Partida Rol por web

Me doy la vuelta, dando la espalda a Frank, pero con la cabeza girada hacia él.

- Gracias por lo de hoy. Pero Ginji tiene razón. Te ruego, - la tristeza se refleja en mi rostro, - te ruego que no volvamos a vernos.

Llegamos al punto de encuentro. Ginji no había hablado en ningún momento y mira que le estaba dando temas de conversación, pero estaba claro que o no me entendía, o no quería hacerlo. Habíamos acabado con todos los que habían en aquel salón de juego y él se había portado como un asesino profesional. Hacía tiempo que no disfrutaba matando junto a alguien. Cuando recibí el mensaje de Frank, miré a Ginji, Había intentando contactar con Glec, pero no lo había conseguido. Y eso me estaba cabreando, por lo que lo dejé vivo. En cuanto guardé el móvil y me dispuse a coger el coche de Ginji para ir al lugar donde me había indicado Frank, recibí una llamada de Glec.

Estaba claro que sea lo que sea, a Glec le importaba una mierda Yukio y todo lo demás. Según parece, todo había salido como ella quería, sin tan siquiera meter nuestras manos en el asunto. Se habían largado y no me había dicho nada. La orden era claro. Quedarme con Frank hasta que me avisase. Aún necesitaba a mi exjefe para lo que sea.

Cuando tanto Ginji como Yukio querían largarse, no saqué mis pistolas. Simplemente esperé a que lo hicieran. No puedo explicar a Frank nada con ellos delante y su presencia ya me estaba aburriendo.

Frank estaba desconcertado. Lyona ni siquiera se inmutaba. Ginji tampoco. Sus ojos se cruzaron con los de su compañera. 

"Gracias por lo de hoy", dice Yukio. Pura cortesía, como cuando le pides la hora a alguien y te la da. Se sintió gilipollas. Tenía claro que su fachada inocente era solo eso, una fachada. Estaba claro que había tenido que madurar rápido y lo había hecho y que los últimos atisbos de inocencia estaban apunto de desaparecer. Por eso estaba decidido a entregarla a Glec. Pero Lyona estaba dispuesta a dejarla marchar. Por un momento tuvo el impulso de coserlos a ambos a tiros. Sería lo más prudente una vez formalizada la amenaza de...¿venganza? Pero si Lyona que formaba parte del Hotel les iba a dejar marchar, él no era quién para impedirlo. 

...seguro que has advertido el fluir del tiempo...

-Tranquila, no esperaba que me invitases a tomar el té, pero tampoco que te sumases a la amenaza de tu protector. LLévatelo e idos antes de que en me arrepienta. Quedo advertido de que si hay una próxima vez que nos veamos debo disparar primero y preguntar después. 

Yukio y Ginji se montan en el coche de Ginji y se marchan sin mirar atrás, con paso lento y seguros.

Frank se queda mirando al coche alejarse. La despedida le ha dejado un sabor agridulce; mezcla de alivio, decepción, rabia contenida, desconcierto...por un momento incluso se olvida de que Lyona está a su lado. Finalmente la mira y sonríe como si nada hubiera pasado. 

-Bueno ¿qué tal si nos vamos a tomar algo a algún lado y me explicas lo que acaba de pasar?-le digo-.

Asiento con la cabeza. Había permanecido en silencio durante todo el rato. No quería influenciar en la decisión de Frank con respecto a la niña. Me importaba una mierda tanto ella como el Ginji ese. Y como Glec no daba señales no iba a apretar el gatillo sin necesidad de hacerlo.

De camino a algún bar cercano, le contesto a Frank.

- ¿Que quieres saber, Frank? Si ni siquiera yo se lo que ha pasado.

Frank miró a Lyona con incredulidad. 

-No, nada. Tienes razón. El trabajo está hecho y así es como se quería que se hiciese ¿no? A mí que me paguen lo que se me debe y ya está. Ahora, que es la primera vez que me creo un enemigo por salvarle la vida. Hay que joderse. Venga, vamos a por esa copa. Me hace falta. 

Entramos en un bar y nos pedimos una copa. Me relajo un poco, viendo que todo ha pasado.

- No se que quería Glec que hiciéramos, pero nos dejó sin cobertura. Se han largado a no se sabe donde y nos ha mandado una misión un poco extraña. Apuesto a que quería llamar la atención hacia otro lado, mientras ella ejecutaba algo. No me extraña. Pero bueno, ya nos enteraremos. Es su forma de actuar y a lo mejor se tira varios días sin llamar. Es lo que más me jode de este trabajo.

-Bueno,...y a cambio nos enemistamos con un clan mafioso...por salvarle la vida a su jefa y a uno de sus principales sicarios. Supongo que hemos hecho el imbécil ¿no?

Frank sopesó como les dejaba esto. Su principal empleadora se la había jugado y los había dejado tirados. No creía que Murasaki estuviese muy contento después de sus últimos contactos...

-¿Sabes lo más gracioso de todo esto?-dijo sonriendo-Si te dejo montarla aquel día en la feria y te llegas a cargar a Ginji; nos habríamos ahorrado todo esto. Ah, ¿no te lo dije? No, claro. No te enfades, pero le compré el videojuego a aquel tipo para que te lo diese y evitar la pelea. 

Miró a lo lejos, a través de la ventana. 

-Creo que voy a retomar mis vacaciones ¿Te apuntas? Al menos hasta que Glec de señales de vida. Tal como están las cosas, creo que nos conviene quitarnos un poco de enmedio. 

- ¡Que hijo de puta! - Dijo riéndome. - ¡Fuiste tú quien compro el vídeo juego! Jajaja Ni me enteré. Estaba tan ofuscada con el capullo ese que no habla, que ni me di cuenta. Y bueno, no te preocupes por la niña y el feo, no creo que tengan poder para ser unos enemigos a tener en cuenta, sobretodo porque parece ser que estás bajo la protección de Glec. - Me encojo de hombros. - No me importa quedarme contigo unos días, mientras nos llama Glec no tengo nada que hacer.

-De eso se trataba-dijo Frank riéndose también-Y en cuanto a Glec, me sorprende que me digas que estoy "bajo su protección". Hubo un tiempo en que pensé que mandaría a alguien a matarme. Daba la impresión de que ya no era útil para ella y sabía demasiado sobre sus asuntillos. Y en dos días me llama para hacerle de traductor y me entero de que en realidad, no sabía una mierda. En fin, sea. Vamos a divertirnos. ¿Qué tal si nos vamos a un spa? Masaje, circuito termal y botella de champán en la habitación ¿demasiado pijo para ti? Invito yo. 

- ¡Me parece genial! ¿Vamos?

-¡Venga!-respondió Frank-Vamos a pedir un taxi.

Frank llamó un taxi. Cuando llegó le dio la dirección de algún SPA. Lo cierto es que tenía el cuerpo molido. El estrés de las últimas horas le había pasado factura y el bajón de adrenalina le había dejado para el arrastre. Relajarse un poco le vendría más que bien. 

Pasan algunos días, donde Lyona y Frank comparten la habitación de hotel y algo más que eso. La relación entre ellos dos se va entonando y Lyona se le ve más tranquila y feliz. 

En este momento, Frank está con el desayuno puesto en la cafetería del Hotel, gracias a los últimos ingresos que ha conseguido, mantiene un nivel de vida cómodo y se permite varios lujos. Lyona ha quedado en terminar de vestirse y bajar. 

Entro en la cafetería y localizo a Frank. Me voy hacia él con una sonrisa en la cara. Tenía buenas noticias. 

- La jefa nos ha llamado. La operación va genial, han hecho un buen trabajo. Hay que ir al Hotel donde se hospedan antes de las nueve de la mañana, tiene otro encargo para nosotros.

Y me siento en la mesa. Estos días con Frank han sido muy buenos, tranquilos y relajantes. Pero mi vida es otra y necesitaba un poco de acción. Pero quizás no opine Frank lo mismo.

- ¿Que pasa Frank? No te preocupes, ya no volvermos a ver a la gente de Washimine. No hay problemas entre ellos y nosotros. 

Luego pienso en que lo he dicho nada a Frank de estos días.

- Eres tremendamente divertido, Frank, ¿sabes?

-Lo sé-dijo Frank bromeando-cuando el trabajo no lo estropea. 

Lo cierto es que para Frank también habían sido unos días muy buenos. Hacía tiempo que no sentía a alguien tan cercano...años. Y eso le estaba pasando factura, haciéndolo más insensible y carente de interés por las cosas. Pero estos días de relax sacaron lo mejor de el. 

-No tengo tanta confianza en las buenas intenciones de Washimine hacia mí. No hay día que no me arrepienta de haberlos dejado marchar amenazándome. Y tampoco son los únicos a los que les encantaría verme bajo tierra. Pero así son las cosas en este trabajo.

Apuró una taza de "café" y se llevó un bollo para el camino. 

-Venga, vamos. A ver qué mosca le ha picado a tu jefa esta mañana. 

Me siento a tomar el desayuno.

- Es bola de sebo, ¿no Frank? Si a pesar de todo, lo ves, se te agotará la suerte. 

Sonrío mientras recuerdo a aquel tío luchando en el local.

- Es increíble, tío. Ese tipo, delante de mí, ha partida un tío en dos. Me dejó de piedra. Es la hostia. Qué ganas tenía de luchar con él. 

Me bebo el café de un tirón y cojo un par de bollos para el camino. 

- No tengo miedo a que me mate. Soy un cadáver andante, Frank. Y tu también, Frank. Y Glec y los demás, todos los que no hemos conseguido palmarla. Y si hay algo que nos diferencie de aquellos que están siendo devorados por los gusanos bajo las lápidas. Es sólo una cosa. 

Me levanto para marchar a la reunión.

- El problema no es vivir o morir. Lo que debería preocuparnos es si cuando nos arrastremos por el suelo, nos dejarán morir o no. Los tíos que se aferran a la vida sienten miedo y les tiemblan los ojos. Si ya desde el principio eso no les ocurre, lucharán hasta el fin del mundo. 

-¿Tú también con eso de que se me agotará la suerte?-dijo Frank algo molesto con el comentario-...o se le agotará a él. Lo de la espadita está bien, pero tiene que acercarse. Supongo que por eso y porque es un cobarde, es que le gusta tanto atacar por la espalda. Habrá que andarse con cuidado. Y no es que no sepa en dónde estoy metido. Pero me jode que sea un tipo al que salvé la vida el que me amenace. 

-¿Sabes? Ade se jugó el cuello por mí hace poco, cuando le habría sido más cómodo dejarme morir-dijo- Quiero decir que incluso en nuestra profesión hay...reglas. Un cierto respeto a quien te salva la vida. O al menos, así lo veo yo. Y algo debe de haber, que si no es por eso, ahora estaría muerto ¿Qué?¿seguimos?

- Frank, ¿Que pasa? - Pregunto cuando veo que le molesta lo de la suerte.

Cuando termina de hablar, le sonrío de forma distraída.

- Vale, no te preocupes. Vamos de camino a trabajar, y cuando uno está ocupado, se olvida de todas las mierdas.

Salimos de la cafetería del hotel y nos dirigimos al hotel de Glec.