Partida Rol por web

Me acerco a Arthur mientras busco entre los bolsillos internos de mi gabardina una pequeña tarjeta. Estas las había diseñado Finn y me las había dado cuando me dio este aparatejo, bastante útil para comunicarse aunque aún no había descubierto para qué servía todo lo demás. Volviendo a las tarjetas estas están impresas por los dos lados, de uno tiene el código numérico utilizado para llamarme y del otro tenía un pequeño dibujo de un perro sentado con una rata en la cabeza bajo el cual decía con letras cursivas bastante pomposas La Rata y El Perro

Cuando por fin encuentro la pequeña tarjeta se la entrego al tiempo que con un gruñido casi inaudible digo -No son tiempos pacíficos los que correrán así que si ves algo inusual no dudes en contactarme "Comandante" y mis chicos se encargaran del resto.

Como pensaba Anne habia hecho su movimiento de presentacion tan teatral como esperaba. Algo iba a salir de todo aquello solo esperaba que no un desastre definitivo.

En eso vi como Maximilian se acerco. Le salude con un gesto mas de.militar las viejas costumbres eran mas dificiles de cambiar conforme pasaban los siglos.

Tome su tarjeta y le di un vistazo tras su comentario sonrei de medio lado y le añadi en voz baja.

-Siempre se agradece una buena ayuda. No tengas dudas que de necesitarlo te llamare, estos tiempos los campos de batalla son otros pero siempre tocara derramar sangre en algun momento.

Algo no me gusta en todo esto, permanece atento viejo camarada como dices todo esto solo es la calma antes de la tormenta.-termkne mirando hacia donde habian caido los restos del sabbat ejecutado.

Antes de irme viendo que están todos a sus cosas escribo algo en una nota de papel y se la entrego a uno de los ghouls que reconozco de llevar bastante tiempo trabajando al servicio de Anne. 

Luego me quedo un rato por la zona y si nadie quiere hablar me marcho en taxi. 

Veo a Katherine salir, una media sonrisa dibuja mis labios.

La nota del ghoul es para ser entregada a la Sheriff. 

"Buenas noches, desearía departir con usted cuando tenga a bien reunirnos. Le dejo un número de teléfono en el que me puede contactar en los próximos dos días."

El teléfono es un número desechable de los que tengo varios. 

8:40 pm

El tiempo paso raudamente, Maximillian había decidido patrullar la ciudad, Katherine se quedó sentada enfrente y Arthur analizaba todo a su alrededor como buscando respuestas a unas preguntas que se iban formulando en una noche que se presentaba con nubes rosáceas de lluvia ligera y leves truenos.

La tranquilidad de la ciudad se vio un poco perturbada por la música estruendosa y la imponencia de un vehículo Hummer negro que se aparcó rápidamente frente al lugar, de dicho vehículo, bajaron cinco personas, todas de aspecto bastante pintoresco, grupo que era liderado por una bella muchacha de aspecto gótico, con pompas infantiles en su cabello y mechas coloradas.

La chica se acerca a uno de los guardias del teatro y este lo mira de pies a cabeza, al parecer, era gente importante ya que rápidamente fueron guiados hasta ingresar al teatro.

De entre el grupo se podían vislumbrar a una mujer de mediana edad, un hombre de origen asiático, una bella muchacha de cabellos castaños y un hombre de unos cuarenta y pocos con una cicatriz sobre el labio y cabellos encrespados y largos.

Todos rápidamente se pierden en las sombras de la entrada.

Tras dejar pasar unos segundos de contemplación, se quedó pensativa observando al variopinto grupo que acababa de entrar en el Elíseo.

¿Nuevos vástagos? ¿Tantos de golpe? Era extraño, y no estaría cumpliendo su función como Arpía, si no tratara de indagar un poco, discretamente por supuesto.

Se preguntó si alguién les conocía de algo, igual se le había pasado algo por alto, así que observó a los alrededores, hasta que encontró a Arthur, un vástago local. Se encaminó hacia él, lentamente de forma que el pudiera verla llegar para no perturbar su tranquilidad, y finalmente cuando se reconocieron el uno al otro le preguntó:

-La quietud de la noche resulta inspiradora, ¿verdad?

Esperó a ver la reacción de él, antes de abordar el asunto.

Estaba en un tejado comenzando a patrullar la ciudad cuando un vehículo especialmente ruidoso llamó mi atención. No porque fuera un carro enorme, tampoco por la estruendosa música que provenía de el, sino por la inequívoca dirección que estaba tomando.

Decido seguirlo por ya que con mi estado físico y mis habilidades sumado a que es una zona de tejados bajos no debería ser muy difícil mantener el ritmo del vehículo por un par de centenas de metros y, si se dirige a donde yo creo, es todo lo que necesito. En efecto el vehículo se detiene en el teatro The Globe y de él salen unos personajes más que variopintos, no parecen vástagos a simple vista pero no iba a confiarme.

Comienzo a observar mis alrededores y me percato de que tanto Arthur como Katherine siguen en la zona así que aprovecho para acercarme a la dama de Northumbria.

-Han pasado casi cien años desde la última vez Katherine y mucho ha cambiado, pero pero tu belleza sigue intacta. Digo este cumplido en tono serio, no es que la vampiresa no fuera hermosa sino más bien que salvo para el enojo o disgusto mi cara es muy poco expresiva.

-¿Tienes idea de quiénes son esas personas? Me los encontré haciendo bullicio un par de calles más adelante y decidí seguirlos. Ohh antes que lo olvide. Y de un bolsillo de la gabardina saco una tarjeta con el pequeño dibujo de un perro sentado con una rata en la cabeza bajo el cual decía con letras cursivas bastante pomposas La Rata y El Perro, mientras que del otro se ve mi número telefónico.

-En tiempos así voy a necesitar rumores e intrigas, y puede que tu necesites garras y dientes como en los viejos tiempos.

En mitad de mis pensamientos noto como la bella dama se acerca a nosotros  y escucho a Maximillian ofrecer sus servicios de nuevo ante lo que asiento.y respondo

-Me preocupa mas el silencio que el bullicio,la quietud es señal de que hay conjuras en secreto. Buenas noches milady y sin duda vos sois lo mas inspirador en esta noche. ¿Como se encuentra?Hace tiempo que no disfruto de su presencia.-

-Me preocupa mas el silencio que el bullicio,la quietud es señal de que hay conjuras en secreto. Buenas noches milady y sin duda vos sois lo mas inspirador en esta noche. ¿Como se encuentra?Hace tiempo que no disfruto de su presencia.-

Su reacción le gustó, y le tendió la mano por si quería besársela siguiendo la etiqueta de otra época. Para Katherine era evidente, que Arthur era un Señor, con S mayúscula, alguién refinado y el respeto se pagaba con respeto.

-Me siento intrigada, acabo de ver a seis personas dirigirse al Elíseo, y me resultaron completos desconocidos.

Dejó el tema ahí, por si el sabía algo de eso y podía completarlo de alguna manera.

Luego añadidó:

-Lamento que haya pasado tanto tiempo, pero hoy podemos ponernos al día, para enmendar la situación. -su tono era cómplice y amable al mismo tiempo.

En aquellos momento sintió aquella otra presencia, una presencia muy conocida con la que tenía cierta confianza, respecto a la mayoría de los Vástagos de la ciudad, una sonrisa genuina asomó ligeramente, mientras hacia espacio para Maximilian, que se posicionaba junto a Arthur y ella, formando un perfecto triángulo.

-Han pasado casi cien años desde la última vez Katherine y mucho ha cambiado, pero pero tu belleza sigue intacta

-¿Tienes idea de quiénes son esas personas? Me los encontré haciendo bullicio un par de calles más adelante y decidí seguirlos. Ohh antes que lo olvide...

-Mucho ha llovido, pero algunas cosas nunca cambian, ¿verdad Maximillian? Me alegro de verte.

Negó con la cabeza a su pregunta, mientras recogía la tarjeta que le tendía y se la guardaba.

-Justo ahora le comentaba al señor Arthur mi desconcierto sobre esas visitas a horas intempestivas...

-En tiempos así voy a necesitar rumores e intrigas, y puede que tu necesites garras y dientes como en los viejos tiempos.

-Como en los viejos tiempos. -repitió con una mezcla de gratos recuerdos mezclados con otros menos agradables, pero en que el saldo al final salía a ganar.- gracias Maximilian.

En esos momentos miró a ambos, y habló para si misma, pero en voz alta incluyendo a los demás en su razonamiento:

-Si nadie sabe nada de ellos, igual deberiamos volver a entrar.

Miró en especial a Maximilian, ya que él sabia los roces con cazadores mortales que ella había tenido, y comprendía que unos fanáticos podrían haber entrado sin importarles lo que significaba un Elíseo.

-Sólo para asegurarnos... ¿me acompañariais? -miró a ambos.

-Si nadie sabe nada de ellos, igual deberiamos volver a entrar.

-Sólo para asegurarnos... ¿me acompañariais?

 -La verdad no tenían pinta de alborotadores, pero no pienso apostar la seguridad de Lady Anne en un simple juicio de apariencias. Luego giro la mirada hacia Arthur y agrego. - No creo que llegue a eso pero si las cosas se tuercen, entonces de verdad será como en los viejos tiempos. Esto último lo digo con una mueca en el rostro que más que una sonrisa parecía un medio gruñido dejando al descubierto unos enormes colmillos. Seguidamente me encaro hacia la entrada de The Globe.

8:52 pm

Los extraños estaban sentados en primera fila, la chica de mechones rojizos jugueteaba con un encendedor, mientras que el hombre desaliñado tenía la mano en la boca y jugueteaba con ella en señal de nervios.

El telón se abre y como si se tratara de una obra de antaño, un trono escarlata era ocupado por la incomparable figura de Queen Anne, quien tenía su típica sonrisa. A su diestra se encontraba otro vástago femenino, con una espada clavada al piso de madera y con ojos completamente negros.

- Buenas noches – saluda Anne y levanta la mirada para notar la presencia de otros tres miembros – Maximillian, Katherine y Arthur…por favor, pasen aquí, lo que sea que sea para lo que hayan llegado estas personas quizá compete a todos – espera a que los demás vástagos se acerquen más al escenario – muy bien, aunque me parece bastante poco ortodoxo esta manera de llegar y de irrumpir en mis dominios, imagino que se trata de algo importante –

- Buenas… - intenta saludar el hombre de cabello enmarañado –

- Por cierto…Penny…última vez que te atreves a usar tus disciplinas en mis empleados – la voz de Anne paso de un tono amable y agradable a uno amenazante, tajante y casi filoso –

- Son esferas Anne… - los ojos de la llamada Penny se voltean en señal de molestia - …y vamos querida, sin algo de ayuda no podría entrar a este lugar y solicitar una entrevista contigo de forma tan rápida, sabemos que un Príncipe… -

- Reina –

- ¿Te la pasaras interrumpiendo a todo el mundo? Pregunto porque si no esto se hará muy tedioso – le reclama Penny – y vamos, lo último que quieres que se enteren por ahí es que un grupo de magos lograron entrar fácilmente en tus “dominios” – realiza las típicas comillas con los dedos de ambas manos –

Queen Anne y Penny sostienen miradas, como si se desafiaran una a la otra, no había nada en sus rostros que denotaran gracia alguna, pero de pronto, ambas sonríen como cediendo ante la situación, no como señal de amistad.

- Bu…buenas…noches – intenta nuevamente el hombre - …soy Esben Marino, Mercere del Consejo de las Nueve Tradiciones, siento irrumpir sus actividades Queen Anne, pero me temo que llegamos para intentar dilucidar algunas dudas con respecto a las perturbaciones que han surgido en el norte de los Estados Unidos –

Anne se lleva la mano al mentón, fija su mirada en Esben y este automáticamente agacha los ojos en señal de sentirse superado, la vástago sonríe levemente y pregunta:

- ¿A qué se refiere con perturbación? –

- Anne, por favor, se perfectamente que has estado contactando con varios Tremere para intentar averiguar qué coño está pasando en ese lugar –

- Veo que los Seres Huecos han estado haciendo su tarea últimamente, no me sorprende, ser desplegados de su propia sociedad les tiene que dar la ventaja de tener todo el tiempo del mundo para inmiscuirse en asuntos que poco les competen… -

- Bueno, esta vez sí nos compete no solo a los Huecos querida, también a los pobres malditos que deben beber sangre para seguir en pie –

La vampiresa con la espada fulmina con una mirada a Penny.

- Seño…señoritas, por…por favor – tartamudea Esben – estamos en lo que se supone es un Eliseo, debemos llamar a la paz para evitar vacuos conflictos en medio de una situación que aún no sabemos su origen ni impacto –

Penny respira profundamente, al parecer las palabras de la Príncipe le afectaron realmente, mientras que Queen solo se limita a sonreír.

- Si, somos conscientes de dicha anomalía, estoy pensando seriamente mandar a un grupo de mis mejores agentes para investigar, pero eso es aún un proyecto que no creo llevar a cabo hasta dentro de uno o dos meses, son varios los preparativos y complicados los llamamientos –

- Tampoco sabe mucho entonces my queen – replica con sumo respeto Esben –

- Me temo que no querido, lo siento mucho –

Un profundo silencio se hace presente en todo el teatro.

- Son esferas Anne… - los ojos de la llamada Penny se voltean en señal de molestia - …y vamos querida, sin algo de ayuda no podría entrar a este lugar y solicitar una entrevista contigo de forma tan rápida, sabemos que un Príncipe… -

- Reina –

- ¿Te la pasaras interrumpiendo a todo el mundo? Pregunto porque si no esto se hará muy tedioso – le reclama Penny – y vamos, lo último que quieres que se enteren por ahí es que un grupo de magos lograron entrar fácilmente en tus “dominios” – realiza las típicas comillas con los dedos de ambas manos –

Cuando la joven de mechas rojizas dijo esto emití un gruñido bastante audible y mostré mis largos colmillos al tiempo que mi mirada se posaba sobre ella. Para cualquiera que lo estuviera viendo parecería mucho a cuando un animal se prepara para abalanzarse sobre su presa, aunque de momento el ataque no se producía.

-MAGOS... NO RECUERDO HABER PROBADO ALGUNO PERO SIEMPRE HAY UNA PRIMERA VEZ... No, no es el momento ni lugar... PERO SERÍA DELICIOSO... Y una declaración de guerra, además de una sentencia de muerte.

Mientras la conversación seguía me fui calmando mientras escuchaba atentamente lo que ambas partes tenían para decir y, cuando ambas terminaron, dije en un tono bastante serio.

Su eminencia, si los visitantes no tienen  más que añadir y si mi Reina me lo permite me ofrezco a escoltar a estos invitados sin invitación fuera de sus dominios. 

Sus pasos se acomodaron al del resto hasta que se anunció a si misma con un silencio respetuoso, mientras esperaba que la Reina se dirigiera hacia ellos, siempre cortés.

Maximillian, Katherine y Arthur…por favor, pasen aquí, lo que sea que sea para lo que hayan llegado estas personas quizá compete a todos – espera a que los demás vástagos se acerquen más al escenario – muy bien, aunque me parece bastante poco ortodoxo esta manera de llegar y de irrumpir en mis dominios, imagino que se trata de algo importante 

-Gracias, Majestad.

Se acercó, y contó de nuevo a todos los presentes, fijándose en sus rasgos, en sus defectos, sus virtudes, sus carótidas. Y se mantuvo en silencio, mientras escuchaba una escena que ya había escuchado en otras ocasiones... en vástagos, humanos y hasta animales.

Era el peculiar olfateo antes de decidir si morder o mantener la diplomacia hasta que el rival bajase la guardia. Todo bien cargado de educación y buenas maneras, porque al fin de cuentas la capacidad de hablar debería justificarse de alguna forma.

 Cuando vio que los magos no respondían a la pregunta de las perturbaciones de la Reina, dándo por hecho que ella ya lo sabía, esperó a que hubiera una pausa, y cuando la hubo, aprovechó.

Su eminencia, si los visitantes no tienen  más que añadir y si mi Reina me lo permite me ofrezco a escoltar a estos invitados sin invitación fuera de sus dominios. 

-Disculpadme, majestad, disculpa Maximilian, si no os importara, me gustaría antes intercambiar unas palabras con nuestros "invitados".

Su voz no era despectiva cuando pronunció "invitados", estaba usando sus modales pues creía firmemente que a veces las palabras sin amenazas ocultas, podían ser mucho más efectivas que una sesión de gruñidos.

Si la Reina no lo impidió, se dirigió hacia los invitados.

-Cómo bien ha señalado la Reina, mi nombre es Katherine. ¿Con quién tengo el placer de hablar? -se dirigía a la portavoz, cuando hubo replicado añadió- Habéis hablado de perturbaciones, me gustaría conocer más de la naturaleza de dichas perturbaciones. Creo que no habríais acudido aquí, si en verdad, pese a la fachada de entereza, no tuvierais la necesidad de encontrar ayuda en alianzas inesperadas. Y si lo habéis creido oportuno -estas últimas palabras, aunque las dirigía en teoría a la portavoz arcana, en realidad iban dirigidas a la Reina para convencerla también de que relajase el tono- imagino que también debe ser porqué creeis que a nosotros nos conviene unir fuerzas.

Hizo otra pausa para que calaran sus palabras, señaló unas butacas, miró a la reina por si daba su aprobación, esperando que le diera la oportunidad.

-Por favor, tomen asientos si son tan amables. Si quieren nuestra ayuda, como comprenderán, antes deben ser más precisos sobre que les ha atenazado tanto para venir hasta aquí. El número de personas, seis, sólo explica una verdad que no hace falta pronunciar... quieren usar el número, para asegurarse de que nos planteemos seriamente bebernos hasta la última gota. Pero eso, es innecesario. Igual que también fue innecesario usar... ¿las esferas? Bien. La Reina aún no los ha asesinado, lo que muestra sin duda, su buen temperamento y cordialidad, pese a que tenía razones para ello. Acepten, por favor, esta muestra de buena voluntad, para pasar al siguiente punto de la reunión: Explicar el problema en profundidad. Si en verdad nos incumbe a ambos grupos, lo mejor será dejar los rodeos, en aras de la necesidad. ¿Por favor?

Mientras Katherine comenzó a hablar me dispuse a situarme atrás del grupo de magos, interponiéndome entre ellos y la salida, y comienzo a mirarlos seriamente aunque no en forma amenazadora, sino más bien expectante. No tenía apuro en despachar a estos "visitantes" pero si hacerles sentir la situación en la que estaban, si ellos habían venido a buscar a Lady Anne tendrían que adecuarse a nuestros tiempos y ser los primeros en soltar información.

Algo tenía que reconocerle a Katherine, siempre era capaz de sacar lo mejor de cada situación y esta vez no era diferente. Con solo analizar la situación unos segundos se había acoplado a mi rutina de "policía bueno y policía malo" con total naturalidad.

-Muy bien "Visitantes", escuchemos que tienen para decir. Pienso para mi mismo.

Esto era cada vez más incomodo, observaba con la mirada lo que sucedía... al ver el numerito que montaba Penny Dreadful sin siquiera avisarnos nada y tomando decisiones cuando ella era la anexa en la Cabala me hacían exhalar de disgusto... al ver la reacción de la Princesa, era comprensible que tanto ella y su gente iban a reaccionar no de la mejor manera... ¿A quien se le ocurriría meterse en casa ajena e ir a mentar madres al dueño de la casa cuando éste te puede arrancar la cabeza?... 

 Miro como nos rodea el guardia de las barbas y nos impide la salida, al tiempo que la cordial y bella embajadora de la Camarilla nos habla... les miro y le hablo en forma muy pausada y calmada moviendo la cabeza... -Entiendo su disgusto, no queriamos faltarles al respeto, perdonen a Penny por favor, a veces se deja llevar por sus impulsos... os ruego que nos disculpen, sé que somos inoportunos y que no debimos entrar de esa manera a la morada de su Majestad Lady Anne, pero también por favor compréndanos, sabiamos que no nos iban a dejar a pasar solo con concertar una cita por teléfono... encantada Katherine, gracias por la cortesia, yo soy Tanía...- asiento con la cabeza y tomo asiento... 

Sonrío levemente y hago una reverencia inclinando a Quenn Anne... -Alteza, agradezco su valioso tiempo, su humilde sierva se llama Tania García, soy Maestra de la Orden de Hermes... conmigo viene Brandon Hideaki... la elegante mujer pelirroja es Betha Lynch... Esben ya se presentó, y creo que ya conocia Penny Dreadful...- y luego agrego... -Como ya escuchó a Esben, me temo que no traemos buenas nuevas Mi Lady, y humildemente venimos a pedir de su ayuda, ya que éste asunto es de gran interés para todos...-

-Éste asunto es un enigma aún Mi Lady... sabemos hasta ahora que la Perturbación comenzó en un sitio al norte de Alaska, que avanza muy rápido, y que ahora ha comenzado a afectar a Londres... la Celosía se ha visto comprometida, la naturaleza de éste extraño fenómeno creemos que se trata de una zona libre de tormenta de Avatares, que son como huracanes vivientes de energia pura que destrozan todo... la perturbación ha hecho que la Celosía o los planos dimensionales sen hayan vuelto puros y  más pasables… éste fenomeno se gestó en menos de dos meses más o menos...-

-Otra cosa preocupante, es que hay otros grupos involucrados muy activamente, se han visto a Hombres Lobo pertenecientes a los Danzantes de la Espiral Negra estando muy cerca de Magos de la Tecnocracia, no sabemos bien si se están peleando ó se están aliando en concerniente al mismo asunto, creemos que si... por eso pensamos que necesitamos ayudarnos mutuamente, y que lo que menos tenemos ahora, es tiempo... Mi Lady...-

La mocosa nos metió en una situación difícil ahora, si tan solo pudiera mantener su enorme boca cerrada, quiero undirle el cráneo en la cavidad torácica por no hablar con respeto ante una autoridad, y más si se trata de estas sanguijuelas, ni podría decir como terminaría un enfrentamiento entre el grandote que gruñó como un perro defendiendo a su ama, y mi persona, un "Akáshico Vajrapani" se podría decir que no saben que tengo el poder para destruir toda su guarida, y antes que alguien pudiera notarlo, el sujeto se planta como un poste detrás de nosotros.

Una hermosa dama de nombre Katherine, comenzó a hablar, una voz melodiosa y lo que dijo no fue del todo agradable a mis oídos, de todas formas, ahí estaba Tania, para enmendar el error de coletas, sin antes clavar mis ojos con furia sobre la perra hueca.

Voy a molerte a golpes si hablas otra vez maldita sea, te lo prometo. 

Manada una sutil intención asesina que está dirigida da esa loca, pero con el suficiente acople de voluntad para no desaparecer su existencia. 

Pero Tania logra controlar indirectamente la bestia que hay en mi con su dulce timbre de voz, no entiendo cómo lo hace, pero lo hace, no me aparté de su lado, por si alguno de estos colmilludos quería hacerle daño, antes se las verían conmigo. 

Betha observó la situación, realmente se sentía muy incómoda... Se habían metido en un nido del Wirm. Escuchó hablar a aquellos parásitos que les amenazaban y luego a sus compañeros intentando explicarse al mismo tiempo que trataban de no ser asesinados.

Obviamente estaban en inferioridad numérica y quien atacase primero sería el que vencería mas no era a lo que habían venido... el riesgo era ser atacados por los chupasangres simplemente por venir a informarles.

La señora se quedó callada escuchando a aquellas alimañas y sus compañeros.

9:02 pm

Anne sonríe ante la lealtad y respeto que algunos denotaban, Ursula, la vástago que se encontraba junto a la reina menea su espada en señal de atención contra Penny, esta levanta las manos y abre los ojos en señal de terror simulado.

Tania comienza a hablar, Anne se nota concentrada en sus palabras, lleva un par de dedos al mentón y le responde:

- Agradezco todo lo que estás diciendo muchacha, pero por favor, ten cuidado a la próxima, The Globe es pequeña, pero más pequeña es la ciudad que la alberga, existen ojos y oídos en todas partes y…no queremos que esta información llegue en orejas equivocadas – sonríe muy tranquilamente – necesitare un numero de contacto, Fowler, por favor –

Ursula la mira y entiende enseguida, saca su teléfono y espera a que todos le faciliten sus correspondientes números personales, Esben entre ellos.

Penny se voltea y nota la enorme figura de un gangrel poco agraciado quien le muestra sus colmillos, la muchacha hace una mueca de sorpresa y con ojos penetrantes le dice:

- Si lo que intentas es intimarme, por favor, hazlo un poco mejor y…aleja tu cuerpo de mi espacio personal, no quisiera verte convertido en charco querido –

- Penny fucking Dreadful…buenas noches princesa de la tradición que nadie pidió – se oye a lo lejos la voz de un hombre cuya impecable figura poco a poco va haciéndose visible desde uno de los pasillos –

Se trataba de David Hart, actual arpía de la Camarilla, sus ojos tan azules que aparentaban ser blancos denotaban tranquilidad mientras que una sonrisa pícara matizaba con un rostro dispuesto a matar.

- David Hart, mira cómo te ha tratado el tiempo – responde Penny mientras empuja levemente a Maximillian –

- Se hace lo que se puede con la no vida querida –

- Así es querido, alimentándote de los durmientes…por cierto, ¿siempre te gustan las niñas? –

- Por supuesto querida, por su puesto…y tú, ¿siempre robas nodos a los cambiaformas para crear tus capillas…o eso solo ocurrió en Boston? –

- Suficiente – corta de golpe la voz de otro vástago, no era un grito, simplemente era un tajo que corto un aire pesado en forma de palabra – Penny Dreadful, tendré que pedirle que se retire por favor, está irrumpiendo la calma de un Eliseo y espero que sepa lo que eso implica –

Se trataba de un hombre sumamente pálido, de ojos completamente negros, de cuerpo sumamente delgado y de cabellos levantados.

Penny abre los ojos hastiada, mira a los presentes y se aleja rápidamente, no sin antes hablar sin girar la cabeza.

- Por cierto, Anne…yo que tú me cuidaba de Mr. Hyde – dicho esto desaparece en las sombras -

Mi rostro sigue pétreo ante los insultos de la muchacha, incluso cuando trata de empujarme con sus frágiles brazos simplemente le facilito la tarea pero no sin antes inspirar fuertemente.

-YA TENGO TU AROMA MUCHACHA, ENCONTRARTE EN LONDRES VA A SER COMO CAZAR UNA GALLINA EN UN CORRAL... Pero no voy a matar a nadie sin que se me ordene... Mucho menos si puede causarle problemas a mi reina.

En esos pensamientos estaba cuando sucede la situación que termina con Penny Dreadful lléndose del Eliseo. Entonces me dirijo a los magos restantes y digo.

-No me malentiendan, no soy un busca pleitos como su amiga cree- Esto mientras señalo la puerta por la que Penny acaba de salir. -Pero si entran a la casa de alguien sin invitación deben estar preparados para ser recibidos con hostilidad. Dicho esto, y ya que mi Reina a acordado cooperar con ustedes, yo también ofrezco mi ayuda. Soy Maximillian, Señor Azote de la ciudad de Londres y como tal patrullo las noches de la misma. Si a alguno le interesa mi propuesta puede quedarse con una de estas tarjetas y contactarme. De mi bolsillo saco cuatro tarjetas de presentación y las sostengo con la mano derecha esperando a que alguien se acerque a recogerlas.

Al parecer al final no iba a haber sangre, lo cual estaba bien, porque el Elíseo era una de las pocas figuras de la história vampírica erigidas para la paz, era una rareza en una eternidad repleta de sangre y Bestias malheridas, y era algo que debía conservarse.

La tal Penny, pensó, que tenía una bocaza enorme, era la clase de persona que morían un día cualquiera por una razón absurda. Preferiría que usara sus talentos para mejorar la situación, pero si se iba a convertir en un problema, bueno, esperaría a que el tiempo pusiera las cosas en su sitio.

Por suerte, todo eran ladridos pero ningún mordisco. Y todo había que decirlo, que eso iba por ambos "bandos".

Sin embargo, que le hablara de esa manera a Maximilian, la hizo acercarse discretamente en dirección de Penny, por si tenía que arrancarle la lengua para impedirle ejercer su "arte", antes de que tuviera tiempo a decir "Puta mierda".

Pero al parecer no hizo falta, y Katherine siguió con su rostro impasible y una sonrisa abierta de par en par, mostrándose cordial y amable. Porque ella era amable con todo el mundo, y cordial, siempre que la paz fuese respetada y nadie le manchara su traje con sangre.

Maximilian trató de ejercer de embajador, cazatalentos o algo así, y a Katherine le pareció muy divertido todo el asunto. Aunque algo arriesgado, pero Maximilian no habría sobrevivido tanto tiempo sin tener un par de trucos en la manga. Ella lo había visto en acción.

Esperó paciente, por si alguien quería añadir algo hacia ella, o sino simplemente esperaría a que se fueran, en espera de un futuro contacto.