Partida Rol por web

 En el momento en el q pones tu boca sobre su cuello aun no estás seguro de lo q haces, la sangre comienza a manar, dulce, más sabrosa q la de cualquier humano, comienzas a comprender pq los Assamitas llevan tanto tiempo envidiándola. Siempre tienes q parar, y esta vez más q nunca odias esa parte, algo se enciende en tu cabeza cuando descubres q no, q está vez tienes q llegar hasta el final, debes hacerlo. Sientes como sangre más poderosa q la de cualquier mortal insufla tu cuerpo de nueva vida, te sientes más fuerte, más hábil, más inteligente q nunca, una sensación de plenitud te noquea.

 De repente cuesta más trabajo sorber la sangre, comienzas a chupar más y más fuerte, cada gota es más deliciosa q la anterior, el cuello te va a explotar por tensión q estás ejerciendo, pero no puedes para, no ahora, un cuerpo yace lánguido bajo tus brazos, una muchacha blanca como la porcelana, pero sabes q aun queda algo dentro, y vas a arrastrarlo hasta tí aunq sea lo último q hagas. 

 Un esfuerzo más y una pequeña gota de sangre entra en tu boca, la saboreas por un instante, tiempo q tarda en deshacerse en tu boca, es en ese momento cuando no importa nada, has alcanzado la felicidad absoluta, has estado allí donde sólo unos pocos han estado antes, si hay algo parecido al cielo es ahí donde has estado. Una gota ardiente como el fuego baja quemando tu garganta y todo tu cuerpo. 

 De repente imagenes, recuerdos, palabras, personas, conocimientos, culpas, emociones, rencillas, sentimientos empiezan a aplastarte, por un momento eres Cecil, pero tb eres Samuel, ella chilla en tu cabeza, bastardo, te odias a ti mismo por lo q acabas de hacerte, lloras por sus amigos, por su vida, por la tuya, lloras por lo q has hecho y por lo q vas a hacer. La sangre resbala por tus mejillas, te llevas las manos a la cara, un grito se ahoga en tu garganta al descubrirlas llenas de cenizas, porq esas cenizas eres tú, era ella.

 Caes de espaldas llorando, llorando tu propia muerte, pq hoy te has matado, tú, Samuel Glow, has matado a tú, Cécil Guevara, y lo peor de todo esq seguirás vivo para contarlo. Caes semicomatoso en el suelo del cuarto de baño, llorando, no sabes por cuanto tiempo. 

 Abres los ojos, y no estás solo, en el lavabo apoyada, Cecil te mira, frustrada, pone muecas de odio q de vez en cuando se convierten en sonrisas, o en lágrimas. No abre la boca ni siquiera para maldecirte. 

 Tu te encuentras en un charco de sangre, tu propia sangre, tu ropa, la cara, llevas sudando sangre al menos durante una hora, todo está manchado, y tu estás hecho polvo. 

 Recuerdas el mensaje, recuerdas la cita, y ahora sabes con quien has quedado, y moverte en una moto.

Al mirar a la verdadera Cecil en el baño siento que despues de lo paado estas dos últimas noches estoy a punto de estallar y perder la cordura.

!TU no estás ahi, estas dentro de mí somos la misma¡

NO NO NO, tus cenizas están en la bañera estás muerta eres solo un recuerdo

¿POR QUE ME MIRAS ASÍ?

YA TE MATE UNA VEZ VOLVERE A HACERLO CUANTAS VECES SEA NECESARIO¡¡¡¡

YO NO SOY TU, SOY YO, SOLO YO

Todos estos pensamientos cruzan mi mente como destellos cegadores. Al final no puedo soportarlo más y tengo que salir de la baño.

-Calmate, calmate, calmate.

Recuerda, eres Samuel, estás haciendo un misión, cuando la acabas todo esto habra pasado. Recuerda, eres chiquillo de Annabel, esto lo haces por ella ¿Si? Tienes que ganarte su respeto, ahora no puedes fallar Samuel, concentrate... concentrate.

Aunque fisiologicamente no lo necesito, respiro hondo varias veces.

-Venga Samuel, hay cosas que hacer, como Cecil.

Primero limpio rapidamente el estropicio sanguinoliento que hay en el baño. Despues me arreglo lo justo, cambiarme de ropa y esas cosas y por último cojo la moto y me dirijo a mi cita. 

 Cecil no sale del cuarto de baño, pero sigue ahí cuando miras dentro, mirandote, con la misma cara de frustación del principio. Si no hubiera sido por esa maldita estaca, te das cuenta de q ese pensamiento no es tuyo, q no debería haber estado ahí, pero continuas tu tarea. 

 En cosa de 20 minutos todo está lo suficientemente ordenado como para salir con tranquilidad. Sales, te despides de la recepcionista, Elisa, una portuguesa malavenida con su marido, la pobre, y saltas a tu flamante moto, a quemar neumatico hasta el puente de Brooklyn, para ser tu primera vez en una de estas la manejas bien, y dejas a tu paso un reguero de claxons, y bocinas maldiciendote a tu paso. Tienes prisa, es tarde, y tienes muchas ganas de volver a ver a María.

 Parais en algun lugar entre la 43 con Brodway, le pedis q esperen a los dos muchachos q viene con vosotros, no les interesa nada lo q tengas q hacer con el Sabbat, por lo q no son dificiles de convencer. 

 Cécil, y María bajan de la moto y se dirigen a un pequeño edificio rodeado de gigantescos mastodontes de acero. Es la casa de Ágata, para ojos inexpertos es fácil entrar, cualquiera q conozca a la primogénita Lasombra sabe q no es así. 

 No teneis ningún tipo de impedimento para entrar, la puerta está abierta, la del apartamento también, dentro, un sillón de cara al fuego encendido en la chimenea, al lado un tresillo con unos cojines de punto. Escuchais un rozar de tejidos extraño y el crepitar de la candela. 

Cuando lleguemos y al entrar en el edificio dejo que María valla siempre por delante de mí, al fin y al cabo soy una "invitada". También esperare a que ella tome la iniciativa antes de hablar o hacer cualquier cosa.

¿Ágata? Soy María, traigo muchas novedades. Y también una necesidad urgente.

Le pongo al día sobre los acontecimientos ocurridos: Cómo Cecil me permitió entrar en contacto con los anarquistas, la discusión en la que pasaron a darse cuenta de lo poco que les convenía enfrentarse a nosotros, el espía que escapó, como acudimos a la base de los anarquistas a pedir explciaciones e intentar sublevar a más vampiros contra su jefecillo, la pelea en la que no pudieron reconocerme por el casco y el interrogatorio.

Así pues tenemos poco tiempo para localizar a ese bastardo y enseñarle por qué el Sabbat es tan fuerte y él tan débil. Pero juega en su terreno, y nosotros sólo somos 4 contra todo su ejército... Necesitaría disponer de más chicos antes de que sea tarde.

 Querida tranquilizate, entonces dices q sabes donde está ese gusano de Tom, haz hecho bien tu trabajo, eso fue lo q prometiste q harías, el resto era mi parte, no? Llevame hasta allí.

 Ágata suelta las agujas de punto con las q estaba trabajando, se levanta, despacio, se acerca a la chimenea, cierra la portezuela, se quita unas alpargatas q llevaba puestas y se pone unas zapatillas (no deportivas, de estas blancas de cordones, como las de la semana santa), va al recibidor, y se pone una rebeca. Os mira desde la puerta con gesto estrañado. 

 Vamos o no?

María sabe cuando merece la pena callar y además considera que es muy probable que la pequeña y desvalida anciana sea mucho mejor solución que la manada que esperaba mandase movilizar, así que le hace un gesto a Cecil y sale por delante de la mujer hacia el exterior.

 Ágata se da la vuelta ya en la calle, rebusca en su bolso y saca una llave de coche, os la tiende

 Podeis conducir alguna, no me gusta hacerlo de noche.

Sigo a las dos mujeres al extrior sin hacer ninguna objeción.

Espero con que nosotras bastemos para hacer frente a Tom... esto podría irsenos de las manos.

-Si no le importa puedo conducir yo.

Cojo las llaves que me tiende Agata.

 Aparcais cerca del Empire State, un botones os abre las puertas, subis en el ascensor, y en breve estais frente a la puerta. Se escucha el pomo de la puerta, y se abre, aparentemente no hay nadie detrás.

 Entrais tras Ágata, y es una casa normal, elegante, pero no demasiado, un piso de un tio de clase media alta, limpio y ordenador.

Esta es la dirección. Supuestamente... Aunque no veo a nadie.

-¿Habrán tenido tiempo de avisar a Tom y de huir?

Si tuvieron tiempo para eso... ¿Por que no para prepararnos una trampa? Esto no me gusta

Me mantengo alerta y busco pistas en el piso

 Nada parece estraño, pero la ancianita sonrie socarrona. Antes de q un zarcillo de oscuridad aparezca de la nada y tire uno de los cojines contra el recién materializado Tom.

Doy un salto a un lado sorprendida alejandome de Tom y mirando en todas direcciones en busca de sus guardaespaldas.

¡Andaos cono ojo! Es un bastardo y nunca pelea sin ayuda.