Partida Rol por web

Cachorros

En el hospital militar du Val du Grace

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26/09/2014, 22:05
Virginia Floret
Sólo para el director

Rose de repente se me acercó y explotó, había algo que necesitaba decir al parecer. Me puso incómoda, la gente suele ponerme incómoda cuando se vuelven tan cercanos, cuando se los puede ver de tan cerca. Algo de lo que estaba a punto de decir me aterrorizó, la piel de gallina me cubrió por completo. No supe qué decirle. Mis ojos enormes lo deben haber expresado mejor. Y simplemente me quedé ahí esperando lo que iba a decir, segundos que fueron eternos. 

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26/09/2014, 22:12
Rose Bolton

Sin percatarse de la mirada de la joven francesa, la norteamericana continuó con su sollozo.
Los... los quieren juzgar por deserción... ¿por qué?.. oh dios... para luego seguir llorando, abrazándola con fuerza.

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26/09/2014, 22:15
Sarah Whitman

Sarah puso una expresión triste y apenada, acercándose a ambas enfermeras, palmeó a Rose en la espalda, afectuosamente Ya niña, ya...

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29/09/2014, 05:33
Virginia Floret
Sólo para el director

Rose, qué pasa? no entiendo de qué está hablando, dejeme buscarle un vaso de agua y trate de calmarse. 

Miro alrededor nerviosa en busca de una silla para acercarle y que se siente, estiro la mano para tomar un vaso de agua y llevárselo, pero tanto me tiembla todo el cuerpo ante tal escena que se me cae el vaso con agua rompiendose en el piso. 

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04/10/2014, 19:12
Guardián Ciego

En cuanto el vaso de vidrio se revienta contra el suelo enlozado, un grupo de encargadas de la limpieza entran a la cocina, seguidas por la doctora Holgate.
Mientras las empleadas se ponen mano a la obra con la limpieza, la doctora se acerca con paso rápido a las enfermeras. Rose la mira sin poder pronunciar palabra, intentando secarse las lágrimas de su desencajado rostro.

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04/10/2014, 19:17
Marjorie Joan Holgate

Por favor, enfermeras, calma y entereza... pronunció la joven doctora intentando mantener ella misma una calma que sus palabras no reflejaban. Virginia continuó mirando a los ojos a la francesa he estado allí con el doctor Villevile y parece que las cosas no están nada bien para nuestros pacientes. Su extraña desaparición es interpretada por la policía militar como un intento de deserción. Tragó saliva y continuó, no sin antes echarle una mirada compasiva a Rose que no parecía calmarse aún intentándolo. Ahora los están interrogando... no podemos hacer más que esperar. terminó con una expresión casi de resignación

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10/10/2014, 19:58
Virginia Floret

Me quedé sorprendida y pensando: y si les preguntásemos qué ocurre a los mismos soldados? confiaría alguno de ellos y nos contaría un poco qué es y por qué tanto misterio últimamente? Quise decirle a la doctora por qué no les preguntamos nosotras mismas, mas me quedé paralizada. 

Notas de juego

¿Podemos ir directamente a la sala principal a retomar nuestras tareas y ver si puedo escuchar algo al paso o se me prohibe la entrada?

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12/10/2014, 07:05
Michael "Doc" Van DeVere

Michael levantó una ceja, imitando al Teniente Xabier.

"Usted parece saber más de nosotros que nosotros mismos, por qué no nos ilumina con sus teorías?" Dijo Michael con un tono de ironía. Se sentía cansado y aquel personaje lo irritaba muchísimo. "Sepa que nos insulta al tildarnos de desertores..." agregó con dezgano, apretando los dientes... casi en un gruñido.

 

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06/11/2014, 21:40
Guardián Ciego

El terrible dolor se transformó en oscuridad, el grito tan claro se volvió ahogado, áspero, confuso.

Anthony despertó en una cómoda cama, en un amplio salón iluminado, sintiéndose mareado, débil, con la garganta seca y la boca pastosa. La sensación de temor, de un profundo horror aún lo seguía, como una astilla en su mente, así como la lejana sensación de su hombro, que no era sufrimiento físico.

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08/11/2014, 20:35
Guardián Ciego

La opresiva sensación de muerte se disipa, mientras la mente y cuerpo de Corver se abren camino hacia la vigilia. Poco a poco es consciente de cada uno de sus miembros, capaz de moverlos, mientras su vista se va acostumbrando a una sala iluminada que lo recibe.

Allí tampoco se encuentra solo, sin embargo el lugar tiene un aspecto moderno y la cama sobre la que se encuentra es mullida y limpia, además de cómoda y cálida.

Quisiera sentir que todo fue simplemente un sueño, sin embargo el sentimiento no termina de desvanecerse del todo... está lejos, pero aún lo recuerda vívidamente.

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08/11/2014, 20:40
Guardián Ciego

La oscuridad de la noche es tragada por un grito ronco y áspero. El barro, los sacos de arena y el frío rifle son reemplazados por un cálido colchón y varias mantas secas con las cuales Charles lucha mientras despierta.

Alejando las sombras delante de sí, el ex-boxeador reconoce fácilmente el lugar en dónde se halla como la sala de un hospital militar. Un lugar consurrido, por cierto, pues allí hay numerosos pacientes en camas similares y personal trabajando. Él mismo tiene que luchar para alejar el horror que ocupa sus pensamientos, el descubrimiento que hizo pierde substancia pero no así lo que provocó en él.

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08/11/2014, 20:48
Guardián Ciego

De una ominosa no-muerte a un despertar desesperado pasó Rob en un instante. El respirar una enorme bocanada de aire le raspó, se sintió áspero un momento, pero eso era la vida. Su corazón latía con fuerza, su cuerpo estaba acalorado, sudoroso; demasiadas mantas. Le costó sentarse en la cama dónde estaba. Su mente divagó sobre las horrorosas imágenes que recordaba de manera tan vívida... todo era tan real que no podía dejarlo de lado así nomás.

Sin ambargo, estaba ahora en una iluminada y limpia sala de un hospital, dónde no era él único paciente. Y tenía razón para estar allí. Su cuerpo estaba muy débil, cualquier intento de utilizarlo requería esfuerzo y dolía.

Se sentía desesperado, nervioso, no necesitaba descansar eternamente... la repulsión lo llenaba más aún que la tranquilidad de haber dejado todo eso atrás.

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08/11/2014, 21:49
Guardián Ciego

La vigilia se va aclarando, sus cuerpos y mentes comienzan a adaptarse al nuevo lugar; el hospital, las enfermeras y las cómodas camas les permiten hacerse preguntas y comenzar a indagar sobre su presente y pasado.

Los recuerdos fragmentados van uniendo de a poco, mientras las enfermeras comienzan a atenderlos: Todos pertenecen a la 2da Compañía del 1er Regimiento de la 42ava División (División Rainbow) del I Cuerpo Expedicionario de los Estados Unidos. La única excepción es Robert MacDonnell, que no estuvo en la compañía desde el principio, llegó al frente de batalla como sargento de la Policía Militar Estadounidense buscando a una persona acusada de violación. Sin embargo, la imposibilidad de encontrar a ésta persona o de confirmar su defunción, hizo que se quedara en la compañía como reemplazo del sargento Brower, que debió ser enviado a un hospital de campaña debido a la pérdida parcial de la pierna derecha. Finalmente Bobby Knuckles, como había sido apodado en la policía militar, quedó prácticamente como un miembro más de los atrincherados en Chaumont.
Entre los sobrevivientes, se nota la gran ausencia del capitán George Lombard.

Sus últimos recuerdos antes del horror que acaban de vivir, es la monotonía de las trincheras en el frente de Chaumont, con la fecha de 12 de Julio de 1918.

Se encuentran ahora en el Hospital Militar du Val du Grace, en París, según le han informado las enfermeras que tan trabajosa y cariñosamente los están atendiendo. Hay allí veintiún soldados internados, pertenecientes todos a la misma compañía, lo que queda de ella. Son parte del último grupo en despertar de un coma prolongado. Por esto mismo, todos están extremadamente débiles y necesitan de constante atención. La fecha actual 25 de julio de 1918 y es la hora del almuerzo.

Luego de lograr acomodarse, beber y comer algo caliente, aunque con moderación, los soldados comienzan a enterarse de lo que allí sucede. El resto del grupo, que se había despertado con anterioridad, estaban en su mayoría discutiendo (los que podían hacerlo) sobre un extraño tatuaje que llevan en el hombro. De hecho, tras un rápido exámen, es posible comprobar que todos poseen exactamente el mismo diseño tatuado sobre su hombro derecho.

Nadie es capaz de explicar de dónde proviene ese extaño dibujo ni cual es su significado, sin embargo, es un trabajo reciente, de líneas negras, gruesas y firmes.

 

Tras una media hora perdida en discusiones sobre lo que sucede allí, el doctor Alexander Scie de Villevile hace su presencia en la sala. El jefe de piso, responsable principal de la 211 compañía, les informó su situación allí. Habían llegado derivados desde un hospital de campaña en la afueras de Reims, todos en un extraño coma y con el mismo tatuaje en el hombro. Les habían hecho varios exámenes, debido a que el coma podía ser presuntamente de origen farmacológico, a causa de algún gas desconocido. Sin embargo los resultados habían sido negativos. Su fecha de llegada databa de cinco días atrás y recién hoy a las once de la mañana comenzaron a despertar los primeros soldados. Poco a poco en el período de una hora despertaron todos menos uno.

 

 

El soldado raso Richard Harper continúa en un profundo estado comatoso. Las enfermeras lo han estado revisando cuidadosamente en la búsqueda de alguna señal de que fuese a despertar, sin embargo parece dormir pesadamente sin intentar siquiera moverse.

 

 

Tras la partida del doctor Villevile, la doctora Holgate se encargó de que los pacientes se asearan y se mantuviesen despiertos, sin informar debidamente de que se trataba. El ejército de enfermeras hizo un trabajo estupendo, ellas parecían realmente preocupadas por los veintiún sobrevivientes a todo momento y ninguno se sintió un segundo dejado de lado. Todos los cuidados necesarios fueron administrados, así como respondidas las preguntas según el escaso conocimiento de las voluntarias estadounidenses.

Una media hora después, la doctora se encargó de sacar a todas las enfermeras de la sala y les informó a los internados que alguien deseaba hablar con ellos y que sería conveniente esperarlo parados, los que pudiesen hacerlo.

 


 

Tras la partida del personal de enfermería que los había estado atendiendo hasta entonces, un grupo de oficiales de la Policía Militar se apostó a ambos lados de la puerta de dos hojas, dándole paso a un individuo alto, perfectamente rasurado y con unos anteojos que le daban un aspecto muy particular. Su uniforme estaba extremadamente pulcro y caminaba con una serenidad inquietante. Sus insignias lo identificaban como teniente.

Con sus ojitos irregulares (¿o eran los anteojos los irregulares?), paseó sobre los confundidos y agotados rostros de los miembros de compañía. Su mirada destacaba un obvio desprecio, y el solamente mirarlo denotaba que no traia buenas noticias.

Sus manos sostenían una libreta y un inquieto lápiz, sin embargo, sus ojos no dejaban de escrutar a los internados.

Señores, mi nombre es Alan Xabier comenzó a hablar, su voz denotaba ira o violencia contenida ¿alguien me sabría decir la razón por la cual estoy aquí?

La tensión de lo que quedaba de 211 compañía era evidente. Muchos miraban confundidos pero atemorizados, otros seguían los movimientos del teniente con un aparente certeza de saber que iba a decir a continuación. El Sargento King parecía una estátua, casi siquiera parpadeaba, Keeper parecía mantenerse parado a duras penas, pero su semblante era el de alguien que estaba haciendo algún tipo de cálculo mental y la sonrisa del polaco Maurice se había desvanecido nuevamente.

Xabier caminó cinco pesados y lentos pasos, cuyo eco retumbó en el viejo arco del alto tejado. Se detuvo ante la cama del aún comatoso Harper, observándolo un instante con algo que podría haber sido regocijo. Giró sobre sí mismo y se enderezó nuevamente.

El asunto es claro señores, vengo aquí para que confeseis vuestra deserción. Su voz se elevó sin llegar a ser un grito, calma y potente, casi como si fuese nada más que la pura verdad.

Sus dedos delgados elevaron la libretita, la observó un instante y volvió a hablar Eso primero es bastante obvio, pero lo que me intriga realmente es como hicieron veintiún personas para esfumarse de Chaumont para ir a tatuarse a Reims sin que nadie os viese en la cantidad de destacamentos de la zona. Se aclaró la garganta Amplia zona, me gustaría agregar.

Se adelantó otros tantos pasos Quiero una explicación, y la quiero ahora.

La forma en que se expresaba Xabier pareció atemorizar a más de uno, que miraba hacia el costado, con una peligrosa duda latente ¿confieso yo?

 


 

Bobby siente que un párpado se le empieza a contraer espasmódicamente, y por una vez agradece tener la cara desfigurada: tal vez entre tanta cicatriz no se note

Este hijo de puta me viene a decir a mí desertor! Señor! Debe haber un error, señor!

dice manteniendo el saludo, y juntando todas sus fuerzas para controlar sus músculos.

Señor! Lo último que recuerdo antes de despertar aquí es estar en batalla, señor!

 


 

Michael se quedó observando durante un largo rato al Teniente Xabier, estaba intentando asimilar sus palabras: Literalmente habían desaparecido de Chaumont, de alguna manera el teniente sabía que habían estado en Reims, pero cómo? (Al parecer fue allí donde les habían practicado el tatuado). Y finalmente habían despertado en París. Nada tenía sentido, pero ahora sabía que había una ruta, un "sendero de migajas"...

Michael eligió muy bien sus palabras antes de hablar, y cuando lo hizo su voz sonó más calmada de lo que realmente se sentía: "Teniente Xabier, permítame presentarme: Soy Michael Van DeVere, Teniente y Doctor de la Compañía 211, y como ya le ha dicho el Sargento McDonnell el último recuerdo que tengo es de hace 15 días aproximadamente, nos encontrábamos asaltando una posición enemiga bajo el mando del Capitán Lombard". Hizo una pausa, un breve escalofrío recorrió a Michael al recordar al Capitán. Bebió un sorbo de agua para ganar tiempo y agregó: "Ahora, agradecería enormemente que no nos tilde de desertores sin antes saber exactamente qué fue lo que pasó, pues su acusación carece completamente de lógica, por favor, piense, si realmente es posible que un grupo de más de 20 hombres pase desapercibido en una zona de guerra teniendo en cuenta la cantidad de controles que hay. Además, por favor mire el estado de estos soldados, están atónitos, confundidos, los que están consciente llevan horas en ese estado, usted cree que un soldado que ha decidido desertar estaría así de tranquilo y relajado? En lo personal, lo dudo."

Michael dejó crecer aquel silencio, el Teniente Xabier lo miraba con desgano, al parecer las palabras de Michael no lo convencían…

El Doc bebió otro trago de agua, “Tatuaje en Reims” pensó. 

"Teniente Xabier, podría por favor decirme cuándo fue exactamente que nos encontraron en Reims? Y si es posible, en dónde exactamente? Me temo que hay algo más grande que un puñado de presuntos soldados desertores, aquí… y sería realmente fantástico que usted nos ayude a descubrir qué es lo que nos ha sucedido en los últimos 15 días." Dijo Michael apelando a la humanidad del hombre.

Una vez más, bebió otro sorbo de agua, deseaba haberse equivocado al juzgar a Xabier, tal vez aquel hombre no era un completo imbécil… Tal vez…

 


 

Xabier escuchó la verborragia del doctor con una parsimonia típicamente militar. Parecía que la respuesta de MacDonnell era algo esperado, sin embargo, los comentarios finales de Michael hicieron que el malhumorado teniente enarcara una ceja. La mueca que aquello provocó en su rostro fue desagradable.

Exactamente, Doctor Van DeVere, lo que usted sugiere son simplemente fantasías. Para ayudarlos cuentan con un numeroso equipo de voluntarios y profesionales de la salud. Su boca se abrió ancha mientras hablaba Permitame asegurarle que no se escatimará gasto alguno en la recuperación de los aquí presentes. Su rostro se tornó sombrío, una vena se hinchó en su frente Sin embargo, sabrá que mi trabajo es otro. En este caso, mi papel de investigador implica encontrar culpables. Hizo una pausa, como una burda imitación del discurso dado por el Doc momentos atrás.

Aquí las preguntas las hago yo. Volvió a hacer una pausa.

¿Por qué y cómo habeis desertado? exclamó elevando la voz, cada palabra medida y calculada, como la puñalada de un asesino. La violencia impuesta por su presencia era palpable.

 


 

Michael levantó una ceja, imitando al Teniente Xabier.

"Usted parece saber más de nosotros que nosotros mismos, por qué no nos ilumina con sus teorías?" Dijo Michael con un tono de ironía. Se sentía cansado y aquel personaje lo irritaba muchísimo. "Sepa que nos insulta al tildarnos de desertores..." agregó con dezgano, apretando los dientes... casi en un gruñido.

 

 

Notas de juego

Aquí acaba el resumen de lo sucedido hasta el momento, ahora empieza la escena tal cual.

TODOS: tengan en cuenta su estado actual de salud. Acaban de despertar de al menos una semana de coma. Sus cuerpos están recuperando fuerzas de a poco pero todavía están muy débiles. Pueden pararse y caminar lentamente, pero no demasiado tiempo. Casi todo les requiere un esfuerzo.

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09/11/2014, 16:42
Alan Xabier

En cuanto el teniente médico de la unidad comenzó a responder nuevamente con ironía, el teniente hizo uso de su potente voz, su presencia y porsupuesto, su posición de poder para tapar sus palabras repitiendo la pregunta de manera vehemente.

¡¿Por qué y cómo habeis desertado?!

Ni siquiera miró al médico, sino que sus ojos se posaron en algún lugar entre el resto de los acusados. La forma cortante en que se expresó mostró que su conversación con Van DeVere había acabado.

Notas de juego

Tengan en cuenta los destinatarios, son los que están marcados ahora.

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09/11/2014, 16:59
Guardián Ciego

Las palabras y la actitud de la doctora Holgate le dieron a entender a Virginia que no había mucho que hacer. El pasillo, en las inmediaciones del ingreso a la sala de internación se encontraba bloqueada por efectivos de la policía militar. En el pasillo se encontraba tambien el jefe de piso, esperando que hubiese allí alguna resolución. Claramente parecía algo nervioso.

Mientras tanto, Rose se limpia la cara usando las mangas de su uniforme, mientras sigue sollozando cada vez menos.

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09/11/2014, 17:03
Sarah Whitman

Sarah se acerca con paso calmo y apoya su arrugada mano en el hombro de Virginia.

-Calma, calma. Ahora no nos queda más que tener paciencia- intentó esbozar una leve sonrisa en su congestionado rostro. -Cuando la policía militar se retire podremos volver a ver cómo se encuentran-

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09/11/2014, 19:58
Virginia Floret

Me sentí con impaciencia porque tanto misterio no lo podía entender, en serio, por qué todo el mundo parece saber algo que yo no sé? Dios mío! Pero si es que estamos en un ámbito de trabajo y en momentos difíciles y hasta puede darse lugar a la intriga aquí?!! No es algo con lo que quiera lidiar. Me resuelvo, aunque sea desubicado, a enfrentar a quien sea para que me digan qué es lo que pasa. 

Sarah, disculpe mi forma directa, pero ocurre algo? por qué hay tanto misterio, por qué tenemos visita de estos oficiales, qué es lo que ocurre si es que realmente ocurre algo? Usted acaso escuchó o sabe algo? 

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09/11/2014, 19:58
Michael "Doc" Van DeVere

Michael giró cuanto pudo su cabeza, primero a la derecha y luego a la izquierda, observando todo el recinto, buscando apoyo en alguno de sus compañeros. Ya había agotado sus palabras intentando convencer al Teniente Xabier de que ellos no habían desertado, tal vez no las había elegido correctamente, o tal vez no lograba explicarse; no lo sabía. Pero estaba demasiado irritado y al borde de perder la paciencia, lo mejor en aquel momento era callar y esperar. Al menos hasta lograr tranquilizarse.

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09/11/2014, 20:57
Charles "Brick" Conroy

Se despertó aturdido, desacompasado de la realidad. "Vamos Brick, a ti te golpean, pero siempre devuelves el golpe"se dijo a sí mismo. Abrió los ojos, sin comprender. Se sentía débil, cansado, veinte asaltos sobre el ring no le habrían agotado tanto. Veía a las enfermeras recortadas contra las blancas paredes de lo que parecía ser un hospital, eran como ángeles. ¿Y si estaba muerto? Intentó recordar y en sus recuerdos redescubrió el terror; el rostro de un enemigo que se negaba a morir. Había muchas preguntas flotando en el aire. El ambiente estaba enrarecido. Comía sin gusto, respondía lacónico a las preguntas de las enfermeras. No sabía quién lo había traído allí ni donde se encontraba el resto de su compañía. Veía caras conocidas, compañeros de la 211. Pero eran tan pocos. Una y otra vez volvía a aquella noche, a los disparos de rifle que eran como cartuchos de fogueo, al resplandor de aquellos rostros cenicientos... El saber donde se encontraba y la fecha no ayudaron a que su mente se calmase. Había nuevas incógnitas. En más de una ocasión preguntó a las enfermeras que le había sucedido, pero estas no parecían saberlo. El hecho de que compartiese la misma enfermedad que sus compañeros no ayudó a calmar sus nervios. Y luego estaba el tatuaje. Unas líneas diabólicas grabadas sobre su piel. No lo entendió, era parte del enigma. Sus compañeros compartían el mismo dibujo. ¿Los habían marcado mientras estaban en coma en el hospital? ¿Y qué sentido tendría todo aquello? Iba volverse loco. Brick era un hombre de acción, atrapado en una cama con tantos interrogantes se sentía igual que en el lecho de un faquir, todo le picaba, todo le molestaba. La aparición del doctor Villevile no les aclaró nada. Les encontraron en Reims. ¿En Reims? Tenía que ser una broma. Todo era confuso. Después de asearlos y de dedicarse durante unos momentos a tareas cotidianas la mente de Brick logró asentarse. Si seguía dándole vueltas a aquel asunto terminaría desquiciado. Agradeció a las enfermeras su ayuda. Volvía a ser él. Tenían más visitas. En su paso por el ejército había conocido a varios hombres como el teniente Alan Xabier, capaces de mostrar fuerte carácter cuando la escala de mando lo apoyada o cuando se encontraba detrás de un escritorio, pero eran los primeros en llamar a su mamá entre llantos cuando empezaba la guerra de verdad. No le gustaba aquel hombre, su fuerza provenía de la burocracia, de los galones, no de una verdadera fortaleza interior ganada a pulso. Y aun así debía respetarlo. Se mantuvo firme a pesar de que sentía sus piernas pesadas como quintales de plomo. Recibió al oficial erguido, saludando con energía, la única que le quedaba. Y todo para que les llamasen desertores a la cara. Sintió rabia. Deseó cruzar el espacio que le separaba de ese hombrecillo y zarandearlo para ver si era capaz de repetir su ofensa. Se calmó, era un oficial y tenía que respetarlo. Pero no le gustaba nada. Además, aquel hombrecillo parecía atacarles con cada palabra, notaba la violencia de látigo restallando debajo de su lengua. ¿Realmente pensaba que habían desertado? Doc intervino. Como teniente, tenía la cabeza mejor amueblaba que el tal Xabier, y como compañero había visto tanta sangre y muerte como el que más. Asintió tras las palabras de su compañero, "Bien dicho". El teniente Xabier los acusaba pero había lagunas en su acusación, lagunas que el teniente Van Devere le había mostrado. Y aun así ese hombrecillo lustrado se empeñaba en acusarles. Doc lo intentó, con palabras inteligentes e ironía, más solo logró enfadar al oficial. A Brick se le ocurrían muchas formas de abandonar aquella guerra pero jamás pensó que lo haría como desertor. Estaba en juego algo más que su propia vida, estaba en juego su honor como soldado. La charla entre los tenientes terminó con Doc callando. Estaba tan hecho trizas como los demás. Si hubiera estado fresco como un atún recién sacado del mar hubiera sido diferente. Pero no lo estaba. El teniente Xabier quería culpables. Bien, él se los daría. —Señor—llamó con su vozarrón, había respeto en él, pero también dientes apretados y una mirada dura—. Lo último que recuerdo es la trinchera, estábamos bajo ataque. La ametralladora estática aún gruñía, aún nos quedaba munición. Nadie tocó retirada. Y luego...luego sombras, desperté aquí. No veo a mis compañeros de trinchera. Veo a mi compañía mutilada, y usted nos llama desertores...—cerró un puño, no, por ahí no iba bien —.Yo también quiero saber que sucedió. No tengo heridas en el cuerpo y el doctor Villevile dice que no nos arrojaron ningún tipo de gas. Y que me aspen si alguna vez en mi vida he dejado una pelea a medias. Pero usted asegura que abandonamos nuestra posición. No lo recuerdo y no creo que sea verdad. No sé qué pasó pero creo que todos tenemos tanto interés como usted en descubrirlo. Si me deja, yo mismo iré a Reims a sacar unas cuantas respuestas, aunque sea a puñetazos...—hizo ademán de ponerse en marcha pero a pesar de su corpulencia estaba enfermo, debilitado, tuvo que retroceder y buscar asidero en una pared—.Deje que nos recuperemos y le traeremos la verdad. Aparecimos en un hospital, en Reims, según nos han dicho. Alguien tuvo que llevarnos allí. Y alguien nos marcó como si fuéramos ganado—le enseñó el tatuaje. —Me recuerda al diablo. No me gusta. ¿Por qué en lugar de acusarnos sin pruebas no usa esos bonitos galones que lleva para darnos una misión, señor? Denos un par de días y encontraremos al tatuador, no debe de haber muchos en Reims con un equipo y una habilidad así. Él debe saber que nos ocurrió. Le traeremos la verdad, señor. Quería ponerse en marcha. Pensar no era lo suyo. Lo cierto era que pocas palabras podía esgrimir él para rebatir una acusación de deserción. Ah, pero si lo dejaban suelto una semana o dos, de alguna manera, se patearía Reims de una esquina a otra y encontraría las respuestas que le faltaban.

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10/11/2014, 00:32
Robert W. Cassidy "Rob"

Rob despertó en aquel momento. Se encontraba tan cansado que ni siquiera tuvo fuerzas para incorporarse rápidamente si no que, simplemente, abrió los ojos y se quedó mirando al techo. En aquel instante sólo podía concentrarse en una cosa.

Respira.

Cogió aire como si fuera a sumergirse en el agua, concentrando toda su atención en repetir ese movimiento que le mantenía con vida, y que tanto dolía.

Escuchó a lo lejos el murmullo de una conversación. Más bien una discusión, pensó. Poco a poco las voces fueron acercándose hasta que las pudo percibir en la misma habitación. Se incorporó lentamente, sintiendo miles de pequeñas agujas clavándose en su piel con el esfuerzo.

Joder, sí que he estado mejor.

Tenía ganas de vomitar pero sabía que no era el momento ni el lugar. Bueno, quizás el lugar sí, pero el momento. Rob pudo ver como un teniente de la policía militar, con cara de pocos amigos, se encontraba hablando, interrogando más bien, a alguno de sus compañeros. Al parecer había mencionado la palabra deserción en varias ocasiones y eso había provocado que alguno de ellos saltara.

Brick, Doc... parece que todo el batallón está aquí.

Sabiendo que cualquier intento de hablar en esos momentos sólo le haría proferir un ruido similar al croar de una rana, Rob decidió permanecer en silencio, a la espera de que el teniente revelara sus verdaderas intenciones. ¿Tatuajes? ¿Reims? Este hombre está loco.

Y esa era su especialidad, así que decidió escuchar primero y hacerse una mejor y más completa idea de qué estaba pasando allí.