Partida Rol por web

  La nave estaba sufriendo numerosos ataques y los daños eran cada vez más visibles en el exterior y el interior de la nave, parecía que aún aguantaría, pero las sacudidas eran intensas y algunas de ellas amenazaban con echarla abajo, nada que sorprendiese a un veterano de guerra.

  Los soldados tenían su propia opinión sobre el asunto, pero no se opondrían a la voluntad de Sei.

No era necesario que tirara de las esposas, así sólo consigue cabrearla aún más. Pero en el fondo se mantiene en calma, conoce el final de toda esta historia, como acabará la cosa y sonríe satisfecha por lo que ha hecho, no se arrepiente. -No hace falta que tires. Y cuida tus palabras...  ya sabes el dicho, quién ríe último ríe mejor ¿no?- le guiña un ojo a modo de provocación. Se nota que es una persona algo temeraria a la hora de relacionarse con la gente.

-Por cierto- continua mientras gira las muñecas, ya que se le clava un poco las esposas -Soy una mujer, Zabrak, y a mucha honra. ¿Será que no conoces las características de las féminas ni si quiera de tu especie y por eso no distingues bien?- bromea.

Espera a que se pongan en camino por el lugar que había señalado previamente. Posiblemente el otro lado estuviera ya derrumbado y bloqueado por completo.

Ese era uno de los casos en los que quedaba mas que patente porqué la republica estaba siendo masacrada, estos soldados parecen no detenerse ante nada, no muestran temor, están forjados en el fragor de la lucha y la ira ocupa sus corazones. No puedo sino ceder ante la fuerza de aquel soldado, impactando mi espalda contra la pared, sin embargo y a pesar del dolor, mi rostro se muestra serio ante el suyo, intentando mantener la calma.

-Tampoco era esa mi intención, sith.

Ambas muñecas estan sujetas, pero ha cometido un error pensando que mis sables son mi unica arma. En una prueba de flexibilidad casi imposible, levanto primero mi pierna derecha hasta quedar por encima de su hombro, luego la izquierda, un movimiento bastante dificil de llevar a cabo si no se ha practicado lo suficiente. Aprisiono su cuelloy su cabeza con toda la fuerza de mis piernas, que no es poca, luego hago fuerza con todo el cuerpo, piernas cadera abdomen para retorcerme y torcer su cuello hacia un lado, esta llave es un metodo infalible para derribar a un contrincante, dado que si no cede acabaría con el cuello roto.

De tener exito acabaría yo encima suya con su cabeza aprisionada entre mis dos rodillas, por lo que sería un blaco facil para la empuñadura de mi sable de luz, con el cual le golpearía para dejarle inconsciente.

- Juegas con tu suerte, Zabrak. Nadie entre nosotros es imprescindible, podré soportar el castigo que Revan me tenga preparado por eliminar a una de sus grandes espias. Vuelve a abrir la boca y seré yo mismo el que te lleve ante él como un cadaver.

   La empujo con brusquedad para que avance, tratando de hacerle daño con las esposas y la culata del rifle, mi rostro se muestra frio y despiadado, afortunadamente ella no puede verlo tras mi casco, sino temería, ya lo creo que temería. El avance es rápido, los soldados me siguen, es la orden, si han colocado minas o cualquier otra trampa en aquel lugar, ella será la primera en probarlas.

  Cuando atraviesan el umbral de la puerta, me detengo.

- Avanza sin mirar atrás. Y compruebalo tu misma.

Aquello sería prueba suficiente para saber si mentía. Susurré algo a uno de los soldados, en mandaloriano, demasiado complicado como para que una alienigena como aquella pudiese comprenderlo. El pasillo recto, con luces parpadeantes estaba completamente vacio, y era realmente tétrico.

Aquel golpe con la culata del rifle si le provoca algo de daño, que es la intención del soldado, pero intenta aguantarse como puede pensando que pronto acabará todo esto y las cosas cambiarán, siendo ella quien disfrute viéndo como sufre y, quizá, como le ejecutan.

-De acuerdo, iré yo delante.- les dice sin pensárselo dos veces y comienza a caminar por aquel pasillo mientras mantiene el equilibrio ante las sacudidas que está sufriendo la nave. En una tambalea un poco y necesita apoyarse en la pared, pero enseguida vuelve a ponerse firme y a caminar. -Si véis que tardo supongo que será porque me mataron o quizá me tomaron como prisionera. Quién sabe, puede que utilicen artimañas jedi contra mí y me sonsaquen información altamente secreta sobre Lord Revan...- continua hablando mientras se aleja de ellos, cada vez su voz se hace menos audíble para ellos según avanza, sumado al ruido que existe.

 Aquel sith no tenia buenas intenciones para la jedi, ademas si la ayudaba me aseguraria mi pase para salir de este infernal lugar. Acto seguido a que ella le hace la presa al soldado me acerco corriendo colocandome en su espalda agarrandole por la nuca y con un simple movimiento de dedos hago que aquel soldado se desvanezca en el suelo incosciente durante un buen tiempo, librando así a la jedi de un posible ataque de aquel soldado sith, tan bien entrenado en el arte de la lucha con blaster o sin él, pues estos soldados son la elite en cuanto a ejercitos de infanteria de la galaxia.

 -"Hay que tener mas cuidado, esta nave esta repleta de soldados, y en cada esquina es posible encontrarnos con uno, si no tenemos cuidado podrian dañarnos inecesariamente."-

 Miro a la jedi, era muy joven, aun tenia que aprender mucho, tenia potencial si, pero... bueno el caso de Breania era diferente. Acto seguido me encamino a llevarles hasta donde Malak se encuentra, no era una idea alentadora, pero una vez que me he unido a estos jedis, debo no traicinarles... de momento, ellos son la llave de la puerta de esta celda, y quien sabe si en un futuro su ayuda en mi busqueda puede ser de ayuda.

   Dos de los soldados caminaban hacia su puesto inicial dandoles la espalda, otro de ellos quedaba junto a Sei con ganas de mirar hacia otro lado para no involucrarse en un asunto tan sucio, cuando el soldado de élite alzó el arma contra la nuca de la zabrak temía lo peor, si realmente fuese una espía, estaban jodidos. Sus últimas palabras afianzaban el hecho de que no se trataba de una muchacha demasiado seria, sin embargo aquellos que abrazan las enseñanzas de malak y Revan directamente muchas veces son crueles, seguros de si mismos y también, como es el caso, locos que se lanzan a su muerte sólo por contemplar sufrimiento en aquellos que les rodean.

  Antes de que Sei pudiese efectuar el disparo contra la cabeza de la alienigena un grito y un empujón llamaron su atención.

 - ¡Arrrggghhh!

 El acompañante de Sei se había lanzado contra él para que cayese contra la pared cuando el techo se derrumbó, toda la nave se sacudió en una explosión y decenas de cascotes comenzaron a llover sobre las cabezas y cuerpos indefensos de los soldados, más protegidos, en el túnel los dos sith y la espía estaban algo más a resguardo de aquella muerte segura.

  Posiblemente, preparandose para efectuar un disparo preciso contra la zabrak y acabar con lo empezado, Sei se vió sorprendido junto a su compañero por un nuevo derrumbamiento que aplastó literalmente con un crujido desagradable a su acompañante sith y le golpeó levemente en el casco dejandolo inconsciente.

 Si Sanya no se daba prisa, acabaría sepultada. De aquellos cuatro que trataron de enviarla a su muerte sólo uno (Sei) parecía seguir vivo.

El caballero observo el cuerpo inanimado del soldado, no estaba muerto pero...eso cambiaría pronto, mantenía el sable desenfundado lo activó y seccionó su cabeza mucho antes que los reflejos de ninguno de los acompañantes pudiesen impedirselo. Con el sonido sordo de la energía de su arma apagandose se hizo un silencio momentaneo. El calor y la quemadura impedíría que por un tiempo el suelo no se llenase de sangre, aún así era una imagen cruenta y despiadada.

  El maestro lo miró con severidad, no compartía ese espíritu.

- No era necesario acabar con su vida, Leik. Si no respetamos a nuestro enemigo ¿qué ocurrirá con nosotros?

 El caballero lo miró con expresión de odio. - Todos los siths merecen la muerte. - Y no pudo sino mirar de reojo a Asyr We'ir. Aladiah estaba libre de culpa y había salido ilesa gracias, en parte al bothan.

 Podrían seguir con una conversación sobre lo que merecen los sith durante varios minutos y así lo hicieron, el maestro respetaba las formas de vida, y aceptaba que la twi'lek acabase con sus blaster y dejase inconscientes a sus adversarios a pesar de que acabase con alguno de ellos, estaba justificando las muertes por su sable de luz siempre y cuando tratase de proteger algo de mayor valor, como eran sus vidas dado que tenían una misión importante que cumplir y si no lo hacían el destino de la galaxia podría tomar un rumbo muy diferente. El caballero admitía que tenían una misión, pero quería acabar cuanto antes, si dejaban supervivientes y despertaban de la conmoción, podrían advertir a Malak, que seguramente ya estuviese al corriente de la situación. Debían atacar mientras contasen con el factor sorpresa.

  No parecían querer parar de discutir, aunque lo hacian de una forma dudablemente respetuosa.

Todo pasa tan rápido que no racciona hasta que se ve de rodillas, apoyada en la pared con el hombro y unos escombros al lado. Entre la humareda que levanta todo aquel derrumbamiento consigue divisar el cuerpo de Sei, aparentemente parece inconsciente, pero no está segura de su estado al 100%.

Se levanta y le mira pensativa Ese es el hombre que estuvo a punto de matarme ¿por qué debería ayudarle? piensa. Al ver que no se le ocurren motivos decide salir corriendo hacia el hangar, camuflándose con el humo que había en todo el lugar. -Fue un placer estar con leales soldados de Revan- murmura mientras se va veloz.

Tiene que haber alguna nave libre en el hangar, esta estructura no aguantará más...

Miro con desaprovación a Leik y en cierto modo veo logico el reproche del maestro. Pero no es momento ni lugar.

-No tenemos tiempo, pongamonos en marcha cuanto antes, una vez cumplamos con nuestra misión podreis hablar largo y tendido sobre esto.

No entraría en valoraciones acerca del macabro acto de Leik, no bajo mi posición de padawan, parte de mi tarea es aprender de ellos, valorar su poder y sabiduria.

-Asyr, guianos hasta el puente de mando, una vez allí mantente oculto hasta que terminemos, si las cosas se tuercen no dudes en volver a la nave y escapar.

Mi tono el lo mas amable posible, quiero transmitir confianza y calma aunque la situación no sea la mas propicia y sobretodo no tener que llevar a cabo la segunda opción.

   Puede que la nave no se encontrase en un estado tan deteriorado como para que los cascotes del techo cayeran precisamente sobre la cabeza de cada uno de aquellos soldados sin acabar también sobre alguna de las naves, cuando Sanya pudo darse cuenta de que el hangar albergaba una nave de la república entre otras y que yo, Bastila, estaba esperandola, un poco a mi pesar pues estaba retrasando mi llegada a la Espiral Endar, también podría comprender que salir de allí sería algo más que complicado.

  - Muy didáctico. - Dije con socarronería. - ¿Sabes pilotar?

 El cuerpo de Revan ya estaba a buen recaudo dentro de la nave, sobre la trampilla coloca ambas manos en la cintura mirando severa a aquella Zabrak. Me pregunto si no sería mejor dejarla tirada...

 Aquella mujer parecia leerme el pensamiento, de ningun modo iba a entrar en combate contra los sith, y menos con aquella mole de musculos de mandibula ferrea, dia a dia me di mas cuenta de que aquel "hombre" si se le podia llamar asi, carecia de sentimiento alguno y solo queria poder y mas poder para lograr ser el mejor de los sith para gobernarlos bajo una dictadura imperial.

 -"Así haré señorita Aladiah, el camino a tomar es este."- Mientras con mi brazo izquierdo apunto uno de los pasillos que deriva del pasillo en el que nos encontramos. -"Creo que deberian tener cuidado, quien se encuentra en estos momentos al mando de la nave y por lo tanto el jefe de la misma es Malak, el que se hace llamar Lord Malak, y no creo que vuestra visita le agrade."-

 Aquello cada vez se escapaba mas de mi cabeza, no daba credito que estos jedis quisieran ir a ver a Malak, sabien que su situacion en esta nave era de total desventaja, yo les ayudaria en lo que pudiera, aunque siempre desde las sombras, no queria jugarme el pellejo.

 -"Su actitud ultimamente se ha vuelto mas hostil de lo que era, apenas habla con su voz metalica, y lo unico que hace es observar desde el puente de mando todo lo que acontece desde el espacio esterior. Parece que tiene un plan marcado y que todo lo que habia planeado le esta saliendo como habia previsto, han de tener cuidado con él, no quisiera que les ocurriera nada."-

 Claro que no queria que les ocurriera nada, pero no porque fueran especiales, sino porque serían los que me sacarian de aquella nave sith y asi poder olvidarme de una vez de todo este entuerto en aquella nave.

- Menos mal que el temor no puede esclavizar a todos los traidores. Yo de vosotros me desharía de él ahora. - Dijo el Caballero Jedi con una sonrisa de medio lado cruel, sabía donde debía dirigirse, y él sería recordado por derrotar a Malak.

 - Seguidme. - Aunque sabía que no tendría tantas oportunidades solo...

 A la carrera y con la espada laser activa, el sonido se distorsionó en un impulso inesperado, sus piernas se movian a una velocidad increible y la carrera hacia el puente le llenaba el cuerpo con la adrenalina y el flagor de la batalla, pronto tendría un enfrentamiento con el aprendiz de Revan, era todo un honor...para él.

  Doble la esquina hacia la izquierda, hacia el puente y me perdieron de vista, el maestro miraba a Aladiah y asintió, no podían dejarle a solas contra Malak.

 - Vamos, tenemos que ayudarle.

 Y tras aquellas palabras no tan calmadas como solían ser siguió su estela a la misma velocidad.

No es necesario mucho tiempo para que Sei recupere el conocimiento, junto a él parte de un soldado es visible bajo los escombros metálicos, la alarma sigue activa y el balanceo de la nave es cada vez mayor, es probable que explote o se precipite contra el planeta en cualquier momento.

 Sus ojos se abren con dificultad, gracias al blindaje, el casco y quizás algo de suerte, no ha sido aplastado, la Zabrak ya no está con él, sin embargo detecta el sonido de una nave despegando, a simple vista puede ver como aquello que le mandaron proteger se eleva en el hangar, vira y sale por él al espacio. Era un suicidio, pues la flota de Revan y Malak aplastaría una nave diplomática tan pequeña en cuestión de segundos.

  Pequeños objetos metálicos siguen cayendo sobre sus hombros a medida que puede erguirse, los soldados que montaban guardia junto a él están muertos o quizás se han desmayado junto al lugar en el que estaba la nave, que ahora parece una nave fantasma, en silencio con el estridente sonido de fondo de las alarmas, y el rozamiento del aire de la atmósfera. Otro sonido le es familiar, capsulas de energía lanzandose, si han llegado a ese estado, es probable que Revan ya haya abandonado la nave o quizás siga dirigiendo desde el puente de mando.

  La rodilla de Sei se resiente al movimiento y tendrá que cogear si quiere avanzar, en el hangar hay una única nave pilotable por un solo hombre, un pequeño vehículo de reconocimiento sith. El chispeo eléctrico de los cables en el pasillo resulta desquiciante y las luces fallan parpadeantes. Aparentemente...se encuentra solo y no hay rastro del cuerpo de la Zabrak.

Menuda suerte que he tenido... La próxima vez que la suma de dinero sea tan alta me lo pensaré dos veces piensa mientras avanzaba hacia el hangar y buscaba una nave en la que pudiera marcharse. Según llega en una de ellas puede divisar a Bastila que la está esperando. -Vaya, creía que te habrías marchado de aquí. Iba con esa idea tan clara que vine aquí para coger una nave cualquiera y salir...-

Niega con la cabeza a la vez que responde a su pregunta -No, la verdad es que nunca me planteé pilotar una nave... Por eso tampoco sé como hubiera salido de aquí.- ríe al darse cuenta de la estúpida idea que había tenido momentos antes -Bueno, eso si no estás esperándome para matarme...- sonríe a Bastila -no sé por qué hoy todo el mundo quiere matarme...- murmura aún riéndose.

Se pone enfrente de la trampilla, mirando a Bastila desde allí -¿Me sacas de aquí o tendré que ingeniármelas yo?- medita un momento -Ten cuidado, estás hablando con una súper-espía de Revan- bromea -¿Y bien?-.

Mis labios se muestran con una expresión negativa y mis ojos se clavan en ella con indignación.

 - Soy una jedi. Protejo a miles de personas como tu de caer en manos de los despiadados Sith. Deberias agradecerme la ayuda que te he prestado.- Ja...- No tenias ni una sola oportunidad. Por favor...estaban a punto de matarte.

 Me aparto de su camino para que entre en la nave, no pienso darle la espalda.

- Has sido muy inmadura, en verdad debería dejarte en esta nave. Has demostrado ser una insensata que se guía por instintos e impulsos. Eso podría...

 llevarte al lado oscuro, Bastila. Me comporto como mis maestros y de repente me doy cuenta de la gravedad de este asunto. No me disculpo, sólo niego con la cabeza algo frustrada mientras tomo los mandos de la nave. Afortunadamente YO si que se pilotar.

 - Bueno. Ya es suficiente. Tenemos que centrarnos en salir de aquí con vida. Sientate en el asiento del copiloto, tendrás que ayudarme con esto.

 Comienzo a activar los botones adecuados en el panel de control, sin configurar la ruta, cierro la trampilla de acceso y pongo en marcha los propulsores, compruebo el escudo y mis manos acaban sobre la dirección analógica.

  Mi ceño sigue fruncido pero la nave comienza a ponerse en marcha.

-Perdone usted- dice con un tono seco mientras sube por la trampilla. Jedi esto, jedi lo otro, que si es una jedi...  ¿no les enseñan otra palabra en dónde se forman todos ellos? Entra observando la desconfianza de Bastila en ella Sé entrar solita... piensa, pero no merece la pena decir nada ahora. No serviría de nada.

Aunque no tiene idea de pilotar una nave lo intentará, todo por salir de allí con vida. Recorre la vista por todo el panel de mandos, con sus luces de las que desconocía las indicaciones y demás. Después mira a Bastila de reojo -Respecto a lo que has dicho antes...- dice algo molesta -No me guío por impulsos... Simplemente necesitabas mi ayuda y te la ofrecí. No es mi culpa que no sepas agradecerlo de la manera adecuada, puesto que te he servido de algo y salió bien la cosa. No herirás tu orgullo de jedi por hacerlo, ¿sabes?- hace una pausa para relajarse, se nota algo alterada -La cosa funciona así en la vida fuera de vuestras estrictas normas: cuando alguien te echa una mano con algo se dice "gracias", ¿o no recuerdas qué te dije cuándo me salvaste de Revan?- agarra con firmeza los apoyaderos del asiento, por apretar algo en ese instante.

Resopla. No sé por qué intento dar clase de moralidad a alguien tan egócentrico como ésta chica...

Ja, pobre ilusa...Con amanerados movimientos trato de justificarme, de vez en cuando le indico que haga algo con sus mandos, sin esperar grandes cosas de ella, eran asuntos sencillos para alguien sencilla como aquella Zabrak. Conozco bien a los de su calaña. Mi voz suena con aire más desenfadado y dejo de fruncir el ceño.

  - Pusiste en peligro tu vida innecesariamente, y fui yo la que te salvé. Aquel soldado iba a dispararte por la espalda y lo impedí. Pero, supongo que tienes que hacerlo más dificil siempre. Acepto tus disculpas, y entiendo tus palabras como una forma de agradecermelo. No es necesario. En verdad sólo soy una padawan jedi, pero aún así es mi cometido.

  Di por finalizada aquella discursión. El exterior era una fiera batalla en la órbita de Taris, unas doce naves de la flota sith acababan destruyendo las pocas que formaban la avanzadilla de la república, quedando en pie tan solo dos de ellas, puse rumbo a la Espiral Endar, allí podriamos organizar la retirada.

  - Iremos a aquella nave nodriza. - Los cazas pasaban cerca pero por algún motivo los disparos no alcanzaban nuestra nave, estaba todo meditado. Señalé la espiral, una nave martillo bastante grande, una insignia de la flota de la República. Los fieles a los Jedi en una guerra civil encarnizada. ...Malak...

 A gran velocidad surcamos el espacio entre ambas naves, cruzandonos con cruceros de batalla y cazas, naves que la galaxia no había conocido nunca antes, de extraño diseño y con una potencia de fuego sin igual.

Se lleva una mano a la oreja que estaba en el lado de Bastila y se la tapa con ella -Que si, que si...- le dá la razón aunque no la tuviera. Se siente algo cansada y discutir sólo la llevaría a agotarse más. Pone la mano ahora en su frente ¡Qué pesada! Casi prefiero que me hubieran pegado un tiro en aquella nave... niega con la cabeza a la vez que vuelve a poner la mano en el mando de copiloto.

Mira la nave que señala con su mano Tú sabrás... asiente con decisión dando a entender que captó la idea a la perfección.

Lo que queda de viaje intenta dialogar lo menos posible con ella. Se limita a mirar las naves pasar de un lado a otro abriendo fuego contra otras. No puede distinguir bien a esa velocidad cuáles pertenecen a la República y cuáles no.