Partida Rol por web

Con gesto serio se muestra preocupado

- ¿ con cien ojos en sus patas ? ¡ vamos por favor no digáis tonterías ! ¿ no me iréis a decir que habéis visto un monstruo ? ya sabéis que en la vieja Castilla abundan leyendas sobre monstruos y criaturas infernales... no son más que patochadas. Será algún animal propio de estas Indias que nunca antes vísteis. Eso habremos de comprobar... mañana. ¿ No habían indios en los alrededores entonces?, en cualquier caso montaremos el campamento en la playa, varios quedarán a bordo por si acaso , apostaré centinelas en derredor del campamento y mañana iremos a esas montañas que decís. ¿ Alguna otra cosa?

Oigo con cierta diversión como Heriberto exagera que la criatura tuviera ojos en el cuerpo, a mi parecer mas bien parecían manchas en la piel, como las que tienen las vacas, aunque si es verdad que eran muy llamativas. Aún así decido no decir nada pues meterle miedo en el cuerpo a Pizarro no parece facil, y nosotros vamos a ser siempre el cebo para las nuevas fieras, prefiero dormir en la playa y que mañana entremos lo más juntos posible.- Nada más mi señor, bueno tan solo una cosa. Como bien ha dicho Heriberto la bestia que hemos encontrado, con tantos ojos en el cuerpo, bien podría ser enviada por el mismo satanás. Hay que tener mucho cuidado en esa selvilla, incluso se podría pensar en evitarla. Pero esa decisión os pertenece a vos.- Le digo a Pizarro.

No se si el Maligno, como bien dice Claudio -retomé-, o tal y como vos mencionáis, mi señor, se trataría de un animal. Pero en su lomo tenía ojos y sus patas, quizá manchas si... ¡pero como ojos! Pensé en cazarlo y tomar su piel, pero se llevó mi lanza el muy perro... Nada más por mi parte, señor.

Miré a Claudio por si apuntillaba algo más.

- ¡Bah! no creo nada que no vea con mis ojos. Pero tomo vuestras sugerencias en estima. Nos iremos con mucho cuidado, vamos al bote y al barco- mira al cielo - hay mucho que hacer antes de que anochezca, seguidme.- echa a andar en dirección al bote.

Mirando al cielo también como queriendo ver algo allí observando, me dirijo tras de Pizarro, en dirección al barco….

Miro a Queitano y la cara que tiene es un tanto intrigante. Desde que casi se ahoga en el mar está un tanto extraño. Me dirijo a él, le saludo cortesmente con la cabeza, pues es un hombre que me inspira mucho respeto, y me dirijo a él.-Mi señor, no puedo evitar haberme fijado en su expresión. Desde que se recuperó no he podido hablar mucho con usted, y me gustaría preguntarle que tal se encuentra. Tengo mucho que agradecerle y todo lo que pueda hacer por vuestra merced lo haré en la medida de lo posible claro.- Le digo al tiempo que golpeo con los nudillos la pata de palo.- En sus ensoñaciones, cuando lo rescataron decía que había visto algo, si encuentra desahogo en contarlo aquí me tiene.- Le digo con humildad.

Tras unos breves instante de distracción, me giro  hacia Claudio… mm..mi buen Claudio, es de agra..gradecer, tú..tú interés por mi estado, y cie..cierto que lo agradezco, sólo miraba al cielo, po..por ver si algún ánge..gel de la guarda, nos tenia en esti..tima, y ve..ve..velase por nosotros, en esta maltre..trecha expedición, y ruego que nada más nos pa..pase y que po..por fin encontremos eso que tanto buscamos esta..tando aquí. Po..por cierto, he de agradecerte si no..no lo hice ya, el haber saca..cado de aquella tormenta mis ta..tan valiosos documentos…tras unos segundos… ¡oh! pe..pe..perdón que memoria la mía, si ci..cierta..tamente que ya lo co..comente con su meeerced, tenga a bien disculparme, pu..pues a veces pa..padezco de pe..pequeñas lagunas….

Un buen favor tiene que haberle hecho este remilgado a Claudio para platicar con tan buen afán -pensaba en mi interior de Queitano tras oir el intercambio de palabras. Como no haya sido sacarle de algún lío burocrático, no se que habrá podido hacer un escriba más allá de redactar testamentos y crónicas... en fin...

Sin dilación alguna y maldiciendo al maldito felino entre dientes (que habíase llevado mi lanza), segui raudo a Pizarro, pensando en adquirir algun escudo de mano y espada...

Según navegábais hasta el barco os dísteis cuenta de que bajo aquella apariencia tranquila de aquella costa había unas aguas endemoniadas, con multitud de corrientes que impulsaban el bote hacia varias direcciones, una corriente tiraba hacia detrás mientras que otra escoraba el bote a derechas, otra a izquierdas... todos tuvieron que colaborar para que el bote llegar al barco sin percances.

Al fin sudorosos por el esfuerzo llegásteis al barco, donde tras subir a bordo Pizarro dio órdenes a los hombres como poseído por el espíritu de los quehaceres, aunque vosotros sabíais que su actuar se correspondía con el grado de preocupación que sin duda calaba hasta lo más hondo de sus huesos y a que quería tener todo listo antes del anochecer, que por las experiencias que teníais era algo que ocurría mucho más temprano que en vuestra querida España.

Así fue como, en cuestión de unas pocas horas y un ir y venir de los tres botes de los que disponía aquel barquillo, en la playa quedó montado un campamento improvisado y todo el mundo (salvo cinco valientes) estuvo ya en la playa, incluídos caballos , ovejas y algún cerdo.

Los hombres hicieron docenas de hogueras en torno a las cuales grupillos de cuatro o cinco hombres comían algo, así anocheció y Pizarro dio orden de que se repartiera ración doble de vino para los hombres que tan diligentemente se habían comportado aquel día.

Los hombres se taparon con mantas (pues en verdad que allí hacía frío de noche) mientras engullían el vino los más y paladeaban el caldo los menos.

Varios hombres fueron puestos en torno al campamento aunque creedme si os digo que allí había tanta luz por las hogueras y antorchas clavadas en la arena, que se veía como si de día se tratase, lo cual dejaba poco margen a unos eventuales salteadores indios.

Pero aun así , Pizarro no gustó de tomarse licencias y ordenó que en todo comento séis hombres patrullaran todo el campamento, prestando especial atención a la linde de la casi interminable selvilla.

Lo bueno de aquella noche, aparte del vino era el cielo: jamás vísteis un cielo tan estrellado como aquel.

Finalmente, en el pequeño campamento, me acerqué a Queitano, pues él llevaba toda la contabilidad e inventarios de la expedición

Señor Queitano, como bien sabe que nos enfrentamos a un felino (más bien toro...)en medio de la selva, perdí mi arma. Éste se llevó mi lanza... y ahora no tengo armas con las que valerme y protegeros a vos, a Pizarro o a cualquiera de esta marcha. Necesito que me aprovisionéis. Una espada y escudo sería genial, aunque... si le soy sincero, son también ducho en las ballestas, que aprendí a disparar detrás de las cuadras de don Pedrarías.

Esperé a que respondiese.

Imagino... Heriberto, no?, que el señor Perè, tendrá a bien proporcionarle, un arma adecuada a sus diestras manos, cuando haga por verle le puede indicar que yo mismo le envío, si así lo cree necesario… después me giro y sigo con mis quehaceres …

Cuando se aleje lo suficiente Heriberto, me doy una vuelta en busca de Almagro, o cualquier otro soldado, para pedirle una ballesta para Heriberto, pues imagino que con lo bien que se lleva con Don Peré, pues lo mismo le da una escoba para que barra....que tampoco estaría fuera de sus habilidades, pero valoro mas mi vida, que el ver a un "morisco" barrer la cubierta. Y mejor defendido estaré con una ballesta o lanza de calidad, que con un palo de escoba...

Sentado frente a una de las hogueras, cortando con su cuchillo un trozo de carne seca y llevándosela a la boca al verte inclina la cabeza y tras tragar el trozo de carne seca y dar un buen trago de vino tras limpiarse con la manga derecha pregunta

- Mi buen Queitano. ¿ Qué se os ofrece ? ¿ no conseguís conciliar el sueño ? mañana será un día duro y necesitáis descansar pues mucho me temo que Don Francisco nos hará a todos caminar de más.

el de Almagro está junto a otros hombres frente a la hoguera, pero de Pizarro no hay ni rastro.

Al  acercarme, asiento con la cabeza, y doy las buenas noches a los presentes, y dirigiéndome a Don Diego...Sr Do..don Diego, estaba aun pensando en esa..sas bestias que los so..soldados describieron  en su pre..pre..presencia esta m..mañana, y quede helado al ver como le quedo al muchacho, ummm He..heriberto cr..creo reco..co..cordar, su lanza, y pe..pensando en nuestra..tra seguridad, no cree su merced que seria más apro..pro..propiado pro..proveerle de algún arma más adecuada a la si..situación, como un escu..cudo y una lanza de mejor ca..calidad, o ta..tal vez una ba..ballesta, pu..pu pu..pues tenga en cuenta que de seguro el Sr Pi..pizarro les tendrá en cuenta en fu..futuras y no..no no muy lejanas empresas de exploración, dados sus buenos re..re.resultados con las descrip..p..pciones de lo que vieron, amen del encuentro con tal se..s..ser animal..., pero bueno qui..quien soy yo para opi..pinar sobre esto..tos temas, que bien sabe vos que no do..domino en ab..absoluto, dispénseme y disculpe  que le haya mo..molestado con mis de..desvelos, serán estas extra..trañas ti..tierras, y la lejanía de nuestro hogar, lo que no..nos hace te..tener esto..tos pensamientos tu..turbios a la pa..par de extraños... tras unos segundos de espera, para retoma aliento pues mi tartamudez en ocasiones me deja agotado y  por si acaso se hubiere molestado en modo alguno a Don Diego... le impo..portaria que to..tome asiento a la ce..cercanía de esta hoguera y re..re..reconfortarme unos instantes ante..tes de irme a de..de..descansar?...

Hace un gesto con la mano para que tomes asiento - Ah... - asiente comprensivo - a mí también me preocupa lo acaecido hoy. Somos forasteros en tierra extraña, las indias son más desconocidas y misteriosas de lo que pensábamos. Además todos estamos muy muy lejos del amarillo castellano...

Terribles Dioses se encuentran aquí, pero no temáis Queitano, somos los hombres más valerosos y nuestro líder es el más capaz de entre todos nosotros. En cuanto a ese soldado decidle que hable con Pere, él proveerá por mí. Decidle a vuestro hombre que le diga a Pere que yo le mando.

Agradecido si..siempre de su merced, y tras unos instantes de reconfortarme al fuego frotandome las manos en el mismo, me despido de los presentes, tengan una grata y descansada noche señores, y por el mismo camino que vine me retiro... de camino busco con la mirada a Heriberto, o incluso a Claudio....

En la misma hoguera de la que viniste, en el mismo sitio y lugar, están sentados los dos hombres. Ninguno de los dos se ha movido siquiera.