Partida Rol por web

Bruno se vuelve rápidamente hacia el físico con una sonrisa amistosa.

-¡Oh! Buenas noches, buen hombre. Buscábamos a un compañero que hallaba necesarios sus cuidados. No le habrá dado un nombre, pero puede que acabe de tratarlo o haya sido una de sus visitas de esta noche. Es un hombre así de alto, con barba...

Y Bruno le describe a su compañero indescriptible porque es igual a todo hijo del vecino, incluso dando cuenta de sus dejes e inflexiones en la voz.

El galeno se lleva la mano a la cabeza, parece estar pensando.

Mmmm... creo que no, he atendido a un hombre de armas, pero el pelo no era como lo describe. ¿El hombre que buscan está relacionado con lo que ha pasado en la casa del barón?

Miré a Bruno con gesto de preocupación... ¿Ya había llegado a oidos del galeno lo ocurrido en la casa del barón, o era que había atendido a nuestro compadre? Aún asi dudaba que éste hubiera hablado tan alegremente a un desconocido.

- ¿Qué es lo que ha ocurrido en casa del baron?

El hombre mira a Julián con cara de "¿Cómo eres capaz de preguntarme eso?"

Seguramente ya lo sepan, pero le diré lo que sé. Al parecer un grupo de ladrones ha entrado en la casa del barón y se han llevado joyas y cartas de gran valor. Dicen además que los malnacidos salieron con un carro por las calles de la villa atropellando a un pobre mendigo, y que encima se llevaron todo sin que les detuvieran. Salvo uno de ellos, el cual parece ser que salió corriendo justo cuando llegaron los corchetes, aunque no sé nada más.

-¿En la casa de un barón, decís? ¡Asesinos desalmados -mira a sus compañeros-! Nosotros buscábamos a un buen amigo, poseedor de una taberna. Estuvo en los tercios con algunos de nosotros, y parece que un hijo de puta desgraciado le había clavado una cuchilla para no pagar... ¿Puede creérselo vuestra merced? ¡Por trece blancas!

Bruno sacude la cabeza y la cara roja de furia. Al final se calma y parece recordar algo.

-En fin, qué puta es la vida... ¿Cómo decía vuestra merced que se apellidaba el barón?

Alejandro se limitó a asentir las fingidas palabras de disgusto del Achispado. No era ducho en el arte de la mentira, más bien al contrario, sus actos o palabras delatarían que él mismo fue de los que derramó sangre en casa del barón...

Mmmmm... - Vuelve a rascarse la cabeza pensativo. - No lo recuerdo, sé que es el barón de Pinto, y que es uno de esos ricos nobles de fuera que viven en la villa. No sé nada más. Bueno, lamento lo de su compañero, pero no he oído nada. Que pasen buena noche vuestras mercedes.

Termina despidiéndose con un gesto que os acompaña a salir de su casa.

Marcos se atusó el bigote mientras observaba la conversación:

- Esta bién buen hombre, gracias por su tiempo. - Miró a sus compañeros.- Señores, vayamos a descansar, ya mañana sabremos más. - Dijo retirándose. Habia perdido las ganas de charlar... Alguien se habia inventado la historia del Barón como quería. Y la verdad es que no le hacía gracia que le colaran cosas así encima. Tendrían serios problemas si esto pasaba a mayores... Y habia algo que no le gustaba nada.

-¡Pues no se diga más, buen hombre! Vaya con Dios y descanse el sueño de los justos. No se lo tome a mal vuestra merced, pero espero no nos volvamos a ver.

Hace una reverencia y sale por la puerta a respirar el aire frío.

Alejandro esperó a que el galeno se alejara lo suficiente como para no oirlos.

- Poco podemos hacer ya, ¿alguna idea o vamos a descansar y mañana reemprendemos la búsqueda? Odio dejar al bueno de Don Alonso a merced de los elementos pero no sé qué podemos hacer por el momento...

Marcos ya habia sentenciado su opinión:

- Quisiera buscarle, como todos, pero sabemos que a estas horas y en nuestro estado no encontraremos nada... Esperaremos a mañana para poder reemprender la busqueda.

Dijo encaminandose hacia su casa con el resto. La verdad, mañana iba a ser mejor dia para buscar a Alonso que ir por las calles en medio de la noche buscando a un herido en medio de las patrañas que se habian tejido contra ellos los hombres del barón. Lo mejor era por el momento ser discretos...

Bruno se atusa el bigote mientras contempla las calles cercanas.

-Yo probaré en un par de lugares más que tengo en mente. Descansen vuestras mercedes, es bien difícil que nuestro socio haya acabado en esos sitios, pero he de probar y probarlo solo.

Y sin mediar más despedidas ni explicaciones, toma paso ligero hacia el centro de Madrid.

Cada uno emprende un camino, la mayoría a su casa, salvo el Achispado que decide seguir por su cuenta.