Partida Rol por web

- Uala! señor enano.Sí que ese hombre parece un fiero guerrero. Queremos ser valientes como vosotros.

Uno de los muchachos, con cara suspicaz remolonea algo más pero no tarda en dar su brazo a torcer.

- No hemos visto nada, pero sí oído. Nadie nos hace caso pero la verdad es que vemos y oímos muchas cosas. Últimamente, los hombres que vienen del sur hablan de un jinete alado que recorre las tierras de más allá del Cruce. Hace un par de semanas, unos mercaderes enanos dijeron en el Salón del Cruce que se habían topado con unos salteadores de caminos.

Un tercero añade:

- También hablan de un ser gigantesco que arrasa pueblos y campamentos son solo resoplar. Nadie lo ha visto directamente a la cara pero sí los estragos que ha causado. ¡Un hombre dicen que llegó al Cruce andando porque esa criatura le había deborado su caballo!

La joven muchacha se muestra algo suspicaz en un principio. Tanto que Holdin es incapaz de sacar algo de información de su rostro. Por otro lado bien podría ser que hubiera quedado prendado por sus dorados bucles. Sin embargo ante la galantería del joven bardo, Gelvira se muestra algo más receptiva.

- Podéis venir al Salón del Cruce a charlar un rato. Quizás haya más viajantes que os puedan dar más información. Ahora  mismo, sin más detalles... Por aquí pasa mucha gente.

Gelvira es una joven muchacha beórnida. Vive en el Cruce, lugar prácticamente fronterizo entre la zona sur del valle y la norte, entre el denso Bosque Negro y el Anduin. No parece una persona inclinada a dar mucha información de golpe al primer desconocido que pase, por galán o cortés que este sea. Tampoco es que se malfíe de Holdin pero sí que es cierto que prefiere que las cosas sigan su camino y que se le demuestre que las intenciones son buenas.

Por otro lado sabes que el Cruce no es la Carroca y aunque Beorn sea el caudillo de los beórnidas, la libertad que da es tal que no tiene por qué ser garantía de éxito.

Hannon lê joven dama, nos acercaremos al Salón, tal vez allí alguien pueda ayudarnos, seguro que al cabo de la semana son muchos quienes transitan por este vado, no es fácil acordarse de todos. Además, no nos vendría mal descansar del viaje por unas horas, si eso fuera posible. A buen seguro que mis camaradas agradecerán una buena charla entre picheles de cerveza y hogazas de pan caliente.

Muchas gracias por la invitación. Agradeció Brann sonriendo a la muchacha. Si por algún casual recordáseis algo que nos pudiese ayudar no dudéis en comentárnoslo. Añadió el hombre.

Aquel poblado parecía bastante tranquilo, aunque Brann no tenía del todo claro si sería porque estaba bien custodiado o simplemente por la lejanía con el resto de asentamientos.

Por tu tirada de perspicacia extraes alguna información de Gelvira por sus gestos.

Gelvira es una joven muchacha beórnida. Vive en el Cruce, lugar prácticamente fronterizo entre la zona sur del valle y la norte, entre el denso Bosque Negro y el Anduin. No parece una persona inclinada a dar mucha información de golpe al primer desconocido que pase, por galán o cortés que este sea. Tampoco es que se malfíe de Holdin pero sí que es cierto que prefiere que las cosas sigan su camino y que se le demuestre que las intenciones son buenas.

Por otro lado sabes que el Cruce no es la Carroca y aunque Beorn sea el caudillo de los beórnidas, la libertad que da es tal que no tiene por qué ser garantía de éxito.

Mientras los muchachos le contaban sus vivencias, mecía su barba con la mano izquierda, mientras con la diestra se apoyaba en su propia cintura. ¡Vaya! Parece que tenéis aún más problemas de los esperados. Dijo cuando terminaron su relato. Sois unos mozalbetes muy despiertos. Sabía que tendríais alma de aventureros. Esta vez, la palmada en el hombro fue para el otro niño. 

Lo cierto es que la banda de salteadores de caminos se corresponde con lo que vuestro con lo que vuestro compañero beornida y nosotros venimos buscando. Reflexiona unos segundos. Pero tal vez podamos dedicar tiempo a investigar el resto de los sucesos que contáis. La vida de aventuras es así, deshacer un entuerto para enfrentarse a tres más. 

Gracias por colaborar jovenzuelos. Se lleva la mano a su morral de viaje y rebuscando, saca un perdernal excelentemente creado por él mismo. Y como toda buena gesta debe ser recompensada, aquí tenéis vuestra primera herramienta del equipo que todo aventurero debe llevar consigo. Con esto, y un poco de hierba seca, podréis encender una hoguera de campamento o una antorcha en muy poco tiempo. Tomadlo como muestra de mi agradecimiento. Tras lo cual, pone las manos en los hombros de ambos muchachos y despidiéndose vuelve hacia sus amigos para contarles lo descubierto.

Amigos, creo por una fiel fuente de información que deberíamos ir hacia el salón del cruce. Dijo el enano en cuanto tuvo ocasión, reincorporándose así al grupo y sin tener mucha idea de lo que sus compañeros habían estado hablando.

- Excelente, acompañadme al Salón del Cruce, justo iba para allí y, a juzgar por el humo que sale de la chimenea, mi marido debe haber vuelto y estará preparando la cerveza. Anoche llegaron un grupo de viajeros del sur que quizás puedan ayudaros con un poco de información. Eran enanos, llevan unos meses trabajando en la reconstrucción de un pequeño bastión en el sur. Piedrasacra creo que lo llaman.

- ¡Ajá! ¡Paisanos de Thror! Una ayuda bienvenida. Entre beórnidas, una pareja de hombres del Norte, y ahora una delegación de enanos... Te estás quedando algo sola, Sarunniel.- Ríe el hijo de Haldar mientras sigue a Gelvira.- Lo que me recuerda esa canción... ¿Cómo decía? "Tras tantas fatigas, tras el largo paseo/llega a la salida, el más sabio de los elfos..." ¿Cantáis esa copla en los Salones del Bosque, Sarunniel?

Agradeciendo a Gelvira su ayuda, Sarunniel se encamina junto al resto de compañeros hacia el Salón del Cruce.

La elfa sonríe al comentario del joven bardo - "Tranquilo mi joven amigo, a pesar de lo que algunos creen, los Eldar apreciamos la compañía de todas las razas de los Pueblos Libres. A veces incluso toleramos la irritante testadurez enana, el inagotable apetito hobbit y el exasperante descaro de los hombres" dijo con toda la seriedad de la que fue capaz, antes de soltar una risita. 

"No conozco esa copla, pero si vos me enseñáis las estrofas será un placer acompañaros en la interpretación. Sólo espero que no sea otra de esas vulgares tonadillas que provocan la carcajada en los parroquianos, y el sonrojo en las mujeres que la escuchan"

El Salón del Vado resulta ser el edificio más grande de enclave. Su interior es cálido y confortable. Como la mayoría de salones de la zona consta de una única habitación de grandes proporciones con un tejado sostenido por un par de gruesas columnas. Justo en el medio del salón una gran mesa se presenta como el único lugar de reunión de los alrededores.

No parece un lugar muy ajetreado un día como hoy. Al fondo de la sala un rudo hombre mezcla el contenido de un caldero en el fuego. Cerca de él, un par de mujeres trocean carne y un hombre despluma una ave. En la mesa hay tres enanos. Parecen mercaderes de viaje a juzgar por sus vestimentas.

- ¡Pero Sarunniel!- Digo horrorizado.- Sacar sonrojos de las muchachas son mi especialidad. ¿Cómo puedes llamar "vulgar tonadilla" a mis ingeniosas canciones? Solo porque son tonadillas y las canto al vulgo no son "vulgares tonadillas"- Sonrío.- Pero te lo perdono si me permites ir a cantar a tus Salones alguna vez.

Cuando llegamos al salón, miro a mis compañeros. Sin dejar de sonreír.

- Un buen momento para lazar una tonadilla, ¿eh?

Saco el laúd y empiezo a tocar a toda velocidad.

- ¡Ah del Salón! ¡Mi nombre es Holdin y esta es mi compañía! ¡Permitidme una canción! ¡Arrea!

Empiezo a cantar una canción alegre y divertida, sobre un guerrero que se deja todas las herramientas en casa y siempre tiene que volver y cuando al fin llega al campo de batalla, la batalla ya había terminado. "Siempre consigo que los beórnidas se rían con esta canción. A ver si me gano al público."

Holdin no tarda en captar la atención de todos  los presentes. Parece incluso que alguno de ellos conoce la canción. En este caso no son beórdinas pero el grupo de enanos acompaña alegremente con una tonadilla levantando ostentosamente gruesas jarras de cerveza. El ambiente en general es de alegría.

Terminada la canción, el grupo de enanos se remueve en sus asientos y os pide que por favor les hagáis compañía, mientras un muchacho acerca algunas jarras de cerveza acabada de hacer a los espacios vacíos en la mesa central.

Sonriendo por el holgorio desatado por el bardo avanza hacia la mesa en pos de los suyos. Saludos camaradas, mi nombre es Thror Brazo de Plata. Dijo con tosca voz enana. ¡Grata sorpresa ver a más gente de la nuestra por aquí! Toma asiento junto a ellos y pide una jarra de cerveza a la camarera que por allí pasa. Aunque me han informado de que, la vuestra, no ha sido una venida carente de percances. ¿Me equivoco?