierde las fuerzas. Un profundo “ooooh” se ahoga en mi garganta. ¿Qué podía hacer flaquear a alguien con ese porte y esa seguridad? ¿Qué podía ser tan grave?

El fin de todo lo conocido, un Apocalipsis que no es un Apocalipsis, pero su discurso posterior me dan ganas de saltar y decir “sí, joder, vamos a machacarles” pero esta vez es mi cabeza la que pone freno a mi lengua. ¿Qué me pasa queriendo seguir a un león a la batalla?

 

Las palabras del ejecutivo me hacen caer en la cuenta de nuevo de las ganas que tienen mis primos de morir en la batalla. No es el momento de hacer bromas. Me las ahorraré. Que vayan ellos delante a buscar la muerte. Ya buscaré la forma de sobrevivir a nuestros enemigos como siempre.

 

El silencio lo vuelve a llenar todo de nuevo.

- Llevaré el mensaje a los Roehuesos – prometí sin tener claro si el resto del Clan estaría dispuesto a jugársela o si harían el petate y cogerían camino y manta – Por ellos no puedo hablar. Por mí puedo prometer que vigilaré al lagarto y ayudaré en su protección. – apunté con la dignidad que pude reunir.

Me giré al león.

- Si queréis un guía al Otro Lado, os guiaré cuando podáis cruzar. – añadí bajando la mirada aún impresionado por su majestuosidad. ¿Qué me pasaba con este león?

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06/10/2018, 01:14
Sólo para el director

 Aunque la visión que el gato había tenido era sólo para él, sin duda alguna yo era quien mejor podía comprenderle de entro todos los presentes. Mi auspicio me permitía estar cerca de la Umbra, tanto que en ocasiones no había separaciones entre los mundo para mí. A pesar de la obstinación que Balthasar se había empeñado en demostrar, su interés en los caminos de los espíritus era algo a lo que no podía permanecer ajeno pues a fin de cuentas, era mi terreno. Si demuestran ser dignos, yo mismo les guiaré cuando llegue el momento..

   Cuando decidió que Harvey sería el lobo con el que tratarían sonreí tranquilamente, el philodox era alguien que quien podía confiarse, competente y eficaz. Incluso es uno de los pocos que jamas se ha mostrado abiertamente incomodo conmigo.. 

Notas de juego

EN CONSTRUCCIÓN. DISCULPA.

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06/10/2018, 14:53
Asha Appleby

Comenzaba a pensar que tenía que haberme llevado algunos huesos para que esos perros estuvieran entretenidos mientras dejaban hablar a los demás. La repuesta de los Corax no llegaba, siendo otro de los hombres lobo quien preguntó a mi Mtolo por sus pretensiones. No sabía si me molestaba más la interrupción en sí o el que aquel cambiaformas también se hubiera presentado como una alma bondadosa. Todos conocíamos lo que los Garou habían hecho, ¿a quién pretendían engañar?

Ni por un momento me plantee reaccionar ante aquello. Ese era el terreno de Balthasar, y pronto ofreció a aquel tipo una respuesta a la altura del Rey que era, tal y como esperaba. Le miré orgullosa, atenuando un instante el gesto de desagrado que prácticamente se había instalado en mi rostro desde el inicio de aquella reunión, y es que las faltas de respeto parecían no dejar de sucederse.

Observé con curiosidad a mi alrededor cuando Bal mencionó que alguno de los lobos con los que se había relacionado estaba allí. Me había hablado de ello, pero nunca había llegado a conocer a ninguno de sus contactos. No tenía forma de saber a quién se refería, pero al menos sabía a quiénes no, y es que por las intervenciones y reacciones de algunos de los presentes quedaba claro que mi Mtolo nunca podría haberse relacionado con ellos.

Balthasar continuó con su imponente discurso dirigiéndose directamente a los cuervos, dejando claras las condiciones para que aceptáramos aquella colaboración. Eran ellos quienes nos necesitaban a nosotros, y no al revés, algo que debía reflejarse en lo que los Corax nos debían ofrecer.

Llegó el turno de estos, pero entonces el espíritu se pronunció, pidiendo a Bal que le diera la mano. Me puse tensa, apretando mis dientes al no comprender de qué iba todo aquello, y miré a mi mtolo de reojo, cruzándose nuestras miradas. Sabía que Bal aceptaría la petición del espíritu, pues no se iba a amilanar ante aquello, como él sabía que yo me mantendría alerta y le cubriría las espaldas mientras tanto.

Tuve que hacer un gran esfuerzo para no moverme de mi posición mientras la mano de Balthasar se encontraba en contacto con aquel cascarón de piedra, y es que en seguida noté lo que este provocó en él. Estaba bien, era consciente de ello, pero lo que aquella cosa estaba haciendo no debía ser nada agradable. Mucho peor fue la reacción de mi Mtolo cuando su mano se separó de lo que se convertiría en un Mokolé, y es que no sólo se tambaleó, sino que de su garganta salió un potente rugido que no anticipaba nada bueno.

Sentí entonces cómo mi interior se agitaba, pugnando por cambiar y descargar mi ira, incluso mis manos comenzaron a transformarse; apareciendo garras que pronto logré retraer. Entonces sí, decidí acercarme a Balthasar, mientras el espíritu hablaba de una amenaza y le pedía a Bal que hablara de lo que había visto. En ese momento uno de los cuervos también se aproximó, osando a posar una de sus sucias manos sobre mi Mtolo.

- No le toques. – espeté al corax, observando cómo Balthasar miraba a su alrededor con desconcierto, y aguardé a que se explicara con una paciencia que casi ya no me quedaba.

La forma en que comenzó a hablar no auguraba nada bueno, y es que eran raras las ocasiones en las que mi Mtolo se mostraba tan sumamente desconcertado. Me quedé estupefacta cuando declaró haber visto la destrucción del mundo, comprendiendo perfectamente su reacción. La idea en sí misma era escalofriante, pero el haber tenido que ver todo lo que detalló después… Llamarlo una experiencia desagradable se quedaba muy corto.

Balthasar pareció recomponerse algo más tras compartir lo que había presenciado, encarando al cuervo para añadir algo más, aunque pronto se hizo evidente que hablaba a todos los presentes. Manifestó lo que esperaba que la mayoría de los presentes compartieran, la necesidad de trabajar juntos ante semejante amenaza, para a continuación explicar qué necesitaríamos y qué no. Expuso que los lobos debían encargarse de la Umbra, pero dejando claro que colaboraríamos y sugiriendo a uno de los presentes como enlace, ese debía ser el Garou con el que había tratado anteriormente.

La forma en la que sentenció cuál sería nuestra labor en aquella guerra me llenó de confianza y orgullo. Los hijos de Cahlash se habían convertido en nuestra presa y no habría lugar donde pudieran esconderse de nosotros. Sufrirían en sus propias carnes las historias que posiblemente habrían llegado a escuchar de los Simba, descubriendo que nuestro arrojo y poder era aún mayor de lo que habían imaginado.

Bal concedió entonces la palabra a los presentes, aprovechando otro de los perros para presentarse, pero sin añadir nada de utilidad. Tras él habló el que Balthasar propuso como enlace, haciendo un comentario que esperé que fuera jocoso, pues poco importaba ahora que se narrara o no aquella historia, lo importante era que esta acabara como tenía que hacerlo; con el Deshacedor siendo derrotado.

El garou continuó hablando, haciendo un manifiesto sobre cuál sería la labor de los perros en todo aquello y hablando en nombre de su tribu acerca de lo que esta ofrecería, mencionando también que la criatura que estaba por nacer debía luchar junto a nosotros. Parecía ser un tipo sensato y que tenía las cosas claras. Tras él se pronunció nuevamente el garou con pinta de indigente, comprometiéndose a colaborar y a transmitir el mensaje al resto de su tribu, por lo que decía no poder hablar. Además, ofreció a Bal guiarle por la Umbra cuando pudiéramos cruzar al otro lado.

Tras la intervención de mi Mtolo no tenía gran cosa que añadir, pues él ya había dejado más que claro cómo procederíamos, pero pensé en que quizás había llegado el momento de presentarme; así que terminé tomando la palabra.

- Mi nombre es Asha Luna-de-Sangre Appleby. – me presenté escuetamente, pues ya todos los presentes debían tener más que claro que pertenecía al pueblo león al haber acudido junto a Balthasar. – Me temo que no tengo grandes palabras que ofrecer, serán mis actos los que hablarán por mí, los cuales encaminaré a derrotar a nuestro enemigo común. Nada ni nadie impedirá que así sea. – concluí con determinación, observando con inquina durante un breve instante a aquellos que habían osado a faltarnos el respeto.