Partida Rol por web

En esos momentos salí de la habitación de Angler y Gloinar. Lo hice despistado, ausente, absorto; mirando a la nada, a un punto fijo y cambiante a la vez...sin razon propia.... Estaba aún a oscuras hasta que amaneció.

Miré a Alalonna y luego a Húren, que había salido a la puerta...

¡¡¡Maldición!!! -grité desesperado mientras me arrodillaba impotente en el suelo... ¡¡¡el elfo!!!, ¡¡¡ el enano!!!.

Mi cuerpo no pudo más y se tendió en el suelo apesadumbrado, tanto como en el ataque donde raptaron a mi hija...... La puerta de la habitación de Gloinar y Angler estaba abierta, pero nadie salía de allí.

Mientras estoy afuera, tratando de divisar a los hombres de VistaNegra y los rastros dejados en el lugar, escucho como Iphrus grita dentro de la casa, asi que regreso inmediatamente al lugar y paso directo a la habitacion donde se encontraban el enano y el elfo...

Mismas marcas, mismas cuchilladas y modus operandi que el asalto que sufrió Barjov cuando la compañía se unió en un principio. Sangre... a raudales... El elfo y el enano yacían en sus camas cada uno, con numerosas marcas de penetración de dagas en la noche. Que cada uno saque sus propias coclusiones, tal y como hizo Iphrus.

Al llegar a la habitacion me quede estupefacto con lo que vi... el enano y el elfo muertos... "Maldicion, pude haber sido yo!". Era lo que pensaba al ver sus cuerpos, por un momento considere que quizas el que habia hecho esto no me consideraba peligroso y agradeci eso, pero luego me empezaron a asaltar los mismos pensamientos y corazonadas que tuve hace pocos minutos, y nuevamente volvi a posar mis ojos en los cuerpos muertos de mis recientes compañeros. Me lamente por ellos, incluso por el enano, aunque los suyos no me caia bien, no merecia morir.

Nuevamente las prisas de mis corazonadas tomaban prioridad en mi mente, en especial, porque ahora veia lo peligroso que era todo el asunto y deseaba terminarlo con mayor rapidez.

Busco a Alalonna y a Iphrus rapidamente: - Debemos irnos, si nos apresuramos quizas podamos seguir a los que hicieron esto, tengo un presentimiento - Y mirando directamente a Iphrus que se habia levantado para escucharme, continuo: - Hasta hace poco no pensaba que tu hija tuviese muchas posibilidades de estar viva, pero ahora pienso que quizas es asi, sin embargo no sera facil, solo estamos nosotros 3 y los enemigos puede que sean muchos - termino diciendole a Iphrus mientras poso mis manos sobre sus hombros.

- Alalonna, debemos partir ya -

Húren me daba ánimo. Apenas podía contenerme, sin embargo, tenía razón. Debía pensar en mi hija...

Me dirigí hacia la puerta.

Vamos Alalonna no hay tiempo que perder -dije. Iremos a por Bernard y a por Laedda... y ¡vengaremos al elfo y al enano! ¡Malditos duelfos!!

ok. Edito, se me pasó.

Todo sucedía demasiado rápido. Alalonna escuchó lo que Huren leyó del libro y no tuvo tiempo de comentar nada cuando éste invocó un extraño ser de la nada.

Asustada, se tiró contra una pared y desenvainó su espada pero fue en vano. El hombre-sauce, como lo llamó el anciano, volteó la puerta de entrada y luego se desvaneció rápidamente tal como había aparecido. La mujer se quedó anonadada ante semejante despliegue de poder. A simple vista, Huren no era más que un anciano.

Volvió a envainar su espada y fue en busca de sus pertrechos. Estaba terminando de organizarse cuando escuchó los lamentos de Iphrus.

-Dioses... ¿como fue posible que los pillaran con la guardia tan baja? ¿Qué clase de asesinos tenemos aquí?- el murmullo de la mujer se oyó preocupado. No sólo habían entrado mientras ellos estaban allí, si no que habían logrado acabar tanto con el elfo como con el enano sin que atinaran a defenderse. Ello parecía muy improbable sin ayuda de la magia.

Apesadumbrada, salió al exterior siguiendo a sus compañeros en sus prisas pues tal vez, aún estuvieran a tiempo de alcanzarlos. Sin dudarlo, fue derecho hacia las huellas que se veían fuera de la casa pero eran tantas y tan confusas que no pudo determinar que dirección tomaron para huir.

-Bien, supongo que tendremos que guiarnos por el mapa que Bernard nos dejó. Aguardadme un momento que iré por él.

Mientras Alalonna va en busca del mapa, el cual no creo que encuentre, yo salgo a revisar las huellas dejadas en el camino.

Poco despues me dirijo a donde se encontraban los caballos descansando la noche anterior, a pesar de que las monturas habian sido dañadas para que no pudiesemos usarlas, y asi retrasarnos, era preferible ir a caballo que a pie, de otra manera, no podriamos alcanzarlos...

Huren comenzó a rastrear. Lo único que pudo encontrar fueron trozos de montura y fardos vacíos tirados en los suelos. No había nada que aprovechar allí, ni siquiera en el lugar donde los caballos fueron dejados ni donde los hombres de Vistanegra se apostaron durante la noche. Nadie. Nada.

Alalonna fue a por el mapa, mientras el señor Rharlendigr y el señor Barjov la aguardaban a la entrada. Iphrus se llevaba las manos a la cabeza....:

Dime Alalonna,  ¿qué lugar es ese que mostró Bernard antes de desaparecer? Sin duda ha sido un enorme error por parte de sus captores dejar la localización en su morada... Conozco bien este bosque... ¿dónde debemos ir? ¡Aprisa! ¿¿Dónde se encuentran esos sinuosos duelfos??

Estaba algo nervioso. Había contemplado cómo habían perdido la vida dos de nuestros compañeros, y por ende, estaba absolutamente entristecido y preocupado por mi hija.

Alalonna fue por el mapa y volvió con él en un santiamén.  Se acercó hacia sus dos compañeros y se los mostró*.

-Este es el mapa que tenía Bernard en su habitación, que supongo que es el que nos iba a dar esta mañana antes de que partiéramos. Allí indica claramente como llegar hasta los duelfos. No sé a vosotros pero a mí me resulta muy extraño todo esto. Si alguien entra en la morada de Bernard, lo secuestra para que no nos ayude y asesina sin piedad a dos de los nuestros... ¿por qué no se deshizo de todo lo concerniente a los duelfos y su ubicación? Creo que nos están montando una trampa; aquí quieren que creamos ciegamente en que estos seres de leyenda están detrás de los últimos crímenes. Deberemos andarnos con cuidado, pues ese alguien debe tener un motivo muy poderoso para poner tanto esfuerzo en acabar con los duelfos.

Húren e Iphrus vieron la localización del pequeño mapa que encontró Alalonna. Al parecer estaba claro.

MMMMMmmmmmmm....... -miré detenidamente el mapa.

Osea que es ahí donde donde se esconden esos malditos seres... Perdóname Alalonna, pero... yo si creo que esos seres arremetieron contra Bernard, al igual que lo hicieron conmigo y mi hija cuando nos conocimos... ¿recuerdas? Personalmente iré en su búsqueda, bueno... la de mi hija principalmente. Ojalá esté bien...

Despues continué mirando el mapa y me dirigí a los dos compañero.

Conozco bien este bosque. Largo tiempo lo crucé por los cometidos del señor VistaNegra. Creo que podríamos tomar dos caminos, mirad:

Podríamos viajar a campo abierto, entre los senderos de los bosques sin internarnos entre los árboles. ¿Quién sabe qué nos podríamos encontrar por allí?:

O tal vez podríamos dejar ese rodeo y tomar un camino más directo, aunque pasemos unas horas entre las ramas y la oscuridad que tapan sus hojas... hasta llegar al sitio indicado...:

¿Qué hacemos? ¿Por dónde vamos? -les pregunté finalmente.

Me quedo pensando por unos intantes cual es la mejor opcion a tomar y finalmente me decido.

- Me parece que lo mejor es tomar la ruta mas directa -  digo observando seriamente a Alalonna y a Iphrus - Estoy seguro de que los... fugitivos estan tomando los senderos en vez de la ruta directa, asi que si nosotros tomamos el camino mas recto, podriamos incluso alcanzarlos... Se que la ruta directa puede ser mas peligrosa, pero es un riesgo que estoy dispuesto a asumir, y ustedes? - Me quedo observandolos por sus respuestas.

-Estoy de acuerdo contigo Huren. En este momento debemos ganar tiempo. Ya que no tenemos otra forma de llegar que no sea caminando, lo mejor será tomar la ruta más corta. Peligro encontraremos en cualquiera de los dos casos, pues vamos en busca de asesinos despiadados y habilidosos. Partamos cuanto antes así aprovechamos las horas de luz que nos quedan.

La mujer, con sus pertenencias listas se dispuso a partir.

- Bien, sera mejor que comencemos a caminar - Y ajustandome mi mochila empiezo una caminata firme y rapida, a sabiendas de que el esfuerzo tendra consecuencias para mis huesos... Pero con la conviccion de llegar al fondo de este asunto. "Aunque estoy metido en esto desde hace poco, se que me han estado tomando el pelo, ademas, ahora creo que la hija de Iphrus si puede estar viva"

Mientras iniciamos la caminata, me dirijo a Iphrus, con la intencion de hacer conversacion (y obtener informacion): - Iphrus, desde hace cuanto que trabaja como mensajero para VistaNegra? -

Hará unos dos años aproximadamente -dije mientras comenzaba a caminar con mis compañeros.

El edil de mi ciudad, muy al sur de este bosque, me mandó aquí en una misión de protocolo para con VistaNegra. En ese tiempo y debido a mi situación por este sitio, VistaNegra solicitó de mis servicios en sus constantes viajes por el bosque, antes de convertirse en Gobernador. Una especie de mitin político... y mis hombres y yo éramos su séquito de protección.

Desde que llegó al poder creó una guardia personal (esos hombres que han desaparecido), y prescindió de mis servicios; únicamente y las menos veces soy mandado a viajar a algún recóndito lugar de este bosque representando su figura. No obstante somos amigos.

Mientras tanto seguía caminando, abandonando el Nido del Sur bajo las miradas de los cuervos del desaparecido Bernard.

Caminábais. 6 días pasaron desde que dejásteis el pueblecido de Bernard. Vuestra ruta directa era clara. Habíais pasado por la ruta entre el bosque Mercavante y los picos de Orgobaad.

Dos días después, atravesásteis sin problema alguno parte de Dulferen Sur. En ningún momento habíais encontrado villas importantes ni aldeas menudas, tan sólo viejos caseríos o palomares donde algun buen anciano os había dejado pasar la noche y os había entregado víveres y agua. No obstante, no habíais conseguido montura alguna.

Ningún percance hasta el momento. Ningun rastro, tampoco, de algún soldado de VistaNegra. Tampoco de esos malditos duelfos, como Iphrus decía. Ahora estábais a punto de cruzar el bosque de la Retama. Estábais cerca de la localización exacta de vuestra meta.

Caminábais, sin descanso. En esos momentos, en un claro antes de internaros entre troncos y hojas fuisteis asaltados:

Jaja -dijo uno de ellos extendiendo los brazos

¿Qué tenemos aquí? Jajaja ajaja.... Soltad todo lo que tengáis... ya..

El viaje había transcurrido sin novedades hasta la sexta jornada. En el camino, Alalonna había profundizado su amistad con sus compañeros, llegando a confiar en ellos casi completamente. Más allá de que aún no estaba convencida de que los duelfos fueran los culpables de los asesinatos y el secuestro de la hija de Iphrus, sentía que los tres peleaban por la misma causa.

Todo transcurría normalmente hasta que, al atravesar un claro, unos asaltantes salieron a su encuentro.

Al ver la actitud de los maleantes, la mujer, rápidamente desenvainó su espada.

-Amigos, si apreciáis vuestra vida, os diría que sigáis de largo como si no nos hubierais visto. No somos de la guardia, así que haremos como que nada ha pasado aquí. Ahora, si persistís en la idea de asaltarnos... es mejor que estéis preparados para morir.

Alalonna aguardó la reacción de los asaltantes. No quería enfrentamientos pues será un retraso más. Pero ante el menor signo de ataque, saltaría a la lucha sin dudarlo.