Partida Rol por web

La luz solar era tenue. El sol ya non lucía altivo et impotente, agora hallábase tumbado en busca de descanso bajo el horizonte, faziendo enorme esfuerzo por atravesar la densa niebla. Habian pasado, o más bien perdido, non pocas horas en aquella caverna. Había que cabalgar con presteza et sin demora para llegar a Villasana antes de la anochecida, et así lo fizieron.

Claro que la prisa non es buena compañera, et si sumámosle una asfixiante niebla que non deja ver ni a dos palmos de la nariz et la inexperiencia a lomos de una montura propias de una mujer de ciudad... pues pasa lo que tiene que pasar...

Descalabrose entonces la montura de la Belarda torciéndose la pata de manera horrible. Suerte que la caída fue suave para la mujer, non sufriendo daño alguno, empero la desgraciada cabalgadura hubo de ser sacrificada. Fízolo don Nuño, clavando su daga en la testa del animal con un tiento et frialdad cuanto menos inquietante...

Tras lo que alzó el hombre del Barón a la Belarda a la grupa de su montura et la marcha prosiguió.

Se adentró la compaña cada vez más et más en el bosque. El caballo parescía inseguro, parescía non saber a donde dirigíase. Ese cierto sentido que tienen las bestias... Ella temblaba sobre la grupa, non por la altura, sino por la proximidad firme de la espalda del hombre. Et él, de vez en cuando, sentía que le acariciaba la nuca el cabello suave de la Belarda. Cabalgaban en silencio… Entretanto la penumbra de la espesura era cada vez más densa y los arbustos perdían sus contornos.

De repente, un ave oscura, como una sombra, pasó volando bajo por entre los árboles, casi a ras de suelo; batió alas y se perdió. En ese momento se dieron cuenta de que se habían perdido...

Deambularon durantes las pocas horas que restaban de luz por aquel tupido bosque cubierto por un pesado velo blanco. De no ser por la presencia de don Nuño pronto la moral de aquellos hombres se hubiera difuminado junto con los últimos rayos del sol, pues que el pensamiento de pasar la noche al raso entre aquella niebla hacía tiritar hasta los más bravos corazones.

...Quizo el destino ser benevolente, por una vez para variar, et la compaña topóse con una cabaña abandonada. Carescía aquesta de techo, más al menos resguardaría del frío viento que calaba hasta los huesos, et también de las curiosas alimañas nocturnas. La cabaña era de madera ya podrida, de techo bajo, de haberlo tenido. En su interior quedan varios trozos de madera de lo que tiempo ha hubieren sido sillas. Agora servirán de leña. Anexo a la cabaña había un establo completamente vacío.

Por mandato de don Nuño los hombres descansarían en el establo. Él dormiría en la caballa, et non tardó en "invitar" a la Belarda a acompañarle. Dicha invitación fue a todas luces un mandato velado. Al parecer las miradas de la Belarda habían despertado el apetito del hombre del Barón...

Los hombres encienden el fuego, calientan sus huesos alrededor de las llamas et vacían de vino sus curtidos pellejos...

Ciertamente, el Urraca ya nos había hablado de lo que le dijo doña Blanca: que el Barón Álvar bien a seguro que estaría o con alguno del concejo (Mateo lo más seguro) y por supuesto de su perro de Barriuso (más lleno de pulgas que el bueno de "Becerrín"); mas nada sabía de aquella situación de la Blanca, y que sin duda era intrigante. Et que no quisiera aventurar prisa a los acontecimientos, pero quería desentrañar las conspiraciones que allí había, ¡y complejas que eran!, puesto que la vida se me iba poco a poco, et que cada vez notábalo más...

OoOoOo La tengo oOoOoO -la respondí-. Y comprendí entonces que por gran pecado, seguramente, habría de pedir la muerte; mas ni me molesté en saber por cuál, pues no era yo digno de hablar de flaquezas, vilezas o yerros.

Sin más dilación, cogí el hacha y  con un movimiento horizontal cumplí mi palabra cuando el filo comenzó a rozar el cuello de la vieja.

Alzábase una veintena de varas como bien recordabas la torre de los Ortiz. A media altura anexionabase aquesta a el muro de guardia, el cual era patruyado por un sólo hombre. Et en los jardines colindantes pudiste ver a otros dos lanza en ristre. Poca vigilancia. Andarían varios soldados con el grupo de don Nuño en busca de la manceba desaparecida.

Claramente podías fazerlo. Muchas veces trepaste estructuras más difíciles et mejor guardadas. Poco costaría que el gancho agarrárase al muro de guardia, et una vez sobre aqueste, bastaría un pequeño salto para colarte por uno de los ventanucos de la torre. Empero mejor sería non correr peligro et esperar el amparo de la anochecida, que junto a la densa niebla faría la labor más fácil et discreta...

Asentile a Nuño cuando pidiome que le acompañare a la cabaña. Menos no esperaba yo, que frío hacía de cojones, y buen beneficio había de fazerme el tener al buen hombre de mi parte. Pero antes de acudir, díjele que me dejare un momento.

- En breves habré de acudir, don Nuño, pero antes he de fazer de necesidad. - díjele, y nada más le dije, apartándome entre los árboles un momento.

Ya apartá del bullicio, y asegurándome de que nadie me viere, saqué del fardo un vial, que contenía un líquido que bien podía parescer vino (y es que vino llevaba, entre otros), pero que no era sino un bebedizo, que mi madre habíame enseñado a preparar cuando era yo niña. Y con tiento y cuidado agacheme, al tiempo que pronunciaba las palabras que habían de fazer a aquesta pócima de funcionar, y al Nuño de ninguna otra cosa desear, que no fuera yo.

- Eska gorri, uma santiña askatu. - pronuncié, mientras sostenía el frasco con la siniestra, acuclillá como si fuere a fazer de vientre.

Costome esfuerzo el canalizar el fechizo, mas fízelo al fin, y volvime al campamento, agarrando un pellejo de vino y dirigiéndome hacia la cabaña de Nuño.

Miré a los dos guardias anexos a la torre, y me sorprendí de la tan poca vigilancia allí dispuesta. Incluso por el adarve del muro de la torre tan solo un soldado patrullaba. Seguramente hubiera podido acabar con algunos de ellos de noche (quizá con el solitario vigía), mas eran casi Sextas, ya que el mediodía andaba cerca, y el sol brillaba tan de golpe que cualesquier ojo podría verme en la situación aquella que imaginaba.

Decidí pues que volvería a la noche (en compañía o sin ella), pues sería lo lógico en un asalto, y como fruto de la necesidad de ver al escriba que habíamos dejado en el Fogón, que me encaminé hacia allí. No obstante, que no fui directamente, sino que antes me pasé por las calles dedicadas a los oficios, la zona comercial de la Villasana. Quizá por allí pudiera ver y adquirir alguna cosa interesante.

Sentóse el Urraca con los omnes de Nuño, maldiciendo al mismo entre dientes por la poca vergüenza que parecía profesar. Poco más podía facer el pobre mendigo, aparte de intentar sacar alguna información a los omnes cuando el tal Nuño hubiese retirádose et el vino que bebían empezara a nublarles la (poca parecía) razón que poseyeren.

Et, como tenía tiempo suficiente hasta la caída del astro rey, adentróse El Cortalenguas dando vueltas; por los barrios de los artesanos e los mercados; por las callejas abarrotadas de tenderetes repletos de hortalizas, frutas, hierbas y especias; por los retorcidos callejones; por los adarves que marcaban los confines de la villa, aspirando los penetrantes aromas de los arrayanes, las enredaderas, las drogas de los perfumistas, los cueros, los puestos de las apetitosas comidas… Claro vió entonces el por que de la fama de aquella comarca et sus ferias...

Et en su deambular dió algunas limosnas a los ciegos et mendigos que le salíanle al paso, porque hallabase agradecido e sentía que debía pagar algún tributo por estar más vivo que muerto, por aún llevando semejante carga et lacra poder pasear bajo el sol en plena calle... Entonces acordóse de su padre y, como si hablarale realmente, pensó: Pronto reunirémonos padre, más espero sepades entender el camino elegido...

Ya acomodados en el interior, bebió el de Barruiso del pellejo fechizado por la Belarda, más non fue sino el efecto contrario al deseado lo que se produjo aqueste, pues el homne del barón sintió repulsión al instante hacia la madura, aunque bella e de generosas curvas, alcahueta. Et sin mediar palabra alguna, salió don Nuño al exterior como alma que llevaba el diablo, directo a reunirse con los suyos en el establo...

Apareció derepente el de Barruiso, sudoroso, apresurado, con mal gesto en el rostro.

¿Ocurre algo señor?. - Preguntóle uno de los soldados.
Nada, nada. Bebed et descansar. - Contestó.
¿Non vos ha dado gozo esa fulana?. - Espetó otro entre risas y evidentemente borracho.
Bebed... e descansad... he dicho. - Et por como dijolo aquesta vez, el hombre del barón no dejo duda que aquello se cumpliría.

Siguieron entonces un rato más los hombres disfrutando de la bebida, la carne al fuego, los juegos de naipes, et los chistes socarrones antes de caer en un merecido sueño...

Veía el trasiego de gentes; el ir y venir de los vivos. Sin duda que la Muerte, de llegar allí, tendría comensales suficientes para su sacro festín en demasía, tal y como decenas de tenderetes agolpábanse en esa calle. Miré por aquí y por allá, mas nada había que necesitara, al menos de momento, según las intenciones que tenía para es noche.

Miré un poco a su alrededor* por si encontraba alguna cara conocida, et que luego quise hablar con alguno de aquellos comerciantes, si alguno dignábase a chapurrear con el loco de la máscara.

Sorprendida, vi como aqueste hombre salía de la cabaña sin siquiera mirarme. Olí el pellejo de vino... ¿qué podía haber pasado? Suponíase que tal pócima había de haber atado al hombre a mi. Tal vez la hubiere preparado mal.

Suspiré, y dime por vencida. Tal vez aquel extraño bosque hubiese ejercido un efecto indeseado en mis conocimientos, invirtiendo sus efectos, pues no era muy normal todo aquello.

En cualquier modo, aproveché para registrar un poco la estancia, y ver a ver qué se guardaba para sí el tal Nuño, si es que quedaba algo que ver allí.

¿Qué se cuenta sobre el cambio de actitud de Blanca de Ortiz?

¿Quién es el ser que se llevó la prostituta tan violentamente?

¿Alguien sabe si algún miembro del Concejo está emparentado o traba amistad con bandoleros fuera de Villasana?