Partida Rol por web

Justo cuando el gangrel terminaba de pronunciar esas palabras, notan a cinco personas abriendose paso entre la multitud, caminando en direccion a ustedes. Su direccion es muy obvia, ya que van empujando con bastante fuerza a la marea humana que les rodea, y el que va en cabeza tiene la mirada clavada en ustedes.

Todavia estan a la suficiente distancia como para que sus rasgos no sean aparentes, sobre todo gracias a la luz y oscuridad que se intercambian mientras la banda se prepara para tocar un segundo tema, ante la exitación de quienes concurrían el lugar. Si antes el ruido había sido insoportable, lo que se avecinaba haría parecer un huracán cosa de niños.

El grupo que se dirige a ustedes parece que va a tardar un par de minutos en llegar, asi que todavía tienen tiempo de tomar sus decisiones finales.

Mientras observas a los cinco avanzar en dirección a tu grupo, te das cuenta de que están siendo observados por alguien más. Recorres con la mirada el lugar, y distingues a varias personas vestidas con distintas prendas, pero todas encapuchadas, observandote a vos y a tus compañeros de forma bastante discreta. Parece que sos el único que se dio cuenta.

Una vez más mi rostro compone un extraño gesto que viene a sustituir la sonrisa que tantas y tantas veces he echado en falta ya esta noche. Es evidente que mi "compañerita" se apercibió de mi presencia pero no dijo nada. Veo como se marcha y después curioseo un poco por la zona pero ante la falta de interés marcho tranquila y discretamente hacia la sala de nuevo.

Afinas especificamente tu oido para prestar atención mientras vuelves a salir. Es cuando estas por llegar a la salida cuando escuchas una conversación en un tono más elevado que los murmullos de antes. Al parecer proviene de una puerta diferente a la que regresara el conocido de tu "compañerita".

Varias veces notas las palabras camarilla, negociadores y "choque", pero necesitaras acercarte más para entender lo que hablan.

. . .  camarilla . . .  negociadores . . .  choque . . .

Creo que esa conversación me interesa así que me aproximaré con cautela, podría no ser el único difícil de ver en este lugar. Pero me fío más de mi oído que de mi único ojo así que permaneceré atento a lo que oiga. Con cuidado llego hasta la puerta tras la cual se han pronunciado esas palabras, sin perder de vista la salida.

Te aproximas con máxima cautela, sin hacer un solo ruido, y te ubicas tras la puerta sin incidente alguno.

La primera voz que escuchas es gruesa y profunda, como si quien hablara fuese un sujeto de gran tamaño.

- ¿Estás seguro de que es prudente mandar a esos tres a negociar? - El tono expresa duda y profunda desconfianza. Puedes percibir cierta incomodidad en el hablante, como si no le gustara el lugar en donde se encuentra parado.

- Bueno, la camarilla fue tan amable de prestarnos a uno de sus grupos de choque, ¿no te parece que podríamos usarlos para nuestro propio beneficio? - La segunda voz es calma, tranquila, fría y elegante. Solo con escucharla te das cuenta de que él está al mando en esa sala, es quien se encuentra en control. Su tono contiene un deje de diversión, como si disfrutara de la incomodidad de su oyente.

- Pero no son más que un montón de peones descerebrados. No puedes... - La primera voz vuelve a hablar, pero esta ves es interrumpida.

- Por eso. Se trata nada más que de un grupo de peones que no tienen otra opción que obedecer a sus superiores. La camarilla no se tomó nuestro pedido en serio, tal y como sabíamos que iban a hacer. Nos enviaron siete personas, que son incapaces de decidir por ellos mismos. El acuerdo que vamos a ofrecer beneficiara tanto a la camarilla como a la anarquía, y mientras tanto ellos harán nuestro trabajo sucio sin necesidad de arriesgarnos. ¿Entiendes ahora mi plan? ¿Y entiendes el porque? - La misma calma y tranquilidad, con un deje de diversión mucho más pronunciado. Te da la sensación de que el dueño de esta segunda voz realmente no se está tomando todo este asunto en serio, pero es dificil deducir algo más de su tono. Si existiera algo así como una "voz de poker" esta sería muy parecida.

- No, no entiendo el porque, y por eso te estoy... - Otra vez es interrumpido, pero esta vez por una voz que habías escuchado antes, hace muy poco. Crees haberla escuchado entre la banda que tocara en el escenario.

- Bueno chicos, por más interesante que sea todo esto, la banda esta a punto de tocar otra vez, así que voy a regresar a mi puesto. Nos vemos más tarde. -

Escuchas el ruido de unos pasos llendo en tu dirección, al parecer está casi en frente de la puerta, y la va a abrir.

Raudo pero aún silencioso me retiro de la puerta hasta tocar la pared frente a ella, así podré ver a quien salga con claridad. Además aprovecharé la situación para echar un vistazo también al interior de la sala.

La conversación no me gusta nada pero no es algo que no pudiéramos esperar. Somos peones en un juego cuyas reglas desconocemos, tenemos que empezar a cooperar o seremos eliminados del juego antes de darnos cuenta. Va siendo hora que tomemos alguna iniciativa, aunque sea equivocada. Creo que debo volver con los demás ya.

En cuanto vea al que sale y a quienes queden dentro me dirigiré hacia la sala, a la mesa donde están mis acompañantes de esta noche.

- ¿Chica? - Natalia mira a Adrián arqueando una ceja - No sé si me entendería con ellos, porque es como todo, sean del espectro político que sean, depende de qué vengan a buscar y quiénes sean. Si vienen con ganas de fiesta, da igual quién hable, la fiesta se la van a llevar.

Sonríe, mirando al Gangrel.

- No sé si eso sería malo. Quizás hasta les gusta la "pasión", viste. Hay gente para todo - vuelve su mirada a los que avanzan, mientras se lleva el cabello hacia atrás, dejándolo caer todo por su espalda y despejando así sus hombros - Pero no tengo problemas en hablar. Los anarquistas no están esperando un líder, así que mientras no empecemos con las contradicciones o peleas internas, podemos hablar todos. Bueno, y que sea lo que tenga que ser. Me imagino que Capucha tampoco quiere hablar.

Les dedica una última sonrisa, y espera a que el grupo de avanzada llegue hacia ellos.

Quizás tengas razón. Pero que no sea demasiada pasión...

La Brujah parecía ser bastante razonable, a diferencia de muchos de los que había cnocido de esa Casa. Tal vez con el tiempo podría llegar a caerle bien, pero sinceramente no esperaba pasar tanto tiempo con aquel vriopinto grupo.

Los ojos felinos de Javier se separan del grupo que se acercaba a ellos e instintivamente peinaron el area. Su cuerpo se tencionó y un nuevo gruñido salió de su gargata, pero esta vez era diferente, llamó la atención de Natalia.

Mejor que no haya nada de contradicciones. Atrás tuyo, a la izquierda, a la derecha... estamos rodeados. Observen, todos tienen capucha. Les diría que se preparen para cualquier cosa, busquen las posibles salidas, y que a nadie se le ocurra aguzar los sentidos acá dentro... Recordó cierta vez que un Toreador usó sus habilidades dentro de una disco, y entró en un desesperado estado de frenesí, como los perros cuando sienten ruidos de pirotecnia.

Mateo continuaba en su posición zen, cruzado de piernas con una media sonrisa dibujada en su rostro, a medida que aquel grupo avanzaba hacia ellos. Sea cuales sean sus pretenciones, pronto lo sabremos.

De las cinco personas que avanzaban hacia ustedes, dos se desprenden del grupo, y se desvanecen entre la multitud. Los otros tres siguen avanzando y ya es posible distinguirlos.

Quien va a la cabeza del grupo parece tener un cartel escrito en la cara que dice "Ventrue". Es un hombre flaco de aspecto nervioso, cuyo traje caro de marca parece quedarle demasiado grande, e incluso contribuye a su aspecto disminuido. Como para compensar, camina con una inmensa dignidad que no parece pertenecerle. Sus gestos son increiblemente exagerados y hasta teatrales. Se mueve a grandes pasos hacia la mesa del grupo.

La segunda persona resalta todavía más. Se trata de un hombre inmenso, bien sobre los 2,10 metros. Su cuerpo es alargado, tan alto que al principio cuesta abarcarlo con la mirada. Sus brazos parecen inmensos troncos de arbol, aun bajo la simple camisa abotonada que lleva puesta, en combinación con unos simples pantalones negros con cierre. Su rostro es en realidad bastante común, sin un rasgo que resalte, y adornado con unos simples anteojos al viejo estilo.

La tercera persona lleva un peinado salvaje al extremo, pintado de al menos cinco colores antinaturales diferentes. Su cuerpo y cara están totalmente llenos de piercings por todos lados, incluso en lugares que no se habrían creido posibles. Llevaba puesto, efectivamente, más cuero que una orgia sadomasoquista. Sus ojos estaban desenfocados y perdidos, casi como si estuviera drogado.

Los tres finalmente llegan ante vuestra mesa, dando inicio así a la tan "esperada" reunión.

El Ventrue del traje los examina a todos con bastante desprecio en su gesto, mejorandolo levemente al ver a Michaella y a Mateo. Luego retuerce su expresión mientras intenta soltar una tosesilla despectiva, pareciendo más que nunca una caricatura bastante realista.

- Esos bastardos no nos toman de en serio. Hijos de puta, ni siquiera se molestaron en mandar mas que peones. - Su enojo parece casi cómico, combinado con su voz sorprendentemente fuerte y gruesa. Su desprecio hace que su cara parezca más ridicula que nunca.

El hombre alto se queda parado, apoyandose sobre una silla. Examina con atención a cada uno de los que se encuentran alrededor de la mesa. No pronuncia palabra, pero se siente como si los mirara a traves de rayos X, una sensación bastante incomoda por cierto.

Al oir las palabras de su compañero una expresión de cierto shock, mezclada con resignación, aparece en su rostro.

El punk avanza sin detenerse, hasta llegar a uno de los asientos. Sin siquiera dirigirle la mirada a nadie más, arrastra la silla a un lado y se sienta de una forma algo torcida en ella. Luego apoya la cabeza en la mesa, cesando sus movimientos. Su quietud es tal que es imposible decir si se quedó dormido o simplemente está babeandose sobre la madera. Visto mas de cerca, su cuerpo atravesado por piercings es realmente musculoso.

Tardas unos minutos, pero una chispa se enciende en tu memoria. Has escuchado antes rumores sobre este grupo tan variopinto. Se trata de un grupo multiproposito de choque enviado por quienes fueran las sombras que controlaban la Anarquía a situaciónes de urgencia y determinada importancia.

En general estos tres vastagos están preparados para situaciónes de combate, y segun lo que sabes, son bastante fuertes; lo más probable es que una pelea acabara con tu grupo convertido en pasta roja contra las paredes del local.

Los otros detalles que sabes sobre ellos consiste en el comportamiento sádico que tienen con sus victimas, pero no sabes cosas muy concretas sobre ese asunto.

La puerta se abre y de ahi sale uno de los músicos de la banda que ahora mismo ocupaba el escenario. Intentas espiar con tu único ojo a traves de la puerta, pero el músico la cierra antes de que alcanzes a percibir mas que dos figuras borrosas sentadas.

Ves como el hombre inicia su camino hacia la salida, y lo sigues hasta salir de nuevo hacia la zona principal. Te encaminas en dirección a la mesa de tu grupo, y llegas a sus inmendaciónes justo para escuchar las palabras del ventrue trajeado. Todavía estas usando tu ofuscación, asi que nadie se ha dado cuenta de tu presencia, o al menos eso te parece.

En su fuero más interno Mateo ríe al ver lo ridículo que parece ese hombre flacucho en tamaño traje. Definitivamente su asesor de modas no estaba a la altura del ventrue anarquista, que distaba ampliamente del exquisito gusto de un toreador recién convertido. El grandote inspiraba temor sólo con su corpulencia y su actitud, y el otro sujeto psicodélico parecía habar caído presa del efecto tóxico de algunas sustancias que estarían circulando por su torrente sanguineo. Otro dos habían desaparecido en la penumbra del lugar, aunque dudaba que esten muy lejos, probablemente acechando la garganta de algún compañero. En efecto estaban rodeados y a la merced de aquel grupo voluble.

Tranquilo como estaba, su postura no se habia modificado ni un milimetro.

-Buenas noches señor, mi nombre es Mateo Serra Olive. y realiza un pequeño movimiento con su cabeza en señal de respeto. -En efecto, somos solos peones, ya que en condiciones normales, ninguno de nosotros estaría aquí. Somos los lazarillos encargados para cumplir con esta absurda mision, donde sería tonto de mi parte revelarle la naturaleza de la misma, considerando que el señor estará al tanto de la misma...

Dicho esto acomoda una de sus cejas y acaricia suavemente el polo superior de su oreja derecha...

Con calma voy dando una vuelta en torno a la mesa a cierta distancia. Examino a los tres ejemplares enviados a "dialogar". Yo soy lo que soy pero ellos . . .  ni son lo que aparentan ni aparentan lo que son. De todos modos sobra tiempo para aparecer así que me mantengo al margen, a cierta distancia. Prefiero enterarme de todo lo que sucede en la sala del modo más discreto posible, es mucho tiempo haciéndolo así y no voy a cambiar ahora.

Me fijo en los tres tipos que acudieron a la mesa, en cualquier otro que parezca interesado lo que en ella se trata y en el grupo que va a actuar, sobre todo en el tipo que vi en la sala interior.

Natalia, que había venido mirando a los que avanzaban, soportó el escupitajo verbal del proclamado líder de la avanzada y luego, sin que se le moviera un cabello, la incomodidad de la exploración a la que era sometida por el vástago que era una torre. Su actitud relajada, pero aún así, observadora al borde de su asiento, daba a entender que estaba tomando en serio la situación que tenían delante, más allá de que el del saco fuese una pobre caricatura de una historieta argentina, y que el punk hubiese decidido tomar la mesa como un sitio donde yacer por el aparente resto de la eternidad.

Cuando habló Hansel, Natalia se sonrió para sí misma. Luego, miró al Ventrue.

- Al contrario. Los toman tan en serio que han mandado frente a ustedes a los que no les importa que se pierdan - dijo, simplemente - No son despectivos, son unos cagones. Saben perfectamente lo que hay.

El ventrue mantiene el aire arrogante mientras escucha las respuestas de Mateo y Natalia. Si bien mantiene cierto respeto hacia el toreador, la mirada que le lanza a la brujah demuestra un claro desprecio.

- ¿Y qué capacidad de negociación tienen? Estoy seguro de que ni siquiera saben sobre que asuntos vamos a tratar. - Su tono es igual de afilado e indignado, pero ahora parece intentar mostrar un poco mas de respeto, sin realmente mucho éxito.