Partida Rol por web

La enfermera Rose se acercó a Johan con una bandeja cargada con el desayuno. No era la primera vez que la joven mostraba preferencia y preocupación por el estado de salud del joven soldado.

-¿Cómo te encuentras Johan?- comentó con una tímida sonrisa, los ojos le brillaban.

-Hemos estado viendo tus informes con la doctora y la verdad es que te encuentras mucho mejor... se nota- se sentó junto a él, invitándolo a comenzar con la primera comida del día.

El teniente Bruce era el más avanzado de edad de la compañía, y era conocido por todos que su verdadero valor en la guerra no estaba en el frente de batalla. Pues era un reconocido estudioso de las lenguas, un verdadero erudito es cuestiones de historia.
La situación había empeorado para él desde que despertó, tanto física como sicológicamente. Quizá necesitase reposo y tratamiento todavía por un largo tiempo. Sin embargo, para tranquilidad de su hijo, no estaba en grave peligro.

Habló con cierto esfuerzo -Querido hijo- encaró a Johan que se encontraba recibiendo el desayuno en ese momento.
-No seas impulsivo, intenta meditar y analizar la situación antes de actuar- finalizó la breve frase mientras la enfermera Danvers le tomaba los signos vitales y le administraba medicación.

¿Días libres? quiere decir vacaciones?, no entiendo, disculpe. 

Le pregunté al doctor casi sin darme cuenta de mi impulso, me puso tan nerviosa, sentí que algo sospechaban, porque de hecho hacía días había estado pensando que debía pedir un día libre para asuntos personales, los cuales eran conducir una pequeña investigación secreta. Mi curiosidad siempre me llevará a problemas me quedé pensando. 

- Podríamos intentar averiguar lo que saben aquí - propuso Rob. - Habrán recibido llamadas telefónicas, telegramas o mensajes de radio. Habrá informes de lo que encontraron en Reims y las condiciones en las que nos hallaron, ¿no? Y eso debe estar aquí, en esta base. En alguna parte. Propongo que lo averigüemos.

Escuché atentamente todo el discurso del doctor no sin antes despedirme y agradecerle a Sarah por avisarnos. En mi asiento muy concentrada voy organizando mis pensamientos, recordando el diagnóstico de los pacientes y cada informe que he escrito en puño y letra. Pero algo me llamaba bastante la atención.- Si me disculpa Doctor. ¿Por qué ha dudado en darle el alta a Cassidy? ¿Nota algo raro?- pregunto intentando averiguar los motivos. - Y en lo que se refiere de acompañar a esos hombres por mi parte no habría problema. - afirmo sonriendo.

¿Días libres? quiere decir vacaciones?, no entiendo, disculpe.

El doctor volvió a su lugar en el escritorio.

-Habeis trabajado demasiado intensamente durante la última quicena, sin casi apenas descansar- señaló con certeza. Alexander no se equivocaba, ambas mujeres necesitaban un buen descanso, como muchas otras de sus compañeras.

-Os lo mereceis, y al mismo tiempo estoy segura de que sereis una buena compañía para los pacientes aún fuera del hospital. Especialmente vos, Virginia, que has nacido aquí-

Si me disculpa Doctor. ¿Por qué ha dudado en darle el alta a Cassidy? ¿Nota algo raro?-

-Simplemente no lo he visto tan animoso como Conroy ni tan enérgico como el joven Bruce- Hizo una pausa y sonrió casi de manera tímida. -No me hagas caso, doctora, no hay nada malo con él y no quiero enredarte en mis pensamientos- comentó mientras sacaba varios papeles de un cajón.

-Aquí están las autorizaciones para la convalescencia de dos semanas en la ciudad, así como las ropas civiles que serán otorgadas a cada uno de ellos y algo de dinero para que puedan moverse*- estiró la mano pasándole a Marjorie un sobre de grueso papel madera, y luego otro más pequeño -Aquí lo mismo para vosotras, ropa no necesitais, pero algo de dinero sí**-

- Esta bien Doctor, si no le molesta estaré observándolo para evaluar su condición. - le propongo sonriendo amablemente, la verdad es que si al Doctor le había llamado la atención aquel paciente sin dudas estaría muy cerca de él para realizar un seguimiento. -Me parece perfecto. Muchas Gracias Doctor. - guardo todo con intenciones de dar por finalizada la reunión. - ¿Alguna cosa más? - pregunto.

Kepper no carecía de razón y en silencio medité sus palabras, aunque ahora mismo, en un estado de convalecencia sobria, las cosas se veían diferentes. Añoraba mi pequeña petaca llena de alcohol, pero enseguida recordé el último trago dado, esa sensación arenosa que raspó mi garganta y las ganas de volver a probar la bebida desaparecieron lentamente.

Enfermera Rose buenos días – saludé a la atenta mujer con una sonrisa encantadora  y sosteniendo su mirada -  Imposible no estar mejor con vuestras atenciones – me acomodé mejor en la cama para degustar la comida que tan atentamente me traía  - Esas son estupendas noticias, no sé qué habría sido de nosotros vuestros cuidados – cosa que no era mentira en lo absoluto, las atenciones de las personas de este hospital habían sido como una bendición divina, y sin dejar de sonreír comencé a desayunar.

Pero la voz de mi padre hizo que alejase la vista de mi desayuno y la enfermera – No careces de razón padre, pero este estado de ignorancia con respecto a todo me está matando ¿cómo te encuentras hoy? – terminé por preguntar preocupado, con todo esto , con las conversaciones que me había encontrado nada más al despertar, había olvidado parte de mis buenos modales o los que quedaban de ellos. Y tras escuchar a Rob no pude más que asentir, sin duda tendría que controlar mis ganas de salir de aquí y averiguar qué había pasado antes de que nos fusilasen. 

De acuerdo, y muchas gracias. Sí, como he nacido aquí quizás sea de ayuda a modo de guía como para que no se me pierda nadie y así mismo puedan tomar un poco de aire! Gracias nuevamente. 

No sé si se me escuchó algo nerviosa, espero que no, pero me molestó un poco el ofrecimiento de tomarnos unos días, no es que se me malinterprete, pero me hizo sospechar tanta buena predisposición. Miré a la doctora esperando si ésta quisiese decirle algo más al doctor y salir de la oficina, preguntarle cuál sería ahora nuestro siguiente paso. 

-Jovencito...- comenzó a hablar con cierto esfuerzo -...aún queda vida en el cuerpo de tu padre-. Terminó la frase con cierto humor y optimismo.

-Necesito recuperarme... ahora no tengo ni ánimos ni fuerza para levantarme- Terminó, dejando sus ojos café reposar sobre la figura de su hijo más joven, el cual se veia animoso y saludable.

La enfermera había finalizado con el tratamiento diario del teniente y se dispuso a recojer sus utensilios.

-El Sr Bruce se repondrá sin inconveniente alguno mientras siga las indicaciones al pie de la letra- aseveró con una tímida sonrisa.
-De lo cual no tengo la mínima duda, pues es todo un caballero, una persona responsable- comentó lanzándole una mirada al paciente y dirgiéndose a la cama de Harper.

Richard Harper, el único sobreviviente de la compañía que áun seguía en un profundo coma. Era quién más atención requería en la sala. La enfermera Danvers se acercó a su cama y comenzó a limpiarlo, a cambiarle el suero que debía tener inyectado de forma constante y los demás quehaceres que eran necesarios para tal situación.

Verlo allí, recordar su presencia era para los soldados un fuerte golpe. No importaba si no era un compañero agradable antes de caer en ese coma, lo que importaba era que les sacaba de cualquier distracción que pudiesen tener, por pequeña que fuese.

-Nada más, señoras- Agregó el doctor, aparentemente complacido con vuestras respuestas, para invitarlas a salir de sus despacho de manera caballerosa.

El pasillo denotaba la actividad habitual del hospital en la mañana, un grupo de heridos y mutilados llegaba desde algún hospital de campaña y estaban siendo trasladado a otra ala del edificio. Enfermeras, doctores y personal de limpieza deambulaban atareados. Algunos militares con su habitual aspecto formal caminaban, charlaban o parecían disfrutar de un breve descanso en los amplios patios.

Rose recibió se alegró por las palabras de Johan y decidió agregar algo a las palabras de Maisy.

-El señor Bruce valora mucho tu salud- Le sustuvo la mirada como había hecho él momentos atrás.

-Le he escuchado decir que ha venido a esta horrible guerra por ti- finalizó en un volumen no muy alto, como intentando que el padre de Johan no la escuchara.

Al regresar a la sala agarro mi abrigo y la cartera en señal de que era el momento de retirarnos. - Señores, ya tienen el alta y si les parece bien podríamos salir de aquí para dar un paseo, encontrar un alojamiento como así tambien tener un merecido descanso fuera del ambiente hospitalario. - les propongo a Johan, Rob y Charles. - El Doctor me ha dado esta suma de dinero para cada uno de uds y con Virginia los acompañaremos en el paseo. - comento los planes en general. 

Rob se incorporó al escuchar las noticias.

¿Un paseo? ¿Alojamiento fuera de aquí?

Era música celestial para sus oídos. Sin contar con que había que empezar a moverse si querían averiguar qué narices les había pasado.

- Eso ha sonado perfecto para mí - dijo mientras buscaba algo de ropa que ponerse¹.

Una vez vestido miró al resto de sus compañeros y a las enfermeras.

- Yo estoy listo. Si no les importa lo primero que me gustaría hacer es tomarme una buena taza de café. Pero café café - se apresuró a aclarar, indicando que no se conformaría con cualquier cosa.

Bueno, entonces un café será, además un buen café francés es lo que yo llamo café-café. Cada quien prepare lo que crea necesario y vamos sin perder más tiempo. 

Me retiro a cambiarme y armar un bolsito con lo justo y necesario. Todavía no sé qué pensar y qué resultados habrá después de estos días libres. Le hago una seña con la mirada a la doctora para poder hablar unas palabras con ella. Quizá ella tenga algún plan en mente, o algún destino cierto después de todos poder tomarnos al menos una taza de buen café en alguno de los barcitos franceses- 

—Es usted un angel señorita Holgate —contestó Charles al escuchar las buenas noticias.
Una parte de él estaba exhultante, contento de poder abandonar aquel deprimente lugar para poder hacer algo que más que no fuera comer, dormir y pensar. Otra parte de él se sentía un auténtico desertor y no era por culpa de las palabras del estirado oficial que los había acusado. Al mirar a su alrededor veía a sus compañeros, sus hermanos de armas, derrotados, enfermos, vencidos y difamados, icluso uno de ellos aún estaba en coma. Al recibir el alta sentía que los abandonaba, que los dejaba atrás. Y eso era imperdonable.
Él no se acicaló más allá de vestirse de civil con la ropa que el hospital les entregó. Pasó los últimos momentos despidiéndose de los muchachos, uno a uno, asegurándoles que haría todo lo posible por averiguar que era aquello que los había tumbado y colocado en aquella molesta situación. Les prometió que volvería, con o sin resultados, un soldado no abandona a un compañero. Y si el destino de todos ellos era afrontar las consecuencias de una desercción el cumpliría, junto a sus compañeros.
—Estoy listo — dijo regresando con las enfermeras, con Rob y Johan —.Respiremos un poco de aire limpio.

- Muchas gracias Charles. Considero que a todos nos vendría bien despejarnos un poco. - le comento al último de los soldados mientras le dedico ahora una mirada al señor Cassidy quien desea tomar un café decente. - No se preocupe, iremos al lugar que mi compañera sugiere aunque muchas veces el secreto en la esencia y el sabor del café radica en quien lo prepara no en el lugar donde lo venden. - explico animada utilizando mi instinto natural femenino sin caer en lo burdo o demasiado insinuante, siempre desde el respeto y la cortesía. 

Cuando Virginia me sugiere de hablar apartadas le hago un gesto de "en un momento" para darle a entender que necesitaba al igual que estos hombres dejar de ser doctora y ser solo Marjorie. 

La noticia de que al menos tres de los internados tendrían permiso para salir del hospital pareció encender los ánimos de los compañeros que se quedarían allí.

Muchos se levantaron de las camas y esbozaron una sonrisa y palabras de ánimo. Algo de esperanza se iluminó en aquellos rostros.