Partida Rol por web

Angie, llego relajada en el castillo fortaleza, esperaba un viaje bastante mas complicado pero no fue asi.

No tenia mucho que hacer en el lugar, asi que se limito a pasear por la muralla para ver el paisaje y los bosques...eso era un buen lugar...sin duda.

Aunque no pudo evitar preguntar a sus compañeros, que hacemos aqui, nuestro objetivo esta lejos.

Hasta dónde recuerdo el heraldo del archiduque nos indicó que debíamos presentarnos aquí para mayores instrucciones así que por el momento sólo nos resta esperar amiga mía. Si todo va bien es muy probable que recibamos indicaciones muy pronto. Así que por ahora sólo relájate y trata de disfrutar la estadía. - le respondo mientras observo el cielo.

En respuesta al mago del grupo

-En la torre del noroeste esta la torre del mago, pero es muy reservado con sus cosas y no creo que te deje husmear en sus propiedades dice con una sonrisa. Porcierto esta noche series invitados a una cena donde podreis saciar curiosidad y apetito dice esta vez, con una sonrisa mas amplia y simpatica 

SUCESO #1: CENA DE BIENVENIDA

La noche en que lleguan los aventureros, son invitados a una cena de bienvenida y se llevará a cabo en el edificio
principal de la fortaleza (loc. #25). 

Entráis a un gran salón de piedra rodeado de armaduras completas de acero dispuestas en semicírculo alrededor de una enorme mesa de madera clara llena de todo tipo de manjares: bandejas de plata con pato asado, cuencos de frutas con botellas de vino de Aundair, cochinillos asados con manzanas caramelizadas y pasteles de frambuesas con pan de centeno. La sala está caldeada por una chimenea de piedra y en ella hay un majestuoso fuego que crepita e ilumina toda la sala.Desde la habitación puede verse las montañas exteriores y el camino que se dirige hacia la ruta comercial cubierta por los espesos bosques de castaños y robles. Lord Veirner presidirá la mesa y, cuando todos estén sentados en la mesa, dirá:

Buenas noches, soldados. Esta noche no cenaremos solos. Tengo el gusto de presentarles a nuestros nuevos invitados de honor. Estarán con nosotros un tiempo y quiero que en mi nombre y en el de la capitana se les trate como se merecen…con amabilidad y cortesía. Por favor, presentaos vosotros mismos…

Me pongo de pie y tras inclinar levemente la cabeza ante nuestro anfitrión empiezo a hablar fuerte y claro.

Muy buenas noches señores míos. Mi nombre es Valinor Silar mago de guerra del Reino de Cormyr ubicado en el continente de Faerun, he viajado desde muy lejos sólo para aprender más sobre sus maravillosas tierras y su cultura. Tuve el privilegio de participar en el último torneo organizado por el archiduque en dónde escuche que mis talentos podrían ser útiles en este lugar y sin pensarlo dos veces decidí acudir al llamado del deber y aquí me tienen a su completa disposición para todo aquello que se ofrezca. - digo haciendo una reverencia para luego volver a tomar asiento.

¡Váyase el Diablo al cuerno con todos sus demonios! ¡Aquello si era lujo y no lo que había soportado los últimos años posada tras posada! Incluso estudió el suelo con cierta inquina mientras que la creencia de que estaba tan limpio que podía comerse en él, aumentaba. Claro estaba, que ante la posibilidad de no tener que comer en el suelo en pro de la mesa se le antojaba mil veces... ¡No, mil veces no, quizás diez mil! Se le antojaba diez mil veces más apetitoso.

Además... estaba aquel olor... ¡Oh, dulce aroma de lo sabroso y lo delicioso, cuan de menos lo había echado en falta, cuan largos habían sido los días sin provar bocado caliente! Y ahora ataba allí, ante tales manjares vestido de forma tan arapienta. ¿Importaba acaso? Era lo que se esperaba de ellos, hombres y mujeres de fortuna, espadas de alquiler y aguerridos aventureros que solo buscan llenar los bolsillos de oro para saciar sus necesidades.

Tomó asiento, y la fortuna quiso que fuera entre el mago Valinor y el silencioso Tarkhan. Lo que no sabía hasta que el mago se puso en pie, es que deberían hablar en público. ¿Que tipo de artimaña y mentira era aquella? ¡Valieranle todosl os cartuchos de pólvora, nadie le había dicho nada de hablar en público. Quizás correr en público, beber en público, incluso bailar en público. ¡Pero nada de hablar en público!

Por ello cuando se sentó, incluso olvidó quitarse el sombrero. Dejó hablar al mago y cuando este hubo sentado, fue él y no otro quien tomó su relevo, poniendose en pie, quitandose el sombrero y colocando este sobre el pecho mientras humedecíal os labios, y miraba de forma alterna a los allí presentes un tanto nervioso.

- Válganme los clavos de mi ataúd... - Se quejó en primer momento en un mero susurro. - Este... se siente orgulloso y agradecido por haber sido invitado aquí para... - Miró a la comida, la bebida, las mujeres y después, al resto de comensales. - ...para eh.... este.... - Volvió a humedecerse los labios. - Bien... para... ayudar en la contienda... y... este responde al nombre de Marcus Leonard Khan, pero así solo me llamaba mi mujer, claro. Marcus a secas estará bien. Y vengo de un pais muy lejano, que tiempo atrás fue azotado por la guerra y también participé en el concurso del archiduque. Y lo gané, aun tengo por aquí algunas de las cosas que me regalaron. - Fue a hacer el amago de sacar las cosas que le habían entregado, pero se cortó cuando vio la cara de los presentes. - Quizás después mejor. Y... si bien los ganapanes presentes parecen hombres de bien, como diría mi amigo aquí en cuerpo presente Valinor... estamos a su disposición si necesitan algo. Gracias. - Acabó por decir, sentandose con la vista al frente y sudando frio por los mismos nervios.

Angie entro en el lugar vestido con ropas diferentes al viaje, no la visteis cambiarse de ellas pero sin duda eran bonitas y adecuadas para la ocasion, esta vez no llevaba capucha como hizo durante el viaje.

Cuando sus compañeros se habian presentado, ella dejo delicadamente la servilleta y se levanto.

Me llamo Angie, soy del grupo de mercenarios del norte la estrella plateada. Especialista en la supervivencia, la infiltracion y el espionaje en general.

Dicho esto, no tenia mucho mas que decir, por lo menos por ahora y menos esa gente que no conocia de nada, queria que la comida les sentara bien, no que la vomitaran.

Tarkhan se encontraba reunido junto sus compañeros en una pequeña mesa de la sala donde los guardias de la fortaleza celebraban sus majestuosas comidas. Todo parecía ser bueno, la comida prometía ser deliciosa y la compañía de la que gozaba el guerrero era más que grata. Todo parecía ser bueno, hasta que la capitana utilizó la palabra prohibida... "¿¡Presentaciones?!" Casi le da un espasmo al genasí de tierra que trató de ocultar sin éxito, su no precisamente pequeño cuerpo, bajo la mesa donde se encontraban.

Valinor fue el primero, quien con un logrado discurso se presentó y ofreció su valerosa ayuda. Marcus, pareció estar igual de sorprendido que Tarkhan... "No habían mencionado nada sobre presentarse ante las numerosas tropas" pensó empatizando con el pistolero, no obstante, éste último salvo la presentación sin demasiado esfuerzo, logrando incluso, arrancar una leve risa al nervioso guerrero. Luego, la hermosa elfa, esta vez ataviada con una nueva vestimenta, se levanto para resumir en una sola frase todo lo necesario que se requería decir.

El guerrero empezaba a sudar... Al menos su piel color terroso tomó un tono más oscuro y humedecido de lo habitual. Como Ragaard parecía inmerso en sus pensamientos, y los demás compañeros ya se habían presentado, se incorporó como el resto y pronunció de carrerilla el discurso que había estado elaborando en su cabeza.

- Mi nombre es Tarkhan, de la familia Eldelvar, y ofrezco mi espada y mi escudo a su disposición.

Estaba claro que Tarkhan era un genasí de pocas palabras. "Si, creo que también he salido del paso" pensó satisfecho mientras volvía a sentarse esta vez mas relajado. 

Ragaard espero su turno, y tomando aire, se irguió en toda su estatura, haciéndose más imponente. Exclamando: "Mi nombre es Ragaard! Mis habilidades estan a su servicio para aplastar y destruir a sus enemigos". Asintiendo a los presentes, se sentó a continuación en la fuerte silla que le facilitaron y asiendo con su mano izquierda una bandeja de pollos y faisanes, para sorpresa de los demás. Exclamando con tono jovial:"Con esto bastará de momento, noble señor! Agradeciendo la hospitalidad de los presentes. Alzando a continuacion una copa de vino, la vacía de un trago.

Como invitados que sois, espero que disfrutéis de vuestra estancia aquí en Orcbone y cualquier cosas que necesitéis se la pidáis, o bien, a la capitana Yurell, o bien, directamente a mí. Podréis moveros libremente por donde os plazca, tanto dentro como fuera de la fortaleza pero he de advertiros que los bosques de alrededor no son seguros a la caída de la noche e incluso hay sitios, como la torre donde vive un terrible gargantuesco dragón negro que es mejor que ni os acerquéis

Un dragón, pensó Ragaard,-interrumpiendo brevemente el chasquido de sus mandíbulas al devorar otro faisan- eso significaba que tal criatura poseeria mucho oro y gemas, además de otros extraordinarios tesoros.
En ese momento el espacio tiempo se detuvo para él durante un breve lapsus al imaginarse cubierto de oro.
Después de todo el era considerado bastante inteligente entre las demás razas y las historias antiguas siempre le habían fascinado, especialmente aquellas sobre dragones que acumulaban montañas de gemas y oro.
Cuando regreso en si, miro a sus compañeros de aventuras, con sus ojos brillando por la emoción.
Volvió a mirarlos uno a uno una segunda vez, con una amplia sonrisa, escudriñando sus pensamientos.
A continuación, empezó a dar debida cuenta del resto de la cena que quedaba en su bandeja.
Aquella noche le costaría dormir. Penso

Aunque tentador, no se quería engañar, la idea de ir a por un dragón le provocaba cierta acidez de estómago difícil de disimular incluso a cuenta del pollo, el cerdo y la ternera que engullía. Ni el vino ni la cerveza calmaban aquel quemazón que le provocaba el deshazón de verse cara a cara contra una enorme sierpe de varios metros que bien podía escupir fuego. ¡O lo que escupiera un dragón negro! Diantres, solo la idea hacia que sus pendientes reales se encogieran peligrosamente y le apretaran hasta el pantalón. No era una cuestión de valentía o cobardía, más bien una de supervivencia.

No iba mal de dinero, más bien, después de haber ganado el premio gordo de aquella feria estaba mejor que en los últmos años todos juntos. Pero... el oro siempre era un poderoso reclamo. Tendría que consultarlo con su sombrero. 

Debía decir además, que por otro lado el estaba allí para hacer algo bueno por alguien, y perseguir dragones que descansaban sin hacer daño o molestar a nadie no entraba dentro de ese patrón. - Bien dicen los rumores más allá del horizonte, donde uno debe llenarse las botas de polvo o disfrutar de un carruaje, que en la frontera se han visto nubes dibujar formas imposibles, simbolos arcanos. Que la familia real ha llegado aquí o que los orcos aprovechan la noche para avanzar. ¿Qué hay de cierto en todas estas afirmaciones? ¿Dónde podrían estos ganarse su pan y su vino, con el sudor de su frente?

Al escuchar la mención del dragón una idea recorre mi mente quizá con algo de suerte pueda convencer al dragón de que le conceda una entrevista pero era un riesgo muy alto. Quizá con algo de suerte el dragón acceda a darle algo de información por un precio.

Mañana se entrevistaría con el mago y conversaría con él sobre los rumores que escucho en la taberna. Al menos eso pensaba hasta que el buen Marcus puso el tema sobre el tapete en mitad de la cena. Así que decidió guardar silencio y prestar atención a cualquier posible respuesta que recibiera su amigo mientras pensaba en sus perros de guerra que aguardaban por él en los establos. Al terminar la cena iría a alimentarlos.

Resultaba extremadamente curioso para Tarkhan como las miradas de sus compañeros se cruzaban entre si, cada uno con un brillo diferente y particular en los ojos, cuando se mencionó la palabra dragón. En alguna se vislumbraban las riquezas y fama que conllevará enfrentarse al dragón, en otra la dificultad que supondría tal adversario e incluso una con ansia de conocimiento y poder.
Después de convivir con tantos hermanastros de diferentes razas, había empezado a juzgar a la hostilidad de la gente en función de su actitud hacia él, y eso lo aplicaba a bestias y animales por igual. Si lo que fuera que se cruzara en su camino decidía agredir al genasí, éste lo consideraba hostil y atacaba. Si por lo contrario, y como ocurría la mayoría de los casos, ignoraban al guerrero, éste hacía lo mismo. En cuanto a la muerte, aún no había meditado sobre ella, puesto que hasta ahora, era a los demás a quien les ocurría. En lo referente a las riquezas, no necesitaba apenas para sobrevivir el día a día, además de contar con la ayuda de su numerosa familia. Lo que nunca hubiera pensado es en charlar con un dragón... "debo estar juzgando mal su mirada" pensó observando detenidamente a Valinor.
En cuanto Marcus formuló la pregunta que a todos les rondaba la cabeza, un leve silencio se formó en la mesa, y como el resto, Tarkhan dejó de divagar y prestó mucha atención.

(Tiradas de reunir informacion marcus y valinor)

Nuestros amigos heroes disfrutaron de una copiosa cena llena de lujos y tambien de las historias de gestas de soldados y dragones, que alli se dieron esa noche pero dos de ellos mas curiosos querian indagar mas sobre los hechos extraños y rumores que acaecian en la zona. Marcus no tuvo gran suerte en ello encontrandose frases cotidianas y frases echas que no llevaban a ningun sitio pero Valinor encontro una fuente de informacion sobre su objetivo de mañana en un soldado invitandolo a copas

Las funciones y responsabilidades que lleva a cabo el mago en la fortaleza son las siguientes:
• Relaciones exteriores.
• Creación esporádica de algunas pociones y supervisión de los artífices y artesanos mágicos de la Casa Cannith. Se encarga de la gestión de los suministros mágicos elementales para crear los objetos mágicos.
• Registro de eventos: todas las noches Lord Veirner elabora informes de todo lo que ocurre en la fortaleza. Los registros son enviados a las oficinas de “The Citadel” en Wroat (ver 61 Five Nations).

No me gusta la filosofía de Lord Veirner. Es un racista consumado. Odia a todo lo que no sea humano, incluida la capitana semielfa. Lord Veirner no respeta el pacto que hizo Breland y el rey Boranel cuando firmamos el Tratado de Tronofirme.

Nada, ninguno de los presentes parecía querer soltarse la lengua y contar nada de lo que Marcus había dicho. ¿Pero como podían haber solicitado su presencia y después no decirles ni una sola palabra de que tenían que hacer allí? No, si el plan era esperar y engordar, él mismo seguiría su camino el día siguiente, nada más levantarse. La vida del burgués, a la que muchos allí parecían acostumbrados no estaba hecha para sus carnes.

- Bien he comido y bien dormiré. Si alguno de los presentes me necesita, ya sabe donde estaré. - Dijo, y así se despidió al acabar la comida y preparar su marcha. Si alguno de sus compañeros deseaba hablar con él, solo tendría que seguirle.

Al día siguiente recorro el almenaje revisando el cielo de cuando en cuando en busca de cualquier posible señal extraña.

Mientras recorro la fortaleza y pongo rumbo a la torre del mago. "Al mal paso darle prisa" - pienso mientras recuerdo las afirmaciones sobre el gran mago de la fortaleza.

Tras llamar a la puerta me acomodo el cabello y espero pacientemente a que Lord Veirner me atienda. En cuanto el mago abre la puerta me presento de la mejor manera posible.

Muy buenos días tenga Usted lord Veirner, permítame presentarme. Mi nombre es Valinor Silar, soy uno de los enviados del archiduque y quería aprovechar mi estancia en este lugar para profundizar un poco más en mis estudios del arte. Anoche durante la cena escuché que Usted es uno de los magos más prestigiosos del reino y un maestro formidable. Estoy seguro de que alguien como Usted podría enseñarle mucho a un simple novato como yo. - digo haciendo una reverencia.

Escuché que es un maestro muy exigente y creáme cuando le digo que estoy dispuesto a poner mi mayor empeño en aprender cualquier lección que Usted tenga a bien darme.

Ragaard durmió bien aquella noche. Soñó con un gran tesoro y como este conseguia gran poder y mucha gloria. El sueño de cualquier gran guerrero.
Un dragon gigante era mucho, eso era una gran verdad, pero podría empezar sajando unos cuantos más pequeños para conocer sus debilidades y sus fuerzas, poco a poco -pensó!
Bueno siempre podía entrenarse rompiendo y destrozando cráneos de orcos, siguió pensando en sueños.
El canto del gallo lo despertó con los primeros rayos del alba, un nuevo día comenzaba, pero para su sorpresa le costó levantarse, quizás el exceso de la cena y la abundante bebida le había pasado factura al fortachon.*