- La razón por la que estamos acá es simple: porque a tus jefes se les cantó - Natalia continuaba sonriendo, y su sonrisa develaba que sus colmillos no habían vuelto a su tamaño habitual - Y creo que ya todos nos dimos cuenta de eso. ¿No te diste cuenta todavía? - dijo, dirigiéndose a Micaella - No se nos acusa de nada. Si no fuera porque necesitan que hagamos andá a saber qué mierda, nosotros no existiríamos para ellos. Lo que te digan de tu sire no importa si es verdad o no. Es solo una excusa. Lo mismo para vos - miró a Mateo, quien estúpidamente seguía insistiendo que no había tenido nada que ver - Y para todos nosotros. Están jugando con nosotros, nos están probando. Esto ya lo vi muchas veces. No les interesa qué hicimos ni qué somos, sólo les interesa qué podemos hacer. Todo lo que está haciendo y diciendo éste es una provocación, y no tiene ningún sentido. ¿O no, querido? - terminó, dirigiéndose a Héctor sin dejar de sonreír.
Acto seguido, le metió una patada al escritorio y lo volteó sobre su eje. El estrépito hizo ecos.
- Así que por qué no te dejás de joder de una puta vez y pasamos a la fase siguiente, porque todos entendimos qué mierda hacemos acá aunque sólo uno lo haya aceptado con una sonrisa - Natalia había dejado de sonreír, y su tono se había vuelto duro, durísimo, árido y lleno de fuego - Porque además, como te das cuenta, tus amenazas no impiden que se acerquen a vos y, obviamente, si nosotros somos prescindibles para tus jefes, adiviná a quién consideran ellos el más prescindible de todos los que estamos acá.
La ira tomaba a Natalia desde la base de su ser.
- Lo mejor es que lo termines rápido con toda este jueguito de mierda, y pases a lo de verdad - con el pie, pateó una de las patas del escritorio, otro estruendo - Antes que a alguien se le ocurra alguna otra manera de cortarte el cuello, y tengan que salir a buscar otro ratón de laboratorio.
Me tomé la licencia de lo del escritorio, porque creo que no afecta en nada y es sólo un recurso narrativo :)
El estrépito causado por la brujah me hace girarme para mirar en su dirección. No he perdido una sola de las palabras que se pronuncian pese a mi deambular por la sala.
La bruta tiene mucha razón. Es lo que es y no puede evitar su fiereza, imagino. Al igual que no puedo cambiar yo mi aspecto. Pero eso no la hace tonta. Al contrario, probablemente es inteligente. Más que yo seguramente. Bueno, si yo supiera que hacer con lo que descubro y con la información que me llega es muy posible que no estuviera aquí. Es fácil ser más listo. Ja.
La cuestión es ¿puedo confiar en alguno de ellos? Y si es así ¿en cuál?
Aunque nadie me preste atención me permito hablar desde mi posición. La 'oojer tiene razón. Di lo que tengass que decir de oona 'ez hechicero. Después de mi "discurso" vuelvo a dividir mi atención entre el resto de la sala y la conversación.
La cara de Hector durante el ataque verbal de Natalia es de desinterés y pasa a una mirada de enojo, una vez que ella golpea el escritorio, pero no pasa mucho para que se convierta en una gran sonrisa y empiece a aplaudir. Bravo, bravo dijo con un claro tono sarcástico. Al parecer la señorita tiene agallas, por poco y rompe el escritorio... Parecia que iba a seguir, pero se interrumpio abruptamente, quizas porque se dio cuenta que tampoco era tan buena idea burlarse de ella, no queria empezar a perder sirvientes tan rapido.
Antes de continuar dice mirando a Javier.
Fuiste traído aqui por un vastago muy conocido en la comunidad al que seguro lo conoceras, su nombre es Francisco y fuiste una especie de tributo, para asegurar buenas relaciones con el Principe - hace una pausa y continua - Esto te lo digo, porque quizás te cruces con el en un futuro y no quiero que ningun motivo se te ocurra atacarlo.
Luego de esto, repasa un poco sus papeles viendo si se olvida de algo y al ver que no es el caso, vuelve la mirada hacia ustedes.
Bien, creo que ya podemos seguir, por favor suban al ascensor, los llevara al siguiente piso donde les brindaran su primera mision y les daran el equipo necesario para hacerla. Mientras habla la puerta que estaba detras del escritorio se abre, mostrando un gran ascensor que en su interior solo tiene un boton y en el que entran todos sin estar apretados. Pareciera ser un viejo ascensor de carga.
Que se diviertan.
Entre golpes había caído y fueron también golpes los que le despertaron del sopor. Alguién se había ensañado con el maldito mueble que él había impactado con su rostro momentos antes. Pero luego todo cesó y su mente también volvió a poseer conciencia total de su entorno.
Al fin aquél desgraciado se había decidido a ir al grano y no hacerles perder más tiempo. Así fue como el malkavian, al ver como se le ofrecía una salida nueva en aquél ascensor, no dudó en reincorporarse inmediatamente e ingresar raudo como el viento en aquél basto elevador. Allí se cruzó de brazos y se mantuvo de pie e inmóvil, con cara de pocos amigos y claramente impaciente por dejar aquella sala de una vez por todas.
Lentamente, casi con parsimonia, me encamino al ascensor. Sin dejar de mirar la lente con mi único ojo lanzo un mudo desafío a quienes se encuentren al otro lado.
El hechicero dijo "primera misión". No su misión sino "su primera misión". Como si esperaran explotarnos largamente y este sólo fuera el prólogo de nuestra esclavitud. Me han engañado y se han aprovechado de mi otras veces pero sin duda esta es la más burda y desagradable de todas.
Una vez en el ascensor me sitúo en un rincón, lejos del único botón a pulsar. Espero que todos suban sin decir nada pues nada tengo que decir. Aún voy pensando en qué querría decir el hechicero con eso de "el equipo necesario". No sabemos en qué consiste la misión y nos van a dar algo que no sabemos por tanto para qué sirve. No podremos pedir ni rechazar nada. Bonita mierda.
La resistencia de la mujer, la rebeldía cruda de sus palabras y sus gestos, todo la enfrentaba directamente con sus antagonistas. Amateur, parecía que aún tras casi un siglo de revoluciones violentas no aprendían que sólo servían para que el que gritase más fuerte perdiera la cabeza. Los discursos políticos sólo servían al que los recitaba para enardecer al poplulacho mientras ellos contaban tranquilamente las ganancias desde sus camas. Adrián sonrió irónicamente, era como las enfermedades y el cuerpo humano, si el virus se rebela demasiado pronto, el organismo lo expulsa del cuerpo eventualmente. Para destruir un sistema había que ser como un cancer, durmiente, insidioso, actuando desde dentro y lo justo para preparar el cuerpo para el golpe final.
Cuando se abrió la puerta del ascensor Adrián caminó tranquilamente hacia el mismo, primera misión, equipo, con una sonrisa comenzó a silbar el tema de una de las peliculas de James Bond cuando apoyó la espalda contra una de las paredes del ascensor. Había un brillo pícaro en sus ojos, y le guiñó el ojo a la demoledora de escritorios, Natalia si mal no recordaba.
A regañadientes, el hombre de barba se adentra en el pesado ascensor. El heterogeneo grupo se encaminaba a un destino nefasto con un andar lastimoso, triste y colerico. Los sucesos de la noche habian cargado al gangrel de rencor y estaba mas alla de cualquier advertencia. Lo unico que rescataba de aquel momento, era la conclusion de aquella secuencia tan desagradable, la de tener a la oveja sacandote la lengua enfrente, siendo uno el leon. Esa ridicula situacion quedaba atras, postergada por la amenaza de un mal mayor, del comienzo de otros muchos.
Natalia le sonrió a Héctor, cuando a sus espaldas la puerta del ascensor se abrió. Una sonrisa de colmillos relucientes.
- Gracias, querido. Tenés suerte que nos movamos solos, porque está claro que afuera de este lugar no podrías hacer que te obedeciera ni un pobre perro.
Dejó el escritorio tal cual estaba. Varios de sus acompañantes de encierro ya se habían dirigido al ascensor en el más profundo de los silencios, algo que de alguna forma la inquietó. Incluso el que había fallado en atacar al sujeto casi había corrido hacia la cabina. Los únicos que no se habían movido habían sido la mujer del escote y el hombre al que le habían hecho la cama, que parecían continuar o bien con una afrenta personal muda, o bien demasiado impactados como para decir algo. Cómo se notaba que esos dos tipos sólo conocían lo que eran los salones del lujo en donde se dejaban escupir y pisar siempre y cuando fuera un escupitajo bello, o fuera una pisada con elegancia y estilo.
Los dejó atrás. Mientras pasaba, muy cerca de Héctor, le miró sin dejar de sonreír.
- Cuidate el cuello - dijo, como quien dice a otro que se abrigue para no agarrarse un resfrío - O las agallas te las van a abrir a vos.
Pisó el ascensor, y se puso a un lado, enfrente del panel del mentado botón. Se apoyó con la espalda contra la pared, ofreciéndoles a todos su rostro o su costado, y entonces vio al "error" frente a ella guiñándole un ojo. Silbaba una canción de James Bond. Natalia entrecerró los ojos y le sonrió a su vez, llena de algo que ambiguamente parecía picardía. Qué debía saber ese tipo de lo que eran las misiones de Inteligencia. Ese brillo en los ojos sólo podían tenerlo quienes no tenían la puta idea de lo que estaba por pasar. Parecía haberse relajado, o al menos las trazas de enojo e ira se habían ido de su rostro. Pero sus ojos, clarísimos, brillaban con suma intensidad.
Se asomó por la abertura, y se dirigió a los inmóviles.
- No importa cuánto hablen, no van a cambiar la realidad ahí parados - dijo - ¿Qué tal si siguen acá adentro y movemos?
Michaella ya no escuchó nada más después de lo que contaron de Alexander. Ella sabía que eso no era verdad, su Sire nunca había tenido secretos con ella y algo así se lo hubiese contado. O no, si quería protegerla. De cualquier modo, daba igual si Michaella lo sabía o no, para los demás vástagos ella sería igual de traidora que él y el castigo sería la Muerte Definitiva para uno o para los dos.
Mientras asimilaba la noticia los demás se habían marchado y ella seguía allí plantada en el despacho del vampiro.
- Quiero saber si mi Sire sigue vivo. Si no es así, no me necesitáis para esta misión, podéis matarme ya. Pero si aún no lo habéis matado, quiero saber que los falsos cargos de los que se le acusan serán olvidados cuando yo termine eso que queréis que hagamos y que los dos saldremos intactos, moriré en el intento si hace falta por salvarle a él. Si no tengo garantía de esto, me encargaré de fastidiar cualquier plan que tengáis...
Mateo había salido de muchas situaciones fastidiosas airoso. Su profundo conocimiento de los comportamientos humanos y vampíricos y su exquisito tacto, habían servido en vastas ocasiones para aprovechar de alguna u otra manera los infortunios de su vida...
Sus pensamientos más odiosos se volcaban a esa mujer y a su sire...Cómo había sido tan estúpido?...El sheriff sabía algo, él estaba al tanto...Sus colmillo se retrayeron y le dirigió una esplendorosa sonrisa a Michaella. -Eres tan estúpida como yo. Dejemonos de rodeos y aceptemos nuestro destino con dignidad...dijo asintiendo a los dichos de la violenta mujer que se hallaba ahora en el ascensor.
Y dando media vuelta, se dirigió hacia el elevador, no sin antes acomodarse el cuello de la camisa...
El ascensor permanece quieto. Mi único ojo repasa a sus ocupantes, falta alguien.
La orgullosa hija de Alexander, su criatura. Parece que busca respuestas en el lugar equivocado. El hechicero no le dirá lo que no sabe o lo que ella no necesita saber. ¿Qué haría yo si fuera "ese" Alexander? ¡Bah! Ni siquiera me voy a molestar en pensarlo. Espero que se decida a seguir adelante y entre de una vez al elevador.
No te preocupes le dice a michaella Se encontraran muy pronto.
Una vez que Michaella entra, las puertas del ascensor solamente se cierran y el mismo empieza a subir, pasados unos 30 segundos el mismo para y sus puertas se abren.
Pasamos a la siguiente escena