Partida Rol por web

Esbozó una mueca de dolor ante el golpe, pero contuvo la respiración y soltó su siguiente golpe a la altura del hombro. El golpe, aunque menos preciso que el anterior iba con mucha más fuerza, fruto de la adrenalina sufrida por su propio dolor.

El puño se hundió en su adversario abriéndole una breza por la que empezó a salir sangre. Había sido un buen golpe, de eso estaba seguro, y sin embargo no pareció surtir el efecto esperado. El hombre escupió a un lado y se lanzó contra él ignorando todas las magulladuras, enzarzándose en una pelea mano a mano que comenzó a atraer espectadores. Darryl se defendía bien, golpeaba fuerte y certero, pero aun así no era suficiente. Aquel tipo encajaba el dolor como si sus golpes fuesen caricias, y pronto empezó a sentirse cansado y resentido mientras él aún parecía fresco. ¿Tan bebido iba?

Un placaje le llegó por el flanco sin previo aviso apartándolo de la pelea.

-¡Cálmate, tío! -escuchó de Dimitri, aunque de forma distante y lejana. Un par de tipos más se habían metido en medio frente al otro, pero Noel, todavía con fuerzas para batirse, apartó a uno de sus camaradas de un codazo haciéndole un gesto a Darryl para que volviera.

Lanzó algún que otro cagamento mientras Dimitri le sacaba de todo aquello. Se preparó por si aquel mastodonte volvía a cargar contra ellos, pero sabía que si el ruso se metía en la pelea ni toda la energía del mundo le valdría contra ambos.

- ¡Que le jodan! - exclamó aunque sólo intentó resistirse durante los primeros segundos. También sabía que si volvía a enfrentarse a él cara a cara terminaría siendo tumbado y era algo que no quería que ocurriera por nada del mundo. - Ese capullo se cree que puede hacer lo que le de la gana con quien le de la gana... -

Pensó que no había vuelto a fijarse en la chica desde que empezaron los golpes, pero de algún modo se había convertido en algo secundario.

-Ya está, Darryl. Déjalo.

Su hermano le sujetó un poco más hasta que dejó de forcejear, y aun así se mantuvo en medio y con las manos en alto por precaución. Justo a tiempo, porque la policía ya se estaba acercando cuando las cosas se calmaron. Su contrincante sonrió con suficiencia y echó un gapo sanguinolento al suelo para decir después que allí no pasaba nada, y tras hacer crujir los nudillos, casi como diciéndole 'Ven, que todavía tengo para repartir', se volvió para enganchar a Raven por la nuca y conducirla hacia otro lado. La chica se encogió cuando le puso la mano encima y Darryl pudo leer en sus labios cómo vocalizaba un mudo 'lo siento' antes de desaparecer de su vista. Fue entonces, cuando su respiración empezó a relajarse y sus sentidos dejaron de buscar por dónde vendría el siguiente golpe, cuando notó la sangre húmeda y caliente resvalándole por la barbilla, y el dolor sordo de los golpes.

-Joder, tío. ¿En qué estabas pensando? -inquirió Dimitri, aunque no había reproche en su voz.

- Ese cabrón me recordó a Robert y la cerveza me cegó la razón. - dijo aunque lo de la cerveza no fuera tal que así. Aunque su reacción había sido mayor que lo habitual cuando se encontraba con tipos así, el recuerdo de Robert, el antiguo novio de su madre le había comido por dentro y supo que aquel interés que había surgido en él por Raven no había hecho más que empeorar las cosas - Vámonos de aquí, anda. -

Mientras se alejaban de vuelta con los suyos, se preguntó cómo podía haber cambiado tanto aquella chica tan extraña en unos pocos segundos. Ya había visto a mujeres que se las daban de dura pero que a la hora de la verdad eran débiles como tantas otras...

...pero Raven le había dado otra sensación. Y aún había una vocecilla que le decía que se le escapaba algo.

Parque Newport, Lake Atwood

9 de Septiembre, 2001 – 09:30

A lo lejos se escucharon las campanadas de la iglesia. El campanario sobresalía por encima de los tejados de aquel pequeño barrio que rozaba los límites de la pequeña ciudad. Habían visto algún que otro transeunte de camino, niños principalmente entreteniéndose en la calle, pero no en aquel parque. A pesar de la hora, los más jóvenes no solían acercarse allí excepto para patear mobiliario del Ayuntamiento y hacer cosas que sus padres considerarían muy inapropiadas. Ya era así cuando Darryl llegó a Lake Atwood, y no parecía haber cambiado sino a peor.

-Aquí es -informó Maxwell echando el freno y descansando las manos sobre el volante. Se bajó las gafas hasta media nariz para observar el panorama con atención.

Christopher, que iba detrás, asomó la cabeza entre los dos asientos. La parte trasera tenía los cristales tintados y resultaba complicado distinguir algo con claridad. Le palmeó el hombro al chófer y resopló sonoramente.

-Pues vamos a ello. Serán esos de ahí, ¿no? -Señaló en dirección a un grupo pequeño que se había apoderado de parte de la plaza dándole algo de vida con un potente radiocasete.

-No. Demasiado llamativo. Deben de estar más al fondo.

- Posiblemente sean simples ojeadores. Para que se entretengan con ellos si alguien viene a molestar. - dijo sin tener mucha idea desde el asiento del copiloto. - Demos una vuelta por el parque para ver si encontramos a los demás. Max, si las cosas se ponen feas espero una extracción digna de película, ¿eh? -

Sonrió al Treasurer dándole una palmada en el brazo mientras abría la puerta. - Recuerda, Chris. Estamos buscando sacarnos unos pavos y no nos importa ensuciarnos las manos para ello. Cuentales que vendíamos en Tejas, o yo qué sé, en algún sitio donde se pase bastante mierda. -

-¿Eso no es en todos los sitios si sabes dónde buscar?

Tras quitarse el chaleco y dejarlo bien doblado en la parte trasera, bajaron del coche oteando el lugar en busca de un objetivo factible. El historial de Darryl no incluía un amplio conocimiento sobre la materia, y por lo que su camarada había comentado al respecto él tampoco. Sin embargo se lanzaron a la aventura con buenas expectativas, y quizá con algo de suerte y maña pudiesen dar con algo realmente útil. Y si Christopher estaba aunque fuera una pizca nervioso, lo disimulaba bien con las manos enfundadas en los bolsillos y unos andares firmes y resueltos, como si fuese su parque.

Pasaron junto al grupo predominante donde hubo un intercambio de miradas que, como poco, resultaba intimidante. Pero ninguno de los dos se achicó por ello. Chris incluso les devolvió un ligero cabeceo a modo de saludo antes de seguir su camino más hacia el fondo, por donde Darryl indicaba. Cuando casi los perdieron de vista, llegando a la segunda sección del parque donde había algunos columpios con la pintura descorchada y bastante óxido, localizaron a dos tipos sentados en un banco destartalado. Las pintas advertían problemas y Christopher aminoró el paso mirando de reojo a Darryl. No parecía muy seguro, pero se detuvo para inspirar profundamente y justo después dijo con total seguridad:

-Son ellos -Y reanudó la marcha.

Darryl asintió una sola vez y con disimulo a Christopher, continuando con aquel paseo. Al final se pararon a unos cuantos metros del grupo y tras varios segundos de silencio, Darryl carraspeó y dijo algo mientras les miraba.

- Perdonad, tíos. Mi colega ha perdido a su caballo y no lo encontramos por ningún lado. - dijo señalando con la cabeza a Malinowski - ¿Sabéis dónde puede pillar otro por aquí cerca? -

Los dos varones se volvieron hacia ellos al acercarse. Uno era joven y desgarbado, con profundas ojeras bajo los ojos, aspecto desaliñado y ropa de varias tallas mayor a la suya. El otro, de mirada resuelta y ostentando el mando, parecía algo mayor, un poco más alto y con más cuerpo. Iba rapado, y no pareció gustarle demasiado la actitud con la que Darryl abordó el tema. Les miró de arriba abajo calibrándoles mientras se pasaba los dedos por el bigote.

-No sois de por aquí, ¿no? -se atrevió a aventurar midiendo mucho sus palabras.

-No. Llevamos un par de semanas por aquí. Ya sabes -Se pasó la mano por el rostro en un gesto despreocupado-. Estamos haciéndonos con el ambiente.

-Aham... -El hombre guardó silencio aprovechando para estirarse y sacar cuerpo mientras alternaba entre los dos moteros-. ¿Y qué problema tenéis con vuestro caballo?

Christopher esbozó una sonrisa divertida y extendió las manos en horizontal con la palma hacia arriba.

-Que no tenemos y una amiga nos recomendó una vuelta por el lugar.

-Entiendo -contestó el otro cabeceando ligeramente, aunque seguía sin parecer muy contento. Probablemente los hubiera tomado por maderos.

Darryl sencillamente se abrió la chaqueta despacio y extendió los brazos.

- Podéis comprobar que no llevamos ni micrófonos ni grabadoras. Sólo queremos acostumbrarnos a este pueblo. -

- Venga joder, no nos lo pongáis más difícil. - pensó el motero

Christopher imitó el gesto, pero el tipo lo ignoró agitando la mano. Se sacó un pitillo hecho a mano de la chaqueta y lo encendió, todavía vigilándoles con cautela. El otro, que había permanecido relegado durante toda la conversación, decidió tomar asiento sin prestarles mucha atención.

-Está bien. De cuánto hablamos.

Su compañero cambió el peso de pierna sopesando la respuesta.

-Dos -Les señaló a ambos-. Y algo decente, ¿eh? Tenemos... Gente que recomendar.

-Ya. En ese caso no tengo lo que buscáis aquí. Podéis volver a la tarde.

El motero se cruzó de brazos, disconforme.

-Eso no nos vale -dijo muy decidido-. Tenemos prisa.

-Oye. O te llevas mierda o vuelves más tarde, pero no me calientes la cabeza -replicó el tipo encarándole.

- Eh, tíos, tranquilizaos. - dijo poniendo una mano en el hombro de Chris - No tenemos problema, pero si nos interesamos por material de calidad, ya puestos, nos gustaría un sitio más discreto. Cualquiera podría fotografiarnos aquí a la vista y creo que ninguno queremos eso, sobretodo si tenemos pensado comprar una cantidad sustancial. -

- ¿Dónde podríamos ir a buscarla? -

Ambos parecieron calmarse ante la sabia intervención de Darryl, y el tipo sopesó la idea antes de sacar un pequeño cuadernillo donde garabateó un número.

-Llamad a este número sobre las cuatro y veremos lo que se puede hacer -Le tendió la hoja a Darryl, aunque sus ojos estaban puestos en Christopher.

El motero dobló el papel mientras asentía y se lo guardó en el bolsillo trasero de los pantalones vaqueros. - De lujo. Gracias por atendernos, tíos. - dijo mientras hacía un gesto con la cabeza hacia el exterior - Vámonos, que estamos molestando. -

Comenzó a andar con calma hacia fuera del parque, en dirección al coche de Max. Rodearía un poco por si alguien decidía seguirle, de modo que no vieran que el Treasurer estaba con ellos.

Tras un pequeño rodeo regresaron a la furgoneta donde Maxwell les esperaba. Se aseguraron de que nadie parecía prestarles especial atención antes de arrancar y marcharse.

-¿Cómo ha ido? -preguntó el Treasurer.

-Tenemos un teléfono al que debemos llamar a la tarde.

- Querían darnos esa mierda por la tarde, así que aprovechando propuse hacerla en un sitio más privado. Así podremos saber otro sitio donde vendan y quizás nos lleve hasta alguno de los jefecillos. Ya hemos dejado clara nuestra intención de llevar el negocio a mayores, así que a ver en qué queda el asunto. - dijo mientras se desperezaba. No había sido tan duro como creía, pero sabía que aquello sólo era el principio

Maxwell estampó el puño sobre la palma de la mano contraria mientras permanecían parados en un semáforo y asintió. No le costó intuir que esperaba gresca en el intercambio de la tarde, o al menos ajustarle las tuercas un poco a alguno de los camellos. Eso podía ser un problema, como ya había advertido Eliot. Quizá fuese buena idea mandarlo a por Kit antes de hacer la llamada. O tal vez necesitasen de su impetuosidad para llevar el tema adelante. La vida siempre estaba llena de sorpresas.

Regresaron a casa de su anfitrión para recoger las motes y de ahí poner rumbo al Club House. Christopher se separó para atender unos asuntos en otra parte ya en la puerta, así que tras aparcar 'Doggy' aprovechó para tantear sobre su opinión respecto al nuevo.

-¿Qué tal te ha ido con Chris? No parece mal tipo.